El destino de Tina Parte 2 Por Alejandro B. Habían pasado casi dos meses cuando Tina comprendió que quería experimentar un orgasmo similar al que tuvo cuando había asfixiado a Alex. Tina descubrió que ella se despertaba a menudo por la noche toda caliente y húmeda de un sueño apasionado donde ella se veía claramente sentada en la cara de un macho, aplastándolo con su trasero poderoso, empapándolo con sus jugos, debilitándolo con su poder y deseos. No importa lo que intentara hacer, apenas podía dejar de pensar en ello. Ella fantaseaba sobre matar a alguien asfixiándolo con su trasero todo el tiempo. A veces ella llevaba faldas cortas a la oficina sólo para fastidiar a todos los hombres del edificio. Ella se agachaba sabiendo que había espectadores que podían ver su trasero claramente en un par de bragas de seda firmes. El trasero de Tina era últimamente todo para ella. Realizaba rutinas físicas con aparatos diseñados para hacer un trasero más redondo y mucho más atractivo. Siempre vinculado todo a la necesidad de sofocar a alguien de nuevo. La segunda víctima de Tina fue un hombre sin techo ni hogar. Terminó pensando que ella le había hecho un favor realmente de todas maneras. ¿Cuántos hombres sin techo ni hogar han tenido semejante privilegio de tener un trasero perfecto sobre su cara? Ella lo encontró apretujado dentro de una bolsa de dormir en el suelo en un callejón oscuro. Tina lo examinó calladamente unos momentos antes de decidirse a una larga y lenta sesión de sentadas en la cara. Cuando ella estuvo segura de que nadie pudiera verlos, ella posicionó sus pies al lado de la cabeza del hombre. Entonces ella alzó su falda para revelar el trasero redondeado y perfecto, quería que el hombre consiguiera darle una mirada a lo que estaba bajando para comer su cara. Con un taconazo ligero despertó a la víctima. Antes de que él tuviera una oportunidad para decir algo Tina se sentó. Sus lamentos sobresaltados fueron embozados fácilmente por su culo desnudo. Cuando ella lo montó y miró hacia los pies del vagabundo sonrió al ver que no podría liberarse, pues su propia bolsa de dormir que tantas noches le había servido de resguardo era ahora el objeto que previno cualquier escape. Al contrario de la experiencia con Alex, Tina no sentía odio hacia esta víctima. De hecho ella lo vio como hacer un gran servicio a su necesidad. Ella no quiso sofocarlo rápidamente, pero continuó y esperó, el calor fluyó pronto a través de su mismo ser y Tina comenzó a sentirse caliente y vació su sexo húmedo en lo más profundo. Su víctima desvalida se debilitó bastante rápido. ¿Quizás esto se deba a su desnutrición? Sus forcejeos se apagaron en segundos no más, así que Tina lo ayudó dándole un poco de respiración levantándose en forma rápida. Ella se excitó cuando ella rompió el efecto vacío de su culo en la cara del pordiosero cuando él abrió la boca desesperadamente para tener aire. De vez en cuando el hombre pobre pedía a Tina por su vida. Esto la agradó en extremo, y tuvo un gran orgasmo cuando él lo pidió de esa manera. A veces Tina le decía que le perdonaría la vida si él le lamía el agujero del culo. Era puro cielo sentir una succión masculina desesperada en su trasero. Pero enseguida, debido a la restricción constante de oxígeno, sus esfuerzos empezaron a marchitarse pronto. El pobre diablo era demasiado débil para continuar, demasiado cansado para esforzarse más. Ella había estado sofocándolo durante casi una hora. Al fin de todo, Tina decidió acabar con la miseria del hombre. Ella agarró las mejillas del trasero lo más que pudo, entonces se apoyó en la cabeza del hombre para succionarlo tan profunda como humanamente posible. Tina colocó sus pies despacio bajo la cabeza para entramparlo y sostenerlo allí. Quizás como en un toque de simpatía, Tina premió a su víctima pobre dando un masaje a su bulto a través de la bolsa. A pesar de su condición física débil él la sorprendió inundando la bolsa en segundos no más. Entonces el orgasmo despacio menguó, Tina sentía que su víctima estaba ya fláccida debajo de su trasero poderoso. Simplemente continuó sentada durante por lo menos 15 minutos más sólo para asegurarse de que el trabajo fue completo totalmente. Satisfecha, Tina se puso de pie, estiró sus piernas, tiró hacia abajo su falda y casi como por accidente salió del callejón oscuro. Ella pareció verlo allí atrás en paz y sonrió silenciosamente agradeciendo que ese mucho realmente le sirvió cuando necesitó ayuda. Continuará... Visit: http://groups.yahoo.com/group/sentadasentucara/ Mail: semc2v@yahoo.com