La Catira III. Por El Bohemio de Caracas. La historia de una rubia estudiante universitaria que se transforma en una verdadera heroína para su novio. Tercera Parte: El Desafío. Comienza El Romance. Norelys estaba frente a un hombre de color, un poco más alto, pero de mayor envergadura física. El antisocial la miraba con una mezcla de lascivia y desprecio mientras se quitaba la camisa. -TE VOY A JODER, CARAJITA ¿ESTAS LOCA?- decía el ladrón mientras que Carlos, estaba recuperándose lentamente, pues le faltaba aire. El antisocial estaba estrangulándolo cuando Norelys lo retó a una pelea. Carlos se decía -¿QUÉ ES ESTO, DIOS MIO? ¿NORELYS SE VA A ENTRAR A GOLPES CON ESTA BESTIA?- Volvió a mirar al otro ladrón quien estaba en el suelo. Dudó un poco si acercarse al otro hampón o quedarse acompañando a su amiga catira en caso de poder ayudarla. -CARLOS, VE A VER COMO ESTA EL OTRO DESGRACIADO, ANDA- le ordenó la catira -PERO NORELYS ¿DE VERDAD TE VOLVISTE LOCA?- preguntó Carlos -¡ANDA A VER AL OTRO CARAJO! ¡COÑO!- le gritó su amiga sin quitarle la vista al tipo. Carlos le obedeció y fue a confirmar que el otro ladrón estaba tendido en el piso, inconsciente. Vio el cuchillo que utilizaba para inmovilizar a Norelys y lo tomó envolviéndolo con su pañuelo. -NO JODA ¡NI UN SOLO CARRO PASA POR ESTA VAINA!- decía al observar la soledad del puente, mientras en el otro sitio ambos contrincantes se retaban -AHORA SÍ VAMOS A VER QUE TAL- le dijo Norelys al ladrón. Y acto seguido, se desabotonó la camisa para quitársela, ante una parodia de aplausos que hacía el hampón. -UUUUYYY ¡NIÑA! ¿VAS A HACER UN STREEP? ¡QUE COMICA ERES!- pero el antisocial no pudo ver bien cómo era el físico de la catira, pues el lugar estaba un poco oscuro, aunque después, durante el fragor de la pelea se daría cuenta de la clase de rival que tenía enfrente. Norelys terminó de despojarse de su camisa quedando solo con un top, ceñido al cuerpo, al igual que sus pantalones. -VAMOS, HIJO DE ...- le soltó al hampón y comenzó el desafío. -VAMOS PUES, VENTE ¡MAMARRACHO!- insultaba Norelys al hampón, para provocarlo. Este lo que hacía era sonreír. -TE VOY A ESCOÑETAR, MIJITA- le repitió -¡ÉCHALE BOLAS, PUES! ¡VENTE!- Y a continuación lo insultó en su virilidad, en su condición masculina. -¡MARICO ESO ES LO QUE TÚ ERES! VAS A PEGARLE A UNA MUJER ¡POCO HOMBRE!- Esto terminó por hacer enojar al antisocial que no toleró esos últimos insultos. -TÚ TE LO BUSCASTE ¡PERRA!- y fue sobre ella. Le lanzó un gancho de derecha que ella esquivó rápidamente. Luego le envió otro, pero con la izquierda, con el mismo resultado. Norelys se movía bien y esquivaba los golpes con una rapidez que dejó sorprendido al hampón. -TÚ SI ERES LENTO, CHICO- se burló de él, entonces el ladrón lanzó una combinación más rápida de golpes que Norelys se vio obligada a bloquear. Aguantaba el ataque como podía, hasta que se decidió a tomar la iniciativa y, esquivando un gancho del ladrón, se agachó para conectarle un recto en la boca del estómago a su rival. El golpe dio resultado, le sacó un poco de aire al tipo y lo hizo retroceder. Fue entonces cuando pasó a la ofensiva. Comenzó a conectar combinaciones de golpes. El ladrón se quedó sorprendido con la agilidad y habilidad de su contrincante, empezó a defenderse y tratar de esquivar los puños de la catira. Pero no tenía la misma soltura de ella y recibió un golpe en el rostro. Y no solo eso, tomando por sorpresa a su contrincante, en medio de los golpes, Norelys sacó una patada rapidísima que impactó en el rostro del asaltante. Lo hizo retroceder aun más y el hombre se llevó las manos a la boca. Le había partido un labio y comenzaba a sangrar. -AHORA VAS A VER ¡MALDITA!- y más furioso que nunca se lanzó sobre la catira. Esta lo estaba esperando; el atracador lanzó un gancho de derecha que la catira se lo atrapó, y ella, tomando el brazo y con el impulso que llevaba, dio la espalda y lo proyectó por encima de su cabeza como si se tratara de una experta en judo. Carlos vio la escena y se quedó atónito. El tipo volaba por encima de ella y cayó pesadamente al pavimento del puente, sobre sus espaldas. Entonces Norelys se acercó para caerle a patadas. Logró conectarle algunas, pero el ladrón logró atraparle un tobillo y giró sobre su cuerpo, haciendo que la catira perdiera el equilibrio y terminara cayendo al suelo. El ladrón se le fue encima, pero Norelys rodó por el suelo y con habilidad de gimnasta logró levantarse rápido. -VAMOS ¡PÁRATE! ¡ANIMAL!- gritó una cada vez más furiosa Norelys. Esperó que el ladrón se levantara y acto seguido le envió una patada al rostro que su rival logró esquivar. Pero Norelys estaba en excelentes condiciones físicas y luego la propinó al ladrón otra patada. Y otra, y otra, parecía ahora una taekwondista, las patadas las lanzaba con asombrosa habilidad y rapidez. Poco a poco fue minando la defensa del asaltante hasta que recibió una en sus costillas, doblándose y Norelys aprovechó para conectarle un recto de izquierda, que le hizo saltar varios dientes a su adversario, quien volvió a retroceder, golpeando uno de los postes de alumbrado del puente. Este estaba apagado y por el impacto del ladrón, se activó e iluminó el sitio donde ambos estaban peleando. Norelys se acercó y fue entonces cuando el ladrón vio a la clase de contrincante que tenía... se quedó sin aliento. Al quitarse la camisa, Norelys solo quedó en un top que le cubría solo el área de sus senos, por lo que quedaba expuesto su vientre. Este estaba plano y marcado. Lo que Carlos vio en el gimnasio fue apenas una parte, estaba armoniosamente definido. El ladrón la fue observando de arriba abajo. Los pantalones estaban tan ajustados a su cuerpo que dejaba ver los contornos de las piernas. Apreció que las tenía gruesas y torneadas, que se abultaban más debido a que ella calzaba unos zapatos de tacón mediano, alzando un poco su estatura. La imagen que vio el ladrón era de la una mujer imponente, una guerrera que se estaba batiendo con él en un combate cuerpo a cuerpo. Después, el ladrón volvió a tocarse sus costillas, le dolían, la mano se la llevó a la boca, tocando su labio partido que no terminaba de cicatrizarse y de manar sangre. Entonces, alzó su vista y vió el rostro de Norelys. A pesar del aspecto fiero de su mirada, se dio cuenta que era una muchacha de hermosas facciones. Y notó algo que lo dejó turbado más impresionado todavía: su rostro, aunque sudoroso, estaba inmaculado, no tenía señal alguna de haber sido alcanzado por alguno de sus golpes ¡no había sufrido daño alguno! Bueno, sus pantalones estaban sucios por la caída que él había provocado cuando ella lo pateó. El ladrón quedó asombrado por la imagen que tenía enfrente y que se abalanzaba sobre él. Cuando la catira se aproximó un poco más, que la luz del poste le daba de lleno, el hampón apreció las verdaderas dimensiones del cuerpo de su bella rival. Sus piernas y sus brazos eran musculosos, se dio cuenta que los bíceps de Norelys eran grandes y pudo notar como en ellos sus venas se asomaban como si hubiera sobre ellos una rabiosa presión que los obligaba a emerger sobre su piel, como si fueran a estallar. Mientras que los muslos le daban la impresión de que iban a reventar las costuras del pantalón en cualquier momento. -¿QUÉ CLASE DE MUJER ES ESTA?- se preguntó. Carlos observaba la escena totalmente deslumbrado. No podía pensar, su mente estaba en blanco, conmovido por la condición física de Norelys. Por momentos se olvidó del otro ladrón, aunque ya había tomado el cuchillo y escondido. Luego de unos minutos de pelea, cuando la adrenalina fluía ya a raudales, pasó un vehículo que salía de la universidad. La pelea estaba tan interesante que ni Carlos ni Norelys se molestaron en pedir ayuda. Sobre todo la rubia, que ya estaba decidida a terminar con el combate. Se acercó más al ladrón, quien se recostaba aún mas del poste, como una presa acorralada, aunque deslumbrado también por la visión que tenía. Volvió a pasar otro vehículo, pero esta vez sus ocupantes se percataron de lo que ocurría, pues bajaron la velocidad, aunque no llegaron a detenerse. -¿Y ENTONCES? ¿NO Y QUE ME IBAS A "ESCOÑETAR"?- le preguntó Norelys a su contrincante. -SÍ LO VOY A HACER- contestó el caco, pero la catira notó nerviosismo en su voz. -YO CREO QUE NO- ripostó Norelys, con tono más grave, que Carlos no se lo había escuchado antes. La voz era más grave, parecía que la rubia estaba poseída, pues se le escuchó extraño. - UNA VOZ DE MUJER HECHA Y DERECHA- recordaría Carlos tiempo después. Eso provocó en el ladrón un estado de ansiedad tal que... Salió corriendo, asustado, tratando de huir, pero cuando hizo el pique sintió dolor en una pierna y también en la espalda. Aún así se esforzó en correr y se dirigió a la zona verde que separaba la autopista de una calle que corría paralela a ésta. La catira fue en su persecución y no tardó mucho en darle alcance y cuando lo tuvo a tiro, dio un salto sobre él y lo derribó, rodando ambos por el suelo. Hubo un forcejeo. Entonces Norelys instintivamente se apartó del ladrón, levantándose lo más rápido que pudo y le conminó -LEVÁNTATE, VAMOS A TERMINAR DE UNA VEZ-. El ladrón sintió la fuerza de sus músculos cuando ella lo derribaba y cuando forcejeaban en el suelo. Se puso más nervioso todavía. -CHAMA, DEJEMOS ESTO ASI, POR FAVOR...- propuso el tipo. -¿QUÉ QUEEEEE?- preguntó la catira - ¡ESTO NO VA A QUEDAR ASÍ, LADRÓN!- gritó la catira quien se fue encima del antisocial. Lanzó un golpe, pero éste le tomó el brazo, comenzando un nuevo forcejeo. Carlos los había seguido. Logró recuperar las cosas que los hampones intentaron robarles, dejando al otro ladrón en el puente. Llegó justo a tiempo para ver el desenlace del desafío, cuando ambos contendientes estaban en pleno duelo de fuerza y habilidad. El hampón trataba de dominarla, pero Norelys no lo dejaba, le había rodeado el cuello, mientras que luchaba denodadamente por no ser derribada. Comenzó a apretarle el cuello a su rival. Mientras que éste no lograba su cometido, sintiendo en carne propia la energía de la mujer. Trataba de derribarla, pero sería él quien sería tirado al suelo cuando la catira hizo un movimiento con el brazo que estaba enrollado en el cuello de su rival, halando hacía atrás de él, en un movimiento típico de judo. Los dos cayeron, puesto que el ladrón seguía tomándole el brazo. Mientras caían, Norelys aprovechaba para tratar de rodear las caderas de su rival con sus muslos, mientras que apretaba más el candado que le aplicaba al cuello del ladrón. Este también trató de hacer lo mismo, pero al cabo de unos segundos ya estaba dominado por la catira... ¡una mujer lo estaba venciendo en lucha! ¡su terreno! El antisocial estaba quedándose sin aire y trataba de golpear a Norelys mediante de codazos. Los dos estaban revolcándose en el suelo, pero Norelys se había convertido en una especie de culebra pitón, pues le apretaba el cuello con una fuerza que al ladrón le parecía inusual en una mujer. Norelys logró liberar su otro brazo y lo utilizó para terminar de apretar el cuello de su contrincante, quien había hecho lo mismo, aunque no la tenía bien agarrada del suyo. Puso toda su energía en esa acción y el ladrón comenzó a sentir que le estaba faltando el aire. Apretaba más y más, todos sus músculos estaban en máxima tensión. El ladrón empezó a moverse desesperadamente, tratándo de liberarse de ese candado que lo asfixiaba, pero estaba agotado, había llevado la ofensiva de la pelea hasta que la catira lo empujó al poste, haciendo el correspondiente gasto de energía. Norelys empezó a sentir que ya tenía ganada la pelea. Así que apretó más y más, y mientras lo hacía gemía del esfuerzo, intimidando al ladrón quien empezaba a toser y sintiéndose ahogado le pedía que -¡YA!... COFFFF... COFFF. .. POR... FAVOR... COF... COF... ¡YA!... - -¡NO TE VOY A SOLTAR!- le replicaba una Norelys que estaba fuera de sí. Carlos vio entonces que el ladrón estaba siendo totalmente dominado por ese candado, que fue reforzado por Norelys rodeándole su cintura con ambas piernas. Estas también empezaron a apretar... siendo el final del ladrón, quien ya estaba asfixiado. Así que Carlos intervino y trató de separar a Norelys del hampón.- ¡YA NORELYS! ¡BASTA! ¡LO VENCISTE! ¡YA! ¡DÉJALO! ¡NO VALE LA PENA MATARLO! ¡DÉJALO!- gritaba a la catira, pero esta no decía nada, no dejaba de torturarlo con esa estranguladora, Carlos insistía mientras trataba de separarla, tomando sus brazos... que a él le parecieron estar hechos de cualquier cosa maciza menos de carne y hueso. Estaban en máxima tensión, por lo que también hizo un esfuerzo para separarla. Finalmente lo hizo, y justo a tiempo pues al antisocial ya se le estaban volteando los ojos. -¡YA, MAMI! ¡LO HICISTE! ¡LO VENCISTE! Así felicitaba Carlos a su amiga, tratando de sacarla de ese estado de ira del cual estaba posesa. -VAMONOS RÁPIDO, ANDA- sugirió Carlos tomándola de la mano, pero la catira no se movía. -TRANQUILA, TRANQUILA MI NIÑA- le decía tratando de abrazarla, pero ella no se dejaba, siempre miraba al ladrón quien yacía en el suelo agarrándose el cuello, tosiendo. -¡DÉJAME HACER ALGO!- dijo Norelys. Y entonces le pateó las bolas al antisocial, quien no pudo gritar dado que le faltaba aire, pero que su dolor se hizo evidente por la expresión de su rostro. -¡¿Y AHORA DESGRACIADO?! ¡¿QUIÉN IBA A ESCOÑETAR?! ¡¿A QUIEN?! ¡¿QUIÉN?! ¡¿QUIÉN?!- le decía frases humillantes hasta que finalmente dijo -VÁMONOS, QUE YA ME SIENTO ASQUEADA- y acto seguido, ambos huyeron del lugar, dejando tendido al hampón. Norelys tenía la ropa estropeada. Su pantalón estaba todo sucio, dado que fue enviada al suelo en varias oportunidades, aunque el sitio donde terminó la pelea era de pura grama, por lo que no se llenó de tierra. No se habían dado cuenta que el top estaba desagrrado, pero Carlos le entregó su camisa, poniéndosela en el camino aunque le quedara por fuera y esta lucía toda arrugada; durante la carrera, Carlos empezó a felicitarla, le decía - OYE ¡TAMBIÉN SABES PELEAR! ¡ERES GRANDIOSA! ¡PERO SÍ QUE ERES FUERTE!- Norelys no decía nada, solo sonreía, todavía estaba en una especie de shock por lo ocurrido. Corrieron hasta llegar a un local de hamburguesas, y ambos se metieron allí. Norelys fue al baño inmediatamente. La rubia pudo arreglarse, mientras se lavaba la cara. Por el pantalón no podía hacer nada -SUCIO SE VA A QUEDAR- pensó, arreglándose como podía. Carlos hizo lo mismo, pero fue el primero en salir; esperó a Norelys sentado en una de las mesas del local, hasta que ella apareció. Entonces Carlos dijo -ESTO ES LAMENTABLE, NORELYS ¿QUÉ VAS A DECIR CUANDO LLEGUES A TU CASA?- -NO TE PREOCUPES- contestó ella, -LLAMARÉ A MI CASA Y LES DIRÉ QUE ME QUEDO EN EL OTRO APARTAMENTO- la familia de Norelys había comprado un nuevo apartamento en otro sitio de la ciudad. Estaba vacío, salvo por una cama y un teléfono. Lo habían adquirido para arreglarlo y alquilarlo. Su padre había decidido que cuando Norelys se gradúe, se lo iba a dar de regalo o de premio, según como se mire. Y así le explicó a su amigo. Norelys revisó su bolso y efectivamente todas las pertenencias estaban, cartera, monedero, tarjetas, dinero. -VOY A LLAMAR, ESPÉRAME- dijo a Carlos. Hizo la llamada y regresó a donde estaba su amigo. -BUENO, Carlos, ES HORA DE IRNOS, VETE A CASA- ,-QUIERO ACOMPAÑARTE- respondió Carlos -NO, NECESITO ESTAR SOLA, NO ME SIENTO DE BUENAS, TE LLAMARÉ MAS TARDE- Ambos estaban con la adrenalina a millón, pero Carlos le sugirió -¿TE VAS A QUEDAR EN OTRO LADO? ESPÉRATE UN MOMENTO- entonces se dirigió a la barra y solicitó hamburguesas para llevar, las compró y se las dio a su amiga. -TOMA, DEBES COMER ALGO ESTA NOCHE- Norelys le dio las gracias. No siguieron comentando el hecho, mas bien ambos estaban callados, pero antes de irse, Norelys le pidió a su amigo su número telefónico. Carlos la acompañó a tomar un taxi. Llegó uno y antes de abordarlo Norelys abrazó a Carlos -¡AY! CARLITOS!- y se iba a montar, pero repentinamente se devolvió a donde estaba parado su amigo y acto seguido lo abrazó más fuerte, besándolo en la boca. Se dieron un beso apasionado durante un rato, entonces, Norelys le dijo susurrándole al oído -TE LLAMO MAS TARDE- y abordó el taxi. Carlos, con la mente completamente nublada, se dirigió a la estación del metro. Finalmente llegó a su casa. Dolorido, por los golpes sufridos. Volvió a bañarse y después se sentó a cenar. Su madre le había preparado la cena temprano, pero como no llegaba, decidió taparlo con otro plato. Así que a Carlos le tocó calentarlo. Su madre notó como él venía de la calle, le preguntó si había pasado algo; él le contestó que no, para no preocuparla. Su madre sabía en el fondo que a Carlos le había sucedido algo, pero debido al notable cansancio que tenía, decidió dejarlo tranquilo y esperar el momento oportuno para abordarlo y preguntarle de nuevo. Eran casi las diez de la noche cuando arribó a su hogar. Se bañó, comió y como estaba cansado, decidió ir a su cuarto a esperar la llamada de Norelys. Mientras tanto, la catira había llegado al apartamento. En el taxi iba pensativa; aunque todavía sentía la adrenalina a millón y su corazón seguía latiendo rápido, estaba tranquila. Después de aquella pelea con Marta en la escuela, nuestra protagonista se había inscrito en un gimnasio para aprender técnicas de defensa personal. Practicó karate en un principio, que mezcló con clases de boxeo tailandés. Luego se interesó por el judo y finalizó con el tae kwon do. Estuvo practicando cada una de esas artes marciales, tomando de cada una los movimientos más importantes, dándole un toque muy personal al estilo de combate que ella desarrollaría después. Por lo tanto, no era la primera vez que había enfrentado a un hombre en combate cuerpo a cuerpo, pero la diferencia entre esta última pelea y las demás era que había peleado por su vida en esta ocasión, a diferencia de las anteriores, las cuales se trataban de meros entrenamientos. Definitivamente había ganado su primer combate real y eso la tenía en un estado de euforia que nunca antes había vivido. Pero esa euforia silenciosa en el taxi se transformaría en otra cosa cuando llegó al apartamento. Una vez allí, aprovechando que tenía un paño y jabón, decidió quitarse la ropa que tenía, empezando por el top y la camisa, luego se despojaría de sus pantalones, quedando solo en una tanga... hacía calor esa noche, por lo que decidió quedarse así y seguidamente fue al fregadero de la cocina, que estaba allí y se dispuso a lavar la ropa. Luego de lavarla, fue al baño a ducharse. Allí había un gran espejo, se miró en él durante un rato, revisándose, pues se había quejado de unos cuantos dolores. Efectivamente, tenía moretones en los costados, producto de los golpes que el ladrón le había propinado. Después se metió a la ducha. El agua fría bañaba su cuerpo, sintiendo ella placer, debido al calor que estaba haciendo. Inmediatamente siguió recordando las escenas de la lucha que tuvo temprano; la euforia volvió a invadirla y como ya estaba sola, fue más intensa; tan intensa que le provocó una gran excitación, comenzando a masturbarse... Se tocaba su poderoso cuerpo. Comenzó a recorrer su humanidad con las manos, para desembocar en sus partes íntimas. Se asomó al espejo del baño, que era lo bastante grande para que ella se reflejara entera allí, contemplando su humanidad forjada por la constante práctica deportiva. Se sintió orgullosa de sí misma y entonces comenzó a tener unos orgasmos que hacía tiempo no tenía. Se recuperó del placer, terminó por ducharse y fue a buscar en el bolso un short que ella siempre se pone debajo del mono cuando hace ejercicios. Revisó el conjunto deportivo, mono y suéter comprobando que aun estaban sudados, por lo que decidió lavarlos también. Acto seguido fue a un cuarto en donde estaba una colchoneta, la llevó a la sala, cerca del teléfono y allí se acostó para finalmente descansar. Estuvo acostada por un rato, un rato muy largo, pues necesitaba descansar. Pasarían los minutos y tanto Norelys como Carlos estaban descansando sus cuerpos, cada quien en su respectiva cama. -CÓMO QUISIERA ESTAR CONTIGO, CATIRA ¿POR QUÉ NO ME LLAMAS?- pensaba Carlos en su cuarto, mirando el teléfono que servía de extensión, mientras que Norelys en la sala del apartamento y con los ojos cerrados se decía por dentro -FUE UN GUSTO HABER PELEADO POR TI, CARLITOS, SÉ QUE ME DESEAS Y TU TAMBIÉN ME GUSTAS- se quedó quieta y al cabo de unos minutos empezó a masturbarse de nuevo. Estuvo durante mas de media hora haciéndolo, siempre mezclando en su memoria la pelea y la imagen de su amigo, a quien deseaba ardientemente en ese momento. Alcanzó el orgasmo y después se levantó, buscó en su cartera y encontró el número telefónico del que era objeto de su deseo. Lo llamó a su casa. Eran ya las once de la noche y sonó el teléfono en casa de Carlos. Su madre aún estaba despierta y contestó el mismo, entonces le dijo a Norelys -DÉJAME VER SI ESTÁ DESPIERTO, ES QUE LLEGÓ MUY CANSADO- tocó a su puerta varias veces, pues Carlos ya estaba empezando a conciliar el sueño, pero se despertó y preguntó qué pasaba. -TELÉFONO, CARLOS, UNA AMIGA TE LLAMA. TOMA EXTENSIÓN.- Carlos inmediatamente se levantó y agarró el auxiliar de su cuarto, mientras su madre colgaba el otro teléfono. Nuestro amigo se turbó al escuchar una dulce voz femenina que lo llamaba.- HOLA, CARLOS, SOY YO, NORELYS ¿CÓMO ESTAS?- y así se inició una conversación en la que ambos se dijeron mutuas palabras de ánimo. La charla se extendió, pues comentaban lo ocurrido, mientras que Carlos no escatimó en halagos para su amiga, hasta que Norelys finalmente le diría -CARLOS, TÚ ME GUSTAS... HUBIESE QUERIDO QUE ESTÉS AQUÍ CONMIGO PERO NO QUIERO PRECIPITAR LAS COSAS ¿ENTIENDES?- Tuvieron una conversación amena, que duró aproximadamente una hora. Cuando se despidieron Norelys dijo -NO ME ESPERES MAÑANA, QUE NO VOY- a lo que respondió Carlos -YO TAMPOCO CREO QUE VAYA MAÑANA- y entre palabras dulces y mutuos piropos, ambos se despidieron. Carlos se excitó, masturbándose por un largo rato, sintiendo un orgasmo que terminó por dormirlo placenteramente... Carlos se levantó tarde, por lo tanto, no fue a clases; tampoco Norelys quien fue a su casa y explicó a sus padres lo que pasó. Por supuesto no les contó lo que verdaderamente sucedió. En la mitad de la mañana llamó a su amigo para citarlo. Se vieron en un café cercano a la universidad en horas de la tarde. Allí, todavía excitados por la experiencia anterior, la cual procuraron no contarla a nadie, pudieron tener su primera cita amorosa. Carlos y Norelys se besaron, se dijeron palabras cariñosas y así surgió entre ellos un romance si se quiere de porte atlético, pues a partir de allí vivirán ciertas experiencias juntos. Y así se cumpliría una fantasía de Carlos, la cual se convirtió en una excitante realidad... Continuará. Comentarios: vene_wanderer73@hotmail.com