LA SOBRINA DE LA SEÑORA ROSA Parte II Esper_cl , esper_cl@yahoo.com Recordemos que en la primera parte, Hernando contrata a una nueva empleada, más alta que él y mucho más fuerte. Un día que Hernando se lesiona un pié Adriana lo carga y lo sube en sus brazos tres pisos para llegar a su departamento. En una sesión de fuerza, ambos se excitan y terminan teniendo sexo. Esa no fue la primera vez que Hernando tuvo sexo con Adriana su nueva empleada. A ambos les gustaba y se empezaron a encariñar el uno con el otro. Con frecuencia dormían juntos. No sabían que iba a pasar, pero estaban disfrutando el buen momento. Un día conversando Hernando le dice a Adriana. Me dijiste que un par de veces te trenzaste en una pelea y sólo me contaste una, cuéntame la otra por favor Adriana: Bueno, te voy a contar Había un muchacho en el pueblo al que todos les decían Pancho. Era bien grande y macizo, incluso era más alto que yo. Yo no lo conocía mucho. A él igual que a otro muchacho al que conocíamos por el Coloro porque era pelirrojo, les gustaba una amiga mía que se llama Rosario. Ella finalmente se emparejó con el Coloro. El Pancho al parecer andaba super picado y quería pegarle al Coloro. Un día en el que se celebraba el aniversario del pueblo, habían puesto unos stands en un sitio cerca de la plaza. Fuimos en un grupo en una noche en la cual estabamos la Rosario, el Coloro yo, y 3 personas más. Al Coloro se le anduvo pasando la mano con el trago y andaba medio ebrio. Cuando nos íbamos y ya estabamos lejos de los stands, se nos cruza el famoso Pancho Apenas el Coloro lo ve, el Pancho le dice: "¿Que me mirai imbécil?" Coloro: Tranquilo compadre, no hay problema. Pancho: Claro que hay problema, ya me provocaste. Se acerca entonces el Pancho y le pega un empujón al Color quien se cae. En eso interviene la Rosario y le dice al Pancho. "Oye cálmate y además el Coloro está medio borracho, así que mejor lárgate. Pancho: ¿Borracho? Bueno yo estando borracho le he pegado a dos a la vez. En eso interviene el mismo Coloro, y le dice: "Ya, te fuiste concha de tu madre". Esa sacada de madre fue suficiente para que el Pancho se le fuera encima lanzándole golpes. El Coloro se defendió y comenzó la pelea. Nos pidió que no nos metiéramos. Le hicimos caso, porque si quería pelear allá él. Sin embargo, lo que paso es que el Coloro terminó en el suelo. Pensamos que la pelea había terminado, y nos acercamos a él para ayudarlo a levantarse e irse. Pero el Pancho lo comenzó a patear en el suelo, y le dice. " Me vas a tener que besar los pies si quieres que te deje ir". Ahí no aguanté más y le dije al Pancho: "Oye, no seas poco hombre, ya le pegaste, no tienes para que humillarlo haciendo que te bese los pies." Pancho: Oye lindura, aquí el que manda soy yo, este desgraciado me va tener que besar los pies, o si no, no lo suelto. Y no te metas a no ser que quieras que te haga besarme los pies a mí también. El Pancho ya se había sacado los zapatos porque quería de verdad que el Coloro le besara los pies. Entonces le digo al Pancho: "Bueno, está bien yo te voy a besar los pies". Yo andaba con unos zapatos de suela, bien duros en la planta. Me acerco al pancho y le doy un tremendo pisotón. Luego le digo: "¿querías que te besara? Bueno, ahí está, los pies se besan con pies". El Pancho grita con dolor y me dice: huevona de mierda, te voy a tener que enseñar respeto. Yo le digo entonces: Muy bien, quiero ver como enseñas respeto. Aunque creo que la que te lo va a enseñar soy yo, claro que no te voy a obligar a que me beses los pies, porque eso es humillar y no se debe hacer. Me manda entonces un golpe de puño la cara en pleno cachete. Como mi primo me había enseñado a boxear se lo supe recibir sin que me hiciera daño. Le digo: "parece que quedaste cansado con la pelea porque pegas sin fuerza". Él se enfurece entonces y me manda el próximo golpe al estomago. Puse mi barriga bien firme y el golpe lo recibí sin que me doliera y sin siquiera moverme. "Vamos", le digo, "quiero ver como me enseñas respeto". Nos ponemos entonces con los puños en posición de combate. Rápidamente le doy un golpe recto y corto con mi mano izquierda en su nariz, y el tipo de inmediato comienza a sangrar. Cuando puso su mano en la nariz se la golpeé encima de la boca y ahora la boca comienza a sangrar. Luego me lanza una seguidilla de golpes los que se los atajo o desvío. A continuación me agacho para esquivar un golpe recto de él, lo tomé de la pierna y lo levanté y lo puse sobre mi hombro, di un par de vueltas para tomar impulso y lo lanzó un par de metros. El tipo debe haber pesado unos 100 kilos pero me lo pude perfectamente. Luego le digo: no te levantes espera que nos vayamos. El Pancho al principio no me hace caso, me acerco a él. "Le muestro mi puño y le dije: "¡no te levantes todavía!" Ahí vio mi mirada y se quedó quieto. Hernando: ¡Fantástico! ¿Y qué dijeron tus amigos? Adriana: Bueno me empezaron a felicitar y a decirme que esto me iba a hacer famosa. Les dije que por ningún motivo quería eso, que esto quedara entre nosotros. Porque si la historia se sabía después iba a tomar fama de buena peleadora, y quizás eso me iba a traer más problemas que otra cosa. Me hicieron caso, por suerte. Hernando: Y que pasó con el Pancho, ¿lo volviste a ver? Adriana: A los pocos días me encontré con él y me dijo que quería hablar conmigo. Le dije que bueno. Se disculpó conmigo dijo que no había actuado bien. Le acepté las disculpas. Me dijo también que admiraba mi fuerza y forma de pelear. Le dije, que la fuerza no era para pelear, sino para mejores fines. Me encontró razón. Hernando: ¿Y entonces? Adriana: Me dijo si me podía invitarme a una cerveza y un sándwich para superar el incidente. Acepté. Fuimos en su auto a un bar que quedaba kilómetros del pueblo. Conversamos largo, y me di cuenta que si dejaba de ser violento era una persona bien buena. Se lo dije. Me dijo que le impresionaba mi fuerza y musculatura. Me pidió que hiciéramos vencidas. Las hicimos. Como era grande y fuerte, me costó, pero igual le gané con los dos brazos. Hernando: Sigue, esto está muy entretenido. Adriana: Salimos un par de veces más y me pidió que fuera su novia. A mí me había empezado a gustar así que le dije que bueno. Hernando: ¿Y hubo más incidentes? Adriana: Una vez íbamos abrazados y nos encontramos con dos tipos con los cuales él había tenido rosca antes. Uno de ellos de inmediato lo comienza a provocar. Al Pancho entonces le aflora lo violento de nuevo. Se empieza a soltar de mí para enfrentarlos. Pero lo tomo con fuerza de la cintura y no lo dejo ir. Le dije que se calmara. Uno de los tipos le dice: ¿ahora te defienden las mujeres?. Hernando: No me digas que te les enfrentaste... Adriana: jajajajjaja, no, pero vas a ver. Les dije: Oigan el Pancho tiene mucho más fuerza que yo. Hagamos una cosa: hagan vencidas conmigo y si me ganan pueden enfrentar al Pancho. Los tipos se rieron burlonamente y me dijeron, ya, hagamos vencidas si quieres, pero si te quebramos el brazo, no reclames. Entonces hicimos vencidas, y les gané en un santiamén a uno y después al otro. Se quedaron inmóviles sin decir palabra, bien asombrados. Aprovechamos para irnos. Hernando: jajajajjaa, eres una caja de sorpresas. Adriana: Con el Pancho duramos como 5 meses, y luego terminamos. No supe más de él, con el tiempo alguien me contó que se había casado. Continuará....