Xonga, la hermosa guerrera, demuestra la descomunal fuerza de sus mu'sculos. Historia para adultos de Cyrus Map. Aquella tarde en Grocu'rlia, la maravillosa capital del Gran Imperio Gro'car, se celebrari'a en el Gran Anfiteatro Imperial el tan anunciado especta'culo de Xonga, la hue'sped del emperador. Desde muchos di'as antes los heraldos del Cura'tor del Anfiteatro, proclamaban el extraordinario especta'culo que ofreceri'a Xonga, poderosa guerrera invitada por el emperador. De Xonga se proclamaba su gran belleza y su formidable fuerza. Pude adquirir una buena localidad baja, cercana a la arena y con excelente visibilidad, la tarde era perfecta. Despue's de varios aburridos combates de gladiadores, la trompeteri'a anuncio' ¡por fin! la demostracio'n de Konga. Las pesadas puertas de bronce, manejadas por ocho fornidos esclavos se abrieron de par en par y aparecio' Konga, cubierta de grandes cadenas, que avanzo' hasta el centro de la pista. Xonga era alti'sima, medi'a ma's de 1,85cm. Su hermoso rostro era proporcionado y dulce, con unos labios carnosos y sensuales. El pelo era negro como el azabache e iba recogido en una malla de oro . Dos grandes pendientes resaltaban de sus orejas y destacaban au'n mas la morena superficie de su piel. Su cuerpo, apenas vestido por una corti'sima falda de piel y dos cortas botitas con medio taco'n, era alucinante, el estadio enmudecio' al verlo. Adema's de la rotunda femineidad de las generosas curvas de Xonga, llamaba poderosamente la atencio'n el inenarrable cu'mulo de masa muscular que ostentaba. Sus piernas eran descomunales, los enormes muslos se componi'an de un perfecto ensamblaje de gigantescos mu'sculos, sus gemelos eran grandiosos. Su estrechi'sima cintura aparentaba mayor esbeltez al contrastar con un colosal tronco que defini'a una enorme y anchi'sima "V".Sus estriados lumbares daban apoyo al ma's formidable arsenal de musculacio'n dorsal que la imaginacio'n pueda concebir. Los redondos deltoides teni'an el tamaño de grandes pelotas y recortaban su peri'metro en contacto con los brazos. Estos se componi'an de una aberrante redondez de volumen hercu'leo que marcaba unos gigantescos bi'ceps, acordes con unos brutales tri'ceps cuyo tamaño pareci'a casi infinito a pesar de la extraordinaria definicio'n de sus fibras. Los pectorales monumentales proyectaban su volumen acumulando ingentes masas de musculacio'n sobre la que gloriosamente se hergui'an dos generosas, redondas y turgentes tetas, cuyos mugrones, gruesos como un pulgar, marcaban desafiantes el camino del cielo. Ma's hacia abajo, proclamaban su recortada presencia unos enormes y definidos abdominales. Muy debajo del ombligo, el grueso cinturo'n que sosteni'a la exigua minifalda no alcanzaba a cubrir la enmarañada mata de su negro vello pu'bico, indicio inequi'voco de la zona del placer absoluto. El peso de Xonga no bajari'a de los 300Kg. a pesar de que aparentaba no poseer ni un gramo de grasa corporal, tal como indicaba la recortadi'sima rocosa definicio'n de su apocali'ptica musculatura. Sus brazos medi'an casi un metro de espesor y en contraste, su cintura apenas 60cm. Las femeninas curvas de su cuerpo, unidas al inenarrable poderi'o de su tita'nica musculatura, componi'an una figura de indescriptible perfeccio'n. Ya en el centro de la pista, Xonga alzo' su hermoso rostro, cerro' los ojos e hizo una respiracio'n. Pronto, por toda su morena y brillante piel, parecio' extenderse un ligero temblor e, instanta'neamente, comenzaron a aparecer infinidad de venas. A medida que el sorprendente cuerpo se iba cubriendo de una densa vascularizacio'n, el acero de las cadenas comenzo' a gemir y, mucho antes de que sus venas, en ostentosa acumulacio'n de gigantesco poderi'o llegaran a su ma'ximo desarrollo, las gruesas argollas comenzaron a saltar proyectadas al ser incapaces de resistir la colosal presio'n que ejerci'a Xonga sobre ellas. Seguidamente Xonga nos ofrecio' un recital de poses culturistas, tras lo cual la gran puerta se abrio' para dejar paso a un gran elefante. Xonga se tendio' en el suelo y el elefante se situo' sobre el paquete abdominal de la guerrera sin que ella dejara de sonreir.El elefante se situo' luego sobre una especie de grueso escudo redondo y, ante la rendida admiracio'n del pu'blico, Xonga lo levanto' por encima de su cabeza...¡unas seis toneladas mantenidas con un so'lo brazo!. Apenas depositado el enorme paquidermo sobre el suelo, unos enormes golpes comenzaron a retumbar bajo la pista, todo el mundo estaba sorprendido y tambie'n Xonga . De pronto, uno de esos golpes levanto' parte de la pista y una grandi'sima cabeza siseante ,de ojos brillantes y lengua bi'fida aparecio' su'bitamente. Luego otra y finalmente dos ma's. El pu'blico gritaba aterrorizado mientras las diabo'licas cabezas giraban la mirada a su alrededor buscando sus presas. Se trataba de las cuatro Megacondas de la Selva de Mwaledjaar que habi'an sido trai'das narcotizadas hasta Grocu'rlia. Su enorme tamaño, ma's de treinta metros de longitud y uno de grosor, junto a su fama de enormemente fuertes habi'an prevenido al Cura'tor de usarlas como fieras en algu'n combate. Alguna mente perversa las habi'a despertado y golpeando con sus fuertes cabezas habi'an logrado huir de su mazmorra subterra'nea. Una de ellas, hambrienta sin duda, se lanzo' sobre el pobre elefante. Con rapidi'simos movimientos se enrosco' en el cuerpo del paquidermo. Su mortal abrazo produjo unos siniestros chasquidos que marcaban el colapso del esqueleto del pobre elefante, cuyo lastimero barrito fue pronto interrumpido por la muerte. Eso enfurecio' a Xonga. Con un gran salto alcanzo' la cabeza del reptil. Asiendo sus mandi'bulas con sus manos, en un increi'ble alarde de fuerza femenina las partio'. Mientras el primer ofidio se revolvi'a violentamente en su agoni'a, la segunda megaconda descargo' con furia un ataque contra Xonga. Esa le propino' un descomunal gancho y la cabeza de la serpiente se ladeo' violentamente arrastrando todo el largui'simo cuerpo, que describio' un gran bucle antes de quedar tendido y paralizado, boca arriba sobre la pista. El pu'blico detuvo su huida y prorrumpio' en enfervorizados aplausos. Perseguida por las dos megacondas supervivientes, Xonga se encamino' hacia las grandes puertas. Agarrando una con fuerza la arranco' de sus goznes que gimieron inu'tilmente. Levantando la puerta por encima de su cabeza la lanzo', sin esfuerzo aparente sobre la testa de una megaconda. Con un sordo estre'pito las cien toneladas de la puerta se abatieron sobre la cabeza del reptil y quedaron bastante hundidas sobre la pista. Cuando Xonga las levanto', pudimos ver el reptil reducido a un grosor de apenas un centi'metro. Xonga grito' de ju'bilo. El sol del atardecer sacaba refulgentes brillos de su oscura y reluciente piel, mientras los enormes mu'sculos bulli'an con infinitos contrastes siguiendo al compa's los movimientos de la mujer, hasta que quedaban tensos, paralizados y enormes cuando ella los tensaba. La alegri'a por su hazaña nos `permitio' gozar de una nueva rutina de poses, aunque la u'ltima megaconda, la mayor de todas, aprovecho' los instantes de distraccio'n de Xonga para saltarle encima. Los enormes anillos de la megaconda constriñeron con enorme fuerza el cuerpo de la guerrera. Con bastante menos empuje, los huesos y tendones del elefante habi'an colapsado instanta'neamente unos minutos antes. Pero los enormes cu'mulos musculares de Xonga resitieron el terrible abrazo. Mientras el reptil tensaba fu'tilmente sus anillos, Xonga alzo' su bello rostro, cerro' los ojos y su cuerpo vibro' te'nuemente. Casi infinitas cantidades de energi'a recorrieron su cuerpo. Un amasijo de gruesas venas traslado' a sus enormes mu'sculos cantidades incalculables de incontenible fortaleza. Xonga abrio' los ojos. Sus carnosos labios definieron un expresivo gesto de determinacio'n. Como movidos por un resorte gigantesco, los enormes brazos se levantaron a la par que sus pectorales se hinchaban y sus dorsales se extendi'an. Como sacudido por una desconocida explosio'n, el cuerpo de la megaconda salto' por los aires fragmentado en varios trozos. Mientras el pu'blico aplaudi'a hasta el delirio, yo note' con sorpresa como mi herguido pene levantaba mi ropa en una increi'ble ereccio'n. Cyrus Map.