SAMANTA Y ANTONIA 3 - ANTONIA SE VA A BUENOS AIRES Por Esper, esper_cl@yahoo.es En esta tercera historia de la zaga. Antonia se casa y se va a vivir a Buenos Aires. Sigue siendo amiga de Samanta y practicando las artes marciales. En la ciudad trasandina, no todo se le da f�cil. Conoce a Emilia, con quien se hace muy amiga. Las dos tienen problemas matrimoniales. Antonia convence a Emilia que estudie karate. ANTONIA VA A SU EX COLEGIO A VER UN PARTIDO DE VOLLEYBALL Aparte de karate, el deporte que m�s practic� Antonia fue el voleibol. Por su estatura muy superior al promedio de su edad, y por ser buena para la actividad f�sica, fue r�pidamente captada por los profesores y profesoras de educaci�n f�sica de su colegio. La integraron a la selecci�n a los trece a�os, cuando ya superaba el metro ochenta. Su estatura definitiva, un metro ochenta y seis la alcanz� a los diecisiete a�os, en el �ltimo a�o de colegio. Adem�s ya hab�a desarrollado una considerable fuerza. Pudo llegar lejos en el voleibol, probablemente hasta ser seleccionada nacional, pero su pasi�n era el karate, al cual ten�a que dedicarle m�s tiempo. Con todo, Antonia se mantuvo en contacto con su ex colegio especialmente con la rama de voleibol. Siempre conoc�a a la selecci�n y a cada una de las chicas que la compon�an. A veces entrenaba junto con las alumnas haciendo las veces de "sparring". Por ejemplo les lanzaba saques fuertes para que las seleccionadas ejercitaran la recepci�n. Tambi�n les remataba para que entrenaran el bloqueo. Cuando era ella la que bloqueaba, era todo un �xito para las chicas poder pasarle una pelota. ANTONIA VA A VER JUGAR A ALUMNAS DE SU EXCOLEGIO Un d�a s�bado hubo en su ex colegio una serie de partidos de campeonato. Antonia lleg� a presenciar la competencia. Su colegio ten�a que jugar en el tercer partido, pero ella lleg� temprano para estar con las chicas y darles �nimo. Se sent� en las grader�as para ver el primer partido. Conoc�a a muchas personas del ambiente de ese deporte, por lo que sab�a que no le faltar�a con quien estar. Las chicas del colegio la fueron saludando una tras otra, mientras llegaban. Antonia era querida y respetada en la selecci�n. A rato lleg� la �ltima de las chicas seleccionada del colegio vestida de buzo, puesto que le tocaba jugar m�s tarde. Antonia la conoc�a. Su nombre era Katherine y todos la llamaban Katy. Ella med�a un metro ochenta y dos, y en ese momento ten�a diecis�is a�os. Katy se acerc� a un tipo que estaba a unos pocos metros y le dijo "hola pap�". Lo abraz� y bes� cari�osamente. La relaci�n de padre con hija de ve�a buena. Luego se acerc� a Antonia a saludarla, y lo hizo con un beso en la mejilla. Conversaron un par de cosas sobre el pr�ximo partido. Antonia vio que el pap� estaba mirando mientras hablaban. "Antonia, �l es mi pap�", dijo Katy. Antonia lo mir� y �l de inmediato se puso de pie. �l Se acerc� a saludarla con un beso en la mejilla, el que Antonia recibi� sentada. "Mucho gusto, Antonia. Soy Walter", dijo el pap�. "Pap�, Antonia es exalumna de colegio, fue seleccionada y a veces ayuda a los profes en los entrenamientos. Es muy importante para la selecci�n", le explic� Katy a su pap�. "�Qu� bien!" exclam� el pap� en un tono que a Antonia le pareci� sincero. "Tu hija es muy buena jugadora, y muy completa", dijo Antonia. "Me alegra o�r eso" dijo Walter. Ese fue el inicio de una conversaci�n entre Antonia y Walter. Finalmente vieron juntos el partido y se empezaron a conocer. ANTONIA: Le estaba diciendo que se concentre bien cuando le toque sacar. Tiene un saque muy potente, pero a veces yerra por falta de concentraci�n, o quiz�s se pone nerviosa por el p�blico. En ese momento, Katy vio que la entrenadora estaba llamando a las jugadoras para reunirse. Se despidi� r�pidamente y Antonia con Walter quedaron solos. Comenzaron a conversar. A Antonia le llam� la atenci�n lo joven que se ve�a el pap� de Katy. Walter capt� la sorpresa en la mirada. WALTER �Piensas que me veo muy joven para ser el pap� de Katy? ANTONIA: Francamente s�. WALTER: Pues lo soy. Tengo treinta y un a�os. ANTONIA (a�n asombrada): O sea que debes haber tenido unos quince a�os cuando naci� Katy. dijo Antonia a�n asombrada. WALTER: Exactamente ten�a quince a�os, cuando naci� Katy. �l cont� entonces que a los catorce a�os tuvo un encuentro con una vecina que a la fecha ten�a veinte a�os. Un d�a que no estaban ni sus padres ni los de ella, dejaron fluir la pasi�n. La experiencia la repitieron, hasta que la chica cont� mal los d�as y qued� embarazada de Katy. Posteriormente la mam� de Katy se cas� con otra persona, y tuvo un hijo. Katy vive con su mam�, su padrastro y hermano. Siguieron conversando y hubo mucho tema. De vez en cuando Katy hac�a su aparici�n y permanec�a con ellos por un rato breve. La tercera vez que lleg� a verlos, les dirigi� unas palabras. KATY: Pap�, Antonia es muy alta. No s� si te diste cuenta. Es m�s alta que yo. ANTONIA (sonriendo): Al parecer Katy siempre ha admirado mi estatura. WALTER: Veamos, pong�monos de pie. Yo mido uno noventa y uno. Lo hicieron y vieron como Antonia era solo un poco m�s baja que Walter. �l le mir� los pies y vio que llevaba un calzado informal tipo zapatillas, sin tacones ni plataforma. WALTER: De verdad eres muy alta. Se ve que no es por tus zapatillas. �Cu�nto mides? ANTONIA: Mido uno ochenta y seis. Y que yo sepa he sido hasta la fecha la jugadora de voleibol m�s alta del colegio. Vino el partido que le tocaba a la selecci�n del colegio, el que fue dram�tico. Katy hizo sus aportes con saques fuertes que no fueron respondidos por las rivales. Un par de veces peg� sus saltos y remat� la pelota en el lado rival, golpeando el suelo. Finalmente las chicas ganaron en un apretado dos sets a uno. Tanto Antonia como Walter abrazaron a Katy y la felicitaron. ANTONIA (mirando a Walter): Esp�rame, ya vengo. Voy a felicitar a las chicas. WALTER: Bien, te espero. A los diez minutos, Antonia volvi� donde Walter a despedirse. Katy estaba con ellos, y se despide diciendo que ten�a que irse corriendo a su casa porque hab�a un almuerzo familiar. Walter invita a Antonia a almorzar, lo que ella acepta. Pocos d�as despu�s iniciaron un romance. ANTONIA DESARROLLA SU RELACION CON WALTER Antonia y Walter fueron desarrollando una relaci�n bastante pasional. A �l le gustaba la gran estatura de Antonia, y su cuerpo esbelto y atl�tico. Siento alto, era la primera pareja que se le asemejaba en estatura. Para las fantas�as de los dos le compr� a ella un par de zapatos de tac�n alto, los que al pon�rselos Antonia lo superaba en varios cent�metros. A diferencia de muchos hombres no le dio importancia el que ella fuera cintur�n negro de karate. Lo que s� le atra�a es que fuera deportista, y le daba lo mismo que practicara un deporte de pelota, atletismo o artes marciales. Otra cosa que a Walter le gustaba a Antonia eran sus pies y manos, por su forma y tama�o. Antonia calzaba 45 al igual que �l. Sus manos eran grandes y en largo superaban a las de �l. �l la trataba como una reina, a juicio de ella, ayud�ndola a elegir su ropa y a tomar sus decisiones. Era �l quien invitaba en las salidas, decidiendo donde se iba. Quienes conoc�an a Antonia pensaban que Walter reduc�a sus espacios de libertad, y la ten�a algo acorralada. La misma Samanta la ve�a algo as� como encerrada. Se lo dijo a Antonia, pero esta �ltima no estuvo de acuerdo en que las cosas fueran de ese modo. Cuando llevaban algo m�s de un a�o como pareja a Walter se le present� la oportunidad de ir a trabajar a Buenos Aires. De profesi�n ingeniero, estaba haciendo una buena carrera en su empresa, con continuos ascensos. El trabajo que se le propon�a, en la filial de la misma empresa, le implicaba un importante salto, junto con un aumento en la remuneraci�n. Ello le dio la idea de casarse con Antonia, y que se fueran juntos a Buenos Aires. Antonia lo pens�. Lo convers� con personas cercanas, entre las cuales desde luego que estaba Samanta. El comentario que se repet�a es que lo pensara bien, ya que ve�a que la decisi�n ten�a riesgos. Con todo, estaba convencida que cualquier matrimonio tiene riesgos, y finalmente acept� la propuesta de Walter. Siendo ambos agn�sticos, al igual que sus familias, el matrimonio consisti� en una sencilla ceremonia civil, m�s un cocktail a medio d�a, al cual fueron solo personas cercanas. Samanta fue testigo de Antonia, y por el lado de Walter el testigo fue su �nico hermano llamado Hans, quien era dos a�os mayor que �l. Para entonces Antonia ten�a veinticinco a�os reci�n cumplidos y Walter ten�a treinta y dos. VIDA DE ANTONIA BUENOS AIRES Llegando a Buenos Aires arrendaron un departamento grande ubicado en un buen barrio. Eso lo pagaba la empresa de Walter. Compraron buenos muebles y cuadros. En su cargo Walter tendr�a que hacer muchas invitaciones a su departamento, en lo cual su esposa deb�a cumplir un rol importante. Ella ya sab�a cocinar, pero tuvo que profundizar sus conocimientos. Su fortaleza siempre fueron las ensaladas, las que por muchos a�os hab�a preparado para ella, ya que ten�a h�bitos de comida muy sanos. Dado que ella no trabajaba, aprovech� para inscribirse en un buen gimnasio al cual asist�a al menos dos horas diarias. Adem�s sal�a trotar por el barrio. R�pidamente los vecinos se acostumbraron a verla en buzo y zapatillas, recorriendo largos trechos a buena velocidad. En el mismo gimnasio al que acud�a, hab�a una academia de Tang soo do, un arte marcial coreana. Ingres� y por sus conocimientos de karate r�pidamente fue ascendiendo a cinturones de mayor nivel. Un par de a�os despu�s, aprobar�a el examen de cintur�n negro de esa disciplina. Las comidas de nivel ejecutivo eran frecuentes, tanto en las casas como en restaurantes. A ratos a Antonia le parec�a un ambiente un tanto fingido, con un protocolo social bastante poco natural. Si se trataba de ser c�nica, ella pod�a serlo, pero no se sent�a en sus anchas. La mayor�a de las esposas de ejecutivos no trabajaban. Casi todas iban al gimnasio, no porque les gustara en particular, sino para tener una buena apariencia y para dejar bien puesto a su marido. Sus edades estaban entre los veinticinco y los cuarenta a�os, y Antonia era de las menores. En cierta oportunidad Walter le dice que hab�a estado con dos de las se�oras y le hab�a dicho como que ella era demasiado musculosa. ANTONIA (asombrada y algo molesta): �C�mo? �As� no m�s te dijeron que soy muy musculosa? �Sin m�s? WALTER: No en forma expl�cita, pero me dieron claras indirectas. Seg�n ellas eres como curiosa en el grupo. Tan musculosa. ANTONIA: Bueno a m� me gusta tener m�sculos y buen estado f�sico, y a ti tambi�n te gusta que los tenga. Yo creo que lo que hay detr�s es envidia. WALTER: S�, es verdad lo que dices. Yo tambi�n pienso que hay envidia. ANTONIA: �Y qu� quieres que haga? Desde luego que no voy a cambiar mis h�bitos de ejercicios. Me dan deseos de enfrentarlas y pararles los carros. WALTER: Nooo, �eso no! Hay que ser diplom�ticos. Eso ser�a un conflicto innecesario ANTONIA (en tono de molesta) �Entonces qu� quieres que haga? WALTER: Creo que ayudar�a que uses ropa que te tape m�s. Antonia mir� a su esposo entre molesta y perpleja. Pens� unos instantes. Se pregunt� mentalmente c�mo podr�a usar ropa que disimulara su anatom�a. ANTONIA: Bien, si as� lo quieres usar� ropa con mangas y con espaldas. Delante de ellas no usar� vestidos ni blusas sin espalda. Pero no me pidas que en verano use manga larga. WALTER: Me parece justo. Es una buena soluci�n. ANTONIA: De todas maneras lo encuentro una estupidez. Me doy cuenta que a una mujer gorda la rechazan menos que una musculosa. WALTER: Creo que tienes raz�n. En el fondo tienen temor a que las opaques. Ella qued� pensando que en ese grupo Samanta ser�a rechazada. Por ser m�s baja que Antonia, se le notaba m�s la musculatura. TRES A�OS DESPUES - ANTONIA SE HACE AMIGA DE EMILIA Pasa el tiempo y Antonia ya tiene veintiocho a�os. Hace un mes obtuvo el cintur�n negro de Tang soo do. Ha estado realizando trabajos ocasionales relacionados con su profesi�n de negocios internacionales Emilia era una de las mujeres que estaba casada con uno de los ejecutivos de una empresa que le prove�a insumos en forma permanente a la de Walter. Ella y su esposo, llamado Facundo, eran argentinos. Un d�a s�bado de hizo un asado en las afueras de Buenos Aires al cual estaban invitados ejecutivos con las se�oras. Como era natural en las conversaciones estaban los grupos de mujeres y los de hombres. Ah� fue donde se conocieron Antonia con Emilia. Se dieron cuenta que se llevaban muy bien entre ellas, y r�pidamente se hicieron amigas. Emilia era un a�o mayor. Era alta, de 1,78, corpulenta, aunque no gorda. Su pelo era lacio, medianamente largo, de fondo casta�o con mechas rubias. Al poco tiempo de ser amigas, Emilia le cont� a Antonia que tambi�n hab�a estudiado karate y que hab�a llegado a cintur�n caf�. Lo dej� al casarse, pero no descartaba seguirlo. Eso les dio m�s tema de conversaci�n y m�s motivo para ser amigas. En cierta oportunidad, Antonia le coment� lo que a�os antes le hab�an dicho otras se�oras a su esposo, en el sentido de que era demasiado musculosa. EMILIA: Eso son celos o envidia. Yo hab�a notado que eres musculosa, pero no me molesta. De lo contrario no nos habr�amos hecho amigas. ANTONIA (sonr�e): Lo s�, gracias. EMILIA: �Sabes?, en el ambiente de ejecutivos y sus se�oras, hay algunas reglas no escritas que creo que ya las conoces. Y en Chile pasa lo mismo. ANTONIA: Por supuesto, como tener un buen auto, y una casa en un buen barrio con muebles y adornos de calidad. No hablar de ciertos temas, ir al gimnasio y mantenerse en buena condici�n f�sica. De la ropa, zapatos y carteras, se pueden escribir varios libros EMILIA: As� es. ANTONIA: Podemos seguir hablando de las invitaciones a las casas, el protocolo a seguir y las comida y bebestibles que hay que servir. Tambi�n hay que ir de vacaciones al extranjero, al menos cada dos a�os. EMILIA: En cuanto a lo que me dices, nunca hab�a visto que se rechace a alguien por ser musculosa. Y t� al vestirte muestras lo mismo que mostramos todas. Ni m�s ni menos. Como te digo es m�s envidia que otra cosa. Esta fue una de las tantas conversaciones que tuvieron las dos amigas. Con el tiempo Antonia se fue dando cuenta que Emilia no era del todo feliz en su matrimonio. Seg�n lleg� a contarle Emilia, su esposo no la trataba del todo bien. Antonia sospechaba que hab�a problemas de infidelidad, pero Emilia no quer�a contarles, al menos en un inicio. Un d�a que se juntaron en la casa de Emilia, Antonia vio que su amiga ten�a un moret�n en el brazo, y otro en la pierna. Adem�s, la not� apesadumbrada. ANTONIA: �Qu� te pas� en tu brazo y pierna? EMILIA: Nada. Me pegu� con un mueble. A Antonia le llam� la atenci�n la respuesta. Era muy raro que en un mismo d�a se pegara en las dos partes. M�s raro a�n era en Emilia, quien era muy cuidadosa y h�bil para desplazarse. Emilia enmudeci� unos instantes y dio vuelta la cara, como evitando mirar a Antonia. ANTONIA: �Est�s bien? EMILIA (lac�nicamente): S�. Se produjo un silencio. Antonia no sab�a c�mo seguir la conversaci�n. No quer�a ser imprudente haci�ndole preguntas poco apropiadas. El silencio se termin� cuando Emilia mir� a Antonia con l�grimas en los ojos. ANTONIA: Amiga, dime que quieres que haga. Si prefieres me voy para que est�s sola. EMILIA: No, no te vayas. ANTONIA: �Quieres hablar de eso o prefieres no hacerlo? Emilia se sec� las l�grimas y dej� de llorar. Le dijo a Antonia que fuera a la cocina y le trajera un vaso con agua. Una vez que Antonia regres� con el vaso, Emilia comenz� a hablar de su problema. EMILIA: Est� bien. Te voy a contar. ANTONIA: Soy toda o�dos. EMILIA: Me imagino que estar�s pensando que mi esposo me golpe�. Antonia solo la mir� como dici�ndole que eso exactamente estaba pensando. EMILIA: Pues s�. Me golpe�. Y no es primera vez que lo hace. T� eres mi amiga y tengo que confiar en alguien. Si es que no te molesta escucharme, claro. ANTONIA: Por supuesto que no me molesta. Sobre todo que eres la �nica amiga de verdad que tengo en este pa�s. Las dem�s son conocidas y compa�eras de asados y comidas. EMILIA: Bien, me dio un golpe en el brazo y una patada en la pierna. Adem�s, me dio una cachetada. ANTONIA: �Y lo hizo por alguna raz�n?" EMILIA: Le dije que no quer�a ir a pasar el fin de semana con su familia a Mar del Plata. Dado que se enoj� y empez� a re�irme, le dije que fuera con la puta con la que ha salido. �l tiene una mujer con la que se ve. Una vez los sorprend� y he escuchado que a veces habla con ella por celular. Antonia la quedo mirando con cara de sorpresa como no sabiendo que decir de momento. A su edad era bastante experimentada en relaciones de pareja, sexo y conflictos de pareja, pero a�n as� no le era f�cil aconsejar a su amiga. ANTONIA: Pucha, amiga, no s� qu� decirte. EMILIA: Solo acomp��ame un rato. Te voy a contar que una vez sal� con un amigo del colegio, pero no pas� a mayores. ANTONIA: �Quieres contarme de eso? EMILIA: Cuando descubr� que Facundo me hab�a sido infiel, me refugi� en alguna de las amistades del colegio. Uno de ellos, Francisco, me invit� a comer, cuando Facundo estaba de viaje. No fue m�s que una comida para conversar de mi problema, pero Facundo supo y lo tom� como infidelidad. ANTONIA: Una pregunta, �no se te ocurri� usar tu karate, aunque sea solo para defenderte? EMILIA: Claro que se me ocurri�, pero prefer� no hacerlo. Pens� que la violencia se podr�a agrandar. ANTONIA: �Sabes amiga? Creo que deber�as estudiar karate ahora. Te ayudar�a a relajarte y a recuperar tu autoestima, que creo que la tienes algo afectada. EMILIA: mmmm. �Y para darle una paliza a Facundo? ANTONIA: No digo eso, aunque ganas no me faltan de que lo hagas. Emilia sonr�e y r�e algo. A Antonia eso la alegra, pues no la hab�a visto sonre�r ese d�a. ANTONIA: Recuerda que en las artes marciales hay patadas y golpes disuasivos, que pretenden alejar al contrincante o inhibirlo del ataque. Ella mira a Antonia, mostrando inter�s en lo que dice. EMILIA: S�, me acuerdo de eso. ANTONIA: Bueno practica el karate con la idea de defenderte, pero no descartes la posibilidad de tener que atacar. Incluso si quieres puedes estudiar tang soo do conmigo. Emilia mir� a Antonia. Por los gestos que hac�a con boca y cejas, la idea parec�a gustarle. Estuvieron viendo los aspectos pr�cticos de la idea. La misma Antonia podr�a ayudar a entrenarla, pues era tercer dan, e instructora certificada, al igual que su amiga Samanta. Finalmente, Emilia opt� por retomar el karate en una academia algo cerca de su casa. La idea era mantenerlo en secreto, para que Facundo no lo supiera. Por la misma raz�n tampoco lo sabr�a Walter, el esposo de Antonia. DIEZ MESES DESPU�S Retomar el karate le fue f�cil a Emilia. Ten�a condiciones para ello, y buen estado f�sico, pues siempre iba al gimnasio. Siete mes despu�s de su reinicio, dio el examen para cintur�n negro, el que aprob� sin dificultades. Adem�s del estudio en la academia, practicaba con Antonia. Su esposo Facundo notaba que le hab�an estado aumentando los m�sculos en brazos y piernas. Ella le dijo que hab�a cambiado las rutinas en el gimnasio, lo cual no era falso. Hubo un par de incidentes de violencia por parte del esposo de Emilia, pero ella prefiri� no responder de momento. La infidelidad sigui�, de manera que estuvo pensando en un plan para separarse, lo que confi� con Antonia. Un d�a Emilia tuvo una fuerte discusi�n con su esposo. No era la primera que ten�an y el motivo fue otra vez sobre que iba a hacer un fin de semana largo. Emilia quer�a ir a las afueras, mientras que Facundo quer�a quedarse en Buenos Aires. Ella pens� que �l quer�a verse con su amante, y se lo dijo. FACUNDO: Entiende, que eso se termin�. EMILIA: no seas mentiroso. FACUNDO: Bueno, si no quieres creerme all� t�. EMILIA: Eres mentiroso, y maric�n adem�s, porque no reconoces lo que haces. Lo �ltimo hizo enojar a Facundo. FACUNDO: Me he prometido no pegarte m�s, pero t� me provocas y me haces perder la paciencia. EMILIA: Por el bien de los dos, cumple esa promesa que te hiciste. Y no me vuelvas a pegar en tu puta vida. FACUNDO: Ni se te ocurra hablarme de esa manera. EMILIA: Mira eh. Veo que est�s muy delicado de o�do. La discusi�n sigui� con las mismas iron�as y enojos. As� estuvieron un buen rato que no alcanzaron a saber cuanto, hasta que Facundo se le acerc� amenazadoramente a Emilia, probablemente dispuesto a pegarle. Le acerc� la mano para asirla y zamarrearla. La reacci�n de ella fue ponerse de lado, tomarle el brazo por detr�s del codo y hacerle una zancadilla con lo cual Facundo cae estrepitosamente al suelo de la sala, en un lugar en el que no hab�a alfombra. Se pone de pie adolorido y asombrado. EMILIA: hace poco me dijiste que estoy m�s musculosa. Pues s�, lo estoy, y adem�s retom� el karate y obtuve mi cintur�n negro. FACUNDO: �Y crees que eso te va servir para enfrentarme? ��Est�pida!! �l entonces se acerca y le manda un golpe en el brazo que ella alcanza a desviar y le da tres golpes en el pecho. No se notaba r�pida, pero s� serena y efectiva. �l acusa el dolor y la mira desconcertado. Una patada que le manda a las canillas es recibida por Emilia, y emite un grito. Se le acerca, y ella hace unos movimientos de pies y manos, y finalmente logra conectarle un golpe a Facundo en el ojo, el que le causa un hematoma. FACUNDO: Vas a ver la paliza que te voy a dar. De nada te va a servir tu cintur�n negro. EMILIA: Espera un poco. FACUNDO: �Qu�? �Me vas a pedir que no te pegue? EMILIA: No. Solo te digo una cosa. Quiz�s me des una paliza, o quiz�s yo te la doy. Lo que si te aseguro, que no vas salir ileso de esta. Ya tienes un hematoma en el ojo, y puede ser peor. Vas a tener que contestar muchas preguntas con las magulladuras que te voy a dejar, a�n si logras derrotarme. �l qued� imp�vido unos momentos sin saber que decir. Estaba claro que lo que dijo su esposa lo dej� pensando. EMILIA: As� que por el bien de los dos, lo mejor es que detengamos esto. S� que te va a ser muy inc�modo hablar de tus magulladuras. El razonamiento de Emilia dej� desarmado a Facundo, y finalmente acept� detener la pelea. FACUNDO: Bueno, dime que quieres, �que nos divorciemos? EMILIA: En primer lugar quiero que los dos nos calmemos. Eso lo podemos conversar en los pr�ximos d�as Ese fue el final de la conversaci�n y del incidente. Las cosas cambiaron para los dos desde entonces. EMILIA SE REUNE CON ANTONIA Y LE CUENTA EL INCIDENTE Dos d�as despu�s, martes, Emilia se junta con Antonia para tomar un caf� y contarle de la pelea que tuvo con facundo. Mientras Emilia relataba, Antonia pon�a cara de estupefacci�n y de admiraci�n. Le alegr� mucho como Emilia hab�a manejado el problema. ANTONIA: Pero es que te felicito, amiga. Realmente te admiro como manejaste el problema con tu esposo. Les dijiste las palabras exactas y en el momento m�s oportuno para evitar m�s da�os. Sobre todo le diste una salida para que no se sintiera perdedor. EMILIA: Gracias amiga. Y a ti te debo mucho. Te agradezco que me motivaras para retomar el karate, y tambi�n lo que me ense�aste. ANTONIA: de nada, amiga. Y francamente creo que en una pelea lo habr�as derrotado y podido darle una paliza. Aparte de lo que sabes de karate s� que eres muy fuerte, y con los nudillos que tienes puedes dar golpes muy dolorosos. EMILIA: Creo lo mismo que t�, pero bastaba detenerlo. No quise herir su orgullo. D�as despu�s de lo ocurrido, Emilia y Facundo comenzaron a ir a una terapia de pareja. Reconoc�an que se quer�an, pero la convivencia estaba muy dif�cil. Esa terapia les salv� el matrimonio, al menos por un tiempo. EL CONFLICTO DE ANTONIA CON SU ESPOSO Walter, el esposo de Antonia comenz� a viajar frecuentemente a ciudades argentinas como C�rdoba, Rosario y Comodoro Rivadavia. En cierta oportunidad llam� Katherine la hija de �l, cuando Antonia estaba sola y supuestamente Walter estaba de viaje. Eso le llam� mucho la atenci�n pues su hija siempre sab�a donde estaba su padre. Sucedi� varias veces que Walter recib�a llamados a su tel�fono m�vil y no los respond�a. "que se las arreglen sin m�" dec�a, como queriendo dar a entender que eran llamados de trabajo. Adem�s, not� que �l hab�a cambiado en la forma de hacer el sexo. Resist�a m�s tiempo sin tener orgasmos, y despu�s de los viajes llegaba con ideas nuevas para la intimidad. Con todo ese cuadro, Antonia comenz� a sospechar que Walter se ve�a con alguien m�s. Y m�s que sospechar, estaba casi segura. Coment� el caso con Emilia. EMILIA: Amiga, si quieres que te sea sincera, es muy probable que sus sospechas sean ciertas. Es como si me contaras lo que yo viv� con Facundo. Las llamadas que no contestaba, los viajes falsos, cambios en la intimidad. Es lo mismo. ANTONIA: O sea lo m�s probable que mis sospechas sean fundadas. EMILIA: S�, con un 90 por ciento de probabilidad. ANTONIA: O sea mejor me voy preparando para enfrentarlo. EMILIA: Eso mejor. Eso ocurrir� m�s temprano que tarde. Pero trata de estar segura. Antonia qued� pensando como hacer para comprobar sus sospechas. No estaba en su manera de ser, espiar a Walter. Ni siquiera le revisaba sus cosas. No era de las mujeres que le miraba el celular a su esposo. En forma casi inesperada, Antonia pudo comprobar sus sospechas. Fue la misma mujer con la que se ve�a Walter quien la llam�. La tipa hab�a anotado el celular de Antonia en un momento en el que �l estaba en el ba�o. Un d�a en la tarde Antonia hab�a vuelto del gimnasio y se iba a duchar. Suena su celular y ve que llamaba un n�mero desconocido. Contesta y escucha a otra mujer, que por el acento se notaba argentina. De inmediato se identifica como Patricia. PATRICIA: Mi nombre es Patricia, �Hablo con Antonia? ANTONIA: S�. �Nos conocemos? PATRICIA: Pues no. No me conoces, soy la novia de Walter. Antonia queda estupefacta. Pasan unos segundos sin hablar. ANTONIA: Debe haber un error. PATRICIA: Pues no. Walter y t� son chilenos, y �l es gerente de operaciones de una empresa qu�mica. Tiene una hija que est� en Chile. Hace 8 meses que nos vemos. ANTONIA: No s� si esto es una broma, pero me parece de muy mal gusto. PATRICIA: Conv�rsalo con �l. Y ver�s que es cierto. Me dijo que se iba a divorciar de ti. Adios, y ya tienes mi numero por si quieres hablar. Acto seguido Patricia cort� la conversaci�n. Antonia qued� muy dolida y angustiada, pero tuvo la serenidad suficiente para pensar. Concluy� que efectivamente Walter ten�a a Patricia, pero no estaba segura si era una amante o de verdad se pensaba divorciar. Ese d�a Walter lleg� a las siete y media de la tarde. Sinti� ruido en la cocina, donde estaba Antonia. Se acerc� para darle un beso, como era costumbre, pero ella se hizo un lado como rechaz�ndolo. WALTER: �Qu� ocurre? �Est�s molesta por algo? ANTONIA: Por supuesto que estoy muy molesta. Me llam� Patricia diciendo que es tu novia. WALTER (queda en silencio unos segundos): �Y qu� m�s te dijo? ANTONIA: �Qu� m�s da lo que me dijo? Lo que est� claro es que te ves con otra mujer. WALTER: Bueno, no tiene sentido negarlo. En fin, as� somos la mayor�a de los hombres. ANTONIA: �Y quieres que me tranquilice con eso? WALTER: Bueno, ya conoces la met�fora. T� eres la catedral, y los hombres tambi�n tenemos una peque�a capilla. ANTONIA: Eso es una estupidez, digno de teleserie mexicana. WALTER: Bueno, �qu� quieres que hagamos? ANTONIA: Para empezar, yo me voy a ir a la pieza de alojados. No quiero dormir contigo, ni en la cama en la que nos amamos tantas veces. WALTER: Bien, pero espero que vuelvas luego. ANTONIA: Estoy pensando volver a Chile, y divorciarme. WALTER: �C�mo vas a hace eso? No es para tanto. Adem�s recuerda que el viernes tenemos una comida, en la que van varios matrimonios. ANTONIA: Eres un desgraciado. Te preocupa m�s aparentar a que yo est� bien. WALTER: Pero ... ANTONIA: Bueno, yo no voy a ir a esa cena. Inventa la excusa que quieras. O ve con la puta, a ver que te dicen. WALTER: No seas est�pida. Tranquil�zate, vamos a la cena y luego vemos. Antonia se fue a la sala. Walter la sigui�. Estaba llorando de rabia. Tom� un florero que en ese momento estaba sin flores, y lo tir� con fuerza al suelo. Se rompi� en varios pedazos. WALTER: Oye tontona. Ese florero me lo regal� mi t�a Anne Lore. No debiste romperlo. ANTONIA (recuperando la calma): Date por agradecido, prefiero romper un puto florero que romperte un hueso. WALTER: No me hagas re�r. Si crees que con tu puto cintur�n negro podr�as conmigo, te equivocas. Soy m�s grande y fuerte. El karate es solo un deporte. ANTONIA: Mejor ni me provoques. WALTER: Te provoco �y qu�? �Tengo que tenerte miedo? A continuaci�n Antonia toma otro florero, el que tambi�n era un regalo de la misma t�a. Lo tira al suelo y se rompe igual que el anterior. �l se acerca agresivamente a ella. Y le dice "vamos a calmarnos". La toma de un brazo y le da un empuj�n. Antonia le hace una llave, se suelta, le da una zancadilla y �l queda en el suelo. �l se pone de pie y se vuelve a acercar en forma amenazadora. Intenta darle un golpe a Antonia, pero ella lo toma por la mu�eca el brazo y le da un fuerte golpe en el ante brazo de �l, con sus nudillos. Walter lanza un grito de dolor. Antonia lo vuelve a tirar al suelo con otra zancadilla. Le toma la mu�eca y se la tuerce con el brazo estirado y lo inmoviliza. ANTONIA: Est� bien, no voy a romper m�s cosas y t� no tratar�s de atacarme. WALTER: Est� bien. HECHOS POSTERIORES Dos meses despu�s que tuvieron la pelea, Antonia decidi� volverse a Chile y divorciarse. Walter intent� recuperarla, pero ella dijo que lo hab�a pensado, y no estaba dispuesta a aceptar a infidelidad, y tampoco la violencia. Emilia sigui� casada con su marido por varios a�os m�s, y tuvieron un par de hijos. Al parecer la terapia les dio resultados. Ya en Santiago, Antonia se sigui� viendo con su amiga Samanta, en forma tan seguida como lo hac�an desde ni�as. Iniciaron un viaje al Centro Sur de Chile, y sus peripecias se cuentan en los relatos "Samanta y Antonia se van de viaje", partes 1 y 2.