La Catira. La historia de una rubia estudiante universitaria que se transforma en una verdadera heroína para su novio. Por El Bohemio de Caracas. Escriban sus comentarios a: vene_wanderer73@hotmail.com Primera Parte: El Principio. Corría el mes de octubre de 1998. Carlos estaba ya en el aula de clases, expectante, puesto que se trataba de su primer día de clases en la Universidad. Logró ser admitido en ella para estudiar administración tras aprobar el respectivo examen de admisión, para el cual se había quebrado su cabeza por dos meses antes de presentarlo. Tal periodo de sacrificio dio sus frutos y al fin estaba ya sentado en su pupitre, esperando al profesor guía de su curso. También estaba pendiente de quienes serían sus compañeros de clases en ese primer año de la carrera, sobretodo, de sus compañeras... pues la universidad en donde estaba tenía fama de reunir en ella a estudiantes bellas, muchas de las cuales incursionaban en el mundo del modelaje. Y Carlos estaba comprobando que tal fama era cierta. Carlos fue un estudiante promedio durante bachillerato, pudo ser mejor estudiante, pero también dedicaba parte de su tiempo a practicar deportes, especialmente el futbol sala, su pasión, lo cual le hizo acreedor de un físico atlético. Un tipo de carácter tranquilo, pero a la vez alegre, una persona de correctos procederes, con unos principios morales bien establecidos, y sobretodo, era un chamo muy honesto, demasiado para este mundo en que vivimos. Pero, así era Carlos. Antes que el profesor llegara, nuestro protagonista ya estaba entablando conversaciones con quienes iba a compartir los estudios allí. El grupo de amigos dentro del curso, sus primeras amistades universitarias. Congenió con gente como Mario, quien también jugaba fútbol sala; Rosalía una chica poco avispada, pero bien centrada y madura, Simón, el "cerebrito" del grupo, quien les ayudaría en matemáticas, estadísticas y otras asignaturas de cálculo de la carrera; Johnny, muy extrovertido, el más jodedor, un chamo que siempre mira el mal tiempo con buena cara; Carmen, gordita encantadora quien iría siempre a los juegos en donde estaban Carlos y Mario para darles aliento, y por último, estaba una chica, la verdadera protagonista de esta historia: Norelys, una chica rubia que se uniría al grupo después, pero que desde un principio llamaría la atención de Carlos. Y no solamente de él. Carlos siempre se fijó en ella desde que presentaron el examen de admisión en la misma aula. Era una rubia bastante alta, de ojos color miel, cabellos lisos. Siempre vestía de manera conservadora, como evitando mostrar su cuerpo, pero aún así este se notaba sinuosamente curvilíneo. Y además tenía un andar muy cadencioso y pese a que todo el tiempo andaba con pantalones, estos eran anchos, pero ella caminaba siempre meneando las caderas. Se maquillaba poco, pero ese primer día de clases se presentó al natural, se veía más fresca y ese detalle terminaría por enganchar a Carlos, pues a él le gustan las personas auténticas, como él mismo es. Pasaría el tiempo, y ese compañerismo de ellos se iría consolidando en una linda amistad. pero como dijimos al principio, Norelys no se había integrado desde un principio. Ella tenía una personalidad encantadora. Los que la trataban quedaban encantados por su forma de ser, pero ella tenía una costumbre: Siempre era la primera en salir del salón una vez terminadas las clases del día, no se quedaba a conversar con sus compañeros, o por lo menos salir juntos de la universidad. Carlos siempre estaba pendiente de ella, al principio quería abordarla, efectivamente lo hacía durante las clases cuando hablaban de las mismas y de otros temas, pero fuera de la universidad nunca logró ubicarla, ni siquiera en los pasillos del campus. Una vez decidió seguirla, claro está a una distancia que ella no pudiera notar su presencia. Pero en esa ocasión ella no salió rápido de la universidad, como solía, hacerlo, sino que se puso a recorrerla. Era un campus muy grande, una de las más grandes universidades del país, en la que se que impartían muchas otras carreras en las mas diversas especialidades. Contaba con una gran infraestructura, era prácticamente una ciudad universitaria. Pero lo que llamaba la atención de Carlos era que ella siempre se dirigía a las diferentes dependencias deportivas que tenían las otras facultades. Se metía en los gimnasios cubiertos, en las canchas, en las oficinas donde funcionaban las organizaciones deportivas de cada una de ellas. Entonces, Carlos comenzó a preguntarse:-¿SERA QUE ELLA ES DEPORTISTA? ¿ESTARÁ INSCRITA O SE VA A INSCRIBIR EN ALGUNA ACTIVIDAD DEPORTIVA? MMMMMMMMMMMMMM- Carlos se emocionaba con esa posibilidad. Finalmente Norelys se metió en el edificio de otra facultad, la de medicina. Hasta allí, entre batas y futuros doctores, la siguió nuestro amigo, pero en medio de la gente, puesto que ya era la hora de salida allí, se le perdió. -¡COÑO, VALE!- Se dijo a sí mismo. - SE ME PERDI" ESA CATIRA LINDA- Y empezó a buscarla por entre las dependencias, sin conseguirla. Tras un largo rato, Carlos se desanimó. La había perdido de vista y tendría que esperar hasta mañana para poder hablar con ella, la curiosidad lo mataba y estaba decidido a conocerla mas a fondo y a dársele a conocer. Si una mujer le gusta, sería precisamente a una atleta y nuestro amigo ya sentía algo por ella.- ESA CHAMA... ESA CATIRA...- Se decía mientras ya estaba resignado y se retiraba del lugar. Y así pasaban los días. Ya la universidad comenzaba a ejercer influencia en los noveles estudiantes. Habían presentado ya los dos primeros parciales en cada una de las asignaturas. Habían recorrido la mitad del camino académico y Carlos estaba empezando a rendir, aunque le costaba un poco llevar ese tren de vida como estudiante universitario. -DEFINITIVAMENTE ESTO NO SE PARECE EN NADA AL BACHILLERATO- le dijo Mario una vez. -TRABAJOS Y MAS TRABAJOS, UNA TAREA TRAS OTRA TODOS LOS DÍAS-, pero llegaba Simón y les recodaba una frase que le habrían dicho antes del primer día de clases -LA UNIVERSIDAD NO ES PARA FLOJOS, NI PARA DESCUIDADOS-. Aún así, nuestros muchachos se tomaban tiempo para salir los viernes, luego de clases, para distraerse y luego ponerse de acuerdo para salir un sábado o un domingo, pero cuando la presión de clases era fuerte, se ponían a estudiar juntos, bien sea en el campus o en casa de alguno de ellos, generalmente en la de Johnny, en donde pasaban unos momentos hilarantes, debido a su proverbial sentido del humor. Poco a poco, Carlos entablaba más y mas conversaciones con Norelys. Poco a poco ellos fueron conociéndose y resultó que ambos tenían ciertas afinidades. Por supuesto, la catira nunca se enteró que Carlos la siguió esa vez mientras recorría las otras facultades, pero en una ocasión Carlos quizo comentarle que él era jugador de futbol sala y que le gustaba los deportes. Pues ella no pareció interesarle el asunto y cambió de tema, dejando a nuestro amigo intrigado. -¿ME HABRÉ EQUIVOCADO?- pensó, pero eso no hizo mella en la buena imagen que tenía de esa catira. Pero había un detalle: Norelys comenzó a tener cierto interés en Carlos, debido a su forma de ser, pero por ser ella una persona reservada no se lo decía. -HAY QUE DARLE TIEMPO AL TIEMPO- se dijo a sí misma. Carlos siempre la observaba a ella y empezó a notar algo peculiar en su físico, pese a que mostraba muy poco debido a sus vestimentas, Carlos notaba en ella un cierto aire saludable, de vigor, además sus gestos y movimientos, a pesar de ser muy femeninos, eran ágiles. En una ocasión ella recibió una llamada a su celular, era algo urgente, y la catira salió rauda hacia la entrada de su facultad: su padre le había llevado un trabajo que a ella se le había olvidado en casa y era una tarea para ese día, tuvo la suerte que la clase de esa materia la vería a la última hora. Carlos, Mario, Simón y compañía notaron la velocidad con que ella corría. -¿OIGAN, VIERON LO RÁPIDO QUE CORRE ELLA?- preguntó Carmen. Carlos y también Mario notaron que sus movimientos eran los de una atleta, quedando sorprendidos. Finalmente, después de unas semanas, Norelys se integró definitivamente al grupo y cayó muy bien en ellos, debido a su forma de ser, además de ser una buena compañera. Y nuestro amigo ya había entrado en confianza con ella. Poco a poco esa amistad se tornó más y mas sólida, aunque Norelys, seguía con la misma costumbre de irse sola de clases, algo que sus amigos, incluído Carlos, le respetaban, no sin antes de pedirles un día que le disculparan por no salir con ellos un viernes -ES QUE TENGO UN COMPROMISO- les dijo. Carlos tenía mucha curiosidad por saber qué era. Así que decidió seguirla otra vez. De nuevo Norelys se dirigió a la facultad de medicina. Carlos la seguía de lejos, como siempre. Y como aquella ocasión, la catira se dirigió a una oficina cercana a un gimnasio, en el lugar donde Carlos le había perdido la vista. Esta vez nuestro amigo estaba decidido a no dejarse despistar y desde un sitio estratégico montó guardia y se dispuso a esperarla. Pasaban los minutos, que después se transformaron en una hora, Carlos se había sentado en un banco y comenzó a impacientarse. - ¿QUÉ CARRIZO ESTARÁ HACIENDO ELLA AHÍ METIDA?. se preguntó. Viendo que los minutos pasaban y pasaban, optó por ir de una vez a aquella dependencia. Definitivamente él no conocía la universidad por completo, no había tenido tiempo, o no tuvo el interés en hacerlo dado que estaba dedicado por entero a los estudios, que no se tomó la molestia de recorrerla en un principio. Finalmente se dirigió a esa puerta y pudo comprobar que la misma daba aun pasillo. Por ahí caminó, comprobando que habían otras puertas, pensado que eran aulas, Carlos no les prestó atención, hasta que vió una, casi al final del pasillo. Su instinto de macho le indicó que se asomara allí. Sentía un ruido metálico que se acrecentaba en la medida que se acercaba hasta que cruzó el umbral de esa puerta... Se topó con un pequeño gimnasio, pero que estaba mas o menos bien equipado, tenía máquinas de multifuerza, unas bicicletas y pesas. Pero no había mucha gente. Sólo vió al principio a dos muchachos que estaban alzando unas pesas olímpicas, practicando halterofilia. Finalmente se le acercó un señor, quien al parecer era el encargado de esa dependencia y se puso a su orden. Carlos sólo dijo que era un alumno nuevo que estaba conociendo la institución y que estaba aquí para solicitar información. El encargado de manera amable comenzó a decirle los requisitos para utilizar el gimnasio cuando Carlos, en otro vistazo a las instalaciones se percató de una figura que le parecía conocida y que estaba utilizando una de las máquinas de multifuerza. Era Norelys, que estaba haciendo ejercicios para las piernas. Carlos la observó sin que ella se diera cuenta, y cuando el encargado terminó de hablarle, le pidió que le dejara terminar de recorrer el recinto, a lo que el señor aceptó. Aprovechó para colocarse en un sitio estratégico del mismo y se dispuso a observar a su compañera. Carlos se sintió un poco frustrado pues, si era un gimnasio, por lo menos vería a su rubia compañera de clases en ropa apropiada para la ocasión, pero no fué el caso. Norelys vestía un conjunto deportivo, suéter y mono, pero que le quedaban holgados. Como siempre, al parecer siguiendo una especie de regla que no le permitía mostrar su físico a sus semejantes. Después se puso a observarla detenidamente, notó el esfuerzo que ella hacía para realizar el ejercicio. Carlos trató de acercarse a ver la máquina, pues deseaba ver cuántas barras estaba utilizando para el ejercicio de cuádriceps. Se quedó sin aliento cuando observó que levantaba unas 8 barras, con las cuales hacía unas quince repeticiones. Se dirigió al encargado y le preguntó que cuantos kilogramos pesaban las barras de la máquina que la rubia estaba usando. -ESTA LEVANTANDO APROXIMADAMENTE 70 KILOS, CADA BARRA PESA ALREDEDOR DE 9.5 KG- Y prosiguió -ESA JOVEN TIENE UNA FORTALEZA EXTRAORDINARIA PARA SER MUJER. HA ESTADO VINIENDO DESDE QUE EMPEZ" EL SEMESTRE Y SE HA APLICADO BASTANTE. CADA DÍA VIENE CON MÁS GANAS, LEVANTA MÁS PESO EN SUS EJERCICIOS. TIENE UN POTENCIAL MUY GRANDE- Carlos volvió de nuevo su vista a ella la vio ahora sentada en un banco y vio como ella se disponía a tomar unas mancuernas que se veían muy gruesas. Nuestro amigo no supo calcular cuanto estaba alzando cada mano de ella, pero veía con cierto orgullo como su rubia amiga hacía un esfuerzo bastante grande para realizar el ejercicio. Dándose por satisfecho y convencido de que no lo vio, Carlos decidió retirarse del gimnasio, evitando dejarse ver por Norelys. Bueno, eso creía él pues, la rubia lo vió por un rabillo del ojo cuando estaba conversando con el encargado, pero estaba muy concentrada en sus ejercicios. Bueno, Carlos se retiró pensando en ella, pero inquieto pues todavía no le había visto su físico, algo que la rubia no mostraba por alguna razón. Pasó ese viernes, también transcurrió el sábado. El domingo amaneció con un sol resplandeciente y Carlos se aprestaba para ir a jugar algunas partidas de futbol sala en el parque. Como todos los fines de semana desde hacía mucho tiempo, se levantaba temprano para ir a encontrarse con sus amigos de cancha y practicar su deporte favorito. Se consiguió de casualidad a Mario y a otros muchachos que estudiaban en la universidad. así que que nuestro amigo vió una oportunidad para ver si podría armar un equipo con ellos. Jugaron juntos y tuvieron una actuación regular para ser la primera vez, pues pudieron ganar varias partidas. Al filo del medidodía, Mario y los demás decidieron irse, quedando Carlos jugando las partidas con los que quedaban y con los que iban llegando en el transcurso del día. Jugaría dos más y fué precisamente en la última partida cuando se percató que desde fuera de la cancha, en un sitio bastante retirado, alguien lo estaba observando. No pudo reconocerla debido a que estaba lejos y siguió jugando como si nada, aunque ya las energías no eran las mismas de temprano y estaba corriendo menos. la partida transcurría y Carlos ya estaba quemando sus últimos cartuchos, pero sentía cierta aprehensión, como si alguien en específico lo estuviera observando y volvió de nuevo su mirada al sitio donde se encontraba la chica, ésta ya no estaba allí. Miró a su alrededor y no lograba conseguirla, hasta que logró ubicarla: estaba sentada junto a unas barras paralelas y fijas que habían cerca de la cancha y fué cuando finalmente pudo reconocerla: Era Norelys, que lo saludó con la mano y le sonrió. Carlos se sorprendió mucho y se desconcentró un poco del partido, desubicándose en la cancha, pero luego se recuperaría y para impresionar a su amiga, empezó a jugar con más ganas, pero ya era mediodía y había jugado bastante, por lo que mas bien terminó por cansarse. No pudo demostrarle mucho y al final su equipo perdió, debiendo salir de la cancha. Entonces Carlos se dirigió hacia donde estaba ella. -¿C"MO ESTAS, NORELYS? ¿Y ESO QUE ANDAS POR AQUÍ?- Preguntó Carlos. -AQUÍ, VINE A HACER TROTAR Y HACER UN POCO DE EJERCICIOS, PERO PASABA POR AQUÍ Y TE VÍ- Efectivamente, la catira vestía otro conjunto deportivo, ancho, como siempre, y el suéter estaba sudado. -TROTÉ, DÍ VARIAS VUELTAS Y AHORA VOY A TERMINAR LA RUTINA- Carlos le dijo que iba a beber agua y le preguntó a la rubia si iba a otro lado a terminar de hacer ejercicios. -AQUI ME QUEDO, ANDA Y VIENES, TRANQUILO- le respondió. Carlos fué a beber agua y lavarse un poco la cara y regresó al banquito donde estaba su amiga. No la consiguió sentada sino en medio de las barras haciendo calentamiento.-YA SE VA, ESTA HACIENDO LOS ESTIRAMIENTOS DE RIGOR- pensó nuestro amigo. Pero se sorprendió cuando su compañera universitaria se montó sobre las barras paralelas y empezó a hacer fondos. Carlos se quedó parado viéndola hacer varias repeticiones, las cuales hacía con soltura, como si de verdad tuviese tiempo haciendo ese tipo de ejercicios. Norelys notó a Carlos y se le dibujó una pequeña sonrisa en sus labios. Para asombro de él, la catira hizo 10 repeticiones y se quedó sentada sobre las barras. -OYE CARLOS, ¿TE QUEDAN ENERGÍAS? ¿QUIERES VENIR A EJERCITARTE UN POCO?- le preguntó guiñándole un ojo. -NO GRACIAS, ESTOY MUY CANSADO, ME SIENTO REVENTADO. MUCHACHA ¿DESDE CUANDO LE METES A LAS BARRAS?- le contestó.- LLEVO TIEMPO EN ESTO- le dijo Norelys. -OYE, ESTE VIERNES HICISTE ALGO QUE NO ME GUST"-, -¿QUIEN YO? Le respondió Carlos, titubeando un poco -SI, ME ESPIASTE, PENSÉ QUE ERAS UN CABALLERO, PERO RESULTA QUE LOS CABALLEROS NO HACEN ESO, ESPIAR A LAS DAMAS, SIGUIÉNDOLAS EN EL CAMINO- dijo Norelys con la cara seria, mirando fijamente a su amigo, quien después se puso rojo de pena y luego de quedarse callado, intercambiando miradas con ella, finalmente le confesó -SI, TE SEGUÍ-. Carlos le explicó que era por curiosidad, por saber por qué ella siempre se iba de clases como evadiéndolos a él y los demás compañeros, pero tuvo él cuidado de no decirle que le gustaba. Cuando le daba las razones, gagueaba, tartamudeaba un poco, le costaba encontrar las palabras adecuadas, pero a Norelys no le molestó. Al principio lo miraba seria, pero después aflojó un poco las facciones y empezó a sonreir de nuevo. Por dentro se reía y se decía -PROBRECITO ESTE MUCHACHO, NO HAYA COMO EXPLICARME SIN REVELAR SUS VERDADERAS RAZONES- Terminó por escuchar a Carlos y le dijo un simple - ESTA BIEN-. Ya su sonrisa era amplia, algo que tranquilizó a su amigo. Se volvió a incorporar sobre las barras para seguir con los ejercicios y empezó a darle a los fondos, todo bajo la atenta mirada de Carlos, quien estaba verdaderamente impactado por esa visión. Norelys hizo esta vez 11 repeticiones y cuando las terminó se dirigió a Carlos. -AYER ME SEGUISTE HASTA EL GIMNASIO, VÍ QUE HABLABAS CON EL ENCARGADO- Carlos le dijo: -ME QUEDÉ PASMADO CUANDO TE VÍ. TAMBIEN ME PREGUNTABA SI HACIAS EJERCICIOS PUES, LA OTRA VEZ...- Norelys lo interrumpió -AAAAHH ¿CON QUE ME VENÍAS SIGUIENDO DESDE HACÍA TIEMPO? MMMMMMMMM- le dijo con mirada entre seria y pícara. -¡NO! ¡NO! NO PIENSES MAL, NORELYS, SOLO TENÍA SIMPLE CURIOSIDAD PUES VÍ QUE IBAS A LAS CANCHAS Y GIMNASIOS DE LAS OTRAS FACULTADES, ESO ES TODO, EN SERIO- se apresuró en responder Carlos, siguió explicándole a una Norelys que se hacía la seria, pero que en el fondo disfrutaba con las palabras de su interlocutor. Carlos gustaba de ella, pero no sabía que la catira que tenía enfrente también estaba pendiente de él. No sabía que ella lo había visto antes jugar fútbol sala en el parque, que cuando estaban una vez en la universidad, le llamaba la atención su forma de ser. Y que cuando lo vió en el gimnasio, ella se turbó un poco, pero que le daba gusto el interés disimulado de él. Evidentemente Norelys no era una chica sedentaria como aparentaba serlo sino que por el contrario era deportista. Se Iba todos los días al gimnasio de la facultad a ejercitarse en el gimnasio antes mencionado, lo aprovechaba pues como era estudiante la universidad podría hacerlo sin problemas nada mas que realizando algunas colaboraciones. Había estado en otros gimnasios pero estos eran un poco caros, así que decidió comprarse un equipo de pesas para entrenar en su casa, pero necesitaba las máquinas de multifuerza para hacer los ejercicios completos, por lo que decidió buscarse un gimnasio de nuevo, pero que fuera un poco mas barato. Quedó en la universidad, y trató de averiguar si la facultad donde ella estudiaba tendría uno, pero no lo tenía, así que decidió caminar por la universidad para ver si conseguía un sitio en donde pudiera practicar, aprovechando su condición de estudiante y así sacarle provecho a los servicios extra académicos que dicha casa de estudios ofrecía, consiguiendo el local de la facultad de medicina. Norelys practicó deporte desde niña. Su especialidad era la gimnasia en sus diferentes estilos, incluyendo la rítmica, habiendo participado en muchas competencias. Ganaría la debida flexibilidad corporal pero solo sus piernas tuvieron el desarrollo muscular que la disciplina otorgaba, pero con el tiempo la catira quería sentirse más fuerte, así que después de dejar la gimnasia, se decidió por las pesas. Pero hubo un episodio en su vida que la impulsaría a ella a dedicarse a fortalecer su cuerpo de sobremanera, a hacer de éste no solo su templo sagrado, sino un arma para defenderse. Estando en la escuela, ella gustaba de un compañero de clases. Pero éste no le prestaba atención. Y para colmo de males éste tenía una novia de otro salón que era famosa por ser una niña camorrera, a la que todas las demás le temían. Pero ella estaba muy pendiente de él y siempre buscaba la manera de estar junto a él, pero el chico de marras le sacaba el cuerpo, la ignoraba o le hacía bromas pesadas, todo para quitársela de encima, jugando siempre con sus nobles sentimientos. Hasta que una tarde, el muchacho accedió a una de las peticiones que ella tanto le hacía, salir juntos de la escuela, pues ambos vivían en la misma urbanización y tenían la misma ruta. Pero Norelys cayó en una trampa tendida por la novia de éste y cuando se dirigían a casa el chico decidió que se fueran por otra calle; la catira, que estaba muy embelezada y emocionada porque al fin el chico de sus sueños estaba junto a ella, aceptó sin sospechar nada. En esa otra calle la esperaba la camorrera junto a sus amigas y entonces al verlos, ella le reclamó a su novio, en un teatro montado, por qué andaba con una chica que no fuera ella y seguidamente empezó a insultar a Norelys. Esta no se quedó callada y respondió a los insultos que le profería su rival, ante el asombro de los presentes y en un acto valiente la empujó. Cometió un error al dejarse provocar, pues su rival era mas alta y fuerte y además sabía pelear, así que seguidamente la camorrera le asestó un golpe en la cara que la dejó aturdida y luego la empujó, cayendo Norelys al suelo totalmente sorprendida por la fuerza de ella. Y mas sorprendente aún su rival le invitó a levantarse, cosa que ella hizo, pues pasó del estupor a la rabia. Una vez de pié, la camorrera se abalanzó sobre ella lanzándole golpes como si fuera un varón, mientras que Norelys sólo atinó a halarle el cabello, se limitó a pelear al estilo femenino, pero vió que estaba en inferioridad de condiciones ante su rival y esta le golpeó el estómago mediante un rodillazo, sacándole el aire. Luego le daría una combinación de tres golpes que harían impacto en su cara. Norelys estaba indefensa mientras que los golpes la habían hecho retroceder y quedó de espaldas a una pared. Su enemiga avanzaba, pero la catira en una reacción desesperada logró detenerla pateándole una pierna y trató de lanzarle un golpe con su mano derecha, pero la camorrera se lo detuvo con su mano izquierda, tomándosela. Norelys lanzó otro con la zurda y la rival con su otra mano también se lo paró, quedando ambas en un duelo de manos y de fuerza en el que la camorrera ganó. Le dobló los brazos hacia abajo y acto seguido le pateó al estómago, sacándole el aire que le quedaba y le conectó una combinación de golpes a su rostro que acabaron con ella, quedando Norelys tirada en el piso, totalmente derrotada. Su rival la venció y le dijo que dejara a su novio en paz, porque si no la iba a dejar peor. Norelys sangraba por la nariz y tenía un labio partido, estaba en el piso llorando y vió como su enemiga se paraba sobre ella, los pies en cada lado de su cabeza, en señal de victoria. El chico de marras que no la quería disfrutó de lo lindo como su amazona vencía a su rival, yéndose con ella. Este episodio cambiaría la vida a Norelys, quien decidió ponerse fuerte. A partir de entonces comenzaría a ganar músculo en base a levantar pesos y mancuernas y practicar otros deportes que requirieran de esfuerzo físico como el baloncesto y el ciclismo. Mucho depués aprendería a pelear al meterse en clases de defensa personal, pues deseaba vengar aquella derrota sufrida ante una rival que era superior a ella. Averiguaría su nombre: Marta. La seguiría viendo en la escuela, pero sería por cosa de dos o tres días más despues del duelo, pues la niña desafió a una maestra y fué expulsada de la escuela. Nunca más la vería, pero ella albergaba un sentimiento de venganza y quería desquitarse, para ello comenzó a realizar esas todas esas prácticas deportivas, con la esperanza de volverla a ver estando ya preparada y así retarla a una pelea de revancha. Pasaría mucho tiempo antes de que se le presentara la oportunidad, mientras, ella ganaba músculo y fuerza. Los mismos elementos que le servirían para demostrar su vigor ante Carlos, haciendo barras luego de darle varias vueltas al parque trotando. Carlos estaba fascinado por esa exhibición de la catira en los hierros. Fué notando como en la medida que hacía las repeticiones, ella las aumentaba. Al principio hizo diez, luego once, después doce. Veía el esfuerzo que Norelys ponía en sus ejercicios. Y ya tenía el suerte más sudado, pues a pesar de estar ubicadas las barras junto a un arbol y éste proporcionaba buena sombra, ya el sol de mediodía comenzaba a pegar más fuerte. -¿NO TIENES CALOR?- le preguntó Carlos a la catira. -SI- contestó ella y acto seguido, le dió la espalda y se quitó el suéter... Tenía un top ceñido al cuerpo, lo que le permitió a Carlos observar por vez primera parte del físico que se gastaba Norelys: Su espalda era ancha, que formaba una V en la medida que bajaba a sus caderas. Sus hombros se notaban fuertes, con unos deltoides prominentes. Luego se volteó para pedirle a su amigo que le tuviera el suéter mientras ella se arreglaba el cabello pues se había despeinado. Notó la cara de Carlos, era de asombro, pues vió luego sus brazos: eran potentes, no solo los deltoides estaban desarrollados, también sus tríceps y sus bíceps... los bíceps eran lo que más resaltaba, pues, eran grandes y mostraban definición. Veía Carlos que la piel de Norelys estaba desprovista de grasa pues, podia ver las venas de sus poderosos brazos, así como se notaban algunas fibras musculares. Lo cumbre era que pese a lo desarrollado de su musculatura, Norelys no perdía ese encanto, esa belleza, y lo más importante, su físico era poderoso pero todo dentro del más amplio sentido de la femineidad. Con todo y músculos se veía femenina. Y eso que nada más ha visto una parte, pues el top tapaba su abdómen, pero como era ceñido permitía ver como los músculos abdominales de la catira también estaban desarrollados. Carlos quedó totalmente perplejo. Estiró su mano para recibir el suéter que le daba Norelys, pero tenía la boca abierta. Norelys observó el estupor en el que había entrado su amigo. Sonriéndole se dirigió a las barras, se montó y volvió su mirada a él. Lo miró con ojos llenos de sensualidad y luego puso su vista al frente para realizar el ejercicio. Comenzó a subir y bajar, pero a diferencia de las anteriores repeticiones, lo hacía más lentamente. Carlos contempló los músculos de su amiga trabajar para realizar los movimientos de subida y bajada. Para él era un espectáculo ver como esa catira hacía las repeticiones, ver como sus músculos se hinchaban en la medida que hacía el ejercicio, sobretodo sus bíceps. Fué contando las repeticiones -UNO... DOS... TRES... CUATRO... - veía Carlos el esfuerzo que Norelys hacía -CINCO... SEIS... SIETE... OCHO...- la catira comenzó a respirar un poco más profundo -NUEVE... DIEZ... ONCE... DOCE ... - Carlos se puso a la espectativa para ver si ella iba a aumentar el número, siguió contando mientras Norelys empezaba a gemir -TRECE... CATORCE... ¡QUINCE!... ¡DIECISEIS!...- Norelys paró y se bajó de las barras. Ella debía hacer trece repeticiones siguiendo la rutina correctamente, pero como tenía a un espectador como Carlos, sintió que tenía más fuerzas y decidió hacer tres repeticiones de más. Además, como se diría ella misma -EL SE LUCI" AL VERME, A PESAR DE ESTAR DISMINUDO FÍSICAMENTE. AHORA ES MI TURNO- Descansó un poco mientras miraba con placer el rostro de Carlos. Estaba asombrado de sus condiciones físicas, de su cuerpo. Norelys podía vanagloriarse que tanto esfuerzo hecho en el pasado había dado sus frutos. Pero no todo quedó allí. Tras una muy breve conversación, en la que Carlos dejó colar algún piropo disimulado, Norelys miró hacía la barra fija. Se levantó, dirigiéndose a la barra, volvió a ver a Carlos con sensualidad y con una sonrisa en lus carnosos labios dió un pequeño salto y sus manos se asieron de la barra, empezando a subir y bajar. Las manos estaban separadas y ella empezó a subir tocando con su nuca la barra: estaba haciendo cristos, ejercicio considerado por muchos como el más poderoso que se haga en la barra fija, pues trabaja casi todos los músculos de la parte superior del cuerpo. Carlos miraba extasiado, definitivamente le fascinaba observar a una mujer haciendo ejercicios y se sentía conmovido pues, pese a ese físico poderoso, Norelys seguía viéndose linda, su rostro seguía irradiando simpatía y belleza. La catira gemía del esfuerzo mientras realizaba la rutina y cuando llevaba tres repeticiones empezaba a mirar a Carlos con placer, con el rabillo del ojo y parecía tomar un segundo aire y realizaba la siguiente repetición con más vigor. Hizo siete cristos al final y con ello dió por concluida su rutina ese día. Le pidió el suéter a Carlos y se sentó en el banco a descansar. Nuestros protagonistas entablaron una conversación en la que al principio abundó el lenguaje técnico del deporte. Cada quien empezó a hablar de sus experiencias en sus respectivas disciplinas y ambos se halagaron mutuamente. Norelys le dijo que jugaba bien al fútbol, Carlos le dijo que era la chica más linda y poderosa que había visto. Entonces las miradas comenzaron a hacerse más dulces... en señal de que había mucha química entre ellos dos. Descansaron un rato, se levantaron para tomar agua y luego salir del parque. A la salida ambos se despidieron por primera vez con un beso, puesto que la catira siempre se iba rápido, sin tantas ceremonias. El beso que se dieron fue cerquita de la boca de cada uno, casi rozaron sus labios. Norelys se montó en el autobús, mientras Carlos se dirigía a la estación del metro. Pasó el día y esa noche Carlos no dejaba de pensar en ella, en lo que hizo en la mañana, en los portentosos brazos que tenía. Paralelamente, Norelys en su casa también hizo lo mismo. También le gustó el físico de Carlos. Y en ambos casos, ya se conocían de trato, por lo que las probabilidades de que esa amistad iba a pasar a otro plano aumentaron considerablemente. Esta historia continuará.