La Excitante Fuerza by f_adsoo@yahoo.com Maria es curada mediante un 'novedoso tratamiento'. Yo tenía 32 años cuando decidí ingresar a un gimnasio, mi intención no era bajar de peso o hacer músculos pues tenía una buena forma física y a pesar de no tener mucha musculatura me consideraba más fuerte que un tipo promedio con mi altura y edad. No, en realidad entre al gimnasio con la única intención de poder conocer una novia. Ya se me habían agotado las opciones para conocer a la chica de vida, a la que seria mi media naranja. Había probado con discotecas, conciertos de música, ambientes de trabajo, por presentaciones de amigos, etc... pero solo encontraba chicas difíciles, mujeres despechadas o chicas débiles. Las primeras semanas en el gimnasio resultaron ser un fiasco, solo pude ver viejas gordas malhumoradas o chicas plásticas, creídas y sin gracia. Con el tiempo averigüé que las mejores llegaban al gimnasio a primeras horas de la mañana, pero no logre establecer conversación con ninguna en parte porque la mayoría era de status social muy elevado. Cuando empezaba a considerar que abandonaría la idea de encontrar algo en aquel lugar de frías maquinas, esteroides y pesas de repente me encontré con una visión que me agrado mucho. Era una joven gringa de piel muy blanca, rubia como oro y ojos azules. Su contextura era delgada, era un poquito menor de estatura que yo con hermosísimos pechos alargados muy turgentes prácticamente verticales que se disparaban como volcanes hacia delante, sobre todo se notaban mucho porque siempre andaba una camisa blanca muy pegada. A ella le gustaba hacer pesas y tenia buenos bíceps decentes que no eran demasiado grandes pero que merecían respeto, yo trataba siempre de mirarlos desde cualquier ángulo que pudiera, se veían sólidos formando un arco desde su salida. A partir de ese día me dedique a asistir solamente a la sala de las pesas en las horas que ella también llegaba. Trataba de observarla lo mas cerca posible, sobre todo me gustaba deleitarme con la excitante combinación tetas-bíceps que se movían cuando ella hacia repeticiones en diferentes posiciones. Todo el cuerpo de ella se veía solidó, deliciosamente firme. Día a día me iba decidiendo mas a dar el siguiente paso y hablarle, ella solo hablaba ingles pero no era un problema para mi pues lo manejo perfectamente. En un momento dado no me percate que estaba muy compenetrado en ella, mirándola con apenas un metro de separación con cierto nivel de erección en mi pene que ella termino notando, ella se retiro lentamente un poco molesta mirando hacia otro lado tratando de evitarme, ya para ese entonces no me importaba nada, yo estaba idiotizado y estimulado. Ella se fue a hacer repeticiones en la maquina donde uno se sienta y jala la barra hacia abajo levantando pesas con ayuda de una polea, entonces yo me le acerque y le dije: - Hi Ella me miro fijamente sin decir nada, se levanto de su asiento y sin decir una sola palabra lanzo un puñetazo directo sobre mi rostro... Creo que fueron como 2 minutos que estuve dormido en el suelo, cuando me recupere sintiendo un fuerte dolor. A mi alrededor había un grupo de gente hablando entre si, un tipo grande me acompaño hasta la salida del gimnasio muy enojado y me dejo ahí. En realidad no se si me habían expulsado o si me admitirían pero mejor no volví a entrar ahí, sobre todo cuando escuche a la madre de la gringa, una viejita arrugada de pelo colocho quejándose con un encargado. Al siguiente día estaba en el trabajo comentando el fracaso de mi proyecto por internet con usuarios de un sitio donde se admira a las mujeres fuertes, lo hacia solo para desahogarme. Ese día no tenia muchos pacientes que atender, yo soy medico general y no tengo mucha experiencia así que los médicos mas veteranos se llevan la mayoría de los clientes. Solo tenia una paciente que ver en toda la tarde cuando la secretaria me aviso por el teléfono, entonces saque el expediente... Maria Ponce era el nombre que me resultaba conocido por alguna razón. La puerta se abrió y casi de inmediato mis ojos se centraron en un par de pechos enormes, de hecho creí que serian los mas grandes que había visto en mi vida, del tamaño de pelotas de básquetbol que se podían distinguir en un camisa de color café oscuro mientras sus deliciosos arranques se miraban arriba. Después levante la cabeza para ver un rostro de piel morena con anteojos y sonrisa de dientes blancos. Ella se movía muy lentamente y mientras terminaba de entrar la termine reconociendo, era una compañera de estudios secundarios a quien recordaba yo por su cuerpo grueso que me gustaba mucho. Empezamos a platicar de otros tiempos, ella tenia problemas de espalda que le causaban mucho dolor en parte debido al enorme tamaño de sus boobies. Había estado visitando varios doctores durante los últimos años y apenas había logrado controlar el problema tomando pastillas muy fuertes con efectos secundarios. Yo le pedí que se recostara en la cama del consultorio para revisarla, le tome el pulso y con el estetoscopio escuche su corazón. Ella tenia una amplia sonrisa como sintiéndose un poco apenada, cuando no pude mas y comencé a acariciarle las enormes tetas con ambas manos frotándoselas de arriba hacia abajo rozando sus pezones. Le subí la camisa y comencé a chuparle una teta enorme mientras mi pene vibraba y se endurecía alargándose. Finalmente le hice el amor introduciéndole mi miembro mientras adoraba su enorme pechonalidad. A partir de ese momento ella regreso a "consulta" todos los días, nos amábamos en el suelo o sobre el escritorio. Yo disfrutaba a plenitud el poder acariciar y besar unos pechos tan grandes, incluso sentía lastima de pensar lo que se estarán perdiendo muchos otros hombres. A Maria tenia que tratarla con delicadeza debido a su condición, irónicamente yo que soy un admirador de mujeres fuertes y musculosas pero me sentía en el cielo con ella que se estaba tan delicada, sentía que quería protegerla y cuidarla, incluso mientras hacíamos el amor se me escapaba la frase "quiero casarme contigo". Nuestras relaciones sexuales eran cada vez mas duraderas, incluso llegue a trabajar solo medio tiempo para poder pasar mas con ella en mi apartamento. Una noche cualquiera mientras hacíamos el amor en la alfombra y estando muy excitados pude sentir con ella agarraba mis muñecas con sus manos y llevaba mis brazos hacia atrás, yo quede tendido boca arriba con los brazos extendidos mientras chupaba una de sus gigantescas tetas y mi pene penetraba en su vagina. A partir de ese momento nuestras relaciones siempre serian así, Maria prácticamente estaba curada y era fácil de saberlo, pues yo no podía mover ni un milímetro de mis brazos aprisionados para la mujer tetona que ahora era tetona y fuerte. Incluso mis mas fuertes movimientos eran inútiles cuando yo intentaba cambiar de posición los brazos o quería moverlos para acariciar todas las áreas no exploradas en sus pechos. Al día siguiente ella llego a mi consultorio en horas de trabajo, se puso a jugar conmigo, me agarro los brazos por detrás pasando los suyos por debajo de mis sobacos para cruzarlos luego atrás de mi cabeza en la nuca quedando como un candado que me impedía cualquier movimiento. Sus pechos se aprisionaban contra mi espalda y lo que sobraba se salía por los lados, la sensación era muy excitante y mi erección era casi inmediata, provocada por la sensación de sus tetas y endurecida por el sentimiento de que ella era mucho más fuerte que yo. Tuve que usar los labios para tocar el botón del comunicador para decirle a mi secretaria que despachara a todos los pacientes que estaban esperando pues "estaría ocupado el resto del día".