Wendy por She-Hulk fantástico pulso entre la trapecista y el forzudo Wendy, la trapecista, se descuelga desde la cima dejando que la cuerda frote las caras internas de sus muslos tiesos en tijera. El payaso Rocko la recibe en sus brazos, de donde ella sale proyectada con una pirueta, le toma las puntas de los dedos y le hace una exagerada reverencia. Wendy muestra los dientes de arriba, su labio superior brillando tanto como su bikini de lentejuelas plateadas excesivamente estrecho para sus hombros. Es grácil y robusta, camina sobre las punteras y se dobla elásticamente ante el publico hasta barrer la arena con el dorso de la mano. Se echa atrás los rizos dorados de la larga melena y continua sonriendo, a pesar del subir y bajar de su amplia caja torácica. Rocko, mucho mas bajo que ella, la suelta, hace una parodia de culturista y gira a su alrededor. Wendy se ríe, mostrando aun mas sus grandes dientes blancos, por fin le replica inflando los pómulos cómicamente y amagando un cangrejo, con los puños a la altura de las axilas. Es solo un instante, pero basta para marcar sus fibras, y para dejar adivinar un volumen impresionante. Rocko que lleva blusa engolada y bombachos de rayas rojas, repite el duelo de poses función tras función, y lo mejora con un final a modo de lucha india en el que tira y tira del brazo de Wendy, que le lleva la cabeza y apenas se esfuerza, y finalmente se cae de culo dejando una gran mano de plástico con un hueso tipo juguete de perro donde debería estar la muñeca, en poder de la esbelta trapecista. El director del circo descubre que el numero de Wendy y Rocko es el plato fuerte del show, así que lo explota. Se compra una mesa de armwrestling y la monta en medio de la pista. Recorta aún más cm cuadrados de su bikini plateado, sitúa a la espectacular rubita en posición y Rocko, con rellenos hinchables en los brazos y los hombros, se pasea, bufa, caliente estira, amaga, se agarra, se resbala, escupe, provoca, se escabulle, palmea a Wendy sin dejarse asir le empuja y la aplasta en una fracción de segundo cuando ella trata de recuperar la posición. Se pavonea, se agarran de nuevo, esta vez legalmente y Rocko se desencaja tratando inútilmente de ganar un solo milímetro, hasta que Wendy consigue controlar su hilaridad y lo tumba de un solo tirón.Roby, el domador de fieras con chaleco de cuero y look de Jesucristo superstar, entra en el numero como referee. Rocko lo hace sufrir con todo tipo de ilegalidades y tretas en las que Wendy, que cultiva un role de tierna ingenuidad y pudor por su descomunal físico, cae invariablemente. Rob debe enlazar las manos de los contendientes y envolverlas con las suyas, lo cual enciende ardorosos intercambios visuales con la bella forzuda que Rocko aprovecha para llevarse el gato al agua. Tal es el ofuscamiento de los enamorados que Rocko logra sustituir la mano de Rob por la suya de modo que Wendy lucha en realidad contra el domador, quien es mejor emparejamiento, más de su talla, y la pasión es proporcional a la tensión muscular. Cada vez que él acerca sus labios la trapecista cobra ventaja y lo dobla, él recupera esforzadamente, estira el cuello y ella le doblega el brazo. Rocko se une a él y entre los dos vencen a la chica. El payaso salta de alegría y se golpea el pecho a lo gorila, mientras la ruborizada pareja permanece fundida. Es, noche tras noche, un éxito clamoroso. La víspera de la partida la trouppe festeja alrededor del fuego. Helga, la perchista que sostiene en el aire a sus dos hermanos pequeños, uno con cada mano, a organizado un torneo de armwrestling y ha invitado a Roby, Wendy y Hugo, el forzudo, a enfrentarse contra ella. Despacha a Roby en unos segundos, pero Wendy se resiste heroicamente. Helga pasa de los cuarentaycinco, tiene una nariz ganchuda y el pelo negro ensortijado recogida con una ancha banda elástica. Wendy amasa sus dedazos y apreta furiosamente, pero Helga es demasiado grande. Aguanta pacientemente y contraataca brutalmente tan pronto como Wendy muestra los primeros síntomas de fatiga. La bella trapecista se bate ardorosamente pero conforme Helga aprieta empieza a temblar y con un gruñido de rabia se derrumba. Helga la abraza y le palmea la espalda. Hugo es un gigante con bíceps de marfil. Helga se tira hacia delante pero no puede moverlo, en tres acerados segundos Hugo tumba a Helga. Hugo recibe los aplausos de los colegas. Un momento, dice Wendy, yo quiero probar contra ti. Hugo se ajusta los brazaletes y se mesa la barba. De pronto descubre que las manos de Wendy son mayores que las suyas. Se aferran una en otra y sonríe al sentir rechinar sus huesos bajo la presión del potente agarre de la trapecista. Su sonrisa se hace más amplia cuando se pone a tirar y no progresa. Con un movimiento afirmativo de cabeza deja que Wendy se retuerza, se encorve, flexione, le salten las tetas, se le hinche el cuello y se le marquen las clavículas. Eres muy fuerte, Wendy, deberías entrenar y podrías competir en categoría masculina. Wendy arquea la muñeca, solidifica el vientre y da un potente tirón que hace temblar al gigante. Pero apenas gana terreno, y es su brazo pálido el que comienza a temblar. Hugo empieza entonces a apretar de veras, recupera el terreno y avanza pasado el punto medio, lentamente. Wendy le clava una mirada inflamada de rabia, toda ella entera está temblando ahora. Los puños enlazados se detienen. Hugo asiente de nuevo. Impresionante, chica, has conseguido pararme otra vez. De donde sacas tanta fuerza. Como para contestar, Wendy se echa hacia delante hasta que su pómulo roza el de Hugo, que algo sorprendido cede u poco de terreno, se concentra y empieza a exprimir el puño de Wendy dentro del suyo. Wendy no parpadea, pero rompe a sudar con abundancia. Helga está palmeando sus grandes muslos tratando de animar a Wendy, y muchos otros hacen lo propio con el gigantón. Venga Hugo, túmbala ya, ya esta bien de jueguecitos. Hugo descarga un autentico hachazo. Wendy cede, pero con un esfuerzo supremo va absorbiendo el ataque y frenando el empuje del coloso. Hugo se calla por primera vez durante el combate. Parece emplearse casi al 100%, decidido a poner fin a aquello. Wendy se da cuenta. Si consigue pararlo esta vez que él se emplea a tope logrará ponerlo realmente nervioso. A dos cm de la superficie de roble los nudillos de Wendy se paran. Helga, Rocko y Rob chillan al unísono. El cerebro de Wendy chisporrotea como una olla a presión tratando de mantener la calma, ahora tiene que ser paciente, Hugo embiste ciegamente como un toro. El bíceps de Wendy luce hinchado del tamaño de un pomelo y de la textura del granito. Hugo está inclinado y perdió ligeramente la posición, así que Wendy lo engancha y se echa atrás, haciendo palanca y levantándolo casi un palmo. Quedan enganchados por las puntas de los dedos y parece que van a resbalarse, pero Hugo juega limpio y recupera el agarre a costa de perder otro palmo. Wendy que aprende rápido vio que tirar y atraerlo hacia ella le permite una mejor palanca y repite la operación, sacudiendo al gigante con un vigor inesperado. Hugo responde, se intercambian tirones y el resultado es ambos tiradores temblando como hojas desde los descomunales hombros hasta la punta de los dedos. Hugo ha perdido la mayor parte de su ventaja y respira trabajosamente. Se diría que su masa consume demasiado oxígeno para poder mantener la potencia mucho rato más. Wendy parece presentirlo, clava las uñas y lucha como una posesa. La boca se le abre y cierra sin que se de cuenta. Tiene los ojos clavados en el enorme puño de Hugo como si pretendiese demolerlo con la intensidad de la mirada. A los pocos minutos Wendy pudo meter su hombro detrás de la mano y consolidar su posición. Hugo parece cada vez mas asfixiado y lagrimea, gimiendo, y soltando imprecaciones de incredulidad. OK... eres una chica dura... Un empate... lo dejamos así... de acuerdo? Para nada... voy a tumbarte... soy más fuerte que tu. Wendy desea de veras serlo pero parecen faltarle kilos. En un revés de rabia Hugo cobra de nuevo ventaja. Nunca había perdido un pulso con nadie más pequeño que él, y jamás una mujer le había opuesto tanta resistencia. Una rusa del circo de Moscú con unos brazos como piernas lo tuvo en vilo durante un par de minutos, y una lanzadora de peso finlandesa le había dado mucha guerra con la zurda, pero ambas habían terminado por caer. Podría la deliciosa trapecista de bucles dorados y mejillas rosadas con cualquiera de ellas? Imaginaba a la tierna fuerza de la naturaleza echando pulsos a las gigantescas eslavas por turnos, derecha izquierda, derecha izquierda, y luego las dos a la vez. Era suficientemente fuerte para hacerlo. Un maratón que se decidiese por abandono, con la rusa y la finlandesa dándose relevos cada vez que Wendy estaba a punto de tumbarlas. Semejante combate no se decidiría en menos de media hora, probablemente podría durar una hora completa, y la bella trapecista solo podría ser domada por colapso total y absoluto, quizá tiraría de aquel par de colosales brazos hasta que su dulce corazón estallase como un globo, quizá muriese luchando. Wendy con su bikini de lentejuelas plateadas rebosa vigor. Sus brazos son aterciopelados por fuera y marmóleos por dentro. Lucha con una intuición asombrosa, absorbiendo las avalanchas de Hugo y doblando el brazo del gigante en el ángulo y la dirección que más daño le hacen en cada maniobra. Pero lo que realmente fascina al forzudo es la descomunal potencia liberada por semejante físico, la combinación entre los pechos lechosos, el rostro como de algodón y la colosal fuerza bruta que encierra. Se vacía en el intercambio de puro esfuerzo muscular y cuando quiere darse cuenta aquella criatura deliciosa cuyo brazo no consigue someter le tiene preso el puño, doblado bajo sus pechos, y tira y tira con un vigor inagotable. Helga se puso de pie y tiene las manos enlazadas sobre la cabeza. Roby y Roko se aprietan uno contra otro con los ojos entornados. Toda la trouppe está congelada, sólo se mueve la llama del fuego. El pecho de Hugo exhala un gemido. Su enorme brazo comienza a temblar, dominado por la todopoderosa Wendy que parece concentrada reuniendo fuerzas para el tirón definitivo. Vamos Hugo, grita un funambulista. Venga, vamos chaval, replican como un eco otros miembros de la trouppe. Hugo, desencajado, aprieta al límite hasta que ambos brazos tiemblan de nuevo. Wendy lo observa tranquilamente su rostro estrujado en una mueca de dolor, sin permitir que recupere un solo mm. Ríndete, soy más fuerte que tu. Admítelo. Wendy es más fuerte, vamos dilo, no te oigo. Hugo lo intenta desesperadamente un par de veces más, pero sus esfuerzos son ya patéticos. Wendy empieza a apretar el puño y a hacer crujir sus huesos. Hugo gime y palmea la mesa en señal de rendición. Wendy no lo suelta. No te oigo, dice apretando aún más. No te oigo. El bruto pronuncia entrecortado en sollozos, Wendy... es ... más... fuerte. Agggh. Wendy... es ... la más... fuerte. Wendy lo aplasta por fin y chilla como una fiera mostrando los dientes, se levanta y aprieta los puños, exhibiéndose todopoderosa e imponente. Las miradas la siguen y los cuerpos se apartan a su paso. comentame tus impresiones: shehulk@latinmail.com