MAITE Y MARCELINO SE REENCUENTRAN Por Esper, esper_cl@yahoo.es EL INICIO A�os atr�s Marcelino y Maite tuvieron un incidente de violencia. Ella era conserje reemplazante de un edificio de departamentos. Un d�a �l entr� por el estacionamiento siguiendo a una polola de la cual �l se sent�a despechado. Discuti� con Maite y cuando se fueron a las manos ella lo redujo e inmoviliz�. Le bast� su fuerza y conocimiento de artes marciales para hacerlo. Despu�s se encontraron en el metro, conversaron y se pusieron en la buena. Maite le cont� que ella tambi�n hab�a vivido un episodio de violencia con un exnovio al cual ella le dio una paliza. DOS ENCUENTROS CASUALES Sucedi� dos a�os despu�s del inicio. Eran cerca de las doce y Marcelino llega a la estaci�n del metro Universidad de Chile, la principal del centro de Santiago. Al tomar del la escala mec�nica para salir a la calle, siente que alguien lo toca suavemente por atr�s. Se da vuelta y reconoce de inmediato a Maite. Se saludan de beso y hacen el recorrido juntos en la escala. Llegan a la calle y conversan un poco. No se llaman por los nombres. El segundo encuentro fue tres a�os despu�s, en el aeropuerto de Santiago. Ambos estaban en la sala de embarque. Se saludaron de beso y abrazo. Conversaron un rato. Maite iba a Puerto Montt y Marcelino a La Serena. En ese oportunidad le cont� que se estaba haciendo cargo de la empresa de guardias de su familia. La iba a administrar con sus dos hermanos mayores. En las dos oportunidades comprob� que ella era m�s alta, y por su contextura corpulenta deb�a pesar m�s. Tambi�n la encontr� atractiva. Calcul� que era unos dos o tres a�os mayor que �l EL REENCUENTRO CRUCIAL Este encuentro ocurre diez a�os despu�s de que tuvieron el incidente en el edificio de departamentos. Maite es la gerente de una empresa se seguridad est� negociando un contrato de prestaci�n de servicios con la cadena tiendas en la que trabaja Marcelino. El servicio consiste en proporcionar los guardias de seguridad, y supervisarlos. En esa condici�n Maite llega a hablar con �l. Se presenta con la secretaria. Esta le dice que por favor espere un momento. A los dos minutos Marcelino la hace pasar. Cuando ella entre se reconocen. Ambos exclaman un "hola". Se saludan de beso y abrazo. -Cuando me dijeron tu nombre, estaba pr�cticamente seguro de que eras t�. Te recordaba relacionada con empresa de vigilancia- dijo Marcelino -Yo no me esperaba encontrarte. Te recordaba con el nombre de Marcelo. -Marcelino es ni nombre. Muchas veces en confianza me dicen Marcelo. Igual como a las Carolina les dicen Carola. -Entonces para fines de nuestra relaci�n de negocios te voy a llamar Marcelino. -Es preferible- respondi� �l. Marcelino no quiso desaprovechar el momento para recordar los incidentes. -Antes de que pasemos al tema de negocios, te cuento Lo que viv� contigo en el edificio y nuestra conversaci�n fue una gran lecci�n de vida- dijo �l. -�S�? -Claro. Aprend� que una persona despechada puede actuar muy mal. Y si me pasa de nuevo tengo que saber contenerme. -Bueno, yo aprend� lo mismo que t�. Recordar�s que yo actu� de la misma manera y fue uno de los grandes errores de mi vida. -S�, me acuerdo- contest� �l. Luego del intercambio de palabras, entraron al tema del contrato. Vieron los detalles y coordinaron la firma. Maite iba a llegar con sus guardias el lunes siguiente. Escogieron ese d�a por cuanto en los lunes no llegaban demasiadas personas. Despu�s se despidieron. Dada la relaci�n de servicio entre las dos empresas, Marcelino y Maite se ver�an en forma frecuente. Todo lo anterior le signific� un agrado. Maite siempre le atrajo. Sin embargo, pensaba que la empresa en la que trabajaba no ver�a con buenos ojos una relaci�n con alguien de la empresa de seguridad. Independiente de eso, �l no sab�a si ella estar�a dispuesta a tener algo con �l. UN DIA DE SEMANA Un martes, Maite llam� a Marcelino pues quer�a reunirse con �l para ver el tema de vacaciones de vigilantes Ella lleg� como a las seis de la tarde, un poco antes de que �l se retirara. En veinte minutos despacharon el tema. Ella le cont� que quer�a estar a las 9 PM para presenciar el cierre de la tienda. -�Y qu� vas a hacer en este rato? -Pensaba dar una vuelta al mall. -�Quieres un caf�? -Claro, �por qu� no? �l llam� a los auxiliares para que le trajeran dos caf�s. -Cu�ntame, �te casaste? -No. Estuve en una convivencia que se termin�. No he tenido hijos- respondi� ella. -Yo me cas� y dur� cinco a�os, Despu�s me separ�. Tengo un hijo de ocho a�os. Ella sonri�, como acord�ndose de algo. -�De qu� te r�es?- pregunt� �l. -Es que me acord� de que cuando tuvimos aquella conversaci�n me contaste que estabas teniendo relaciones con una mujer mayor, vecina tuya. Me hizo gracia en su momento, y cada vez que me acuerdo me saca una sonrisa. -jajajaja . Es verdad. �Y que te hace gracia? -Que me contaste que estabas teniendo relaciones con esa mujer, y que te ayud� a superar tu desenga�o. Lo encontr� simp�tico. -jajajajaj Suena c�mico s�. Y as� fue. Esa mujer fue bien importante. Estuvimos unos meses y despu�s se fue a Per�, y se cas� con un antiguo pretendiente. Me dio pena, pero no fue algo tan insano como lo que viv� con Karina. -�Y supiste algo m�s de Karina? -Nada. Alguien me cont� que se hab�a casado, pero nada m�s. -Qu� edad tienes?- pregunt� ella. -Treinta y siete, y en dos meses m�s cumplo treinta y ocho. �Y t�? -Cuarenta, reci�n cumplidos. -Te encuentro igual a como te recuerdo. -�S�? -Igual de alta y maciza, y con un estilo que te hace ver guapa. -Mmm, gracias. Bueno, mido lo mismo. No creo que me haya achicado. -�Cu�nto mides? -Uno ochenta y uno, �y t�? -Uno setenta y seis. -Otra pregunta. �Has practicado artes marciales? Me imagino que s�. -Claro. En al escuela militar nos ense�aban karate y taekwondo. Pero lo que m�s he cultivado es el Krav maga. �La conoces? -S�, entiendo que es muy �til para defensa y combates de verdad. -As� es. Marcelino mir� la hora, y le dijo que se ten�a que ir a una reuni�n del colegio de su hijo. Se pusieron de pie para despedirse. Se abrazaron y se besaron en la mejilla. Una vez m�s �l comprob� lo fuerte que era. -Me da gusto haberte encontrado- dijo �l. -A m� tambi�n- contest� ella con una sonrisa. Ella lo volvi� a abrazar y poner la cara para que el la besara. As� lo hizo �l. Al alejarse le mantuvo tomada la mano hasta que tuvo que soltarse. Entonces, ella sali� de la oficina Marcelino se qued� pensando en Maite. Claramente se hab�a producido un flirteo el que daba para pensar que podr�a haber algo m�s. La parte que m�s le complicaba es que cre�a que en la empresa no pondr�an buenos ojos si hubiera alguna relaci�n entre �l y la gerente de la empresa de seguridad. No hab�a normas expl�citas, pero era un tema de sentido com�n. Por una parte, ella le gustaba, y por otra, necesitaba mantener su trabajo. Luego pens� que nada pasar�a si se mandara un polvo con ella, y mantuvieran su relaci�n a escondidas. OTRO CAF� EN LA OFICINA DE MARCELINO Pasaron dos semanas y ella tuvo otra reuni�n con Marcelino. La hora fijada fue las cinco y media. As� �l despu�s podr�a retirarse y quiz�s acordar algo con ella. Al llegar ella lo salud� r�pidamente de beso. Ten�an que presentarle un informe de como estaba funcionando la vigilancia. Repasaron entre otras cosas el desempe�o de todos los guardias. Le cont� que el supervisor de ellos se hab�a involucrado con una vendedora. Opt� por trasladarlo a otro cliente al cual tambi�n le prestaban el servicio de seguridad. -Esas cosas son inevitables, pero llega un momento en el que es preferible abordarlas- explic� ella. La respuesta de �l fue una sonrisa. -�De qu� te r�es?- pregunt� ella. -Ya s� que es un tema laboral, pero no deja de hacerme gracia- contest� �l. -Me imagino que no es la primera vez que te toca un caso como ese. No naciste ayer- continu� ella. -Por supuesto que no. Me han tocado varios casos. Tanto en esta empresa como en la que trabajaba antes. El ser humano es el ser humano en todas partes. -As� es. Lo dijiste muy bien-acot� ella. Estuvieron casi una hora viendo temas de trabajo. De ah� pasaron a la conversaci�n personal. -�Quieres tomar algo? Te puedo servir un caf� o una botella de agua mineral. -Dame un agua mineral. Si es sin gas es mejor a�n. �l sali� de la oficina y al minuto se la trajo. -�Hoy esperas el cierre de la tienda? -S�, pero esta vez me voy a juntar con el nuevo supervisor para explicarle el proceso. El anterior lo hac�a muy bien, pero ya sabes lo que pas�. -jajajajajajaja- Esa risa contagi� a Maite. -�Y c�mo llegaste a saber? -El mismo supervisor me cont�. Me dijo que no quer�a perder su trabajo as� que prefer�a mantenerme al tanto de lo que pasaba. Fue muy prudente al dec�rmelo. Probablemente me habr�a enterado igual por alg�n guardia. Les tiro un poco la lengua y se largan a hablar. As� me entero de muchas cosas. -�Y te acuerdas quien es la vendedora? -Se llama Patricia, y trabaja en deportes. -Ya la ubico. -Podr�a haberlo mantenido en la misma tienda, pero el mismo me pidi� que lo cambiara. As� fue como llegamos a acuerdo. El mismo caso hizo pensar a Marcelino que desde el punto de vista de la empresa de Maite tambi�n podr�a haber inconvenientes en que tuviera algo con ella. El tema se le complicaba a�n m�s, porque lo que ella le estaba gustando iba en aumento. -Me gustar�a ver la vista que tiene tu oficina. Efectivamente la oficina de Marcelino, ubicada en un piso, ten�a una hermosa panor�mica de parte de Santiago. Se ve�an edificios del barrio alto, avenidas, cerros, parques, y parte de la Cordillera de Los Andes. Se quedaron de pie en la ventana mirando el paisaje. Eran m�s de las seis de la tarde, y �l sab�a que a esa hora nadie le interrumpir�a. Su asistente ya se hab�a retirado. Mientras miraban y comentaban, sus cuerpos se pegaron. Ella le hizo una pregunta sobre un determinado edificio y al hacerlo ella le puso la mano en el hombro. �l le explic� y ella le mantuvo la mano en ese lugar. Despu�s de eso ella lo abraz� por el hombro y �l por la espalda. Sinti� con su mano y espalda lo s�lida que era. Ya lo hab�a visto, pero tocarla era otra cosa. Siguieron un rato comentando la vista, y se mantuvieron de esa manera. -Bueno, ya me tengo que ir. Quiero ver a los guardias, y que me vean. As� que me tengo que despedir- dijo ella. -Est� bien. Me gust� que vinieras, tanto por lo laboral como lo personal- contest� Marcelino. Segu�an abrazados de la misma manera. -Bueno, dame un beso y nos despedimos. Marcelino le tom� la cara y le dio un beso prolongado y con fuerza. Ella rio y nada dijo. Se dio vuelta en noventa grados y se abrazaron de frente. �l la volvi� a besar, esta vez en la comisura de los labios. Finalmente, ella le da un beso en los labios y se dispone a irse. Antes de que ella saliera de la oficina, �l la interpela. -Maite ... Ella se da vuelta y lo escucha. -�Podr�amos vernos el fin de semana?- pregunta Marcelino. Ella lo mira pensativa antes de contestar. -No te voy a negar que me gustar�a, pero ... -Hay que hacerlo discretamente. Creo que eso me quieres decir- continu� �l. -S�. Nada malo tiene, pero tenemos que ser muy discretos. -Tenemos que buscar la manera de hacerlo. -Vivo sola. Lo mejor es que ma�ana s�bado vayas a almorzar a mi casa. Tengo pensado hacer una cazuela de vacuno. -�Excelente! SABADO EN LA CASA DE MAITE La casa de ella quedaba en un barrio algo alejado al barrio alto de Santiago, en el que viv�a Marcelino. Era un lugar de clase media de la comuna de San Miguel comuna en la cual ella y su familia hab�an vivido toda su vida, en casas relativamente cercanas las unas a la otras. Maite lo hace pasar, y cierra la puerta de la casa. Se besan, lenguas incluidas. -Acomp��ame a la cocina- dijo ella. Marcelino la sigui�. La cazuela que estaba preparando ol�a bien. Pens� si a ella le molestar�a que la tratara de seducir toc�ndola. Pens� que las probabilidades estaban a favor de �l, as� que decidi� intentarlo. -Ya est� lista- dijo ella y apag� el fuego. �l se le acerc� por detr�s y peg� su cuerpo al de ella. Le puso la mano en el hombro. Ella se dio vuelta. Se miraron de frente y se besaron. Mientras lo hac�an �l le tom� la mano izquierda y se la mantuvo en posici�n vertical. -�No tienes hambre?- pregunt� ella riendo. -Nada terrible. Prefiero estar contigo-contest� �l. -�Y qu� quieres? -Que hagamos el amor. Vamos al dormitorio- dijo Maite. Lo tom� de la mano y lo condujo al dormitorio. Se abrazaron y se dieron agarrones. Comenzaron a jadear mostrando la mutua calentura Se desnudaron y tuvieron sexo completo dos veces. En la segunda �l eyacul�. Se tendieron un rato sobre la cama. Como a las tres almorzaron. Despu�s de eso fueron a dormir siesta a la cama de ella. Pasadas las seis se levantaron. Se dispusieron a tomar una taza de t�. SIETE DE LA TARDE - LLEGA INGRID Despu�s de haber tenido sexo y dormir siesta, se sientan a tomar t�. Ya eran las siete de la tarde. En eso suena el celular de Maite. Era una prima. Le dijo que estaba bien, pero que la acababan de asaltar. Maite le dijo que se fuera de inmediato a su casa. A los cinco minutos llega Ingrid. Son presentados con Marcelino. �l ve que era tan alta como Maite y de colores de pelo y tez parecida. Tan solo Ingrid llevaba el pelo algo m�s largo. -Como te contaba por tel�fono me asaltaron. O m�s bien trataron de hacerlo. Eran dos tipos j�venes- comenz� a contar Ingrid. -Y te les enfrentaste ... - dijo Maite en mezcla de afirmaci�n con pregunta -As� fue- contesta Ingrid. En ese momento Maite se dirige a Marcelino. -Ingrid es cintur�n negro de karate segundo dan- le explica. -Mis respetos- dice Marcelino. -Creo que nos va a contar que les dio una paliza a los dos tipos. -As� es- les dijo Ingrid. -�Quieres contarlo?- pregunt� Maite. -Fue bastante r�pido. Una patada en las canillas en los pies y un barrido a al primero. Patada en la cadera y golpe de pu�o en la cara al segundo. Le quebr� la nariz. Ah� se asustaron. Les dije que los iba a dejar ir, pero les iba a quebrar un brazo y un pierna a cada uno. Optaron por irse. Maite y Marcelino sonrieron. -Las peleas callejeras no tienen como �nico objetivo destrozar al o los oponentes. Tambi�n est� el objetivo de la disuasi�n- le explic� Maite a Marcelino. -�O sea que sin destrozarlos los motivan a que no quieran seguir?- pregunt� Marcelino. -As� es- dijo Maite, mientras Ingrid asent�a. -�O reducirlos?- dijo Marcelino, recordando el incidente que el mismo vivi� con Maite. Las primas volvieron a asentir. Maite lo mir� a los ojos como d�ndole a entender que se estaba acordando del caso en el que a ella le toc� inmovilizarlo. De repente a Marcelino le vino a la memoria el que hab�a visto antes a Ingrid. -Yo a ti te he visto antes. Trabajas en el restaurante de un club deportivo- le dijo. -S�, trabajaba. Ahora trabajo con una familia como cocinera- contest� ella. Ingrid se queda un par de horas, despu�s de lo cual Maite y Marcelino la fueron a dejar en auto. Lo hicieron as� por el incidente que hab�a vivido. DE REGRESO EN LA CASA DE MAITE -�Encuentras que nos parecemos con Ingrid?- le pregunta Maite. -Claro. Las dos son altas y corpulentas. Y color de pelo y tez parecidos. -Medimos lo mismo, uno ochenta y uno. Ella es varios a�os menor que yo. Nuestras mam�s son hermanas. De ah� el parentesco. -Cuando nos conocimos, lo que hiciste fue reducirme. Habr�a podido enfrentarme y destrozarme huesos, si hubieras querido- coment� Marcelino. -Claro. Pens� que era lo mejor. Lo que pens� fue que si te reduc�a te calmar�as. A lo que me enfrentaba era un joven alterado por sentimientos con una mujer- dijo Maite. -Entiendo. -Y te digo m�s. Si en ese momento hubiera tenido un balde con agua fr�a, te lo habr�a tirado. Esa habr�a sido otra manera de calmarte- continu� Maite. -jajajajajaja. Ella rio contagiada por Marcelino. Recordaron entonces que, en el incidente de hace a�os, Marcelino le dio un golpe en la barriga, y que ella lo resisti� sin moverse ni acusar dolor. -�Fue por la musculatura o por la t�cnica de recibir golpes?- pregunt� Marcelino. -Las dos cosas. Adem�s, por la posici�n en la que estabas no pod�as darlo con mucha fuerza- dijo Maite -Y hay algo m�s. Porque eres mujer, contuve mi fuerza, pero despu�s me di cuenta de que eso no era necesario. Jajajajaja. Creo que ni con todas mis fuerzas te habr�a hecho da�o, Ella sonr�e. Le dijo que le diera un golpe en el est�mago. El lo hizo. Ella lo resisti�. Luego le dijo que le pegara m�s m�s fuerte. Ella sigui� resistiendo, y ning�n golpe le hizo da�o. Luego hicieron vencidas. Como era de esperar ella fue la ganadora. -Eres la m�s fuerte de los dos, decididamente- dice Marcelino. -Y eso parece que te gusta- dice ella. -S�- responde �l. - �Y por qu�?- pregunta ella. -No sabr�a decirte. Quiz�s es una forma de masoquismo. -Puede ser- dice Maite. -O quiz�s es como el desaf�o de conquistar algo tan grande. -Tambi�n es una posibilidad- dijo Maite. -Pasando a otro tema. �Me puedo a quedar a dormir contigo? En tu cama, claro. Ella lo queda mirando, piensa unos instantes. -Muy bien. Qu�date. �Traes ropa de recambio? -S�. La tengo en el auto. -jajajajajja . Parece que ven�as preparado para quedarte conmigo- dijo ella. -Francamente s�. Marcelino se qued�. Durmieron temprano y en la ma�ana volvieron a entrar en acci�n m�s de una vez. Despu�s de eso tomaron desayuno. -�Me podr�as cargar? - le pregunt� Marcelino a Maite. -Vamos al jard�n trasero- contest� Maite. -Peso ochenta kilos- acot� Marcelino. Salieron al jard�n, y ella lo subi� a los hombros con toda facilidad. Camin� con �l durante un minuto. Despu�s de bajarlo, Maite le coment� que hab�a cargado a sus dos hermanos, quienes estaban cerca de los cien kilos. Esa fue la primera vez que se vieron, pero no la �ltima. Estuvieron vi�ndose cada vez que pod�an a escondidas. Muy pocas personas sab�an del romance. El cari�o comenzaba a crecer y se necesitaban el uno al otro. TRES MESES DESPU�S. Un d�a Marcelino fue citado a la oficina de su jefe, llamado Osvaldo. Se ten�an bastante confianza pues llevaban unos tres a�os trabajando juntos. -Voy al grano- dice Osvaldo. -Te escucho atento. -Te vamos a trasladar de cargo, a otra jefatura. Vas a mantener tu nivel y tu remuneraci�n. Marcelino lo mir� desconcertado. Sospech� en ese momento que algo ten�a que ver su romance con Maite. Vio que no estaba equivocado. Opt� por guardar silencio. -Sabemos tu relaci�n con la gerenta de la empresa se seguridad- dijo Osvaldo. -Bien, no te lo voy a negar- dijo Marcelino. -Lo saben en la alta gerencia, y me llamaron para que manejara el tema. As�, la soluci�n que encontr� fue la que te dije. -�Qu� m�s? Uno de los gerentes me confidenci� que el hab�a pasado por una situaci�n similar hace a�os, y no era el �nico que la hab�a pasado. -Francamente, no creo que vaya a haber problemas a causa de mi relaci�n con Maite. Ambos tenemos que cuidar nuestros trabajos y nuestra relaci�n- dijo Marcelino. -Yo te conozco, y s� que es como dices, pero hay que dejar tranquilo a todos los grandes jefes- dijo Osvaldo. -Bueno, est� bien- dijo Marcelino. MARCELINO SE JUNTA CON MAITE Esa misma noche se juntaron los dos amantes. Marcelino le cont� a Maite su reuni�n con su jefe. Ahora no tendr�an m�s relaci�n de negocios. -Me parece una buena noticia. Ahora no tenemos que escondernos tanto. Aunque no deja de ser entretenido que nuestra relaci�n la hayamos tenido m�s bien a escondidas- coment� Maite. -Jajajajajaja. Pienso exactamente como t�. Finalizaron la noche con un sexo intenso, incluyendo un sesenta y nueve. HECHOS POSTERIORES La relaci�n continu�, y lleg� el d�a en el cual se fueron a vivir juntos. Maite le estuvo ense�ando artes marciales a Marcelino. En ocasiones ella lo tomaba en brazos, y lo levantaba de muchas maneras, lo cual a los dos le gustaba. Ella conoci� al hijo de Marcelino, y se entendi� bien con el chico. En ocasiones sal�an los tres juntos de Santiago, en fines de semana largos. RELACION DE PERSONAJES CON OTRAS HISTORIAS DEL MISMO AUTOR Maite y Marcelino son personajes de MAITE, CONSERJE REEMPLAZANTE. En esa historia hay un acto de violencia en el cual ella lo inmoviliza. Ingrid, la prima, es personaje principal de INGRID, LA COCINARA EL MILLONARIO. En esa historia se menciona a Maite. Osvaldo, el jefe de Marcelino es personaje principal de MICHELLE, CORREDORA DE PROPIEDADES.