SuperAndrea Capítulo 5
Por CDR (supercdr@geocities.com)
"De armas tomar"

Resumen del capitulo anterior:

El equipo amazona recibió los primeros saludos de la organización perteneciente a la Dama de Hielo aunque no les hicieron mayor daño. Las cosas fueron distintas para la capitana Morris que murió aplastada por los poderosos brazos de la Dama de Hielo, debido a una insubordinación.


Capitulo 5:
De armas tomar.

Algunos días después del incidente con los REB (Nota del autor: si no sabe que diablos es un R. E. B. no se deprima ni se maldiga por su ignorancia, hasta el capitulo 3 no existían ;) ) los ánimos se habían calmado en el laboratorio de SuperAndrea, que paso a ser la base del equipo amazona. Gracias a su genio, SuperAndrea había logrado sintetizar una droga que ocultaba temporalmente los cambios físicos más dramáticos, en tanto no subiera demasiado el nivel de adrenalina en la sangre. Así todas la chicas podrían retomar sus vidas normales sin que nadie notara el increíble poder que yacía bajo su piel.

Se acordó en forma unánime formar un equipo especial para luchar por el bien de la humanidad, pues no utilizar sus habilidades siendo prácticamente invulnerables sería un gran desperdicio que ninguna aceptaría. Además el hecho de haber sido atacadas sin razón con aparatos de alta tecnología requería una ineludible investigación. Así fue que SuperAndrea, investigando los restos de uno de los REB, dedujo que la tecnología del aparato solo podría ser producida por una gran organización de ancho mundial. También noto que debía tratarse de algo mantenido en un profundo secreto pues el diseño estaba lleno de complejas trampas que amenazaban con la destrucción del aparato al menor descuido. Además, quienquiera que lo hubiere construido, se había tomado el delicado trabajo de borrar absolutamente todas las letras y símbolos de sus componentes para evitar la reproducción del diseño. En ese momento se hizo evidente que se trataba de una organización criminal pues, a medida que profundizaba, las trampas amenzaban mortalmente ya no solo al aparato, sino también a quien trataba de descubrir sus secretos. Pero SuperAndrea eludió todas y cada una de las trampas logrando desarmar por completo el ingenio mecánico, aprendiendo así muchas cosas nuevas en el proceso. Entretanto algunas de las chicas montaban, en un rincón del laboratorio un supergimnasio para mantenerse ocupadas y en forma a la espera de una inminente confrontación con un enemigo desconocido, pero seguramente muy poderoso. Naty dirigía a las voluntarias con voz firme pero dulce mientras ellas acumulaban los pesos a los lados de las enormes barras de titanio. Las monumentales pesas eran fabricadas por Sabrina, antes ella era una monumental fisicoculturista, ahora simplemente forjaba el acero con sus propias manos como una niña jugando con plasticina. Empapada en sudor sonreía mientras veía crecer aun más sus poderosos brazos al convertir lo que una vez fue un auto en descomunales pesas. Toneladas de metal viejo, obtenidos por poco dinero en un cementerio de autos, iban lentamente transformándose en el más increíble gimnasio que alguien podría soñar. En pocas horas el trabajo estuvo hecho y Sabrina quedo embelesada con el resultado en sus brazos. Apenas podía creer que sus bíceps ahora superaran al más poderoso fisicoculturista masculino por varias decenas de centímetros. Para probar su fuerza ato varios metros de un cadena extremadamente gruesa alrededor de su bíceps relajado y, lentamente, cerro su puño y comenzó a flexionar el brazo. La poderosa cadena de acero templado era capaz de sostener varias toneladas de presión sin romperse pero ahora se quejaba y tronaba mientras la implacable montaña de músculo la forzaba a estirarse cada vez más, calentándose. Cuando su antebrazo toco el gigantesco bíceps, Sabrina no pudo flexionar más y la cadena no se quebró. Furiosa se mordió el labio sensualmente, frunció el cejo y apretó la pose cada vez más comprobando como la enorme masa de músculo respondía creciendo incontenible hasta que la gruesa cadena estallo en mil pedazos y Sabrina rugió satisfecha.

En otro lado del gimnasio una joven morena de ojos rasgados impartía clases de defensa personal a las demás. Kim Lee era una gran instructora de karate, antes del incidente con SuperAndrea ya tenia cinta negra en varias disciplinas y en ese momento estaba dándole una nueva dimensión a las artes marciales. Con sus nuevos poderes se perfecciono rápidamente y adquirió el dominio del Hado-Ken, la proyección de energía a distancia. Si en el caso de los sensei normales esta técnica era impresionante en Kim era simplemente devastadora. Las jóvenes alumnas observaban absortas como Kim se concentraba, provocando que chispas de energía verde comenzaran a saltar alrededor de sus imponentes brazos, luego en un rápido movimiento estiraba sus brazos, empujando con todo su cuerpo hacia el frente y una enorme bola de fuego verde salía despedida devastando cualquier cosa en su camino. En una de las demostraciones una gruesa pared de acero blindado fue perforada de lado a lado, dejando un enorme agujero humeante en la habitación.

En la base de la Dama de Hielo la situación era similar, las enormes jóvenes de la organización entrenaban sin respiro aumentando sus ya increíbles poderes. En la sección de pesos libres una transpirada morocha de ojos verdes dejaba atónitas a sus compañeras. Hacia dos minutos había entrado en la sala enfundada en su ajustadísimo uniforme negro y poseía un cuerpo mas de modelo que de amazona. Con sus largas uñas rojas, sus delicados dedos habían acumulado más de 150kg en la barra de pecho pero cuando todas creyeron que iba a acostarse en la camilla para entrenar pecho, la sensual morocha de pelo largo dio un rugido y comenzó a levantar la pesa del soporte parada y solo con sus brazos. Con cada repetición sus bíceps se hinchaban cada vez más estirando el ajustado uniforme que comenzó a romperse en las costuras. A la décima repetición sus hombros se habían ensanchado tanto que rasgaron la parte superior del uniforme dejando su torso al descubierto, en la siguiente sus antebrazos provocaron que sus mangas cayeran la piso. En lugar de cansarse parecía hacerse más fuerte con cada esfuerzo, rugiendo como una enorme pantera negra, en un momento decidió que era suficiente y lentamente doblo la gruesa barra en una U y la paso a una sola mano. Cuando todas creían que iba a caer desmayada empezó a hacer curls alternados con la deformada masa de acero hasta que pudo tocar su sobrehumano bícep con las largas uñas de la misma mano, luego aplasto lo que quedaba de la pesa con su mano izquierda y la tiro al piso.

Luego hizo una pose tan dura que el todo el resto del uniforme, incluso sus piernas, reventó vencido y grito;

 

Próximamente, el Capítulo 6 "La primera batalla"