Sofía, Verónica y Raul. Parte 4. El desenlace By Dan the diverman dmmbsr@gmail.com Una historia de infidelidad y músculos desde todos los puntos de vista. …Raul… Me despierto aturdido, miro a mi alrededor, estoy en el sofá del salón. Veo a Sofía, de pie frente a la ventana, no parece que tenga ningún daño, está radiante, el sol ilumina sus formas. Siento un dolor agudo en la mandíbula, intento recordar lo que ha pasado. El chandal que lleva Sofía me impide verla mejor. -¿Como estás Sofía?, espero que la loca de mi ex no te haya tocado, es muy fuerte. -Ya estás despierto!, estaba apunto de llamar al médico, me tenías preocupada. -Dice con un tono compasivo. -Bueno, tengo un dolor en la mandíbula serio, apenas recuerdo lo que pasó, pero vi a Verónica muy violenta. Me asusté pensando que te podía hacer daño. -No te preocupes, no me tocó, como ves estoy perfectamente. -Dice acercándose a la cama, aún con el tono tristón- Pero no podemos decir lo mismo de ti. El golpe que te ha dado te ha dejado una marca impresionante, déjame que vea si te ha roto algo. Me acaricia la mandíbula, noto el dolor mientras ella me examina de cerca, el olor a sudor me embriaga, le doy un beso en los labios aprovechando la cercanía, ella me lo devuelve, nos besamos unos minutos hasta que decide romper el beso y apartarse sollozando -Pero ¿que te pasa?, desde que llegué me ha parecido que coqueteabas conmigo, y lo cierto es que me has conquistado, me pareces preciosa, has hecho que me olvide de la loca de mi ex. Ella no responde -Además, si lo que te preocupa es que no tengas la musculatura de Verónica, no te preocupes, como te dije, eso es una excentricidad, puedo vivir con eso; me has conquistado en estos pocos días, me pareces divertidísima, por no hablar de tu aspecto, eres espectacular, de largo la chica más guapa que he visto nunca. -Digo de la manera más sincera que puedo Deja de sollozar, pero no dice nada, me intento incorporar para acercarme hasta ella; la agarro por el cuello intentando que gire la mirada hacía mi -No tienes porqué hacer esto, no tienes que ejercitarte para gustarme más, me pareces tremendamente sexy. Pero quizás esté interpretando mal las señales, quizás no quieras nada conmigo, si es así, preferiría que me lo dijeses rápido, como sabes he pasado por una ruptura de la que no quiero saber nada y si me das calabazas necesitaría regresar a casa, no soportaría tenerte cerca. -No es eso, desde que era pequeña estaba loca por tus huesos, y por lo visto no ha cambiado. -Me da un brinco el corazón- Estos días me has hecho feliz, me lo he pasado muy bien contigo; pero desde que se fue mi hermano, me he ido enamorando de ti, y pensar que en unos días te irás me está matando, no soportaría tenerte lejos; además, se que acabas de salir de una relación y no creo que quieras empezar nada nuevo. Lo que tengo claro es que no puedo ser un ligue de verano, no lo soportaría. -Dice con la voz entrecortada -¿Eso era?, ¿realmente piensas que tu podrías ser un ligue de verano?, eres de largo la chica más espectacular que he conocido nunca, me gusta todo de ti, hasta te has entrenado esta mañana para tener un cuerpo más parecido al de mis deseos, eres un sueño hecho realidad. Me mira con esperanza, aún con los ojos vidriosos; se seca las lágrimas con la manga del chandal, le doy un beso, la imagen es enternecedora. -Hay otra cosa más, que te he ocultado todo este tiempo, y siento que estoy traicionando tu confianza, porque tu has sido muy sincero conmigo. -Dice con un tono de misterio. -Hace muchos años, el verano que pasaste con mi familia, descubrí una revista en tu cuarto. Me sonrojo como un quinceañero al que le han pillado con un playboy. -Aquello me llamó la atención y lo cierto es que cambió mi visión de ti; desde aquel día me propuse parecerme a las chicas que aparecían en aquella revista Me intriga, no tengo claro de que habla, pero veo como se baja la cremallera lentamente mientras se incorpora dándome la espalda; veo como se quita la parte de arriba del chandal y aparece un bikini mínimo, y sus adorables abdominales, no parece que tenga mucho volumen. Se quita con suavidad la parte de arriba, sin quitarme ojo. -He de decir que lo conseguiste, eres la chica más guapa que he visto nunca, tienes las curvas perfectas. -Espera, aún no he terminado. Deja caer el chandal y comienza a flexionar el brazo derecho, veo como poco a poco aumenta su volumen, lo que yo pensaba que era una capa de grasa superficial, se va transformando en músculo; está totalmente definida, veo como las arterias empiezan a regar su masa, el antebrazo también se está hinchando; cuando el brazo alcanza los noventa grados, la masa de músculo es increíble, estoy totalmente excitado, ella no me quita ojo en todo este proceso. -La revista que encontré estaba repleta de chicas culturistas; supuse que te gustaban los músculos en una chica, así que como estaba colada por tus huesos, decidí cultivar mi cuerpo; hace años que no tengo rival en el gimnasio, ni en fuerza ni en musculatura, pero cuando he mostrado mi cuerpo tal y cual es, me he granjeado insultos y desprecios, por lo que me he acostumbrado a controlar el crecimiento de cada músculo, además, la capa de grasa corporal oculta lo evidente. Sin embargo cuando los bombeo, aparecen como lo estás viendo ahora. Ahora mismo tengo una erección dolorosa, no me puedo creer que una chica haya transformado su cuerpo para gustarme a mí. -Tu silencio me preocupa; esta noche he tenido un sueño en el que me rechazabas porque era demasiado grande. -Dice comenzando a sollozar nuevamente Repto por el sofá intentando alcanzarla, pero cuando llego al borde intento apoyar el pie pero la escayola me lo impide, me caigo al suelo, pero antes de tocarlo ella me para en seco, me levanta en vilo hasta que me pone en pie. -No te atreverás a decir que ha sido la adrenalina ¿verdad? -Digo juguetonamente -Evidentemente no -Dice mientras vuelve a flexionar su enorme brazo en mis narices, aún con un tono tristón- Pero dime, ¿que te parecen mis músculos? No me reprimo, lanzo mis manos sobre su enorme bíceps, está duro como una roca, ella mantiene la flexión. -Eres increíble, ¡como has podido ocultarme esto!; eres la mujer más espectacular que he conocido nunca. ¿Que si me gustan?, déjame que te enseñe yo algo ahora Agarro su mano y la poso sobre mi miembro totalmente erecto sin quitarle ojo a su espectacular cara -Solo verte me excita hasta niveles que no conocía. Como te he dicho has logrado enamorarme sin necesidad de mostrarme ningún músculo. Para colmo posees el cuerpo perfecto. No se como explicarte cuanto me gustas, como me ponen tus músculos. Ella levanta la vista para encontrarse con mis ojos; las lágrimas inundan su cara. -¿Entonces no te parezco demasiado grande? -Dice aún dubitativa. -No existe “demasiado grande”, ya te lo dije hace unos días. Cuanto más, mejor; y nunca he visto a nadie con más que tu. Eres perfecta Por fin dibuja una sonrisa -Pero no me dejes así, necesito volver a ver ese bíceps -Digo juguetonamente Ella no me defrauda, vuelve a levantar su brazo derecho y flexiona al máximo, esta vez sin preámbulos, drásticamente. -¿Cuanto mide?, es enorme -Digo babeando -La última vez que lo medí había alcanzado los 43 cm, pero creo que este verano ha crecido. Acerco la boca a su brazo y lo beso, lo lamo, mientras con mis manos la abrazo con fuerza; me retiro un poco para recobrar la perspectiva y ver la cara de satisfacción de mi anfitriona -El resto de músculos se van a poner celosos -Dice mientras flexiona el otro brazo Mi excitación es más que evidente, me muevo con torpeza de un brazo a otro, besando cada centímetro de su piel, sintiendo su dureza; de vez en cuando, miro la cara de satisfacción de Sofía, sabedora que ha conseguido conquistarme, no solo con su cuerpo, sino con su ser. Cesa la flexión, me agarra por la cintura, me carga a su espalda como si fuese un saco de patatas y me lleva a toda velocidad hasta su cuarto, en el trayecto, lo único que veo es su espalda, cada uno de sus músculos tensándose ante el esfuerzo que está haciendo al moverme como un pelele. Me arroja sobre la cama; se quita lo que le queda de chandal de la manera más sexy que me pueda imaginar, descubriendo sus piernas, son gloriosas, las tiene absolutamente infladas, se definen todos sus músculos como un mapa de anatomía. Veo como los músculos que hasta ahora me parecían grandes empiezan a tomar volumen, se está concentrando en revelar cada uno de sus músculos al máximo potencial. No doy crédito, el volumen es tremendo, necesito tocarla, me incorporo intentando reptar hacia ella. -Espera, quiero mostrarte algo -Dice agachándose y sacando algo de debajo de la cama Se incorpora con dos pesas gigantescas, veo que empieza a realizar curls de bíceps alternos a una velocidad absurda, a cada repetición el músculo salta hasta un volumen increíble, el sudor empieza a regar su piel, pero no deja de realizar repeticiones, cuando va por 100 con cada brazo pierdo la cuenta. El volumen es increíble, ella sigue sin quitarme ojo. -Creo que no van a crecer más, coge el metro, está en el cajón de mi mesilla; vamos a medirlos. Me giro y busco torpemente el metro, me cuesta más de lo que me hubiese gustado, por fin lo localizo, me giro, y veo a Sofía a un palmo de mi, su bíceps desde esta distancia es descomunal, poso mi mano sobre él y noto su dureza, aprieto con fuerza intentando dentarlo, ella lo flexiona un poco y su su movimiento abre mi mano como si no hiciese la más mínima fuerza, ella se ríe mientras eyaculo en mis pantalones. -Podría estar así todo el día, pero me gustaría pasar a otra cosa, así que si te parece mídeme. -Dice mirando mi entrepierna húmeda. Lanzo el metro alrededor de su gigantesco bíceps; sin soltar la enorme pesa empieza a flexionar al máximo; veo como crece imparable, la cinta se estira intentando abarcar todo su volumen, por fin se detiene, miro atónito la medida: 53 cm, digo en alto -No está mal, 13 cm más de lo que medía antes del verano, pero la verdad es que ahora están inflados del ejercicio, me los medirás después cuando esté más relajada. Me agarra el pantalón con las dos manos, con un ligero movimiento los rompe en dos; hace que la tela vaquera parezca papel, la fuerza que almacena su cuerpo es prodigiosa; mi miembro reacciona alegremente, se está volviendo a excitar, me arranca los calzoncillos igualmente con un gesto sutil. -Crees que a tu amiguito le gustarán mis bíceps -Dice con un tono muy sexy No me molesto en articular palabra, balbuceo algo ininteligible, pero ella hace caso omiso, me levanta con una mano hasta que mi pene acaricia su músculo, el tacto es orgásmico, pero me sorprende cuando lo atrapa entre su bíceps y el antebrazo, me mantiene con el otro brazo en el aire mientras comienza la mejor masturbación que he tenido hasta ahora; cada flexión de su brazo me manda una sensación de placer como nunca he sentido, controla el ritmo perfectamente hasta que me corro sobre ella, sonríe cuando convulsiono, me deja suavemente sobre la cama. -Creo que a tu amiguito le han gustado mis bíceps, ¿verdad? -Dice con el mismo tono sexy -Eres increíble, déjame que me recupere un poco, por ahora estamos descompensados. Empiezo a acariciar su cuerpo, ella flexiona cada parte que toco, me transmite unas sensaciones orgásmicas, vuelvo a excitarme, ella empieza a disfrutar, empieza a gemir, pero me interrumpe. -Un momento, me está molestando el bikini Efectivamente, se le está clavando, las enormes tetas luchan por salir, y el culo lucha contra lo que ahora parece un tanga. Me acerco para desabrocharlo cuando me para en seco -Déjame a mi, he repasado esto mil veces, simplemente disfruta -Dice jugando conmigo. Veo como tensa sus pectorales lentamente, las tetas crecen imparables, clavándose aún más el tejido, pero lógicamente no son rival para su volumen, para su fuerza, escucho los primeros quejidos de la tela. Relaja la pose y de la forma más violenta vuelve a tensar, las tetas salen disparadas empujando lo que queda de bikini hacia mi, me quedo hipnotizado por el movimiento rítmico que han tomado mis amiguitas; ella empieza a flexionar rítmicamente los pectorales, acentuando el baile más erótico que me haya hecho nadie, me corro nuevamente sin más estímulo, esta vez mancho todo su torso. Ella cesa su ejercicio. -Vamos tres a cero, espero que tengas fuerzas para equilibrar la balanza -Dice juguetonamente mientras lame algo del semen que le ha salpicado el pecho. Se da la vuelta, enseñándome el culo más bonito que haya visto nunca, se saca el bañador de la raja y se lo recoloca; solo con ese gesto el tejido parece incapaz de aguantar su volumen, pero cuando tensa los glúteos pasa lo evidente, la tela se deshace delante mía. Me empuja sobre la cama suavemente, me dejo caer, introduce una mano bajo mi nuca y la otra bajo las rodillas y me recoloca en posición. No parece que esto le cueste el más mínimo esfuerzo. Su demostración me excita nuevamente. Cuando me ha dejado en el centro de la cama, ella se va hacia el pié de la misma y como una pantera empieza a gatear hacia mí; sus hombros totalmente estriados como antesala a sus brazos gigantescos dan un aspecto de poder impresionante, el cabello pelirrojo cae por uno de los lados, su mirada es de lujuria. Las tetas bailan a cada paso. Apenas puedo ver las piernas, sus anchos hombros me tapan el resto de su cuerpo. Cada movimiento que hace lo acentúa flexionando sus músculos al máximo, cuando llega hasta mi, sus abundantes tetas van acariciando cada centímetro de mi piel, se detiene cuando llega a mi pene, que vuelve a estar totalmente erecto; lo atrapa entre sus pechos y en ese momento da un pequeño apretón, flexionando un poco sus pectorales; una sensación orgásmica me recorre el cuerpo. Me libera y continúa hasta que está sobre mí, mi pene acaricia su sexo, pero no la penetro, sus movimientos acarician sus labios. El ritmo hace que las tetas golpeen contra mi pecho la imagen que tengo delante es espectacular, acaricio sus brazos que soportan totalmente su peso, están duros como piedras, llevo mis manos a su espalda para confirmar lo evidente, sus dorsales saltan a cada movimiento, puedo sentir su dureza, busco el trapecio, pero no alcanzo, la excitación me está volviendo loco noto como aumenta el ritmo, jugando con mi miembro, acercándolo a sus labios, la mirada la tiene perdida, está en éxtasis. Siento como ella llega, sus fluidos caen sobre mi pene totalmente erecto. En ese momento entre gemidos abre los ojos y dibuja una sonrisa de satisfacción. -Necesitaba esto; déjame que libere tu tensión. Alarga la mano y saca un preservativo del cajón, tarda un instante en ponérmelo y sin más, se sienta sobre mi abdomen y empieza a flexionar todo su torso. Los bíceps saltan a su voluntad pero el resto de la musculatura es tan sumamente grande que apenas destacan, los dorsales duplican el tamaño de la espalda, enmarcando sus enormes tetas, que no son capaces de ocultar sus pectorales, se pueden contar las estrías. Y lo que más me entusiasma son sus abdominales, son totalmente simétricos, ocho pastillas perfectas enmarcados con los oblicuos y serratos anteriores, baja su mano para verificar el estado de mi miembro, estoy apunto de correrme, se inclina suavemente sobre mi mientras la penetro, se mueve rítmicamente, comprimiendo lo justo para aumentar el placer, tardo muy poco en llegar, pero ella continúa; me mantiene dentro de ella hasta que se corre nuevamente. -Necesitaba esto, no sabes las veces que he soñado que hacíamos el amor. -Dice con una sonrisa muy dulce. Recupero el aliento mientras acaricio su cuerpo, aún no me creo la musculatura que tiene; mientras recorro su cuerpo, ella me mira con satisfacción, pero no me entretengo en su cara, cada músculo resulta suficientemente excitante como para captar toda mi atención; pierdo la noción del tiempo, repaso cada centímetro de su cuerpo, masajeo cada músculo, es sorprendente que incluso relajados los músculos son tremendamente densos. De vez en cuando los tensa, desvío mi atención a su cara para confirmar su satisfacción. -¿Que te parece?, ¿qué quieres que haga ahora? -Dice con su voz más sexy -¿Cualquier cosa? -Tu pide, a no ser que me parezca demasiado asqueroso estaré encantada de hacer lo que quieras. Ten en cuenta que he estado años entrenando para este momento, me he imaginado todo tipo de situaciones contigo. -Es complicado decidir, cada parte de tu anatomía es más que suficiente para excitarme a unos niveles insospechados, pero tengo ganas de ver tu fuerza. Ayer cuando echamos el pulso te dejaste ganar, es evidente. Lo que te pido es que me derrotes, pero sin compasión, nada me pondría más que me demostrases tu poder. Ella sonríe, se acerca y me da un beso con mucha pasión. -Intentaré ser cuidadosa, no quiero que te partas otro hueso. Se tumba sobre la cama boca abajo, coloca el brazo en posición y me indica que está lista, yo hago lo propio, me pongo delante. La visión que tengo es en sí perfecta, apoyada con el brazo que no está usando, pero que denota su increíble musculatura; las tetas apoyadas sobre ese antebrazo, pero sin perder su esfericidad. Los hombros cargados de músculos enfatizan su poder. Los trapecios dan salida al cuello que queda oculto por su maravilloso pelo rojizo; el brazo que me invita a un ridículo pulso está totalmente hinchado, su bíceps es descomunal; un mar de venas lo riega, me fijo en su cara, me mira con ternura, sin perder esa sonrisa que me está enamorando. -¿Prefieres que sea rápido ó que juegue contigo? -Dice con ese tono sexy que tanto me excita -Intenta no perder, creo que no eres consciente de mi potencial; además, sabes que tu eres el sexo débil -Bromeo con ella Pongo mi mano en posición y ella me da pequeños apretones que estrujan mis dedos; afortunadamente relaja la presión instantáneamente, por lo que puedo mantener un aspecto digno; la comparación de brazos es ridícula; su magnífico brazo debe multiplicar por cinco en volumen del mío, mientras que en fuerza no llego a imaginarme en cuanto me supera. Intento sorprenderla apretando súbitamente, pero los brazos se mantienen inmóviles, no noto que esté haciendo el más mínimo esfuerzo. De repente los brazos empiezan a caer a mi favor, está jugando conmigo, pero lo aprovecho para echar el resto, hago trampas, me incorporo levemente y echo todo mi peso sobre su brazo, ahora a 45º, ella me mira sonriente y devuelve los brazos al centro. En esa posición flexiona el brazo de por sí ya grande, el músculo explota ante mis narices; está un rato así hasta que se aburre y lentamente, a una velocidad constante me aplasta mi brazo contra la cama, no me ha quitado ojo en todo este rato -Creo que te he ganado limpiamente ¿Qué te ha parecido? -He estado apunto de ganarte, pero me ha dado pena y te he dejado ganar -Continúo bromeando -En ese caso, tengo un premio para ti, por ser tan bueno conmigo. Se incorpora, bordea la cama, la sigo excitándome con cada paso que da. Cuando está a mis pies se inclina sobre mi, me vuelve a agarrar por la cintura y me levanta de la cama hasta que mi pene reposa sobre sus tetas, me sube y baja lentamente, acariciando con mi pene su abundante delantera, usa su canalillo para masajear mi miembro; insiste hasta que está totalmente erecto, en ese momento lo atrapa entre las tetas y empieza a apretar y relajar sus pectorales, tardo un instante en correrme, esta vez en su cara. Me desciende hasta el suelo y se va al baño a limpiarse -¿Quieres ducharte conmigo?, aquí hay sitio para los dos -Corro a trompicones -Espérame un momento, necesito la protección de la escayola -Digo mientras continúo hasta mi cuarto Me coloco como buenamente puedo el plástico para protegerme la pierna y cuando voy a levantarme de la cama escucho a Sofía andando hacia mi dormitorio -Déjame que te ayude, no quiero que te lesiones ni te canses, te quiero fresco para mi. Al escucharla, al verla, me excito tremendamente, sigue sucia con mi semen esparcido por todo su cuerpo, mezclado con parte de su propio sudor. Se aproxima hasta mi posición muy lentamente, se agacha, para agarrarme como ya lo hizo antes, con una mano bajo las rodillas y otra bajo la nuca; pero a diferencia de antes, ahora va totalmente desnuda, me sube hasta que atrapa mi pene entre sus pechos nuevamente; puedo ver el capullo sobresalir por encima. -¿Crees que podría aguantar tu peso aguantándote tan solo con mis pechos? -Dice con un tono excesivamente travieso -No lo se, pero creo que sería demasiado doloroso, no creo que mi amiguito aguantase ni la compresión ni el peso de mi cuerpo. Pero estoy seguro que no te falta fuerza. Digo preocupado por lo que me pueda pasar si se le ocurre soltarme. -No te preocupes, no estoy loca, si hay alguna parte de tu cuerpo que no quiero lesionada, es a tu amiguito. Lo enfatiza flexionando nuevamente sus tetas sobre mi miembro, mandándome un placer indescriptible por todo el cuerpo. -No se te ocurra detenerte, ¡necesito más! -La aliento Ella me hace caso, y mientras me lleva lentamente hasta su baño, va flexionando y relajando sus enormes tetas, estoy seco por lo que no llego, pero cada flexión es orgásmica; no cesa hasta que entramos en la ducha, me deja en pie al lado suya y abre el agua, mi excitación no puede ser mayor, me da la espalda mientras se moja, el agua resbala por sus abultados músculos, acaricio su enorme espalda, y no lo puedo evitar; la agarro por la cintura y la aprieto contra mi; mi pene acaricia sus gluteos, ella los flexiona lentamente, atrapándome nuevamente, sin cesar en mi presión contra ella, subo mis manos hasta sus grandes tetas, la acaricio, ella mantiene las flexiones de sus poderosos gluteos, tardo poco en eyacular, ella se gira en ese momento y me da un beso muy apasionado, continuo con mi magreo de sus pechos, me entusiasman, ella me comprime contra su cuerpo, en una demostración de poder sin precedentes, siento como me falta el aire, sus pechos se aplastan contra mi pecho, mi miembro está comprimido entre sus abdominales, paso mis manos a su espalda y me deleito con cada músculo, noto la fuerza que ejerce sobre mi; aprieta rítmicamente, parece que esté disfrutando de este ritual, desciendo mis manos como puedo, hasta su maravilloso culo y lo masajeo, está duro como una piedra; noto como tensa cada músculo cuando me aprieta, su ritmo va aumentando, me empiezo a excitar nuevamente, pero mi pene no puede abrirse hueco antes sus fuertes abdominales; empieza a gemir; confirmo que le produce mucho placer aplastarme, pero lo cierto es que no me llega a faltar el aire, y es evidente que a mi también me excita; tiro de ella hacia arriba, asiendolá por su trasero, pero pesa demasiado, no logro desplazarla ni un ápice. Su ritmo ahora es frenético. Se corre, noto los fluidos por mi pierna, me froto con ella mientras. No me suelta, se queda abrazada a mi, su cabeza contra mi hombro, respira con fuerza, es indudable que la excitación le exige mucho, incluso a ella. Permanecemos varios minutos en esa posición, bajo el agua caliente. Levanta la cabeza, su expresión es de felicidad, me busca la boca. Nos besamos apasionadamente mientras recorro con mis manos su espalda totalmente excitada. -No me puedo creer que diga esto, pero necesito descansar, estoy agotada -Dice aún con resuello. -Tenemos que dejar algo para después, aunque debo confesarte que aún me tienes a 100. -Eso tiene solución. Dice mientras noto como sus manos me agarran por las caderas, me vuelve a levantar deteniéndose en cada músculo; apenas a cinco centímetros de altura me frota contra sus abdominales, tensándolos, mi miembro salta de una pastilla a otra, no se entretiene, continúa hasta sus tetas, donde me vuelve a masajear. Busco con mis manos sus bíceps, están totalmente hinchados; estoy en éxtasis; cuando pienso que no aguanto más me realiza el sexo oral más orgásmico que me hayan hecho nunca, tardo un instante en correrme en su cara; me desciende lentamente, volviendo a frotar mi miembro por cada músculo. -¿Mejor? -Dice con ese tono sexy que me vuelve loco. -Creo que unos minutos aguantaré. Ella se ríe; me retiro para ver su cuerpo con algo de perspectiva, ella no me quita ojo mientras se enjabona el pelo, los bíceps saltan a cada movimiento, ella sigue mirándome, provocándome con la mirada. Coge el gel y se lo vierte directamente sobre sus pechos y algo más sobre su mano; no lo puedo evitar, extiendo el gel que acaba de echarse encima, ella, aprovechando la distancia, me limpia el miembro. -Creo que nuestro amiguito necesita una buena limpieza. -Dice mientras me masturba. No logro correrme, pero desde luego, no por la falta de estímulos, sus manos me acarician expertamente, y mis manos tocan el cuerpo perfecto, pero estoy absolutamente seco. Me afano con su sexo, intento responderle con la misma moneda, masajeo sus labios. -Aqui creo que también hay que limpiar un poquito. Ella aprieta sus piernas, atrapando mi mano contra su sexo, realiza pequeñas flexiones que hacen que acaricie involuntariamente sus labios, ella empieza a gemir mientras aprieta rítmicamente. Intento mover mis dedos, para intentar penetrarla, pero no hago esfuerzo por sacar la mano, está disfrutando demasiado; tarda poco en llegar. En su orgasmo aplasta mi mano hasta llegar al dolor, cuando la libera me la agarro para intentar recuperar la sensibilidad. -Con lo limpio que te había dejado ahí abajo, te has vuelto a poner perdida -Digo juguetonamente Ella, sin decir nada, agarra el gel, y se frota el sexo sin quitarme ojo, exagerando los movimientos, forzando la flexión de cada músculo. Cada imagen que me brinda es aún más erótica que la anterior, me quedo inmóvil, observando como termina de asearse. Nos vestimos y bajamos; esta vez, ni siquiera me apoyo en Sofía, directamente me carga y me baja hasta el sofá. Se dirige a la cocina, me incorporo para ayudarla, cuando llaman al timbre. Intuitivamente me acerco a abrir, tras la puerta hay una chica de metro ochenta, rubia, con una delantera impresionante; su cara rivaliza con la de Sofía, y a juzgar por la anchura de hombros, debe pasar muchas horas en el gimnasio, es un auténtico bombón, lo único que no encaja es su expresión, parece enfadada. -¿Está Sofía? -Pregunta sin más dilación. Le doy paso y pasa delante mía como una exhalación mientras Sofía la mira desde la cocina desconcertada —o—o— …Verónica... Me duele mucho el estómago y la cara, nunca había sufrido tanto dolor, tengo nauseas, siento un olor ácido, abro los ojos con dificultad, el sol me ciega, intento incorporarme, no me ubico, me duele demasiado. Dejo pasar unos minutos. Ruedo sobre mi espalda, intento nuevamente incorporarme, pero cuando tenso los abdominales para sentarme, siento un dolor agudo que me perfora el abdomen, desisto. Dejo pasar unos minutos. Intento repasar mentalmente lo que ha pasado, me vienen imágenes de Sofía, la hermana del amigo de Raul; recuerdo vagamente como al flexionar su cuerpo empezó a mostrar una cantidad ingente de músculo, recuerdo el pavor que eso me produjo, pero lo que más recuerdo es el dolor que me producía con cada puñetazo, como mis intentos por detenerla eran nimios, no pude presentarle la más mínima resistencia. Llevaré no menos de media hora consciente en el suelo, esta vez logro incorporarme, eso sí, com mucha dificultad, me duele todo. A duras penas logro acceder a la vivienda con el mayor sigilo que puedo, no quiero recibir más de Sofía, evidentemente no soy rival para ella. Cuando entro en la casa escucho como retozan sonoramente, escucho como Raúl le pide que flexione el bíceps, que quiere sentir otra vez su fuerza, ella ríe como una niña; me recuerda a los primeros meses, recuerdo como Raul disfrutaba sintiendo cada músculo; hubiese sido tan fácil mantenerlo a mi lado, tan solo tenía que serle fiel y no dejar de entrenar. Pero lo que me viene a la cabeza no son celos, más bien es el recuerdo de algo pasado, sin más peso sentimental; ahora mis sentimientos están con Sara, ¡es tan sexy!. El sexo con ella es de largo, el más satisfactorio que he tenido nunca, sabía como llevar el ritmo, como hacerme sentir deseada en cada momento, donde tocarme para sentir el mayor placer; noto como me estoy calentando, ¡tengo que ir a verla!, ella sabrá cuidarme. Busco el aseo, al verme la cara se me cae el alma al suelo, el pelo empapado en una mezcla de mi propio vómito y sangre, la cara totalmente deformada del experto trabajo que ha hecho Sofía; el ojo derecho prácticamente cerrado, el izquierdo muestra un moretón importante, ambas mejillas están rajadas e inflamadas, absolutamente manchadas de sangre, los labios los tengo rotos por varios sitios; mi cara es un poema. Me aseo en la medida de lo posible y me dirijo casa de Sara. Aún es temprano, estará allí. Me recibe con unas braguitas y un corsé de encaje, quizás un poco chico para su abundante delantera, me empiezo a excitar, pero el dolor disminuye mi lívido. -¡Dios mío! ¿Qué te ha pasado?¿Quién te ha hecho esto? -Dice manifestando una desmesurada preocupación. -No te lo vas a creer, fue tu amiga Sofía -Le digo dándome cuenta que posiblemente me haya equivocado, pero si quiero una relación con Sara tendré que lograr que no se lleven bien, no creo que Sofía le hablase bien de mi. -¿Sofía? No tiene sentido, es la chica más dulce que conozco -Dice incrédula -No te creas, no se cuanto la conoces, pero bajo ese aspecto de niña buena hay una chica tremendamente violenta. -Pero bueno, aun así. Yo he visto como derrotabas a chicos mas grandes que tu, y Sofía, aunque tiene unos buenos músculos no llega a tu nivel. -Efectivamente -Miento- pero no puedo pegar a una chica, más aún tan pequeña; lo único que se, es que de repente se volvió loca y me pegó con todas sus fuerzas, yo tan solo intentaba protegerme, pero es muy rápida. Veo como Sara se está enfandando, la estoy llevando a mi terreno. -Pero ¿porqué te ha pegado?, ¿que ha pasado? -Dice a medio camino entre enfadada y decepcionada. -Por un chico. Esta mañana salí a correr y me la crucé, continuamos un buen rato las dos, y cuando terminamos me invitó a ir a su casa a refrescarme. Cuando llegamos vi como su chico me miraba, evidentemente le gustaban mis músculos -Digo enfatizándolo con una flexión del brazo derecho- y ella al ver la reacción de él, empezó a insultarme, y cuando quise darme cuenta estaba en el suelo sangrando; no quise contestar a su brote violento, no me pareció lo más adecuado, más aún delante de su chico; así que cuando me dejó de pegar me levanté y me vine a verte. Ahora el enfado de Sara es visible, creo que he conseguido lo que quería. Ahora a poner la pose de niña buena. -Solo te pido que entiendas lo que ha pasado, ten en cuenta que esto me pasa mucho, es muy normal que los novios de mis amigas se sientan atraídos por mí, supongo que a ti también te pasará; y muchas veces las amigas lo único que se les ocurre es pegarme. Generalmente no pasa nada, pero Sofía tiene buenos músculos y mucha fuerza, pero debes comprenderla, tenía celos. Solo te pido que la perdones. -¡No!, no es forma de comportarse, no hay celos que justifiquen hacerle esto a nadie. Pero no te preocupes, esto no va a quedar así. -Dice con un tono de determinación que me preocupa. -¿Que estás insinuando?, ¿no pensarás enfrentarte a ella?, no creo que debas decirle nada, me da mucho miedo que te pueda hacer daño a ti también. Piensa en lo que ha sido capaz de hacerme a mi. No me perdonaría que dañase tu cara o tu cuerpo, eres preciosa. -Digo sinceramente -Bueno, no te preocupes por eso. En cualquier caso es tarde, tengo que ir a trabajar, espérame aquí, llegaré esta tarde cuando logre encajar mi turno a alguna amiga. Se va a cambiar mientras me tumbo en el sofá para intentar reponerme, me vence el sueño. Me despierta el ruido de las llaves en la puerta, veo entrar a Sara visiblemente enfadada, da un portazo y se dirige hacia mi, aún no me he terminado de despertar. -¿Como estás cariño?, te veo alterada -Si, estoy un poco alterada, y me gustaría aclarar un par de cosas. -Ya te dije que no le dieses importancia, todo ha sido un brote de celos, no pasa nada, tan solo quiero estar contigo. -Digo intentando suavizar las cosas. -Antes cuando me contaste todo aquello te creí, así que tal y como salí de aquí me fui a ver a Sofía, estaba dispuesta a vengarte, estaba dispuesta a darle una paliza a la que es mi mejor amiga aquí; menos mal, que es más fuerte que yo y me pudo detener. Me inmovilizó y me explicó lo que realmente había pasado, el chico que estaba con ella confirmó cada aspecto de la historia. No me puedo creer que quisiese pegar a Sofía por un buen polvo. Eres muy mala persona. -Lo siento mucho, no quería perderte, así que tenía que conseguir que no quisieses hablar con Sofía. Sabía que si ella te hubiese contado la verdad me odiarías y estoy muy sensible como para perderte, eres lo mejor que me ha pasado -Digo emocionándome con cada palabra, llegando al punto del llanto. -No irás a llorar ahora, te creía más fuerte -Dice con un tono un poco más desenfadado -Te contaré la verdad, espero que esto no sirva para terminar de espantarte, eres muy importante para mi. Hace unos años empecé a salir con un chico encantador, yo le volvía loco, pero lo que más le gustaba con diferencia eran mis músculos. Decidimos casarnos, pero cuando faltaba apenas un mes para la boda, lo engañé con un antiguo novio; él me dejó de inmediato. En el mismo instante en que me sorprendió me di cuenta de mi error, así que desde entonces me propuse reconquistarlo, para lo que me dediqué en cuerpo y alma a desarrollar este cuerpo que tengo -Digo mientras flexiono cada músculo, enfatizando mi punto. Veo que Sara me escucha con atención. -A través de twitter me enteré que mi ex pasaría aquí el verano, así que me vine para intentar que cayese en mis brazos. Tardé un par de días en enterarme donde se hospedaría, estaba saboreando mi más que seguro éxito; disfrutaba contoneándome por el pueblo, esperando en vano, que mi ex me viese “por casualidad”, pero la realidad es que se partió una pierna el segundo día de estar aquí y se ha quedado en la casa de su amigo todo el tiempo. Estaba pensando en como hacer que me viese cuando te conocí. La noche que pasé contigo ha sido lo mejor que me ha pasado nunca. Parecía que me leyeses el pensamiento, hacías lo que necesitaba para sentir el mayor de los placeres. Eres con diferencia el mejor polvo que he echado nunca, me has cambiado la vida. Noto como se le va suavizando el cabreo, pero dista de estar tranquila -Cuando salí de aquí tras aquella gloriosa noche, decidí que me reuniría con mi ex para explicarle que había encontrado a alguien mejor, pero mi forma de ser me forzaba a hacerle sentir mal, sabía que cuando viese mi cuerpo sabría que se había equivocado, y en ese momento sería yo la que lo dejara, era un asunto de amor propio. Sara sigue callada, atenta a cada palabra que digo. -Finalmente, esta mañana fui a su casa, y me sorprendió ver a Sofía con él, en la terraza. De repente lo vi claro, tu amiga me había robado a mi chico, así que aprovechando que ella se disponía a correr salí a su encuentro; como suponía me reconoció y corrimos un buen rato juntas, al regresar, como te dije antes fuimos a su casa, donde nos sorprendió Raul, al verme se le mudó el color, yo llevaba puesta esta misma ropa, sabía que el short y el top mínimo acentuaba cada curva, cada músculo, así que comencé a flexionar para que viese en lo que me había transformado, para que supiese lo que se había perdido al dejarme. En ese momento vi la cara de preocupación de Sofía, Raul le confesó que era su ex y en ese momento Sofía empezó a enfadarse, se me acercó demasiado diciéndome que me marchase, pero aún no había terminado. Intenté pegarle un puñetazo con todas mis fuerzas, no la quería delante mientras disfrutaba de mi venganza con Raul, también quería que viese lo superior que era a su nueva amiguita, pero como digo, no lo conseguí, Raul se interpuso y recibió el impacto, calló redondo al suelo, inconsciente, yo me quedé petrificada, mientras Sofía se tiró al suelo a ayudar a mi ex; en unos segundos, mientras observaba la situación como en un tercer plano, Sofía se incorporó, y mientras me amenazaba, se quitó la sudadera, mostrando un tipazo espectacular, pero lo que más me llamó la atención fue que empezó a flexionar y aparecieron unos músculos gigantescos, incluso mayores que los míos. Desde ese momento solo recuero el primer puñetazo en el estómago, me hizo vomitar; del resto apenas tengo recuerdos, pero me dio una tunda que me dejó inconsciente un buen rato. Me lo merecía. La expresión de Sara se ha relajado algo más, ahora parece menos enfadada. -Lo más curioso de todo es que cuando me desperté, entré a la casa para asearme y escuché como se lo estaban montando en la planta alta. Intenté visualizar a esa diosa con ese cuerpo montando como una bestia al imbécil de Raul y me tuve que masturbar, me puso a 100 esa imagen. Ahora entiendo lo que sientes por un cuerpo como el de Sofía o el mío. -Digo sincerándome como no lo he hecho nunca. -Me alegra de que hayas sido sincera, quitando la última parte, coincide con lo que me han contado Raul y Sofía. E incidiendo en tu último comentario, me alegro que lo comprendas, no es fácil encontrar a gente que acepte a alguien al que le gustan los músculos en una chica. Si te parece, viendo que te has comportado, me vas a compensar por tu error echando un pulso conmigo, quiero ver ese brazo que aplastó hace un par de días al musculitos en el bar, quizás si me excitas te perdone. ¡Que fácil!, me parece mentira que contando la verdad me pueda salir con la mía. Me coloco en la mesa del comedor, me muevo acentuando cada músculo, quiero que se sienta atraída por mi cuerpo, cuando me giro veo que me está observando desde la distancia con una mirada lasciva. Me siento y con el dedo índice le invito a sentarse frente a mi. Se quita la chaqueta, dejando sus brazos descubiertos y mostrándome su abundante delantera. -No pensarás que abusando de escote podrás vencerme, ¿verdad? Sara se limita a sonreír, me desconcierta, da la sensación de que tenga algún as bajo la manga; en cualquier caso, la diferencia de tamaño es notable, mis brazos son fácilmente el doble de grandes que los suyos, y además, mi volumen es todo muscular, mientras que el suyo es mayormente grasa. Juntamos nuestras manos, me da un buen apretón, como dejando claro que va a echar el resto, yo respondo flexionando el brazo unas cuantas veces, ella lo mira hipnotizada. -Cuando quieras -Me reta a comenzar Empiezo a apretar lentamente, no quiero lesionarla, me encantaría que me pusiese algo de resistencia, pero lo dudo. La presión va aumentando, pero para mi sorpresa ella mantiene los brazos en el centro, miro su cara, está totalmente relajada, con esa sonrisa desconcertante. -Deberías apretar si no quieres eternizar esto demasiado -Dice con un tono burlón Le hago caso, aprieto más y más, con idéntico resultado, no lo comprendo, los brazos parecen anclados en el centro de la mesa, como si no hubiera presión. -¿Que te parece?, pensabas que ya me habrías ganado, ¿verdad?, realmente tengo una sorpresa para ti -Dice sin cambiar la expresión Empiezo a preocuparme, mi músculo está apunto de explotar, mi brazo tiembla ante el inútil esfuerzo, pero las manos siguen estáticas, no se mueven ni un milímetro, y lo que es más ridículo, su brazo no manifiesta ningún esfuerzo. El cansancio empieza a apoderarse de mi, es imposible que Sara pueda hacerme frente a un pulso, pero está pasando. -Inténtalo con ambos brazos, es evidente que tu espectacular bíceps no puede conmigo -Dice burlándose Le hago caso, coloco mi otra mano sobre las dos manos y continuo mi esfuerzo. Nada, las manos siguen inmóviles. Me levanto un poco de la silla para empujar con todo mi cuerpo. -Puedes hacer todo lo que quieras, en mi brazo tengo mucha más fuerza que tu en todo el cuerpo, déjame que te demuestre algo. Estoy atónita, no tiene sentido, esto no puede estar pasando, y para colmo me quiere demostrar algo. Yo sigo apretando con todo lo que tengo, quizás sea un truco, y no puedo tirar la toalla. Pero lo que veo me deja atónita, veo como su brazo se está inflando como si le hubiesen conectado un compresor; delante mía estoy viendo el crecimiento de su biceps, desde el de una chica más bien delgada, con algo de grasa corporal a un brazo de mi tamaño, pero no se detiene, continúa el crecimiento, me supera por mucho, veo como nacen venas donde antes no había nada, cuando prácticamente ha duplicado mi volumen veo como aparece la definición, puedo ver cada fibra de su poderoso músculo, no comprendo nada. La situación me está excitando, noto como estoy lubricando, la miro a la cara, y veo que me observa atentamente, casi con curiosidad. -¿Que te parece?, supongo que ahora comprenderás porqué no me podías ganar, como ves, mi musculatura es mucho mayor a la tuya, por no hablar de mi fuerza, en ese campo no hay color. ¿quieres una demostración? Intento hablar pero solo emito un balbuceo ininteligible, así que me limito a asentir, ella se ríe sonoramente ante mi reacción. Los brazos se mueven lentamente hacia mi lado, en esta posición no podría perder, pero es evidente que está jugando conmigo, como yo lo he hecho con muchos chicos antes, aun así mi posición con los dos brazos y prácticamente en pie, me dan cierta ventaja que me gustaría aprovechar, pero como suponía, Sara sabía lo que hacía, no logro mover siquiera los dos o tres centímetros que harían falta. Ahora a una velocidad impresionante ella mueve todo mi cuerpo, mi fuerza me mantiene rígida, por lo que me tira al suelo y doy un par de vueltas hasta que choco contra la pared. Cuando logro centrarme veo que me está levantando en vilo, mientras me pregunta si estoy bien, se la ve preocupada, cuando me ve que reacciono bien, se relaja y me devuelve a mis pies. -Eres increíble, no me podría haber imaginado que pudieses ser tan fuerte, es algo sobrehumano -Digo alucinada. -Si, efectivamente, es algo prodigioso; pero es algo que puedo hacer desde que era muy pequeña, logro retraer mi musculatura a voluntad, e incluso con mi musculatura disimulada, tengo una fuerza descomunal; no me habría hecho falta mostrarte mi músculo para vencerte con las dos manos, pero quería enseñarte lo que oculto. Cuando me has dicho que pensar en el cuerpo de Sofía te había puesto a ... La interrumpo me abalanzo sobre ella, le como la boca, ella me responde. Mientras tanto acaricio su abultado bíceps, ella lo flexiona para mí, su dureza es increíble, nunca había sentido un músculo así, me levanta en peso, me lleva al dormitorio, me arroja sobre la cama. -Hoy la bestia voy a ser yo, espero que esto te guste -Dice mientras se concentra en expandir su cuerpo. Veo como cada una de las prendas que le quedan puestas se estira hasta el nivel de rotura. Poco a poco van cediendo las prendas, es el strip-tease más sexy que he visto nunca, ante mi está la chica más sexy a la par que más musculosa que haya visto nunca. Veo músculos que ni conocía, tendría que mirar en los mayores culturistas para poder hacer una comparación. Cuando ha terminado de crecer, tiene los pechos al aire, y la braga que llevaba se ha quedado convertida en un tanga mínimo. Empieza una sesión de poses que me excita aún más, tengo que poseer ese cuerpo, tengo que acariciar cada centímetro, necesito tocarla, ella siente mis impulsos, la conexión que tenemos es maravillosa, me vuelvo a tirar sobre ella, al alcanzarla ella me abraza con fuerza, siento su poder en mi espalda, veo como sus potentes pechos me comprimen, ni siquiera se deforman mantienen su esfericidad perfecta; miro a su cara y está sonriendo. -¿Quieres que apriete?¿Quieres ver la fuerza que tengo? -Dice usando su voz más sexy No tengo que responder, ella empieza a apretar, es como si me estuviese pisando una manada de elefantes, la presión que ejerce es sobrehumana. Cuando dejo de respirar ella me libera. -Has aguantado bien, ahora viene el placer. Me pone en pie, se agacha e introduce su brazo entre mis piernas. Se incorpora lentamente, y cuando está totalmente erguida empieza a flexionar su brazo, asciendo y desciendo rítmicamente, mi sexo es contacto con su musculatura me excita hasta el orgasmo, ella no cesa cuando me corro la primera vez, la humedad de mis fluidos lubrican su músculo, acelera, siento como crece el bíceps bajo mi sexo; me hace llegar dos veces más. Tras la sesión de masturbación muscular, me agarra por la cintura y mientras me trabaja con la lengua me atrapa entre sus hercúleas piernas, siento cerca el olor de su sexo, la presión que sus músculos ejercen sobre mi cráneo sirve para contrastar con algo de dolor el placer que me está dando, cuando me hace llegar una vez más relaja las piernas y me asciende ligeramente hasta que mi boca alcanza su sexo, le hago lo propio, pero cuando llega convulsiona apretando mi cabeza hasta dejarme inconsciente. Me despierto abrazada a ella, me mira con preocupación. -¿Estás bien?, me has dado un susto de muerte, pensé que te había perdido -Ha sido la experiencia multiorgásmica más intensa que he tenido nunca. Nos fundimos en un abrazo disfrutando de nuestros cuerpos. FIN