By Juan . bf173@ciudad.com.ar VERONICA Esta historia es real y ocurrió hace unos 2 años. Trabajo en una auditoría con varias agencias en el país, encargada de estudios de economía y mercado. Hacia fin de año, y en función del trabajo de las distintas filiales, suelen ocurrir intercambios de personal entre ellas, reforzando a las que más personal necesitan temporalmente. Fue así que llegaron a mi filial, unos 8 empleados para integrar un equipo que a mis órdenes, realizaría un estudio de mercado para una empresa de software. La mañana del primer encuentro con el grupo para darles las funciones, responsabilidades, plazos y pautas del trabajo, mi secretaria vino a mi oficina para avisarme que estaban todos reunidos listos para comenzar. Entré a la sala de reuniones y me dirigí a la cabecera de la gran mesa oval, saludando a todo el grupo en forma general. Me presenté y les expresé la intención de saludarlos posteriormente en sus oficinas, dado que tenía poco tiempo. En total, eran cinco hombres y tres mujeres, de entre 30 y 40 años de edad a juzgar por su apariencia. Las tres eran atractivas al menos de cara y entre ellas, una de pelo oscuro, erguida y correctamente sentada, se destacaba levemente del resto del equipo. Me retiré del lugar luego de hablar unos 50 minutos y aclarar las dudas de mis empleados. La importancia del trabajo era enorme y las ganancias de nuestra empresa lo serían en consecuencia. Después de almorzar, me dedique a estudiar los legajos de los miembros del equipo y salvo su gran capacidad, no había nada destacable. Por la tarde, cumpliendo lo prometido, visité las distintas oficinas para saludar personalmente a cada uno de ellos. Desde la ventana interna de mi oficina, se veían casi todas los escritorios del personal. Cuando visité la oficina de la mujer morena, esta estaba sentada detrás de su escritorio y hablaba con un hombre y otra mujer de sus filial. Ante el ademán de levantarse, les pedí que permanecieran sentados y siguieran trabajando, en un intento de fijar aun más la importancia y prioridad que asignaba a nuestra tarea. Su nombre era Verónica Prado y era licenciada en economía. Durante días, la masa de mi trabajo se realizaba fuera de la empresa, por lo que solo veía a mis empleados casi a última hora, en la sala de reuniones y frecuentemente era el primero en retirarme para ir a informar al director general. Al cabo de dos semanas de intenso trabajo, se realizó una reunión social en un antiguo salón próximo a la consultora. Como formo parte del directorio, llegué a la fiesta cuando ya todos estaban sentados. Y rápidamente casi al pasar vi a mis empleados. Cuando saludé a Verónica, quedé sin palabras. Lucía un vestido con un escote en V bastante calado, color beige, con la espalda prácticamente descubierta. Sus senos eran bastante grandes (calculé con mi ojo de economista, unos 105 o 110 cm tal vez) y parecían ser bastante firmes. Desplegaba una sonrisa enorme y sus ojos, de color verde, tenían un brillo especial al mirar. Sus brazos se veían largos y sus manos grandes, aunque no pude apreciarlas bien, por las luces y porque ella estaba sentada. Durante la cena, me dediqué a observarla. Se mostraba muy alegre y divertida. A la hora del baile y mientras yo conversaba con el director general, la observé bailando con uno de los empleados nuevos. Parecía ser un poco más alta que el, aunque como es frecuente que usara tacos, sonaba lógico. Más tarde comencé a recorrer las mesas, obsesionado con conocerla aún más. Y me senté momentáneamente en una de las sillas vacías de su mesa, mientras conversaba sin demostrar demasiado interés. En ese momento, comenzaron a pasar música lenta y romántica, ideal para bailar abrazado a una linda mujer. El empleado que había bailado con ella, no atinó a invitarla a bailar y sonriendo, me propuso que bailara con Verónica. Le propuse a Verónica (a partir de ahora Vero) bailar un poco y cortesmente, rechazó la oferta. Le dije que no obligaba a mi gente aceptar otras cosas que no fueran ordenes para el trabajo, pero que podría hacer una excepción. Insistí y nuevamente el No por respuesta , acompañado de un, "mejor déjalo así, por los dos". "OK, como prefieras pero me lo debes" fue mi respuesta". Al cabo de un rato y siempre con una sonrisa, me retiré de la mesa aunque algo molesto por el rechazo. Quiero decirles que más allá de que mido 1,64 m (5`5") y peso 65 kilos (y como buen petiso, me apasionan las mujeres altas), no encontraba otra razón para el rechazo. Pero no quise buscar más argumentos. El lunes siguiente, recorrí como todos los días las oficinas para ver la evolución del trabajo. Cuando llegué a la de Vero, la encontré sentada de espaldas a la puerta. Le pregunté como iba su trabajo y me dijo que bien, que tenía algo que explicarme. Me senté al otro lado de su escritorio y mientras veíamos números y revisábamos gráficos, me preguntó si estaba molesto porque no había aceptado bailar conmigo el sábado. Obviamente y a pesar de sentirme mal, le dije que no y que le restara importancia al tema. Seguimos conversando, mientras la observaba sin dejar de sentirme atraído por ella. Después de revisar su trabajo, me preparaba para salir de su oficina cuando me dijo..."espera....puedes acercarte?, quiero mostrarte una cosa más". Me acerqué a ella y me paré al costado de su silla. Sonrió y me dijo "quiero contarte , mejor dicho mostrarte porque no bailé contigo el sábado". "No te hagas problema, no es nada"...y mientras yo decía esto...comenzó a pararse lentamente enfrente de mí. Cuando su cara superó a la mía sin visos de detenerse, comencé a sentirme más que nervioso......Cuando terminó de erguirse, no podía creerlo. Sin dejar de mirar a sus ojos, intenté decir algo pero nada salió de mi boca. Empecé a bajar la mirada para toparme al nivel de mi vista con sus senos......automáticamente, continué mirando hacia abajo buscando encontrar en sus pies, zapatos de tacos altos, pero sólo ví unas sandalias chatas, casi sin taco. La miré nuevamente a los ojos y le dije." Buena razón para no bailar" . Sonrió y me contestó "si, pero aún te debo un baile" . Los dos reímos en ese momento y entre varias bromas sobre cual podía haber sido el efecto de un baile lento entre los dos, le pregunté su altura. "Mido exactamente 1,92 m (6' 3"), descalza " . Esto me asombró. No es frecuente encontrar una mujer de esa altura en mi país, y las más altas que conocía, no superaban el 1,88 (y por cierto me excitaban bastante). "bueno pero cuando bailaremos sólo cuando te pongas zapatos con tacos altos, ¿si?...yo compraré zancos", respondí bromeando. Me despedí de ella, diciendo que necesitaba acomodar unos documentos en unos armarios altos y que si yo no llegaba a hacerlo, la llamaría. A partir de ese día, mis visitas a su oficina fueron mucho más frecuentes. Solía bromear con nuestra altura, sin jactarse de la suya, sino con cierto grado de complejo. Y entre bromas y trabajo, la relación se afianzó bastante. Al cabo de dos meses de intenso trabajo yo era el último en retirarme de la oficina y ella frecuentemente la anteúltima. Una tarde casi noche, cerré la puerta antes que ella y pasé por su oficina para despedirme. La noté sollozando y le pregunté la causa. Me dijo que por el alejamiento de su ciudad, por el trabajo y por otra razón más que no podía de momento comentarme, había roto con su novio y que eso la tenía mal, pero que seguramente pasaría pronto. Acaricié tímidamente su cabeza que sentada sobrepasaba la altura de mis hombros y le ofrecí llevarla a su hogar, un pequeño departamento cerca de la oficina. Agarró mi mano con fuerza y me agradeció, rechazando la invitación. Me sentí conmovido por el gesto, pero más por el tamaño de su mano que era apreciablemente más grande que la mía. Finalmente aceptó y rápidamente, sin darme tiempo a disfrutarlo, se paró a mi lado. Después de un viaje que intenté hacer lo más lento posible, paré frente a su departamento. Me ofreció subir a tomar un café pero no accedí (aún no se porque) y la vi partir hacia la puerta notablemente excitado. Durante los días siguientes, y como la carga de trabajo aumentaba, trataba de estar más con mis empleados atendiéndolos en lo posible en todo lo que necesitaran. Por otra parte, sus visitas a mi oficina eran más frecuentes y cuando no había motivos de trabajo, traía un café o bromeaba buscando las carpetas que debía guardar en lo alto. No se porque, pero la noté mejor y supuse que todo estaba arreglado. Le pregunté si esto era cierto y me dijo que no, pero que ya no importaba. Ese viernes, a última hora, vino a mi oficina y me preguntó si tenía algo que hacer el sábado a la noche. Respondí que no y me dijo "ven a casa a cenar". Entre excitado y gustoso, acepté la propuesta : "siempre y cuando te pongas el mismo vestido que en la fiesta pasada" a lo que me respondió "Imposible, es demasiado arreglado ,....te espero a las 21 hs"....y se fue sonriendo. Mi alboroto y excitación durante todo el día fueron inmensas. En mi vida había imaginado algo así, y aunque sabía que nada podía pasar, el sólo hecho de estar con una mujer de esas características físicas, me provocaba un inmenso placer. Quería adelantar el reloj, quería oir su voz en el teléfono diciendo "ven ya", pero nada de eso ocurrió. A las 2050 estaba estacionado frente a su departamento, ansioso por tocar el portero eléctrico. Las 21 y mi dedo puntual en el timbre de su departamento. La puerta que se abre, y la gran Vero detrás , con una sonrisa muy amplia saludándome. "Hola Juan, bienvenido, pasa". Lo primero que hice fue compararla con la puerta. Escasos centímetros la separaban del marco.....y con una mirada demasiado exhaustiva, recorrí su largo cuerpo hasta llegar a sus pies, enfundados en unas sandalias chatas. Vestía una blusa apretada al cuerpo, lo que marcaba sus grandes senos. Un pantalón de tiro alto, elevaba su cintura casi hasta mis hombros. Sus piernas eran larguísimas. Sólo atiné a decirle que estaba lindísima y que lamentaba ser tan cortito, porque sino , ya me hubiera casado con ella. Se rió y me contestó "no pierdas las esperanzas". Le di unas flores que había comprado, las que me agradeció con un beso en la frente, Para que contarles cual era mi ritmo cardíaco en ese momento. La cena fue magnífica....divertida. Hablamos de trabajo, de nuestras épocas de estudio, lugares para vacaciones mientras bromeábamos con un viaje que nunca realizaríamos y de mil cosas más. La pasamos muy bien realmente, más allá de la satisfacción que me daba estar con ella. Después de cenar, me invitó al living a tomar un café. Me senté frente a ella en otro sillón y golpeando con su mano un almohadón , me dijo "siéntate al lado mío, no pienso comerte". Así lo hice y mientras una música melódica y armoniosa flotaba en el ambiente, la charla se postergó por horas. Hablamos de nuestras vidas íntimas, le pregunté sobre su novio: "ex novio" respondió., y en verdad, su respuesta me resultó bastante inquietante. Le pregunté cuales habían sido las tres causas para ello. Ya conocía 2, pero aún faltaba la tercera, la que me iba a comentar. En ese momento, pasó algo propio de una película. En el reproductor de audio sonó uno de los temas lentos que más me agradan "Una escalera al cielo" de Led Zeppelin. "Esta canción es lindísima" le dije, a lo que me respondió, "si...sobre todo para bailar". Nos reímos los dos y entre desubicado y bromista, le dije con una sonrisa poco comprometida "aún me debes un baile". "Bueno, podríamos, ja ja" fue su respuesta. Aún sin saber si ella bromeaba o si hablaba en serio, le dije "pero te faltan los tacos y a mi los zancos", jaja. Rió y me dijo, "vengo en unos minutos". Cerré los ojos, eché mi cabeza contra el respaldo del sofá para disfrutar de la música, algo extasiado por un poco de vino y por la situación. En ese momento, la voz de Vero..." Juan...tienes que ir a buscar los zancos para bailar". Sin comprender bien que quería decir, la ví acercarse hacia el sofá, vistiendo el vestido beige que llevaba en la fiesta y cuando se sentó, pude ver que calzaba unos zapatos con taco bastante alto. "¿Así querías verme, no? . Vestido beige y tacos altos, sólo de 12 cm, ¿está bien?". 1,93 mts más 12 cm....2,05 m . Pensé que era estaba soñando. Puso con el control remoto de nuevo la canción y me preguntó "Bueno, ¿bailamos?". Accedí gustoso, la tomé de la mano mientras sentía sus rodillas cerca de mi entrepierna. Comenzó a pararse lentamente, mientras yo no dejaba de imaginar lo que podría venir después de eso. Sus senos superaban a la altura de mis ojos y la sola idea de solo pensar en que para besarlos tendría que ponerme en puntas de pie, me excitaba. Bailamos varias canciones, aunque algo distanciados para poder mirarnos mientras hablábamos. De repente, un silencio prolongado, nuestros ojos mirándose fijamente, una sonrisa en mi boca, otra en la de ella....."Vero, estoy pasando el momento más lindo de mi vida"...Ampliando su sonrisa, con sus manos me acercó hacia su cuerpo, apretando mi cabeza contra sus pechos. "Quizás haya aun mejores" me respondió. Demasiado excitado y atónito, continué bailando aferrado a su enorme cuerpo. A simple vista se notaba que cada una de sus partes era ampliamente mayor a las mías.....sus manos, sus brazos, sus hombros y caderas, aunque siendo proporcional a su altura. "No sé como decirlo Vero, pero te deseo", fueron mis palabras. Rodeando mi cintura con sus brazos, sólo atinó a alzarme , sin esfuerzo aparente, para besarme en forma apasionada. Su boca era grande, sus labios carnosos y el efecto de sus besos, se hacía notar. Cerré mis piernas alrededor de su cuerpo como un chico y durante minutos permanecimos bailando, yo alzado y prendido como una garrapata, acariciando su espalda, besando su cuello, mordiendo su oreja, sintiendo la excitación crecer. Al cabo de unos minutos, me bajó para sacarme la camisa, a lo que respondí bajando los breteles de su vestido, mientras lo dejaba caer al piso. Sus senos quedaron al descubierto y aunque no parecían grandes en relación a su cuerpo, eran enormes comparándolos con los de mujeres más bajas. Se agachó levemente mientras acercaba con sus manos mi cabeza hacia ellos pidiéndome que los chupe. Viendo mi dificultad para alcanzar los, se descalzó. Sus pezones quedaron a la altura de mi boca y comencé a besarlos y chuparlos con frenesí. Seguimos bailando mucho tiempo, mientras besaba su cuerpo y lo recorría con mi boca. Sus brazos me dirigían a la parte de su cuerpo que ella deseaba que le bese. Parado detrás de ella, besaba su espalda, mientras descendía con mis labios hasta su trasero. Bajé sus panties y besé desenfrenadamente sus intimidades. Giró y con sus manos hundió mi cabeza en su enorme vagina, para que juegue, chupe y bese sus labios. La excitación era incontenible. Tomando mi cabello, me paró y terminó de desvestir. Mi erección era enorme, pocas veces había logrado algo tan fuera de lo normal. "120 - 70 - 115, esas son mis medidas y por si quieres saberlo, porque ya me lo han preguntado otros, mis pezones miden 9 cm de diámetro". Sonriendo, le dije "96 - 68 - 75 son mis medidas y mis tetillas no miden nada".....ambos reímos. Comenzó a agacharse lentamente. Sabiendo lo que vendría, cerré mis ojos esperando que su boca engullera mi miembro. Pero eso no sucedió. Me alzó nuevamente y una vez en el aire, comenzó a chuparme sin parar. Mis manos se apoyaban en sus hombros, mis piernas sentían el contacto con sus senos...... Vero notó que estaba a punto de eyacular.....cuando dejó de chupar......lentamente me bajó y me abrazó con fuerza...."será mejor que paremos Juan"....Pero ¿cómo se podía parar algo así? Levantando el vestido y poniéndose los tacos nuevamente, fue a sentarse. Automáticamente la seguí haciendo lo mismo con mis ropas, me senté a su costado y le pregunté porqué paraba. Algo afligida, respondió: "el tercer motivo por el cual corté con mi novio, eres tú. Me pareces una persona excelente y en este poco tiempo aprendí a quererte. Siento una atracción difícil de explicar.....pero hay demasiadas trabas como para que algo entre nosotros progrese. Vivimos en lugares distintos, tenemos proyectos de vida diferentes...y no se que es lo que sientes por mí". Confundido, extasiado y algo resignado le dije: "si además de eso, hay 29 cm de diferencia, ¿también eso te preocupa?". "Juan, ambos somos grandes y si supiera que sentís algo que pueda ir más allá de la simple atracción física, lo último en que me fijaría es en la diferencia". Sin responder nada, aún desvestidos, me senté sobre su falda, acaricié su rostro y la besé, con la calidez que surge cuando el corazón siente. "Vero, te considero una mujer sensacional...eres divertida, eres sensible, eres muy linda.....y porque negarlo, también siento una atracción , muy intensa pero en realidad me sorprendes.....nunca pense que te podrías fijar en mí". El beso y el abrazo posterior, fue intensísimo.....Se paró conmigo abrazándola y despegado casi 30 cm del suelo, fuimos a su habitación. "¿vamos a parar de bailar?" le pregunté. "Te lo debo para otra ocasión, hay cosas más interesantes que hacer Juan" me respondió. Parado en la cama y apenas unos cm por encima de ella, continuamos lo que habíamos empezado. Me recostó sobre la cama, se arrodilló en la cama con su vagina encima mío, tomó con sus manos mis muñecas y con movimientos suaves pero intensos de su cadera, que envolvía completamente mi cuerpo, comenzamos a hacer el amor. Sus piernas casi alcanzaban mis axilas y peso de su cuerpo, me fijaba a la cama sin dejarme prácticamente mover. Al cabo de unos minutos que se hicieron segundos, se irguió , con un brazo levantó mi cuerpo desde la cintura y colocó un almohadón debajo...."así te siento más"....y continuó con mayor intensidad su s movimientos. Sus senos firmes se movían en todas direcciones, dos o tres veces, sin dejar de cabalgarme, llevó sus pechos hacia mi boca, tapando prácticamente mi cara con ellos. Ver aproximarse esos pezones enormes hacia mi cara, no paraba de excitarme. Y mordía, besaba y chupaba mientras ella no paraba en su intento de ordeñarme. Al cabo de unos minutos más, alcanzamos el clímax......con gemidos ahogados por sus senos, con movimientos profundos y fuertes, estallé en su interior en una eyaculación interminable. Agotada por el esfuerzo, dejó caer su cuerpo sobre el mío cubriéndome completamente. Luego se puso de costado y cruzó una de sus enormes piernas sobre mi pequeño cuerpo, sin dejar de abrazarme. El contacto con sus senos, su cuerpo y su pierna sobre el mío, continuaron excitándome. Con caricias, sonrisas cómplices y besos suaves pero intensos, seguimos pegados durante mucho tiempo. Eran ya las 2 de la mañana y no pensaba irme....así que acariciando su espalda y sus brazos, nos dormimos. Cuando desperté, ambos estábamos de costado yo abrazado a sus espalda. Vero aún dormía y lentamente me dedique a apreciar su cuerpo. A simple vista, y en esa posición, su cadera era casi 15 cm más alta. Sus brazos eran largúisimos lo mismo que sus piernas y su espalda, aunque no muy trabajada físicamente, era bastante más ancha que la mía. Me dirigí a la cocina para preparar el desayuno y sorprenderla en la cama. Cuando llegué, estaba despierta boca arriba acostada. Esa imagen me agradó muchisimo, ya que su cama era de las estándares, de 1,90 m de largo y ella sobresalía sin dificultad. Estirando sus largos brazos como queriendo abrazarme, me sonrió. Yo dejé la bandeja y como un niño obediente, me acerque a ella, besando sus pies, subiendo con mi boca por sus piernas, besando su vagina, sus senos, su cuello y su boca. Y empezamos a hacer el amor una vez más. Cerró sus piernas sobre mi cuerpo y a su voluntad, me acercaba y alejaba mientras la penetraba.....y siempre sin dejar de sonreir. Fui un juguete en sus manos durante media hora, acabando de la misma manera que a la madrugada, ella encima mío cabalgándome. Durante todo el domingo, permanecí en su casa. El día era lluvioso y se prestaba para quedarse ahí. Y entre viejos videos y largas charlas, bromeábamos midiendo y comparando nuestros cuerpos. Mis manos miden 18,5 cm ....las de ella llegaban casi a 23.....Desde el suelo hasta la punta de la cadera, yo alcanzaba 89 cm.....ella 113....y así, cada parte, era inmensamente superior a la mía. Nuestros encuentros siguieron durante los 2 meses que restaban para la entrega del estudio. Se afianzó la relación aún más desde el punto de vista afectivo, aunque sin llegar a intentar concretar nada serio. Después de la entrega del estudio y de la firma del contrato, llegó la noticia de mi traslado a Francia para la realización de un trabajo nuevo durante 7 meses y la designación de Vero como Jefe de una filial en el interior del país. Y también llegó el momento de la despedida. Ese viernes, la invité a cenar a un restaurante bastante íntimo que frecuentábamos, esperando terminar el día en su casa o en la mía. Sin embargo, cuando la pasé a buscar, me llevé una sorpresa entre desagradable e inexplicable. Como siempre, abrió la puerta, pero esta vez, no había sonrisa en su rostro. Sólo confusión y tristeza. Cuando entré, ví a un hombre alto a quien me presentó como un amigo, es decir su ex novio, que había venido especialmente para buscarla e intentar arreglar su relación. Solo atinó a decir, "Santiago, te presento a Juan, mi jefe". Esas palabras cayeron como una piedra en mi ánimo. Por supuesto, Vero me dijo que cambiaríamos el programa y que nos quedaríamos a cenar en su casa. Acepté de mala gana la oferta, porque me negaba a perderla así nomás. Y tal como había imaginado, fue una de las peores cenas de mi vida. Decepcionado, triste, me despedí de los dos, sabiendo que su exnovio quedaría en su casa. Al mediodía siguiente, la ví por última vez. Estaba en mi departamento cuando sonó el portero eléctrico. "Del restaurante El Ciervo señor, vengo a traerle el pedido" . "No ordené nada" fue mi respuesta, pero cuando el cadete me dio mis datos, aún confundido, dejé que pasara. Sonó el timbre, abrí la puerta y efectivamente un cadete con sus bandejas trayendo comida que ya estaba paga, Sin más preguntas, le dije que era un error y cerré la puerta nuevamente. Me dí vuelta y el timbre que suena una vez más. Abrí la puerta indignado y en lugar del cadete, estaba ella....parada y sonriendo con las bandejas en la mano. "Vengo a despedirme, mañana salgo con Santiago para el interior y aún te debo un baile Juan". Y dejando las bandejas me abrazó y alzó para ir directamente a mi habitación. Esa tarde y esa noche hicimos el amor 5 veces. En todas las posiciones y formas posibles. Los dos quisimos dejar una huella imborrable en el otro. Y así ocurrió. Hace tiempo que no la veo. Su relación con Santiago mejoró a punto de que están haciendo planes para casarse. Sólo me encontré con ella una vez, durante una reunión de fin de año y mientras yo estaba en casa central de visita. Obviamente fue con su novio. Yo sólo. Nos cruzamos en un pasillo los dos solos.....nos miramos fijo, dejando que sean los ojos los que hablaran. Tenía un vestido negro ajustado a su cuerpo y los zapatos de taco alto que llevó la primera noche en que nos amamos ."No te voy a olvidar jamás Juan".....y alzándome contra la pared, me beso con el mismo calor con que lo había hecho meses atrás. "Yo tampoco Vero, jamás te voy a olvidar". Han pasado más de 2 años. Recibí la invitación para su casamiento, que agradecí sin poder concurrir. Se porque mantenemos contacto a través de E-mails, que desea quedar embarazada y aunque manifiesta amar a su Santiago, me quedan dudas de quien querría que fuera el padre. Prometió visitarme en Francia, en esta misión que se prolongó en el tiempo. Tal vez, antes de fin de año pueda encontrarla una vez más, para saldar el baile aún pendiente.