EL ASCENSO DE SONIA (Versión en español) mauriciomartinez20042000@yahoo.com.ar Una historia sobre el poder letal de una mujer ambiciosa (scissors and face-sitting)- 25/08/04 Sonia Diaz era una abogada con gran ambición, había conseguido un gran nombre profesional y ahora aspiraba a ocupar el cargo de Juez, sin embargo existía un joven abogado que también era candidato para el cargo al que ella quería, era el único obstáculo entre ella y su futuro. Sonia era una mujer de casi un metro con setenta centímetros de estatura, tenía 29 años, su cuerpo era de contextura gruesa, sus rasgos indígenas resultaban atractivos para muchos, sobre todo sus robustos senos y piernas. Ella siempre había hecho lo que fuera necesario para obtener éxito, así que cuando notaba que algún hombre era atraído por ella, usaba sus encantos para hacerlos hacer lo que quería, así lo aprendió desde la universidad. Aquella tarde todo ocurrió casi por coincidencia, Sonia se encontraba pasando el fin de semana en una playa, ubicada a algunos kilómetros de la ciudad, cuando reconoció a su rival profesional sin que él la reconociera a ella. El competidor de Sonia se llamaba Carlos Mendoza, una persona de unos veintiséis años, más bien tímida, delgado y de estatura media. Sonia lo vio cuando salía de su hotel ubicado frente al mar, fue entonces cuando decidió acercarse a él fingiendo necesitar una dirección. Ella notó de inmediato que él se interesaba por sus gruesas piernas cubiertas solo la corta minifalda que tenía puesta, así que era una oportunidad para dominar la situación. De manera coqueta Sonia propuso a Carlos que tomaran un refresco y el aceptó. Cuando cayo la noche Sonia, sabiendo que Carlos quería quedarse con ella, dijo que tenía que marcharse a su Hotel y de inmediato él se ofreció a llevarla en su auto. Una vez en el auto ella le propuso estacionarse frente al mar para conversar, por supuesto él aceptó. Cuando se detuvieron ella dijo: quedémonos en el auto, quiero mostrarte algo-, entonces se levantó la falda dejando ver a Carlos su ropa interior, él no podía quitar los ojos de la entrepierna de Sonia, quien lo había seducido ya: ¿quieres besar mis panties?-, él casi tartamudeó: -si, si, …, ella entonces tomó la cabeza de él y la llevó hacia abajo. –¿Te gusta como huelen?-, Carlos solo repetía: si, si, …-, mientras besaba de manera desesperada los panties de Sonia; ella sonreía satisfecha por la dominación en la que tenía al sujeto. Tras dejar a Carlos disfrutar por algunos instantes del momento más excitante de su vida, Sonia decidió que era hora de seguir adelante con su plan: -déjame levantar mi pierna izquierda mi amor-, le dijo, mientras se acomodaba en el asiento del auto, alzando su pierna izquierda, apoyando la cabeza de Carlos sobre la parte superior de su muslo derecho y descansando al final la parte inferior de su muslo izquierdo sobre el cuello de él. –¿Te gusta estar así?-, le dijo ella, acariciándole el cabello, -si, si mi amor-, respondió Carlos. Entonces Sonia sonriendo apretó suavemente el cuello de Carlos con sus muslos: -¿Te gusta?...dime-, él tan excitado como estaba se sentía en el cielo: -si, si …-, ella entonces siguió su plan: -dame la mano mi amor …. si, así-, y le ayudó a pasar el brazo derecho de él por debajo de su piernas, tomándolo por la muñeca con su mano derecha. A pesar de la posición incomoda en que se encontraba Carlos, torcido sobre el asiento del conductor y con el volante sobre su vientre, el grado de excitación en que lo mantenía Sonia evitaba cualquier queja. Con su mano libre, la izquierda, Carlos trató de tocar los senos de Sonia, pero ella sonriéndole lo detuvo tomándole por la muñeca con su mano izquierda: -¡eso no es para ti!-, y mirando alrededor para asegurarse de que no hubieran curiosos ni intrusos comenzó a incrementar la presión sobre el cuello de Carlos apretando con sus muslos: -Lo siento pero no tengo tiempo…-, fue lo único que le dijo al hombre que al principio se sintió excitado pero que al sentirse incapaz de respirar miró a Sonia sin entender lo que pasaba. -¡Quédate quieto!-, dijo Sonia halando el brazo derecho de Carlos y colocándolo bajo su muslo derecho (de ella), inmovilizándolo mientras entrecruzaba sus piernas para aumentar la presión sobre el cuello de él. Carlos, estrangulado entre los fuertes muslos de Sonia, comenzó a sentir los efectos de la asfixia y aun confundido trato de pedirle a su verdugo que se detenga: - nnnooogggg…-, fue la última palabra que dijo ya que Sonia, sonriéndole, estiró las piernas para acabar de apretar la traquea de él: -¡no hagas ruido!-, le susurró mientras sostenía firmemente las muñecas de su víctima. Carlos llevaba ya un minuto sin poder respirar y en su desesperación comenzó a convulsionar todo su cuerpo y a patear el suelo del auto, pero debido a la posición en que se encontraba no era mucho lo que podía hacer, además sus manos estaban firmemente sujetadas por Sonia quien rió al ver que en medio de su pánico Carlos resbalaba quedando aprisionado con el volante del auto: -ya casi terminamos…tranquilo-. Los ojos de Carlos inundados de lágrimas no hallaban piedad en la sonrisa de Sonia que disfrutaba de verlo así, por eso pataleó y movió su cuerpo con toda la fuerza que le quedaba, pero eso solo fue peor ya que en su lucha activo los limpiabrisas del auto. Sonia preocupada porque alguien pudiera notar que algo pasaba decidió terminar el juego: mira lo que hiciste … ¡ahora tengo que apresurarme!-, y apoyo su pie derecho en el suelo del auto inclinándose hacia la izquierda colocando toda su fuerza sobre su muslo izquierdo hasta que escuchó que algo sonó como plástico quebrándose entre sus piernas: -¡si!-, dijo feliz al sentir romperse el cuello de Carlos, quien de inmediato se transformó en un títere sin fuerza. Sonia liberó las manos y el cuello del inmóvil Carlos y abrió la puerta del auto para estirar las piernas, fue cuando notó que él aun seguía vivo, respirando con un casi imperceptible silbido. -¡Aun estas aquí! … lo siento, no era nada personal-, le dijo, luego, después de pesarlo unos segundos susurró: -¡te daré un regalo!-, ante la vista aterrorizada de Carlos ella se levantó la minifalda, luego acomodó la cabeza suelta del pobre hombre diciendo: -en verdad quería estrangularte con mis piernas, pero tu me obligaste …-, se colocó sobre la cabeza de él y se sentó sobre su cara, tapando su nariz y boca, pero dejando descubiertos sus ojos para que pudiera verla, una vez que Sonia se sintió cómoda acarició el cabello de Carlos, sonriéndole, disfrutando del pánico en los ojos de él: -tranquilo … ya terminó-, ella solo sintió algunos leves esfuerzos de él por tomar aire o mover su mandíbula durante un poco más de un minuto, tiempo al cabo del cual la mirada aterrorizada de Carlos se congeló. Sonia estuvo mirándolo algún tiempo más y luego de decir: - ¡adios!-, cerciorándose de que no hubiese nadie cerca, arrastró el cuerpo sin vida hasta el mar y dejó que las olas se llevaran su secreto. Actualmente Sonia es, como había querido, una brillante Juez, feliz esposa y madre, y aunque la historia esta olvidada, de vez en cuando ella desearía repetir la experiencia. FIN. NUESTRAS HISTORIAS SOBRE DOMINACION MEDIANTE TIJERAS, SENTADAS EN LA CARA, ASFIXIA Y ESTRANGULACION VAN EN NIVELES DE INTENSIDAD DE UNO (1) A DIEZ (10). EL PRESENTE ES SOLO UN EJEMPLO DE ESTOS RELATOS QUE PERTENECE AL PRIMER NIVEL (1), SI ESTAS INTERESADO EN EXPERIENCIAS MAS INTENSAS ENVIANOS EN UN SOBRE BLANCO UN DÓLAR NORTEAMERICANO, TU DIRECCION DE CORREO ELECTRONICO Y TU PREFERENCIA EN CUANTO A LOS TRES TEMAS SUBRAYADOS EN EL PARRAFO ANTERIOR, AMBOS EN LETRA PERFECTAMENTE ENTENDIBLE A LA SIGUIENTE DIRECCION: Señor JAIRO PATIÑO Calle 19 No. 23-35 - Oficina No. 207 San Juan de Pasto – Nariño - Colombia POR E-MAIL RECIBIRAS UNA HISTORIA DE NIVEL 2, SI TE AGRADA PODRAS SEGUIR CON LOS SIGUIENTES NIVELES.