LA SARGENTO SIMPSON. Esta es una historia imaginaria del paso de un recluta por el ejercito. Cualquier relacin con persona o situacin algunas es meramente una coincidencia. Aclaro de una vez por todas que mi personaje no es familiar de los idiotas de los Simpson sino otra cosa. Cualquier comentario pueden enviarlo al correo horus256@yahoo.com donde se aceptaran todas las criticas que quieran. Antes de ingresar a las vacaciones de verano, se hab� terminado la preparatoria para la universidad y con ello estaba a la espera de las solicitudes de admisin que hab� enviado y si lo hab�n aceptado. Sin embargo, casi al inicio del verano recib�una carta que abr�con ansiedad para luego hacer una mueca de desilusin: Hab� recibido un llamado para integrar el entrenamiento b�ico de infanter� y deb� presentarse la prxima semana en el puesto nueve del ejercito como recluta. La nota, la maldita nota, dec� que era de obligatoria presencia y que pod� ser encarcelado si no asist� o no presentara una justificacin que lo eximiera del servicio. Cuando le�la nota se me vino a la mente cuales medios podr� justificar una no presentacin y pens�en varias tales como: alegar demencia (no muy til, por cierto), fallas en la vista o de ultimo alegar alguna enfermedad contagiosa (Como cual podr� ser?), al no encontrar ninguna valida, me dije que ni modo habr� que presentarse y ver que nos deparar� el destino. Pasaron los d�s y llego el d� sealado, por lo que aliste mi malet�, me bae y mientras me rasuraba razone como me ver� rapado al estilo militar, y mi f�ico que era algo flaco y falto de musculo, consideraba que al menos en la milicia lo pondr�n en forma y las nenas no ser�n problema. Terminado de vestirme, met�la mochila en mi veh�ulo -un Volkswagen modelo 66- que milagrosamente an funcionaba- y raudo vol�al puesto castrense para presentarme en forma puntual. Cuando llegue al puesto presente el carnet de estudiante al reten y una vez constatados los papeles me dejaron entrar, a lo que eran las barracas y el campo de entrenamiento (o campo de concentracin), all�se estaban dos compaeros de la preparatoria eran Miguel y Carlos, los que me invitaron a hacer fila con los dem� reclutas, tanto en la sala donde entregaron sus bienes tales como relojes, billeteras y otros, como en la recepcin de la ropa militar, que era un paquete con ropa de camuflaje y finalmente, la seccin donde pelan a todos de coco con la maquina numero cero. Los reclutas entraban silenciosamente bajo la mirada de burla de los que hab�n turno y sal�n serios ignorando las bromas de los dem� que hac�n a la salida. Los tres fueron debidamente rapados y salieron de la peluquer� un tanto raros hacia las barracas. ? Parecemos unos presos o unos prisioneros de guerra, acoto Miguel mirando a los dem� ? Y tras de eso, feos. Espero que mi novia no me vea porque sino la espanto. JA, JA, JA, dec� Carlos a grandes carcajadas. ? Viene el examen medico, voy a hacerme el loco para ver si me sacan, dije como acord�dose de las excusas que hab� imaginado ? Adelante, te apoyamos!. Dijeron a coro los dem� Los tres entraron para ver si eran ineptos para el servicio militar, pero fue en vano dado que los m�icos y las enfermeras eran muy experimentados y no era la primera vez que ve�n a un recluta fingi�dose el loco, haci�dose el ciego o el sordo, o buscando como evadir el servicio. A todos los pusieron en la lista de APTOS para el servicio. Ni modo, hab� que hacerlo. Como era tarde, nos ubicaron en la barricada numero tres con el pelotn numero tres de reclutas. A ellos le hicieron gracia la coincidencia y luego de cenar una cena frugalisima les ordenaron acostarse para estar a las seis de la maana listos para las primeras rutinas como nuevos soldados. A las seis de la maana del d� siguiente, todos estaban levantados, baados y con su vestimenta para la practica f�ica que hab� que hacer: pantaloneta azul, camisa blanca, medias blancas y tenis con la gorra militar propia de los reclutas. Los pusieron en fila de seis por seis para un total de treinta y seis reclutas por cada pelotn Se pusieron en posicin de firmes y guardando la distancia entre si con una mano estirada, mantuvieron fija la mirada al frente donde estaba un cabo tomando lista de los nuevos viendo que nadie faltaba. Satisfecho de su posicin, el papanatas del cabo se irgui y d�dose una importancia que no tenia procedi a dar taconazos en el suelo e irgui altivo su cara para mirarnos fijamente a la vez que dec� Silencio todos!. Firmes!. Les comunico ahora que a partir de este momento quedaran a cargo del jefe del pelotn que ser�una (si seores, oyeron bien una) sargento que ser�la responsable de hacer de ustedes, seoritas de cafetin, unos verdaderos soldados. Les presento a la sargento Ingrid Simpson!. Segu�mos mirando al frente cuando llego la sargento que se har� cargo de nuestro pelotn. Doblamos la cabeza para ver a nuestra derecha y en el extremo norte de la esquina de la formacin vino ella. Nos quedamos con la boca abierta y muchos no daban cr�ito a sus ojos. Era una mujer rubia, alt�ima (creo que media unos dos metros de estatura), vestida de fatiga y con una camiseta que enunciaba las mas grandes tetas que uno hab� visto en su vida. Sus brazos eran musculosos y enormes pero a la vez femeninos con un torso en donde se destacaba su espalda en V con una cintura estrechamente que dejaba ver un abdomen plano producto del obvio ejercicio f�ico Sus cortos shorts apenas conten�n sus grandes y turgentes nalgas como de servir de adorno a unos enormes y grandes muslos cuyos msculos se dibujaban en forma grande en su piel; cada vez que caminaba sus muslos enunciaban el poder de sus piernas conjuntamente con su enorme trasero que eran dos enormes pelotas que hac�n ereccionar a todo el pelotn La sargento Simpson se paro en la mitad de su recorrido y bajo sus lentes oscuros miro a todos mientras cruzaba sus brazos con lo que sus pechos de crecieron en forma grande como si quisieran reventar la camiseta que llevaba puesta. Un silencio sepulcral invadi a los presentes y luego con un simple ademan la sargento procedi a tomar lista con nombre y apellidos de los miembros de la seccin Lo nico que se o� era el !presente! de cada uno de los aludidos y al finalizar la lista comenz a pasear delante de los reclutas sin expresin alguna en su rostro mientras inspeccionaba a cada uno de ellos. Cuando paso al lado mio, me puse firme y la sargento Simpson se paro delante mio, invadi�dome con su enorme tamao pero de manera que la punta de sus grandes tetas le pegaran en mi cara. Mi mirada se dirig� al frente o mas bien, a la inmensidad de pechos de la instructora. ? Eres virgen? ? No seora. ? Seorita, por favor y diga si seorita. ? Si seorita! La sargento asinti y enfrente m�, pero con la diferencia que ahora pegaba sus tetas en mi cara mientras se dirig� al resto del pelotn Obviamente eso me excitaba por el calor emanado de dicha tetambre como del suave pero firme abrazo que proporcionaba Inclin�dose un poco de su cuerpo pego mas adentro mi cara entre su escote a la vez que indicaba al pelotn Seores!. Es todo, por ahora, pueden ir a las barracas, que maana a las seis de la maana deber� estar listos para la preparacin f�ica que los iniciara como soldados. Rompan filas!. Al salir de la formacin sal�medio atontado por el poder� f�ico de la sargento Simpson y eso que apenas me hundi sus grandes tetas en la cara. Caminando con dificultad por la ereccin que tenia entre a la barraca y en la cama asignada ca�de espaldas cuan largo era mientras los dem� miraban asombrados. Los comentarios generales eran en relacin con la inmensa mujer que era la sargento Simpson. Unos comentaban admirados del volumen de sus pechos, otros de sus piernas y trasero y los menos (fan�icos de la fuerza femenina), del poder de su musculatura. A la hora del pitazo para llamar a dormir todos se acurrucaron en sus catres y esperaron el d� siguiente.. Al d� siguiente.... Apenas se clareaba el alba se levantaron todos y conforme a las reglas ten�n media hora para baarse, colocarse la indumentaria militar, as�como tender las camas para que la sargento pasara revista a su pelotn dentro de la barraca. Todos cumplieron con efectividad su cometido y al lado de la cama de cada uno, permanecieron firmes a la espera de su jefa. La sargento Simpson llego cinco minutos antes de la hora reglamentaria vestida con una camiseta blanca que apenas conten� los grandes senos de ella como de una falta pantaln de tele militar que mostraba pr�ticamente toda la amplitud de sus grandes muslos y de sus nalgas las cuales surg�n turgentes de la parte trasera de su falda. Caminando entre ellos inspeccionaba con minuciosidad lo hecho por los reclutas y mientras lo hacia se quito sus lentes negros donde sobresal�n unos curiosos ojos celestes claros que ten�n rasgos asi�icos pese a que era blanca y rubia, parec� que tenia genes de Asia. A una seal de ella, todos salieron de la puerta de la salida al patio para la practica f�ica y se formaron en linea guardando la distancia con su mano tocando el hombro de su compaero. La sargento los puso a hacer ejercicios de calentamiento y luego, en grupos de cinco comenzaron a trotar por la inmensidad del campo verde que ten�n para si. La chica tambi� corr� delante de nosotros y era evidente que lo hacia al ritmo nuestro como diciendo que a su ritmo muchos de fundir�n pero lo mas asombroso era el cuerpo de la sargento Simpson en movimiento y mas de uno tenia una ereccin al verla correr delante ellos. Su corpachn inmenso y femenino sobresal� de los dem� por su tamao y musculatura. Los pechos inmensos se balanceaban de arriba hacia abajo cuando trotaba y sus enormes brazos se cortaban en msculos grandes y turgentes como tambi� su gran trasero en dos grandes pelotas marcaban sincronizadamente la cadencia del trote de su duea y sus piernas en cada musculo sobresal� con firmeza. Era por as�decirlo una amazona en entrenamiento. Luego de algunos ejercicios f�icos y ya sudorosos, hizo sentarse al pelotn en el c�ped y los obligo a hacer abdominales corrientes con las piernas flexionabas y acostados boca arriba subiendo el trax hasta las rodillas con las manos entrelazadas detr� de la cabeza. Los muchachos comenzaron a hacerlas bajo la mirada de su entrenadora, la cual se pasaba entre ellos mostrando no solo la esplendorosidad de sus piernas sino tambi� de su trasero que pon� a mas de uno a calentarse sexualmente. En un extremo del grupo, hab� un compaero que era algo gordito, que con dificultad desesperante le segu� el ritmo a aquellos que ten�n mas condicin f�ica que �. Se llamaba Hugo Larrea y era uno de los mas altos del grupo como de los menores en condicin f�ica La Sargento Simpson le puso el ojo cuando el recluta, con la cara roja por el esfuerzo y resoplando el aire en cada acometida de abdominales se le ve� la dificultad que tenia para hacerlas. Dado que el faltaban como treinta repeticiones para igualar a los dem�, la mujer se acerco y puso una pierna en cada lado a la vez que le ordenaba en forma imperiosa que se apurara dado que no estaba a la altura de sus compaeros. El pobre de Larrea trataba de cumplirle pero ve�mos que era poco probable que se hiciera por lo que la sargento sin mostrar el menor indicio de impaciencia comenz lentamente a sentarse encima de Larrea quien incr�ulo ve� como la enorme mole de la amazona se le venia encima. La sargento continuo hasta que su trasero queda bien pegado a la pelvis del muchacho y sus enormes muslos quedaron a cada lado de �. Su enorme peso estrujaba al chico y su gran culo con sus crecidas nalgas que sobresal�n de su falda pantaln engull�n sus piernas hasta las rodillas. La mujer miro abajo la chico y le hizo una seal que continuara haciendo abdominales con ella encima. Hizo apenas cinco y la sexta comenz a tener unas convulsiones extraas y jadeaba como si hubiera tenido una contraccin brutal en su seccin media. Los dem� miembros cre�n que le hab� dado un infarto pero no era eso sino que hab� sufrido una eyaculacion brutal acompaada de contracciones animales por tener a semejante portento de mujer encima de �. Cuando Larrea quedo semi inconsciente en el piso, la sargento Simpson se levanto medio sonri�donos a todos nosotros que hab�mos terminado la sesin de abdominales con fuerte dolor de estomago por motivo de los calambres y con una sola mano agarro a Larrea desde el cuello de su camiseta y sin esfuerzo alguno levanto al mismo hasta su hombro sin importar las casi doscientas libras que pesaba el hombre. A una seal de ella rompimos filas y comenzamos a hacer otros ejercicios mientras se llevaba al muchacho para la enfermer� Al cabo de unos quince minutos, la sargento regreso donde estaba el pelotn y ordeno que corri�amos alrededor de un campo de ftbol con ella a la cabeza de todos. Nos asombr�amos de dos cosas: Una que todo su cuerpo musculoso se mov� al vaiv� de su forma de correr dejando entrever que hab� demasiada condicin f�ica en ella y dos, que sus enormes tetas se mov�n de su camiseta como si fuesen dos globos pero con firmeza que denotaban su grandeza y turgencia. Luego de tres vueltas por el campo, nos pidi que la sigui�amos y como si fu�emos hipnotizados por su cuerpo y la turgencia de su culo la seguimos como tontos. Al cabo de dos kilmetros de trote la tropa no parec� cansada dada la impresin visual que llevaba adelante. La sargento Simpson iba como si nada, sin jadear y sin siquiera sudar mas de lo que se suda caminando. Al avanzar por un camino rustico, nos encontramos con un pesado tanque militar cuyos ocupantes trataban de ponerlo a andar, al verlo, la sargento ordeno que par�amos pero a la vez que movi�amos las piernas para no enfriarnos, lo que hicimos. Mientras est�amos en eso vimos como la sargento hablo con el encargado del tanque y con el conductor haciendo gestos al segundo para que pusiera en neutro ese monstruo de metal. Cuando el conductor le levanto desde la pequea abertura de la venta su pulgar indice en seal que esta todo listo, la chica se puso delante del tanque y con sus manos comenz a empujar el mismo moviendo lo como si fuera un carrito de supermercado, con una facilidad pasmosa. Sus grandes piernas y su espalda se combaron con fuerza y su enorme culo se agrando un poco mas de lo que era. Al cabo de diez minutos el tanque salio del camino y luego comenz a arrancar para dirigirse a la base. Los tanquistas saludaron a la sargento y esta respondi el saludo con lo que se volvi y nos ordeno que sigui�amos corriendo El pelotn se movi y corrimos como otros tres kilmetros hasta llegar a la barraca, donde se ordeno romper filas y proceder a baarnos para cambiarnos de ropa. Luego la comida y la realizacin de otras actividades sin la participacin de nuestra jefa. Al d� siguiente, nos enviaron al gimnasio que era un campo de baskeball con una especie de esteras grandes en el piso y nos obligaron a ponernos en fila. En posicin de firmes y con la vista a lo que ten�mos al frente, permanecimos varios minutos cuando hizo su aparicin la sargento quien ordeno que rompi�amos filas y procedi�amos a calentar para lo que vendr�. Mientras calent�amos vimos entrar a la sargento quien venia con una camiseta ajustada a su torso en V y con un pantaln buzo que a la orilla de una de las esteras procedi a quit�selo quedando en unos ajustados y cortos "short" de tela de fatiga que revelaban su cuerpo con sus macizas y grandes piernas y pantorrillas amen de lo mas obvio, su enorme y musculado trasero cuya parte inferior de sus nalgas sobresal� del pequeo pantaloncillo que portaba. A un ademan de ella, nos sentamos a un lado de la estera principal y delante nuestro estaba la sargento mir�donos fijamente a cada uno movi�dose lentamente de un lado a otro de la estera como si quisiera demostrar el poder� de todo su cuerpo. ? Voy a demostrarles algunos fundamentos de la lucha cuerpo a cuerpo, que es base para en caso de una posible guerra o cuando se enfrenten a un potencial enemigo. Mirando al grupo escogi a Abel como su pareja en la demostracin inicial que iba a hacer. Nos sorprendi que fuese � dado que era un muchacho extremadamente delgado, de estatura media y que dif�ilmente le har� la competencia a nuestra jefa. Abel sorprendido paso al frente y se puso a un lado de la sargento siendo que entre nosotros se daba un murmullo de risa dado que el contraste era evidente: Por un lado el flaco de Abel y por el otro lado, la fortachona de la sargento quien con su cuerpo apabullaba a su inicial rival. La sargento Simpson saco de su bolsa un cuchillo tipo Rambo y se lo dio a Abel quien lo tomo por la mano derecha y lo empuo. La sargento le indico a Abel que la atacara con el pual sin preocuparse por cualquier herida, que ella respond� por si la lesionaba. El chico comenz a maniobrar el cuchillo con agilidad y all�nos dimos cuenta que � era un joven proveniente de una pandilla de barrio donde el uso de ese instrumento se hacia desde la infancia por lo que lo manejaba con agilidad sorprendente. La hoja afilada iba y venia con sorprendente agilidad y rapidez pero tambi� la sargento tenia lo suyo puesto que evad� las estocadas sin que pusiera en peligro su integridad f�ica Luego de varias intentonas, Abel se paro con el cuchillo en ristre y aprovechando un segundo de distraccin de su rival procedi a lanzar una recta con el cuchillo hacia el cuello de ella. Por la rapidez de la maniobra, la sargento por un segundo se sorprendi pero r�idamente agarro con la mano izquierda la mueca de Abel y con un r�ido giro de mueca, hizo que el chico se volcara sobre su eje y cayera de espaldas al piso con lo que la sargento coloco el antebrazo entre sus enormes muslos y apret�dolo fuertemente entre ellos, procedi a girar la mueca de Abel en un movimiento de arriba hacia abajo con lo que el muchacho solt el cuchillo y forz el brazo que tenia aprisionado hacia arriba con lo que torturaba a Abel quien hacia gestos desesperados y ped� rendirse. Como era una simple demostracin y con una sonrisa de satisfaccin la sargento abri las piernas, libero al chico y le ordeno volver al grupo no sin antes felicitarlo por su manejo del cuchillo. (te ser�muy til dentro de algunos aos, le dijo). El grupo de reclutas quedo pasmado no por lo f�il de la victoria de su jefa sino por la visin arrebatadora de ver a una amazona dominar a un hombre. El cuadro de ver el brazo de Abel casi blanco por falta de sangre y a este totalmente dominado por un par de grandes muslos femeninos llenos de musculatura y poder, era algo que dejo fascinados a todos. La sargento volvi a mirar al grupo y llamo a Carlos y Miguel para que hicieran un simulacro de tomarla prisionera como si fuese enemiga. Les dio una cuerda y llevo una silla donde se sent y pido a ambos que la ataran por las muecas por atr� del respaldar de la silla. Los chicos hicieron eso y se cercioraron de que ella quedara bien atada. Asegur�dose que estaba bien atada les pidi que -sin miedo- le dieran de cachetadas como si fuese una prisionera de guerra. Mir�dose ambos con asombro, Miguel asinti que ser� el primero d�dole un par de manazos que ni siquiera lograron mover un cent�etro de la cara de ella. Carlos sin dar cr�ito a sus ojos, opto por darle varios puetazos a la cara y luego al estomago y con asombro vio que ninguno de los golpes hacia efecto y menos en el vientre de ella que era acerado y con unos cuadros abdominales que sobresal�n de su cuerpo. La chica permanec� impasible como si no fuese la cosa con ella. En vista que no hab�n hecho dao, ambos decidieron que volcar�n la silla con su jefa y en el suelo la agarrar�n del cuello para ahorcarla. Cuando Carlos quiso hacerlo, la sargento agarro su seccin media con sus muslos y puso los pies en el suelo con lo que se levanto de la silla doblando el cuerpo de Carlos en dos. Miguel salto desde atr� y agarro el cuello de la sargento con una llave de candado. Estando ella atada de manos por detr� parec� que llevar�n ventaja pero no contaban con su destreza en el uso de su cabeza y su poderoso cuello, con la cual golpeo con la parte de atr� la nariz de Miguel, con un golpe seco que no parti la nariz de � sino que lo aturdi y con un empujn de su cuerpo Miguel cayo en el piso lo que aprovecho la sargento para proceder a apretar mas el cuerpo de Carlos que lo tenia entre sus muslos hasta que quedara semi inconsciente. Al llegar a ese punto abri las piernas y su rival cayo tendido al piso retorci�dose del dolor y cuando vio que Miguel se levantaba hizo un salto mortal en el aire con lo que abri un poco las piernas para caer encima de � con lo que sus pies quedaron a cada lado de su cara, cuando el chico quiso salir la amazona abri amplamente sus piernas de manera que su sexo cayo pesadamente en su cara con las piernas abiertas de lado a lado. Se quedo un minuto o dos, para luego inclinarse a un lado apretando la garganta de Miguel con sus enormes pantorrillas mientras hacia maniobras para liberarse las manos. La cara de Miguel quedo prensada fuertemente en las bolas que eran sus gemelos y desesperadamente trataba de abrirlos cuando la sargento por fin se libero de las cuerdas que aprisionaban sus manos y abri las piernas para soltar la cara de su rival. Luego se paro y agarro con una mano el cuello de Miguel levant�dolo con facilidad del piso y se dirigio donde estaba Carlos, el cual tambi� fue levantado del suelo con la otra mano. Manteniendo los a ambos a cada lado de ella, enrollo sus enormes brazos en el cuello de cada uno y empujo con fuerza las manos hacia adentro con lo que enterr literalmente las cabezas de sus rivales a los lados de sus enormes tetas hinchando las a mas no poder. Los pezones se irguieron dentro de su camiseta con poder a una altura de una pulgada mientras sus combadas tetas cre�n mas y mas trag�dose las cabezas de Carlos y Miguel. Por unos minutos sigui la apretazon hasta que ambos dejaron de mover sus brazos con lo que la sargento abri sus cerrojos y ambos cayeron inconscientes en el piso. Hubo un silencio entre todos que quedamos maravillados ante esa demostracin de poder� femenino y la sargento no era ignorante a esa admiracin puesto que flexiono sus grandes brazos con lo que sus b�eps se combaron al m�imo A Carlos y Miguel los llevaron a la enfermer� y a todo el pelotn se les ordeno baarse y cambiarse de ropa para recibir instruccin militar terica en los salones de clase. Todos fueron con el pensamiento de la sargento dominando a sus rivales en esa demostracin. En los d�s siguientes se hicieron varios ejercicios de preparacin f�ica y militar y como no hubo nada que resaltar, podr�mos decir que hubo tranquilidad. Sin embargo, cierto d�, cuando el pelotn estaba corriendo al aire libre dando vueltas a un circuito sin la presencia de nuestra sargento, vimos como un grupo de oficiales nos ve�n con aires burlones y con una risa sardnica en su rostro. Pero el que m� llevaba la batuta en cuanto a burlarse del grupo era el capit� Nowalski, un tipo alto como de un metro ochenta y cinco, y con doscientas libras de peso muscular. De origen polaco, era blanco, rubio y de ojos verdes, con una arrogancia intratable de la que ten�mos conocimiento por parte de colegas que integraban su grupo. El capit� venia vestido con una camiseta de manga corta, pantaloneta de hacer deporte y tenis con su habitual corte estilo militar. Se pasaba haciendo mencin de que el grupo era un pelotn de mariquitas y que le avergonzaba que fuese manejado por una mujer. Nosotros nos quedamos callados puesto que insultar a un superior era penado muy severamente. Segu�mos corriendo y en una vuelta, vimos un corvette rojo convertible que era manejado por una chica cuya cabellera rubia nos era familiar. Cuando se acerco mas vimos que era la Sargento Simpson quien venia apurada para seguir en la practica, cuando abri la puerta nos quedamos fr�s: Vest� un pantaloncillo de mezclilla corto y ajustado a su cuerpo con una miniseta militar que revelaba la parte inferior de sus portentosos senos que si no fuese por el nudo que se ato la camiseta en la parte inferior de �tos, seguramente se ver� pr�ticamente todo. La sargento nos saludo con una sonrisa, y agitando su mano derecha. En la mano izquierda lleva un malet� con los datos e instrumentos necesarios para su labor. Charlo unos minutos con el encargado del pelotn y satisfecha asinti varias veces: era evidente que hab�mos cumplido con todo en su ausencia y �to revelaba que las cosas caminaban. Al finalizar la carrera nos pidi que hici�amos lagartijas y luego que nos arrastr�amos debajo de las alambradas. En grupos de cinco hac�mos este ejercicio que es vital para los infantes de marina para simular situaciones reales de combate. Mientras est�amos en eso, la sargento miraba atentamente al pelotn con sus anteojos oscuros y su gorra de marine de la cual en su extremo trasero sobresal� una pequea cola de pelo rubio. La amazona se ve� impresionante con sus dos piernas expuestas al sol, su torso en V rematado por sus grandes tetas y sus enormes brazos. Mientras miraba a sus alumnos no era ajena a las burlas del capit� Nowalski el cual se burlaba de ella y de nosotros haciendo un remedo de la misma sargento, cosa que hacia re� a sus compaeros. La situacin era insostenible y la misma sargento ya no aguantaba, por lo que al finalizar la ultima fila de reclutas, se dio media vuelta y se dirigi a donde estaba el capit� Cuando lo tuvo enfrente de ella, lo miro fijamente y se quito sus anteojos oscuros para mirarlo directamente a los ojos. La talla grande de la sargento envolv� completamente al capit� quien para no ser menos le manten� la mirada irgui�dose arrogante pero en el fondo ve�mos como estaba intimidado por su rival. Sin inmutarse la sargento lo reto a un encuentro de boxeo a cuatro asaltos y si ganaba ella le entregar� el pelotn y sino, tendr� que dejar de molestarnos. Para no ser menos y dado que estaba con sus compinches, el capit� Nowalski, acepto y se fijo para dentro de unos treinta minutos el encuentro en el gimnasio donde hab� un ring de boxeo. La sargento se volteo y camino hasta el cabo Perez para pedirle que le solicitara a la proveeduria dos pares de guantes y el gimnasio para dentro de media hora. El cabo saludo militarmente y salio raudo a cumplir con lo pedido. Luego la sargento se nos dirigi a nosotros para que rompi�amos filas y nos fu�amos a baar y cambiar para ver el encuentro de box entre ambos. El pelotn r�idamente se fue a los baos a cambiarse y baarse dado que no se perder�n por nada del mundo dicho combate. El tema de todos era que probablemente la sargento noquear� en poco tiempo al capit� y otros sealaban que el capi tambi� tenia lo suyo dado que deber� justificarse con sus compinches aparte que seria muy feo ser vencido por una f�ina Al finalizar los actos de baarse y cambiarse de ropa, todos se dirigieron al gimnasio para ver el combate. En la grader� todos estaban expectantes esperando ver a los contrincantes y ver como se desarrollar� la pelea. En su momento hizo ingreso el capit� Novalski quien vest� un pantaln corto de boxeo negro con una camiseta blanca sin leyendas con sus respectivos guantes y una pequeo pao colgando de su hombro derecho. Venia acompaado de dos de sus amigos quienes ser�n la esquina de � y que lo segu�n de cerca entre risas y palmadas de apoyo. El capit� subi al ring y se quedo en una esquina dando brincos y moviendo sus brazos en calentamiento. La sargento Simpson hizo su entrada, y vimos que venia nicamente con una amiga de rasgos asi�icos, de mediana estatura y que parec� oriental o china para ser mas exacto. Su acompaante vest� un buzo entero de color azul y se ve� seria detr� de la imponente sargento quien venia vestida con una bata de cuerpo entero y un capuchn que le cubr� el rostro. Silenciosamente camino hasta el ring y cruzo las cuerdas para entrar en el y situarse en una esquina a la espera del combate. El arbitro llego e hizo las presentaciones. Cuando le toco el turno al capit� Nowalski, �te levanto los brazos saludando al Pblico, pegando brinquitos en medio de los aplausos de su esquina. Nos extrao ver que la sargento Simpson se manten� callada y lo mismo hacia su compaera de esquina , silentes, calladas y expectantes Cuando el arbitro anuncio a la sargento, hubo un silencio en el local y todos mirando a su esquina donde la misma se manten� inmvil como si fuese una estatua con las manos juntas adelante. Tras breves minutos, en forma lenta comenz a abrir la bata, y vimos que ella llevaba una miniseta corta que revelaba en su parte inferior una gran porcin de sus generosos pechos y un pequeo pantalocito negro que parec� una tanga que apenas se distingu� ente sus enormes muslos. Era asombrosamente sexy y cuando se quito el capuchn vimos que venia soberbiamente maquillada con una tira negra alrededor de la parte superior en su cabeza y el pelo recogido en una trenza larga que le llegaba a la mitad de su espalda. La sargento levanto una mano y saludo al Pblico mirando siempre fijamente al capit� quien no pudo menos que asombrarse de la musculatura y tamao de la seorita Simpson, quien siempre le miraba en forma matadora y sin quitarle la mirada de encima. El arbitro llamo a los contendientes al centro del ring. Al comparar a ambos vimos que la sargento tenia mas musculatura y fortaleza que su oponente. El combate comenz a la campanada. ROUND UNO. Ambos contrincantes se situaron en el centro de ring, y comenzaron a estudiarse mutuamente en guardia esperando la reaccin del rival. El capit� Nowalski comenz a enviar golpes de recta y ganchos a la cara y cuerpo de la Sargento quien evad� con facilidad los ataques de estudio de su rival. La chica se mov� de un lado a otro con su cuerpo entonado y sus enormes tetas movi�dose al comp� de sus movimientos. El asalto apenas fue de estudio y muy aburrido. ROUND DOS. Al sonar la campana, la sargento dejo de lado el estudio de su rival y comenz de largo a lanzar jabs directos al cuerpo del capital Nowalski quien en algunas ocasiones evad� los golpes pero en otros era golpeado en la cara y cuerpo, golpes que hac�n mover la cabeza y doblar su cuerpo. Por los gestos de �, era evidente que le golpeaban duro y que esperaba contra golpear en el momento adecuado. El round finalizo cuando en una seguidilla de golpes la sargento arrincono en una esquina al capit� quien opto por el "clinch" (abrazarse al rival para aguantar el castigo) siendo separados por el arbitro y al sonido de la campana pasaron a su esquina. ROUND TRES. En la esquina del Capit� Nowalski, el criterio era un�ime: Se deb� atacar y se ordeno hacerlo, por lo que el capit� salio en este ronud dando yendo directamente al cuerpo de su rival golpeando por alto, por bajo, a los costados, con el objeto de minar la resistencia de la sargento quien minimizaba los golpes con sus antebrazos y cuerpo. Al mediar la mitad del round, el capit� dio un golpe bajo cerca del sexo de la sargento quien cayo al ring dobl�dose del dolor dado fue un golpe sucio. El arbitro inicio el conteo de diez y al conteo de nueve la sargento se levanto en medio de los silbidos y abucheos del respetable que fue testigo del juego sucio del capit� Cuando el arbitro le pregunto que si estaba bien ella asinti y miro con furia al capit� y al grito de vamos!, la sargento se irgui en todo su largo con sus enormes pechos emergiendo de la tela de su camiseta como retando a su rival y comenz a boxear al capit�, quien se le vino tambi� encima como para acabarla. Un derechazo pegado al mentn seguido de un gancho a la base del estomago pegados por la sargento, dejaron sin aire a su rival quien volvi a hacer el "clinch" para evitar un mayor castigo. Aguanto hasta que son la campana. CUARTO ROUND. Al sonido de la campana ambos contrincantes comenzaron a darse duro enfrascados en una pelea cerrada. Durante varios minutos se dieron ambos varios golpes sin que ambos fueran daados en gran cosa. En ese momento la sargento comenz a sacar ventaja de su tamao y fuerza y empez a minar la resistencia del capit� mediante golpes a los costados y a la cara siendo que �te se recostarse a las cuerdas aguantando el castigo. Cuando el arbitro llego a separarlos, el capit� mando una recta de derecha que impacto en la quijada de la sargento quien apenas se movi y los ojos de furia de ella hicieron que le respondiera con un gancho de izquierda directo a la quijada que hizo levantado a su rival hasta dejarlo en una esquina donde lo castigo con varios ganchos al estomago que hizo que el capit� utilizara el clinch, pero la sargento ya estaba resuelta a liquidar el combate por lo que cuando el capit� se abrazo a ella, �ta lo que hizo fue colocarle sus enormes testas en la cara restreg�dolas con rabia hasta que el capit� la solt y dejo al descubierto su abdomen y cara acto por el cual la sargento procedi a enviar un derechazo al h�ado seguido de cuatro guantazos a la cara que hizo tambalear a su rival para rematarlo con una fenomenal recta de izquierda que lo hizo tendido a lo largo de la lona. El arbitro mando a la sargento a una esquina neutral y comenz al conteo de diez. Al numero ocho el capit� trato de levantarse pero era evidente que estaba "groggy" por lo que hizo nada mas el intento y quedo semi-inconsciente en la lona. La sargento hab� ganado y el arbitro le levanto su brazo en seal de victoria en medio de la alabar� de todos los del pelotn que hab�mos presenciado su combate. Viendo la alegr� de sus alumnos as�como recordando lo sucio que hab� peleado el capit�, la sargento comenz a caminar hasta donde estaba postrado y se paro poniendo en medio de sus piernas, el cuerpo del capit� para caminar dos pasos hasta que cada pie quedaba cerca de los hombros de �. Mirando abajo vio como el capit� la miraba con una mirada turbia propia de los que estaban casi saliendo del estado de nocaut. Ante eso, se bajo hasta arrodillarse y se subi un poco el pantaloncillo que llevaba para sentarse en la cara de su rival colocando su sudoroso sexo en la boca de el y ocultando su cara con sus piernas. Mientras hacia esto la sargento comenz a flexionar sus enormes brazos mientras que sus grandes tetas se emerg�n de su sudorosa camiseta con las areolas marcadas con frenes�A cada flexin de brazos, la sargento restregaba su sexo en la cara de su rival hasta que �te quedo inconsciente. Ella se levanto y tomo un pao que le dio su asistente para dirigirse a los baos. Nosotros nicamente veaimos como la amazona abandonaba el gimnasio ante el asombro de todos.. Los integrantes del pelotn salieron del lugar con una mezcla de variadas emociones: Por un lado, la alegr� de ver a su jefe ganar el combate, otra, de ver una verdadera demostracin de poder� femenino y el final, una gran excitacin general no solo por el ultimo asalto sino tambi� por toda la pelea puesto que evidentemente la sargento no solo sacudi a su rival con sus golpes sino que su cuerpo se exhib� a cada momento en el ring. Su pegada camiseta con el auxilio del sudor derivado del pleito, hacia mostrar sus grandes bustos que se hab� claros en medio de la tela y sus areolas que se emerg�n nitidamente en la misma. Pero lo mas ertico evidentemente fue el final cuando la sargento Simpson se le sent en la cara a su rival y flexionaba sus brazos para deleite de la concurrencia. A todos los presentes se les hizo una ereccin grande y mas de uno tuvo que aguantar para evitar "reventarse" en medio de sus condisc�ulos Al d� siguiente, todo transcurri con normalidad, salvo que la sargento se hacia acompaar de su amiga asi�ica quien hacia de asistente en todos los ejercicios militares que hac�mos La chica era bajita (media un metro cincuenta y ocho de estatura) siempre vistiendo un buzo holgado que no revelaba nada de su contextura. La oriental parec� inmutable a todo lo que suced� alrededor suyo y como si no fuese la cosa, miraba a los presentes con aire ausente. A la hora de hacer lucha cuerpo a cuerpo, la sargento paso al frente a la asi�ica, quien se cuadro militarmente y saludo a los miembros del pelotn La sargento la presento. Se llamaba Betty Kim y era de ascendencia coreana. La chica saludo discretamente a la audiencia y se mantuvo inerme. A una orden de la sargento, ella se despojo de su buzo y vimos que venia en una corta pantaloneta y negra, camiseta blanca y zapatillas de hule. Su f�ico era algo asombroso, puesto que sus hombros eran casi normales y lo mismo podr� decirse de sus brazos: nada que hiciera asombrar a los presentes. Sus senos tambi� eran propios de una mujer asi�ica, medianos tirando a pequeos lo que no hacia gran cosa. Sin embargo su trasero, piernas y pantorrillas eran asombrosamente grandes. Su trasero era descomunal ( el pelotn hizo un murmullo de asombro cuando la seorita Kim dio media vuelta y mostr su retaguardia a los presentes: Su pantaloneta no abarcaba todo su trasero sino la mitad de �te y apenas conten� las dos pelotas de musculo que era). Sus piernas eran grandes con msculos demasiado marcados y sus pantorrillas eran dos pelotas tamao medio que emerg�n con fuerte presencia de sus tobillos. La sargento Simpson escogi a uno de los muchachos mas grandes y fuertes del pelotn que era Enrique, quien media un metro ochenta y cinco y pesaba ochenta y siete kilos de peso de slidos msculos, para que se enfrentara a la seorita Kim. Enrique se puso al frente esperando la orden de la sargento para comenzar. El combate comenz y el chico se abalanzo contra su mas baja oponente tratando de darle un abrazo de oso pero la chica pego un gran saldo y en el aire dio dos volteretas mortales para luego pegar por la espalda a su rival con los pies, quien por el impacto cayo de bruces al suelo. Impasible miraba al suelo donde estaba Enrique y espero que � se levantara. Cuando se levant, se encamino hacia donde el y de un nuevo brinco con sus poderosas piernas, hizo una patada voladora con sus dos pies pegando en el pecho a su rival quien volvi a caer. Cuando se iba levantando y estaba de rodillas, Betty tomo impulso para pararse de manos en el suelo hacer dos vuelta y al ser casi la tercera vuelta llegando donde su rival, mientras estaba en el aire, abri sus colosales piernas ampliamente para tomar la cabeza de Enrique entre ellas cerrando los muslos y aplico una tijera voladora que lo puso de cabeza volandolo pies arriba y cuando llego al piso, sin dejar de sostener la misma, se sent en su cara con su tremendo trasero encima. Los actos desesperados de Enrique por quit�sela de encima hizo que ella golpeara su cara varias veces con su trasero y lo dejo libre. Enrique yac� en el suelo tomando aire y luego se levanto con furor para caerle a la seorita Kim quien fue asida en un abrazo de oso y tirada al pido donde le cayo encima su rival como si quisiera despedazarla. Betty Kim no se inmuto por el acto de su contrincante, sino que aguanto la carga de su rival y en un momento abri sus piernas para tomar la seccin media de � y cerrar los muslos con los tobillos cruzadolos entre si. Cuando comenz a apretarle el estomago, Enrique comenz a moverse fren�icamente, gritando de dolor dado que la fuerza de la contricin era como para quebrarle las costillas como si fuesen ramas. Cuando casi estaba al borde de la inconsciencia, Kim lo solt y lo dejo de espaldas en el piso con lo que en una r�ida maniobra quedo arriba de la cabeza de Enrique, y coloc�dole la pantorrilla derecha en el cuello, con �fasis en poner la descomunal pelota de sus gemelos en la manzanilla de ad�, cerro con la izquierda el tobillo derecho con lo que comenz a apretar hasta el paroxismo. Enrique se mov� como un pescado fuera del agua en forma fren�ica tratando con las dos manos de quitar la pantorrilla que lo tenia ahog�dole en una montaa de musculo, pero pese a sus esfuerzos no pod� con aquello. Pasados unos minutos y antes que quedara fuera de combate, Kim procedi a cambiar de pantorrilla y ejecuto una tijera de cuatro inversa donde el gemelo de su pantorrilla izquierda sosten� el cuello de Enrique por detr� y se le sent en la cara mientras cerraba con la pierna derecha el agarre. Cuando lo tenia bien inmvil, procedi a poner todo el poder de su enorme culo en la cara de su rival y se quedo esperando a que este quedase inconsciente, lo que no tardo mucho dado que el enorme muchacho quedo examine en el piso. Nos quedamos en silencio ante esa muestra de poder� y la sargento ordeno a Kim que se levantara y dos muchachos llevaron a la enfermer� a Enrique para que se repusiera. Luego fue el turno de la sargento Simpson, la cual selecciono a Diego que era un peso medio de un metro setenta y siete de estatura y ciento sesenta y cinco libras de peso muscular. El muchacho paso al mat y saludo a la sargento quien devolvi el saludo y comenzaron a estudiarse antes de atacar. Diego con rapidez se coloco por detr� de la sargento para agarrar su cuello con su brazo derecho y con el otro presionaba la yugular de su rival. Los dientes apretados de Diego eran claro indicio que estaba haciendo una fuerza enorme para derrotar a la sargento Simpson, quien inmutable resist� el ataque hasta que con la mano derecha comenz a quitarse el brazo de Diego que le tenia aprisionado el cuello y una vez que lo quito, agarro con la otra por detr� la cabeza de � y con una r�ida flexin lo hizo volar por los aires para caer finalmente al suelo. En el piso, lo tomo por el cuello de la camiseta y lo levanto f�ilmente hacia arriba hasta cargarlo en sus hombros, se lo acomodo a lo largo de la parte superior de la espalda y luego se hizo caer de espaldas al suelo estrujando a Diego con su peso. Apenas repuesto de la ca�a, Diego agarro la mano derecha de su rival y aplico una llave de martillo que r�idamente la sargento se la quito con una voltereta en el mismo suelo con lo que la cabeza de su rival quedo entre sus grandes muslos y cerro los mismos encerr�dola entre ellos a la vez que aplicaba una llave en el brazo izquierdo de Diego. La cara de � quedo viendo hacia la entrepierna de la sargento y �ta forzar mas la llave de mano que tenia a la vez que estrujaba mas la cara de Diego quien gritaba de impotencia. Luego la sargento dejo la llave y agarro la cabeza de Diego por detr� para empujarla hasta lo mas profundo de sus piernas engullendola con sus grandes glteos y volvi a cerrar sus piernas para nicamente apretar y esperar que Diego quedara inconsciente. El gesto de casi satisfaccin sexual de la sargento era evidente y apretaba mas para que la cara quedara mas pegada a su sexo hasta que el chico quedo semi inconsciente lo que hizo levantar sus piernas y liberarlo de su cepo. Diego quedo atontado en el piso con las manos en su cabeza tratando de recobrar el sentido. Pasaron los d�s y llego el final del curso y un grupo de miembros del pelotn se reunieron para hacer una hazaa antes de la graduacin: Hacerle en grupo el amor a la seorita Ingrid Simpson. Sab�n de su enorme fuerza por lo que planearon atacarla en el bao mientras se aseaba en la maana para no darle chance seria cuatro los que har�n el acto y dos vigilar�n por fuera por si hubiese moros en la costa. Los cuatro seleccionados fueron al bao de las mujeres e inspeccionaron el sitio. Acordaron que se esconder�n all�esperando la hora adecuada en que la sargento se ir� a baarse y cuando estuviera de espaldas le caer�n entre todos. Dicho y hecho, en la noche se ocultaron esperando con ansiedad el momento. Al d� siguiente, la sargento Simpson se levanto y se fue al bao para asearse acto por el cual los cuatro que fueron designados se acercaron sigilosamente al bao y uno diestro con las cerraduras abri la puerta del bao y vieron dibujada en la cortina del bao al cuerpo de la Sargento quien de espaldas se enjabonaba. En voz baja, uno comento: ? Ya los saben!. Todos a ella y no darle chance alguno!. Dicho y hecho, los cuatro se abalanzaron al bao y agarraron por detr� a la sargento con el fin de inmovilizarla en el piso. La Sargento cuando sinti las ocho manos encima apenas exclamo: Oops!. Pero sin inmutarse y sabiendo que estaba completamente desnuda, dio un giro y con la mano que tenia el jabn le restreg en la cara el mismo a los ojos de uno con lo que lo dejo "ciego" y al otro lo jalo del pelo y lo hizo alzado empuj�dolo hasta el interior del bao donde cayo cuan largo era. El tercero fue aprisionado por el enorme trasero de la sargento Simpson quien lo estrujo contra la pared dej�dolo inmvil mientras que al cuarto le agarro la cabeza y la puso entre sus grandes muslos. El agua salia del tubo en forma constante y el jabn se iba quitando. Con calma la sargento agarro al que hab� quedado "ciego por el jabn" por la nuca y le arrollo su brazo derecho por el cuello apret�dolo contra su desnudo busto derecho, a la vez que hacia lo mismo con el otro mientras esperaba que el agua le quitara los restos de jabn que tenia en su esplendido cuerpo. Los cuatro quedaron inmovilizados entre su gran cuerpo y comenzaron a dar visos de inconsciencia, siendo que la sargento comenz por abrir los muslos para sacar al que tenia entre ellos y el que estrujo con su enorme culo cayo semi-inconsciente y falto de aire al suelo. Los otros que estaban estrujados y ahogados entre sus grandes tetas, ten�n la cabeza casi purpura por falta de oxigeno y viendo �to abri los brazos para hacerlos caer al suelo. La sargento, con furia, comenz a mont�selos uno tras otro, hasta que hicieran contracciones brutales de pelvis producto de las eyaculaciones que ten�n al tener encima a la sargento quien los excitaba al m�imo hasta que enfermizamente quedaban dando convulsiones solos. Cuando termino el ultimo, la sargento ni siquiera sudaba sino que se levanto y cogi un pao con el que se seco y se visti llev�dose a los cuatro cargados hasta la enfermer� para que los atendieran por cansancio excesivo. A pesar del asalto no hubo afortunadamente corte marcial y eso que era falta grave lo que hicieron. La sargento luego llamo a los cuatro a su oficina y les indico que ya era tradicin en el pelotn que ella dirigiera que hicieran tal "barrabasada", coment�doles que en el anterior fueron seis los que lo hicieron y desafortunadamente para ellos terminaron en el hospital. Mir�doles fijamente a los cuatro, les indico: ? no har�cargos contra ustedes ni les pondr�baja deshonrosa. Pero en la prxima ocasin lo volvieran a hacer ya no quedar�n cansados sino muertos. Me oyeron!. ? Si sargento!. La sargento se levanto y saludo lo que sus subalternos saludaron y se retiraron de la oficina. El d� de la graduacin, tuvimos el placer de ver a la sargento con una corta minifalda que revelaba sus grandes piernas. Sentada junto con el general miraba a los del pelotn y cada uno desfilo delante de ella para que le entregaran las insignias y recibieran un beso de ella. Una chica sin igual. FIN.