Janice. Por Cyrus Map Una muchacha afroamericana de supermusculado cuerpo y gigantesca fuerza, lucha y derrota sin armas a... Advertencia: Los menores de edad deben abstenerse de leer este cuento. Mi final era pro'ximo. Mis di'as como agente de la Europol infiltrado en el ma's poderoso clan sudamericano de la coca estaban contados. El agente yanqui que debi'a haberme salvado no habi'a acudido, los norteamericanos habi'an incumplido su compromiso. Descubierto, el Jefe decidio' para mi' una muerte terrible precedida de una atroz agoni'a.En algu'n reco'ndito lugar del norte de la Amazoni'a ,so'lidamente atado por una gruesa soga a una gran rama de a'rbol, mi cuerpo pendi'a sobre la gran charca. La estacio'n de la crecida habi'a dado comienzo y las aguas, ra'pidamente, comenzaban a subir de nivel. La numerosa colonia de caimanes de la gran charca, que pasaba por tener los mayores ejemplares del mundo, se arremolinaban bajo mi cuerpo, ansiosos de darse un festi'n a mi costa. Angustiado, con las piernas encogidas en un vano intento de aplazar lo inevitable, oi'a el chapoteo de los monstruos debajo. Algu'n funesto rugido, de profundo tono bajo, surgi'a de alguna de las grandes bestias. Mientras el nivel del agua ascendia inexorablemente, algu'n monstruo saltaba intentando asir mis pies, el chasquido seco de sus fauces cerra'ndose a unos pocos centi'metros de mis piernas , seguido de las salpicaduras del grueso cuerpo al zambullirse de nuevo en el agua, me helaban la sangre. El sofocante y hu'medo calor ayudaba a encontrarme cerca de la desesperacio'n. De pronto, oi' a lo lejos una voz femenina: -"Resista Mr Louglin, soy la agente federal Janice, voy a salvarle" En lontananza divise' una lancha inflable casi sumergida, que se movi'a no muy deprisa bajo el impulso de un remo manejado por una chica de color. ¿Se trataba de la ayuda americana? ¡¡¡ A buenas horas!!! ,¡Valiente ayuda, una mujer sola y desarmada!!! Estando ya el bote ma's cerca divise' perfectamente la agente Janice. Su visio'n me dejo' tan estupefacto que relaje' mis piernas y abri' bobamente mi boca... ¡El chasquido de la mandi'bula de un caima'n muy cerca de mi se encargo' de devolverme a mi postura anterior! Janice iba muy escasamente vestida, apenas un top cubriendo sus turgentes senos y un pantaloncito corto componi'an su vestido, junto los zapatos de marcha con unos blancos calcetines doblados. Su piel eran negra como el carbo'n, mojada por los salpicones brillaba refulgente bajo el sol. El rostro dulce, femenino, con carnosos labios y oscuros ojos, suavemente maquillado, era realzado por una numerosa proliferacio'n de piercings en la nariz y las orejas. El pelo, en media melena, se peinaba en trenzas afro. Su cuerpo era enorme, tita'nico. A su gran altura se sumaba un enorme grosor. Los pies, ma's bien chicos, daban base a una piernas largui'simas y perfectamente torneadas pero de descomunal musculacio'n. Grandes gemelos destacaban su bulto en vista anterior como gigantescas cobras. Los colosales muslos describi'an una rutilante hinchazo'n que no obstaculizaba en absoluto la profunda trabazo'n de sus fibras musculares. La cintura apareci'a increi'blemente estrecha para tan sublime acumulacio'n carnosa. Bajo ella, se trazaban en redondez geome'trica los glu'teos ma's duros, redondos y hermosos jama's contemplados, claramente proyectados hacia atra's, marcando el respingo'n y apetitoso culo tan ti'pico de las mujeres de color. El tronco era au'n ma's colosal si cabe. Los abdominales se apareci'an perfectamente, sin un a'pice de grasa que los recubriera, mostraban un tamaño aberrante que se realzaba por las profundas hendiduras que marcaban entre ellos. Los pectorales, mayores que inmensos, se componi'an de una colosal trabazo'n de fe'rreas fibras de mu'sculo en estado puro. En el extremo de cada uno de ellos se alzaba, turgente un grueso, redondo y hermoso seno. Hacia la parte posterior del pectoral, se proyectaban poderosamente los inenarrables aletones dorsales, de anchura mayor que el de cualquier puerta. El cuerpo defini'a una ancha "uve" que determinaba que los brazos se destacaran alejados del cuerpo. Los brazos. Loooos brazos. Bajo un enorme deltoides, redondo y grueso como una pelota de playa, descendi'an unos recios troncos de apabullante dureza acerada que se componi'an de un gigantesco, descomunal, enorme, colosal bi'ceps, redondo y glorioso, encajado por atra's del mayor de los tri'ceps acorde con el restellleante y masivo bi'ceps. Los antebrazos, co'nicos, terminaban en unas muñecas mas bien gra'ciles, cubiertas de una infinidad de aros de metal, piel, ropa y pla'stico que desembocaban en unas manos vigorosas, pero no gigantescas, con largas y pintadas uñas. Bajo la negra piel, sin pizca de grasa, danzaban en atractivo compa's unos caudalosos amasijos de hercu'leas cepas de aceradas fibras de mu'sculo en puro estado de pri'stina totalidad. Una estremecedora red de vasos sangui'neos se destacaba poderosa por todo el cuerpo. Algunos casi tan gruesos como mangueras, otros se ramificaban en conductos ma's sutiles que trenzaban sus caprichosos itinerarios por toda la superficie de Janice, insuflando a sus tremendos cu'mulos de infinitud musculosa unos poderosos torrentes de inagotable energi'a. Era difi'cil calcular sus medidas, pero no seri'an menores de 1,85cm de alta y 170x 70x 110cm. El peso no bajari'a de los 300Kgs., cosa que explicari'a la precaria flotacio'n del bote. A pesar de la enormidad de la chica, sus movimientos eran suaves y ondulantes, como de bailarina y toda ella exhalaba un ca'lido efluvio de encantadora femineidad. Al estar ya a unos pocos metros, uno de los caimanes dejo' de interesarse por mi' y se dirigio' al bote de Janice. Consiguio' morderlo y hacer caer al agua a Janice, pero ella, enfurecida, se incorporo'. El agua le llegaba a poco ma's de la cintura. Descargo' con fuerza un tortazo contra el saurio que le habi'a provocado el naufragio. Sono' un ensordecedor sopapo. A pesar de la rapidez de los hechos, percibi' claramente el movimiento. La gigantesca cabeza del reptil se desplazo' su'bitamente hacia atra's haciendo describir a su cuerpo un ondulado serpenteo. El animal decribio' un largo vuelo panza arriba. Dudo que se recuperara del K.O. durante horas. Los caimanes se abalanzaron sobre la chica. Ella, maldiciendo en ingle's, se los sacaba fuera como podi'a, cosa que no favorecia a los rabudos habitantes del gran charco, que saltaban proyectados hacia todas direcciones, inclui'do "mi" a'rbol. ¡La verdad es que temi' que uno de los caimanes me matara, aunque no ya a mordiscos, sino proyectado por el poderoso impulso de la portentosa muscularidad de Janice!. El cuerpo de un caima'n se estrello', de lleno, en la rama donde yo pendi'a. Ese bicho no quedo' K.O., sino que casi se desintegro' al chocar con la recia madera, tan enorme era la furia del tortazo que le arreo' Janice. Un gran caima'n consiguio' casi cerrar sus mandibulas sobre la garganta de la chica. Digo casi porque sus manos detuvieron el golpe, asiendo una mandi'bula con cada una de ellas. En un viejo filme deTarza'n habi'a visto yo el he'roe vencer el impulso del mordisco de un cocodrilo asiendo este por las mandi'bulas y, seguidamente, tras un duro forcejeo, llegar a despedazar la articulacio'n. No fue ese exactamente el caso. La tenaza de las manos de la chica, apretando duramente, colapsaron cada mandi'bula del saurio, sonando un siniestro chasquido. Sin esfuerzo alguno, seguidamente Janice separo' sus brazos demoliendo literalmente en un instante la articulacio'n del monstruo, que quedo' casi grotescamente partido en dos mitades.. Pronto el resto de bichos comprendio' que su futuro era delicado si no cejaban en el ataque y emprendieron la hui'da. El siguiente paso era bajarme del a'rbol. El nivel del agua era ya demasiado alto para que Janice pudiera tener una base so'lida desde la que desatarme, se dirigio' entonces hacia el recio tronco del enorme a'rbol, ya en tierra firme. Con ambos brazos lachica abrazo' el tronco. Con los gigantescos brazos totalmente extendidos, apenas alcanzaba a abrazar medio tronco. Luego flexiono' las piernas, el especta'culo que ofreci'a el maravilloso cuerpo de Janice agachada al pie del tronco y abrazada a e'l, componi'a una estampa de inenarrable belleza. Seguidamente tenso' todos sus mu'sculos, que en aberrante festival danzaron poderosos en derrochante ostentacio'n de infinito poder, el rostro se contrajo y los ojos se cerraron mientras la boca dibujaba una expresio'n de firme determinacio'n . El poderoso abrazo hizo gemir la madera del añoso a'rbol. Pronto, la tersura ultraperfecta de la piel de los muslos, junto con el estallante festival de vascularizacio'n completa en sus piernas, me hizo comprender que eran sus piernas quienes ejerci'an el mayor impulso. Sus zapatos se hundieron en el suelo y, en un instante, sono' fuertemente un enorme crujido producido por las grandes rai'ces separa'ndose del suelo con el que hasta entonces se encontraban tan so'lidamente adheridas. Janice exhalo' un ligero gemido de sensual eco al rematar su esfuerzo. Con el rostro iluminado `por la satisfaccio'n de la difi'cil prueba superada alzo' triunfante los descomunales brazos levantando en vilo las decenas de toneladas del enorme a'rbol, seguidamente lo ladeo' y me deposito' en tierra firme. No pudo contener el impulso de tensar en victoriosa pose un doble bi'ceps descomunal como jama's haya ostentado cualquier Olympia. Tras ello, jadeante au'n, se acerco' a mi' y partie'ndo la soga con pasmosa soltura, mientras percibia la suave aroma de su limpio cuerpo me dijo: -"Perdone el retraso, hubo problemas...Y permi'tame que me presente, me llamo Janice Duracier, agente especial" . Su mirada brillo', picaruela, cuando se percato' del enorme y marcado bulto que se marcaba bajo mis pantalones. Cyrus Map