Olimpia, la musculosa superhero�na de San ��ngeles (Parte 1) By Caliban (E-Mail: KALIBAN3K@yahoo.es) Un d�a cualquiera en la vida de Marina "Olimpia" Vallejo. Olimpia persigue a una furgoneta a la fuga por San ��ngeles, enfrent�ndose a sus ocupantes. Marina Vallejo sent�a como el aire azotaba su rostro debido a la velocidad con la que cruzaba la amplia avenida, zigzagueando temerariamente entre el resto de veh�culos tratando de alcanzar su objetivo, el cual, gracias a la extremada potencia de su motocicleta de �ltima generaci�n, no le llevar�a mucho tiempo. Los san angelinos que ten�an la suerte de posar sus ojos en aquella sofisticada m�quina y en su conductora, apenas eran capaces de atisbar un borr�n dorado sobre una montura oscura, que dejaba tras de s� un ligero destello rojizo. En aquellos momentos, los habitantes de la metr�poli de San ��ngeles sab�an que algo iba mal pero que, sin embargo, una de sus ciudadanas m�s famosas, la se�orita Vallejo, tambi�n conocida como Olimpia, hab�a tomado cartas en el asunto. La rizada y rojiza melena de la poderosa vigilante de la ciudad flameaba violentamente en su cabeza mientras su ojos verdes evaluaban cada m�nimo detalle del tr�fico en frente de ella para decidir, en d�cimas de segundo, la mejor opci�n para ara�ar unas d�cimas de segundo a sus perseguidos...y no estrellarse contra cualquier otro veh�culo civil, dando por terminada su cacer�a. Y finalmente, un minuto despu�s, al alcanzar el amplio paseo mar�timo que recorr�a paralelo las paradisiacas playas de la ciudad, sus ojos vislumbraron los destellos rojos y azules de los coches-patrulla de la polic�a que trataban, sin �xito de detener una furgoneta negra que se abr�a paso violentamente entre el desprevenido tr�fico, causando m�ltiples accidentes en el proceso. Aquello siempre enfurec�a a Marina. Afortunadamente, para los ciudadanos de San ��ngeles, aquel rastro de destrucci�n acabar�a pronto y sus responsables, acabar�an entre rejas. Aunque no era una autentica oficial de la ley, sino una vigilante, la jaur�a de coches patrulla que persegu�an la camioneta se apartaron sutilmente a su paso, permitiendo el paso de aquel veloz borr�n oscuro y a su ocupante hasta su objetivo, conscientes de la mayor velocidad y potencia de aquella m�quina y de la fuerza que la montaba. A un metro del veh�culo, Marina conect� el piloto autom�tico de su moto y, una vez libre de su manejo, flexion� sus poderosas piernas, saltando gr�cilmente, a pesar de las desesperadas maniobras del conductor de la camioneta, sobre el techo met�lico de �sta, abollando �ste en su aterrizaje, tanto por la fuerza del impacto como por el propio peso de la amazona pelirroja que hab�a ca�do sobre �l. Casi de inmediato, la cubierta met�lica comenz� a llenarse de agujeros debido a los desesperados disparos procedentes del interior. Algunas afortunadas balas alcanzaron el cuerpo de Marina pero, desafortunadamente, resultaban tan letales para su cuerpo como los picotazos de un mosquito...molestos quiz�s, pero inofensivos. Aprovechando la pausa producida mientras sus ocultos atacantes cambian los cargadores de sus subfusiles, Marina hundi� sus dedos en el metal como si fuera simplemente un trozo de papel y, con un suave tir�n, abri� en dos el techo del veh�culo, entrando de un salto dentro del mismo, sorprendiendo a los asustados matones que, torpemente, trataban de montar sus armas para disparar otra in�til lluvia de balas contra la hero�na. "....Olimpia...".-Balbuce� uno de los criminales, boquiabierto y paralizado por la aparici�n delante de �l. Aunque no hab�a nadie en la ciudad que no conociera o hubiera visto a la amazona por televisi�n o en fotograf�as a lo largo y ancho de la red, verla en vivo, a menos de un metro de distancia, y dispuesta a patearte el culo como nadie lo hab�a hecho en tu vida, era un shock. Marina " Olimpia" Vallejo era un metro ochenta y dos cent�metros de desarrollados y definidos m�sculos, torneados y esculpidos de tal manera que a pesar de su incre�ble desarrollo, sus formas femeninas eran evidentes en �l. En sus primeras apariciones p�blicas, a�n en la �poca del instituto superior, algunos periodistas hab�an comparado su magn�fico, proporcionado y bellamente esculpido cuerpo con el de las figurar femeninas del dibujante Boris Vallejo (�Que curioso!, pens� Marina la primera vez que ley� aquello debido a su apellido). Y desde aquello, su musculatura se hab�a incrementado y vuelto m�s densa, pero manteniendo sus formas estilizadas y femeninas. Aunque los matones iban cubiertos por pasamonta�as oscuros, Marina pod�a imaginar sus asustados rostros al ver su impresionante anatom�a. Vestida �nicamente con un Bikini dorado monopieza con forma de V que cubr�a someramente sus se�as de femineidad y botas doradas de tac�n bajo, Olimpia exhib�a sin rubor el resto de su bronceada y satinada piel...su rizada melena pelirroja calendo en cascada sobre sus prominentes y redondeados hombros, sus generosos y firmes pechos perfectamente plantados en su amplio y definido torso, sus soberbiamente definidos abdominales en su estrecha cintura enmarcados por sus incre�blemente cincelados oblicuos externos, sus poderosas piernas y brazos en los que era posible vislumbrar cualquier musculo imaginable en ellos. A pesar de lo s�bita de su aparici�n y de la fugacidad del momento, el aura de femineidad y poder de aquella tremenda amazona impact� a ambos hombres como una explosi�n. Con una gentil sonrisa en sus labios, Marina incluso not� como, entre las piernas del mat�n que hab�a hablado, aparec�a s�bitamente un enorme y puls�til bulto...una s�bita y tremenda erecci�n en menos de dos segundos. Pero pasados esos segundos, el tiempo de las gentilezas pas�. Antes de que los matones se pudieran recuperar de su sorpresa y rociar de nuevo su escultural cuerpo con mas molestas "picaduras", Marina se abalanz� sobre ellos, poniendo fluidamente sus manos en los laterales de las cabezas de los matones para, a continuaci�n, hacerlas chocar con controlada fuerza para dejarles sin sentido. Inermes, ambos matones cayeron pesadamente al suelo met�lico del veh�culo. "�Dos menos! �Para ahora o...aaarrrggghhhh!!".-Marina grit� de dolor en medio de la frase cuando dos ensordecedores estampidos y un fuerte olor a p�lvora inund� s�bitamente el interior de la camioneta. Marina retrocedi� dos pasos, con su pecho y brazo derechos entumecidos por un terrible y paralizante dolor. "�Uh! �Eso tiene que doler!".-Dijo una voz femenina, la del acompa�ante, mientras abandonaba su asiento y se abr�a paso hasta la parte trasera para enfrentarse a la hero�na. "�Lola!".-Gru�� Marina al ver aparecer a una de su enemigas declaradas empu�ando una descomunal Magnum Implementada.-"�Deb� suponer que solamente alguien tan chapucera y descerebrada pod�a intentar un asalto al museo a plena luz del d�a y por la puerta principal!".-Replic� la amazona pelirroja, observando a su adversaria, evaluando la mejor opci�n para derrotarla a pesar de aquel repentino handicap que paralizaba su lado derecho. Lola Berrocal, la adversaria de Marina, era una morena casi tan alta como con ella, pero el doble de voluptuosa debido a los costosos implantes quir�rgicos aplicados en su pecho. Antigua modelo y entrenadora de fitness, aun conservaba su impresionante planta fibrosa como una versi�n femenina de Bruce Lee, claramente distinguible debido al ce�ido mono de licra negro que le cubr�a desde el cuello hasta los pies. Aunque experta en artes marciales, y parec�a que ahora tambi�n le gustaban las armas de fuego, Lola siempre hab�a sido una delincuente del mont�n desde que tir� por la borda su carrera de modelo debido al dopaje. Hasta ahora. "Debiste...Pudiste...�Qu� m�s da! Sin embargo, quiz�s mi objetivo no era el museo...sino t�! �Quiz�s lo que quer�a era machacar de una vez por todas a Olimpia y reclamar la fama que merezco!".-Dijo orgullosamente Lola, disparando de nuevo su poderosa arma contra la tambaleante amazona, alcanz�ndola dolorosamente justo debajo del estern�n, haci�ndola perder el resuello y empuj�ndola contra las puertas traseras de la camioneta que, debido al golpe de la musculosa espalda de Marina, se abrieron de par en par. Durante un largo segundo, Marina se tambale�, aturdida, en el filo del veh�culo, a punto de caer al aspalto pero, en el �ltimo momento, pr�cticamente por instinto, la dolorida amazona alarg� su musculoso brazo izquierdo, agarr�ndose al borde superior del hueco de las puertas, gru�endo de dolor. "�Vaya!�Parece que estas balas de Superdenso te hacen da�o!".-Se burl� Lola, avanzando con la gracilidad de una pantera, entre los cuerpos inconscientes de sus secuaces hacia la musculosa y pelirroja amazona.-"�Me pregunto qu� te pasar� si te disparo a bocajarro en tu bella cara?".-A�adi� Lola en tono casual, pero en claramente amenazante.-"�Vamos a verlo!".-Sentenci�, apuntando lentamente la pesada Magnum Imp. a la cara de Olimpia, su odiada enemiga. A pesar de encontrarse fr�gilmente al borde del abismo, con todo su voluptuoso torso doloridos, con su bellamente cincelados abdominales entumecidos, con su musculoso brazo derecho colgando inerme a lo largo de su escultural y definido cuerpo, Marina miraba desafiante directamente a los fr�os ojos de Lola, mientras su pelirroja melena se agitaba violentamente detr�s de ella por la velocidad de la furgoneta. Lola sonri� mal�volamente a su indefensa presa, consciente de que, Olimpia, con su poderoso brazo izquierdo ocupado en sostenerla en el veh�culo, poco podr�a hacer para detenerla a ella y a su arma. Lentamente, Lola empez� jalar del gatillo, imaginando como ser�a ver a la musculosa pelirroja salir despedida del veh�culo, estrellarse contra los veh�culos policiales, aterrizar y rodar violentamente contra el asfalto mientras, con un poco de suerte, pod�a ser atropellada y golpeada por mas coches-patrulla. Incluso en ese caso, sab�a que Olimpia no morir�a, pero la dejar�a tan maltrecha que cualquier ni�o podr�a acabar con ella...por no decir ella misma, mucho m�s fuerte que un ni�o...mucho m�s fuerte y letal que el 95 por ciento de los hombres del planeta. Finalmente, el martillo golpe� el percutor, el cual golpe� la capsula detonante del destructivo cartucho le la Magnum Imp. La bala de calibre 45, hecha de puro Superdenso, abandon� el ca��n del arma a dos mil metros por segundo con una cegadora llamarada y un ensordecedor estampido en su boca. "!AAAARRRGGGHHHH!".-Chill� Lola en el momento del disparo porque, en el mismo momento que el mort�fero proyectil abandonaba el arma, la "indefensa" Olimpia lanzaba s�bitamente y con fuerza su musculosa pierna en un amplio arco, golpeando la mu�eca derecha con devastadora fuerza y precisi�n, desviando la punter�a del arma. "�Maldita zorra!".-Gru�o Lola, retrocediendo hacia la cabina de la furgoneta, agarrando su dolorida mu�eca, apenas capaz de sostener la pesada pistola. Continuando con su reci�n ganada ventaja, Marina, �nicamente con el poder de su poderoso brazo izquierdo y sus gruesas piernas, se impuls� de nuevo dentro del veh�culo, embistiendo a la aturdida Lola y llev�ndola f�rrea y dolorosamente al suelo, al lado de sus secuaces. Las masivamente musculosas piernas de Marina atraparon el voluptuoso torso y los fibrosos antebrazos de Lola implacablemente, aplastando los descomunales y siliconados pechos de Lola con su firmemente redondeadas y cinceladas nalgas, ense�ando a su adversaria lo que era ser aplastada por casi doscientos de kilos de puro m�sculo.-"�Se acab�, Lola!�R�ndete!".-Exigi� la amazona. Incapaz de sostener el arma con una sola mano, Lola la solt�. Su problema ahora era otro. Aplastada contra el suelo met�lico por el pesado y musculoso cuerpo de Olimpia, con su cuerpo y brazos inmovilizados por las rotundas piernas de la pelirroja amazona, la fibrosa morena encontraba cada vez m�s dif�cil respirar. Las poderosas mujeres se miraban con indisimulado odio e ira. Se hab�an enfrentado tantas veces la una a la otra que sus peleas eran ya una cuesti�n personal. Y para Lola, adem�s, una cuesti�n de envidia malsana. Envidiaba el tama�o de la musculatura de su oponente, su incre�ble y contorneada definici�n, su firmeza y perfecci�n. Odiaba sus generosos y firmes pechos, su redondeada perfecci�n tanto en forma como en tama�o. Detestaba su pecoso rostro, sus inteligentes ojos, su cuadrada mand�bula. Detestaba, en resumen, la sobrenatural perfecci�n de aquella amazona. Lola forcejeaba desesperada, tratando de zafarse del musculoso y pesado cuerpo de su enemiga, espoleada por la rabia y por la adrenalina que recorr�a furiosa sus venas. Pero la presa de Olimpia sobre ella era irrompible...o quiz�s no. "�D�jalo, Lola! �Est�s derrotada!".-Rugi� Marina, controlando su adversaria �nicamente con el incre�ble peso de su musculoso cuerpo, el inconmensurable poder de los abductores de sus gruesos y definidos muslos y un solo brazo.-"Solo dir� una cosa, zorra musculosa...".-Sise� de pura rabia la voluptuosa morena.-"�FRENA!".-Rugi� Lola al conductor. Clavando los talones de sus fibrosas piernas en �ngulo recto en el metal, Lola impuls� su abdomen y torso hacia arriba con inusitada fuerza y, aprovech�ndose por la inercia de la s�bita frenada, Lola consigui� desmontar a la musculosa Olimpia, lanz�ndola violentamente de boca contra el asiento del acompa�ante. ��gilmente, fruto de su habilidad en artes marciales, Lola se incorpor� de un salto y, gir�ndose hacia el masivo cuerpo semi-ca�do de Olimpia, comenz� a golpear con furiosa sa�a los desarrollados oblicuos externos y dorsales, tratando de doblegar la resistencia de su enemiga con unos pu�etazos capaces de romper con facilidad bloques de cemento, pu�etazos capaces de romper huesos y reventar �rganos de un solo golpe al m�s musculoso de los hombres. Sorprendida por la maniobra, Olimpia no pudo hacer nada m�s que recibir los devastadores golpes de Lola contra su amplia y musculosa espalda, gru�endo y acusando cada uno de los tremendos impactos de aquellos pu�os contra su entumecido cuerpo. Aunque dolorosos, la fuerza de Lola no era capaz de causar severos da�os en sus �rganos y huesos...aun. Pero aquello no pod�a continuar. Lola gritaba con toda su alma con cada golpe que ejecutaba contra la s�lida mole de m�sculos enfrente de ella, aplicando toda la energ�a de cada una de las fibras musculares de su definido cuerpo enfundado en licra negra...con sus enorme busto botando salvajemente bajo su mono con cada impacto...sudando profusamente por el esfuerzo....sintiendo como incluso sus pu�os comenzaban a dolerle tras golpear tantas veces los definidos m�sculos de acero de Olimpia.-"�SUFRE, ZORRA!".-Grit� Lola, haciendo una pausa en la lluvia de golpes con el fin de concentrar su Ki en un �nico y mortal golpe contra la base de la espina dorsal de la vapuleada amazona. Aunque dolorida, sintiendo como todos los desarrollados m�sculos de sus lumbares gem�an de agon�a, entumecidos por la tunda recibida, Olimpia, aprovechando la breve pausa proporcionada por Lola, gir� su torso con toda la fuerza que eran capaces sus vapuleados m�sculos lumbares y abdominales, lanzando su codo izquierdo contra su adversaria, alcanzando con explosiva fuerza el abultado pecho izquierdo de su voluptuosa adversaria, empuj�ndola lejos de ella. Gimiendo, retrocediendo fuera de control por la fuerza del impacto, Lola, cas temiendo que su implante hubiera explotado por el terror�fico golpe, tropez� con los cuerpos inconscientes de sus secuaces, cayendo ruidosa y pesadamente sobre sus nalgas en el suelo, humillada una vez m�s por la imposibilidad de doblegar a Olimpia. "!Ya est� bien Lola! �No puedes vencerme!".-Declar� Marina con confianza, controlando el dolor que estremec�a y entumec�a su espalda, aunque, por suerte, volv�a a notar como la fuerza volv�a a sus cincelados abdominales y su esculpido brazo derecho. Y para demostrar a Lola que su ventaja inicial se hab�a desvanecido, Marina comenz� a tensar su poderoso abdomen, marcando en toda su incre�ble y definida perfecci�n, todo su m�sculo abdominal, revelando con todo su poder el esculpido relieve de todas las zonas anat�micas de su vientre, mientras hac�a bombear su brazo, hinchando su tremendo b�ceps, su descomunal tr�ceps, su esculpido supinador y extensores. En el suelo del veh�culo, arrastrando atl�tico culo sobre el metal de la furgoneta, Lola miraba con odio a la poderosa amazona flexionando sus musculatura, exhibiendo su poder frente a ella, declarando impl�citamente que ella no era rival para ella, para Olimpia. Y mientras el interior era iluminado por los luminosos de los coches patrulla que ahora rodeaban la inm�vil furgoneta, ti�endo la satinada, bronceada piel de Marina con una mezcla de rojo y azul, la pelirroja amazona comenz� a tensar el resto de su prodigiosa musculatura. Uno a uno, su ya definido cuerpo se defini� aun mas mientras sus fibras musculares incrementaban lentamente su tama�o, aumentando su poder.-"�D�jalo ya, Lola! �O acaso quieres que comencemos a pelear en serio?".-Dijo autoritariamente Marina, mirando con intensidad a su adversaria, tratando de amedrentarla definitivamente, manteniendo tensa su portentosa musculatura en todo su incre�ble definici�n, con un semblante en su rostro que indicaba que pod�a mantener la tensi�n de aquella pose todo el d�a sin cansarse. Continuar�.... Sus sugerencias y comentarios ser�n bien recibidos y contestados con la mayor brevedad que pueda. Gracias de antemano.