Educando a Jason - 3 Título original: Jason Gets Raped, by Marmot. Traducido en abril 2002 Un marido desobediente es castigado por su esposa ----------------------- Jason se sentía en el paraíso con su mujer, con los brazos y piernas de ambos entrelazados. Livia estaba acariciando el pene de Jason, admirándolo. Jasón le pidió que se lo metiere en interior. "No, cariño mío; deja que me encargue de todo" dijo ella apretando dolorosamente sus testículos. "No." El olor de las flores perfumaba el aire mientras Jason se colocaba más cerca de ella. Así que se abrazaron, él se puso encima de Livia y la penetró. "Así no, cariño" dijo ella, sacándose de encima y dándole un azote en el trasero. "No." Abrazados, el suave aire acariciaba los dos cuerpos. Livia cogía delicadamente el pene duro de Jason en su suave mano y le masturbaba cariñosamente. "Te quiero tanto, Livia" susurró Jason, con los ojos cerrados. "Yo también te quiero, cariño, pero se puede saber que estás haciendo?" Jason se estremeció al oír esta voz, casi se muere del susto. Abriendo los ojos, vio a su mujer de pie enfrente de él. Estaba radiante vista desde abajo, su figura ocupando la puerta del baño que da al dormitorio y con su camisón tapando apenas sus dinámicos y grandes senos. Sus ojos azules brillaban y sus labios mostraban un sonrisa divertida. Jasón sentado en la taza del water, sacó rápidamente la mano de su cada vez más encogido miembro e intentó levantarse. "No, Jason!" le reprendió Livia. "De rodillas, pequeño." Jason se puso de rodillas, aliviando así sus doloridos pies. "Puedo soportarlo. No duele mucho." "Lo sé, mi amor, pero si no te levantas hasta yo te lo diga, te curarás antes" le corrigió su esposa. "Además," sonrió ella, "todavía puedes hacer otras cosas estando de pie, por lo que veo." "Yo, um, puedo explicarlo Livia." Jasón sentía que estaba enrojeciendo. "No es necesario, adorable hombrecito." Livia se agachó, colocando sus dos piernas alrededor de Jasón. Le rodeó cariñosamente con sus brazos. "Oh, mi amor! Te he tenido abandonado, no?" "Oh! No, Livia. Solo soy un niño malo que." Livia puso un dedo sobre los labios de su marido, satisfecha por su inmediato silencio. "No Jason. Escucha. He estado tan concentrada en ayudarte a comportarte que no he tenido en cuenta otras necesidades. Pequeño, tú me deseabas, y sentías que debías darte placer. Lo que has hecho está mal, es algo sucio, pero como sabías hacer otras cosa, solo te daré un pequeño azote." "No hay vara?" Jasón sabía que parecía un niño y este pensamiento le irritó. "No hay vara esta vez." Livia pasó sus dedos por el pelo de su pequeño e inocente marido. "Tan infantil" pensó complacida. Se sentó al borde de la bañera y dio una ligera palmada a su regazo. Con satisfacción observó que marido obedecía inmediatamente, colocándose sobre su amplio regazo para ser azotado. Sin embargo, a pesar de su cuidadosa sumisión a ella, Livia todavía sentía el miedo en sus ojos grises. Meneó a Jason en su regazo, dejando que su pene se colocara entre sus muslos para apretarlo cariñosamente. Entonces puso su mano sobre el redondo trasero de su hombrecito dispuesta a darle su correspondiente azote. "Has sido un chico muy malo, Jason!" le riñó. "Jasón nunca debe darse placer a sí mismo sin permiso! Tu cuerpo es mío, pequeño. Yo me ocupo de ti y solo cuando yo digo, (o si quiero), puedes tener placer.. Livia paró de reñirle antes tiempo, viendo que las mejillas de Jason se llenaban de lágrimas. Jason se afectaba mucho con las riñas de Livia pero esta vez parecía que le había afectado mucho más. "El pobrecito se debe sentir muy culpable" pensó ella. Jason estaba estirado sobre el regazo de ella y se sentía avergonzado. Avergonzado de lo que había hecho. Avergonzado porque Livia estaba enfadada con él. Pero sobretodo estaba asustado de su mujer, asustado del castigo que iba a recibir. No era un niño, era un hombre! Estaba decidido a actual como tal cuando el azote empezó. Casi inmediatamente, Jason empezó a llorar como un niño pequeño. Los azotes acabaron rápido pero sus nalgas dolían un montón cuando Livia terminó. Jason se sentía pequeño y vulnerable mientras su esposa le levantaba y lo abrazaba. Al mismo tiempo ambos notaron que tenía de nuevo una erección. Jason enrojeció al mirar a su esposa. Porque se estimulaba así después de ser azotado. Le gustaba? Jason bajó la cabeza avergonzado y temeroso. "Shih, shih. Todavía te quiero, pequeño." Su mujer era tan cariñosa. "Livia todavía quiere a Jason." Puso sus enormes brazos alrededor de él. Inmediatamente, él se acurrucó en su cálido abrazo, empezando a ponerse rígido cuando su esposa empezó a acariciar su erecto miembro. Estaba su esposa tan estimulada como él por el azote? Tímidamente, levantó la vista hacia sus ojos. Eran como brillantes gemas repletas de lujuria. Su esposa le puso de rodillas delante de ella. Jason ya conocía esta posición y solo la timidez le invadía. Se vio recompensado con una cariñosa sonrisa. "Ahora Jason, cuando quieras sexo, esto es lo que harás. Te arrodillarás delante de Livia y llamarás su atención si está ocupada. Recuerdas como le gusta a Livia que le llames su atención." "Besando tus pies." Dijo Jason sumisamente. Como lo podía haber olvidado? Le había estado besando los pies muchas veces al día durante la pasada semana. Ello le hacía sentirse pequeño, vulnerable y no le gustaba esta sensación. Pero a Livia le gustaba; ronroneaba como una gatita cuando le besaba los pies. Y Jason se sentía tan bien cuando Livia era feliz. Le acariciaba los pies, era la forma de decirle "Te quiero." Y su pies eran tan suaves. "Así está bien, sigue así!" Livia estaba agradecida a su hombre. "Eres tan dulce!" Jason miró hacia arriba con grito. Cuanto tiempo había estado agachado de esta manera besando los pies de su esposa? Mirando a su esposa, Jason sintió enrojecer y avergonzado de estar haciendo algo sin sentido. "Shih, shih, cariño." Livia cogió las diminutas manos de su esposo con sus grandes manos. "Livia sabe que la quieres y es normal que un hombre quiera satisfacer a una mujer de la cual está enamorado. Puedes besar mis pies incluso si no quieres nada en concreto." Sujetando sus manos, Livia se levantó. "Ahora déjame mostrar como Livia le dice a Jason que quiere sexo." Jason se sintió aplastado cuando su esposa se echó encima de él. Sus grandes senos cayeron pesadamente sobre él y ella le besaba que tan fuerte que tenía problemas para respirar. El peso de Livia le aplastaba contra el frío suelo de la sala de baño. El sexo de ella se sintió tan caliente y húmedo contra su pene. Jasón sintió que su corazón saltaba en su pecho mientras ella le abrazaba con fuerza y pasión. La lujuria de su esposa le envolvía, mientras ella se movía encima de él. Era tan gentil, tan tierna que se sentía como una frágil flor bajo su tacto. Ella murmuraba suavemente, maternalmente y él se sintió como un niño bajo su dulce cuidado. De pronto, se la sacó de encima y se levantó sobre sus doloridos pies. "Yo, um, Livia, no puedo, eh, yo no soy un, ah, oh, para ya!" Livia estaba confusa. "Jason, que pasa, mi niño?" "No soy un niño!" gimoteó él. De pie sentía un dolor y entre sus quejas dejó escapar un grito de dolor. Movía los pies constantemente para evitar el daño que le producía. "Y, um, y no puedo... hacer esto... no me dejas ser el hombre." "Ya comprendo." Livia se sentó en el suelo, controlando su creciente ira con gran esfuerzo. "Pequeñín. Quiero sexo contigo" Se dirigió hacia él. "Y pequeño, voy a tener sexo contigo ahora, de la manera que yo quiero, no de la manera que tú crees que se ha de hacer. Ahora, no voy a tirar tu cuerpo al suelo y violarte pero debes confiar en mí. Jason, mi amor, te someterás a mí y me dejarás hacerte el amor a mi manera?" "No!" Jason trató de escapar de su esposa pero solo logró dar tres pasos antes de caer en el suelo del dormitorio sujetando sus doloridos pies. En un momento, Livia estaba encima de él como una fuerte y airada tigresa. Él trató de zafarse pero sus débiles brazos no podían hacer nada con el cuerpo de ella e inmediatamente Livia le sujetó con sus muslos. Jason estalló en llantos de dolor cada vez más fuertes a medida que ella apretaba sobre su cuerpo y le cortaba la respiración. Cuando relajó la presión, puso recuperar aire un breve instante antes de volver a sufrir el apretón de su esposa. Esta se repitió varias veces más, mientras Jason sollozaba asustado y mareado. Finalmente, Livia paró de apretar y se sentó encima. Manteniéndolo inmóvil, Livia se agachó y le arrancó la parte superior del pijama sin problemas. Luego hizo lo mismo con la parte inferior. Cuando Jason se dio cuenta de lo que hacía su esposa, intentó luchar de nuevo pero estaba demasiado débil para hacer algo. Finalmente, Livia dejó desnudo al pobre hombre. El corazón de Livia se encogió cuando vio a su amor rindiéndose y empezando a llorar. La voz de él alcanzó el tono de un niño pequeño, circunstancia que se solía producir generalmente después de utilizar la vara contra su trasero. Livia notó que sentimientos maternales se despertaban. Estrechó a su marido entre las mismas piernas que poco antes le habían castigado y se sintió cada vez más estimulada. Sujetó el rostro de Jason y lo apretó contra sus pantis. Él frotó su cara contra su vagina y lloró como un niño sollozando contra su cojín después de haber sido azotado. La visión de la fragilidad de su esposo, tanto física como emocionalmente, y el roce de su rostro con su vagina hicieron explotar las pasiones de Livia que no pudo reprimirse. Delicadamente, para no asustar a su hombrecito, ni molestar su nueva sumisión a ella, Livia colocó el débil rostro de su pequeño esclavo dentro de su vagina. Casi inmediatamente fue víctima de un profundo y súbito orgasmo. Mantuvo a Jason allí, corriéndose en su cara, para volver su rostro de nuevo contra su vagina pero ahora más duramente, ahora más suavemente, ahora más lentamente, ahora más rápidamente. Livia utilizó a su marido para alcanzar orgasmo tras orgasmo hasta que finalmente cayó agotada. Acunó a su marido entre sus pechos. La adorable cara de éste estaba roja debido a todo el ajetreo. Tras recuperar aire, Livia acarició su rostro cariñosamente. "Adorable hombrecito, no ha sido tan malo, no?" "Oh, Livia. Ha sido maravilloso!" jadeó Jason. Nunca se había sentido tan dominado. Se sentía muy bien, dominado por el sabor y el olor de su mujer, y la sensación de su sexo en su cara, y la debilidad y la indefensión que había sentido cuando ella le sujetaba para darle placer, y el cansancio físico de haber frotar su cara contra su sexo. Sentía que era una parte de ella, dedicada a satisfacerla y lo que acababan de experimentar era mejor que las noches -y los días- de pasión durante la luna de miel. "Y no hubieras deseado que confiar en Livia, en lugar de obligarle a ella a violarte? Mientras levantaba la cabeza para clavar la vista en ella, Jason se dio cuenta que su mujer le había violado. Y que le había obligado a hacerlo por no haber querido hacer el amor a su manera. Lo que ambos acababan de sentir era maravilloso y quería que a partir de ahora siempre fuera así. El pensamiento de lo malo que había sido para obligarle a ella a hacer eso le rompió el corazón. Livia sintió un profundo afecto maternal por su marido mientras el lloraba más y más, las lágrimas descendiendo por sus mejillas mezclando con su corrida. Mientras él se estiraba entre las piernas de ella sollozando abiertamente y lastimosamente, su esposa le consolaba. Shih, shih, cariño. Livia está contigo pequeño. Te quiero, mi niño. Estarás bien en un momento. Oh, no fue Jason un niño malo al huir de Livia? Pero ahora todo está bien; Livia ha conseguido que todo esté mejor ahora". Se agachó y le dio un beso en la cabeza. "Te quiero, mi niño, y tienes que confiar en mi para saber lo que es mejor para ti." Jason asintió. "Lo siento, mamá" susurró, todavía cogido a sus pantis. Su regreso a un estado emocional infantil le hacía decir cosas de las que no era consciente. Pero Livia sí. LA rendición de su ego masculino y la aceptación del liderazgo de ella le conmovió tanto que Livia también se puso a llorar. "Confiarás totalmente en Livia a partir de ahora, verdad, mi niño?" "Sí, mama. quiero decir sí, Livia." Jason levantó la vista y asintió con tanta sinceridad que Livia sollozó de placer. Cogió a su dulce hombrecito y estrechó su rostro contra su pecho dulcemente. Él abrió su camisón y besó sus senos. Ella levantó su cara y besó amadamente sus labios. "Oh, Livia, estás llorando! Jason miró a su esposa alarmado. "he hecho algo mal?" "No, tonto!" Livia se sintió conmovida ante la ingenuidad de su marido. La mujer le cogió en sus brazos y dulcemente se estiraron en la cama. Notó que su pene se endurecía con el contacto físico. "Ahora vamos a hacer de nuevo el amor, a mi manera." Le miró fingiendo severidad. "Alguna queja, mi niño?" "No, mamá" replicó él con exagerada sumisión, y ambos lanzaron una carcajada. Livia puso a horcajadas a su marido y se quitó su camisón. Él se puso debajo de ella, ambos desnudos física y emocionalmente, esperando a que ella le hiciera el amor a su manera, finalmente aceptando él su confianza en su protección, dejando que Livia ocupara su lugar adecuado sobre él. Jason jadeó de placer mientras su esposa le montaba. Se inclinó hacia él dejando caer todo su peso, dejando que Jason chupara sus espléndidos pechos mientras ella le follaba. Lentamente, Livia le hacía el amor mientras él murmuraba mostrando su amor por ella. "Yo también te quiero, Jason" dijo Livia. "Soy tan feliz por haberme casado contigo, eres el hombrecito más adorable del mundo." Como le gustaba a Jason cuando su esposa le llamaba así!