SAMANTA Y ANTONIA 2 CONOCIENDO A ELISEO Por Esper, esper_cl@yahoo.es Esta historia sucede cuando Antonia y Samanta ten�an dieciocho a�os, y estaban en el �ltimo a�o del colegio. En la casa de Samanta, Antonia conoce a Eliseo, primo de su amiga, lo que da varias cosas que contar. VIDA SOCIAL EN LA CASA DE SAMANTA, LLEGA ELISEO Al igual que la mayor�a de las personas de su edad, Antonia y Samanta hac�an vida social, como asados, fiestas, paseos o simplemente juntarse en una casa. La una era la mejor amiga de la otra y ten�an varios amigos comunes. En unas vacaciones de fiestas patrias, que en Chile se celebran en septiembre, se form� un grupo de amigos, los que hicieron varios asados y reuniones en casas. Uno de los integrantes del grupo era Eliseo, un primo de Samanta, que a la fecha ten�a 16 a�os. Samanta lo percib�a como un joven que era algo t�mido, callado y no impon�a su personalidad. Como contraste, era seguro de s� mismo y pose�a una gran auto estima. Era de pelo casta�o claro el que llevaba muy corto. Ten�a tez blanca, no era muy alto, midiendo alrededor de un metro setenta. Era m�s bien ancho y musculoso, con estomago plano. Cuando �l estaba de pie, Samanta pensaba que era como due�o del espacio que pisaba. Eliseo practicaba rugby y f�tbol, en el cual era seleccionado de su colegio. A Eliseo le impactaba Antonia, especialmente por su gran estatura. Siempre recordaba cuando una amiga de Samanta le pregunt� por la estatura y Antonia respondi� "mido uno ochenta y seis y peso ochenta kilos". Eliseo pens� en ese momento que Antonia no solo era diecis�is cent�metros m�s alta, sino que adem�s lo superaba por m�s de diez kilos en peso. Otra cosa que le gustaba era saludar y despedirse de Antonia, y al darse un beso en la mejilla ver como ella se agachaba para hacerlo. Cierta vez, �l estaba sentado en el comedor de la casa de Samanta jugando a un juego de mesa, cuando Antonia pas� a despedirse. Ella lo tom� con energ�a en el brazo para darle un beso de despedida. Eliseo percibi� el gran tama�o y fuerza de la mano de Antonia, que casi le provoca dolor cuando le apret� el brazo para despedirse. Eliseo ve�a a Antonia como una mujer inalcanzable, por ser mayor y m�s madura que �l, y por lo alta que era. Sin embargo, esto no lo frustraba, porque sab�a que hab�a muchas otras mujeres en el mundo, con quienes podr�a tener relaciones permanentes o casuales. De todas maneras disfrutaba mucho conocerla, con todo lo que eso significaba. UN JUEGO DE PENITENCIAS Un d�a estaban jugando a un juego de penitencias. El juego consist�a en que se hac�an preguntas de cultura general por turnos, en base a un juego de preguntas. Se escog�a una tarjeta al azar y se le hacia una pregunta a una persona. Si esa persona respond�a ten�a el derecho a hacerle la pregunta a otro de los amigos. Si contestaba en forma err�nea o no lo hac�a ten�a que cumplir una penitencia. Esas penitencias, eran cosas como cantar, estar sin zapatos por un buen rato, bailar solo o con alguien el grupo, hacer una pirueta, etc. Una de las chicas presentes era Perla, una amiga del colegio de Samanta. Ella era peque�a de estatura y muy aguda de personalidad. Era muy buena alumna, por lo que a sus dieciocho a�os era ya bastante culta. La pregunta que le toc� a Samanta fue cual es r�o m�s caudaloso del mundo. Ella contest� "el Mississippi". La respuesta era incorrecta y Perla dio con la respuesta correcta la que era "el Amazonas". Hab�a entonces que elegir la penitencia para Samanta. "Que camine haciendo la posici�n invertida", dijo uno de los amigos. "Para ella no es penitencia. Le es muy f�cil hacerlo", contest� una de las amigas. Con cara p�cara, Perla le dijo "�Te acuerdas lo que aprendiste en el Liceo en una de las horas libres?". Samanta la mir� sin entender a qu� se refer�a. Perla le hizo un leve gesto con la boca para que se acordara. A Samanta le vino la memoria, comenz� a re�r con ganas, se llev� una mano a la cabeza y con la otra movi� el dedo en un gesto de negaci�n, como dici�ndole a Perla "no puedo hacer eso". Los dem�s no sab�an cu�l era la penitencia que propon�a Perla. Samanta los mir� uno por uno y comprob� que eran lo suficientemente de confianza como para hacer esa penitencia. "En el liceo las chicas me ense�aron a tirar eructos tomando aire" les dijo Samanta. Los dem�s rieron con ganas, y uno tras otro fueron diciendo que quer�an que ella hiciera esa penitencia. "Hace tiempo que no lo hago, pero creo podr� hacerlo. Veamos" dijo Samanta "Que diga el nombre de cada uno de nosotros tir�ndose un eructo", propuso Antonia. "S�", respondieron varios a coro. Entonces Samanta mir�ndolos uno tras otro les fue diciendo su nombre tir�ndose un eructo por cada uno. "Antonia, Eliseo, Perla, Javier, Sara, Camila, Joaqu�n, Andr�s, Cecilia". La carcajada fue generalizada y prolongada. "Es la �ltima vez que lo hago y espero que ninguno de ustedes lo cuente", termin� diciendo Samanta. Fue el turno de que se le preguntara a Eliseo. Le pregunta que le correspondi� fue "�Cu�l es la cadena monta�osa que separa Europa de Asia?" Eliseo y la mayor�a de los amigos que estaban presentes no sab�a la respuesta. Solo la misma Perla sab�a que esa cadena es "Los montes Urales". Eliseo estaba entonces obligado a hacer una penitencia. Seg�n las reglas que se hab�a puesto, quien ten�a el primer derecho a poner la penitencia era el o la amiga que sab�a la respuesta. Los asistentes miraron a Perla para que dijera lo que ten�a que hacer Eliseo. Ella pens� unos momentos, mir� a los amigos, y se detuvo cuando su mirada encontr� a Antonia. "Ya s� lo que va a tener hacer", dijo Perla riendo. Los dem�s la miraron. Varios dijeron "�Qu�?" "Va a tener que bailar un lento con Antonia" respondi�. Varios rieron. Antonia puso cara de sorpresa, pero sonri� porque la idea le hizo gracia. A los del grupo la idea les gust�. La canci�n escogida fue "Something" de los Beatles, compuesta por George Harrison. Esa m�sica se origin� muchos a�os antes de que los amigos hubieran nacido, pero la conoc�an bien y les gustaba. Comenz� el baile. Eliseo puso la mano derecha en la cintura de Antonia, por atr�s. Ella le puso su mano izquierda en el hombro. �l tom� de la mano, su izquierda con la derecha de ella. La parte superior de la cabeza de Eliseo quedaba a la altura de la boca de Antonia. No en vano Antonia lo superaba en diecis�is cent�metros. Ella se agach� un poco y puso su cara en la de �l por el costado, pero la diferencia de estatura era demasiada como para disimularla. La canci�n dur� cerca de tres minutos. Cuando termin� la m�sica, los que bailaron se dieron un beso y los dem�s aplaudieron. Ese baile hizo que se acercaran. Probablemente fue Eliseo quien m�s lo disfrut�. Nunca se le olvidar�a haber sentido la cara de Antonia, su pelo, su perfume, el gran tama�o de su mano y otros detalles. De ah� en adelante hubo dos penitencias m�s con bailes lentos, pero la m�s entretenida fue la de Antonia con Eliseo. La pareja siguiente fue la misma Perla, quien mide uno cincuenta y dos, con un chico de la altura de Antonia. Ese d�a Antonia se tuvo que ir antes. Al momento de irse, estaba con Samanta despidi�ndose, cuando repentinamente sale Eliseo del ba�o que estaba al costado de la puerta. "Chao Eliseo, estuvo bien bueno el lento", le dice Antonia sonriendo. "Lo mismo digo yo. Ojal� lo repitamos", respondi� Eliseo. "Mira t� �eh? As� que lo quieres repetir", dijo Antonia algo sorprendida. "Parece que a mi primo le gust� bailar contigo" dijo Samanta. "Me gustar�a invitarte a un s�ndwich ma�ana o pasado, �te animas?", dijo Eliseo. Antonia y Samanta se miraron un tanto asombradas. Samanta hizo un gesto de sorpresa con la boca y cejas, pero opt� por mantenerse callada, ya que consider� que no le correspond�a opinar. Todos sab�an que Antonia hab�a terminado con su novio hac�a poco tiempo. Estaba la posibilidad de que volvieran, pero de momento no se hab�a concretado. "�Me est�s invitando a salir?" le pregunt� Antonia a Eliseo. "Por supuesto, no creo que est� mal. Es solo a comer un s�ndwich", dijo Eliseo. "Debo reconocer que te la juegas y eres seguro de ti mismo", replic� Antonia. "�Eso es un s�?" pregunt� Eliseo. Antonia mir� a Samanta, quien nada dec�a. Se qued� pensativa un rato y mir� a Eliseo. "Claro, est� bien. Registra tu celular en el m�o y me llamas", le dijo finalmente. Entonces Antonia se despidi� de ambos inclin�ndose como era su costumbre. Samanta volvi� con Eliseo a donde estaban todos. Con su metro setenta y cinco ella era superaba en altura a su primo en cinco cent�metros. Antes de llegar donde los amigos, ella le habl� a Eliseo. "Te voy a dar un consejo, primo", le dijo Samanta "S�, te escucho", le respondi� �l. "No le cuentes a nadie de tu conversaci�n con Antonia, ni que te vas a juntar con ella. Eso lo �nico que te puede traer son problemas", le aconsej� Samanta. "Bien, te voy a hacer caso", dijo Eliseo. "Y yo menos a�n lo voy a comentar", le respondi� ella. ELISEO SE REUNE CON ANTONIA Eliseo se junt� con Antonia, en un lugar de s�ndwiches, bastante buenos y nada baratos, aunque tampoco demasiado caros. Su familia no era rica, pero s� de clase media acomodada, con lo que se pod�a dar esos gustos de vez en cuando. Se encontraron en el mismo lugar. El momento escogido fue un viernes a las 8 de la noche. �l lleg� caminando puesto que la sandwicher�a le quedaba cerca de su casa. Ella lleg� en el auto de su pap�, ya que a sus dieciocho a�os ya ten�a licencia de conducir. Se sentaron a una mesa y pidieron. El opt� por un s�ndwich de lomo con tomate palta y mayonesa, con una coca cola. Antonia escogi� un s�ndwich de pavo con distintas ensaladas y un jugo natural, conforme a sus h�bitos sanos de comida. Sin que Eliseo se diera cuenta, Antonia con su mayor madurez llev� el ritmo de la conversaci�n. Primero hablaron sobre los noviazgos de �l. Cont� que a sus diecis�is a�os ya hab�a tenido dos novias, y que la primera de las dos fue la m�s importante. Sufri� mucho cuando la chica dio por terminada la relaci�n. Tambi�n hablaron de los estudios. Estaba en tercero medio, de los cuatro que son en Chile. Su vocaci�n eran las letras por lo que ten�a muy claro que quer�a ser periodista o escritor, y en lo posible las dos cosas. Le interesaba el periodismo pol�tico y el econ�mico. A Antonia le impresion� cuando �l cont� que ya hab�a ganado dos concursos literarios en el g�nero cuentos. Despu�s fue el turno de Antonia quien le cont� que ya hab�a tenido bastantes novios, siendo el primero a los trece a�os. Con el �ltimo hab�a tenido una pelea una semana antes. No se descartaba que volvieran, pero no era seguro. En cuanto a los estudios, ella no ten�a claro que quer�a estudiar ya que era pareja en todas las disciplinas. Luego pasaron a un tema m�s peliagudo que era el de las relaciones sexuales "�Y te acostaste con alguna de tus pololas?", pregunt� Antonia. "No", respondi� �l lac�nicamente. "Est� bien. �Te incomoda que te haya preguntado eso?", sigui� Antonia. "No. No me molesta. Es que no hay mucho m�s que agregar", dijo �l. "Bien", dijo Antonia. "�Quieres contarme algo de ti?", pregunt� Eliseo. "�Sobre mi vida sexual?", replic� Antonia. "Pues s�", respondi� Eliseo. "Creo que tienes derecho a preguntarlo, ya que yo lo hice. Bien, he tenido sexo con mis novios desde los quince a�os. Es importante y hermoso. Es parte de la vida. Y con el tiempo he ido aprendiendo cosas nuevas con quienes han sido mis novios", dijo Antonia. Terminaron de comer y de beber sus l�quidos. Antonia le dijo que fueran a pasear un rato en el auto y despu�s lo iba a dejar a su casa. Desde luego que Eliseo dijo que s�. Se fueron caminando al estacionamiento, y en el trayecto �l pudo comprobar como muchas personas, hombres y mujeres de distintas edades miraban a Antonia. Algunas de ellas se fijaban en la diferencia de estatura con Eliseo. Llegaron al auto y se subieron. "Te mira mucho toda la gente. Y seguramente es por tu altura", dijo Eliseo. "As� es. Con el tiempo me he ido acostumbrado, aunque no totalmente" dijo Antonia. Subieron al auto. Antonia inici� la marcha y se mantuvo a baja velocidad. Recorrieron calles transitadas en las cuales hab�a vida nocturna, preferentemente de j�venes. Se encontraron con varios conocidos. Mientras Antonia conduc�a �l le observaba las manos. Siendo tan alta, era esperable que tuviera manos grandes. Sin embargo, a�n as� su tama�o no dejaba de asombrarle. Not� que sus pies eran inmensos tambi�n y probablemente calzaba m�s que �l. Esa noche, pasadas las 12, iban a transmitir por TV cable un recital de un grupo musical que a los dos le gustaba. De alguna manera marcaba la hora l�mite para terminar la salida. Sin embargo, Antonia le sugiri� que lo fueran a ver a su casa y despu�s ella podr�a ir a dejarlo. Por supuesto que Eliseo acept� de inmediato. VAN A VER UN RECITAL A LA CASA DE ANTONIA Llegaron a la casa de Antonia, y ella encendi� la TV. Sus padres estaban de viaje. La �nica persona que estaba en la casa era la asesora del hogar, que ya se hab�a retirado a dormir. Eliseo se sent� en un sof� de tres cuerpos, y Antonia se sent� en el otro extremo. Ella se sac� los zapatos, y los dej� a un costado de la mesa de centro. Le dijo a �l que si quer�a sacarse los zapatos y as� estar c�modo, tambi�n pod�a hacerlo. As� lo hizo Eliseo. El mir� los zapatos de ellas y se qued� impresionado por su tama�o. "�Te llama la atenci�n el tama�o de mis pies?", pregunt� ella reaccionado a la mirada de �l. "Claro que s� �Cu�nto calzas?" , pregunt� Eliseo. "Calzo 45. Y estas zapatillas son de hombre", dijo ella sonriendo. "Uf, yo calzo 40" dijo �l. Antonia estir� el pie para que lo compararan. Eliseo puso el suyo toc�ndoselo de modo que se tocaron por las plantas de los pies. Pudieron ver que el de ella era m�s largo en unos 4 cent�metros, o sea el largo de un dedo de pie de �l. Empez� el recital. Antonia fue a buscar un jugo para los dos. Se sentaron en el sof� nuevamente uno en cada extremo. En eso Antonia dice "permiso" y pone su inmenso pie sobre las piernas de Eliseo. �l se ve sorprendido, pero desde luego que no se opone. "Quiero estar c�moda, espero que no te moleste", dijo ella sonriendo. "Desde luego que no me molesta", dijo �l, contagiado por la sonrisa. Ni corto ni perezoso, le tom� los pies a Antonia y le comenz� a hacer masajes. Antonia expres� agrado con su cara y emiti� un leve gemido. �l entonces le retir� los calcetines y Antonia qued� totalmente descalza. La sigui� acariciando y frot�ndole los pies con sus manos. "�D�nde aprendiste a hacer esos masajes?" pregunto Antonia entre sorprendida y agradada. "Una vez que tuve una lesi�n, me los hicieron. Fue mi �ltima novia quien me los hizo. Ella sab�a hacerlos porque es hija de kinesi�logos", respondi� Eliseo. "�Mira como aprendes a hacer cosas! Y tienen algo de er�ticos", exclam� Antonia. "D�jame hacerte algo y no te molestes" dijo Eliseo. "Veamos ... " dijo ella, algo intrigada. Lo que hizo Eliseo fue pasarle la lengua por el empeine de los pies. Antonia qued� totalmente asombrada por el gran placer que eso le significaba. "Me sigues sorprendiendo", le dijo Antonia. "�No te da repulsi�n hacer eso?", pregunt� a continuaci�n. "No, porque me doy cuenta que no tienes olor en los pies", le respondi� �l. A continuaci�n, Eliseo le dio un beso en el dedo gordo del pie y le lami� la parte de la planta. Antonia lanz� un par de gemidos de placer sexual. Eliseo sigui� lami�ndole los dedos de los pies por la planta, y luego la planta misma. Antonia no pod�a creer el gran placer que sent�a. "�Eres incre�ble, Eliseo. Y se supone que eres el m�s inexperto de los dos!", exclam� ella. Eliseo solo sonri�. Ella entonces se solt� una traba que llevaba en la parte trasera del pelo, sacudi� la cabeza y su pelo qued� suelto y algo desordenado. Eso pod�a ser una indicaci�n, en c�digo gestual, de que estaba dispuesta a algo m�s. "Me gustar�a besarte", le dijo mir�ndola. "�En qu� parte?", pregunt� Antonia, imaginando la respuesta. "En la boca", respondi� �l. "Mmmm", mascull� Antonia. "�Eso es un s�?", pregunt� �l. "S�. Ya que lo quieres. Creo que te lo has ganado". Eliseo tom� los pies de Antonia, y los puso en el suelo para poder incorporarse. Se acerc� a ella y la bes�. Pudo comprobar el gran tama�o de su boca y lengua. La boca era m�s ancha que la de �l, y la lengua de ella era m�s larga y fuerte. �l la bes� alternadamente en el cuello. Y le paso la mano por debajo del su�ter que llevaba, acarici�ndole la piel. Antonia lo tom� por el brazo, apret�ndolo, y luego le hizo lo mismo en la pierna. En ese momento son� el celular de Antonia. "D�jame responderlo, quiz�s son mis pap�s", le dijo Antonia. Lo tom� y vio que era una amiga quien llamaba. Decidi� contestar. La estaba llamando para que fuera a una fiesta en ese momento. "Ahora, no. Estoy viendo un recital por la tele", le contest� Antonia. Luego Eliseo escuch� que Antonia dec�a "Con un amigo". Finaliz� la conversaci�n diciendo "Bien, nos vemos, Bye". "Bueno, �en qu� est�bamos?, dijo Antonia. "Como sabes, nunca he tenido relaciones y me gustar�a iniciarme contigo", le dijo Eliseo, mir�ndola con deseo. "No pierdes el tiempo, por lo que veo", dijo Antonia. "No voy a negar que me he puesto muy caliente contigo. Y creo que t� tambi�n", dijo �l. "S�, es verdad", le dijo Antonia, "tampoco te lo voy a negar". "�Eso es un s�?", pregunt� Eliseo. "jajajajjajajjaaa", rio ella. "�Por qu� te r�es?", pregunt� �l. "Porque varias veces me has preguntado si eso es un s�", le respondi� Antonia. "Al parecer es una de tus expresiones favoritas". "Bueno, �qu� dices?", pregunt� �l, como volviendo al tema de fondo. "No por ahora. En el futuro quiz�s s�, y quiz�s no". Fue la respuesta de Antonia. "�Traes condones?", le pregunt� Antonia. "No" "Me alegra esa respuesta", dijo Antonia. "Eso significa que quer�as estar conmigo independiente del sexo". �l la qued� mirando por un rato, como digiriendo mentalmente la conversaci�n. "�Alguna vez te lo han chupado?", le pregunt� Antonia. "No", le contest� Eliseo. "Vete a lav�rtelo al ba�o y vuelve. Trae la toalla con la cual te vas a secar", le dijo Antonia. Eliseo obedece, vuelve y Antonia entra en acci�n. Primero le acaricia los test�culos y con ello la erecci�n alcanza su nivel m�ximo. Luego se lo leng�etea por el costado hasta llegar al glande. Saca su lengua y en ella le apoya el pene, mientras con sus manos lo sujeta. Eliseo no pod�a m�s de placer, hasta que llega la eyaculaci�n. "Esto es fant�stico", dijo "incre�ble". "L�vatelo nuevamente. Yo me voy a lavar la boca. Ahora vamos a ver el recital". Antonia fue el ba�o de su cuarto, en tanto que Eliseo fue al ba�o de visitas. Cuando Antonia volvi� Eliseo la esperaba de pie. Al verlo, ella le acarici� el cuello, lo tom� por el brazo y lo condujo hacia la sala. Pasaron al frente de un espejo que estaba en la entrada, se miraron y vieron la diferencia de estatura. La parte superior de la cabeza de Eliseo estaba a la altura de la boca de Antonia. "�Has tenido parejas m�s bajos que t�?", le pregunt� Eliseo mientras se miraban. "He tenido novios y relaciones m�s cortas con hombres m�s bajos", respondi� Antonia, no sin antes pensar por unos segundos lo que le iba a responder a Eliseo. Eliseo la mir� fijamente como esperando que dijera algo m�s. "Comprender�s que con mi metro ochenta y seis, la mayor�a de los hombres son m�s bajos que yo", continu� Antonia. "Yo estoy en la estatura promedio de los chilenos ", acot� Eliseo, una vez m�s mostrando que era una persona informada. "Ahora bien, t� eres el hombre m�s bajo con el cual he tenido algo. Nunca hab�a estado de alguna manera, con alguien de menos de metro ochenta" continu� Antonia. "Ni yo con alguien tan alta", dijo Eliseo. "Y cr�eme que esto ha sido muy sorpresivo", le dijo Antonia. Volvieron a la sala a ver el recital. Eliseo se sent� en un extremo del sof� y Antonia apoy� su cabeza en la de �l, y estir� su largo cuerpo a lo largo del mueble. Mientras ve�an el recital y lo comentaban, Eliseo le acariciaba la cabeza, la cara y le daba algunos besos. Antonia a ratos le tomaba la mano y se la manten�a tomada. Hicieron comparaci�n de manos, y la de Antonia era mucho m�s larga y grande en general, pese a que Eliseo ten�a las manos grandes a pesar de que no era alto. SE HABLA DE FUERZA Segu�a sentados en el sof�. Eliseo la manten�a abrazado. Manteni�ndola con la boca de �l en el pelo de ella, recorri� sus hombros y brazos. T�midamente le acerc� su mano a los senos de ella. Antonia le sac� la mano de ah� dici�ndole "Quiz�s en el futuro, hoy no". Entonces �l le pas� a mano por el abdomen y sinti� su musculatura. "Debes ser muy fuerte", le dijo Eliseo. "Me di cuenta en el tama�o y dureza de tus brazos y hombros. Ahora que te toco la barriga, siento lo mismo." "�Quieres ver mi abdomen?", le pregunta ella "Por supuesto", contest� �l. Antonia se quita el su�ter que llevaba. Luego se quita un polo que llevaba debajo y queda en la parte de arriba solo su sost�n de color blanco. Desde ya, eso impacta a Eliseo. Luego empu�a sus manos para tensar su cuerpo y Eliseo puede ver su "pack de 6", propio de personas muy fuertes. Luego dobla sus brazos y muestra sus fuertes b�ceps. Se da vuelta y se le ve su musculatura en la espalda. "�Te impresiona?" le pregunta Antonia. "S�, pero no me sorprende del todo", contesta Eliseo. "S� que t� y mi prima Samanta son muy deportistas, karatecas, y se han dedicado a desarrollar musculatura". "�Te cargo?", le dijo Antonia. "Claro que s�", le dijo Eliseo riendo y con la cara iluminada. Antonia lo toma de un brazo, y lo carga en un solo hombro. Mientras lo manten�a cargado le da palmadas en sus gl�teos. Fueron un poco fuertes, pero a Eliseo no le alcanzaron a doler. Despu�s de un par de minutos caminando con �l cargado, Antonia lo baja. Luego lo toma en brazos como un ni�o, y camina con �l dos minutos m�s. "Tienes buena musculatura y eres ancho, pero a�n as� creo que yo soy la m�s fuerte de los dos", le dijo Antonia. "Veamos", respondi� Eliseo. Fueron al comedor, se pusieron frente, e hicieron vencidas. A Antonia le tom� menos de 5 segundos doblar el brazo de Eliseo. Repitieron con la mano izquierda, y el resultado fue el mismo. "Y si luchamos, �me ganar�as?", pregunt� Eliseo. "Es lo m�s probable, incluso m�s all� de la fuerza. Soy cintur�n negro y he conocido y practicado la mayor parte de las t�cnicas de lucha", respondi� ella. "S�, creo lo mismo", dijo Eliseo. "Y si prob�ramos con golpes me ir�a a�n peor. "Creo que s�" respondi� Antonia sonriendo. Cambiando de tema, ella le dice que la abrace. Eliseo lo hace por la cintura y ella lo abraza por el cuello d�ndole sucesivos besos en la cabeza, en los cachetes y la boca. "Este d�a lo voy a recordar toda mi vida", dijo Eliseo. "Yo tambi�n", le dijo Antonia. "Pese a que yo soy la m�s experimentada, ha sido novedoso y muy grato" HECHOS POSTERIORES Eliseo y Antonia se vieron un par de veces m�s. En esas dos ocasiones hubo sexo completo, con lo que Eliseo se inici� sexualmente con Antonia. Result� una mujer muy importante en su vida. Acordaron tener discreci�n y no contar lo que hab�a vivido y la {�nica persona que lo supo fue Samanta, quien sabia guardar los secretos. Para Antonia su encuentro con Eliseo fue toda una experiencia, pese que ya ten�a camino recorrido en su vida sexual. Por una parte, ser la mujer con quien �l se inici� fue algo significativo y para recordar. Lo otro que siempre recordar�a, fue cuando el chico le lami� los pies, provoc�ndole un placer sexual que no habr�a imaginado. En el futuro ella misma practicar�a esa t�cnica, tanto lamiendo como haci�ndose lamer. Con el tiempo se encontrar�an en m�s de una reuni�n con Samanta, y se mirar�an a los ojos con complicidad.