Crónicas de un Manganzón. Por El Bohemio de Caracas. Relatos en una fiesta... Hola a todos. He regresado. Después de un breve intermezzo en el que me la pasé descansando (siempre de descanso, matando mi vagancia), vengo con otros relatos que quiero compartir con ustedes. Son unos cuentos que escuché de otras personas, entre panas, amistades, conocidos y de carajos a quienes me presentaron en la última rumba que estuve. Bueno, los cuentos que a continuación voy a plasmar aquí me parecieron interesantes. La fiesta fue en una quinta del este de Caracas. Para los que no conocen a la Capital de la República Bolivariana de Venezuela, les digo que la mayoría de sus urbanizaciones exclusivas y elegantes están ubicadas hacia ese punto cardinal, por donde sale el sol. Roberto, un pana de por la casa, me invitó al sarao que estaba montando un compañero suyo de trabajo. Un tipo que tiene todos los reales del mundo, pero que, para no quedarse sin hacer nada, "trabaja" en la compañía de mi amigo. Bueno, yo podría hacer lo mismo, pero ustedes saben cual es mi patología... En la fiesta estaban los demás integrantes de la oficina donde chambea Roberto, así como unos familiares, algunos vecinos y amigos de William, el carajo en cuestión. En lo que llegamos no tardé en hacerme mi ambiente, pues, me presentaron a los demás invitados, casi todos uno por uno. Con algunos sostuve conversación inmediatamente, con otros, definitivamente no me las llevé. En fin, había personas interesantes, pero para no estar con muchos detalles innecesarios, iré al grano. Conocí a un carajo buena nota. Un tipo culto y educado que se dedicaba al comercio del calzado. Tenía una tienda en el centro de la ciudad, la cual yo conocía pues me la describió y ubicó, tratándose de uno de los negocios por donde pasaba cada mañana cuando iba a la universidad. Empezamos una conversación amena a la que se unieron varios invitados, entre ellos mi pana Roberto. Hablábamos de diversos temas, desde deportes, pasando por su experiencia como pequeño empresario del calzado, la promoción de Roberto al cargo de supervisor en su oficina, así como diversos tópicos de la vida cotidiana. Y como los que estábamos en la mesa éramos puros hombres, no faltó alguien que se antojara hablar de mujeres. No era para menos. En la reunión había muchas mujeres lindas. Pasó cerca de nosotros un par de chamas, unas carajitas que yo creo que no pasaban de los 18 años, que estaban bien, pero bien buenas. A puntico estuvimos de echarles los perros cuando uno de los que estaban en la mesa, Arturo, también compañero de trabajo de Roberto, nos advirtió que tuviéramos cuidado, pues una de ellas era hermana de William, el dueño de la casa. Esa fue la única razón que esgrimió para decir tal cosa. Bueno, es que la carajita, al igual que la otra, estaba despampanante, bastante desarrollada para ser una niña. Alguien, que no recuerdo, hizo el comentario, entonces, Arturo, que conocía mejor que Roberto a la familia dueña de la casa, nos dijo que la chamita practicaba natación y que se especializaba en competencias de aguas abiertas. Nos echó el cuento de que ella se estaba preparando para el llamado "Cruce del Orinoco", un evento que consiste en cruzar el más grande de los ríos de Venezuela a la altura de Puerto Ordaz, cuando su caudal comienza a hacerse más ancho, debido a la proximidad de su delta y posterior desembocadura unos cuantos kilómetros río abajo. Nos dio detalles al respecto y lo cierto es que volvimos a insistir que la chamita estaba bien buena. "Ya es toda una mujer" dijo el carajo de la zapatería. Por cierto, no les dije su nombre, se llamaba Freddy. "Yo he conocido a varias chamas deportistas. A mi negocio van muchas buscando el calzado acorde a su práctica. He visto voleybolistas, basketeras, instructoras de aerobics, pero la gran mayoría que pasa por mi negocio son corredoras de atletismo, debido a que mi tienda está más surtida de calzados para corredores que de otras disciplinas". Fue el comienzo de un tema en el que inevitablemente afloró el machismo de algunos, que siguen creyendo en la supuesta inferioridad física de la mujer respecto al hombre. Todos hablaban del tema de un modo apasionado, pero yo, que soy más hablador que el carrizo, decidí escuchar las opiniones de los demás dada mis experiencias. No quise hablar de las cosas que he visto, ni repetir el desafortunado cuento de Jonathan ¿Se recuerdan? El mastodonte de casi 100 Kg que fue mandado para el carajo por una ex que como nos la dibujó era un bomboncito de mujer lo jodió en una pelea para remachar esa ruptura de relaciones. "Estos güevones no saben nada" pensaba dentro de mi fuero interno, pero Freddy tenía un relato que produjo una polémica entre los conversadores, algo parecido a las reacciones que originó el cuento de Jonathan. ¡Y no saben ustedes la sorpresa que me produjo cuando escuché su final! "Vamos a ver que nos va a contar" le dije a mi pana Roberto. Prestamos atención. "Hace tiempo, no mucho, diría que unos cuantos meses, yo asistí a una fiesta. Más bien se trataba de una reunión de gente joven, pero selecta. Fui invitado por una amiga, mejor dicho, por una amante que tuve y que estudiaba cerca de mi negocio. Bueno, se trataba de una fiesta particular, puesto que era el grupo de compañeros de la que en ese entonces era mi jeva, quienes festejaban el fin del semestre. Eran unos 15 muchachos". Así inició el relato, al cual presté mucha atención, pues yo no había dicho que soy egresado de esa misma casa de estudios; bueno, seguimos... "La reunión estaba bien entretenida. El grupo de ella no era muy grande y más bien se aseguraron de invitar a gente de confianza. La fiesta la hicieron en la casa de uno de ellos, un chamo que al parecer era hijo único. Se encontraba solo en ese momento porque sus padres andaban de viaje. Mi chama me contó que se trataba de un chico muy responsable, honesto y serio, además de ser una muy buena persona, lo constaté yo mismo por su trato dispensado. Sus padres lo habían criado bien. Y como era inteligente y bien parecido, era como una especie de playboy del grupo pues sus amigas se lo disputaban". "En efecto, conocí a las tres carajas del grupo que se lo peleaban, me las presentó mi jeva, amiga de ellas. Es curioso, las chamas eran amigas y todas gustaban del mismo carajo, pero su amistad no se veía en peligro, puesto que el chamo les había manifestado que a todas ellas las quería como amigas... Posteriormente el cuento me lo echó mi chama y la verdad es que es cómico. Bueno pero ¡Qué suerte la que tienen algunos! Porque dos de las chamas eran muy bonitas". Uno de los oyentes en la mesa preguntó "¿Cómo eran?". "Una de ellas, era una blanquita, pelo castaño, que estaba bien buena. Era alta, de una estampa que yo diría apta para entrar en una academia de modelaje para que la pulan, porque tiene pasta para ello. La otra, una morena de ojos rayados, alta también, pero un poco más gruesa que la blanquita porque estaba más rellenita. Y de paso, tenía más curvas que la primera que les nombré." "Sin embargo, debo hablar de la tercera que gustaba de él... También era una muchacha bien simpática, de rotro bien bonito, como las otras dos. Era blanca, cabello negro liso, de ojos marrones claros, pero poseedora de un cuerpo que... ni les cuento. Mi chama me dijo que era fisiculturista. Bueno, estaba empezando a muscularse de manera masiva. Pude hablar con ella y me dijo que tenía tres años alzando pesas. Le pregunté su edad y me dijo que tenía 24 años. Les digo algo. Tiene un buen rostro pero su cuerpo dejó de ser femenino. Ya no tiene casi curvas y de verdad que su masa muscular era considerable para el poco tiempo que tiene dedicándose a los hierros, pensé que a lo mejor consumía sustancias. Ustedes saben que las mujeres tienen muy poca testosterona en su cuerpo, por eso es que normalmente tienen poco volumen muscular. Bueno, esa es otra cosa. Lo cierto es que me dije que con razón el chamo en cuestión la había rechazado a ella, a las otras dos será por algo porque son mucho más atractivas. No conozco a muchos hombres que se empatan con una mujer así, es más no conozco ni al primero". "Bueno. Lo cierto del caso es que en la casa no había mucha gente. Creo que se los dije antes, solo estaban los compañeros de estudio y algunas personas de confianza. Pero en medio de la rumba, tocaron el timbre. Era otro grupo de personas, amigos personales del dueño de la vivienda". "Eran tres personas, un chamo y dos muchachas. Se veían circunspectos, pero entre ellos sobresalía una chica de baja estatura, piel blanca, pelo largo y negro que llegó vestida de lo más provocativa. Y les digo esto, la chama tenía una muy buena y hermosa figura. Pero los escotes y la falda permitieron que todos apreciábamos un físico vigoroso, sus brazos los tenía torneados y musculados y sus pienras también. La muchacha tenía bastante fibra pero a diferencia de la fisiculturista, se veía más femenina. Se gastaba un cuerpo espectacular, pero para mi gusto, no me llamaba la atención. Aunque a los demás asistentes masculinos a la reunión esa chica les llamó la atención. Debo reconocer que tenía un hermoso cuerpo de porte atlético. Y lo cumbre es que ella se me hacía conocida". "Me preguntaba dónde la había visto yo, de donde era ya que se me hacía familiar. Bueno, el chamo los recibió, los entró, los presentó al resto de los asistentes y la rumba siguió su curso. Me llamó la atención algo y es que el dueño de la casa trataba a esa misteriosa chica con más deferencia que a los otros dos recién llegados, aunque nos la presentó como su amiga. Fue una situación que llamó mi atención, puesto que la trataba así, inclusive más que a sus propias amigas y compañeras de clase. Así avanzó la noche, los presentes estábamos disfrutando, hasta que sucedió algo". "¡Qué fue lo que pasó!" Preguntó Roberto. Los demás también le hicimos la misma pregunta, aunque yo por mi parte me hice solo el interesado. Freddy siguió. "Bueno, la fiesta continuó. Pero la cuestión empezó con que el dueño de la casa estaba muy acaramelado con esa chama. Les repito, era una chica que se gastaba un cuerpazo, aunque no tenía la envergadura de la fisiculturista. Es que el vestido que cargaba la hacía verse más espectacular: totalmente ceñido al cuerpo, con escote y las faldas hasta un poco más arriba de las rodillas, amén de su belleza. Al cabo de un rato los dos se separaron y la chama era una de las personas más extrovertidas de la reunión. Quiso confraternizar con los demás, pero no lo pudo hacer con las tres carajas que estaban pendientes del dueño de la casa, puesto que la miraron desde un principio con cierta molestia, celos diría yo, debido al trato que le dispensó su príncipe". "Bien avanzada la noche, creo que eran ya la una de la madrugada, se presentó la cosa. Yo estaba con mi chama, es que no podía separarme de ella por más que quisiera, con otras chicas atractivas en el recinto, pero es que mi jeva me tenía a sol y sombra; bueno, resulta ser que hubo un momento en que el dueño de la casa se desapareció de la sala. Mi jeva se percató de su ausencia. Entonces, como ella era de sus amistades de más confianza, pasó al interior de la casa a buscarlo. Las otras tres amigas la acompañaron en la tarea y pasaron también. Los otros amigos lo llamaban a gritos, ustedes saben, en son de jodedera. Fue cuando pude mirar a mi alrededor y noté que la enigmática chica no estaba por ahí tampoco. Los otros recién llegados estaban como si nada, disfrutando con los que pudieron entablar conversa. Empecé a sospechar de algo". "Mi jeva y las otras tres chamas fueron a buscarlo. Al cabo de un rato, oímos unos gritos y después las muchachas regresaron calladas, luciendo serias. Todas se sentaron a seguir bebiendo cerveza, con excepción de la fisiculturista, que no bebía. Además, era la que más molesta estaba. Entonces, mi jeva se vino a mi lado, le pregunté que qué pasaba y ella me dijo que la fisiculturista llegó al cuarto donde duerme el muchacho y lo sorprendió haciendo el amor con la recién llegada. Después me dijo que tuvo un breve intercambio de palabras con la muchacha en cuestión, ya que les interrumpió el momento divino, pero "¡Sia hasta tenían la puerta abierta!" Una de las amigas tomó a la musculosa de un brazo y le conminó a ir a la sala y esperara. Las amigas estaban molestas y decepcionadas ya que sorprendieron a su príncipe con otra mujer, pero la fisiculturista estaba más molesta todavía". "Entonces se escucharon voces que salieron desde el interior de la casa. Era la chica que vociferaba cosas en contra de la fisiculturista. Llegó a la sala y de inmediato fue a donde estaba la levantadora de pesas y le increpó el haberle interrumpido su "encuentro" con el chamo." "Aquí se produjo una discusión. La fisiculturista no se quedó callada ante las cosas que le decía la chica de cabellos negros. Las palabras comenzaron a subir de tono y de inmediato todos los presentes temimos lo peor, pues la fisiculturista se levantó de la silla y encaró a la chica misteriosa. Las amigas y el dueño de la casa intervinieron para separarlas a ambas, pero que va. Sucedió." Aquí todos nos pusimos a la expectativa. Me imaginé que iba a ver una pelea. "La fisiculturista reaccionó ante un insulto de la enigmática con una cachetada. La chica recibió el golpe y después la instó a que salieran a la calle porque "no le voy a echar a perder la casa de mi papi ruqui" así mismo le oí decir, refiriéndose al chamo. Acto seguido las dos se dirigieron afuera". "Todos en la casa, a excepción del dueño de la vivienda y los que llegaron con ella a la rumba, nos quedamos sorprendidos. La chica retó a la fisiculturista a una pelea. Es que esta se veía muy fuerte, pero la chica misteriosa no se quedaba atrás, aunque tenía menos envergadura física. Todos pensamos que se había vuelto loca ¿Cómo iba a pelear con alguien que se veía más fuerte que ella? Era como si se trataba de una pelea con un hombre... Bueno". "No te acuerdas como se llamaba la caraja" le pregunta uno de los oyentes "Lo sabía, pero en este momento no me acuerdo, así como los nombres de las amigas de mi jeva. Bueno, lo cierto es que todos salimos a la calle detrás de las dos. Estábamos a la expectativa, aunque las amigas de mi chama quisieron evitar la pelea, lo mismo que los otros compañeros de la universidad, mas no así el dueño de la casa y mucho menos los acompañantes de la chica misteriosa. Ellos estaban más tranquilos. Algo iba a pasar, pensé en ese momento.". "La cuestión era que la fisiculturista podía darle una tunda a la otra... Bueno, eso era lo que las apariencias decían. Pues, señores... ¡la otra caraja le ha dado una coñaza de Padre y Señor mío a la fisiculturista!". Yo solo hice un gesto de aprobación con mi cabeza, Unos escuchas se vieron las caras, mostrándose recelosos e incrédulos con lo que decía nuestro relator, otros fruncieron el ceño. Freddy siguió el cuento. "Sí, señores. La chama peleó con la fisiculturista. Las dos salieron a la calle y antes que la amiga de mi jeva pudiera decirle algo, la chica se le fue encima. Todos nos sorprendimos. Muchos de los presentes decíamos que la muchacha en cuestión estaba loca ¿cómo iba a palear con alguien que se veía mucho más fuerte? Repito. Lo cierto del caso es que empezó la lucha". "Primero le conectó una patada al estómago. Fue muy rápida pues a la musculosa no le dio tiempo de defenderse, le sacó el aire. Luego le dio otra y otra más. Después la emprendió a golpes con ella. Todos nos quedamos con la boca abierta. Y yo, en lo personal, quedé sorprendido e inmediatamente me di cuenta de una cosa: la misteriosa era una experta peleadora." "La muchacha se desenvolvía de manera tal que cualquier persona que la viera diría de una vez que sabía pelear. Lanzaba las patadas y los golpes con mucho estilo. Supuse que era experta en artes marciales, karate tal vez. Pero lo que nos dejaba atónitos era no solo la contundencia de sus golpes, sino la velocidad con que los conectaba a su rival, le propinó varios puñetazos seguidos. Pero aún así no estaba ante cualquiera. La fisiculturista recibía y recibía pero de repente se le fue encima y la abrazó, transándose ambas en una lucha cuerpo a cuerpo. La chica quería zafarse pero la fisiculturista tenía fuerza, bastante fuerza. Sus amigos, incluida mi chama, empezaron a animarla. El chamo de la casa y los que acompañaban a la chica estaban callados ¡No decían nada! Ni se inmutaban siquiera". "El forcejeo siguió. La fisiculturista logró tomarle un brazo y estaba por hacer lo mismo con el otro, pero que va, la chica, a pesar de ser menos corpulenta, poseía un físico también formidable y de repente vimos como dominaba a la musculosa con una llave que nos dejó a todos fríos. Movió el brazo que su rival le tomaba, zafándose y con unos giros muy rápidos, rodeó el de ella y le aplicó una palanca. Y para reforzar eso, dio un brincó para arriba, de manera pues que dicha palanca le lastimó el brazo a la fisiculturista a la altura del codo cuando los pies de la otra mujer tocaron el suelo. Por el gesto de dolor que hizo la musculosa, supimos que la chica le partió el brazo. Se nos puso la piel de gallina a unos, mientras que sus amigas, incluyendo mi jeva, fueron presas de la angustia". "Entonces, aprovechando la circunstancia, que la tenía dominada, la chica empezó a conectarle golpes netos en su rostro. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, varios golpes seguidos hicieron explosión en el rostro de la musculosa. Su nariz y boca empezaron a sangrar. Después, con su brazo tomado, la arrojó contra la reja de la casa, golpeando su rostro, luego la tomó, la volvió y siguió golpeándola en la cara. La fisiculturista estaba acabada, para desazón y consternación de sus amigos, quienes no creían lo que estaban viendo: su amiga, una chica fuerte y vigorosa estaba siendo castigada por una chica más delgada que ella, pero que también poseía un físico igualmente trabajado. Después de propinarle golpes la tomó por el cuello y vimos que pretendía ahorcarla. Fue cuando los caballeros que estábamos en el sitio decidimos intervenir". "Las separamos a ambas, mientras que el chamo de la casa, de quien se me olvidó el nombre ¡también! ¡qué pésimo soy con los nembres de las personas!, se encargó de tomar a la chica misteriosa. Esta al percatarse que era él, se quedó quieta. Al principio noté que en sus ojos había furia, pero después de ser calmada por el chamo, se tranquilizó y decidió arreglarse la ropa. Fue al interior de la casa con sus dos amigos quienes la felicitaban. Mi jeva y sus amigas estaban desconcertadas, los demás la auxiliamos y la llevamos a la casa para curarla. Una de sus amigas iba a llamar a una ambulncia, pero no hizo falta, un compañero ofreció su carro para llevarla al hospital. Tosía y estaba un poco ida, groggy diría yo. La acostamos en uno de los muebles de la sala". "La cosa no se iba a calmar tan fácilmente. Una de las amigas de mi jeva, la blanquita pelo castaño, quiso emprenderla con la chica cuando esta salió del baño, arreglada. La contuvimos, pues, no le tenía miedo a pesar de haber visto como acababa tan fácilmente con una contendiente que la superaba abiertamente en físico. Era la única que se atrevía a insultarla, pues las otras chicas la miraban con pánico, mientras que los demás muchachos la veían con respeto y hasta con temor. La chica había salido del baño, ya arreglada, lista para irse del lugar. Miró a la que fue su rival con cierto dejo de superioridad, miró a todos los presentes y luego se despidió del dueño de la casa dándole un sonoro beso en la boca. De inmediato se retiró con sus acompañantes". "Las muchachas quisieron increparlo a él por lo que hizo la última convidada a la reunión. El chamo se defendía como podía, pero después que las chicas seguían reclamándole optó por decir que la fiesta se había terminado, que iba a llevar a la fisiculturista a un hospital y que cada quien se fuera a casa. Eso fue lo que hicimos todos, mientras él junto a otros compañeros presentes la llevaron a una clínica. Yo quise llevarme a mi jeva a la casa, pero acabé acompañándola a ella a la clínica. Fuimos hasta allí". "Una vez allí, seguíamos comentando lo sucedido. Las amigas de mi chama seguían enojadas con el chamo de la casa. Parecía mas bien que estaban celosas. Después supe que cuando la fisiculturista los encontró en el cuarto, dijo algo que molestó a la muchacha en cuestión. Se pusieron a discutir en la habitación, llegaron las otras muchachas y se llevaron a su amiga, pero se sorprendieron también por la escena que vieron. Se llevaron a su amiga a la sala. Seguramente se puso a discutir con la chica por celos, digo yo, algo que las otras chicas sentían por ser el chamo, el hombre que les quitaba el sueño, a pesar de que ya les había dicho que las quería como amigas, solo eso. Esa situación degeneró en una pelea en la que la musculosa fue sorpresivamente castigada. Al cabo de unos minutos la muchacha salió de emergencias con un brazo enyesado, los médicos le diagnosticaron fractura en su brazo derecho a la altura del codo, así como dos costillas también fracturadas y politraumatismos en la cabeza. El daño pudo haber sido mayor de no ser porque poseía un cuerpo muy fuerte. La verdad es que quedé sorprendido por cómo la dejó aquella chica. ¡Ah! Ya recuerdo su nombre, porque el chamo nos lo dijo. La muchacha misteriosa que jodió a la musculosa, se llamaba Verónica"... Señores, cuando el tipo dijo "Verónica", inmediatamente recordé que así se llamaba la que fue jeva de Jonathan y pensé "¿No será la misma caraja?" Iba a decir que me sonaba su nombre, pero decidí que Freddy siguiera hablando. "Así se llamaba la chama. Una joven de unos 25 años, que tenía muy buena estampa. Yo me supuse que era deportista, por el físico que se gastaba. Aunque era muy diferente al de la fisiculturista, obviamente. Tenía sus músculos pero no tan exageradamente desarrollados como aquella, pero eso sí: tenía muy buena figura. Parecía una instructora de aeróbics. Luego me enteré que la caraja era en verdad una experta en artes marciales, que era cinta negra en karate. Yo les dije que me parecía conocida, pero cuando me dijeron que era una experta luchadora, recordé un episodio del que nos enteramos en la tienda hace tiempo. Era el cuento de una pelea entre dos empleados de una panadería, una chama y un tipo. En esa pelea, que se dio debido a que el hombre fue sorprendido robando al dueño de la panadería, lo corrieron, pero antes le dijeron que devolviera algo que se había robado ese mismo día, pero el tipo se puso cómico y hasta grosero. Entonces el dueño le echó a una sobrina suya que trabajaba con allí mismo que era una experta luchadora... y lo jodió. No había dudas, era la misma caraja que venció a la musculosa". ¡Voilá! ¡Se trataba de la misma chama! Me dije en ese momento "La tigra ataca de nuevo" ¿Dije tigra? Sí, si dije tigra. Fue una ocurrencia de ese momento, pues, Jonathan describió como jodió al chamo, después tuvo el valor y la vergüenza de contarnos que hizo lo propio con él y ahora este cuento. Pienso que ese apodo le queda bien. Bueno, todos en la mesa quedamos sorprendidos. Iba yo a intervenir para contar mis historias, las mismas que ya ustedes saben, cuando uno que estaba en el lado más alejado de la mesa (no les dije que la mesa era rectangular) quien no había pronunciado ni una palabra mientras Freddy nos hacía el relato, también se puso a hablar. Dijo algo así como. "Yo también vi algo parecido". El hombre en cuestión se llamaba Octavio. Era un señor más o menos maduro. Debo acotar que él y Freddy eran los mayores de la mesa, los demás éramos unos carajos que recién arribamos a los 30. Le prestamos atención. "Fue casualmente en estos días. En el estacionamiento de un centro comercial. Yo iba a comprar unos juguetes para la fiesta sorpresa de cumpleaños de un nieto mío, cuando en el mismo momento en que estaba acomodando el carro en el puesto, oí unas voces alteradas. Era una pareja que discutía, un hombre y una mujer". "Los vi a ambos intercambiar palabras, pero de tanto en tanto se alzaban la voz. Cuando uno lo hacía el otro le decía que la bajara, como queriendo que no se enterara más nadie. Los vi con atención, puesto que era algo fuera de lo común. Ambos tenían la misma estatura, salvo que la dama calzaba unos tacones medianos y que la diferencia física entre ambos no era mucha, claro, eran un hombre y una mujer, pero la mujer, sin ser musculosa, se veía tan papeada como el caballero con quien discutía. Se conocían, a lo mejor eran marido y mujer o un par de amantes en tal caso, pues, ambos se llamaban por sus nombres "Enrique", "Cristina" así se llamaban porque los escuché más de una vez. Salvo yo que acababa de estacionar el carro, no había más nadie alrededor. La salida peatonal hacia el mall estaba un poco retirada, pero me dio un poco de curiosidad; así que subí el vidrio de la puerta y apagué el motor del vehículo, disponiéndome a ver la escena. Presentía algo, no me pregunten por qué". "De repente la discusión se volvió sonora, pues la mujer alzó la voz, mientras que el caballero le decía que la bajara. La verdad, nunca supe de qué estaban discutiendo, pero por los gestos de sus rostros parecía una discusión marital. Quien sabe si era algo pasional, no sé, a lo mejor el hombre vio a una dama delante de ella y a su pareja no le gustó, reprendiéndolo en ese momento, o el la sorprendió haciendo lo mismo... En fin, uno nunca sabe". "Entonces, la dama volvió a alzar la voz. Esta vez el tipo como que perdió los papeles y empezó a señalarla en gesto amenazante para que se callara. La dama lo desafió, le dijo que no se iba a callar y entonces el hombre pasó de las palabras a los hechos. Al ver eso me incorporé mejor para observar... Muchachos, como hace rato el señor aquí presente (dijo señalando a Freddy) dijo al final que esa misma mujer venció a un hombre en una pelea, les digo que en esta, la dama se enzarzó a golpes con el caballero". Otro relato más, me dije. El señor prosiguió "El tipo se le fue encima y la dama comenzó a manotearlo, así, de la manera delicada como suelen defenderse la gran mayoría de las mujeres, pero eso no era sino un especie de cortina de humo de la dama, porque el hombre la dominaba. A lo mejor él mismo así lo sentía, pero yo me llevé una sorpresa enorme, y creo que lo fue más en él, cuando la dama le propinó un cabezazo y se liberó del abrazo del tipo. Yo salté de mi asiento". En eso, pude preguntarle al señor que cómo era la tipa. Le pregunté si a lo mejor era la misma tigra de la que acabamos oír un relato. El señor me contestó que... "No, no era la misma. Esta señora, porque tenía pinta de señora joven, de unos 35 años, empezando por ahí, era blanca de cabellos rubios. En ese momento andaba con un vestido casual, sin mangas y con la falda hasta las rodillas. Ya les dije que calzaba tacones medianos. El hombre vestía pantalón casual también, camisa y zapatos de suela dura. Bueno, debo concluir que la dama tenía buen físico y casi era de la misma estatura del caballero y que se veía bien... buena, como decimos vulgarmente. El cabezazo surtió efecto pues, el hombre la soltó y se llevó las manos a la frente". "Yo pensé que la cosa iba a terminar ahí, pues el caballero se alejó unos pasos. Pero la dama se le acercó diciéndole cosas, insultándolo. A uno de estos insultos el hombre respondió con una bofetada que le volteó la cara a la dama. Yo me dije a mí mismo que iba a presenciar un espectáculo lamentable, pero no. Como dice la canción "Todo es según el color del cristal con que se mira" para unos será lamentable, para otros, fascinante. Digo fascinante porque nunca antes había visto a una mujer poner en sus sitio a un hombre, mediante el uso de la fuerza". "El hombre le pegó una bofetada y la encaró en actitud desafiante. La mujer se había vuelto producto de lo fuerte que fue dicho golpe. Se llevó la mano a la mejilla, se la tocó y entonces se dibujó la ira en su rostro. Pensé que iba a voltear hacia él para devolverle el favor, pues el gesto de su rostro así lo delataba, pero no. Hizo algo que me dejó con la boca abierta". El hombre hizo silencio, después tomó un trago de cerveza. Tales gestos nos llenaron de impaciencia, pero ninguno de nosotros quiso apurarlo. Unos segundos duró su silencio, solo interrumpido por la bulla del equipo de sonido que amenizaba la fiesta. "La dama, vio por el rabillo del ojo al hombre, entonces, con un movimiento rápido, le asestó una patada de revés a su rostro, haciéndolo retroceder unos cuantos pasos. Se la conectó en la boca. El hombre fue a dar contra un vehículo estacionado al otro lado de la vía del estacionamiento, justo al frente. Fue una patada bien dada. La escena fue espectacular, con la dama aplicando tal maniobra... mientras el caballero iba hacia atrás, con su mano en la boca producto del golpe, ella quedó con la pierna levantada, hasta que él finalmente se estrelló contra el carro. Una escena digna de una película de acción". Todos abrimos la boca y los ojos por lo que estábamos escuchando. "Acto seguido, cuando el hombre terminó sobre el capot del otro vehículo, ella fue sobre él. El caballero todavía tenía la mano en la boca, luego se la vio: la mujer se la rompió con ese espectaculra tacle, vio venir a la dama, comenzando un intercambio de golpes impresionante. La cuestión fue que la reacción de la dama lo había tomado por sorpresa, por lo tanto, ustedes se imaginarán que los golpes de la mujer eran los que mejor se conectaban. El hombre lanzaría tres golpes, a lo sumo, pero ella le conectaría como seis puñetazos, todos al rostro. La dama adoptó una pose de combate, parecía ser experta en artes marciales, también." "¡Qué cosas tiene la vida! Vaya casualidad" Dije en mi fuero interno. El señor Octavio siguió. "Los golpes se los conectó mediante combinaciones de izquierda y derecha. Luego le asestó una patada al estómago, sacándole el aire, haciéndolo doblarse. Señores, la mujer actuaba con una rapidez que me dejó atónito, pues, sin darle más tiempo al hombre, ella le rodeó el cuello con su brazo izquierdo y de repente vi como se le hinchaban los músculos del mismo, evidenciando que también ella entrenaba, hacía ejercicios. Le aplicó un candado y conforme lo hacía le propinó un rodillazo al estómago. Después le asestó otro, esta vez a la cara". "El pobre hombre lucía indefenso. Los golpes que le propinó su inesperada contrincante al parecer hicieron mella, pues, apenas se defendía. La dama tenía dominada la situación, claro, hacía un esfuerzo por controlar los desesperados movimientos del caballero quien trataba de liberar su cuello de ese poderoso candado. Luego del rodillazo, el hombre hizo un gran esfuerzo por quitársela de encima y los dos cayeron encima del capot del carro. Por cierto, era raro que el vehículo no poseyera alarma, pues el capot se hundió por el peso de ambos contendientes". "Pero que va. La mujer parecía estar aferrada al cuello del hombre pues no lo soltaba. El hombre le propinó algunos golpes, pero me sorprendió la resistencia y estoicismo de la dama al aguantar tales puñetazos, incluso uno de ellos le alcanzó el rostro. Yo les había dicho que no había nadie más en el sitio; pues bien, de repente un gentío se hizo presente en el lugar, hombres y mujeres que contemplaban atónitos la inusual escena en la que una mujer tenía dominado a un hombre con un candado al cuello. Y este era un candado reforzado con la mano del otro brazo haciendo la vez de palanca". "Y es que lo tenía sobre el capot. La mujer poseía una fuerza física impresionante. Quedé consternado. Entonces, en una maniobra peculiar, la mujer soltó al hombre y rápidamente se puso de pié, para darle un puñetazo seco al hombre, que seguía acostado sobre el capot, justamente en las bolas... Muchachos, ahí acabó la pelea, pues el tipo gritó de dolor, encorvándose hacia arriba. Fue un recto de derecha, que después fue sucedido con un gancho de izquierda al mentón derecho del caballero que lo tiró de nuevo sobre el carro, pero esta vez de lado. Luego la mujer lo tomó por la pechera de la camisa, le dijo unos cuantos insultos, lo acomodó y le propinó otro derechazo que esta vez lo envió al suelo. El hombre no pudo hacer nada en ningún momento porque tenía sus manos cubriéndose sus bolas adoloridas. Allí quedó, tirado en el suelo y, al parecer, llorando también. En ese preciso instante, llegaron los encargados de la seguridad del centro comercial, terminando el espectáculo". "Yo me quedé en el carro, viendo todo, pero como la gente rodeaba a los protagonistas y a los vigilantes, entonces me bajé, aprovechando de cerrar todo, para acercarme y enterarme de lo ocurrido. A fin de cuentas nunca supe por qué fue la pelea, todo lo que sé es que el tipo subestimó a la mujer, que era una experta en karate... como la que usted nos describió en su relato, señor Freddy. Después subí a hacer la diligencia". Aquí terminaría la historia del señor Octavio, que así se llamaba el hombre que nos acaba de echar este cuento. Se abrió un debate acerca de lo que acabamos de escuchar, uno parecido al que tuvimos en casa de Conrado cuando escuchamos a Jonathan. Por fin pude hablar y aproveché para contarles lo que yo sabía. No los conté todo, reservé algunos para comentarlos más tarde con el señor Freddy, quien daba unos puntos de vista y opiniones bastante razonables. El hombre parecía un psicólogo, o mejor, un experto en "peleas de gatas", je, je, je, vaya nombrecito para un combate femenino. Los demás comenzaron a fascinarse con esos relatos que parecían sacados de películas de artes marciales. Las mías fueron las últimas de la noche, pues los otros comensales de la mesa nunca tuvieron la oportunidad de presenciar o por lo menos oír de escenas parecidas. Después de un largo rato, me paré y fui al baño a orinar. Mientras estaba allí, pensaba en la chica del relato de Freddy. Verónica... Otra vez la Verónica. Definitivamente era una mujer de armas tomar... Pensé en otras cosas que en este momento, por la rasca que tenía, no recuerdo. Solo sé que regresé a la mesa y seguí conversando con mis nuevos conocidos. Pasamos el resto de la noche charlando y bebiendo, hasta que la fiesta culminó, casi a las cuatro de la madrugada. Poco a poco, los invitados fueron retirándose de la casa. Roberto y yo fuimos de los últimos y antes de irme, pude conocer a la hermana de William. Se llamaba Erika y se trataba de una chama bien bonita, muy simpática y como estaba pasado de tragos aproveché de decirle piropos; la muchacha, pese a su juventud, demostró ser toda una dama, poseedora de una inusual madurez. "Es que además de practicar natación, ella es Segundo Dan en karate también" me espetó Roberto al hacerle ese último comentario. "¡¿Esa carajita es Segundo Dan en karate?!"... Eso me atemorizó y decidí retirarme lo más pronto posible. Ya tuve suficiente de amazonas y guerreras urbanas por esa noche... Bueno, señores... Trataré hacer una visita a la zapatería del señor Freddy para hablar de negocios... y para charlar también sobre mujeres que en definitiva tienen unas cualidades fuera de lo común. Y especialmente esa tal Verónica. Nos vemos...