Educando a Jason - 1 Título original: Jason Gets Broken, by Marmot. Traducido en abril 2002. Un marido desobediente es castigado por su esposa. -------- "Bienvenido a casa, mi amor!" Livia abrazó a su marido y le besó. Jason and Livia acababan de llegar a su nuevo apartamento. Livia cogió a Jason y lo llevó dentro. Aunque habían pasado dos semanas juntos haciendo las cosas que él había soñado -y otras que no hubiera imaginado jamás- Jason continuaba siendo tímido porque era la primera vez que veía su nuevo hogar. El hogar de ambos ahora. Miró a su esposa y sonrió tímidamente. "Aquí, amor, cuelga los abrigos." Livia le entregó su pesado abrigo y abrió el armario donde ponerlos. "Oh, no" pensó Jason, "no más órdenes!" Desde que se habían casado, le parecía que su esposa se pasaba todo el día diciéndole lo que tenía que hacer. En la cama era todo perfecto, donde ella tenía más experiencia que él, pero se comportaba como si estuviera al mando de todo. "No, Jason" Le corrigió Livia. "Cuelga los abrigos de manera más delicada." Livia notó que su marido se sentía mal por haber decepcionado a su esposa. Será una pareja perfecta, no importa lo que diga mi familia, pensó. "Eso está mejor!" Livia estaba contenta con su esfuerzo por satisfacerla y ello hizo que Jason se sintiera mejor pese a haber tenido que realizar algo tan inconsecuente como colgar bien unos abrigos. "Y ahora, cenamos?" Livia hizo la cena y Jason le siguió como pudo, cogiendo esto y aquello. Era pesada la manera que tenía de mandarle pero la deliciosa comida -arroz con pollo, recubiertos con salsa- suavizó la situación "Una última tarea, adorable hombrecito" -como le irritaba que le llamara así- "Lava los platos y no olvides secar todo o no quedarán limpio" "Otra vez con las órdenes! No sabe pedirlo amablemente?" Jason gruñó en silencio pero finalmente lavó los platos. "Ves, ahora que las tarea están hechas, nos podemos relajar" Livia dio una palmadita en las nalgas de Jason al pasar por su lado. Éste dio un salto pero no le dio importancia. "Bueno, la tarea diaria del esclavo debe haber acabado" pensó Jason mientras observaba la colección de CD de Livia. "Ahora las cosas irán mejor." Sin embargo, cuando Livia volvió al cabo de un momento, las cosas no fueron mejor. "Jason, estos platos no están bien. Lávalos de nuevo, cariño" "Ya basta!" pensó Jason irritado. "Esto tiene que acabar aquí!" "Jason, te he dicho que laves los platos otra vez; hazlo ahora" "Para ya de ser tan perra¡ No soy tu esclavo, o sea que para de tratarme como si lo fuera!" Las palabras salieron de su boca sin que él las hubiera pensado antes. Tanto él como Livia se quedaron atónitos "Para ya de ser tan perra! No soy tu esclavo, así que para de tratarme como si lo fuera!" Las duras palabras que salieron de su boca se hicieron sin reflexionar. Él y ella se quedaron atónitos. "Qué has dicho?" Livia mantuvo la calma pero sus ojos azules mostraban que la ira iba creciendo en su interior. "Um, que pares de tratarme como si fuera tu esclavo. Levantando la vista, Jason vio los ojos de ella y sus piernas empezaron a temblar. Pero tenía que mantenerse firme. "No, cariño. Qué me has llamado?" Se dirigía hacia él cuando le hablaba. "Yo, um, te he llamado pe-perra" tartamudeó Jasón. "Si no te gusta, para de comportarte como tal". "Ya veo." -Slap!- Livia abofeteó duramente la cara de Jason y éste sorprendido retrocedió hasta la pared. "Aw!" A Jason le dolía y estaba muy enfadado. Que derecho tenía a--? "Nunca, nunca me llames a mí ni a otra mujer con esa palabra." Livia lanzó una fría mirada a Jason y el tembló de miedo. "Me avisaron que tenía que ser firme contigo desde el comienzo pero decidí que no. Pensaba que me amarías más que a tu ego masculino. Veo que estaba equivocada." -Whump!- El pie de Livia golpeó con fuerza los testículos de Jason. Él cayó sobre sus rodillas a los pies de ella, quejándose. Ella separó las piernas de él y le golpeó de nuevo en sus partes. Jason soltó un gemido y se acurrucó en posición fetal, llorando levemente. El dolor era grande pero Jason oía que su mujer se movía por el apartamento, hacía correr agua y con miedo escuchaba que volvía hacia él- Livia se arrodilló a su lado, levantó su cabeza y lo acunó como a un niño. Él protestó y chilló pero toda su fuerza era incapaz de hacer daño al poderoso busto de Livia. "Shih, shih, pequeñín. Livia está aquí contigp." Le acarició el pelo y lo estrechó contra ella hasta levantarlo. Estaba muy enfadado y abrió la boca para decirle algo pero ella le besó y, mientras el sorprendido hombre no sabía que pensar ante este gesto, ella le puso un dedo en los labios. "No, mi amor, déjame hablar primero y luego si tienes algo que decir, te escucharé."Jasón se sentía dominado. Quería protestar pero como durante la luna de miel, sentía que obedecía a su mujer. "Cuando nos casamos, juré amarte, protegerte y conducirte en la vida para siempre. Y tú juraste amarme, honrarme, confiar en mí y obedecerme para siempre. Te acuerdas? Basta con que asientas con la cabeza". Jason asintió. No había prestado mucha atención en ese momento, pero le parecía que el sacerdote se había hecho un lío al leer. Iba a decirle a su mujer cuan delicioso había sido su golpe en los testículos pero ella continuó hablando sin dejarle tiempo a hablar. "Parte de mi juramento consistía en ayudarte a comportarte. No lo he cumplido. Si tu no me honras y obedeces, entonces los dos hemos fallado." Livia miró a los ojos de él. "Lo siento, te he fallado, cariño." Su mujer parecía tan triste que Jason sentía que quería llorar. Sin embargo, no era justo! Livia le había estado tratando como a un esclavo y cuando protestó, ella le abofeteó y le golpeó entre las piernas. Tenía que estar furioso pero lo que sentía pena y dolor por haberla entristecido. "Tendré que cuidarte mejor, mi adorable hombrecito, empezando ahora mismo. Has dicho que no pensabas ser mi esclavo. Es así como te sientes? Otra vez, solo asiente con la cabeza." Jason asintió de nuevo. Estaba loco por Livia pero si ella pensaba que podía tratarle como com si fuera su esclavo, debía pensarlo mejor. "Has visto?" Ella le acariciaba el rostro. "Tendría que haber escuchado a mis hermanas y haber sido firme contigo. Así no tendrías estas preocupaciones. Te quiero." "Ahora, mira aquí"---Aww! Livia le había agarrado por los testículos. Livia relajó inmediatamente la presión sobre sus partes, hasta que vio su expresión de agonía convertirse únicamente en dolor. "Niño malo! Livia dice que no hables hasta que ella termine. Me obedecerás ahora? Asiente" Jasón movió la cabeza afirmativamente, con gotas de sudor formándose en su frente. Cuando su mujer le soltó, respiró más tranquilo. "A partir de ahora seré más firme y dura contigo, y así no habrá dudas de quien manda aquí. Tú eres un hombre y por lo tanto débil y mi esclavo. Debes recordar que cuando me casé contigo, te hice mi esclavo, cariño." Jason se preguntaba donde había sacado la idea de que el hombre es esclavo de la mujer. Tal vez de la escuela de chicas a la que fue. De todas formas, se sentía bien porque le había dicho que le quería. Que importaba si tenía estas ideas tan raras? Lo podía aguantar. "Jason" concluyó Livia, "Te quiero y siempre te querré. No importa lo que te haga y el daño que te haga, todo lo que suceda entre nosotros será porque te quiero y me preocupo por ti. Entiendes, mi precioso niño?" Jason asintió de nuevo. Todo esto era tan extraño! "Quieres decir algo?". Jason no dijo nada. Livia ayudó a Jasón a ponerse sobre sus rodillas. Entonces su mujer se levantó y desde su altura le riño. "Vaya hombre más malo que eres" dijo, cruzando los brazos. "Te has rebelado contra alguien que te quiere y que quiere que seas feliz. Que malo y equivocado ha sido llamar a Livia y a cualquier mujer con esos nombres tan feos. Es una falta de respeto y está mal!" Jason enrojeció. Era muy embarazoso ser reñido como si fuera un niño pequeño. Livia continuaba hablando de lo mal que se había portado. Lo peor de esta verborrea era que empezaba a sentirse como un niño pequeño. Respiraba con dificultad y se avergonzó más cuando se dio cuenta que las lágrimas caían por sus mejillas. Justo cuando Jason empezaba a sentirse mal por haber faltado al respeto a las mujeres insultando de esa manera a Livia, ella concluyó su riña. "Has sido muy malo, pequeñín! Que tienes que decir de ello?" "Lo siento, Livia!" susurró él llorosamente. "Seré bueno a partir de ahora." Livia ayudó a su marido a levantarse y apretó su rostro contra su amplio pecho. "Ya sé, ya sé, Jason quiere ser bueno para Livia." Llevándolo hasta el dormitorio, añadió "y Livia sabe como hacer que Jas0n sea bueno" Livia llevó a su marido hacia la cama, susurrándole cosas cariñosas, le ayudó a sacarse la ropa y se sentó en la cama, arrimándolo contra ella. Él se sentía tan bien y sentía tanto amor hacia ella. No estaba preparado para lo que vendría inmediatamente. "Ahora, Livia va a azotar a Jason tan fuerte que él nunca volverá a pensar en ser un niño malo!" "Por favor Livia!" protestó él. "Seré bueno!" Livia puso un dedo sobre los labios de Jason y le hizo callar. "Nunca protestes un buen azote, Jason. Livia sabe lo que necesitas para mejorar tu comportamiento". La protesta de Jason era más una expresión honesta de miedo que una rebelión orgullosa. Por eso, ella solo le advirtió y no le hizo daño. Su respuesta asintiendo la cabeza le demostró que tenía razón y que debía ser firme en su castigo hacia él. Livia llevó a Jasón al otro lado de la habitación. Su corazón latía con fuerza mientras era obligado a agacharse sobre un taburete delante de una confortable silla. Una parte de él se quería rebelar, asentar su orgullo masculino para escapar de esta situación pero. Pero la mayor parte de él quería satisfacer a su esposa y dirigió su mirada hacia ella en silencio. "Ahora Jason, esto va a doler. Y mucho." Cogió una larga vara que había en un jarrón al lado de la silla donde estaba sentada. Puso agua en la espalda de él. "Probablemente querrás llorar. Mucho. Está bien. Los azotes duelen y está bien que Jason llore cuando le duela." Livia restregó la vara contra el trasero de Jason, y él emitió un quejido involuntario. "Por favor Livia, por favor no lo hagas" Jasón odiaba tener que suplicar pero estaba tan asustado! Temblaba de miedo. Livia dejó la vara apoyada contra el trasero de él y se agachó para consolarle. "Shih, shih, pequeñín. Los dos queremos que seas bueno, y los dos sabemos que un azote te ayudará a ser bueno." Livia rozaba suavemente su mano por la frente de él. "No tengas miedos, mi amor. Esta primera vez no te azotaré hasta que estés preparado". Jason se agachó observando como su esposa esperaba a que estuviera dispuesto para el azote. Mantuvo la vara contra su trasero y un poco de agua descendió por sus piernas. Lo que esperaba no debía ser tan malo. Por favor, azótame ahora" dijo con valentía. "De acuerdo, mi amor" -Swish!- La vara era como mil agujas picando su trasero así que Livia empezó a azotarle. Empezó a chillar de dolor y estiró su cuerpo para apartarse lo más posible de ella. "Jasón malo" Livia lo agarró con fuerza y le obligó a estirarse sobre un taburete. Livia se arrodilló con una rodilla sobre el tobillo y la otra sobre su mano. -Swish!- "Aww!" Esta vez ella dirigió la vara hacia la planta de su pie inmovilizado. Jasón jamás había sentido nada más doloroso! Era peor que los azotes en el trasero. Su visión se nubló y cayó sobre el taburete, llorando. "Cuando Livia o cualquier otra mujer te azote, nunca debes luchar!" Livia puso la vara en el jarrón y sacó otra. "Ahora vamos a empezar de nuevo. Sé valiente esta vez." -Swish!- La húmeda vara golpeó de nuevo su trasero y Jason gimió. -Swish!- -Swish!- Jason gemía con cada golpe de la vara y sollozaba. -Swish!- "Para!" Jason lloraba y trataba de escapar pero su mujer se colocó encima de él, sobre su espalda, y sujetando su otro tobillo con la rodilla. Sabiendo lo que iba a venir, Jason lloraba sin cesar e involuntariamente. -Swish!- Oooww! La vara golpeó la planta del pie y otra vez el dolor fue indescriptible. Jason lloraba como un niño, con los dos pies adoloridos transmitiéndole el dolor al cerebro. "Malo, niño malo" le reñía Livia. "Nunca luches contra Livia ni contra otra mujer" Se sentó al lado de Jason y cogió una nueva vara. "Ahora volveremos a empezar" -Swish! Swish! Swish!- Jason trataba de resistirlo pero dolía tanto! "Para ya! Suéltame" lloró Jason. Retorciéndose, le dio un puñetazo en la pierna a su mujer y trató de levantarse. La rebelión física del hombre sorprendió a Livia. Se levantó y lo mismo hizo Jason. Lucharon el uno contra el otro durante un breve momento, pero Livia era mucho más fuerte, ágil y estaba entrenada en la lucha. Además, no sufría los efectos físicos ni emocionales del castigo recibido por su marido. La lucha acabó casi sin haber empezado, con Jasón en el suelo sobre su estómago y con una Livia enrabietada sentada sobre la espalda de él. "Malo! Niño malo! Agarró las dos manos de Jason y se las puso detrás de su espalda. "Nunca vuelvas a pegar a alguien! Nunca! Jason nunca pega a alguien!" Jason sentía un dolor increíble mientras su furiosa mujer retorcía sus brazos y los ponían detrás de su espalda. Gritó hasta quedarse sin voz y aun así, Livia seguía retorciendo sus torturados brazos hasta sentir que se los iba a arrancar. "Nuca golpees a nadie, hombrecito". Dijo ella enfadadísima, "Especialmente si es un mujer!" Jason no podía hacer nada mientras su esposa lo torturaba. Sus brazos le dolían más de lo que podía llegar a soportar y la voz rabiosa de Livia era demasiado horrible para él. "Esto es lo que le sucede a los hombres malos que atacan a otras personas" mientras la mujer retorcía más y más los brazos de él, sintiendo que sus tendones se estiraban hasta el límite de su elasticidad. "Jasón nunca debe pegar a alguien!" Su enfado desaparecido, Livia bajó los brazos de Jasón, asegurándose que no estaban dislocados. Se sentó en la silla y acercó a Jason poniéndolo de rodillas entre sus piernas. Él levantó la vista hacia los ojos amorosos de esa mujer que acaba de castigarle de la manera más dura que había conocido. Cariñosamente, ella sujetaba su cara entre sus manos hasta soltarle. Jason cayó hacia el suelo, llorando y llorando sin control. Livia lo cogió y lo abrazó contra su pecho. "Shih, shih, pequeño. Llora, no te reprimas". Le murmuraba consuelos maternales y arrullando al pequeño hombre hasta que finalmente éste se calmó. "Shih, Shih, Livia todavía quiere al pequeño Jason. Te quiere, amorcito" Jason levantó la vista y trató de hablar, de expresar el dolor que sentía pero solo pudo empezar a llorar otra vez, grandes sollozos que sacudían su cuerpo. Livia comprendió, al igual que su marido comprendería pronto, que este castigo era permanente. Jason estaría físicamente débil e indefenso durante muchos meses y emocionalmente sería incapaz de hacer daño a otra persona, incluso en defensa, durante el resto de su vida. Esta conclusión llevó a Livia a tener un sentimiento de protección hacia el indefenso hombrecito. Lo abrazó con cariño, arrullándolo en sus suaves brazos. Finalmente, Jason se había calmado. Hubiera llorado voluntariamente para dormirse en los brazos de su mujer pero el dolor era demasiado fuerte. En cambio, permaneció adormecido y físicamente exhausto, oyendo la dulce música de la dulce voz de su esposa. Agradecía su consuelo, a pesar de haberle hecho padecer el dolor más grande que había experimentado en su vida. Livia era tan dulce con él ahora. Jason se sintió más cerca que nunca de su esposa. Livia y le dejó levantarse. Tan pronto como sus pobres pies soportaron un mínimo peso, Jason cayó al suelo, sujetando sus pies y llorando de dolor. "Oh, pobre pequeñín!" Livia cogió a su marido en brazos y lo llevó hasta la cama. "Temo que no podrás caminar durante algún tiempo, cariño". Livia colocó a Jason en la cama y se estiró a su lado. Le acarició la barriga y la cabeza, "Has aprendido la lección, Jason?" "Sí, sí", contestó él apretujando su rostro contra el pecho de ella. Livia sujetó al llorón e indefenso hombrecito y le besó repetidamente. "Livia va ser firme con Jason, pero ya verás cariño, los dos seremos mucho más felices" Jason no contestó, solo podía asentir porque las lágrimas descendían por su rostro