El destino de Tina Por Alejandro B. Última parte Y bien... Tina llevaba una vida ideal signada por esa maravillosa ^Ódroga^Ô que la hacía matar personas sentándose sobre su cara. Durante varios años llevó a cabo su amarga tarea y muchas veces estuvo con miedo y a punto de ser atrapada por la policía, quien a pesar de no saber quién era la asesina le seguía los pasos muy de cerca. Pero todo algún día tiene que terminar. Y pasó de la manera en que Tina menos lo esperaba. Un día volvía de compras y su apartamento quedaba a unos 50 metros de una escuela secundaria nocturna. Por casualidad fuera de la escuela se habían quedado a beber cerveza unas 4 alumnas del 5to. Año, de unos 18 años promedio, y ya estaban muy ^Óentonadas^Ô por la bebida. Y deseaban divertirse un poco. En eso ven que una dama altiva venía por la acera con unos bolsos y decidieron robarle y ^Ójugarle^Ô una mala pasada. Tina pasaba y una de las jóvenes saltó y le arrebató una de las bolsas. Tina comenzó a forcejear con la chica y sintió unas manos que la sujetaban de los hombros y de los cabellos. Se sintió arrastrada hacia el interior de un coche, la acostaron en el asiento trasero y la mantuvieron atrapada y enmudecida. El coche se puso en marcha y luego de un viaje de apenas unos 10 minutos se detuvo. Tina se debatía en medio de las 3 chicas que la sujetaban y alcanzó a ver a dos rubias y una morena, con un aliento a alcohol muy fuerte y hacia fuera vio una especie de camping que desembocaba en un acantilado. Entre risas y forcejeos comenzaron a desnudarla, y ya la conductora había subido hacia el asiento de atrás también. Tina caía hacia el suelo del vehículo sin poder hacer algo. La pisoteaban y la manoseaban, la rodilla de una de las chicas rubias hacía presión sobre su frente y otra de las chicas le pellizcaba los pezones y la barriga, aparte sentía que tiraban de los pelos de su pubis hasta arrancarlos, lo que la hizo gritar muy fuerte, pero era inútil, nadie había en ese lugar a las 2 de la mañana y lo único que provocó fue que las jóvenes rieran más y se exciten. - ¡Creo que deberíamos callarla un poco! ^Ö dijo la morena. Acto seguido se acomodó por sobre encima de Tina, tiró de sus cabellos y colocó su cabeza sobre el asiento, luego se acomodó sobre su cabeza y se sentó en su cara, vestía unos ajustados pantalones de cuero que rápidamente hicieron efecto ventosa sobre la nariz y boca de Tina, cerrando casi todo acceso de aire posible. Casi al borde del desmayo la morena se levantó. Y las otras chicas quisieron imitarla... - ¡Yo primero!, pues creo que comí muchas nueces y debo dejar escapar algo de aire!- observó la joven. Se rieron y la rubia se acomodó sobre la cara de Tina, tratando de que la nariz de la víctima se metiese en la raja de su culo a través de las bombachas. Luego hizo fuerzas y dejó escapar un gas tremendamente asfixiante y hediondo. Pppppppprrrrrrrrrrrttttttttt!!!, y sonrió aliviada. Al segundo dejó escapar otro aún peor, y automáticamente el interior del coche se vició. Afuera llovía. Tina no podía resistir más, el aire oloroso le quemó los pulmones, tosió entrecortadamente, y luego venía la sentada y la aplastaban cada vez más. Luego la conductora se sentó en su cara, una hermosa chica de pelo castaño con una minifalda de vinilo, la cual se levantó y se abrió las nalgas con las manos, metiendo su tanga cada vez más y prácticamente engulló la cara de Tina, quien en sus últimos intentos de poder respirar recibía los gases de la chica y perdía el conocimiento lentamente, luego se desvanecería. Unos 10 minutos estuvo la chica sentada en la cara de Tina. Luego sintió un golpe que la despertaba y un frescor sobre su cara. Se encontraba tirada de espaldas sobre el campo, a su lado las chicas que reían y alcanzó a sentir un ligero olor a marihuana. Faltaba una, una de las rubias, quién ni siquiera se quitó sus ajustados jeans para sentarse en su cara. Previamente colocó una piedra bajo la cabeza de Tina a modo de cojín y se sentó sobre su cara nuevamente. La presión de su peso y la piedra hizo que Tina sufriera un dolor insoportable, mezclado a la dura tela de los jeans que raspaba su cara y cortaba su respiración nuevamente. Un gran rato debatiéndose entre la vida y la muerte. Luego el peso se acentuó. - ¡Oye, ponte sobre sus hombros, a caballito! ^Ö y la morena se subió sobre los hombros de la rubia sentadora. Mientras la presión ahora si se tornó insoportable y su cabeza comenzó a sangrar con la dureza de la piedra, el oxígeno la abandonó completamente. Por allí un pequeño pedo de la rubia se hizo sentir, muy desagradable pero nada más, sintió que por un segundo todas las caras de sus víctimas pasaban en fila, le sonreían y le guiñaban un ojo. Luego sus familiares, ya olvidados y muchas situaciones propias de su vida. Hasta que se apagaron... para siempre... EPÍLOGO: Tina murió como mató. Las chicas borrachas y drogadas de dieron cuenta de ello cuando observaron el cuerpo cada vez más blanco y duro. Luego, entre risas y mareos la orinaron sobre su cara y tetas, le metieron una botella de cerveza en su culo y otra en su vagina y la arrojaron por el acantilado. A la mañana siguiente la policía encontró el cuerpo desnudo y mojado. Aún llovía. Y la anotaron como otra víctima más del asesino asfixiador... FIN mail: semc2v@yahoo.com Visit: groups.yahoo.com/group/sentadasentucara