Pigarzos 1. Un paraíso en la tierra. Prólogo By Dan the diverman dmmbsr@gmail.com De como la vida me lleva al sitio mas alucinante de la tierra Me llamo Daniel, hoy es un día como cualquier otro, igual de aburrido, igual de insulso, cada día me cuesta más y más levantarme de la cama, cada día me pregunto porqué existo, porqué debería seguir existiendo; he entrado en una depresión crónica que me está machacando. Mi día a día padece de monotonía, tras estudiar informática me logré colocar en una pequeña empresa donde me dedico a mantener sus sistemas, cada día cuando me dirijo a mi puesto de trabajo es lo mismo, rodeado de gente que no me conoce, en mis 25 años de vida no he logrado asentarme, no tengo un grupo que me eche de menos cuando caigo enfermo, a veces me da la sensación de que al día siguiente de mi muerte nadie se percatará, mi puesto de trabajo irá almacenando polvo y cuando el sistema se caiga se darán cuenta que llevaba semanas sin ir a trabajar. En vacaciones me gusta viajar, pero no logró vencer mi depresión crónica. Hace años que no tengo algo que me invite a vivir. Hace años, cuando estudiaba conocí a alguna chica, pero no encajaban en mi ideal de belleza, ni interior ni exterior. Por otro lado mi carácter difícil me complicaba establecer relaciones con personas del otro género. Buscando conocer a alguien para compartir mi vida, decidí apuntarme a un nuevo gimnasio que habían abierto en Caceres, mi ciudad. Tras probar diferente horarios donde lo único que atisbaba además de hombres muy entrenados, eran chicas con sobrepeso luchando contra su dejadez; por fin, a primera hora de la mañana encontré a una sola chica de tipo fitness, con un cuerpo adorable, durante meses asistía al gimnasio con la única esperanza de verla, con suerte oler su aroma, algún día debería reunir los arrojos suficientes como para dirigirme a ella, atreverme si quiera a saludarla, pero pasaban los días y no daba el paso, ni unos 'buenos días' ni un 'hasta mañana', una mañana apareció agarrada a un maromo que me duplicaba en anchura y me sacaba una cabeza, ella estaba radiante, todo esto me deprimió aún más, jamás conseguiré una chica como esa, continué pagando el gimnasio durante mas de año sin asistir hasta que decidí borrarme. Hoy en el trabajo he recibido un correo de recursos humanos de mi empresa, me ruega que comunique las tres semanas de vacaciones que me quedan este año, queda poco para que llegue navidad y aún me quedan vacaciones pendientes. Si no me las tomo, las perderé, pero lo cierto es que me da igual, me faltan motivaciones. Llego a casa a almorzar, estoy cansado de auto-compadecerme, esta tarde buscaré un destino y me iré de viaje, quien sabe, quizás esta vez encuentre algo que me motive. El silencio de mi casa no ayuda, el fregadero con los platos sucios de anoche tampoco, abro la nevera, tan solo un par de huevos que no tengo claro cuando los compré y en la despensa una lata de sardinas. Necesito un cambio. Cojo la lata de sardinas, me siento en el sofá y pongo la televisión, espero que haya alguien que le vayan las cosas peor que a mi, lo necesito. Políticos, más políticos, mangantes, fútbol, más fútbol, algo de sociedad, otros deportes, ?, es insufrible. Pero me llama la atención una noticia sobre un municipio en Pontevedra que tiene cuatro campeonas europeas en lanzamiento de martillo. No salgo de mi asombro. Parece ser que tradicionalmente, son las mujeres las que se han dedicado a las labores físicas, desde que son pequeñas; por lo que tienen un desarrollo superior a la media. En las imágenes aparecen dos chicas jóvenes luciendo un cuerpo muy trabajado, muy lejos de las lanzadoras de peso obesas a las que estamos acostumbrados, más bien parecen culturistas de peso medio, con los músculos bien definidos, además son tremendamente atractivas. Charlan con el entrevistador en el que parece el pueblo en cuestión, no presto atención a lo que dicen, mientras están hablando gesticulan mucho, y esto provoca que los músculos se les acentúen, la imagen me está excitando; lamentablemente se devuelve la conexión a estudios y se termina el reportaje; memorizo el nombre del pueblo, termino con mis tristes sardinas y arranco mi portátil. Solo pensar que hay un pueblo en que algunas de sus mujeres son más fuertes que algunos hombres me excita. Busco en google, no hay demasiadas referencias, no dice nada de mujeres musculosas ni nada parecido. Busco información sobre lanzadoras de martillo y Pigarzos, aparecen muchas referencias; selecciono el primero de los enlaces y aparecen imágenes de dos chicas: María y Belén, parecen de la misma edad. Son guapísimas, muy jóvenes. María es rubia, con media melena, en la imagen que tengo delante, viste la camiseta de la selección española de atletismo. Se pueden ver sus abdominales perfectamente definidos, pero son los brazos y hombros lo que más me llama la atención, mi erección es más que notable. Al lado hay una imagen de Belén, sin duda esta es la chica que aparecía en el reportaje. Se la ve sonriendo mientras flexiona uno de sus brazos; el bíceps que asoma bajo la manga corta es impresionante; no entiendo porqué no se ha dedicado al culturismo, seguro que llegaba lejos. Sandra es morena, con el pelo ondulado, lo tiene más largo que María; en la foto viste con la misma camiseta de la selección, pero es evidente que está más desarrollada; sus pechos aprietan el tejido demasiado, la anchura de hombros es notable, la foto se corta en las rodillas, por lo que no puedo ver sus gemelos, pero los muslos están forrados de músculo, el sudor acentúa cada linea, cada volumen. Pongo la imagen a pantalla completa, me masturbo inmediatamente pensando en la sensación que debe ser acariciar su dureza. No me siento bien, creo que esto debe terminar, tanta chica musculosa irreal no es bueno para mi vida, no me aporta nada, cada vez me aísla más. Regreso a mi semana monótona. Me presionan para que coja las vacaciones, cada vez veo más claro que Pigarzos puede ser una buena opción. Busco información en internet sobre este pueblo y apenas encuentro nada, y lo poco que encuentro no menciona nada sobre más deportistas o algo similar, busco su ubicación concreta; desde luego, se trata de un pueblo remoto, sin buen acceso. Busco alojamiento en tripadvisor y en booking, ni lo mencionan. Dos semanas después estoy en mi coche por la ruta de la Plata, buscando un pueblo que posiblemente en dos días me aburra y regrese. El camino se me hace largo, la desesperanza es abrumadora; tras varias paradas, cero llamadas, llego a Galicia, está anocheciendo, verifico la ruta en el navegador. Dos horas más y llegaré a mi destino espero encontrar alojamiento, si no tendré que pasar la noche en el coche. Llego con mi coche, es tarde, en la calle no hay nadie, apenas veo coches, busco algún sitio donde hospedarme, en un extremo del pueblo veo una pequeña pensión, aparco donde puedo, y con mi maleta me dirijo a la puerta, está cerrada. Busco algún tipo de interfono o timbre, pero no lo encuentro, decido usar la pesada aldaba, ?Clank Clank Clank? rompo el silencio que reina en mi entorno, escucho como unos pasos bajan con dificultad una escalera, se siente el arrastre de pies. Con un crujir de cerrojos se termina abriendo la puerta, aparece un anciano, lástima, pensaba que me abriría una señora musculosa, en fin, quizás todo esto haya sido un error. ?Buenas noches caballero, perdone la hora, espero no haberle importunado. Estoy buscando un sitio donde poder pasar la noche, y he visto que esta es la única pensión que hay en el pueblo. ¿Tienen ustedes alguna habitación libre?? ?Disculpe, no le entiendo muy bien, si se espera un momento, vendrá mi hija a ayudarle?. Me da con la puerta en las narices y vuelvo a escuchar como sube las escaleras, con el mismo ritmo que arrastraba antes, por lo menos, podré ver a su hija, que ha juzgar por la edad que aparenta, será una señora de unos 50 ó 60 años. Ahora escucho unos pasos más ágiles, esta vez no hay cerrojos, por lo que la puerta se abre rápido y ante mi, aparece la que entiendo que es la hija del señor que me atendió antes, se trata de una señora de pueblo, sin nada espacial, grande, con una ropa que posiblemente se haya cosido ella misma de restos, va abrigada, pero es normal, la temperatura es baja, y no creo que este edificio disponga de calefacción. ?Disculpe las molestias, estaba ocupada cuando ha llamado y ha bajado mi padre, el no está demasiado bien, ha perdido casi todo el oído. Pero dígame, ¿Qué es lo que necesitaba??, le repito lo mismo que le había dicho a su padre y veo como le cambia la expresión ?Nunca tenemos visitantes, por su puesto que tenemos habitación, sígame? Avanzo por el pasillo de la que es sin duda su casa, la decoración dista mucho de ser la de un hotel, o una pensión, escucho ruidos arriba de lo que pueda ser unos niños jugando ?¿Y que le ha traído al pueblo?, como le he dicho no es habitual que nos visiten, estamos lejos de cualquier ruta turística, y como habrá visto el pueblo es otro más, como tantos?, no tengo claro si contestarle la verdad, quizás sea un poco ridículo, así que le doy evasivas ?Bueno, hace unos días vi un documental en el que salía este municipio y pensé que estaría bien escaparme a un sitio tan tranquilo como este, además, siempre me ha gustado Galicia.?, me contesta mientras apunta en un cuaderno mis datos ?¿Un documental?, aquí lo único que se ha grabado ha sido lo de María y Belén, que fueron listas y se marcharon a la ciudad, y parece que les ha ido bien, porque si no, ¿Para que iban a regresar con las cámaras al pueblo??, me sorprende un poco, me da la sensación de que no sabe a que se dedican sus paisanas, no ahondo en el tema, ya habrá tiempo. Me da la llave de mi habitación, agarra mis maletas y me guía, ahora que la sigo, conforme subimos las escaleras, puedo ver que sus piernas son muy grandes, pero distan de las que a mi me puedan parecer atractivas. Pasamos por lo que parece el salón de la casa, puedo ver al abuelo viendo la televisión mientras dos niñas juegan en el suelo con unas muñecas de trapo, al fondo se ve la chimenea, pero no es suficiente, el frío es intenso, de echo, todos van muy abrigados. Me muestra mi habitación, ni me molesto en preguntar si tienen internet, pero no importa, usaré mi teléfono para navegar en las horas de aburrimiento que pasaré aquí. Veo como deja mis maletas sobre la cama, se da la vuelta y se despide, le interpelo ?Disculpe, antes de irse?, se da la vuelta ?hay algún sitio por el pueblo donde pueda cenar algo; estoy hambriento, y por otro lado, si salgo, ¿Como hago para entrar a la pensión??, se ríe mucho ?Aquí, si no es en casa de alguien no vas a encontrar un sitio donde comer, pero no te preocupes, ahora cuando lleguen mis hijas, cenaremos, y donde comen siete comen ocho, respecto de la puerta, si quieres salir y entrar no te preocupes, la puerta la dejamos abierta. Esto no es la ciudad, aquí no va a entrar nadie, el pueblo es muy seguro? Me quedo extrañado, porque antes, cuando llamé y me abrió el abuelo, abrió gran cantidad de cerraduras. ?Bueno, pues eso es todo entonces, le agradezco que me invite a cenar, así tendré la ocasión de conocer a su familia, si le parece me avisa cuando llegue la hora?, se despide y cierra la puerta. Deshago el equipaje, coloco las cosas en el armario, saco mi iPad 3G, busco conexión y me espanto, no tengo nada de conexión, saco el móvil, tampoco, me levanto, ando por el cuarto buscando una esquina donde me pueda conectar, pero nada, no hay nada de conexión. Esto puede ser un problema, hace muchos años ya, que cada día he tenido conexión de datos, no estoy acostumbrado a vivir sin saber que tiempo va ha hacer mañana, o consultar alguna cosa en la web; me estoy poniendo nervioso, decido darme una ducha, con suerte será algo pasajero, algún inhibidor de frecuencia. El agua no sale demasiado caliente, y tampoco tiene demasiada presión, pero aún así, me sirve para relajarme. Me quedo en el cuarto leyendo un libro que encuentro en la mesilla, ni siquiera me he traído lectura. Llaman a la puerta, ?La cena está servida?, me apresuro hacia la puerta, la abro, y me encuentro a la señora tan amable que me atendió antes; ?¿qué?, se ha duchado, ¿Verdad?, espero que el agua saliese caliente, aquí, en invierno hace mucho frío, y no hay forma de que el calentador pueda con la temperatura del agua, normalmente es preferible ducharse por el día. Acaban de llegar mis hijas, están un poco cansadas, pero nos acompañaran en la cena, tienen ganas de conocerte? le contesto ?Me halaga, yo también estoy un poco cansado, he estado conduciendo casi todo el día?, sonríe, mientras me da paso al comedor, hay otra chimenea en este cuarto, aún no hay nadie en la mesa, así que paso y cuando me giro para preguntar donde me siento, no localizo a mi anfitriona, me quedo de pie, mirando los cuadros, hay poca luz y no soy capaz de distinguir gran cosa. Sobre la chimenea hay unas fotos, en ella puedo ver una gran fábrica, con lo que parece el personal delante, casi todos los trabajadores son mujeres, supongo que se tratará de una conservera o algo parecido, no aparece nombre ni nada similar. El resto de fotos son viejas imágenes de familia, los positivos están ya quemados por el humo, por el tiempo, pero aún así, se puede ver a una familia frente a este edificio, el aspecto ha cambiado, empiezo a divagar, a pensar la historia del pueblo, en como se montó una fábrica, que prometía mucho, llegaron a montar la pensión en previsión de los visitantes y trabajadores que tendrían necesidad de hospedaje, pero la fábrica cerró y el negocio floreciente se quedó en esto, ?. Escucho ruido por el pasillo, me coloco al lado del fuego, es el sitio más calentito, entran las dos niñas que jugaban antes en el suelo con sus muñecas, las saludo, y muy amablemente me devuelven el saludo, las sigue su abuelo, lentamente, me mira y no dice nada, se apresura en sentarse, mientras tanto las niñas corretean alrededor de la mesa, a continuación llega una chica bastante guapa, lleva el pelo recogido en un moño, la cara es la de un ángel, pero el cuerpo no se lo puedo ver, tendrá unos 30 años; evidentemente, se trata de una de las hijas de la señora, me apresuro a presentarme, extiendo la mano ?Hola, me llamo Daniel, soy vuestro inquilino?, ella, muy efusivamente, rechaza mi mano y me planta dos besos ?Yo soy Inma, encantada de conocerte, nos ha dicho mi madre que te quedarás aquí, pero no nos ha dicho cuanto tiempo?, le contesto ?Bueno, eso no lo se aún, me gustaría conocer esta región, pero también dependo de que me llamen del trabajo, quizás tenga que regresar antes de lo que me gustaría? me cubro las espaldas, aunque tengo todo el tiempo del mundo. ?Seguro que te encanta esta zona, no solemos tener muchas visitas, pero las que vienen se quedan enamoradas?, veo que llega otra chica, esta debe ser un poco más joven, me sorprende que lleva una falda bastante corta, con unas medias negras que en la oscuridad de la noche me impiden adivinar su forma. La cara, al igual que la hermana es preciosa, el pelo lo lleva recogido en una trenza muy larga que le cuelga por delante hasta el ombligo, viste un jersey de lana, muy gordo, que no puede disimular su abundante delantera, cuando me ve, se sonroja, debe ser muy tímida, hago el mismo gesto que hice con Inma, y me agarra la mano, con sorprendente fuerza, pensaba que sería más delicada a juzgar por su aspecto, supongo que estará nerviosa, ?tienes mucha fuerza en la mano? bromeo, ella suaviza mucho su presión, y se sonroja más aún. ?Dime, ¿cual es tu nombre??, sin retirar la mirada del suelo contesta ?Me llamo María, soy la hermana de Inma e Irene, me alegra que puedas acompañarnos esta noche?, está demasiado cortada, me retiro para que se acomode y escucho como llega la que supongo sea la tercera hermana, entiendo que será la mayor, la madre de las dos niñas, pero la chica que aparece es una adolescente, es otra belleza, se la ve más activa que las otras dos hermanas, es evidente que las dos niñas y ellas están emparentadas. Al igual que la familia está protegida del frío, pero aun así se le nota su desarrollo, la saludo ?Hola Irene, ¿como estás?? me mira con asombro ?¿Como sabes como me llamo??, su voz es dulce, espera una respuesta ?Yo lo se todo, jajaja bromeaba, me lo ha dicho María?, se relaja, se acerca y me da dos besos, veo que se acomoda en la mesa. Cuando me dirijo a la mesa veo que solo quedan dos sitios, uno es la cabecera, el otro queda entre la hermana mayor y la menor, y enfrente de María, no tengo claro cual es mi sitio, así que espero, pero veo como Irene me invita a sentarme a su lado, así que me apresuro a sentarme, la mesa está bien vestida, casi demasiado bien, cubertería de plata, dos copas por persona, mantel bordado, hay un centro de mesa muy florido, una cesta con abundante pan, la luz es relativamente tenue, escucho como viene la madre con la comida. Llega con una cacerola muy grande, la coloca en el centro y empieza a repartir comida, se trata de un guiso de berzas, se agradece con el frío; cuando nos ha servido a todos se acerca a la chimenea y la aviva, ahora la llama es importante, el sonido del fuego me retrae a otra época, cuando lo necesitábamos para calentarnos; cuando se sienta la madre, empiezan todos a comer, hago lo propio. Ahora reina el silencio, los modales son exquisitos, nadie hace un ruido de más, se respeta el espacio de cada uno, todo esto me sirve para seguir recordando mi antigua vida, cuando era un niño e íbamos al pueblo; ya ha merecido la pena venir hasta aquí. La comida es excelente, se nota el mimo, el fuego lento, la frescura de las verduras, toda la situación es un disfrute. Cuando estamos terminando, rompo el hielo ?Me ha dicho vuestra madre que veníais de trabajar, ¿Donde trabajáis??, me contesta Inma ?Trabajamos todas en la fábrica, allí trabajó mi madre, y lo hacemos casi todas las chicas del pueblo; es un trabajo duro, pero nos permite vivir cómodamente?, le contesto, ?pero Irene es un poco joven para trabajar, ¿no??, esta vez me contesta ella misma ?No, ya tengo 16 años? me espanto, es menor de edad, no debería estar trabajando, continúa Inma ?realmente ella no hace nuestro trabajo, la fábrica nos facilita todos los servicios de educación además de darnos un empleo. Irene va a clase, y puntualmente echa un cable con algún trabajo menor, pero hasta que no sea mayor de edad no podrá trabajar con nosotras? veo como María sigue mirando el mantel, ahora que la observo un poco mejor, me doy cuenta de su belleza, los pómulos le destacan sus ojos verdes, el pelo moreno trenzado deja libre parte del flequillo que le cae hasta media frente, la barbilla fina, se culmina con unos labios carnosos, de un color rojo intenso, no parece que esté maquillada. La nariz es fina, lo que equilibra una cara que parece esculpida por un artista, escucho como la madre increpa a María ?¿Quieres decir algo?, nuestro invitado va a pensar que eres cortita ¡¡no te puedes quedar toda la noche mirando hacia abajo!!? veo como los pálidos pómulos se sonrojan nuevamente, cambio el tema para que no se sienta más violenta ?Dime María, ¿a que se dedica la fábrica?, ¿En que consiste vuestro trabajo??, levanta la vista, su mirada se clava en mi, siento un escalofrío, supongo que no me esperaba su mirada tan clara, tan directa, empieza ha hablar, se me había olvidado su dulce voz ?La fábrica lleva implantada en Pigarzos muchos años, mi madre fue de las primeras que trabajó allí. La fábrica, como te ha dicho mi hermana, es una institución, es la que escolariza a todos los niños, quien nos da trabajo a todos los que no queremos trabajar en el campo, y sus labores son variadas. Comenzó con una mina de hierro, más adelante se convirtió en unos altos hornos, donde hacemos las mejores coladas que se conocen en Europa, también trabajamos el hierro para realizar cualquier material semiacabado. Generalmente cada una de nosotras ha pasado por numerosos puestos de trabajo, yo ahora estoy en almacén, Inma ahora ha regresado a la mina, es lo que mas le gusta e Irene además de sus clases, ayuda en la administración.? me quedo atónito, ¡una mina!, ¡un alto horno!, ¡una herrería!, ?Suena muy duro, pensé que se trataría de una conservera, ¿Como es que no trabajan los hombres en la fábrica? parece un trabajo para nosotros mas que para vosotras?, me contesta María ?Bueno, no te creas, se trata de trabajos donde la fuerza es importante, por eso los hacemos nosotras, los hombres ocupan los puestos de administración? Me vuelvo a quedar atónito, quizás sean ciertas mis sospechas sobre el pueblo ?¿quieres decir que las mujeres aquí son mas fuertes que los hombres?? Ahora me miran todos con los ojos como platos, excepto el abuelo; me contesta Inma ?pues claro que somos mas fuertes, no entiendo a que te refieres, siempre lo hemos sido? Noto como me estoy excitando solo de pensar en la fuerza de estas mujeres tan atractivas, solo pensar que María pueda ser mas fuerte que yo es más que suficiente para provocarme una dolorosa erección; decido cambiar de tema, ya habrá tiempo para profundizar, pero para que no quede raro, cancelo el tema ?El sitio de donde yo vengo, el hombre suele ser más fuerte que la mujer, es curioso que aquí sea diferente, en el programa de televisión que vi, indicaban que había un par de deportistas que habían destacado, y eso me llamó la atención, como es que un pueblo tan pequeño como este ha dado dos deportistas de alto nivel?, me contesta la madre, ?bueno, realmente tanto María como Belén eran dos jovencitas muy avispadas, la fábrica les dio bastante, pero a ellas no les gustaba el trabajo duro de la fábrica, así que decidieron salir del pueblo y buscarse la vida fuera; parece que les ha ido bien, pero me sorprende que sea como deportistas, no eran precisamente de las más fuertes, mis nietas son mas fuertes que ellas?, las miro sonriendo y una de ellas, la que parece mayor, levanta un brazo y flexiona, noto como a través de la pesada ropa se mueve lo que parece un bíceps; sonrío y miro para otro sitio. Cambio de tema ?Bueno, hablando de otra cosa, mañana me gustaría dar un paseo, me podéis recomendar algo para ver por aquí?, me contesta Irene, ?Puedes acompañarme al colegio, así conoces a mis compañeras, y te puedo enseñar la fábrica, así verás a María trabajar duro, seguro que te gusta? La regaña la madre ?No digas tonterías Irene, anda, ve a la cocina y trae la carne?, Se levanta la hermana menor, y se va hacia el pasillo, ?Esta niña no dice más que tonterías, mira, aquí todo es muy bonito, pero tienes muy cerca la Serra Do Cando, cualquier paseo que te des por allí, te va a encantar, además, puedes pasear por el pueblo, que aunque casi todas las mujeres están en la fábrica casi todo el día, las calles son bonitas; Si quieres agua, el pantano del Encoro de Albarellos es muy bonito también, y si quieres visitar la gran ciudad, puedes ir hacia Ourense o Pontevedra, las dos merecen la pena, y no están a más de una hora?, le agradezco la información a la vez que veo como Irene llega con una bandeja muy grande, la lleva cogida con una mano, me ofrezco a ayudarla, agarro la bandeja con las dos manos y noto como cuando la descarga sobre mi, cuando la suelta, apenas puedo con ella, cuando está apunto de caerse, María agarra el otro borde con su mano izquierda y la deja reposar sobre la mesa, me susurra Irene al sentarse ?Ves lo fuerte que es María?, le sonrío y contesto ?bueno, tu tampoco estás mal, traías la bandeja con una sola mano, ¡es impresionante!? ella sonríe victoriosa, María vuelve a mirar hacia abajo. Continúa la cena, comen todos mucha cantidad, yo no estoy acostumbrado, por lo que disfruto del ambiente familiar, del juego de las nietas con el abuelo, de la complicidad de Inma con sus hijas, del coqueteo de Irene conmigo, del marcado carácter matriarcal de esta familia, del respeto hacia la madre, incluso disfruto de la timidez de María. Noto como de vez en cuando me mira, e inmediatamente baja la vista, disimula. Cuando terminamos de cenar, nos levantamos y nos dirigimos al salón, nos sentamos alrededor del fuego, las nietas ya se han acostado, aunque se escucha a lo lejos sus risas, sus juegos, me viene a la memoria ese bíceps oculto, lástima que estemos en invierno. Las conversaciones alrededor del fuego no tocan temas territoriales, temas políticos o temas económicos, hablan de su historia, de su tierra, puntualmente comentan alguna anécdota irrelevante de sus trabajos, pasan las horas, hasta que se empiezan a levantar todos y se dirigen a sus cuartos, hago lo propio, me despido de María y del abuelo y me dirijo a mi propia habitación, me asalta María en el camino ?Perdona a mi familia, no se porque piensan que te tengo que gustar, son muy intensos cuando les da por comportarse de esta manera, mañana hablaré con mis hermanas para que nos dejen tranquilos; con mi madre será un poco más complejo, pero por lo menos, nos dejarán de molestar ellas?, le sonrío en la penumbra, apenas puedo distinguir sus delicadas facciones ?no te preocupes María, he disfrutado mucho de vuestra acogida, me sentía como en casa, y eso no es fácil. Tu familia es encantadora. Pero sin que sirva de precedente, me gustaría tomarle la palabra a tu hermana pequeña para conocer esa fábrica tan maravillosa que tenéis.? Me da un par de besos, se da la vuelta y continúo mi camino. Continuará...