Las putas del pueblo. Por sexfight. Lucha inter racial entre dos hembras de rompe y rasga por el dominio del mercado sexual Inga era un alemana del este rubia y grandota, con unas tetas gordas y redondeadas, alta con y un cuerpo duro de muchas horas de gimnasio. piel muy pálida, ojos de un azul intenso y cabello rubio como el trigo maduro. Vivía en una pequeña población y era la única puta del lugar. Era muy de mañana y vestía ropa normal y corriente, unos pantalones cortos que dejaban ver sus piernas macizas como columnas y una camisa de hombre. Su largo pelo le caía por la espalda. Daba caladas a un cigarrillo mientras preparaba el desayuno. Sonó el timbre, demasiado pronto para que fuera un cliente y al abrir la puerta con la taza de café en la mano se encontró con una mulata alta como ella, con tetas que rivalizaban con las suyas, un cuerpo duro de ébano, cabellos rizados negros como la noche y largos hasta la mitad de la espalda y vestida de un modo provocativo, con falda corta de cuero negro con aberturas laterales y por encima de la cintura sus senos estaba escuetamente cubiertos con una camisa anudada. Debajo de esta ropa vestía una malla de lencería de fantasía de color blanco que le ¿cubría? ( es un decir) todo el cuerpo. Largos manguitos de encaje blanco en sus brazos, hombros desnudos y medias de liguero. Bolso rojo, Guantes de cuero negro y botas altas del mismo material con tacones de aguja y punteras reforzadas completaban su atuendo. Lo mas chocante es que fumaba un grueso habano. "¿Buscabas algo a estas horas, blancanieves?" le pregunto la rubia. "Las pollas de tus clientes" le contesto la mulata con perfecta calma. "Lo siento, bomboncito, pero este es un pueblo pequeño y solo hay trabajo para una" "Lo se. Por eso vas a tener que marcharte" "¿Marcharme! Quien lo dice" "Lo digo yo, Jambo, la nueva puta titular de este poblacho" "Estas borracha negra de mierda, lárgate por ahí" "Odio los preliminares largos, rubita" y diciendo esto, Jambo escupió en la cara de Inga mientras le clavaba el puro en el escote. Inga grito y arrojo el café hirviendo a la cara de Jambo. La mulata grito también y se lanzo de cabeza contra la alemana. Inga tomo el cigarrillo de su boca y se lo clavo en la espalda a su agresora. Esta agarro el cuadro que adornaba el recibidor y rompió el marco en la cabeza de la rubia. Ambas furias se agarraron por lo pelos y empezaron a darse tirones mientras se mordían y se pateaban. Los tacones de la invasora hacían un cruel trabajo en los pies de la rubia. Esta alejo de si a su agresora de un empellón y comenzó a bombardearla con sus puños. La morena acepto el reto y durante casi un minuto una granizada de puños se abatió sin pausa sobre ambas contendientes. Los poderosos puños de la germana colisionaban con el ébano de la piel de su adversaria como si lo hicieran con una pared de ladrillos. La tetona negra poseía también unos puños tan contundentes como martillos, reforzados por aquellos guantes negros. Pero si la negraza esperaba dominar el intercambio pugilístico se llevo una tremenda sorpresa cuando sus guantes impactaron con un cuerpo que era como el mármol y unos puños como el granito. Dejando tras de si un recibidor devastado las dos peleadoras poco a poco se movieron hacia el dormitorio en el que Inga recibía a sus clientes. Allí Inga se planto y comenzó a castigar los voluminosos melones de Jambo con toda la fuerza de sus músculos teutonicos. Jambo gemía con cada impacto pero seguía lanzando sus ataques contra el estomago y la cara de la rubia. Finalmente fue empujando poco a poco a Inga hasta arrinconarla. Tras varios minutos Inga comprendió que Jambo era la mejor pugilista de las dos y decidió cambiar de táctica, embistiendo a su rival. La mulata cayo sobre la cama y la germana fue a por ella con furia vengativa, pero si esperaba terminar rápido se equivocaba. La gladiadora de bronce tenso sus músculos y demostró que no le daba miedo el cuerpo a cuerpo. En aquel momento ambas furcias llevaban todavía casi todas sus ropas, pero eso duro poco. La rabia de aquel perfecto ejemplar de la raza aria dejo muy pronto solo jirones de la camisa de seda roja que cubría aquellos melones morenos. La malla de lencería sexy que estaba debajo era mas resistente de lo que parecía pero también cedió. Por su parte, la camisa masculina de Inga era solo una serie de harapos colgantes. Ambas gladiadoras cayeron de la cama al suelo y sus uñas comenzaron a desplegar innumerables marcas en la carne de su adversaria. Inga parecía una tigresa de las nieves mientras usaba sus uñas para desfigurar a su rival. Jambo parecía una pantera negra y mortífera. La tigresa blanca y la pantera negra rodaron por el suelo de un extremo a otro de la habitación mientras establecían sin resquicio a la duda cual de las dos tenia las uñas mas afiladas. Inga usaba sus zarpas como una gata rabiosa pero Jambo le devolvía marca por marca y luego mas con cegadora rapidez. Pronto la meretriz rubia se vio obligada a batirse en retirada ante los inmisericordes zarpazos de aquella gata oscura. Nada quedaba de sus ropas excepto las botas de Jambo. Ambas parecían haber sido masticadas por una fiera y luego escupidas. La germana decidió que tenia que liquidar la pelea pronto y agarrando de los pelos a la invasora se dio la vuelta y la proyecto por encima de su hombro. Luego cuando la mulata intento levantarse, repitió la operación. Esta vez no pudo evitar que Jambo la agarrara de sus bucles dorados, y tirando de ellos la hiciera caer. En el suelo de nuevo ambas empezaron a debatirse, con ambas manos agarrando gruesos mechones del cabello de la contraria. Jambo tiro con fuerza y la cabeza de la yegua germana colisiono con la esquina de un mueble, pero este era muy ligero y el golpe fue menor de lo que la negra esperaba. Inga empezó a girar sobre si misma sin soltar el pelo de la invasora y la estampo contra el muro. Luego cogió a Jambo por detrás e intento estrangular a aquella jodida negra con sus propios cabellos pero ella se dio la vuelta y levantándose, la hercúlea gladiadora de ébano empezó a arrastrar a la europea por toda la habitación. La negraza no parecía notar los desesperados tirones de la nórdica. Inga esquivo una coz de Jambo y agarro la pierna de la negraza, arrancándole la bota derecha. Luego uso es misma bota para golpear la cara de su propietaria. Esta se levanto y lanzo un jarrón de porcelana contra Inga, dándole en la cara. Inga agarro una silla y la partió en las costillas de la invasora. Luego salto sobre ella. Jambo impacto contra la ventana, rompiendo el cristal. Cayeron al suelo arrastrando consigo el cortinaje. Jambo parecía aturdida, pero cuando Inga se disponía a rematarla, Jambo le arrojo el teléfono, cargo contra ella y chocaron contra la puerta con tanta fuerza que salto uno de los goznes. Jambo agarro la lampara de pie e intento romper el tubo en la espalda de Inga, pero esta se levanto a tiempo y forcejearon hasta que se rompió la bombilla y les dio calambre. Por suerte era una lamparita de muy pocos vatios. Salto el automático y se apagaron las luces de toda la casa. Ambas quedaron aturdidas momentáneamente "Mejor que te largues cuando aun puedes, negrona de mierda" mascullo la rubia "La ultima vez que tuve una pelea fue contra cuatro mujeres del pueblo que vinieron juntas para que dejara de ver a sus maridos. Las agarre de los pelos y las zurre a las cuatro yo sola. Fue lo mas divertido que me paso en mucho tiempo. Cada vez que cogía bien a una las otras tres me asaltaban por la espalda y tenia que volver a empezar. Eso lo hizo mucho mas largo y también mucho mas divertido Tarde quince minutos en dejarlas Ko a todas. Luego me pase el resto de la mañana follandolas. Tenían una basura de coños. No me extraña que sus maridos me prefirieran a mi." "Lo se" respondió Jambo. "Me contaron todo eso cuando me contrataron para acabar contigo. Y en una cosa tienes razón, follan de pena. Lo he comprobado." "Si tuvieran uno como este.." dijo Inga abriendo al máximo las piernas, "..no les faltarían hombres." "Una basura eso que tienes, el mío es mejor" respondió Jambo. "Ven y pruébalo. Soy la mejor folladora de la provincia. Te dejare KO. a orgasmos" Con gesto seductor Jambo se quito el par de jirones que eran lo único que quedaba de su ropa. Inga hizo lo mismo y aquellos dos cuerpos de quitar el hipo se enroscaron el uno en el otro como serpientes. Sus pezones se hicieron cosquillas unos a otros, sus lenguas se paladearon y se empujaron, sus manos apretaron la espalda y las nalgas de su rival y sus sexos se estremecieron al entrar en contacto. En unos pocos segundos los volcanes de su entrepierna entraron en una dulce y salvaje erupción. Ambas estaban calientes como gatas en celo, y tras unos segundos de respiro volvieron a la carga. esta vez se estimularon y acariciaron durante mas de quince minutos intentando demorarse al máximo para que la otra cediera primero, y cuando un terremoto de gozo carnal las sacudió de nuevo, en vez de abandonarse a el siguieron agrediéndose con furia, sus lenguas lamiéndose dentro de sus bocas, unidas como si estuvieran soldadas, sus clítoris rozándose con enloquecedora suavidad, sus dedos insertados en sus nalgas, sus pezones presionando entre si, hasta que se desato una tempestad de orgasmos múltiples que parecía no tener fin. Durante quince minutos quedaron tendidas la una junto a la otra sin fuerzas ni para hablar. Luego se fueron aproximando poco a poco hasta hacer el 69 y comenzaron un nuevo asalto. La lengua de Inga se deslizo voluptuosamente por la carne trémula y oscura de su oponente, mientras sentida su propia intimidad voluptuosamente acariciada por Jambo. De nuevo los orgasmos las sacudieron a ambas en un terremoto de placer sin que nadie tomara ventaja durante los tres primeros envites, pero en el cuarto Inga comenzó a sentirse mareada. Jambo atacaba dulcemente con su lengua, sus labios, su nariz, sus dientes, visitando todos los rincones de su pubis y provocando tales deleites que la final el sistema nervios de Inga no pudo soportarlo y se colapso. Inga se desmayo de placer, pero su implacable adversaria siguió provocándole nuevos orgasmos hasta que la despertó, solo para volver a colapsarse, incapaz de sobreponerse a la sobrecarga sensitiva, ahogándose entre oleadas de placer. Cuando Inga despertó, estaba tendida en el suelo con Jambo yaciendo sobre ella, cubriendo su cuerpo con el suyo, rozando sus pezones de pétalo de rosa con sus pezones de chocolate, su sexo rubio platino con su sexo negro azabache, su nariz aquilina de pétalo de rosa con su nariz chata de caoba y sus labios rojos y finos con sus labios granates y gruesos. "¿Te rindes?" pregunto la triunfante gladiadora de ébano. "Esta bien, me rindo" respondió la vencida luchadora rubia. "Limpia todo esto antes de que llegue MI primer cliente" ordeno la furcia mulata a la ramera aria, pateándola en el trasero para dar mas énfasis a la orden. Inga se arrastro en actitud de sometimiento hasta que la zorra de pelo rizado le dio la espalda. Entonces Inga, como la perfecta hija de perra germánica que era, salto sobre su espalda y la derribo al suelo de un empellón. Agarro el teléfono y lo uso como maza en la cabeza de la intrusa. Inga gruñía como una perra rabiosa, mientras que Jambo intentaba defenderse como una gata salvaje y clavaba un bolígrafo en el estomago de la rubia. La meretriz europea, furiosa por los aguijonazos de aquel bolígrafo, y habiendo quedado sin armas clavo los dientes en generosa glándula mamaria de la cortesana africana. La musculosa mulata hizo lo mismo. Luego ambas cambiaron su objetivo y atacaron la otra teta de su rival, luego empezaron a darse mordiscos por todo el cuerpo. Jambo retrocedió ante esta táctica caníbal, pero luego volvió a la carga hasta que fue Inga la que termino cediendo, incapaz de soportar mas. Jambo se sentó sobre su vapuleada oponente, alzando los brazos en señal de victoria. Inga agarro a manos llenas un manojo del vello pubico de aquella pantera sexual y tiro con fuerza. Por primera vez en todo el combate Jambo aulló! Inga saboreo su inminente victoria, pero solo por un momento, hasta que Jambo le pago con su misma moneda. Bastaron unos segundos para que Inga se diera por vencida. ¡Entonces Jambo agarro a Inga por los pelos del coño y los pelos de la cabeza y la levanto en el aire por encima suyo y luego la hizo caer de golpe! Inga empezó a sollozar inconteniblemente. Había perdido sin remisión. La bruja aria había sido incapaz de derrotar a la diablesa negra que había invadido su casa y se la había arrebatado. La sucia negrona no solamente tenia unas tetas y un culo mejores que los suyos, sino que además la había superado con los puños, la había derrotado en el cuerpo a cuerpo, la había aventajado con las uñas, la había vencido a mordiscos, la había arrasado a tirones de pelo, la había humillado en los estrujones de tetas, la había aplastado en los combates con armas, la había aterrorizado en los ataques al coño y sobre todo, lo que mas la escocia, la había aniquilidad en el duelo sexual. Todos los apartados de su enfrentamiento habían concluido con derrotas. Durante toda la pelea Inga había tenido que cambiar de táctica una y otra vez ante la evidencia de que su adversaria la superaba. En cada ocasión Jambo había aceptado el reto y la había vencido. Nisiquiera la traición había funcionado. Ya nole quedaban mas recursos y no podía seguir aguantando el dolor. Entre lloros y tartamudeos pidió clemencia. Jambo la alzo de los pelos hasta ponerla de pie, con su cara a un par de milímetros de la suya. En sus ojos había una expresión viciosa y cruel, de una frialdad que asustaba. "Si te rindes te mato, cerda. Pelea hasta que yo me harte o date por muerta" Inga chillo de puro miedo y comenzó a luchar con la poca fuerza que le quedaba. El terror le dio energías extraordinarias y resistió durante casi media hora mas hasta colapsarse por completo. Jambo comprobó que su adversaria estaba definitivamente acabada, salio de la habitación y regreso con una fregona. Clavo el palo de la fregona en el coño de Inga como si la fregona fuera una grotesca bandera y grito "Tomo posesión de este prostíbulo y de esta ramera en nombre de mi cachondo coño!" A continuación cogió el teléfono e hizo una llamada. "Esta hecho. Podéis venir" dijo escuetamente, y colgó. Al cabo de 20 minutos se oyó el ruido de gente que se aproximaba y Jambo fue a abrir la puerta del chalet. Entraron numerosas mujeres, casi todas de mediana edad y con aspecto de amas de casa. La mas joven aparentaba 15, y la mayor cerca de cincuenta. Todas empezaron a sonreír al ver a Inga casi muerta en el suelo. Algunas se abrazaban y vitoreaban. Alguna se acerco a la caída meretriz y la pateo o escupió encima suyo. "Ya conocéis lo acordado. ¿Esta todo a vuestra entera satisfacción? "Esta perfecto" respondió una cuarentona de muy buen ver pese al ojo morado y otros cardenales que lucia. "Supera a nuestras mejores esperanzas" "Entonces pagad" respondió aquella pantera musculosa, dejando caer al suelo con ademan lascivo la bata con la que se había cubierto para abrir la puerta. La portavoz del grupo comenzó a desnudarse tan rápido como un cohete, secundada por varias mas. al cabo de unos segundos la ramera oscura tenia enroscadas a su cuerpo de ébano tres gatitas mimosas que acariciaban cada rincón de su cuerpo. Las demás se dedicaban a mirar un poco cohibidas mientras las fornicadoras rodaban por el suelo hechas un ovillo del que salían gemidos de placer. De pronto una de las gatitas gimió mucho mas fuete en medio de convulsiones rodando aparte del ovillo, y en seguida otra le siguió. Dos de las que esperaban tomaron su lugar. Pronto una tercera quedo momentáneamente fuera de combate de la misma forma. Dos de las que esperaban se precipitaron a llenar el hueco y comenzaron a pelear entre si para ser las primeras. La mas alta lanzo a su rival sobre un sofá y se zambullo en aquel océano de placer. La vencida aterrizo sobre una rubita que la derribo al suelo y tras un breve forcejeo la monto sobre la alfombra. Esto fue la señal para una orgía general que se prolongo durante las siguientes tres horas. Cerca del mediodía solo quedaban cuatro en liza. Todas las demás estaba por los suelos con todas sus energías drenadas por una catarata de orgasmos. La negrona tetona y la portavoz hacían el 69 mientras que la cincuentona y la quinceañera protagonizaban un duelo generacional. Tras un largo forcejeo erotico la quinceañera tuvo que confesar que ya no podía mas y darse por vencida la juventud frente a la experiencia. Al cabo de cinco minutos Jambo logro que su adversaria abandonara por agotamiento. Durante la siguiente media hora, las pocas que seguían conscientes jalearon y animaron a su vecina mientras su sexo silvestre arremetía contra aquella vulva negra y hambrienta. Finalmente la pueblerina tuvo que reconocerse vencida lamiendo el clítoris de la musculosa furcia. Esta se levanto triunfante sobre la carne trémula de las once aldeanas a las que acababa de derrotar en un duelo sexual. Jambo comenzó vestirse mientras inspeccionaba sus nuevos dominios. Una de las aldeanas se le acerco y le dijo: "Recuerda el resto de nuestro trato" "No hay problema. Me ocupare de vuestros maridos mañana sin falta. Se les quitaran las ganas de poneros los cuernos para siempre jamas" FIN