Pigarzos 5: Luis y Lourdes By Dan the diverman dmmbsr@gmail.com Cuando Luis y Lourdes nos invitan a la mejor velada. Al salir de la fábrica se me ha hecho un poco tarde, me preocupa que María ya se halla ido, pero cuando doblo la esquina puedo verla esperando. Está radiante, cuando me acerco veo como su cara se ilumina, me acerco a darle un beso y ella retira la cara, necesito besarla, la miro con incertidumbre; ella mira a su derecha, allí están charlando Irene e Inma. Parece ser que no queremos darle bombo a lo que sentimos el uno por el otro; evidentemente no importa, con tal de disfrutar de María, aunque sea en privado, estoy más que contento “me ha dicho el director general que no tienes porqué regresar esta tarde al trabajo, ¿que te apetece hacer?”, me mira ilusionada, me agarra la mano, primero con suavidad y de vez en cuando me aprieta un poco, “bueno, ya se nos ocurrirá algo, es el primer día que dejo de ir a trabajar desde que terminé la escuela, me siento rara, pero me apetece pasar mas tiempo contigo, no se cuanto tiempo más te quedarás con nosotras aquí”, la miro y sigue sonriendo; realmente estoy en una nube, no me había planteado la situación, tarde o temprano tendré que regresar, y me estoy enamorando profundamente de María, no tengo claro como voy a continuar viviendo sin tenerla a mi lado; aún me quedan algunos días de vacaciones, pero por ahora, prefiero no pensar en ello, prefiero disfrutar de cada comentario, de cada caricia, de cada flexión, de cada uno de sus músculos. Llegamos a la pensión, se adelantan de nuevo Irene, Inma, Susana y Eva, ya al resguardo de las miradas furtivas, María que aún sujeta mi mano, la introduce bajo su chaqueta, la lleva a sus abdominales, su forma es preciosa, puedo sentir cada pastilla de su tableta, en ese momento los flexiona, aumentan su volumen de una forma exagerada, ella me mira la cara, se da cuenta mi cambio de expresión, estoy con la boca abierta, babeando, ella se ríe, “como disfruto jugando contigo”, dice mientras se acerca a mis labios, la beso con pasión, mi mano se centra ahora en su espalda, sus dorsales, sus trapecios, ella flexiona cada músculo para mi; mi miembro totalmente erecto empuja contra sus abultados abdominales, ella mantiene el beso con gran violencia, escuchamos como Lola nos llama a comer. Subimos la pronunciada escalera, María va delante, bajo su falda y medias se adivinan sus gemelos, ella sube lentamente, forzando la flexión en cada paso, me abalanzo sobre uno de sus gemelos y ella se queda inmóvil, imprimiéndole la máxima tensión al músculo que intento agarrar, no logro abrazarlo con mis dos manos, su dureza es inverosímil, miro hacia arriba y veo como me está observando, con su sonrisa imborrable; la dejo ir, y continúa con el mismo ritmo hasta que llega al piso superior. Entro en el comedor disimulando mi erección, nos sentamos como todos los días, charlamos de como ha ido el día, les comento mi impresión (sin entrar en detalles) de lo que he visto en la fábrica, les indico lo maravillado que estoy con los habitantes de Pigarzos, no hay como adular un poco para obtener complacencia, cuando terminamos de comer, me disculpo y me retiro a mi dormitorio, espero que María lo haya entendido y no tarde en seguirme, quiero explorar su cuerpo, volver a sentir sus músculos; me cambio, me pongo el pijama y me tumbo en la cama. Pasan unos minutos y llaman a la puerta, me levanto rápido, no puedo esperar más, abro y veo a Lola, intento no borrar la sonrisa de mi boca ante la sorpresa “perdona que te moleste, pero me gustaría hablar un par de cosas contigo, la invito a pasar, pero dejo la puerta abierta por si viene María. “Verás, creo que sabes porque vengo aquí a molestarte. Para una madre no es fácil hablar de estas cosas. Creo que María es una chica muy especial, y desde que te vio por primera vez, está cambiada, creo que se ha enamorado, y me preocupa que le pase lo que sucedió hace años con Inma, que se enamore de un viajero y este termine marchándose, dejándola sola. Mi ruego es que no le hagas daño, María es una chica muy cándida, y no soportaría verla sufrir. Vosotros, los chicos de ciudad tenéis mucha experiencia en la vida, y quizás veas una oportunidad de disfrutar durante unos días con una pueblerina, pero no olvides que tenemos sentimientos, que un mal de amores es tan duro en el campo como en la ciudad”, me quedo extrañado “Le agradezco sus comentarios Lola, realmente yo no obedezco al estereotipo de chico de ciudad que viene al campo a romper corazones, de echo, creo que en candidez no me gana nadie. María es una chica muy especial, y ya me había dado cuenta de que sentía algo por mi; esto me hace el hombre más feliz del mundo, mis sentimientos hacia ella son si cabe mayores, creo que es la chica más atractiva, más dulce, más encantadora que haya conocido nunca. Nada me gustaría más que satisfacer su amor, pero como comprenderás todo esto me abruma. No quiero hacerle daño, y te garantizo que no le haré daño, entre otras cosas, me lo haría a mi mismo. Pero independientemente, me ha extrañado que equipares la historia del viajero a la del padre de Susana y Eva, pensaba que había fallecido en un accidente”, me mira compasiva “no, realmente esa es la historia que le contamos a todos para ocultar la vergüenza; parece que el padre de las niñas no llevaba bien que Inma fuese mucho más fuerte que el; al principio no le importaba, pero poco a poco el se fue cansando, un día Inma lo vio cortejando a otra chica en el pueblo, así que le dio una paliza y lo echó de Pigarzos, desde esa fecha, nunca más hemos vuelto a saber de el; en el pueblo se habló de un accidente, y así las niñas no sabrán nunca la clase de padre que tienen”, abrazo a Lola, “siento lo que pasó; como supondrás, hay más tontos que botellines; no comprendo como alguien podría rechazar a una de tus hijas; cada una de ellas tiene algo muy especial, son las personas mas sanas que jamás he conocido.” su cara es de agradecimiento “Cambiando de tema, Nos han invitado a María y a mi a cenar en casa del Director general y Lourdes esta noche, me gustaría que nos permitiese ir”, veo que se ríe escandalosamente “como si yo pudiese evitarlo, si María quiere ir, créeme que iréis, ella es la más testaruda de nosotras, y además la más fuerte, con diferencia. He intentado educarla para que sea sutil, suave, para que trate las cosas con cariño; desde que era niña su fuerza era prodigiosa.” ahora quien se ríe soy yo, ella me mira orgullosa mientras se levanta y sale del cuarto cerrando la puerta, me recuesto en la cama, analizando lo que ha pasado cuando escucho llamar a la puerta nuevamente, me levanto rápidamente y ante mi está María, lleva un abrigo puesto “perdona María, déjame un minuto que me cambie” ella pasa a mi cuarto sin decir una palabra y cierra la puerta con llave, “no, aun no, antes vamos a terminar lo que empezamos anoche”, dice mientras se desabrocha lentamente su abrigo, y empiezo a adivinar su cuerpo, con la luz que hay ahora mismo puedo ver su abdomen desnudo, con esos abdominales perfectos, lleva un sujetador deportivo quizás un poco pequeño para su talla, aunque tan solo se ve el canalillo; en la parte inferior tan solo se ha puesto un pantalón de deporte, que desde mi punto de vista, también parece un poco pequeño, no logro ver sus piernas, tan solo los pectorales y los abdominales, “te vas a quedar ahí pasmado, o vas a ser caballeroso y me vas a ayudar a quitarme el abrigo” dice juguetonamente mientras se gira lentamente, ahora lo que tengo delante de mi es su ancha espalda cubierta por la única prenda que me separa de su glorioso cuerpo, me acerco, agarro suavemente el abrigo por los hombros, y lo alzo lentamente y lo retiro, me fijo en su espalda casi desnuda, su musculatura es inconmensurable, dejo caer el abrigo al suelo, necesito mis manos, tengo que sentir cada uno de sus músculos, intento darle un masaje en sus trapecios, pero mis pulgares no son capaces de desplazar su fuerte músculo “estás un poco tensa, deberías relajarte”, con ésto intento poder darle el masaje, pero me contesta, “no lo puedo evitar, nunca le he enseñado mi cuerpo a un hombre, el único que lo ha visto es el Director General, y como sabrás no es muy expresivo, no nos dice nunca que es lo que apunta o lo que busca con esas pruebas que nos hace tan ridículas", le contesto "bueno, pues lo estas haciendo muy bien, es una pena que este cuerpo que tienes no sea conocido. Lo de relajarte es para darte un masaje, no logro vencer la resistencia de tus músculos con mis manos, y estoy seguro de que te sentaría bien un pequeño masaje" me contesta con tono de incredulidad, casi infantil "pero yo pensaba que te gustaba que mis músculos fueran duros como piedras" no puedo con su candidez, es lo más bonito que he conocido nunca, es muy difícil no estar colado por esta diosa, la beso en el cuello, ella acelera su respiración; noto como se excita, mis manos acarician ahora sus hombros, están duros como sospechaba; bajo mis manos sin perder el contacto con su piel, buscando los tríceps, cuando los alcanzo uso mi palma entera para abrazarlos, ella los tensa, siento su poder, mi miembro lucha por salir de mi pijama, la abrazo. Mis manos ahora han dejado los brazos y se centran en sus abdominales, al igual que los brazos juega a tensarlos, la sensación es inverosímil, mi miembro se escapa de su prisión, se encuentra con el mejor trasero que haya sentido alguna vez, ella lo siente, veo como se le interrumpe nuevamente la respiración, continuo con mis besos en la nuca y a ambos lados del cuello, su olor corporal es embriagador, mi excitación está alcanzando la máxima expresión con esta saturación sensorial, subo mi mano a sus pechos, contrastan con la dureza del resto de su cuerpo, son suaves a la vez que firmes, busco sus pezones, están erectos, acaricio su contorno a través de su sujetador, ella gime de placer, su estado me excita aún más, suficiente para eyacular sobre su pantalón. Se gira, mira todo mi semen sobre mi abdomen, y sonríe. Mis ojos viajan de su cara dulce como la de un ángel hacia sus senos, grandes, apretados por el sujetador demasiado pequeño, me llaman la atención sus pezones, son grandes, el sujetador no puede ocultarlos, viendo que me centro en sus pechos tensa los pectorales y veo como el tejido se estira, repite la operación sucesivas veces, con cada flexión sus tetas suben y bajan rítmicamente, hipnóticamente, empiezan a aparecer fisuras, suena el quejido del tejido, consciente de lo que está pasando, María cesa su ejercicio y cuando han pasado unos segundos flexiona con todas sus fuerzas, el sujetador salta hecho girones sobre mi, las tetas, ahora libres, se mueven sutilmente, como si fuesen de gelatina, buscando su equilibrio, pidiendo que se las lama, que sienta su esencia, no puedo evitarlo, me acerco y beso cada centímetro de su piel más suave, saboreo los dos senos me concentro en su parte más blanda mientras escucho como gime, uso mis manos para apretar, las deslizo hacia sus abdominales, la agarro por la cintura sin dejar de lamerla, muerdo suavemente sus pezones, deslizo mis manos hacia su trasero, dibujo con mis dedos sus glúteos, los tensa, mi miembro vuelve a estar erecto, aún lubricado se frota con su abdomen, sintiendo cada músculo, sus gemidos aumentan, agarro sus glúteos por abajo, tiro hacia arriba pero no tengo fuerza para moverla, no lo intento más, paso mis manos hacia sus muslos, mientras, voy moviéndome lentamente, frotándome contra ella, lamo sus pezones, ahora están, si cabe, más duros. Los cuadriceps no los tensa, puedo malear su carne, sus músculos ceden por fin, subo una de mis manos hasta su entrepierna, la acaricio, su respiración se acelera, está apunto de llegar, su excitación me contagia, llegamos prácticamente a la vez, noto su calor sobre mi mano, mientras mi abdomen se adhiere a sus abdominales atrapando mi miembro. Me separo un poco, busco su cara, sigue con los ojos cerrados, su boca está abierta, invitándome a besarla, me acerco, la abrazo mientras la beso suavemente, me devuelve el beso, disfrutamos de este momento. Incapaz de calcular el tiempo que ha pasado, rompemos el beso, aprovecho para verla un poco mejor "no es esto lo que tenía pensado, quería flexionar cada músculo, ya se que eso te excita, lo llevaba repasando toda la mañana, sólo quería complacerte, quería hacerte feliz, sin embargo al final he sido yo otra vez la que me he corrido." Me mira con una expresión entre avergonzada y triste, "María, creo que no te has dado cuenta de como me has puesto, he llegado dos veces; si quiero satisfacerte tendré que controlarme mejor, pero contigo delante es muy difícil resistirse a mis instintos más básicos" la beso con pasión mientras la acaricio, ahora es ella la que rompe el beso, "tenemos que salir, si no, mi madre va a sospechar que está pasando algo", sonrío ante su candidez, sigue pensando que estamos guardando algún tipo de secreto, la miro con ternura. Recoge su abrigo del suelo "me voy a duchar, nos vemos en diez minutos en la calle", y tras ponerse el abrigo, se asoma por la puerta buscando no levantar sospechas y sale de mi habitación. Mientras me preparo para salir, repaso con detalle los acontecimientos, no me puedo creer que una chica como María se haya enamorado de mi; una mujer que representa mi ideal de belleza, un ideal que pensé que nunca lograría ver, mucho menos conocer, y mi suerte me ha llevado a poder sentir. Me visto y bajo, no tengo claro cual es el plan, pero supongo que iremos a cenar tras dar un paseo. Me siento observado mientras espero a María en la calle; no sólo por Susana, Eva e Irene, sino por otros vecinos, supongo que no será muy habitual ver como un joven corteja a una vecina, y dado que el pueblo es pequeño, todas las vecinas saben lo que está pasando. Escucho los pasos de María, me asomo al hueco de escalera para verla, lleva el mismo abrigo que llevaba puesto antes, cuando se acerca puedo ver que lleva tacones, ahora es más alta que yo. Al bajar la escalera sus movimientos denotan su falta de experiencia con ese calzado, su mirada es de concentración, intenta no caerse. No adivino que lleva bajo su abrigo, pero si puedo ver que se ha peinado y maquillado, la espera ha merecido la pena. Si habitualmente, recién levantada su belleza es arrebatadora, ahora que se ha arreglado es inevitable tirarse para verla pasar, piropearla a cada paso que de. "Estás arrebatadora, no creo que haya una mujer más bella que tu, viéndote así arreglada me dan ganas de declinar la invitación y quedarme disfrutando de ti, de tu cuerpo, yo sólo", veo que se sonroja, "no estoy acostumbrada a arreglarme, me da la sensación de que todo este maquillaje y todo este peinado me hacen demasiado diferente, yo no soy así", la corrijo "claro que eres así, todo lo que te has hecho simplemente ensalza tu belleza natural" no evito que se mantenga sonrojada, quiero alejarme de las miradas cotillas, quiero besarla, magrearla, sentirla más cerca más intensamente. Le cojo la mano y salimos a pasear, en la calle sólo se escuchan sus tacones retumbando, nuestro paseo es el entretenimiento del pueblo, por donde vamos pasando se notan movimientos en los visillos, está claro que aquí es complejo obtener privacidad. Charlamos sobre la vida, ella tiene mucha curiosidad por saber como se vive fuera del pueblo, que cosas hay que no existan en Pigarzos, me empieza a dar la sensación de que podría interesarle salir del pueblo. Recorremos el pueblo entero, de vez en cuando me explica alguna anécdota relacionada con tal casa o cual plaza, por fin aparecemos en la puerta del domicilio del Director General. Se trata de una vivienda exenta, de gran tamaño, la casa es de corte moderno, aunque respetando la identidad del municipio, mismo tipo de huecos, cubierta e incluso acabados, pero con un juego volumétrico más interesante que la simpleza tradicional. Tras nuestra llamada con la aldaba se escuchan los pasos firmes de Luis, el Director, cuando abre la puerta no hay sorpresas, su aspecto es elegante, he hecho bien usando mi traje, por lo menos no desentonaré. Nos invita a pasar y recoge el abrigo de María, ella se lo desabrocha, tengo mucha curiosidad por ver que ropa se ha puesto. María va vestida con un vestido azul metálico, lleva un escote palabra de honor, dejando sus hombros y brazos descubiertos, salvo por unos guantes largos que le llegan hasta el codo, estos son blancos, semi transparentes, brillan ante la luz potente del recibidor, sus músculos quedan acentuados por el juego de brillos y sombras. Sus pechos quedan comprimidos por el propio escote, parece que estén luchando por mostrarse; bajo mi vista hasta la cintura, ésta está tapada en el centro, aunque se adivinan sus abdominales, pero en los laterales aparecen unos huecos en el exiguo vestido que permiten una visión clara de sus oblicuos. Esta geometría acentúa su estilada cintura que contrasta con las anchas caderas, el vestido cae por el centro de las piernas, dejando libres los laterales para mostrar sus musculosos muslos desde las caderas. La tela, que ya no tapa nada desciende hasta casi el tobillo, he perdido la noción del tiempo, levanto la vista y veo a Luis y María riéndose "Te decía que Maria está espectacular, estoy acostumbrado a verla con el mono de trabajo, las gafas y demás equipamiento, y verla tan sumamente atractiva es chocante. ¿Qué te parece?", veo como no es necesario responder a Luis, sabe mi respuesta, pero cuando miro a María, noto su inseguridad, parece que esté temiendo una respuesta mía, "¿que qué me parece?, imagínate hace dos días no conocía a la mujer de mis sueños, pensaba que no existía, y aquí me ves junto a la chica más hermosa que jamás haya pisado la tierra, y para colmo, posiblemente la mas fuerte, aunque por el aspecto de Lourdes, no tengo claro cual de las dos sería la más fuerte" digo mientras observo la mirada de alivio de María, está demasiado tensa para darse cuenta del efecto que tiene sobre su entorno. Pasamos al salón, se trata de un espacio amplio, decorado sobriamente, la iluminación es tenue, pero focaliza la vista sobre los cuadros y la mesa del comedor, que está elegantemente vestida. Pero no me puedo concentrar en analizar mi entorno, me he quedado ligeramente rezagado, María y Luis hablan animosamente mientras me centro en la espalda de mi diosa, sus hombros se ven más grandes si cabe, visto desde atrás. Sus tríceps acentúan el volumen y definición de sus brazos, pero lo que me llama más la atención son sus glúteos, que no su trasero, su musculatura baila a cada paso, y sirve de antesala, de anticipación a sus gloriosas piernas, los espasmos que cada paso lanzan sobre su musculatura es demasiado erótico como para permanecer impasible, mi miembro vuelve a luchar por liberarse. Escucho ruido en la cocina, abandono a Luis y María y me adentro en la cocina para ayudar, veo a Lourdes, lleva un vestido ceñido estampado, cortado sobre sus rodillas, con los brazos descubiertos y sin escote, el vestido llega hasta el cuello. Sus grandes senos quedan descubiertos lateralmente, el espectáculo es grandioso, es muy difícil no mirar, no quedarse pillado ante esa imagen. “Buenas noches Lourdes, ¿que puedo hacer?”, me responde, “buenas noches, no te preocupes, ya está casi todo, pasa al comedor, yo estaré con vosotros en unos minutos, pero dile a Luis que venga.”, me despido y salgo a dar el recado, cuando llego al salón está María flexionando su brazo derecho, Luis palpa su dureza, al verme cesa la demostración, veo que María se sonroja, y como otras veces mira al suelo. Le doy el recado a Luis y sale deprisa hacia la cocina. “¿Que hacíais?, ¿le estabas mostrando la dureza de tu músculo a Luis?”, me contesta con mucha sinceridad, casi avergonzada “Si, él me decía que yo era más fuerte que Lourdes, cuando todo el mundo sabe que Lourdes es la mas fuerte de Pigarzos, su musculatura es antológica, espero que esta noche nos haga una demostración, quiero aprender de ella, y ojalá algún día llegue a su nivel. Si te gusta mi cuerpo, el de ella te va a encantar, es mucho más fuerte que yo” le contesto “bueno, no creo que me guste ella mas que tu, creo que eres lo más sexy que existe. Me ha dado un poco de celos ver a Luis sintiendo tu bíceps”, ahora ella cambia su expresión, pone una cara de niña traviesa, mientras levanta el brazo y bombea su músculo, éste crece imparable, lanzo mi mano sobre el, lo aprieto, intento dentarlo, pero no cede ni un milímetro, ella mantiene su pose, con la misma sonrisa traviesa. Mi excitación está alcanzando su punto álgido, me abalanzo sobre ella, le como la boca, la acaricio por todas partes, siento cada uno de sus músculos, ella responde a mis besos, me agarra por el trasero y me levanta como si fuese un pelele, su reacción es casi violenta, me aprieta contra ella, siento sus senos luchando contra mi pecho, escuchamos un ruido, suficiente para cesar nuestra pasión, María se da la vuelta y saca de su bolso un espejo para retocarse el maquillaje, la he manchado un poco en la cara; yo me acerco a ayudar mientras veo como aparecen Luis y Lourdes, ella lleva una bandeja llena de comida, sus bíceps se acentúan, pero no me parece que sean mayores a los de mi amor. Escucho como María saluda efusivamente a Lourdes, ésta deja la bandeja y se dan un abrazo, parece que haga mucho tiempo desde que no se veían, sus brazos desnudos son prodigiosos, cordones de músculos por todas partes; son dos bellezas hipermusculadas, pero la juventud de María la hace irresistible, el brillo de su piel, la tensión de sus senos, la fuerza contenida en cada uno de sus músculos hacen sombra a Lourdes. Ahora que las veo juntas, me percato de que Luis tiene razón, ahora mismo es María la más grande de las dos. La velada es agradable, es evidente que Luis y Lourdes hacen una pareja envidiable; a diferencia que en el trabajo, donde la posición dominante de Luis es evidente, en casa se podría decir que están parejos, aunque la adoración que Luis siente por los músculos de su mujer lo colocan en una posición inferior; es complejo estar parejo a una Diosa. Cuando estamos con los postres, no puedo aguantar más y saco el tema de conversación sobre la fuerza física de cada una “Me ha dicho Luis que María hoy por hoy es la más fuerte y musculada de Pigarzos, pero cuando te vi esta mañana en el gimnasio me asaltó la duda. Le pregunté a María y ella me contestó que en absoluto, que la más fuerte has sido siempre tu Lourdes, ¿eso es así?”, veo como María se sonroja mientras me mira con cierta ira, mientras, Lourdes se ríe “Puede ser que hace unos años fuese yo la más fuerte, pero ahora ya no, María es mucho más fuerte que yo, y sus músculos son más grandes. Te puedo decir que en la escuela, ella mantiene todas las marcas, aún no ha llegado una niña que la haya superado, y sobre su musculatura, que te voy a contar, solo hay que verla”, dice señalándola con sus dos manos, mostrando lo evidente, ella está absolutamente sonrojada “No creo que sea cierto, esto lo decís para agradar. La más fuerte del pueblo siempre has sido tu, Lourdes, cada vez que ha hecho falta fuerza bruta, la que podía hacerlo eras tu. Respecto a la musculatura, aunque yo tengo mucha, no creo que te supere”, Luis mete algo de baza, “bueno, creo que esto se puede comprobar, así María se quedaría tranquila; en esta habitación hay dos hombres capaces de juzgar, y dos mujeres que podrían compararse; para nosotros el espectáculo está garantizado, para vosotras, sabríais de una vez por todas si Lourdes sigue siendo la más fuerte o la más musculosa, o ha sido desbancada por María”, Lourdes reacciona como una niña chica, se levanta de la silla con una sonrisa de oreja a oreja, y se anima, agarra a María de la mano y se la lleva. María va refunfuñando, es evidente que la he avergonzado sacando el tema, pero ya habrá tiempo para arreglarlo. Luis me mira orgulloso de su maniobra. “Esto va a estar bien, normalmente Lourdes hace exhibiciones, casi todas privadas, supongo que me entiendes, pero a veces hemos hecho comparaciones con otras chicas del pueblo, y las humilla siempre, ella es muy grande y fuerte, pero hoy, creo que está vencida, María está por encima en cada parte de su cuerpo, por no hablar de su fuerza”. Estoy totalmente excitado “pero ¿donde han ido?”, me contesta “bueno, como sabes a mi me gusta mucho disfrutar del cuerpo de Lourdes; cuando construimos esta casa la doté de un escenario, donde además de proyectar películas y demás, se realizan los espectáculos; vamos a darles unos minutos y ahora nos acercamos. Mientras tanto, permíteme que te sirva una copa”, dice mientras se levanta al bar, le indico lo que tomaré mientras me acerco con el; saboreo la copa, pero mi cabeza está en lo que vamos a ver, no puedo esperar a ver una comparación de las dos chicas más fuertes que he tenido cerca. Continuará…