La isla Pacsia 2 Por f_adsoo@yahoo.com La situación se estabiliza, pero Fabilla es raptado. Tres semanas después de que Fabilla ha retornado de las festividades deportivas de Pacsia, llega Bunri con noticias. Se aprobó por votación mayoritaria que los japoneses serian integrados a la vida de la isla como ciudadanos pacsianos. Fabilla leyó apresuradamente el documento, se estableció que los japoneses deberían aprender las leyes pacsianas e integrarse a las mismas sin excepciones ni demoras. Eso implicaba que ahora ningún japonés podría aducir ignorancia de leyes o costumbres locales, también implicaba que Fabilla o cualquier otro líder japonés ya no seria reconocido como autoridad legal sino que seria simples ciudadanos a menos que recibieran nombramientos de parte de la burocracia pacsiana. Ahora seria posible que los japoneses se casen con pacsianas, Fabilla seguía leyendo cuando repentinamente fue levantado por el aire, Bunri lo agarro por el cuello de la camisa en la parte de la nuca y lo coloco boca abajo sobre el asiento del caballo atravesado horizontalmente e inmediatamente empezó a galopar. El japonés trato de reaccionar pero una mano de la gigante Nardi sobre su espalda era suficiente para mantenerlo ahí, mientras los papeles del documento volaban por el pasto. Fabilla sabia que debería avisarles a los demás lo mas rápido posible pero también comprendió que hubiera sido inútil tratar de razonar con la gigante adolescente de 2.05 metros con músculos mas duros que troncos de pino. Ella lo llevo detrás de unas colinas cercanas en medio de unos matorrales donde lo lanzo al suelo, el se quedo medio acostado en el piso, ya su pene comenzaba a erguirse cuando Bunri se le lanzo encima aplastándolo con su peso, presionando con sus pechos la cara del samurai quien comenzó a acariciar sus ondulantes curvas musculosas mientras ella sonreía alegremente y se iba quitando la ropa. Primero se despojo de su camisa gruesa de militar Nardi y después de su ropa más fina. Fabilla se excito mucho, como si fuera la primera vez que veía a una de esas gigantes desnuda, con una distancia de hombros de casi 2 hombres y medio, con bíceps que en relajación tenían mas volumen que su mismo cuerpo y pechos amplios, curvaceos y de aspecto solidó y autoritario. Los músculos del abdomen de Bunri serian la envidia de cualquier mister Olimpia. Fabilla estaba idiotizado y en cuestión de segundos se había olvidado de la noticia de la integración de los japoneses a Pacsia. El se concentro en los ojos azules de la Nardi, recordaba la primera vez que había visto colores en los ojos y pelos de algunas pacsianas, el había pensado que era por algún tipo de enfermedad. Bunri se coloco en forma inversa a Fabilla y comenzó a chuparle el pene, mientras sus pesadas piernas impedían el movimiento de los brazos de su victima, presionándolos contra el suelo lleno de pasto. El japonés abría la boca y casi gemía de placer mientras sus brazos vibraban tratando de moverse y sus piernas se encogían y estiraban por reflejos. Después de hacer el amor durante un par de horas, Bunri se empezó a vestir de nuevo. Fabilla la siguió besando en varias partes de su cuerpo, le besaba los músculos donde quiera que los encontrara y acariciaba sus gigantes pechos, cosa que no podía hacer durante el amor debido a que Bunri siempre le sostenía los brazos impidiéndole cualquier caricia. Antes de colocarse la ropa militar la joven Nardi se puso un extraño atuendo compuesto por una especie de tiras de tela de forma circular que se encontraban unidas por una tira central un poco mas gruesa que ella se puso en la parte frontal de su cuerpo y se la amarro por la espalda. Los círculos quedaban en la parte frontal de su cuerpo. Fabilla pregunto extrañado por aquello, a lo que Bunri respondió: - Que?... acaso no lo habías visto antes?, esto sirve para que las mujeres carguen a sus esposos. -. El abrió los ojos asombrado y con cierto instinto intento dar un paso atrás cuando ella lo sujeto por la cintura y lo levanto en el aire. - Eh... no, no... qq..ueeee... ha...a ces ^Ö dijo el mientras hacia movimientos patéticos tratando de liberarse. Bunri metió los pies de Fabilla por unos círculos de la parte inferior hasta que el entro hasta la parte de los muslos, después amarro otros para su espalda y tórax. Fabilla quedo como un infante que es cargado por su madre en una bolsa para bebes con la cabeza totalmente hundida en la profundidad que hay entre los gigantes pechos de la Nardi con la cara viendo hacia adentro. Bunri se termino de vestir con su gran camisa militar y su falta, de Fabilla apenas se podían ver los pies colgando o una parte de la cintura en la parte donde se encontraban la camisa y la falda de la gigante. - Te gusta? ^Ö Pregunto ella. ^Ö Sabias que incluso podemos estar teniendo sexo mientras camino? ^Ö agrego. - O...oye, pero yo no soy tu esposo ^Ö dijo Fabilla empezándose a asustar. ^Ö Eso no es problema, ahora mismo nos iremos a casar en Pacsia. Desde hoy mismo es completamente permitido sin ningún inconveniente ^Ö dijo ella. Después se subió al caballo manteniendo siempre a Fabilla en su cómoda oscuridad en medio de sus tetas, con excepción de las piernas de el que tienen que estar sobre las de ella mientras están sentados en el caballo. - Pero Bunri... yo tengo una esposa y con un hijo, además tú tienes solo 17 años y yo tengo más de 40 ^Ö dijo Fabilla, a lo que ella contesto: - Los matrimonios japoneses no valen mientras no se registren, no entiendo que tiene que ver la edad -. Y es que en Pacsia las mujeres desde los 14 años se casaban y muchas veces era normal que los hombres fueran mucho más viejos o que fueran más jóvenes. Durante el viaje en caballo a Pacsia Fabilla intento pensar en como salir de esa situación pero no era fácil, para empezar el esta metido debajo de la camisa de una chica musculosa, gigante y con pechos mas grandes que pelotas de básquetbol resultaba muy excitante. La tendencia de esa situación era solo acariciar, besar y disfrutar de la erección. Por otro lado estaba la diferencia de fuerza impecable, a veces entre los saltos del caballo los pechos de Bunri se juntaban un poco o se mecían de lado a lado golpeando en la cabeza al samurai, quedando este atontado por ratos. El no quería imaginarse lo que pasaría con un ser así enojado de verdad. Su única esperanza era que durante la "boda" hubiera algún inconveniente que evitara su realización. Después de una hora aproximadamente el caballo se detuvo y Bunri fue caminando hacia un edificio sencillo con apariencia de oficina. Fabilla permanecía resignado y al mismo tiempo excitado con una erección de casi 30 centímetros que rozaba a cada rato la región del ombligo musculoso de su captora. El pudo escuchar en la oscuridad a Bunri hablando con una autoridad, cuando de repente el vio la luz cuando ella se quito la camisa para mostrar al que seria su esposo. El observo a un hombre escribiendo en un papel con extremos enrollados como un pergamino mientras varias personas observaban desde otros puntos de la habitación. - Bunri, das en fe tu deseo de querer casarte con este hombre? ^Ö pregunto el oficial pacsiano. ^Ö Si ^Ö respondió Bunri. - Muy bien, ahora... usted señor cual es su nombre? ^Ö pregunto el tipo a Fabilla. - Mi nombre es Yamazuro Fabilla y ya estoy casado, soy japonés...- dijo el. - Que?, así que usted es el líder de lo japoneses que fue invitado durante los eventos deportivos?- pregunto el sujeto y antes de que Fabilla dijera otra palabra Bunri muy furiosa cerro sus brazos envolviendo la cabeza del japonés con sus pechos. Fabilla no alcanzo a decir nada y apenas podía respirar mientras trataba de liberarse moviendo brazos y pataleando en el aire con los pies. Cuando logro recuperar un poco la respiración se dio cuenta que Bunri iba en veloz huida a caballo mientras a lo lejos se escucha de voces pidiendo que la detengan. ^Ö Eres un estupido -, dijo Bunri enojada por haber fracasado en su mal planeada boda, a pesar de ser tan grande seguía siendo una adolescente que reaccionaba mas con la emoción que con la cabeza. Fabilla perdió las ganas de erección ante la preocupación del desenlace de aquella situación totalmente inesperada y prefirió permanecer en silencio antes de decir algo. Al atardecer Bunri detuvo en caballo, había estado huyendo hacia el norte de la isla durante horas. Fabilla que estaba adormecido por el cansancio y el hambre fue sacado bruscamente de su prisión entre los pechos de la gigante quien lo sostuvo en el aire con una mano y con la otra comenzó a abofetearlo de un lado para otro como una madre pegándole a su hijo. El Samurai apenas tenia fuerza para quejarse y termino perdiendo el conocimiento ante los poderosos manotazos de la chica Nardi a pesar de que ella golpeaba con poca fuerza. Al día siguiente Fabilla despertó adolorido en el pasto, un olor a carne llenaba el ambiente. ^Ö Come un poco para que recuperes fuerzas -, dijo Bunri. El volteo a ver y observo a una animal enorme clavado con una rama que estaba asándose sobre el fuego de una fogata. El instintivamente agarro un pedazo de carne y comenzó a comer, no tardo en darse cuenta que el animal ese era el caballo en el cual habían huido la noche anterior. ^Ö No te hagas ilusiones mi amor ^Ö dijo ella, vivirás conmigo el resto de tus días y nada lo impedirá!- agrego con voz fuerte que atemorizo al japonés. Después de comer un rato Bunri agarro violentamente al débil hombre y lo coloco de nuevo en el arnés de bebe para cargarlo en su pecho. Esta vez coloco a Fabilla viendo hacia fuera para que pudiera ver a donde iban, la cabeza del japonés sobresalía encima de los pechos de ella, que se había quedado en ropa muy fina que no alcanzaba a cubrir todo su busto. ^Ö Vamos a ir a cazar algo, ese caballo sabe feo y necesitaremos mas comida, además que necesitamos buscar un lugar donde vivir ^Ö dijo Bunri. Ambos atravesaron colinas y ríos, Bunri andaba varias lanzas que había improvisado de una rama, adema de su enorme espada. La inexperta en supervivencia selvática no pudo encontrar un solo animal que cazar, en realidad ella se movía muy torpemente y asustaba a los animales o no los podía distinguir entre las formas de follaje y sobras de los árboles. De repente por accidente llegaron al mismo lugar donde habían partido los barcos japoneses que en secreto habían sido construidos. Bunri se extraño de encontrar en aquel lugar tan apartado tablas de madera y otros materiales evidentemente labrados por personas. Fabilla permaneció en silencio tratando de no delatar nada, Bunri imagino que cerca habría alguna casa o una avanzada militar Nardi por lo que decidió ir con cautela entre los matorrales. Ella no logro encontrar nada de comer, Fabilla en cambio pudo recoger algunos tubérculos y hojas comestibles con los que engañaron el hambre durante la noche que finalizo en sexo. Al día siguiente continuo el martirio de no poder encontrar algo decente que comer y ambos se iban debilitando, definitivamente las habilidades de supervivencia de las Nardis distan mucho de lo que pueden hacer las Sumis y mas bien se ha generado una gran dependencia. Los dos caminaron juntos hacia el este todo el día y cuando menos acordaron llego la noche, no había comido nada con excepción de unas sobras del día anterior y lo peor es que se habían alejado de los lugares con agua. Finalmente en unas colinas alejadas se sentaron el suelo, - No podremos seguir así ^Ö dijo Bunri. Creo que lo mejor es que vuelvas al pueblo, yo por mi parte no puedo regresar porque me ejecutaran -. Fabilla sabia que así seria ya que cuando una Nardi comete una falta semejante como un rapto comprobado no hay juicios ni cárceles, simplemente ejecución, todavía un caso de violación podría tratarse en un tribunal pero no el secuestro. - Los dos regresaremos -, dijo el samurai y continuo: - Yo diré que me fui contigo por mi propia voluntad, desmentiré lo que dije ante el abogado y me casare contigo. Es la única solución, has ganado Bunri -. Termino de decir Fabilla resignado. Bunri sonrió alegre, pues era cierto que había conseguido lo que quería pero por alguna razón no se sentía tan bien debido a que Fabilla lo hacia solamente para salvarle la vida. ^Ö Bueno tratemos de dormir un poco, necesitaremos fuerzas para caminar mañana -, concluyo el. Ambos comenzaron a dormitar, Bunri boca arriba en el pasto mientras el japonés usaba una teta de la Nardi como almohada y ponía su entrepierna apoyada en uno de los amplios músculos ondulantes del muslo de la gigante adolescente para irse durmiendo con una placida erección. Cuando de repente se escucharon unos pasos aproximarse en la oscuridad y los dos reaccionaron incorporándose rápidamente, de repente una luz se dejo ver y aparecieron 2 figuras de las sombras. Eran Kuro y una Sumi llamada Aimara. Ella era la Sumi de quien se dice había sido descubierta por el padre de Kuro mientras tenían sexo y después de ser herida huyo llevándose al muchacho. (Véase primer capitulo). Kuro y Aimara dieron de comer a Bunri y Fabilla quienes se hartaron a placer de algunos alimentos cultivados y queso, todo producido por Aimara quien como Sumi podía comer solo pasto y producir leche que es así como había estado alimentando a su pequeño esposo. Ella era un año menor que Kuro con apenas 18 años pero con casi 2 metros de altura y mas de 300 libras de peso era difícil de notarlo. Fabilla pudo observar como los pechos de Aimara eran mucho mas voluminosos que los de Bunri, posiblemente unas 10 veces mas y con caderas mas anchas todavía. Con brazos muy anchos sin músculos pero evidentemente mas fuertes que varios hombres juntos, aunque no llegaban a compararse con los brazos musculosos de la Nardi que además de mas voluminosos parecían ser de rocas sólidas que fueron juntadas para hacer el brazo y demás partes del cuerpo. - Ejem...- hizo un sonido Bunri mientras agitaba su mano enfrente de los ojos de Fabilla quien no despegaba la mirada de Aimara a través del fuego de una fogata mientras estaban en una especie de choza donde habían estado viviendo Aimara y Kuro. Y la verdad que este ultimo estaba también fascinado por la mujer ajena, desde hacia un año que no había podido ver a una Nardi y menos una semidesnuda como andaba Bunri con su camisa militar rasgada y completamente abierta que dejaba ver un interior de una ropa fina muy sexy. Las parejas se separaron a dormir en lugares separados haciendo el amor durante horas. En la mañana siguiente Bunri acompaño a Aimara en la búsqueda de alimentos. La Sumi había estado sembrando algunas legumbres en medio de unos matorrales para no llamar la atención, Bunri derribo un par de árboles para recoger un poco de miel de abeja, cuyos insectos son incapaces de atravesar la gruesa piel de la Nardi con su aguijón. Después de desayunar Fabilla estuvo explorando un poco los alrededores, aparentemente ni Kuro ni Aimara sabían nada de los barcos que habían zarpado en secreto y Bunri ya se había olvidado del detalle de las tablas apiladas cerca del rió. Cuando regreso cerca de la choza escondida en medio de los árboles vio que a unos metros estaban Aimara, y como si nunca hubiera visto a una Sumi Fabilla quedo contemplando a aquella mujer tan grande por la espalda, era tan amplia, con trasero descomunal del ancho de 3 hombres del cual salían deliciosas, gruesas y largas piernas bien torneadas de piel morena rojiza. Ella andaba escasa ropa raída que complementaba con algunos pedazos de piel de animales. Aimara tenia un brazo estirado hacia un lado, sosteniendo con la palma de la mano una enorme piedra de un 2 metros de diámetro, para la cual se necesitarían unos 7 hombres para poder cargarla fácilmente. La Sumi movió su brazo flexionándolo lentamente hasta colocarlo en 90 grados con respecto al antebrazo, sosteniendo siempre la piedra con la palma de la mano. Un enorme bícep se formo en el antebrazo de la chica Sumi, media unos 55 centímetros de altura sobre los normalmente 40 centímetros que en relajación mediría el ancho del antebrazo de ella en relajación. En la tela de la vestimenta samurai se levanto una visible erección que Fabilla se agarro con la mano derecha para moverla de abajo hacia arriba. El no lo había notado hasta el momento por el ancho cuerpo de Aimara, pero Kuro estaba adelante ella y tenia una erección desnuda de casi 50 centímetros de largo, con una mano se agarraba el enorme pene mientras con el otro brazo se colgaba del bícep de la Sumi y con la boca chupaba ávidamente la sólida carne del poderoso antebrazo. Por algún instinto Fabilla volteo a ver detrás de el y se encontró de golpe con la presencia de Bunri quien había estado observando desde hace ratos. Sentada sobre una piedra, se miraba un tanto inquieta. ^Ö Aimara hace fuerzas para estimular a Kuro ^Ö dijo Bunri y siguió: - Pero tu no tienes porque estarla viendo cuando me tienes a mi -. Finalizo ella poniéndose de pie y tomando al japonés de una mano se lo llevo caminando hasta otro lugar donde ella busco una piedra para levantarla. Finalmente escogió una roca enorme casi redonda de unos 5 metros de diámetro que pesaría varias toneladas. Se inclino para levantarla primero con ambas manos y una vez que la suspendió a la altura de su rostro sin mucha dificultad la paso a una sola mano, el brazo flexionado hizo que sus ya descomunales bíceps se incrementaran aun mas, mucho mas del doble del que había formado Aimara y con un aspecto muy solidó de piel blanca saludablemente rosada que le daba un aire femenino mientras delicadamente jugaba sosteniendo aquella roca que podría aplastar a una casa entera. Sin perder tiempo Fabilla se dirigió hacia el otro brazos de ella y comenzó a besarlo y a rozarlo con su pene cada vez mas erecto. El envolvió con sus dos brazos el enorme bícep relajado, el cual no alcanzaba a juntar sus manos en sus circunferencia. Después de hacer el amor se dirigieron a la cabaña donde Aimara y Kuro tomaban una siesta mientras pasaba el calor del atardecer. Se reunieron para cenar, pero casi apenas tenían comida para uno que tuvieron que repartir entre los 4. ^Ö Te has ordeñado hoy Aimara? ^Ö Pregunto Bunri, a lo que ella contesto: - No, ahorita estoy llena -. Entonces Bunri se adelanto hacia la Sumi y le levanto la enorme camisa para dejar desnudo un pezón que comenzó a chupar y a tragar leche ávidamente. Fabilla observaba asombrado, cuando Aimara se destapo el otro pezón y se lo ofreció para que el chupara también. ^Ö Todavía queda mucho, Kuro solo tomo unos 2 litros mientras hicimos el amor -, dijo la Sumi al sorprendido Fabilla. - No!, nada de eso ^Ö dijo Kuro y rápidamente bajo la camisa de Aimara, trajo un vaso y comenzó a ordeñarle el pezón con la mano sacando la leche en el vaso. ^Ö El tomara del vaso -, dijo Kuro con evidentes celos mientras Bunri seguía chupando del otro pezón. Aimara no dijo nada, no entendía aquella actitud, pues lo normal para cualquier Sumi era alimentar a cualquier otra persona ya sea ordeñando la leche para después servirla o convertirla en derivado o ya sea también para amamantar directamente a cualquiera. Sin importar si el hombre amamantado tenia erección y placer sexual al mismo tiempo que chupaba leche siempre y cuando evitaban tener relaciones si eran de diferentes parejas. Tal como Fabilla pudo comprobar durante los eventos deportivos cuando los hombres tenían erecciones desnudas en publico provocadas por mujeres que quizás ni conocían y frente a sus esposas e hijos y que nunca llegaban a ser actos de relaciones extramatrimoniales. (Aunque ocasionalmente se daban, muchas de esas veces eran violaciones de hombres). De hecho Kuro tenia una excelente salud con un color de piel muy parejo, además de actitud despierta y activa gracias a haber pasado mas de un año alimentándose de la leche de su esposa Sumi. Mas tarde Fabilla dormía abrazado con Bunri sobre un tapete hecho de fibras de la corteza de un árbol, ambos estaban de lado uno frente al otro. Ella ya se había dormido mientas el inclinaba su cabeza apoyándola sobre las tetas de la Nardi mientras su pene se adhería a uno de los músculos del muslo de ella y se estiraba continuamente. Fabilla pensaba que seria cuestión de tiempo antes de que el le hiciera el amor a Aimara por cualquier razón. Lo mismo pensaba Kuro con Bunri, sobre todo al siguiente día cuando Bunri y Fabilla repitieron la sesión donde ella levantaba enormes rocas de varias toneladas de peso y el le chupaba los músculos a ella. Todo eso fue observado por Kuro, quien escondido en medio unos matorrales pudo contemplar la escena desde unos escasos 10 metros. Kuro tuvo que hacer esfuerzo para evitar que su erección fuera mas alta que el pasto que lo rodeaba cuando Bunri se despojo completamente de su ropa y mostró a Fabilla como una Nardi podía tener control individual de cada músculo haciéndolos vibrar por separado, cosa que el mismo Fabilla desconocía hasta ese momento. Kuro aprovecho cuando los 2 estaban haciendo el amor para irse alejando en silencio, agachado en la hierba. Media hora después todavía conservaba mucha estimulación y de su erección de 35 centímetros emanaba abundante semen por lo que el espero antes de acercarse a la choza para evitar que Aimara lo descubriera, cuando repentinamente aparecieron en medio de la hierba Bunri y Fabilla quienes pasaron corriendo como huyendo de algo, al ver a Kuro Fabilla le hizo una seña con la mano para que lo siguiera rápidamente. El así lo hizo corriendo sosteniendo su erección como podía con una mano se fue a refugiar detrás de unos árboles desde donde los 3 observaron a un grupo de unas 15 Nardis vestidas de armaduras metálicas quienes investigaban las huellas recientes, varias de ellas andaban con sus esposos que las ayudaban en el rastreo. Después de dar varias vueltas por el lugar se marcharon alejándose en la distancia hasta perderse de vista. Los 3 se fueron a toda prisa al cabaña muy bien camuflajeada en medio de árboles, rocas y arbustos. Aimara cubrió la puerta con lodo y líquenes para que pareciera una loma de tierra llena de raíces. - No se preocupen, cada 2 meses ocurre lo mismo pero siempre los despistamos-, dijo Aimara. Después ella centro su vista en Kuro quien trataba de disimular su erección pero ni con el susto de la persecución se le había disminuido y todavía estaba emocionado por los músculos de Bunri. Aimara se le acerco y sin mas le dio una tremenda manotada en el rostro a su pequeño consorte quien se fue de bruces al suelo. Después lo levanto en el aire sosteniéndolo de la camisa y puso de tal manera que quedara viendo directamente a Bunri. ^Ö A quien crees que engañas?- dijo ella y continuo: - Crees que no se que los músculos de las Nardis causan las mejores erecciones en los hombres?-. Y señalándole la nariz con el dedo índice, le advirtió: - Para que aprendas sobre Pacsia te diré que no importa cuanto te masturbes viéndola a ella, pero si la llegas a tocar yo misma te matare con mis propias manos-. El la volteo a ver, - entendiste? ^Ö dijo ella con una mueca coqueta y femenina en sus facciones. - Ehhh.... sss... ssiiiiii... entendí mi amor... ^Ö respondió el asustado Kuro de apenas 1.70 metros. La Sumi lo puso en el suelo gentilmente y después salio para seguir inspeccionando el camuflaje de la choza. Mas noche todos comieron un poco y terminaron complementando la dieta chupando leche de los pezones de Aimara por turnos los 3. Cuando ella le indico a Fabilla que era su turno este quiso pedir que se la sacara en un vaso pero no quería tratar de discutir con mujeres de semejante fuerza, Kuro sintió que el había perdido autoridad o que quizá nunca la tuvo. No pudo hacer nada mas que ver como Fabilla chupaba leche dulce de la enorme teta inflada de su mujer, pero también observo como se le desarrollo una enorme erección mientras chupaba, además que acariciaba el resto de la masa mamaria con ambas manos con desmedida pasión carnal. El se preocupo mucho y observaba atentamente mientras derramaba algunas lagrimas, sin embargo se consoló un poco cuando se dio cuenta que Aimara evito que Fabilla le tocara otras partes además del pecho o que le apoyara su erecto pene en su cuerpo, sosteniendo los brazos del japonés mientras este chupaba, Fabilla llego a gemir de angustia al verse impedido de poder culminar el acto o al menos acariciar a la vaca humana a la cual chupaba la leche, pero eso es lo que normalmente hace una Sumi decente en Pacsia. Ya en la cama al dormir Kuro le pidió perdón a Aimara y le prometió que nunca haría el amor con otra mujer, ella rió a carcajadas y le dijo: - Eso no depende de ti, en Pacsia hay muchas mujeres que les gusta violar a los hombres ajenos, por eso depende de cuanto te cuide yo a ti -. En la otra parte Fabilla también estaba intrigado y le hizo una pregunta difícil a Bunri: - Que harías si me descubrieras teniendo sexo con Aimara? ^Ö Bunri pensó por un rato y comprendió que la pregunta venia por lo que había sucedido entre Kuro y Aimara, después de un rato contesto: - No se, creo que la mataría a ella. A ti simplemente te encerraría en un lugar donde no te pueda encontrar otra mujer o te andaría mas tiempo conmigo colgado del arnés para llevar hombres-. Al día siguiente al amanecer se pusieron de acuerdo los 4 para mejor acercarse a la civilización en lugar de seguir viviendo tan precariamente. Kuro y Aimara se sintieron felices cuando el mismo día legalizaron su unión, mientras Kaeru la esposa japonesa de Fabilla se desmayo cuando se entero que Fabilla se había casado por su propia voluntad con Bunri. El quiso ir a visitarla para explicarle la situación pero Bunri no lo dejo y lo tuvo entre sus pechos todo el día mientras estrenaban una casa que el gobierno les había asignado. A pesar de todo ambas parejas se fueron a vivir en una zona alejada del centro de Pacsia y de la villa japonesa, quienes junto con otra tercer parejas constituían los primeros 3 matrimonios legales entre japoneses y pacsianos. Todo pareció volver a la "normalidad", Aimara se dedico a trabajar el campo y a ordeñar su leche para fabricar queso. Mientras Bunri fue asignada a una estación militar nuevamente, Fabilla aprovecho para convencerla que pidiera un puesto en la estación mas alejada de todas, en el norte a la par de la desembocadura del rió por donde los barcos japoneses habían salido clandestinamente. El mismo tendría que acompañarla como su esposo-sirviente en el mismo campamento y así estaría mas cerca de los barcos que entraran y salen. No fue difícil obtener el puesto debido a que por lo alejado del sitio muchas Nardis rehusaban estar en ese campamento. Fabilla estaba muy feliz con su Nardi esposa además que disfrutaba observando a otras guerreras poderosas quienes habitualmente se ponían traje de baño para ir a disfrutar del mar, se sorprendió de enterarse por primera vez que las Nardis nadaban increíblemente bien y hasta lograban superar a tiburones, a los cuales eran capaces de matar fácilmente pero también les guardaban respeto por sus mortales mordeduras. Sin embargo Fabilla aun quería a Kaeru y aun estaba dispuesto a seguir con sus planes iniciales cueste lo que cueste, encontró la manera de mandarle una carta a su ex esposa donde le explico como había ocurrido todo. Ella se resigno a la idea que había perdido a su esposo pero que había sido el destino que no es posible de retar quien se lo había arrebatado y lloro amargamente. Pero lo que mas la entristecía era que estaba embarazada y ni quisiera le daría la noticia a Fabilla por la vergüenza que este sentiría de no poder estar con ese nuevo hijo, además que Bunri era una Nardi y las Nardis jamás se hacen cargo de hijos ni hijas debido a su fuerza y violencia. Por otro lado Fabilla mantenía correspondencia secreta con varios de sus lideres donde comentaban acerca de los barcos japoneses pero siempre teniendo cuidado de no escribir nada directo o comprometedor en sus cartas. Aunque ese miedo era infundado porque las autoridades pacsianas pasaban mas tiempo velando en la adaptación de los japoneses a la vida pacsiana. Trataban de enseñar las leyes pacsianas hasta en los mas mínimos detalles, la mayor parte de los japonés adoptaron rápidamente las ideas y costumbres. Casi todos los samuráis se olvidaron de las tradiciones y comenzaron a vestir ropas pacsianas y dejaron las espadas. Los japoneses comenzaron a visitar la ciudad central de Pacsia, ahora tenían derecho de ir a cualquier parte en cualquier momento. En menos de un mes ya casi no se notaba la diferencia de quien era de origen japonés o quien era pacsiano con la excepción de las mujeres japonesas que se distinguían por su pequeño tamaño y parecían Gertes muy jóvenes usando vestimentas pacsianas. Algunos de los antiguos líderes japoneses aprovecharon la ocasión para acercarse a las playas y a los ríos del norte donde construyeron los barcos en secreto. Era una bendición el hecho de que las autoridades pacsianas consideraran que los japoneses ya estaban integrados a los sociedad de la isla y que pronto serian iguales a los demás. Incluso se descubrió que las hijas de los japoneses nacidas en Pacsia se convertían en Gertes, Sumis y Nardis, aun cuando ambos padres fueran japoneses por lo que esa condición extraña de mujeres tan grandes seria algo de la misma isla. Sin embargo nadie sabia porque, ni los mas sabios intelectuales de la isla entre las Gertes y sus esposos tenían alguna pista. Por otro lado 3 de cada 4 japoneses ya no querían saber nada del plan original de Fabilla y por otro lado el hecho que los japoneses estuvieran por todos lados hacia que hubiera una mayor posibilidad que alguno de ellos delatara los planes que todavía existían para dejar la isla y planear la invasión a Japón para derrocar al gobierno. Fabilla permanecía atento desde una de las torres de vigilancia del campamento Nardi todas las noches a la espera de poder observar algo por el horizonte. El inventaba formas de distraer a las guerreras para que estuvieran menos pendientes del mar, como sabotajes a los suministros de comida, al agua potable o generar la creencia que un monstruo se movía en las montañas del interior. Todo ello hacia que gran parte de las guerreras tuvieran que patrullar mas tierra adentro mientras el esperaba con ansias día y noche poder divisar uno de sus dos barcos. Nunca perdió la esperanza en lo que para muchos serian horas tortuosas de desesperanza donde cada minuto parece un año. El permanecía vigilando con la fe ciega de que pronto divisaría uno de sus barcos. Y un día realmente sucedió.... Continuará en La Isla Pacsia 3...