Una hermosa mujer experta en artes marciales   La ninja     Era una noche de otoño, una mujer joven y atractiva caminaba por una calle de la ciudad, volvia del trabajo, se le habia hecho tarde trabajando en el despacho. Los pasos de la mujer resonaban en toda la calle, no le gustaba caminar a esas horas y en esa parte de la ciudad,  cuando no se veia ni un alma por la calle. Para más inri, una ligera niebla envolvia la noche. Sintió algo de temor y aceleró la marcha.   De improviso, un hombre surgió de un callejón cerrandole el paso. - ¿adonde vas tan deprisa, preciosa? - preguntó un tipo con pinta de patibulario. - por favor, tengo prisa, dejeme pasar -, la chica respondió con voz temblorosa. Sintió unas manos que le agarraban por detrás. - vamos a divertirnos un rato -, un segundo hombre manoseó su cuerpo, la mujer percibió su aliento desagradable mientras intentaba forcejear para liberarse de esos dos tipos. Los hombres reian salvajemente, mientras metian a la mujer en un callejón. Arrojaron a la chica al suelo con gran violencia, uno de ellos le rasgó la minifalda, dejando a la vista unas piernas preciosas.   - vamos date prisa -, apremió uno de los hombres a su compañero, mientras se desabotonaba los pantalones. La chica intentaba gritar, mientras los dos hombres se divertían antes de abusar sexualmente de ella. De repente, una figura surgió entre la niebla, se plantó delante de los dos hombres. Iba totalmente de negro, con el rostro cubierto. Los dos hombres se levantaron rapidamente.   - fantoche -, le dijo uno de ellos: - vete antes de que te parta tu sucia cara -, bramó el otro hombre, los dos fanfarroneaban ante la negra figura que los miraba en silencio.   Antes de darles tiempo a reaccionar, el hombre de negro les golpeó en la cabeza con una patada circular, haciendoles morder el polvo. Uno de ellos se incorporó a duras penas, el hombre de negro le agarró por los pelos, dandolé un brutal rodillazo en la cara que lo tumbó definitivamente.   El otro malhechor, le atacó por la espalda, el de negro golpeó con su puño hacia atras, dandolé de lleno en el rostro, sin darle tiempo a reaccionar, giró su brazo hacia abajo atrapandole de los testiculos. El hombre gritó de dolor, al sentir como los fuertes dedos de la figura le estrujaban sus organos sexuales masculinos. Finalmente de un fuerte tirón en los testiculos arrojó al hombre al suelo, donde quedó tendido retorciendose del daño sufrido.   La figura negra se acercó a la chica, que con cara asombrada habia presenciado la pelea, con la mano se quitó la capucha que le tapaba, para sorpresa de la chica, era una mujer joven y bella la que habia dado esa lección a los malhechores.   - te encuentras bien -, preguntó amablemente a la chica. Ella asintió con la cabeza mientra se arreglaba el vestido. La mujer de negro agarró por el cabello al hombre que habia recibido el rodillazo, que sangraba profusamente por la nariz y se mantenia en pie a duras penas. En un ataque de furia la mujer a la que habian intentado violar se abalanzó sobre el hombre herido, dandole una patada bestial en sus pelotas, clavandole la punta de los zapatos en los genitales. - yo no lo habria hecho mejor, ja ja - sonrió la mujer de negro, soltando al hombre que incapaz de soportar el dolor se derrumbó en el suelo.   - ese cerdo se lo merecia -, dijo la muchacha. - han recibido una buena lección, no volverán a molestar a ninguna mujer en mucho tiempo -, sentenció la mujer de negro, viendo los dos cuerpos caidos.   Cuando se despidieron, la chica se preguntaba "¿quien era aquella mujer misteriosa, que apareció de repente y que habia terminado con dos canallas?".   Se trataba de Tanya, una bella mujer de unos treinta años, de gran belleza con un cuerpo firme y esbelto, en buena forma fisica gracias a un gran entrenamiento. Era una mujer con rasgos orientales, mezcla de japonesa y china. Su familia pertenecia a los jacuzza, la mafia japonesa más terrible del mundo. A pesar de ser una mujer, habia sido entrenada desde pequeña en todo tipo de combate sin armas, para seguir los pasos de su familia. Se convirtió en un miembro destacado de los jacuzza, con la particularidad que era ella la que hacia los trabajos "sucios" de la familia, como eliminar rivales, traidores y demás. Era famosa por su crueldad hacia sus enemigos creandose un temor y respeto en las demás familias jacuzzas.   Finalmente, se habia cansado de tanta violencia, arrepentida de muchos de sus actos, abandonó sus negocios y se trasladó a Estados Unidos, donde vivia de forma discreta, intentando reparar los daños cometidos ayudando a otras personas.   Una vez en el apartamento donde vivía alejada de los grandes lujos de su anterior vida, se desnudó para darse una ducha. Salió de la bañera secandose delante del espejo, al verse en él, se sintió satisfecha comprobando que tenía un cuerpo fabuloso, fruto de años de entrenamiento.   Sintió una sensación de peligro, siempre confiaba en su sexto sentido, varias veces le habia librado de la muerte, algo no estaba bien. Se secó apresuradamente, se puso un tanguita rojo que apenas le cubría su esplendido y redondo trasero.   Al salir del baño, en un acto reflejo se agachó, justo a tiempo de sentir como algo pasaba sobre su cabeza, rodó por el suelo, al incorporarse vió a un hombre con una barra metalica en la mano. Su agilidad le habia salvado una vez más, el hombre golpeó con la barra donde debia de estar la cabeza de Tanya, al fallar el golpe, el agresor quedó desconcertado.   Tanya soló necesitó unos segundos, sin darle tiempo a reaccionar, se levantó del suelo, de rodillas golpeó con el canto superior de la mano de abajo hacia arriba, en las pelotas del hombre, dejandole doblado por la contundencia del golpe. La mujer le agarró del brazo que sujetaba la barra, lo retorció golpeando con la rodilla a la altura del codo. Se escuchó un chasquido desagradable, le habia partido el brazo. El hombre se derrumbó en el suelo sollozando de dolor. Tanya agarró una silla colocandola en el cuello del sujeto, se sentó al reves, pasando sus largas piernas a cada lado de la silla, apoyando sus brazos en el respaldo, mirando en silencio al hombre que tenia a sus pies.   Al atacante se le olvidó momentaneamente el dolor de su brazo, la parte baja de la silla le estaba aprisionando la garganta, impidiendole una respiración normal. Para su sorpresa tenia a una hermosa mujer, practicamente desnuda sentada encima de él, que le observaba en silencio con una mirada que no hacia presagiar nada bueno.   Todo le habia salido mal, le habian dicho que tenia que atacar a una mujer, iba a ser una presa facil, ¡menos mal!, pensó, la mujer se defendió como una pantera y ahora él era su prisionero.   -¿quien te envia?- preguntó la chica de forma desafiante. -no me envia nadie- balbuceo como pudo el hombre, solo quería robar unas cosas y escapar del apartamento. -será mejor que me respondas por las buenas, sino lo harás por las malas-.   A pesar del dolor del brazo, de sus testiculos, y del cuello que le aprisionaba el cuerpo de la mujer, el hombre sintió un sudor frio.  No era un hombre muy valiente, pero en sus años de delincuencia estaba acostumbrado a tratar con tipos duros, pero aquella mujer tenia una mirada salvaje, sentía que no era una mujer normal y un gran temor se apoderó de él.   -te lo juro, no me envia nadie- con voz temblorosa contestó el individuo. -está bien tu lo has querido-. Tanya se levantó, agarró por el pelo a su presa, levantandolo para colocarle unas esposas de policia en las muñecas, con los brazos hacia atrás, de un empujón sentó al tipo en otra silla. Al hombre no le dio tiempo a hacer nada, se veía que la mujer habia hecho esto otras veces lo que le hizo sentir más miedo todavia.   La mujer le bajó la bragueta de su pantalón vaquero, el hombre sintió una mano suave que le bajaba los calzoncillos y algo que le pasaba por los testiculos, no pudo reprimir una oleada de placer, disfrutando de los pechos desnudos de la muchacha que no hacia nada para cubrir su hermoso cuerpo, se equivocaba por completo.   Tanya utilizó una delgada cuerda, como cinta de naylón para rodearle los genitales y el miembro viril, pasando la cuerda por una barra al lado del techo como si fuera una polea, tiró de la cuerda y el hombre dió un respingo. No era un juego sexual como él deseaba, la chica iba a torturarle.   Ella tiró más fuerte, el hombre aulló del dolor sintiendo como la cuerda le estrangulaba los huevos.   -Quiero que me digas quien te envia- habló lentamente y con voz amenazadora, a la vez que volvía a tirar de la cuerda.   El hombre sudaba de miedo y sufrimiento. No era una mujer, era una diablesa la persona que le torturaba. Finalmente se rindió, no pudo aguantar más y dijo un nombre.   Tanya le remató de un tirón más fuerte. El hombre quedó fuera de combate.   Sabia quien queria eliminarla, se trataba de un personaje del hampa al que ella habia estropeado algunos de sus sucios negocios. Se preparó para la acción, vistiendose con ropa blanca y elastica, pantalon y chaqueta, a la vez que unas botas del mismo color que le llegaban hasta las rodillas. Quedo satisfecha al observar su imagen, era la de una mujer exhuberante y atractiva.   La guarida del ganster era un local de diversión. Se presentó a temprana hora antes de que abrieran las puertas al público.   En la puerta hacia guardia un hombre de color, era el doble de grande que Tanya, con unos brazos que le colgaban a imagen de un gorila. Era el tipico matón, entrenado para golpear sin hacer preguntas.   La muchacha le brindó la mejor de sus sonrisas mientras intentaba traspasar la puerta.   -Está cerrado, no se puede pasar- se interpuso el matón cerrandole el paso. -Quiero hablar con tu jefe, encanto- le dijo la chica mientras le acariciaba la cara seductoramente. Esperaba que el hombre se rindiese a sus encantos, pero era un tipo duro de pelar. -He dicho que no se puede pasar, ¡largate fulana!- gritó enfurecido.   Tanya cambió de estrategia. -Está bien ya me voy- se giró dando la espalda al hombre mientras se despedia con la mano, agitandola en la cara del tipo. Ese gesto distrajo la atención del individuo, que miraba la mano a escasos centimetros de sus ojos. En un veloz movimiento, Tanya basculo su brazo hacia abajo, atrapando las pelotas del matón. Se las apretó y le atrajo hacia ella, sintiendo el aliento del hombre en su nuca. -llevame a tu jefe o te convierto en un eunuco- le apretó con más fuerza los testiculos. -¡mmmmmmmm!- gimió, mientras agitaba la cabeza en señal de obediencia.   El tipo abrió la puerta como pudo, no era facil guiar a la chica, sintiendo como la mujer le atenazaba los huevos con mano de hierro. Anduvo a trompicones hacia una puerta cerrada. Como casi no podia hablar señalo la puerta, indicando que dentro se encontraba el jefe.   La mujer abrió la puerta y se encontró un despacho amplio donde un tipo gordo estaba sentado detrás de una mesa. Dos hombres más se encontraban en la sala, por su aspecto debian de ser los guardaespaldas del ganster. Los tres hombres estaban atonitos, no entendian que hacia tan bella mujer con un negro enorme cogido de las pelotas. El primero en reaccionar fue el jefe: -¿Que le haces a uno de mis hombres?- preguntó malhumorado. -Le estoy enseñando como tratar a una dama, ¿verdad que si?- mientras hablaba con su voz cantarina, volvió a retorcerle una vez más los testiculos, clavandole los dedos en las grandes gónadas del sujeto. -Si, si........... por favor- suplicaba el tipo, al borde de las lagrimas.   La mujer por fin le soltó, el matón quedó tumbado, encogido en el suelo, en un vano intento de buscar alivio. Mientras la muchacha sonreia, siempre sentía satisfacción al vencer a un rival más corpulento que ella, y mejor si le dejaba dañada la masculinidad, al dolor fisico, que era tremendo, se unia el dolor moral, al sentir que una mujer les hacia daño en los organos genitales masculinos.   -¡Maldita perra!- gritó el jefe, -darle su merecido-, ordenó a los dos hombres. El primero se lanzó contra la escultural mujer, era un tipo grande pero algo lento en sus movimientos. Intentó agarrar a Tanya, ella se inclino levemente, con las piernas ligeramentes flexionadas, dando un contundente puñetazo en los testiculos del hombre. Esté quedo boquiabierto del tremendo golpe recibido, antes de poder reaccionar, la chica golpeo con el otro puño nuevamente en las pelotas del infeliz. Con los genitales destrozados el hombre sucumbió.   El otro matón se enfrentó a la chica, despues de lanzar varios golpes al vacio, incapaz de acertar en el cuerpo de la mujer, pues ella esquivaba los golpes facilmente. La mujer lanzó una combinación de golpes que dejaron al tipo arrodillado en el suelo.   -Pegas como una nena- chilló el hombre con la boca ensangrentada. Tanya le golpeo tres patadas seguidas en la cara. El tipo aguantó de rodillas. -Solo sabes hacer eso- bramó fuera de si. Ella cambió de estrategia, con una patada circular alcanzó con el pie la nuca del adversario, derribandolo sin sentido al duro suelo.   -Te ha gustado esto- se dirigió la muchacha burlonamente al cuerpo tendido del hombre.   Mientras el jefe estaba acurrucado en su sillón, sin ninguna escapatoria, muerto de miedo.   La chica se acomodó en la mesa, agilmente atrapó con sus largas piernas la cabeza del tipo. -Que voy hacer contigo- le susurro mientras, acercaba la cabeza del infeliz hacia su entrepierna. Le acarició suavemente la cabeza, el hombre respiraba con dificultad ante el terror que le inspiraba la chica. Tanya seguia con sus caricias, disfrutando del terror del matón. Apretó con ambos pulgares los ojos del hombre mientras aprisionaba su cabeza entre sus muslos.   El grito que salió de la garganta del ganster fue terrible. La muchacha le apretaba con gran fuerza las orbitas de los ojos, incrustandoselos en el cerebro. Finalmente le liberó, dejando al hombre ciego. El tipo seguia gritando, desesperado al no poder ver nada, sin poder soportar tanto castigo. -Nunca volverás hacer daño a nadie-, sentenció la bella mujer mientras abandonaba la habitación, en medio de los sollozos del mafioso.   continuará............   Para cualquier comentario mi correo es j_torre2003@yahoo.es