TSUNAMI por Cyrus Map La fuerza de la naturaleza permite manifestar el poderío incontenible de los músculos de una campeona de bodybuilding Me encontraba todavía en mi camarote aseándome cuando el barco entero fue presa de unas raras vibraciones, seguidas de un ruido misterioso, como un largo mugido metálico. Las vibraciones se fueron volvienbdo más violentas y el ruido mayor, hasta que nos detuvimos completamente. Y entonces cesó todo. Muy extrañado, salí a la terraza. Y desde allí presencié un espectáculo alucinante. El mar parecía desplazarse violentamente, mientras mi crucero permanecía quieto, mostrando cada vez más su costado hasta que fue asomando el fondo del mar. Simplemente, parecía que una isla había surgido del fondo del Océano ïndico, dejándonos embarrancados en ella. Yo estaba atónito de sorpresa, no podía entender qué nos había sucedido, y cómo nos encontrábamos en medio de una isla de arena a casi un Kilómetro del agua. Era el 26 de diciembre del 2004. Me había embarcado en un crucero por el Océano Índico. Todo empezó cuando una tarde, muy cansado después del trabajo, estaba realizando unas compras en el centro comercial. Una lujosa instalación en el vestíbulo promocionaba una nueva agencia de viajes. Con el ticket de compra se podía participar en el sorteo de un fabuloso crucero por Navidades. Me llamó la atención la propaganda: un nuevo concepto del lujo en el mar. embárquese en nuestra nueva maravilla y disfrute de los últimos paraísos de ensueño. Eastern Seas Pride 23000tons. 165 m de eslora. capacidad: 600 pasajeros suntuosamente alojados...etc, etc Con tanto escepticismo como desgana, rellené el cupón y lo mandé. Sorprendentemente, gané el concurso, aunque no pude convencer a nadie para que me acompañara, y tuve que viajar solo. Bueno, tampoco era mala la perspectiva, puesto que podía disponer de un enorme camarote con una cama doble, y ciertamente eso añadía una nueva dimensión en el crucero, puesto que podía practicar una actividad no sospechada previamente: Encontrar alguna hembra apetitosa. Embarqué el 24 de diciembre en Port Louis, Isla Mauricio, después de dos días de excursión por esa fascinante isla. La siguiente escala era unas horas en Rodríguez, un pequeño paraíso tropical, y de allí a Victoria, en la isla Pralin, la capital de las Seychelles. Para matar el rato, y a la vez no perder la forma, tras presenciar las maniobras de salida de puerto, me dirigí al gimnasio de a bordo. Era una instalación amplia y suntuosa, con toda suerte de máquinas de musculación y bicicletas, pistas rodantes etc. Pero no había nadie. O eso me pareció a mí, puesto que, mientras admiraba las instalaciones, sonó una dulce y melodiosa voz femenina tras de mí. -Buenas tardes señor, ¿desea entrenar? Me giré para responder mas la visión de la dueña de la voz me dejó traspuesto, atónito. -En nombre de todo el equipo del Eastern Seas Pride, sea bienvenido. Soy Katty Johansson, la responsable del gimnasio, ¿desea algunos consejos de entreno? No podía creérmelo, Katty Johanssen en persona. De pronto, toda la perspectiva del crucero daba un vuelco favorable. Una diosa del músculo, cuya rutilante belleza no encuentra acomodo en todas las palabras del diccionario, estaba a bordo. Katty es una extraordinaria hembra de color. Su hermoso rostro de rasgos suaves se ve realzado por una gran melena ondulada. Sobre los ojos grandes e inteligentes se arquean dos delicadas cejas y, bajo una fascinante nariz encuentran su acomodo los sensuales labios de su boca. Katty mide alrededor de 1,75m y pesa unos 70 kgs. Su extraordinaria figura posee la totalidad de la suma de los más relevantes argumentos de la perfección de un cuerpo femenino.Su musculación era poderosa y firme, sus aceradas fibras destacaban con rutilancia bajo la oscura piel gracias a la ausencia total de grasa e imprimían una inenarrable danza de poliédrica perfección cuando se movían. Los gruesos y perfectamente esculpidos brazos se insertaban en unas anchísimas espaldas culminadas por redondos, voluminosos y extraordinarios deltoides. Los senos, generosos y turgentes, cimbreaban su memorable órbita a partir de unos fibrosos pectorales. El ombligo, perfectamente circular, asomaba su coquetería bajo una doble fila de prominentes ladrillos separados por los profundos y estriados surcos que enmarcaban gloriosamente sus diamantinos abdominales. Las esferas perfectas de sus glúteos describían irresistibles atractivos a las caderas, que se contorneaban altivas sobre unas marcadamente torneadas pero largas y atractivas piernas. -No lo puedo creer, ¡soy un hombre con suerte! He conocido a Katty en persona y me encuentro hablando con ella. -Vaya, ¿me conoce usted? -La admiro a usted desde que en una revista la descubrí cuando había ganado en los Arizona Western en el 98 o el 99... -Ha, ha, ha! (su risa sonaba fresca y franca), en el 98... puedes llamarme Katt. -Yo Cyrus, Cyrus Map. De España. Pude gozar del privilegio de la sompañía de Katt el día siguiente. Primero en el gimnasio, tras la visita a la Isla Rodríguez, después, acabada su jornada de trabajo, tomando un café en cubierta. Tras el misterioso incidente del 26, la megafonía de a bordo nos convocó a una reunión, mientras nos intentaba distender con mensajes tranquilizadores. -"Por motivos desconocidos, nos encontarmos varados en una isla. No hemos embarrancado exactamente en ella, más bien ha surgido del fondo a nuestro paso, pero no se preocupen, el barco está intacto, tenemos todo tipo de provisiones para varios días y, simplemente, permanezcan atentos a nuevas comunicaciones en las que les informaremos del procedimiento que se seguirá para continuar el viaje". No le oculté a Katt mi preocupación. En primer lugar me intrigaba qué tipo de fenómeno nos podía haber afectado para dejarnos en esa situación. En segundo lugar, me preguntaba cómo demonios podríamos salir de aquella maldita isla. Katt contestó: No puedo responder tu primera pregunta, por lo que respeta a la segunda, no te preocupes, pues si no encuentran otro modo, lo haré yo misma. Al principio, no di demasiado crédito a esas palabras de Katty, las atribuía a la natural campechanía de la chica, deseosa de no nublarse con pensamientos angustiosos, pero mas adelante, me fueron inquietando un poco. ¿cómo demonios pensaría Katty que nos podría sacar del embotellamiento. Por la noche, tras la cena, un grupo reducido de pasajeros pudimos reunirnos con el capitán del buque. Gracias a los buenos oficios de Katty yo pude asis tir al encuentro.Aunque visiblemente interesado en no alarmarnos, el capitán nos expuso la situación. -Según mis cálculos, nos encontramos en el islote de Cargados, a 500 millas al sur Victoria. Pero no encuentro explicación de cómo nos hemos podido embarrancar. La isla ha parecido emrger de debajo de nosotros mismos!. -Creo que yo puedo responder al fenómeno que le preocupa -dijo- Permitan que me presente, me llamo Edmon L. Vanderliebe, soy catedrático de oceoanografía retirado en Berkeley. Creo que nos hemos cruzado con un tsunami. -¿Un tsunami? , ¿y qué es eso? -Antes le llamaban maremoto -repuso el profesor Vanderliebe- Nosotros debíamos navegar al largo de Cargados esa mañana. -Efectivamente, dijo el capitán, pero me inquietaba no ver Cargados, a pesar de que debíamos pasar a su través y muy cerca. -¡Y tan cerca! -continuó el profesor- en realidad pasábamos por "encima" de Cargados. Esa isla es un banco de arena deshabitado. El tsunami lo había sumergido totalmente, por eso no se veía, y simplemente navegábamos sobre ella!, al pasar el tsunami, nuevamente la isla ha emergido, pero nosotros, nos hemos quedado varados allí. -Muy bien -dije yo- , pero ahora estamos en tierra firme, ¿cómo podremos volver al mar y continuar nuestro viaje? El capitán encogió la cabeza apesadumbrado. -No podremos salir solos de esa isla del infierno, pero lo mas preocupante no es eso. -¿Y qué es pues? -Lo peor, continuó el lobo de mar- es que el embarrancamiento no nos ha dejado incólumes. Los sistemas de comunicación han dejado de funcionar totalmente. Nadie sabe todavía que estamos parados en el océano, y por lo tanto nadie puede acudir en nuestra ayuda. Con suerte, comenzarán a buscarnos mañana por la noche, al comprobar que ni arribamos a Victoria ni nos comunicamos.Pero pueden tardar más de una semana en encontrarnos, y apenas llevamos provisiones para un día más. -Eso es un fastidio muy grande, dijo Katty. Hay que continuar viaje cuanto antes, hay que volver el barco al agua. -Oh!, perfecto Katt,-respondí algo airado- supongo que habrás pensado en levantarlo sobre los hombros y llevarlo hasta el mar,verdad?. -Cyrus, creo que debes saber algo. Yo p u e d o levantar ese barco, y pienso hacerlo, puesto que no puedo permitir que sufra tanta gente. Ven conmigo por favor. Y me llevó al gimnasio, abrió las luces y me hizo pasar a una cámara aneja. Allí había una máquinas de musculación muy especiales. Aunque los agarres estaban hechos para manos humanas, los pesos parecían diseñados para titanes.La sresistencias estaban formadas por enormes cilindros neumáticos. Unos indicadores seleccionaban los pesos: ¡Cada marca señalaba 500 toneladas!. Katy cargó un curioso banco al máximo (15000 toneladas!!??), y levantó tranquilamente elm peso no una, sino cien veces! -Bien Cyrus, ya ves cómo me entreno yo realmente. ¿no crees que sí puedo levantar el "Eastern Seas Pride"? Intuyendo que todavía no me convencía, sospechando que podía creerme que era víctima de un truco o al menos de una alucinación, Katt continuó su demostración. Se dirigió a un rincón en el que había varios trozos de raíl de tren de alrededor de un metro de largo cada uno. -Pásame uno Cyrus, por favor. Gracias a mis años de entreno pude coger uno de ellos, levantarlo y,no sin esfuerzo, entregárselo a la chica. -Son raíles especiales de alta resistencia, para trenes de Alta Velocidad. Pesan 72Kg el metro lineal. Mientras se explicaba, iba moviendo el pesadísimo trozo de metal con la misma facilidad con que lo hubiera hecho de estar fabricado con liviana madera de balsa. Entonces lo sujetó ante mí en horizontal, con las manos separadas casi medio metro. Tras lo cual, de la misma forma en que uno puede escurrir un trapo mojado, lo retorció rápidamente. El acero soltó unos lastimosos gruñidos metálicos, pero quedó reducido a una especie de retorcida trenza. Yo estaba estupefacto. -Y ahora, trae aquélla caja de allá abajo, Cyrus. La recogí y se la entregué. La etiqueta de la caja rezaba : "U.S.A. Army . Warning. TOP SECRET . Advanced Antichars Portabile Weapon". De ella sacó una especie de gran pistola con un grueso y largo cañón. -Eso es un AAPW, un prototipo de arma antitanque. Tiene su mayor eficacia entre los 5 y los 100 metros. A esa distancia puede perforar una coraza de acero al cromo-vanadio de 457mm de espesor. Entonces Katt apartó su sensual melena de la despejada frente con un suave ademán combinado con un elegante movimiento de la cabeza. Levantó los brazos por detrás de la cabeza y tensó los abdominales. En su vientre resaltó un indescriptible muro de seis recios ladrillos perfectamente resaltados entre sí por unos profundos surcos. El cuadro ofrecía una imagen de incontenible poderío. -El arma está cargada. Cyrus, dispara a mis abdominales por favor. Por supuesto, yo me negué a hacerlo, pero ella siguió insistiendo firmemente. Así que finalmente disparé. El proyectil instantáneamente estalló con un gran estruendo al dar contra los abdominales de Katt. Las esquirlas de metralla saltaron a todas partes y, a pesar de tratarse de fragmentos del proyectil ya explosionado, atravesaron techo y muros, y alguno se incrustó profundamente en el acero de una de las máquinas de entreno de katt. pero la diosa no se movió, ni dejó de sonrei. Al disiparse el humo comprobé que ningún daño había logrado el terrible proyectil al topar contra la poderosa diosa de ébano. -K-k-att, eres de puro acero! -Ha, ha ,ha, ha, ha -Rió la maravillosa chica-, en realidad soy muchísimo más resistente. Mi organismo ha generado una musculatura bioplasmática de resistencia superior en mil veces al acero. Ha sido una respuesta excepcional y absolutamente inédita a la combinación de cualidades físicas innatas más entreno duro, alimentación adecuada y suplementación biotransgénica especial. Cyrus, puedo sacar ese barco de la isla y devolverlo al mar yo sola...con mis manos! La voz del capitán tras la puerta sonó tras unos golpecillos suaves. -Katty, ¿está usted lista? -Sí mi capitán. A punto. El profesor recomendó que Katt no levantara el barco, puesto que seguramente Katt se hundiría en la arena y, por otra parte, la estructura del crucero no resistiría que se levantara entero por un sólo punto. El capitán sugirió que Katty lo arrastrara. El barcó lanzó las anclas. Katt sujetó los dos enormes garfios fuertemente, uno con cada brazo. Cada ancla pesa varias toneladas, pero ese peso era apenas una pluma para la extraordinaria belleza negra. Los cabrestantes soltaron cadena y la culturista americana avanzó unos treinta o cuarenta metros delante del barco. Katt ispiró profundamente. Bajo la luz de los focos y con el calor´húmedo de la noiche, su negra piel refulgía con sin igual brillo. La colosal amalgama de gigantesca musculación de la bella entrenadora se tensó al máximo, las venas se hincharon con el gigantesco arsenal de acumulada energía que insuflaba el corazón sin cesar, dibujando zigzagueantes grafismos bajo la oscura piel. La espalda adquirió una colosal amplitud, los deltoides estallaban en su redondez- En los brazos, los bíceps crecían desbordando el colapso de poder en su proverbial hinchazón y los tríceps proseguían en su reciedumbre inenarrable la incontenible hondura de su esfuerzo titánico. Los abdominales establecían un infinito entramado de poderío sobrenatural en su perfecta masividad mientras las piernas se hundían fuertemente en la superficie del suelo. Primero fué una especie de chillido de las cadenas del ancla, más adelante gimieron metálicamente los cabrestantes de las anclas . Unas sacudidas rítmicas hicieron estremecer todo el casco y, por fin mientras jadeaba hondamente con incontenible amalgama de energía cósmica la hermosa diosa muscular americana, el barco comenzó a moverse lentamente. A cada paso de Katt el mugido doloroso del buque iba gimiendo sin cesar en un resonante eco metálico. Entre sacudidas y vibrando continuamente, el barco se desplazó hasta el mar tirado por Katty. -Cielos, dijo el profesor- en esas aguas debe haber tiburones. -Pues tanto peor para ellos si se atreven a molestar a mi Katt, contesté. Cyrus Map Les agradeceré sus opiniones . cyrus.map@hotmail.com Esa historia está dedicada a Katty Johansen y a todos mis lectores, especialmente a los que me han honrado con sus comentarios