La isla Alison se convierte en una mujer fuerte The Island. Traducida en 2002 De ello estaba completamente segura. Su nombre era Alison y tenía veintiocho años. Se encontraba en un avión rumbo a Japón con su marido Chris y era su luna de miel. Se acordaba de haber cogido el avión y de observar el color esmeralda del océano Pacífico. Recodaba también que el avión se tambaleó y que antes de que se diera cuenta, ya estaba en el agua del océano llamando a Chris hasta verle flotando inconsciente. Parecía que estaba muerto, al igual que muchos otros pasajeros mientras que el resto era atacado por tiburones que dejaban el mar lleno del color rojo de la sangre. Ella misma pensó que su turno no tardaría en llegar y dejó escapar una ligera risa. Sin embargo, observó que una gran maleta flotando y que dirigía hacia donde ella y su marido estaban. Sin dudarlo, se lanzó a por ella y puso a Chris encima, sin comprender como lo había logrado sin dificultades, teniendo en cuenta que era una mujer pequeña. Recordaba también haberse colocado con Chris y esto era lo último que recordaba. Alison se despertó sintiendo arena en su cara y en su boca. Levantó la cabeza en busca de Chris y lo vio estirado a su lado en la arena durmiendo placidamente. Gracias Dios, pensó. Se levantó y vio que estaban en una isla. No sabía como habían llegado hasta allí pero supuso que había sido la corriente. Agradeció de nuevo a Dios esta circunstancia y por estar vivos. Miró si Chris estaba vivo y observó que seguía inconsciente. Tendría que llevarle a un sitio más protegido, pensó. El problema era cargar con Chris fuera de la playa. Él medía un metro noventa y pesaba unos noventa kilos. Alison medía un metro sesenta y pesaba un cincuenta kilos. Finalmente, se sacó la arena de encima y empezó a arrastrar a su marido hasta un pequeño claro en la jungla, a unos doscientos metros de la playa. Le cubrió con varias hojas de plamera y se estiró a su lado agotada, durmiéndose rápidamente. Se despertó más tarde con el contacto de una mano cariñosa y viendo a Chris vivo y despierto, se levantó y lo abrazó. Él dio un gemido de dolor y entonces ella se dio cuenta que se había entablillado el brazo izquierdo mientras que su pierna derecho tenía un torniquete debajo de la rodilla. Alison miró su rostro y vio que estaba pálido. "Sé que parezco estar mal pero estoy bien, de verdad", dijo Chris. "Te duele?" preguntó ella. "El brazo está roto, seguro" y levantó el brazo adolorido mostrando el hueso que salía de un codo. "Ha roto la piel". "La pierna está mejor aunque están dañados varios ligamentos". Alison se sintió aliviada de que el daño físico no fuera tan grande después de un accidente de avión tan fuerte y lo abrazó. "Ahora encenderemos un fuego, buscaremos comida" dijo Chris y se decidió a emprender la marcha hacia el interior de la jungla. "No tardaré en volver". No había dado dos paso cuando Alison le cogió del brazo bueno y le dijo, "Adonde vas? Quédate aquí. Estás loco?". "De acuerdo", Mejor no discutir con ella, pensó. Ella se encargaría de buscar todo lo necesario, aunque ello iba contra sus principios básicos. Esta preocupado de que algo malo le ocurriera. Ella se dio cuenta, "Estaré bien, te lo prometo. Traeré toda la comida y la madera que pueda cargar. Quédate aquí. Si no estás durmiendo cuando vuelva, te castigaré" dijo sonriendo. "Sí mama" dijo él sonriendo. Alison se dirigió hacia la jungla. Quedó sorprendida por la enormidad de la selva. La ventaja era la abundancia de frutas, bananas, cocos y otros frutos tropicales. A su regreso vio que Chris había encendido un fuego. "Parece que alguien a estado ocupado" dijo sonriendo. Chris le ayudó a descargar todo lo que traía y ambos se dispusieron a hacer la comida. "Tengo una sorpresa para ti" dijo ella. "He encontrado ginseng y te ayudará a recuperarte". Después de comer, Chris se puso serio. "Ahora viene la parte mala". Ella no comprendía nada pero la seriedad de su rostro le preocupó. "Tienes que ayudarme a colocarme bien el brazo. He intentado hacerlo yo solo pero no puedo. Tendrás que hacerlo tú". "Pero si no sé nada de huesos rotos" respondió Alison. "Podríamos hablar de ello luego". "No" dijo él. "He estudiado primeros auxilios y sé de lo que hablo. Venga, coge el brazo". Ella lo agarró dulcemente. "Notas el hueso?" Ahora muévelo suavemente y colócalo en su lugar". Al hacerlo, Chris jadeaba y su cara palidecía. Alison colocó rápidamente el hueso en su sitio pero Chris chillaba de dolor y lloraba, provocando que Alison también sollozara. Chris quedó inconsciente. Alison pensó que tal vez se había colocado mal el brazo pero al verle dormir placidamente, le cubrió y se dispuso a dormir a su lado. Durmieron durante casi un día. En las siguientes semanas, Alison ayudó a Chris a construir una choza. Él intentó ayudar pese a que su pierna no estaba curada, así que ella hizo casi todo el trabajo. Fue durante este tiempo que Chris notó cambios importantes en su esposa. Su ropa empezaba mostrar unas curvas y estaba ganando músculo. Más tarde, su cuerpo acabó por destripar la ropa. Él se quedaba mirándola durante sus baños en un lago aislado. La musculatura de la mujer era impresionante y en un determinado momento, Chris se dio cuenta que su mujer había crecido y tenía su misma altura. Alison crecía cada día más fuerte y realizaba cada vez más duras tareas. Todo su cuerpo era duro y su pecho, antes pequeño, se amplio. Una noche jugando con Chris le cogió en brazos y se sorprendió del poco peso que tenía que soportar. En otra ocasión encontró un árbol y sin darse cuenta lo estaba arrancando. Lo trasladó hacia el campamento entre la admiración de Chris. Por la noche. Ambos se sentaron junto al fuego. Ella comentó "Como es posible que esto suceda. Nunca había oído hablar de algo así", a la vez que cogía la mano de su marido con su enorme mano. Chris también estaba sorprendido. No sé lo que pasa. Hago el mismo trabajo que tú, como lo mismo pero no gano ni un músculo ni un centímetro. Tú en cambio, estaba cada día más fuerte y creces sin cesar.". Ello dudaba. "Todavía me encuentras atractiva?". Estaba preocupada por lo que Chris pensaba de su 'nueva' esposa. Chris le cogió de la mano. "Claro que te quiero, tonta." Levantó la cabeza para besarla dulcemente. Luego, comparando los brazos, dijo "Son el doble de grandes que los míos. Pero la cuestión es saber cuando más vas a crecer? Pero creo que además te gusta ser grande, no?" añadió. Alison le cogió dulcemente."Ya puedes decirlo". Ambos acabaron riendo. En los meses siguientes Alison siguió creciendo en altura y músculo. Chris notaba que frente a su esposa era débil físicamente y que ella era la que realizaba el trabajo duro. Un día Chris no sabía donde estaba pero sentía que lo que le rodeaba era familiar. La jungla de la isla le era conocida pero no reconocía la oscuridad que le rodeaba a pesar de la luz de la luna. Andaba por un sendero. De pronto oyó un ruido estremecedor. Boum, boum, boum. El ruido se acercaba cada vez más. Se quedó inmóvil, sin reaccionar. Sus piernas no le obedecían. Por otro lado, un extraño deseo le embargaba. De pronto una pierna enorme y musculosa hizo su parición aplastando lo que había a su alrededor. La pierna estaba unida a un gigantesco cuerpo, inmenso y fuerte. Exclamó inmediatamente "Alison". La giganta se paró a su lado. Él levantó la vista y vio sus enormes pechos. De pronto las piernas de doblegaron y lo siguiente que supo era que estaba mirando a los ojos de Alison, sus grandes ojos azules, y sus carnosos labios rojos iluminado por la luna. La sensación era agradable y más cuando ella le desnudó. Las caricias le excitaban sexualmente y no podía impedirlo, le gustaba. Sin embargo, alguna cosa iba mal. Alison le colocó en la palma de la mano, sonrió y movió la cabeza hacia él, como si fuera a besarle pero en vez de ello lo metió en boca. Chris empezó a chillar y notó que le mordía. En ese momento Chris dio un salto de la cama con sus brazos extendidos. Miró su cuerpo que estaba cubierto con un sudor de la noche. Notaba que su corazón latía como si fuera un martillo. "Que pasa, cariño?". La voz de Alison le sobresaltó y le recordó la pesadilla. Aunque era grande, su esposa no alcanzaba la dimensiones de la giganta de la pesadilla. "Estoy bien", Chris tomó aire. Ella rodeó sus hombros con su musculoso brazo y le acunó contra su pecho. Fascinado, Chris observaba los músculos de su esposa, sensación que tenía desde ya un tiempo. "No es nada, solo una pesadilla". Alison le miró a los ojos, "Es la tercera esta semana. Mírate, estás sudando, y tiemblas, noto el latido de tu corazón". Cariñosamente le cogió la diminuta mano. "Que pasa? Ya sabes que te quiero, me puedes decir todo lo que te preocupa". Él le acarició el pelo negro y contestó, "Ya sé que te puedo contar todo pero esto es algo que he de solucionar yo solo. De acuerdo?. Perdóname por haberte despertado". Alison estaba lejos de sentirse satisfecha y dedujo que tendría que ver con el orgullo masculino pero no quería presionar a su marido, Así que ambos volvieron a dormirse. Al levantarse, Alison vio que Chris no estaba a su lado. Donde se habrá metido?, pensó. Notó que su cabeza rozaba el techo de la choza. Hace dos meses medía un metros y sesenta centímetros y pesaba cincuenta kilos pero ahora medía cuatro metros y medio y pesaba más de cuatrocientos kilos. Tendremos que construir una casa más grande, pensó. Su cuerpo había cambiado completamente. Todo era perfecto y fuerte. Hombros anchos, barriga firme, muslos poderosos. Su cuerpo parecía hecho de mármol, con redondeces acentuadas. Y su fuerza era enorme, parecía un ser sobrehumano. Podía coger pesos grandes sin dificultades y pulverizar bloques de piedra sin problemas. Con una mano podía arrancar una palmera y partirla en dos con un golpe seco. Sentía un gran placer al ver su cuerpo reflejado en el agua, sus músculos desarrollados. También sentía placer al pulverizar cosas, la sensación que tenía al hacerlo era indescriptible. Nunca se había sentido tan poderosa en su vida, sabiendo que no había nada más fuerte que ella. Con Chris habían establecido que solo necesitaban aquello imprescindible para vivir y que la isla les daba suficiente. Alison hacía todo el trabajo físico (cargas rocas, construir una nueva choza, etc.). La mujer se daba cuenta de su poder y no daba importancia al ego de su marido. Le gustaba llevarlo en brazos, ya fuera sobre los hombros, como si fuera un bebé (acunándolo en sus brazos), por toda la isla. No podía evitarlo, su marido parecía tan pequeño e indefenso. Le llegaba a los muslos y no quería que le pasara algo malo. Después de todo, estaban en una isla, lugar lleno de animales peligrosos, como un gran jabalí que habían visto la semana pasada, que podían hacer daño a Chris. Alison sabía que su protección le evitaría resultar herido pero él se negaba a ir en brazos. La teoría de Alison se demostró cierta. Poco después, Chris se introdujo solo en la selva para recoger algunos materiales de construcción cuando un gran jabalí salvaje apareció y le embistió. Los gritos alertaron a Alison, quien no tardó en llegar y vio como Chris se defendía a duras penas del animal. Como un rayo, Alison se abalanzó sobre el animal y le agarró por el cuello con tanta fuerza que acabó por arrancarle la cabeza. Más tarde, le dijo a Chris que a partir de ahora le llevaría siempre en brazos. La mirada del hombre era como la de un niño cuando es reñido por su madre. Sin embargo, Alison quería que le hablara, que le contara lo que sentía pero sabía que no lo haría hasta que lo creyera oportuno. Decidida a solucionarlo, Alison se vistió con la poca ropa que quedaba en buen estado, en la cual no cabía sus enormes pechos firmes y fue en búsqueda de su marido. Alison encontró a Chris en el lago, tirando piedras al agua y con la mirada ausente. Podía adivinar que no estaba de buen humor pero decidió sentarse a su lado. Puso su mano sobre los hombros de su marido y empezó a acariciarlo. "Que pasa, es algo que he hecho, algo que no he hecho....." Chris respondió, "Estaba pensando. No te he dado las gracias por salvar mi vida. Seguro que el jabalí me hubiera matado. Cuando me defendía de él solo podía pensar en ti, en lo mucho que te quiero". Le cogió la mano a ella. "Entonces vi tu mano caer sobre la enorme bestia y cortar su cabeza y pensé: 'Dios mío, y si se enfada conmigo, si me coge de la misma manera....´" Alison sonrió y acariciándolo le contestó "Nunca te haría daño, por nada del mundo". "Lo que asa es que me siento inútil. Veo como haces todo el trabajo físico y pienso que tal vez ya no me necesites" contestó él. Alison enseguida protestó, "Tú eres imprescindible, has dirigido todo lo que hemos construido, no podía haber hecho nada sin ti". Chris se sentía decidido a confesarle todo y Alison esperaba este momento. "Luego me he dado cuenta de que el problema lo tenía yo. Sabes lo que es verte, semana a semana crecer más y más fuerte ante mis ojos. Ayer, por ejemplo, me llamaste desde fuera de la choza y al salir me encontré con un par de fuertes muslos que abarcaban todo mi ángulo de visión. Me cogiste en tus grandes brazos y me llevaste todo el día en tus brazos." Sonriendo, afirmó "No me importa ir en brazos, ni que sea en manos de una musculosa mujer de cuatro metros y medio de altura. Repito, el problema lo tengo yo." Alison le acariciaba el rostro con sus largos dedos. Él la miró a los ojos y vio que salían lágrimas. "Bueno, esto pertenece al pasado. AL infierno el ego masculino!". Sonrió y lanzó una carcajada. Alison también rió y le besó en los labios. "Ya era hora que te dieras cuenta, capullin" Volvió a reír y le dio un golpe suave en el rostro. "Bueno, gran mujer, que hacemos ahora? Preguntó él, sabiendo lo que iba a pasar. "Tengo una idea" respondió ella. Lo acunó en sus brazos y lo llevó hasta la choza. Lo dejó encima d ela cama y le quitó la ropa. Se puso de rodillos y empezó a acariciar todo su cuerpo. Le oyó jadear y ambos supieron que iba a ser una larga noche. Las semanas pasaron y Alison había crecido hasta los seis metros. Su fuerza se había doblado y le gustaba mostrarle haciendo juegos malabares con piedras de 200 kilos. La vida era feliz para ambos. Chris estaba en medio de un campo abierto. Las señales eran familiares. estaba en su jungla. Alison estaba a su lado, enorme con la luz de la luna, sus grandes músculos rebosantes de fuerza y poder. Se agachó y cogió a Chris y lo puso en la palma de su mano, sonriendo. El hombre levantó la vista y la dirigió hacia esos ojos grandes azules. No tenía miedo. Ella estaba desnuda y su magnífico busto se movía con cada respiración. Con delicadeza cogió a su marido por la camiseta y lo instaló en su seno derecho. El calor de los dos los calentó a ambos. De pronto, oyeron el ruido de un avión y levantaron la vista. Alison dijo "Tal vez deberíamos hacerle señales?". Chris miró aquel bello rostro y sonrió, "Para qué?". FIN