Pedro el escritor. By Dan the diverman dmmbsr@gmail.com Sobre las inseguridades de una chica más fuerte de lo normal. Me llamo Pedro, mi profesión es escritor. Antes de comenzar una novela debo conocer perfectamente al personaje, el sitio donde vive, el ambiente en el que se mueve, la gente a la que conoce, por eso, suelo viajar, introducirme en el entorno en el que quiero ambientar el libro. Hace un par de semanas, hablando con Alejando, un amigo, le comenté que quería escribir una novela que se desarrollase en Sevilla, esa ciudad la conozco relativamente bien; la novela se desarrollaba en el centro, cerca de la catedral, en la Judería; trataría de la vida de un turista que viaja a la ciudad y se enamora de sus calles, de sus olores, y poco a poco descubriría la Sevilla más profunda; cuando me oyó, y sabiendo que suelo necesitar vivir la ciudad en la que quiero basar mis novelas me ofreció su casa, ésta la usan de higos a brevas; se lo agradecí mucho y le tomé la palabra, cinco días después ya estaba instalado en Sevilla, me llevé numerosos libros para documentarme y mi ordenador, para escribir. Es el mes de agosto, la ciudad acumula un calor insoportable, salir a pasear antes del ocaso es arriesgado, pero por la noche, cuando la temperatura refresca, la ciudad se llena de gente, es una marea de hombres y mujeres que se van acercando a las terrazas del río, donde la temperatura refresca, cuando la noche refresca, y con varias cervezas en el cuerpo, la gente regresa a sus casas para poder descansar y trabajar. Cuando llega el fin de semana la ciudad se queda prácticamente desierta, todos huyen a la playa con la familia, esos días aprovecho como el resto de turistas para sumergirme en el barrio, conocer cada rincón, cada balcón, familiarizarme con los personajes que terminarán siendo protagonistas de mi novela. Un día, cuando andaba caminando por la ciudad, recibo una llamada de Alejandro, me dice “Esto es un poco embarazoso, mi sobrina Verónica, va a estudiar en Sevilla, mi mujer dice que me lo había dicho, pero yo no lo recuerdo, la cosa es que mi mujer le había ofrecido el piso en el que te estás quedando” le interrumpo “No te preocupes Alejandro, Sevilla no está demasiado lejos, y puedo hacer escapadas para conocer mejor el entorno, dime cuando debo salir y me iré sin mayor problema”, me contesta “no creo que haga falta que te vayas, la casa tiene dormitorios de sobra, creo que podríais convivir, lo he hablado con mi mujer, y ella está de acuerdo, además, creo que a Vero, le vendrá muy bien tener a alguien mayor que ella en casa, así se controlará un poco más.” le contesto “pues me alegro que podamos convivir, creo que me podrá ayudar incluso, su visión de la ciudad, su edad incluso es similar a la de mi protagonista, por lo que su punto de vista podrá ser interesante, pero dime, ¿que va a estudiar?”, me contesta “Pues creo que derecho, pero no lo tengo claro. Te tengo que hablar un poco de ella, pero la verdad es que hace tiempo que no la veo, la última vez creo que había cumplido 12 años, y me parece mentira que ya vaya a estudiar en la Universidad, igual un día de estos os visito para saludarla”, le contesto, “Bueno, con 18 años que tendrá será una dinamo, no parará ni un momento, seguro que sale de marcha cada día, se traerá a su novio a casa, me tenéis que decir si queréis que haga algo de labor educativa, aunque creo que es mejor que las personas con esa edad empiecen a tomar sus iniciativas, cometan sus errores” me contesta “Bueno, por lo que se, ha sido una niña muy aplicada, muy estudiosa, parece ser que sus amistades son todos deportistas, tubo un novio hace un par de años, pero no terminó demasiado bien, ahora creo que no tiene pareja, pero como te digo, hace tiempo que no se nada de ella; respecto a su vida en Sevilla, la hermana de mi mujer no nos ha dicho nada, por lo que mejor no te metas, Verónica sabe que estás en el piso, y parece ser que no le importa, no se si es una pose o realmente le parece bien, pero es igual, creo que os podéis llevar muy bien; llegará en un par de días, si tienes cualquier problema házmelo saber; ella lleva llave, por lo que no te preocupes por esperarla.” Con esto nos despedimos y le cuelgo el teléfono. Bueno, ha sido un alivio, la verdad es que estar aquí me está gustando mucho, y querría quedarme mucho más tiempo, además, una chica de 18 años, como mi protagonista, será interesante. Hoy es el día en que llega Verónica, no tengo claro a que hora vendrá, ni que aspecto tiene, ni de donde es, si ha estado alguna vez en Sevilla, (ojalá no), espero que nos llevemos bien, nos llevamos 12 años, y eso, con 18 es muchísimo. Aprovecho para cocinar un poco, limpiar la casa y preparar el cuarto donde dormirá ella. Cuando estoy relajado en el ordenador, buscando información sobre la nacionalidad de mi turista, del protagonista de mi novela, cuando escucho el timbre; siento que me pongo un poco nervioso, es absurdo que me sigan pasando estas cosas, no tendría que alterarme en absoluto, aunque saber que la persona que hay al otro lado de la puerta será mi “compañera de piso” durante los próximos meses, me genera algo de stress. Me dirijo a la puerta, la abro, y delante mía hay una chica muy joven, de complexión atlética, con una sonrisa muy amplia, que deja ver su dentadura perfecta, los ojos son de un color azul verdoso, el pelo ligeramente ondulado y de color negro azabache, le cae hasta la altura de los senos, que se adivinan grandes, el brillo del pelo casi deslumbra, esta chica tiene que romper muchos corazones. Veo que va muy cargada, nos presentamos, nos damos un par de besos y le ofrezco mi ayuda, me lo agradece y me pide que le coja la maleta que ha dejado en el portal, una planta más abajo. Dejo que entre, le explico cual es su dormitorio y bajo por la maleta, ésta es bastante grande, es normal, va a pasar mucho tiempo aquí. La intento coger en peso y no puedo, menos mal que tiene ruedas y la logro llevar hasta la escalera, y poco a poco, arrastrando la llevo hasta arriba, allí vuelvo a hacerla rodar y se al dejo en su cuarto, ella está hablando por teléfono, ahora me fijo un poco más; es una chica muy alta, debe medir 1,80 m, no lleva grandes tacones, viste elegantemente, parece ya una abogada, lleva un traje de chaqueta largo, que la tapa prácticamente entera, la camisa blanca se deforma mucho por el volumen de sus tetas, pero eso es todo, el resto de formas quedan ocultas tras ese traje. Espero que termine de hablar, y le ofrezco algo para comer o beber, me solicita un refresco, y le invito a sentarse en el sofá, se lo traigo, y cuando regreso veo que aún está con su chaqueta puesta, le acerco la bebida, le digo que se ponga cómoda y me espeta que lo está, que prefiere estar con la chaqueta puesta. le hablo un poco de mi, le explico lo que estoy haciendo, y le pregunto por ella, por su vida, me dice “Bueno, ya sabes que mi madre es la hermana de la mujer de Alejandro, nosotros vivimos en Cáceres, que aunque no está demasiado lejos no hay muy buena comunicación”, la interrumpo “pero, en la Universidad de Extremadura, hay derecho, y por lo que me dijo Alejandro, es lo que quieres estudiar, ¿no?”, me contesta “pues si, pero tanto mis padres como yo, pensamos que es preferible salir de donde te has criado, y lo cierto es que teniendo este piso a nuestra disposición hace que no sea mucho más caro estudiar aquí que en casa, y me da mas libertad para salir del nido, además, me gusta mucho el deporte, y Sevilla tiene muchas cosas que aportar en comparación con Cáceres. Bueno, ya sabes lo que voy a estudiar, por lo demás no se que más te pueda interesar de mi vida”, le insisto en que debería ponerse más cómoda, pero prefiere estar así, y continúo “pues verás, como sabes, yo estoy escribiendo un libro en el que un turista viene por primera vez a Sevilla y se enamora de la ciudad, el turista tiene tu edad, y creo que las cosas que ves tu, o alguien como tu, no las veo yo, lógicamente no tenemos la misma óptica, por lo que creo que podría ser interesante si charlásemos de vez en cuando sobre algún aspecto del barrio o de la gente que hay en el, y me interesa saber si conoces la ciudad o esta va a ser tu primera vez”, me contesta que estará encantada de colaborar, le parece muy excitante poder ayudarme en la elaboración del libro; me confiesa que realmente no conoce la ciudad, lo que me alegra mucho; se termina el refresco, se disculpa y se va a deshacer las maletas, cierra la puerta, y para darle un poco de intimidad decido salir a tomar algunas fotos, es quizás un poco pronto, aún hace mucho calor, pero la luz ahora es magnífica, así que me despido y salgo. Un par de horas después, ya cae la tarde, decido regresar, cuando llego a casa, veo a Verónica viendo la televisión, me sorprende verla con un pijama de invierno, tapada hasta el cuello, le digo que se va a asfixiar, y le cuento que en un par de horas, después de cenar, como todos los días, saldré a tomar unas cervezas hasta que refresque y se pueda dormir mejor, le ofrezco acompañarme y me dice que si. Nos sentamos a la mesa y le sirvo la comida “espero que te guste, la cocina que me gusta a mi es un poco diferente, pero creo que te acostumbrarás, ya puedes ver que me gusta la comida exótica, he viajado mucho y suelo coger ideas, y en oriente medio hay una comida exquisita, e intento aprender esos platos. En cualquier caso, siempre hago comida para mucha gente, si sobra lo congelo y así siempre tenemos algo para echarnos a la boca.”, me contesta “está exquisito, mira tu por donde, yo que pensaba que pasaría mucha hambre aquí, voy a alimentarme mejor que en casa, yo no se cocinar, pero espero aprender algo de ti durante tu estancia y si te puedo ayudar, estaré encantada.” Disfrutamos de la comida, descansamos un poco al frescor del aire acondicionado, y cuando es la hora nos disponemos a salir, ella se ha vuelto a cambiar, y de nuevo se ha puesto una ropa que la tapa completamente. Ya no le digo nada, supongo que sabe que va a pasar calor, pero es evidente que quiere tapar algo. Nos damos una vuelta por el centro, camino a la zona de la Torre del Oro, allí comienzan las terrazas donde sentarse fresquito, cuando llegamos a la primera y hago por sentarme, me pide que sigamos andando, me asegura que necesita estirar un poco más las piernas; continuamos hasta la estación de Córdoba, donde al otro lado del río hay otras terrazas, bajamos, nos sentamos en una mesa, pido al camarero un par de jarras de cerveza, pero Verónica me interrumpe, ella tomará un vaso de agua con gas, bromeo con ella, le digo que en Sevilla si no bebes cruzcampo, no te quitas la sed, me dice “Realmente soy abstemia, debo controlar mucho lo que como o lo que bebo, y el alcohol no es de las cosas que están en la lista” me quedo atónito, no sabía que tuviese vetados algunos alimentos “pero, me lo tenías que haber dicho; cuéntame que cosas no puedes tomar, si voy a cocinar lo que vas a comer, no quiero usar ningún ingrediente que pueda hacerte daño”, se ríe, “no, realmente no me harían daño; lo que pasa es que hace años que cuido mucho lo que como o bebo, tuve un profesor en el instituto que cambió mi vida, nos contó como afecta al cuerpo comer o beber determinados alimentos, como el alcohol se filtra y adormece determinadas células celébrales, o como los azucares generan más energía de la que el cuerpo necesita, lo que provoca trastornos importantes; digamos que lo que tengo son hábitos saludables de alimentación, y por lo que he visto esta noche, salvo la cerveza, lo que has tomado me parece de lo más sano; no usas prefabricados ni comida enlatada, eso es una garantía; lo único que puede pasar es que con mi edad y actividad necesito ingerir mucha proteína, por lo que de vez en cuando tomaré setas o filetes, pero no te preocupes por eso, de ese extra me encargo yo”, me relajo, nunca había cocinado pensando en la salud, la verdad, me gusta disfrutar de la cocina y de la comida, pero no había contado calorías o analizado como me afectaba lo que me comía, ya habría tiempo para eso. Cambio de tema, tengo que averiguar porqué va tan tapada, le insinúo “veo que estás demasiado tapada, me preocupa que tengas un problema serio, ten en cuenta que el cuerpo tiene que refrigerarse, para ello, la piel debe transpirar, y en tu caso, transpira poco, estas sofocada y me temo que te de una bajada de tensión o algo similar que pueda afectarte”, me mira, se toma su tiempo y contesta “Verás, voy tapada porque el tiempo me ha demostrado que es mejor así, cuando la gente es capaz de ver mi cuerpo, me rechazan, …” veo que se queda callada, está emocionada, sin duda está recordando algún episodio triste de su vida, continúo “Bueno, entiendo que tienes tus razones, pero debes tener cuidado, y en cualquier caso piensa que a determinada edad, el aspecto físico propio es muy importante, pero esa importancia se diluye con el tiempo, con mi edad, que no es tanta, el aspecto físico no es algo que importe tanto; las personas son su historia, sus anécdotas, sus caracteres, generalmente el físico queda muy atrás, y desde luego no es algo que califique, o que sirva para denigrar a nadie; como supondrás no se como eres por dentro de tanta ropa, pero por fuera no aparentas tener sobrepeso, ni aparentas tener un problema cutáneo grave. Pero con esto no quiero que pienses que te estoy presionando, simplemente piensa que es cuestión de tiempo, que llegará un día en que a tu entorno de amigos no les importará que tengas manchas en la piel, que tengas sobrepeso o cualquier cosa que ocultes.”, ella no contesta nada, respeto el silencio. Regresamos a casa, por el camino le digo que me gustaría hacer de cicerón, ya voy conociendo la ciudad profundamente y podría explicarle alguna cosilla, me lo agradece y quedamos en que mañana, antes de que apriete el sol, daremos una vuelta para ver donde está la facultad, y como moverse por la zona. A la mañana siguiente, madrugamos los dos, me sigue sorprendiendo la cantidad de ropa, no aparenta tener ningún problema que tapar, pero es dueña de si misma, nos cambiamos y salimos, le enseño la facultad de derecho, la tabacalera, un edificio magnífico, pasamos al Parque Maria Luisa, la plaza de España, tras eso nos desplazamos en tranvía a la Buhaira, y por fin, regresamos al centro por los jardines de Murillo y el barrio de Santa Cruz, el calor es insoportable, compartimos la calle solo con turistas que andan desprevenidos, con cervezas en la mano, intentando soportar las altas temperaturas. Verónica continúa abrigada. Llegamos a casa, nos damos una ducha y nos cambiamos, yo me pongo un bañador y la camiseta más ligera que tengo, ella sigue tapada, creo que mejor no le insisto, esa tarde, después de comer, yo me quedo trabajando y ella sale a dar una vuelta, quiere buscar un par de tiendas para comprar algún libro y material que le hace falta. Van pasando los días, Verónica ya a empezado las clases, la veo cargada con una cantidad ingente de libros, se pasa las noches estudiando, y los días en clase, cuando llega los fines de semana sale con los compañeros de bares, regresa a altas horas de la noche, cuando yo duermo. Un viernes, cuando regresó de clase venía emocionada, le pregunté a que venía tanta excitación, y me confesó que esa noche le habían pedido salir para cenar, por lo visto había un chico en su clase que le encantaba, y por fin, salían, estaba eufórica, se pasó arreglándose un par de horas, cuando salió, estaba despampanante, llevaba un vestido ceñido, pero que solo dejaba entrever la parte central, donde destacaba un escote que le llegaba al ombligo, no llevaba sujetador, los pechos se le insinuaban ligeramente, pero el resto del cuerpo estaba tapado con algo que parecía una levita de cuero, algo que con las temperaturas que aún estábamos sufriendo no tenía mucho sentido; no quise comentar nada del exceso de abrigo, le dije que estaba increíble, que iba a dejar a su novio sin palabras, babeando toda la noche; le dije que si lo quería traer, yo no molestaría, y que si prefería pasar la noche en su casa, no había ningún problema. Se rió, me dio un beso en la mejilla y salió. Esa noche me dediqué a ordenar las notas, creo que tenía el perfil de mi protagonista bastante avanzado, tenía su historia elaborada, y creo que el libro prometía. Fue pasando el tiempo y cuando quise darme cuenta era bastante tarde, escuché las llaves en la puerta, y sabiendo que posiblemente viniese acompañada me apresuré a cerrar la puerta de mi dormitorio para no molestar, la primera noche es muy especial. Me quedé inmóvil, para que pensase que estaba dormido, pero no escuché más que sus pasos y unos sollozos, dejé pasar un rato, y solo la escuchaba llorar. Me asomé a la puerta de mi dormitorio, y la vi en el sofá, en penumbra, el maquillaje se le había corrido, ¿que podría haber pasado?, ¿como una chica tan alegre ha llegado a ser tan desdichada?, carraspeé para que supiese que estaba allí, ella alzó la vista, y al verme se secó las lágrimas con la manga, terminando de desgraciar su ya maltrecho maquillaje, le pregunté si podía sentarme un rato con ella, y entre sollozos me indicó que si, me acerqué, la abracé, y nos quedamos así por un tiempo indefinido, cuando estuvo en disposición hablar, me explicó “los hombres son unos cerdos inseguros, no quiero conocer a ninguno más, cada hombre que he conocido me ha defraudado”, dejé pasar un rato, no quería alimentar su ira, por fin, cuando consideré que se había relajado más, hablé “no sabes lo que lamento verte así, más si cabe, cuando te vi salir esta tarde, estabas radiante, iluminabas la habitación con tu sonrisa, me dio pena que te fueses, y me dio mucha pena que te hubieses vestido así para otra persona; me hubiese encantado salir a cenar contigo esta noche”, levanta sus ojos empapados en lágrimas y me dice “soy horrible, cuando conozco a un chico que me gusta, lo termino espantando. Intento tener cuidado, pero cada un es como es, y no puedo hacer gran cosa para evitar tener el cuerpo que tengo” la tengo que interrumpir, “¿El cuerpo que tienes? vamos a ver, Verónica, eres la chica más guapa que conozco, cuando voy contigo por la calle, no hay un hombre que no me mire con envidia, te desnudan con la vista, eres alta, esbelta, la cara que tienes es la de un ángel, irradias alegría”, me interrumpe “tu no lo sabes todo de mi, hace tiempo que no me das la murga con la ropa, pero como sabes, si me tapo es porque se, que cuando la gente me ve el cuerpo, sale corriendo, y me temo que a ti te pasará lo mismo” le digo “ya te comenté que no, que a determinada edad, esas inseguridades desaparecen, tu cuerpo sea como sea será bello en su manera, en su forma, estoy seguro que le gustas a más gente de la que piensas. Y créeme, no pienso salir corriendo de ningún sitio y menos alejarme de ti.” Con eso, ella se pone en pié, me pide que me levante, cuando lo hacemos la veo con dificultad, hay muy poca luz en el cuarto; al estar con tacones me saca unos centímetros, mis ojos están a la altura de su nariz, puedo oler su aroma, la distancia que nos separa es muy poca, si no fuese la sobrina de Alejandro, la habría abordado, como me gustaría verle el cuerpo que tiene bajo tanta ropa; en ese momento dice “voy a quitarme la levita, para que me veas, para que entiendas lo que digo”, con eso, deja caer lentamente la levita al suelo, el traje rojo que llevaba no tenía mangas, la parte baja está abierta lateralmente, de manera que las piernas se ven por el lateral hasta la cintura, no puede ser más sexy; me quedo mirando, esperaba ver algo repulsivo, lo único que destaca es su complexión, los hombros son muy anchos, yo pensaba que llevaba hombreras, pero parece que no, supongo que eso era a lo que se refería Alejandro, esta chica debe hacer ejercicio; le digo “bueno, lo que veo no es para salir corriendo, más bien para quedarse a vivir, no comprendo a que te refieres, quizás la poca luz está ocultándome la verdad, con eso, me acerco a la llave de la luz y la acciono, cuando regreso, la veo desde lejos, ahora lo comprendo todo; ante mi tengo a la chica más musculada que he visto nunca, está relajada, con los brazos a los lados, las piernas ligeramente abiertas, sobresaliendo por fuera del vestido, se distingue cada músculo, esta imagen me está excitando, me doy cuenta que llevo un rato mirándola impávido, su cara empieza a entristecerse, antes de que haga un comentario le espeto “bueno, que hay de especial, tienes un cuerpo escultural”, por lo menos he evitado que vuelva a llorar, se ríe, alza el brazo derecho y lo empieza a flexionar, veo como un bíceps descomunal empieza a surgir, esa masa muscular, perfectamente definida, empieza a obedecer al estímulo, el tamaño de su brazo es gigantesco, me acerco lentamente, nunca había visto un cuerpo así, me mira con asombro “¿no sales corriendo?, es la primera vez que me pasa” le contesto ¿Salir corriendo? como te he dicho antes, no veo razón, creo que eres preciosa, y no entiendo porqué un hombre querría alejarse de ti solo porque tu aspecto sea el que tienes”, me confiesa “realmente no es necesario que vean mi cuerpo, casi ningún hombre lo ha visto nunca, generalmente la reacción que tenéis es negativa, y prefiero ocultarlo, por esa razón voy siempre con ropa ancha y mangas largas, no quiero rebelar esto” dice flexionando el otro brazo “pero lamentablemente no hace falta, los hombres son muy sobones quieren tocarte continuamente, y cuando me agarras, por cualquier parte del cuerpo, se nota mi dureza, estos músculos son como granito, el tacto es como el de una escultura, solo que cubierta de piel y caliente. Esta noche, cuando nos disponíamos a cenar, mi acompañante me agarro el brazo y se quedó blanco, inmóvil, nos pasamos la cena sin hablar, cada vez que le sacaba un tema se moría inmediatamente, ha sido la peor noche que he vivido nunca” veo que empieza a llorar, la tengo que animar “una cosa Verónica, podrías flexionar para mi el resto de tu cuerpo, creo que es espectacular”, le vuelve a cambiar la expresión, saca una pierna del vestido, la balancea, veo la cantidad de carne que tiene, sin ninguna definición, me hipnotiza esa musculatura relajada, moviéndose de un lado para otro, hasta que de repente flexiona el muslo, se le marcan cordones de músculos por todas partes, se da la vuelta, estira la otra pierna para atrás y empieza a flexionar los gemelos, veo el volumen que van alcanzando tras cada flexión, me imagino lo que debe ser tener mi cabeza entre esos músculos; la excitación que me corre por el cuerpo es tremenda, a continuación se pone frente a mi, arquea los brazos hacia delante, se encorva un poco, veo el desarrollo de los brazos, el cuello y la espalda, hay músculos por todo el cuerpo, en ese momento me dice “pero, no te disgusta todo esto, siempre que algún hombre ve a una chica con algo de músculos la desprecia, y mis músculos no son normales, tengo un desarrollo muy por encima de lo normal” le contesto “pero, estás de broma ¿No?, una chica tan guapa como tu, con un cuerpo como el tuyo es lo más sexy que he visto nunca. Me estás poniendo a 100, me parece de mala educación, pero ahora mismo estoy tapándome una erección descomunal” ella me mira asombrada, espero no haberla escandalizado, se acerca, me coge el paquete y me da un beso, nos fundimos en un abrazo, palpo su espalda, es espectacular, la toque donde la toque hay un músculo flexionándose, de repente veo como me agarra por debajo del trasero, me levanta y me lleva lentamente a su dormitorio, me arroja sobre la cama, me arranca mi bañador y camiseta y se quita su vestido la luz en su dormitorio no me permite ver con demasiada claridad su cuerpo, pero los perfiles, las sombras no dejan lugar a dudas, mire donde mire, hay músculos por todas partes, se echa encima, su peso es descomunal, empieza a follarme, se mueve frenéticamente, aprovecho para explorar poco a poco su cuerpo, a ver la dureza de sus músculos, le acaricio el bíceps, es como tocar una pieza de mármol recubierta con el más fino de los terciopelos, cuando abruptamente llega al orgásmo, su cuerpo se tensa, me comprime el pene, la fuerza que tiene en cada músculo es colosal; veo que se relaja, me libera, me mira con simpatía, y me confiesa “hacía mucho tiempo que necesitaba desfogarme, espero que no te hayas sentido usado” le contesto “me puedes usar cuando quieras, créeme cuando te digo, que esto ha sido mucho mejor para mi que para ti, pero me tienes que dejar explorar tu cuerpo, quiero ver lo dura que eres, quiero verte levantar cosas; pero sobre todo, quiero que la gente disfrute de tu cuerpo, es una pena que solo yo te vea como realmente eres; se que muchos hombres dicen muchas tonterías, pero en el fondo son inseguridades, siempre habrá alguien que no le guste tu físico, pero que mas da. Siempre que tengas a alguien que te quiera tal y como eres, te importará poco lo que piensen los demás.” Me abraza, dejándome comprimido entre sus abundantes tetas y sus brazos de mármol, y nos quedamos así el resto de la noche; a la mañana siguiente me despierto, la luz entra por la ventana, ella aun duerme, totalmente desnuda, ahora puedo ver su cuerpo; quien me iba a decir que estos meses he tenido a una diosa a mi lado, que lo que tapaba era esta maravilla; aprovecho para analizarla, su piel es blanca, no creo que el sol la haya rozado nunca, no tiene marcas en lo que puedo ver, sus abdominales pese a estar relajados se le marcan como una tableta de chocolate, los pechos son sorprendentemente grandes, los músculos pectorales también son apreciables, pero lo que más me llama la atención son los brazos, estando relajados se le ven las venas cruzando el bíceps, acerco lentamente mi mano a sus abdominales, los acaricio suavemente, no quiero despertarla, son duros, hundo los dedos en las hendiduras entre las pastillas de chocolate, veo que me estoy excitando, paso a los brazos, los acaricio, ahora que tiene el brazo relajado lo puedo masajear, pero veo la densidad de sus músculos, no puedo imaginarme la fuerza que debe tener, veo que el músculo que hace un momento estaba relativamente flácido, y aunque con dificultad lo podía mover, se tensa, se vuelve inmóvil, la miro a la cara y me está sonriendo, dice “buenos días, veo que te realmente te gusta mi cuerpo” baja la mirada hacia mi pene, erecto como pocas veces, continúa “déjame hacer una prueba” con eso baja, coloca mi pene erecto entre su antebrazo y su bíceps, empieza a flexionar y relajar, cuando flexiona el pene queda totalmente aprisionado, empiezo a convulsionar, hasta que por fin expulsa una lluvia de semen, se ríe, “siempre quise hacerle eso a alguien”, la abrazo y la beso, esta chica me está volviendo loco, nos fundimos en un abrazo, veo que empieza a dominar la situación, empieza a jugar conmigo, está experimentando, veo que me aprieta, me comprime contra ella, me falta el aire, pero todo esto me excita. Mi miembro no puede más, y tarda un rato en responder a tanto estímulo, pero por fin, empieza a levantarse de nuevo, ella lo siente en su entrepierna, me mira con una mirada traviesa, se levanta, corre las cortinas para no generar un espectáculo en el barrio, y empieza con una sesión de poses, en cada pose me va mostrando una cantidad de músculo descomunal, intento levantarme pero me exige que ahora es solo mirar, nada de tocar, mi erección empieza a doler, lleva demasiado tiempo erecto; en esto coge una mancuerna, no adivino el peso, pero se me antoja muy pesada, empieza a realizar curls de brazo, los bíceps que siempre me habían parecido gigantescos empiezan a cobrar vida propia, el tamaño se ha duplicado, está regado por cientos de venas, pero destaca una gigantesca que cruza el bíceps por su parte superior, cuando lleva la mancuerna a la parte más alta, tiene problemas para terminar el movimiento, porque le hace tope el bíceps con el antebrazo, en ese momento, cuando está totalmente inflada, se acerca sensualmente y me dice que ponga mi mano sobre su bíceps, este tacto, es más que suficiente para hacerme eyacular de nuevo, ¡se ríe!, me sonrojo y disculpo, ella dice “no te preocupes, solo quería saber si era cierto o una pose lo que me habías comentado, si verme flexionar, sin mayor estímulo te mantenía excitado y si el tacto de mi cuerpo era suficiente para hacerte expulsar el poco semen que te debe quedar, además, saber que estos músculos no están hechos de aire, tampoco te ha desmotivado, creo que nos lo vamos a pasar muy bien." Mete los brazos debajo mía y me levanta hasta que estoy a un metro de la cama, me lleva como si fuese una toalla plegada, con los brazos estirados, no logro calcular la fuerza que posee esta diosa. Pasamos el fin de semana jugando, explorando, desde ese día, por lo menos, cuando estamos solos se pone ropa que realce y no oculte sus abultados músculos; a vuelto a entrenar para desarrollarse al máximo. Creo que me tomaré mucho tiempo para escribir mi libro. Fin