Panteras 1: Presentando a Ingrid La seguidilla de historias de Ingrid escritas por Tom Admas, son cuatro historias, Ingrid 1, Ingrid 2, Ingrid 3 y Natasha 2. Escorpión Rojo toma las tres historias de Ingrid, para seguir con Ingrid 4 a Ingrid 9, que es la Historia de las Panteras. Esta traducción es completamente literal, sin adaptación de ningún tipo. Forma parte de una serie hecha por Tom Adams, pero que he tomado como inspiración para escribir la "Historia de las Panteras". Por lo tanto es la primera historia de Tom Adams, y a la vez se convierte en la Primera Historia de las Panteras. "Estas historias contienen escenas de violencia y sexo, por lo cual, si el lector puede sentirse ofendido, no recomendamos su lectura." Ingrid 1 por Tom Adams Traducida por Escorpión Rojo. Ella pelea y mata. ¿Pero Por qué? Bob estaba recostado en la cama cuando Ingrid entró en la habitación. Ella era una hermosa mujer, de ascendencia Alemana y Sueca. Sus ojos profundamente azules y su pelo rubio platinado le llegaba a la altura de su media espalda. Su piel pálida y cremosa. Tenía los labios llenos y su quijada perfectamente marcada. Cuando sonreía, se podían ver sus dientes perfectos y profundamente blancos. Ingrid siempre usaba vestidos conservadores. Sus faldas eran largas hasta sus tobillos. Sus blusas largas con mangas que llegaban hasta sus muñecas. Cuando la veías, pensabas que estaba ocultando algo. ¿Por qué una mujer con una cara perfecta usaba faldas y blusas que no mostraban nada? ¿Qué estaba escondiendo? ¿Era gorda? ¿Era flaca? Todos admiraban su cara hermosa y sensual. Y buscaban más. Ingrid podía ver las miradas de los hombres. Ellos sonreían. Ella devolvía la sonrisa. Y entonces miraban su cuerpo y no veían nada, sólo ropa cubriendo todo. A Ingrid le gustaba eso. Trabajaba en una gran tienda en la sección de ropa masculina. Ella les sonreía, sin embargo, su mente estaba a un millón de kilómetros de ahí. Ella estaba pensando en Bob. ¿Habría tenido éxito? Bob vio como Ingrid entró en la habitación. El estaba desnudo. Era bien dotado, aún cuando no estuviera excitado. Ingrid le miró entre las piernas. Ella recordó la gran cantidad de veces que habían copulado y en todas el sexo había sido extraordinario. Pero ella se excitaba más con la fuerza que con el sexo con otros hombres. Primero ella quería recordarle a Bob el poder que tenía sobre él. Quería recordarle cuál era el rol que él debía cumplir en su vida. Ingrid sonrió, mostrando su dentadura blanca y perfecta mientras se quitaba los zapatos. Se sacó su falda. Ella no utilizaba ropa interior. Se quitó la blusa. No usaba sostén. Estaba desnuda. Su cuerpo era sólido como el metal, con grandes músculos, especialmente sus extraordinarios muslos y brazos. Ingrid se recostó en la cama al lado de Bob y lentamente flexionó sus bíceps. El músculo era muy duro, muy definido, su piel cremosa comenzó a desvanecerse. Bob deslizó sus dedos suavemente sobre la carne de hierro. Ingrid cerró sus ojos y gimió. Ohh, se siente tan bien. Pero él debía hacer más si quería ser exitoso con ella. Bob deslizó sus manos sobre su amplio busto, sus dedos masajearon suavemente sus pezones hasta que estuvieron duros. Sus manos fueron al abdomen. Otra vez, la piel desapareció. Era un sábana de carne de acero desde sus senos hasta su pelvis. Bob se sentó para darle un masaje en sus piernas. Comenzó con sus pantorrillas y ella las contrajo. Eran grandes y bien definidas, atractivas, sexy. Las manos se movieron a sus grandes muslos. Los muslos de Ingrid eran pura masa. No existe otra palabra para describirlos. Bob los masajeaba cuando ella comenzó a apretarlos. Su piel cremosa dejó paso a hinchados eslabones de músculo tanto por el frente, los lados y atrás. Bob continuó el masaje mientras ella apretaba sus muslos. Apareció aún más músculo oculto dentro de los poderosos muslos. Ingrid flexionó nuevamente sus brazos. También eran pura masa. Como en el caso de sus piernas, no hay otra palabra que sirva. No es que sólo tuviera unos enormes bíceps, sino que también sus tríceps eran enormes eslabones de metal en la parte de atrás de su brazo. Y sus antebrazos se hinchaban cuando ella apretaba sus puños. Su apretón era sobrenatural. De pronto los relajó y le preguntó a Bob: "¿Lo lograste?" Bob conocía la atracción de Ingrid por su entrepierna, pero sabía que estaba aún más atraída por otra cosa. Y tenía que tener éxito en su cometido para sobrevivir. Ella lo dominaba completamente. "Sí, lo logré Ingrid" "¿Cuándo, Bob?" "Esta noche" "Cuéntame acerca de ella, Bob" Ingrid estaba obsesionada por luchar con otras mujeres, a muerte. Ella se excitaba con ello. Le gustaba sentir los músculos de otra en contra de los suyos. También le gustaba sentir los puños, las uñas y dientes de las otras en su cuerpo. Las luchas siempre eran muy sangrientas. Ella disfrutaba la sensación de su propia sangre chorreando por su cuerpo. Sabía que iba a ganar. Ella usaba sus macizos muslos y brazos, y siempre ganaba. Ella siempre mataba. "Su nombre es Dawn", dijo Bob. "Nació y creció en Japón. Ella es actualmente estudiante de UCLA. Tiene tu estatura, pero ni siquiera está cerca de tu musculatura, aún cuando es cinturón negro en karate en quinto grado. La vi en su lección de karate en la universidad. Es realmente buena. La invité a cenar unas cuantas veces y a ella le gusta combatir con otras mujeres. Le encanta humillar a las más fornidas. Le di una pequeña descripción de ti y sus ojos se iluminaron. Dawn dijo que serías 'otra musculosa para marcar en su cinturón'. Ella quiere pelear contigo y estará aquí a las ocho. Ingrid sonrió. Había peleado con otras cinturones negros y todas estaban muertas. "Hay más, Ingrid", dijo Bob. "Tienen mucho dinero. Su padre millonario murió hace poco y le dejó una gran cantidad. Le dije que querías apostar un cuarto de millón de dólares y que la desafiaba a hacer lo mismo. Ella aceptó. Dawn traerá el efectivo en una maleta. A ella realmente le gusta lo que hace. La vi en su clase de karate al día siguiente. Sus ojos se iluminaban cuando tiraba a sus oponentes al suelo. Nunca he visto una mujer con pies y manos tan rápidos. Puede matar." Ingrid besó suavemente a Bob en la mejilla. Bob era un verdadero profesional buscando mujeres para probar su fuerza. Y sabía cómo encontrar millonarias que apostaran fuertes cantidades de dinero, sólo para perderlo, al igual que su vida. Ingrid lo besó en la otra mejilla y de pronto puso sus macizos brazos alrededor del cuello. Apretó su abrazo hasta que Bob casi no podía respirar. Casi se desmayó. Ella lo soltó. "Lo hiciste muy bien, Bob. Gracias". Y se fue rápido de la habitación. ¿Por qué Bob lo soportaba? Había varias razones. Primero, él adoraba a las mujeres fuertes de grandes músculos, e Ingrid era la más asombrosa que hubiese visto. Y segundo, como eran equipo, ellos se enriquecían. Bob le buscaba mujeres ricas deseosas de apostar fuertes sumas. Ingrid le daba solo el diez por ciento, pero era más dinero que el que había visto en su vida. Pero incluso sin el dinero, era valioso deslizar sus dedos sobre sus músculos, hacerle el amor y sentir su carne de acero en contra de su cuerpo. Bob sabía que se había convertido en su esclavo, pero no le importaba. Dawn llegó a las 8:00 en punto. Venía acompañada por un guardaespaldas. El tipo estaba vestido con una chaqueta de cuero. Bob se dio cuenta que había un bulto en uno de los bolsillos de la chaqueta. Era una pistola. Bueno, Bob, también tenía una. Dawn, al igual que Ingrid, tenía una hermosa cara. Su pelo era color azabache y sus ojos café oscuro. Su piel, olivácea, perfecta de dientes muy blancos. Su ropa, como la de Ingrid, no mostraba nada de su cuerpo. Vestía una sudadera suelta, al igual que los pantalones. Se presentaron dentro de lo usual; su acompañante se llamaba Steve. Ingrid los condujo al subterráneo de la casa, a la "arena". La "arena" era una gran habitación, perfectamente cuadrada, quince pies (5 metros *) de largo, por quince pies de ancho. El piso y paredes estaban cubiertas de un material acolchado color crema. El techo tenía la altura suficiente para acomodar una galería a seis pies (dos metros *) del piso. La galería era una pequeña habitación donde seis personas podían sentarse a ver la lucha. Bob y Steve fueron a la galería, y Dawn e Ingrid a la "arena". "Dawn", dijo Ingrid, "tengo dos condiciones para la lucha. La primera es pelear desnudas". Dawn asintió, sin objeciones. "Dos, esta pelea es a muerte. Sólo una de las dos saldrá de la "arena" con vida". Dawn parecía dudosa. "Soy muy musculosa, Dawn. Sé que te gustaría 'agregar a otra musculosa en tu cinturón'. Mi desafío es a pelear a muerte, y debo advertirte que siempre gano. Puedes rehusar e irte de aquí si quieres, pero eres como yo, una luchadora. Si me rehusas, siempre te acordarás de este momento. Este será un momento en que a pesar de todo tu entrenamiento en karate, todas tus victorias, cuando enfrentaste el último desafío, no lo hiciste". Ingrid enmudeció. La cara de Dawn no revelaba el torrente de pensamientos en su mente. "Acepto el desafío, Ingrid. Y me gustaría subir la apuesta a un millón" dijo Dawn, sonriendo. "Bob y Steve pueden ir a buscar el dinero. Esperaremos a que vuelvan, y luego te mataré". Ahora era el rostro de Ingrid el que no revelaba sus pensamientos. Un millón de dólares. Era todo lo que tenía. Miró a Bob en la galería y le indicó que fuera a buscar el dinero. Steve estaba en camino de ir al auto de Dawn a buscar una maleta más grande con los tres cuartos de millón restantes. Volvieron rápido y se quedaron mirando cómo las mujeres se quitaban su ropa. Dawn fue primero. Sus manos sacaron sus zapatillas y quitaron la sudadera y los pantalones. Bob se sorprendió. Siempre la vio vestir el kimono de competición que la cubría entera. Cuando se juntaron a cenar, sus ropas cubrían lo mismo que el kimono, sin revelar nada. Dawn tenía músculos bien desarrollados. No eran lo suficientemente grandes para llamarla 'musculosa', pero lo suficientemente grandes para irradiar fuerza y belleza. Los músculos de sus pantorrillas y muslos eran hermosos y bien definidos bajo de su piel olivácea. Sus senos no eran tan grandes como los de Ingrid, sin embargo eran muy firmes, haciendo saltar hacia adelante sus grandes pezones. Dawn flexionó su cuerpo seductoramente y sonrió a Ingrid. Una mezcla de sonrisa y mirada desafiante de auto confianza. "Tu turno, 'músculos'", le dijo. Ingrid le sonrió de vuelta, ignorando el apodo 'músculos', quitándose los zapatos, se sacó la falda y la blusa. Dawn y Steve se impresionaron al ver sus macizos brazos y piernas y el resto de su cuerpo de acero. Impresionados, pero no asustados. "A muerte, Ingrid" "A muerte Dawn" Las mujeres se acercaron con cuidado, buscando la oportunidad de matar. De pronto, con la velocidad del rayo, Dawn envió un golpe de karate a la nariz de Ingrid. La nariz no se quebró, pero comenzó a manar sangre por las mejillas. Ingrid se limpió la sangre con su antebrazo y le sonrió a Dawn. Entonces contrajo los músculos de sus brazos y muslos. La suave piel desapareció a cambio de montañas de carne de acero. Ingrid arremetió contra Dawn, intentando cogerla, tratando de meterla en su apretón mortal. Pero Dawn rápidamente se corrió hacia un lado y le envió una cruel patada a la cabeza de Ingrid. Quedó aturdida, se tambaleó. Otra patada en la cabeza seguida por un golpe a la nariz y otro a la boca. La sangre corrió desde la boca de Ingrid cayendo desde su mentón y cuello hasta sus senos. Dawn sintió que venía una rápida muerte, y se acercó para dejarle caer toda la fuerza de sus brazos en una serie de golpes a la cabeza de Ingrid. Demasiado cerca. Ingrid agarró a Dawn en un abrazo, poniendo los brazos al lado y apretando la base de su columna. Los macizos brazos de Ingrid se hincharon, seguidos por los músculos de su cuello y espalda. Dawn sintió que su espalda se quebraba. Pero era astuta. Enterró su cabeza en los amplios senos de Ingrid y los mordió desgarrando la carne. Ingrid la soltó. La sangre corría por desde los senos, a lo largo de su abdomen, hasta llegar a sus muslos. Ella miró sus senos, para ver qué tan mal estaban. Fue un gran error; le quitó de encima los ojos a Dawn. Y Dawn tomó la ventaja con una serie de patadas y golpes a la cabeza de Ingrid. Ingrid estaba pasmada. Su visión nublada. Los golpes continuaban y cayó de rodillas. En la galería Steve sonreía a Bob, quien se veía enfurruñado. "Animo, Bob. Puedes encontrar a otra musculosa. A lo mejor puedes hacer un millón otro día". Se reía. Bob, ni siquiera una sonrisa. Si ella perdía, el estaba acabado. Jamás encontraría otra Ingrid. Ella 'es' una en un millón. Teniendo a Ingrid de rodillas, Dawn se acercó y la pateó en la cabeza y luego una dura patada en las costillas que la tiró de espaldas. Dawn estaba convencida que estaba casi acabada. Saltó en el aire para dar una patada cayendo con ambos pies sobre el abdomen de Ingrid. Ingrid apenas estaba consciente, pero vio lo que venía y apretó sus abdominales convirtiéndolos en una sábana de hierro. Dawn cayó sobre hierro puro. El golpe la dejó estupefacta. Ingrid estaba atontada, pero agarró a Dawn de los tobillos, y de a poco se puso de pie, y la tiró con fuerza al suelo. Usando los músculos de su duro abdomen, Dawn se doblaba hacia arriba, tratando de golpear a Ingrid en la cara. Pero Ingrid había recuperado la conciencia. Los músculos de sus macizos brazos se convirtieron en hierro al sujetar por los tobillos a Dawn y la levantó del suelo. Los abdominales de Dawn seguían completamente tensos, tratando de doblarse para pegarle a Ingrid en la cara. Ingrid echó hacia atrás una de sus fuertes piernas y le dio un rodillazo a Dawn en su espalda. Luego dejó caer de cabeza a Dawn al suelo, y poniéndose rápidamente atrás de ella, le atrapó las costillas con sus enormes muslos. La tijera de piernas era la llave favorita de Ingrid. Y con ella asesinaba. Dawn sintió sus costillas a punto de quebrarse. Pero era una luchadora cinturón negro. Le asestó una serie de golpes en la rótula, e Ingrid pudo sentir como sus rodillas se empezaban a partir. Debió soltarla. Dawn de inmediato se dio vuelta y comenzó a asestarle golpe tras golpe a la malograda cara de Ingrid. Ambas mujeres estaban en el suelo muy cerca. Ingrid cogió a Dawn por la garganta. De nuevo sus enormes brazos se hincharon. Dawn no podía respirar. Dejó de golpear la cara de Ingrid y le propinó una patada en la vagina. Ingrid dolorida relajó su apretón. Por un momento, ambas mujeres olvidaron su fuerza y sus habilidades de karateca. Era la típica riña de mujeres. Dawn agarró a Ingrid de su largo pelo rubio, dobló su cabeza hacia atrás y trató de enterrar sus dientes en el expuesto cuello de Ingrid, buscando la yugular. Cuando los dientes estaban en contacto con la garganta, Ingrid fácilmente se sacó de encima a Dawn con un empujón de su enorme brazo. Ingrid atacó con sus uñas, arañando desde la cara hasta los senos de Dawn, en venganza por el salvaje mordisco al inicio de la lucha. Los senos de Ingrid aún sangraban. Pero luego ambas mujeres se dieron cuenta que era una pérdida de habilidad seguir así. Dawn intentó ponerse de pie, pero nuevamente Ingrid la cogió por los tobillos tirándola al suelo. Echó hacia atrás una pierna y le dio un duró golpe a la cabeza de Dawn. Ahora Dawn estaba atontada. Ingrid se puso rápidamente detrás y nuevamente atrapó las costillas de Dawn con sus muslos en su llave de tijera. Sólo que esta vez, Ingrid estaba cabeza abajo, haciendo que sus rodillas tocaran el suelo, donde Dawn no podría golpear. Comenzó a apretar. Su piel desapareció dejando ver su macizo y mortal músculo asesino. Dawn sintió como sus costillas se quebraban. Agarró los muslos de Ingrid, pero era una pérdida de tiempo. Trató de pararse, buscando la forma de usas sus piernas. Pero Ingrid estaba por detrás de ella, apretándola desde sus brazos en el suelo hasta sus piernas alrededor de las costillas de Dawn. Los glúteos de Ingrid se apretaron dándole más poder a sus piernas. Su trasero era enorme. Dos enormes montañas de músculo sólido. Su suave piel estaba tan fuertemente apretada que se podía ver la carne y las venas en su trasero y muslos, hasta casi ver la sangre cómo fluía por sus venas. Dawn sintió más costillas quebrarse. Su caja torácica estaba colapsando. Sus órganos internos estaban siendo aplastados. La sangre comenzó a correr desde su boca. Ella sucumbió de rodillas. Ingrid apretó aún más su trasero y sus muslos. Eran enormes masas de sólido músculo de acero. La cabeza de Dawn cayó hacia delante. Ingrid sabía que Dawn estaba muerta, pero mantuvo su apretón hasta que sus músculos comenzaron a temblar con la fatiga. Steve saltó desde la galería hacia la "arena". Bob estaba justo detrás de él. Steve miró el cuerpo de Dawn, pensando en el millón de dólares y buscando la pistola en su chaqueta. Bob había anticipado el movimiento. Su gran pistola con silenciador estaba lista. Abrió un hoyo entre los ojos, y la parte trasera de la cabeza de Steve estalló. Ingrid agarró la sudadera de Dawn y se limpió la sangre de la cara y senos. Ella y Bob se desharían de los cuerpos sangrantes y limpiarían la "arena" después. Se fueron a la habitación de Ingrid, ambos increíblemente excitados por la matanza de Ingrid. La erección de Bob era enorme. Ingrid le tomó en su mano y suavemente lo acarició con su lengua, luego lo soltó. Se puso de pie. Bob sabía que debía hacer si quería sobrevivir. ¿Y por qué no? Un montón de hombres darían una de sus bolas por lo que iba a hacer. Ingrid comenzó a apretar sus músculos de hierro, empezando con sus pantorrillas, y Bob suavemente deslizó su erección sobre sus músculos. Lo movió desde sus pantorrillas a sus macizos muslos. Bob acarició las montañas de músculo de hierro. Ingrid comenzó a gemir. Bob se detuvo unos instantes. Ingrid lo miró ferozmente. Bob se puso por detrás de ella, y deslizó su erección sobre su trasero de hierro. Dos perfectamente redondas montañas de músculos y venas. Ingrid se fue a la cama, acostándose boca abajo. Bob acarició con su erección la poderosa espalda desde su trasero hasta sus hombros. Ingrid se dio vuelta, quedando de espaldas. Bob pasó por su boca. Ella suavemente se lo lamió. El siguió por sus brazos, sus senos y su duro abdomen, el cual se volvió de hierro al pasar. Terminó en su vagina, y lo insertó profundamente. Ingrid lo siguió empujón por empujón. Ambos tuvieron múltiples orgasmos. Los poderosos brazos y piernas de Ingrid envolvieron el cuerpo de Bob. Ingrid aún no estaba satisfecha. Su cuerpo estaba húmedo con el sudor y la sangre que le había salido de su nariz y senos. Hasta que tuvo un orgasmo final. Con sus piernas alrededor del cuerpo de Bob, las apretó al máximo. Los músculos de sus piernas y de su trasero se apretaron, volviéndose acero sólido, ayudándola a llegar al clímax, mientras Bob se mantenía empujando dentro de ella. Sus músculos tiritaban con la fatiga y ella gimió fuertemente mientras su cuerpo temblaba con el orgasmo. Más tarde esa noche, Ingrid se puso su ropa y caminó en dirección a una pequeña Iglesia Católica. Se fue directamente al altar, pero no se arrodilló. Un sacerdote fue a decirle algo, pero ella no le escuchaba. Ella sólo contemplaba la cruz. Ella se preguntaba por qué. ¿Sería algo de su niñez en Suecia, olvidado hace mucho tiempo? No lo sabía. Se dio vuelta y se fue rápidamente. Lo que ella sabía era lo que era ahora, una persona completamente dependiente del sexo, la lucha y el ansia de matar. Otra vez se preguntaba por qué.