Zeyanne By Cyrus Map cyrus.map@hotmail.com Advertencia: Se trata de una historia para adultos. Algunas personas pueden sentirse ofendidas por parte o todo su contenido. Leer bajo la entera responsabilidad de uno mismo. ZEYANNE: La mejor genética del Universo, más la sabiduría más avanzada en el entreno y suplementación, habían convertido a Zeyanne en el ser más poderoso del planeta. La negra chica poseía un cuerpo de descomunal musculatura y rotundas líneas femeninas. Más de cuatroceintos kilos de puro músculo para 1,80m de estatura la convertían en un absoluto paradigma de poder. El tiránico rey Zostrag, bajo cuyos auspicios se había desarrollado el poder de Zeyanne, decidió comprobar las capacidades físicas de su indescriptible esclava.Y aquella mañana, tras desayunar sus doscientas claras de huevo, beber sus cinco galones de leche y degustar su vaca asada, Zeyanne no fue llevada a su gimnasio de entreno. En su lugar se la sacó fuera y se ciñó su cintura (sorprendentemente esbelta para una mujer de su tamaño) con un grueso cinturón de pesado acero, manipulado por tres hombres. De ese cinturón partían unas cadenas las cuales a su vez estaban fijadas a un enorme trineo, semejante a una verdadera nave terrestre, en la que Zostraj y su corte se prometían pasar una mañana entretenida. Se ordenó a Zeyanne que caminara. Las cadenas se tensaron y la chica quedó inmovilizada, pero los descomunales muslos rellenos de músculos a punto de estallar se tensaron al máximo y, muy lentamente primero, más suelta después, la chica comenzó a caminar arrastrando la enorme nave-trineo. Un aplauso cerrado acompañó la arrancada. Tras varias horas bajo el abrasador sol del desierto, el trineo real llegó a la pista de pruebas. Se despojó a Zeyanne del cinturón de acero y se le asieron unas grandes cadenas a cada muñeca. En el extremo de cada cadena se ató un tiro de ocho caballos, dieciséis en total. Los caballos debían desgarrar la bella esclava, y la hermosa mujer de ébano debía intentar doblegarlos. A un señal del malvado Zostrag los palafreneros atizaron las bestias que instantáneamente y con grandes relinchos se lanzaron al galope. Inicialmente, las cadenas se tensaron y los brazos de Zeyanne se abrieron al máximo dando un terrible tirón. La chica dio un grito de dolor, pero los caballos no lograron desgarrar su cuerpo. Instantáneamente repuesta de la sorpresa ella tensó los brazos, los caballos comenzaron a galopar...sin moverse del sitio. Por unos instantes la cosa parecía un empate, pero la bella esclava, dirigiendo su hermoso rostro hacia el palco de Zostrag, se sonrió. Y los gigantescos músculos comenzaron a hacer su trabajo. Incontenibles dosis de energía bullían en su cuerpo mientras las aceradas fibras musculares se tensaban en una dureza diamantina y torrentes de sangre llenaban su cuerpo delimitando a modo de gruesas serpientes bajo su reluciente piel negra. Los abultados bíceps de Zeyanne (más de 70cm) y el descomunal pectoral sobre el que se erguían cimbreantes sus grandes y redondos pechos desafiando la gravedad se tensaron hasta el límite. La chica guiñó un ojo y se sonrió. Lentamente, los brazos se fueron cerrando, y los briosos caballos se fueron para atrás un poco. Luego se abrieron un poquito, para volverse a cerrar después con mayor rapidez. Hasta que lanzando un grito triunfal, mientras sentía que se le humedecía incesantemente la vulva, Zeyanne cerró los brazos súbitamente. Dieciséis caballos, extenuados y vencidos, rodaron impotentes por los suelos. Zostrag no pudo ocultar un gesto de desagrado, mientras su pene tenso y ardiente deseaba alocadamente aquella mujer. A la mañana siguiente, fueron dos los trineos que tuvo que arrastrar Zeyanne. Del segundo de ellos descendieron, una vez llegados al lugar de las pruebas, trescientos culturistas gigantescos, hombres y mujeres. Con ciento cincuenta en cada brazo, la esclava tuvo que repetir la misma prueba que el día anterior. Pero ni las montañas de músculo humano que refulgían al sol del desierto pudieron con la infinta energía de Zeyanne. Mientras sus acerados músculos se contraían, marcando su esplendorosa existencia bajo la negra y tersa piel, su sonrisa irónica dirigida al palco de Zostrag marcó el inicio de su contraataque. Sin esfuerzo aparente alguno, la negra esclava cerró los brazos contundentemente, mientras el aire del desierto se inundaba de los gemidos lastimeros de trescientos atletas vencidos por una sola chica. El tercer día un derroche de alta tecnología sorprendió a la bella mujer al llegar al lugar dela prueba. Diez poderosos tractores de quinientos caballos cada uno rugían sus motores desafiantes para desgarrar el cuerpo de Zeyanne. Pero sin alcanzar siquiera a llegar a extender los brazos de la colosal muñequita negra, los neumáticos comenzaron a girar frenéticamente levantando enormes columnas de polvadera. Zeyanne no pudo evitar que su orgasmo la lanzara a expresar un grito de placer cuando el indescriptible amasijo de infinidad muscular actuando con reciedumbre poderosa bajo la negra y brillante piel mostrando cual colosal atlas de anatomía el trabajo de todas sus fibras de músculo en acción actuó sin reservas e hinchados al límite sus antebrazos, a punto de estallar sus bíceps (probablemente ya con cerca de 80cm) y su pecho y espalda rocosamente fijadas bajo las colosales columnas de músculo de sus piernas, cerró los brazos violentamente. Algunos tractores volcaron, otro más saltó extravagantemente hacia un lado y se incendió. Con decreciente gemido, los motores alcanzaron el fallo y se fueron apagando. Para el cuarto día, tras el cual debería dejar para siempre libre a Zeyanne si conseguía de nuevo su triunfo, Zostrag preparó algo especial. Nada menos que cuatro locomotoras diesel SDNAC-70 de última generación y seis mil caballos cada una deberían tirar de cada brazo. Sujetarían la hermosa esclava unas colosales cadenas estilo bicicleta y tamaño portaaviones de casi cien toneladas cada una por lado. Para permitir mayor ventaja, las cadenas podían extenderse varios metros, permitiendo así una cierta aceleración a las máquinas. Rugiendo al máximo los motores las locomotoras comenzaron a moverse. Zeyanna intentó aguantar el golpetazo cerrando los brazos y presionando un puño contra otro. Cuando llegó el punto de tensión, el brutal golpetazo logró separar los brazos de la bella africana. ¡La tecnología superaría a la biología esta vez! Eso al menos creyó Zostrag mientras su erección resultaba incontenible admirando la musculosa anatomía de la bella. Pero la rabia y la determinación de Zeyanne actuaron de nuevo mientras sus músculos comenzaron a crecer como verdaderas montañas, y a la par que sus brazos quizás sobrepasaban el metro de grosor, las descomunales piernas mantenían reciamente fijado su cuerpo al suelo. Pero la descomunal acumulación de músculos no ocultaban , antes bien, parecían resaltar la feminidad incontenible de la chica. Y comenzó el contraataque. Las ruedas comenzaron a chirriar y los metálicos gruñidos del acero se levantaron en horrísono tumulto. Con los motores ardiendo y la estructura cimbreándose por una creciente vibración, las máquinas no pudieron avanzar ni un centímetro más. Pero Zeyanne, a pesar del incontenible poder que el aberrante crecimiento de todos sus músculos , del bíceps al femoral, de los deltoides a los pectorales, de los glúteos a los abultados ladrillos del abdomen, no conseguía cerrar sus brazos esta vez. Zostrag se sonrió, ¡esa vez ella no podría ya!. Zeyanne observó el rostro de su captor. Con una mueca de sufrimiento alimentó la sed de triunfo de su tirano, mientras de nuevo tras el aire impregnado de olor a diesel las locomotoras volvían a doblegar, milímetro a milímetro, los brazos gigantescamente dotados de infinita musculación de la chica. Pero se trató sólo de una finta. Sus facciones se mudaron rápidamente. Y de l aspecto doloroso y doliente, el rostro de Zeyanne se iluminó con una sonrisa maliciosa. El estupor y la incredulidad se dibujó en la cara de Zostrag, que se levantó nerviosamente de su pesado trono. Y mientras Zeyanne estallaba en una carcajada, levantó los brazos y con un rápido gesto los dispuso en una pose de doble bíceps frontal. La sacudida fue excesiva para las locomotoras, que violentamente saltaron de la vía, descarrilando ruidosamente mientras Zostrag, vencido y humillado se abalanzaba sobre el colosalmente musculoso cuerpo de Zeyanne y, besándola con pasión irrefrenable mudaba para siempre los papeles.Ella sería libre al fin.Y Zostrag su eterno esclavo. Cyrus Map