IVONNE Y LUCY, PARTE 1 Por Esper, esper_cl@yahoo.es Arturo va a estudiar inglés a los Estados Unidos y conoce a dos mujeres impresionantes Nota: en anteriores historias puse erróneamente mi mail como esper_cl@yahoo.com siendo que el correcto es esper_cl@yahoo.es , De mi parte serán bienvenidos comentarios sobre la presente historia y otras que escribí con anterioridad xxxxxxx Trabajo en el área de capacitación en Santiago de Chile, en una empresa de la cual soy socio. Después de haberlo planificado por años, logré realizar mi proyecto de irme a estudiar inglés a Estados Unidos. Una vez hechas las indagaciones, escogí una Universidad en la ciudad de Filadelfia. Tomé un curso de 6 semanas en enero y febrero, época en el cual decae la actividad de mi rubro. Mi nombre es Arturo y tengo 39 años. Me correspondió alojarme en un edificio de la universidad que estaba destinado a extranjeros. Los cursos eran bastante intensivos de 8:30 de la mañana a 4 de la tarde y después disponíamos de nuestro tiempo para estudiar y realizar otras actividades. En el curso de la mañana, el cual versaba sobre lectura y escritura en inglés, tenía como compañera a una chilena como yo, cuyo nombre es Lucía y a quien le decíamos Lucy. Ella era un tanto mayor que yo. Calculé que tendría entonces unos 42 o 43 años. Rápidamente nos hicimos amigos. Muchas veces tomamos desayuno y almorzamos juntos, y nos coordinábamos para irnos al curso de la mañana. De carácter bien alegre eran frecuentes las bromas y respuestas agudas. Me contó que era ingeniero en informática y que trabajaba en una universidad. Yo por mi parte, le expliqué que era de profesión economista pero que había derivado al tema de la capacitación a empresas. Esto último nos dio bastante tema de conversación, puesto que ella participaba en cursos de extensión. Lucy había tomado el curso aprovechando que su esposo tenía que ir a Filadelfia por dos semanas, por razones de trabajo. Se quedaría en el hotel de él por unos diez días, para luego trasladarse a las dependencias de la universidad. Con el tiempo pude darme cuenta que su matrimonio no andaba del todo bien. Un día a la hora del desayuno Lucy me preguntó "Arturo, tu eres economista, ¿no es así? Yo: Si, esa es mi profesión original. Lucy: Sabes, ayer almorcé con una chica, que creo que es holandesa que está haciendo su master acá y según le entendí está haciendo un trabajo sobre la economía latinoamericana. Yo: ¡qué interesante! Lucy: le comenté de ti y pensé que quizás querría hacerte algunas consultas. Yo: Bueno, contáctamela, con gusto le puedo ayudar. Lucy: Bien lo haré, tengo el número de teléfono de su habitación. Yo: Dale el mío y que me llame si lo desea. Lucy: Bien, se llama Ivonne y ella te va a impresionar Yo: ¿Si? ¿Por qué? Lucy: Porque es inmensamente alta. Yo: ¿Más que yo? Lucy: Ya verás. Pese a que me impactó lo que dijo de esa chica y que me atraen las mujeres altas, no quise hacer más preguntas, puesto preferí que Lucy no notara mi interés Yo: En todo caso, Lucy, tú también eres alta, Lucy: No tanto, mido 1,69 lo cual para Chile puede ser alta, pero nunca "muy alta". Yo: Si, tienes razón. Lucy: Y los tacos altos que muchas veces uso, algo aportan para verme alta, jejeje. Yo: Jajajaja, eso es prerrogativa de las mujeres. Lucy: ¿Y tú, Arturo? ¿Cuánto mides? Yo: 1,76 Había calculado antes que Lucy mediría en torno a 1,70. Cuando andaba con tacos se veía casi de mi estatura. Era de tez más bien morena y usaba el pelo teñido de un color rojo oscuro. De contextura se veía bastante corpulenta y noté que sus manos eran grandes. A veces andaba de jeans y noté que su trasero no se veía mal para nada, de tamaño superior al promedio de las mujeres y muy bien formado Como a las 5 de la tarde del mismo día, me encontraba en mi habitación cuando suena el teléfono. Lo contesto y del otro lado oigo una voz femenina que dice "Buenas tardes, ¿hablo con Arturo?". "Si, soy Arturo", respondo. Ella replica "Arturo, mi nombre es Ivonne, Lucy me dio tu nombre y número". De inmediato pensé que era esa chica de la cual me había Lucy, a la que se había referido como "inmensamente alta". Yo: Ivonne, gusto de hablar contigo, Lucy ya me habló de ti. Si no me equivoco estás haciendo un master en economía y eres holandesa. Ivonne: Así es Arturo, el gusto es mío. Yo: Muy bien, cuéntame en que te podría ayudar. Ivonne: Estoy siguiendo un curso de economía latinoamericana y tenemos varios trabajos que hacer. Me gustaría que me dieras algunas ideas y que me indicaras algunos sitios Web donde consultar. Yo: Encantado lo haré, la economía es mi profesión aunque no trabajo del todo en ello. Ivonne: Gracias, Arturo. Yo: ¿quieres que nos reunamos? Ivonne: eso quisiera... Yo: hoy pensaba cenar solo. Si te parece bien, podemos juntarnos en un comedor de la universidad y aprovechamos de conversar el tema Ivonne: Me parece una excelente idea, ¿te parece bien a las 18:30? Yo: Si, me parece bien. Acordamos reunirnos en un comedor del campus que no era en el cual cenaba todos los días. Normalmente desayunaba, almorzaba y cenaba en un comedor cerca mi dormitorio, al que asistían la mayor parte de los alumnos del programa de inglés, del cual la mayoría éramos de Sudamérica. El lugar escogido me pareció apropiado, puesto que no estaría rodeado de gente conocida. Yo: De alguna forma nos vamos a tener que reconocer. Voy a ir de jeans, una parka verde. Mi pelo es castaño y más bien corto. Ivonne: Yo estaré de parka y pantalones negros, con un paraguas rojo. Mi pelo es entre rubio oscuro y pelirrojo. Pero te va a ser muy fácil reconocerme, porque soy muy alta. Yo: ¿qué tan alta? ¿1,80? Ivonne: Más que eso... verás como te será fácil encontrarme. Llegué al lugar de encuentro un poco antes de la hora. Me quedé en la entrada esperando ver a aparecer a Ivonne. Por lo que tanto ella como Lucy me habían dicho, me imaginaba a una mujer de 1,85 o algo más. Sin embargo, me esperaba aún una mayor sorpresa. Estaba de espaldas con respecto al comedor mirando hacia distintas direcciones esperando ver llegar a Ivonne. Al cabo de un par de minutos, escucho por detrás una voz que venía de la entrada del comedor que me dice "Hola, Arturo". Me doy vuelta y lo que primero veo son sus hombros que quedaban a la altura de mis ojos. Alzo la vista hasta que me encuentro con los ojos de Ivonne. Me quedo sin decir palabra unos instantes y luego atino a decir "Hola Ivonne". Nos extendemos las manos y nos damos un apretón para saludarnos. Ivonne: (sonriendo). Como ves, soy fácil de reconocer. Yo: (le sigo su sonrisa). Claro que si. No hubieras necesitado decirme como ibas a estar vestida. De verdad eres muy alta. Ivonne: (entre risas): Si, y hasta te quedaste un poco mudo Yo: Un poco nomás. Jejejee Ivonne: Bueno, mido 1,96 y para más detalles calzo 46. Realmente me quedé impactado. Yo no soy bajo, pero ella me supera en 20 centímetros y calzo 42, tamaño de pié bastante normal para ser hombre. Había visto mujeres altas antes, especialmente dos años atrás cuando había estado en Europa, pero nunca pensé que me iba a tocar reunirme a solas con alguien como ella. Ivonne era de contextura media a delgada, algo atlética y dado su tamaño todas las partes de su anatomía se veían grandes. Entramos al comedor, tomamos la bandeja para servirnos la comida y luego nos fuimos sentar a una mesa. Me contó que pensaba trabajar en empresas antes que en la actividad académica y porqué estudiaba el master. Le conté lo que hacía yo y hablamos temas generales de la economía latinoamericana, de como estaba organizada, de los procesos históricos, de los problemas y los aciertos. Estuvimos más de una hora conversando y los temas económicos eran interrumpidos por temas de la vida personal de ambos. Finalizada la comida, fuimos a una sala de Internet de la universidad. Estuvimos visitando sitios sobre economía de Chile y de otros países latinoamericanos. Yo tenía que traducirle al inglés en algunos de ellos. Estuvimos hasta pasadas las 10, y en un momento Ivonne consideró que era tiempo de que cada uno volviera a su habitación. Ivonne: Arturo, estoy muy agradecida: me has ayudado mucho y además eres muy agradable. Yo: Tú también eres muy agradable. El placer ha sido mío. Además me encanta enseñar y la economía es uno de mis temas favoritos. Ivonne: Muchas gracias. Yo: Cuando lo desees nos volvemos a juntar y seguimos conversando de economía. Además me encantará que seamos amigos y nos veamos Ivonne: ¿De veras? Te tomaré la palabra. Yo: Trato hecho entonces. Ivonne: Trato hecho. Salimos juntos del lugar en el que estábamos para dirigirnos al lugar donde debíamos separarnos. Llovía a cantaros. Yo no llevaba paraguas. Ella abrió el suyo y me invitó a cobijarme debajo de él. Comenzamos a bromear. Ivonne: Parece que a este economista chileno le falló el pronóstico del tiempo. Espero que tus pronósticos económicos sean mejores. Yo: Pues te equivocas. Pronostiqué que iba a encontrar a una chica agradable y que iba a llover. Por eso vine sin paraguas pensando en compartir el de ella. Ivonne: Jajajajjajaa, eres muy ingenioso. Tomé el paraguas y comenzamos a caminar. Ella me tomó del brazo. Íbamos conversando y cuando la miraba podía ver como ella me superaba prácticamente en una cabeza. Llegó el momento de despedirnos. Ella me tomó por los hombros y me dio dos besos, uno en cada mejilla. Mientras lo hacía yo atiné a tomarla por la cintura. Al día siguiente, me encontré con Lucy a la hora del desayuno. Le conté de mi nueva amiga. Yo: Es realmente alta Ivonne. No esperaba tanto. Lucy: Si es impresionante. Creo que es más alta que mi primer marido, que mide 1,92. Yo: Lo es. Ella mide 1,96 Lucy: Mis dos hijas son muy altas también, pero nunca tanto. Yo: ¿Que tan altas? Lucy: Ana María que tiene 20 mide 1,80 y Viviana que tiene 18 mide 1,82. O sea la más chica es la más grande. Yo: Jajajaja. Buen juego de palabras. Lucy: Si, jajjajaa, siempre decimos eso. Yo: A propósito. No sabía que habías sido casada dos veces. Lucy: Así es. Mis dos hijas son de mi primer matrimonio que duró 8 años. Con mi actual marido llevamos 4 años casados. Pero para serte franca no hemos andado bien en el último tiempo. Y no se cuanto más vamos a durar. Yo: Ya entiendo. Lo siento. ¿Ya se fue a Chile? Lucy: Si, pero tiene que volver la próxima semana. Lo toca venir a Filadelfia a ver los desembarques de la fruta que se exporta desde Chile. Como sabes, estamos en plena temporada. Yo: Claro que si. Lucy: ¿Y vas a volver a ver a Ivonne? Yo: Eso creo. Quedamos como buenos amigos. Y tenemos que seguir viendo temas de economía. Necesita que la apoye en sus trabajos. Lucy: Y tú te estás "sacrificando" ayudándola. Yo: Jjajajaaa Bueno en realidad no es sacrificio porque me gusta mucho la economía. Lucy: ¿Es solamente la economía la que te gusta?, pícaro. Yo: Jjajajaa No quise contestar esa pregunta la que era una indirecta muy directa. Lucy: ¿Tiene novio? Yo: ¿Quién? Lucy. ¿Cómo que quién? ¡No te hagas el tonto! Yo: Jajajajajjaa. No lo sé. No llegamos a hablar de eso. Lucy: Bueno, como sea te felicito por esa nueva amistad, y que la disfrutes. Yo: Gracias Lucy. Y tú también eres una gran persona. Estoy contento de conocerte y de que nos hayamos hecho amigos. Lucy: ¡Lindo! ¡qué amoroso eres! Yo también te tengo mucho cariño. Dicho eso me tomó de la cabeza y me dio un beso apretado y prolongado en el cachete. Yo: Gracias por ese beso. Espero que sigamos siendo amigos cuando volvamos a Santiago. Lucy: Cuenta con eso. De mí no te vas librar. Yo: Me parece muy bien. Con Ivonne seguimos conversando por teléfono, tanto de temas de economía como personales. Hablamos varias veces en los días siguientes a la primera cita, que fue un lunes. Me contó que tenía novio con el que convivían y que estaba en Holanda. Seguía su relación pero estaba algo deteriorada por la distancia. Su edad era de 32 años. Por horario yo tenía libres los jueves en la tarde, por lo que llamé a Ivonne y lo ofrecí reunirnos para ver sus trabajos. Accedió gustosa. Me sugirió que nos juntáramos en su departamento, situado en el mismo campus universitario, el que arrendaba junto con una amiga danesa. Llegué las 3 de la tarde, hora convenida. Ivonne me recibió con un beso en la mejilla, para lo cual tuvo que inclinarse, obviamente. La amiga danesa se estaba preparando para irse de viaje por varios días. Estudiaba lo mismo que Ivonne, pero ese semestre estaba llevando otros cursos. Conversamos un rato hasta que al cabo de una hora se despidió y se retiró. Nos dispusimos con Ivonne para sentarnos en el computador que estaba en la sala y trabajar conectados. Antes de ponernos a trabajar, Ivonne tomo su cámara digital y dijo "quiero tener una foto de este amigo chileno". Yo miro, oprime el obturador y se enciende el flash. Yo: Saquemos nos fotos juntos los dos. Ivonne: Eso quiero. Se dispuso para activar el obturador con retardo para ponernos los dos en la escena. En la primera foto aparecimos los dos de pié de frente hacia la cámara. Ella me rodeó con su brazo por los hombros y yo la abracé de la cintura. Miramos la foto y pude apreciar que mi cabeza termina donde empieza su barbilla Ambos comentamos la diferencia de estatura, haciendo bromas de ello. Nos sacamos dos fotos más, una dándonos la espalda y otra mirándonos de frente, ambas de lado con respecto a la cámara. En la segunda foto era notorio como ella inclinaba la cabeza para mirarme, en tanto que yo la alzaba. Yo (bromeando): Voy a tener que subirme a algún taburete para que nos veamos del mismo porte o yo más alto. Ivonne: O yo te puedo levantar con mis brazos... Yo: ¿De veras? ¿Podrás? Entonces ella se acercó a mí, se agachó, me abrazó por la cintura y con toda facilidad me levantó manteniéndome a unos 30 centímetros del suelo. Ivonne: ¿Así? Yo: Si así, jajajaa, que delicia... Programó la máquina para sacarnos fotos en esa posición. Me tomó por la cintura nuevamente y me levantó. Yo la abracé por los hombros, los que sentí inmensamente anchos. Nos pusimos de frente a la cámara hasta que apareció el flash. Miramos la foto yo aparecía con mi cabeza unos 10 centímetros más arriba que la de ella. El único detalle es que la foto era de cuerpo entero y se veía como mis pies estaban lejos del suelo. Nos reímos al comprobarlo Nos sacamos una nueva foto en la misma posición en la cual se nos veía desde los hombros hacia arriba. Yo me veía con la cabeza más arriba que la de ella, pero la suya se veía de mayor tamaño, conforme a nuestra diferencia de estatura. Yo: Además de alta realmente eres muy fuerte. Ivonne: Si lo soy. Es que he hecho mucha gimnasia y deporte, incluyendo pesas. Yo: Déjame ver tu mano. Extendí la mía, ella la suya y juntamos las palmas. Me superaba en largo en más de una falange. Y además su mano era más larga y gruesa. Le sacamos una foto a esa comparación de manos. Ivonne: ¿Quieres que nos tomemos más fotos yo cargándote? Yo: Desde luego... En la próxima foto me tomó en brazos como un novio cargando a la novia en noche de bodas. Luego me tomó de la pierna y brazo y me cargó en un hombro, Finalmente me repartió mi peso en sus hombros. Ivonne: ¿Cuánto pesas? Yo: ¿78 kilos y tú? Ivonne: 85 Después de responder sonrió de manera enigmática, lo que me llamó la atención. Yo: ¿Por qué lo preguntas? Ivonne: Jejejee, Porque me vas a tener que cargar tú a mi ahora. Creo que es justo, ¿no crees? ¿Podrás? Yo: ¡Uf! Si es justo, tengo que poder...Y por dignidad masculina lo haré Ivonne: Adelante. La tomé en brazos yo ahora cargándola como novia y luego la cargué en un hombro, escenas que fotografiamos. . Ivonne (riendo): Ahora ya estamos algo a mano Yo: Si, jaajja, menos mal. Después de esta sesión de fotos, que me dejó un tanto excitado, fui al baño a mojarme mi sexo para tranquilizarme. Ivonne tenía novio y estábamos reunidos para estudiar economía. Por parte de ella, la sesión de fotos no era más que un juego de amigos, o al menos eso pensé. Al día siguiente en la tarde nos juntamos Ivonne, Lucy y yo. Para cerrar la semana de estudios fuimos a un bar en la tarde a eso de las 20. Pedimos unas cervezas y algo para comer. Esa era la segunda vez que Lucy estaba con Ivonne después de que se conocieron. No la había contado a Lucy mi sesión con Ivonne de fotos con levantamiento. No sentamos en una mesa los tres y tuvimos una grata conversación. Nos comunicamos en inglés, tal como lo hacíamos Ivonne y yo cuando estábamos solos, ya que era lenguaje común para los tres. Por fortuna, tanto Lucy como yo llegamos con un nivel avanzado. Conversamos diversos temas de nuestras vidas, de porqué estábamos estudiando y de nuestras apreciaciones de la universidad. Tocamos el tema de nuestras vidas sentimentales y de los tres yo era el único que estaba solo, puesto que había terminado un romance tres meses antes. Lucy: Ivonne, ¿has hecho deportes en tu vida? Me imagino que si, dado tu estatura. Ivonne: Claro que si. Mucha gente quiso que practicara basketball o volleyball por mi estatura, y finalmente me incliné por el volley. Participé en varios campeonatos de clubes europeos. Yo: Menos mal, yo juego basketball y no me gustaría enfrentarme a ti en un partido. Ambas se ríen ante ese comentario. Ivonne: En realidad me gustaban mucho y me gustan hasta ahora las artes marciales. Pero ante la insistencia de mis profesores, terminé haciendo volley. De todas maneras tuve la oportunidad de estudiar kickboxing durante un buen tiempo. Yo: Pues no debe ser ningún chiste recibir una patada tuya. Lucy: Son hermosas las artes marciales el judo fue la mía, y competí bastante. Yo: No sabía que habías competido en judo. Pero no creo que haya sido en la categoría de 50 kilos en todo caso. Lucy: ¡Estás de gracioso! ¿Eh? Sigue con esos comentarios, e Ivonne y yo vamos a practicar contigo al mismo tiempo. Ella kickboxing y yo judo. Ivonne: (riendo) Si y también practicaré volley golpeando su cabeza como si estuviera remachando la pelota. Los tres nos reímos. Yo: (dirigiéndome a Lucy). Amiga, sabes que te hago esas bromas porque te tengo cariño. Déjame darte un beso de reconciliación. Me pone la mejilla y le doy un beso. Pensé que íbamos a seguir hablando del tema de las artes marciales. Especialmente quería saber del judo de Lucy, lo que era una novedad para mí. Sin embargo, en ese momento nos encontramos con dos compañeros del instituto de idioma inglés. Nos saludamos, nos pusimos a conversar y finalmente los invitamos a sentarse con nosotros. Lucy no me contaría hasta que estuviéramos en Santiago de sus prácticas de judo. El sábado nos fuimos a Baltimore. Recorrimos la bahía y en especial el acuario. Pasamos un lindo día los tres. El domingo fui después de almuerzo al departamento de Ivonne, a seguir viendo sus trabajos de economía. Cuando llegué estaba hablando por teléfono y me mi hizo un gesto de que me acercara al computador. La conversación era en su idioma holandés de modo que nada entendí lo que decía. Lo que si podía captar por el tono es que estaba discutiendo con alguien y que a ratos mostraba enojo. A los 10 minutos terminó la conversación y la noté un tanto alterada, con los ojos humedecidos. Yo: ¿Estás bien? Ivonne: Era mi novio. Tuvimos una discusión y terminamos la relación. Yo: Lo siento. Espero que luego te pongas bien. Ivonne: Gracias Yo: ¿Qué deseas hacer ahora? Quizás prefieras estar sola. Me puedo ir si lo deseas. Ivonne: Ahora me gustaría salir a caminar, ¿me acompañas? Yo: Vamos. Salimos a caminar por el campus de la universidad. Hacía frío, pero el día estaba despejado. Me contó algo de su relación y de como había terminado. Creo que eso le sirvió para desahogarse. Llegamos a la biblioteca y me pidió que entráramos para sentarnos un rato. En la entrada había un lugar con sillones cómodos. Nos sentamos en un sofá el uno al lado del otro. Ella apoyó su cabeza sobre mi hombro como queriendo sentirse protegida. La abracé. Ivonne (bromeando): Ahora estás como más alto que yo Yo: Y tienes que ser contorsionista para lograr eso. Ivonne: Si, ese es mi gran problema. Yo: Tú no eres un gran problema, eres una gran mujer. Ivonne: Con mi 1,96, claro que lo soy. Yo: Dije una "gran" mujer, no refería a "grande", que por cierto que lo eres. Ivonne: Gracias... Yo: ¿Te es difícil encontrar pareja? A muchas mujeres les gusta que el hombre sea más alto. Ivonne: Dado mi estatura, e incluso para mi país soy muy alta, hace tiempo me hice la idea de que me iba a ser difícil encontrar a alguien más alto que yo. Yo: ¿Pero has tenido novios más altos? Ivonne: Un par de veces salí con chicos más altos, pero no me gustaron, Todos mis novios han sido más bajos. El actual con el que acabo de terminar mide 1,88. Yo: ¡Qué impresionante! En cualquier parte eso es ser alto. Y tú mides 8 centímetros más. Volvimos a su departamento y estuvimos trabajando varias horas. Llegó el momento de irme. Me acompañó a la puerta. Ivonne: Eres un muy buen amigo, me has acompañado mucho hoy. Y no solo hoy. Yo: Te lo mereces. Se agachó me tomo de la cintura, me levantó para ponerme a su altura. Me abrazó fuerte y yo le di dos besos en la mejilla. Me dejó en el suelo. Agachó su cabeza y me dio un beso en los labios. Fue algo suave y breve, extremadamente delicioso para mí. Quizás anticipando a que yo me pudiera entusiasmar más de la cuenta, me dijo "Vete, querido Arturo, es tarde". Disfrutaba recordando el momento que pasamos. No sabía si era un gesto cariñoso, un cambio de rumbo en nuestra relación u otra cosa. No quería hacerme demasiadas expectativas en ese momento. Lo próxima vez que nos vimos era día martes. Llegué a su departamento después de la hora de clases. Me recibió con un beso en la mejilla. Nos pusimos a trabajar frente al computador. Normalmente cuando lo hacíamos nos concentrábamos en el trabajo, pero en esta ocasión estaba especialmente cariñosa. Primero me tocó a mí teclear. Ella puso su mano en mi hombro y su cara cerca de la mía, dejando que su pelo suelto tocara mi cara. Podía oler bien su perfume. Luego cambiamos y ella se sentó a escribir. Al igual que lo hizo ella, yo puse mi mano sobre su hombro. Cuando desocupaba sus manos me tomaba la mía, Varias veces le guiaba el Mouse poniendo mi mano sobre la suya y moviéndolo. Le ponía mi mano izquierda sobre su hombre y ella me la tomaba. En un momento ella logró traducir al inglés una frase en español, idioma del cual poseía un conocimiento bastante básico. Ambos nos alegramos y la felicité por eso. Me dijo "me merezco un beso, ¿no crees?". Me acerqué a su cara, ella estaba sentada y yo de pié y le di un beso en su mejilla prolongado y presionando mi boca en su cara. Se rió mostrando su agrado. Luego le besé el cuello, a lo cual no opuso resistencia alguna. Emitió un gemido de alegría. Seguí recorriendo su cara con mis besos hasta que le di un beso en sus labios Se dio vuelta y siguió un beso prolongado en la boca en la cual jugamos con nuestras lenguas. Nos pusimos de pie. Se inclinó y me tomó por la cintura con fuerza yo le abracé sus hombros. Nos besamos en la boca prolongadamente. Luego me levantó hasta que mi boca estaba a la altura de la suya y nos seguimos besando. Mis pies estaban a más de 20 centímetros del suelo. Me bajó. Mi boca estaba a la altura de su escote. La abracé por la cintura metí mi manos debajo de su polo y la acaricié la espalda. Echó su cabeza hacia atrás y lanzó un gemido. Besé sus senos en lo que el escote permitía. Volvió a gemir. Luego desabroché su sostén y seguí besando su anatomía incluyendo los pezones. Luego cogí su trasero por encima del pantalón y apreté sus nalgas mientras le seguía besando sus senos. Se agachó, miró hacia abajo y vio el bulto que hacía mi pene totalmente erecto apretado en mi pantalón. Comenzó a reír. Me abrió el pantalón, me bajó el cierre y me tomó el miembro con su enorme mano. Ahora yo comencé a jadear. Se puso en cuclillas y me lo comenzó a lamer sujetando el pene con su mano y dejando libre el glande. A los dos minutos sentí como mi eyaculación venía en forma incontenible. "Me voy, me voy", grité. En lugar de soltármelo lo puso dentro de su boca acariciándolo con su lengua. Derramé mi semen en el interior de su boca y ella lo tragó. Emití varios gemidos de placer. Ella reía con ganas. "Eres fantástica, estoy en deuda contigo" dije. "Muy bien, esa deuda la vas a pagar en unos momentos", replicó. Fue al baño a lavarse la boca. Volvió totalmente desnuda. Nos besamos apasionadamente y me fue quitando la ropa. Luego me tomó en brazos y me llevó a su dormitorio. Se puso de espaldas sobre la cama. La penetré, me empecé a mover hacia adelante y atrás, hasta que lanzó varios gemidos de orgasmo. Fue bueno que me lo mamara antes, porque ello me permitió no irme muy rápido ahora, cosa que a veces me ocurría. Esa noche la pasé con ella y seguimos haciendo el amor. En la mañana tomamos desayuno los dos juntos. Luego me fui a mi cuarto a cambiarme. Llegué justo a la hora a la clase de la mañana. Me senté y me encontré con la mirada de Lucy. Parecía estar diciéndome "y tú, ¿donde has estado y que has estado haciendo?". Solo le sonreí y le hice un guiño. Fueron muchas las noches que pase en el departamento de Ivonne. Recuerdo un día en el que estaba mirando por la ventana. Ella se acercó por detrás me abrazó por la barriga y me empezó a dar besos en el cuello, mejilla y labios. En un momento empieza a hacer fuerza con sus brazos y manos, los que mantenía rodeándome. Yo: ¿Qué haces? Ivonne: Te estoy haciendo mi prisionero. Yo: Con el mayor gusto seré tu prisionero. Ivonne (riendo): Pues más vale que te guste. No te voy a soltar. Intenta hacerlo tú. Tomé sus brazos e intenté separarlos. Ella aumentaba su fuerza en la medida que yo forcejeaba. No hubo caso, no me pude soltar, era demasiada su fuerza para mí. Yo: Sabía que eres fuerte, pero no pensé que lo fueras tanto. Ivonne: Si, lo soy, ¿quieres que hagamos vencidas? Pero sin que hieras tu orgullo masculino. Yo: Bien hagámoslas. Nos pusimos de frente en la mesa del comedor tomándonos las manos en posición de vencidas. Comencé a presionar. Ella no intentó doblar mi brazo sino solo resistir mi presión. El brazo de ella no se movió ni un centímetro. Seguí aplicando fuerza sin resultado. Ivonne (sonriendo): Voy a empezar a aplicar fuerza yo ahora. Yo: ¡!!!!!!! ¿Es que aún no lo haces? No me contestó sino que comenzó a presionar con más fuerza hasta que en un santiamén me hizo doblar mi brazo contra mi voluntad. El resto de mi curso en inglés lo viví emparejado con Ivonne. En los fines de semana salimos a recorrer varias ciudades del este de Estados Unidos. En algunas de las salidas nos acompañó Lucy, con quien nos llevamos muy bien. Así fuimos a Washington DC, Atlantic City, Nueva York, Pittsburg. Siempre notaba como en la calle llamaba la atención por lo alta. Le comenté una vez que en Sudamérica llamaría mucho más aún la atención a lo que Lucy me dio la razón. Al acercarse el momento de volver a Chile tuvimos una conversación con Ivonne. Vimos que era difícil continuar una relación de pareja, dadas nuestras vidas en los respectivos países. Ella me dijo que no deseaba vivir conmigo los problemas que significaba un amor a la distancia, como ya los había tenido antes. Prefería un cariño como amigo sin las ataduras de una relación de pareja. La entendí perfectamente y más aún, le di la razón Fue así como nos despedimos. Ella volvería a su país en 3 meses más donde la esperaba un buen trabajo. La última noche la pasé con ella y tuvimos sexo a modo de despedida. Me volvió a tomar en brazos, a cargar sobre su hombro y tomamos nuevas fotos. Le propuse que si yo volvía a Europa haría todo el esfuerzo por ira verla. A ella la idea le encantó y me dijo que esperaba ir algún día Sudamérica y poder visitarme. En cuanto a Lucy, nos volveríamos a ver en Santiago. Hay mucho que contar en relación a ella, pero eso ya es tema de la parte 2 de esta historia....