Lecciones de la Empleada Por JMV josema94@yahoo.com.mx Una empleada domestica le enseña a su abusiva y prepotente jefa una leccion inolvidable Es sabado por la mañana. Mildred despierta con mucha sed y desea un refrescante jugo de naranja recien preparado. Con esa idea se levanta de la cama y de repente recuerda que Lourdes, su empleada domestica, ya no esta en casa, pues fue despedida (por Mildred) apenas hace dos dias. - Hice bien en despedirla. Era muy floja y tonta. Le aguante muchas estupideces, pero me molesto mucho que rompiera mis jarrones antiguos. Lo malo es que no tengo quien haga el quehacer y yo no puedo hacerlo. Tendre que buscar otra domestica... Pensaba para si misma. En realidad, Mildred era muy chocante y exigente con sus empleadas ya que las hacia trabajar de mas, las regañaba por cualquier insignificancia y esperaba de ellas un trabajo de primer nivel, siendo que ella pagaba muy poco y los retrasos para pagarles eran muy frecuentes. Incluso, cuando Mildred se enojaba descargaba su furia golpeandolas o lanzandoles objetos como platos y vasos a las empleadas, hiriendo a algunas de ellas, pero aun asi, siempre encontraba empleada domestica, aunque solo durara unos cuantos dias. A sus 65 años de edad, Mildred se ganaba la vida de una peculiar forma. Provenia de una familia con una gran fortuna, que ella heredo y derrocho con sus excentricidades, como coleccionar obras de arte y antigüedades de mal gusto que solo ella entendia, ademas de mantener a su unico hijo, Victor de 34 años (producto de una relacion pasajera, ya que ella nunca se caso) que solo se dedica a viajar por el mundo a expensas de su madre, pues nunca fue capaz de terminar una carrera universitaria y encontrar un trabajo, creciendo mimado y sobreprotegido por su madre que obtiene su dinero de empresarios y politicos a cambio de favores romanticos. De su cuantiosa fortuna, solo quedo la casa donde actualmente vive Mildred y que esta muy descuidada, ya que se necesita una gran suma de dinero para repararla y es el lugar donde ella se reune con sus citas por la noche, personas que estan dispuestas a pagarle por un poco de placer. Asi, a pesar de que su actividad se realiza con la mayor discreción posible, todo el mundo de la alta sociedad de la ciudad, sabe a que se dedica Mildred, pero hipócritamente le sonrien y la llaman amiga, aunque por la espalda murmuren que es una "prostituta de oro". Sin importar eso, Mildred se da aires de gran señora, de mucha dignidad y es soberbia con las personas humildes, como las empleadas domesticas, a quienes frecuentemente maltrata. Despues de llamar a la agencia de colocacion de personal domestico, se siente mas tranquila, pues el lunes llegara una nueva trabajadora, asi que el quehacer puede esperar dos dias mas. El lunes temprano, Mildred aun duerme cuando oye el timbre. De mala gana se levanta a abrir, cuando descubre que se trata de la nueva domestica. -Buenos dias, "siñora", me mandan de la oficina de colocacion.-Dice la empleada. -¿Cómo te llamas y cuantos años tienes?- Pregunta Mildred secamente. -"Mi" llamo Elsa, "pa" servir a "uste" y tengo 42 años.- Responde cortésmente la futura domestica. Mildred la observa detenidamente de pies a cabeza. Elsa es de complexión robusta, piel morena, cabello negrisimo, peinado en dos largas trenzas, su dentadura esta completa y blanca, su humilde vestido, que denota pobreza, le cubre los brazos y sus manos estan gruesas y curtidas. Calza unas sencillas sandalias de plastico que en cualquier momento se romperan, dejandola descalza. Sus pies tienen los dedos largos con las uñas completas y limpias. Todo esto nota Mildred en unos segundos, pues de ese analisis dependera el sueldo de la nueva empleada. -Te dare 300 pesos quincenales, usaras uniforme, tendras tu propia recamara y compraras tu comida, pues eso no esta incluido en el sueldo, si usas comida de la casa, te la descontare. Ademas, tendre que enseñarte a hablar bien, pues soy de mucha clase y no quiero que me hagas quedar mal ante mis amistades, que son muy distinguidas. Tampoco tendras dias libres, pues en esta casa hay mucho trabajo todos los dias y necesito que estes pendiente de todo, por eso el sueldo que te doy es tan alto. ¿Te parece o no? Elsa acepta de inmediato y mientras Mildred la lleva a su dormitorio, piensa: -Sabia que aceptaria. Gente como ella es tan tonta que se deslumbra con cualquier cantidad. Igual hubiera aceptado con menos dinero. No cabe duda que soy muy buena para observar a la gente, no en balde mis estudios de psicología... El cuarto de servicio se encuentra en la azotea de la casa, en el tercer nivel y esta completamente desbaratado: las ventanas estan rotas, el techo de lamina tiene grandes agujeros, la "cama" es un colchon viejo y el baño de servicio esta completamente inservible. -Esta sera tu recamara. Esta "algo" desarreglada pero imagino que es mucho mejor que la "casucha" donde vivias.- Dice Mildred. Elsa no dice nada, solo observa su recamara. -¿Pero que estas haciendo, mujer? ¡Deja aqui tus cosas y apurate, que te voy a enseñar la casa para que empieces a trabajar!- Ordena de mala forma Mildred. Minutos despues, Mildred le muestra la casa a Elsa. -Ahí esta la cocina, el baño principal, el recibidor, el jardin trasero. Aquí arriba estan las recamaras: la de mi hijo Victor, la de huéspedes y la mia, que es la principal, cada una tiene su baño y deberan estar impecables. ¿Entendiste? -Si "siñora", solo que no "mi" ha dicho que hay en ese otro cuarto, el de alla. Responde Elsa. -Ese es el gimnasio, donde hago ejercicio y no se dice "siñora", es "se-ño-ra", fijate bien al hablar, me fastidia que hablen asi y ahora, vete a poner tu uniforme y comienza a arreglar la casa, que esta hecha un desastre, pero ¡date prisa, mujer! Ordena Mildred. El uniforme que se pone Elsa es de la anterior empleada, esta sucio y gastado y le queda muy apretado y corto de las piernas, pues el uniforme le llega mas arriba de la mitad de los muslos y las mangas le aprietan los brazos de la robusta empleada. Tampoco los zapatos del uniforme le quedan ya que son mas pequeños y tendra que trabajar descalza, pues sus sencillas sandalias no resistiran. Mildred ignora todo eso y ordena a Elsa que comience a trabajar y deje de quejarse. Despues, Elsa se encuentra arreglando la sala principal, cuando al agacharse a levantar un tapete, el movimiento del brazo derecho rasga el uniforme, partiendolo en dos, dejando al descubierto su grueso brazo y parte de su seno derecho. La empleada se queda inmóvil, pues teme que otro movimiento acabe de desagarrar el viejo uniforme. Al ver eso, Mildred la regaña por haber echado a perder su uniforme y amenaza a Elsa que lo descontara de su sueldo, ademas de que ordena a Elsa que remiende el uniforme ya que por el momento no tiene otro. Elsa no tiene mas opcion que trabajar con el uniforme viejo, apretado y remendado. Al paso de las semanas, Elsa demuestra ser una excelente empleada domestica ya que hace todos los quehaceres con rapidez y efectividad y su energia parece inagotable, pues realiza una enorme cantidad de trabajo todos los dias sin quejarse y sin descansar un solo dia, pero eso no le importa a Mildred, quien solo ve a Elsa como una esclava particular, a quien por cierto, ya debe varios sueldos atrasados. Cierto dia, Elsa observa a Mildred haciendo ejercicio con unas pesas y le divierte el hecho de que su patrona se esfuerce tanto por levantar unos "fierros", como ella piensa. Despues de terminar su pesima rutina de entrenamiento con pesas, Mildred ordena a Elsa que arregle el gimnasio y sale de la habitación para ducharse. Elsa ve con curiosidad las pesas y se pregunta si en verdad son tan pesadas e imitando la posición de su patrona, toma con las dos manos las pesas y se dispone a levantarla, descubriendo que son muy ligeras, incluso puede levantar la barra con una sola mano. Feliz por su descubrimiento, juguetea con la barra, pasandola de mano en mano, hasta que descubre que en el piso del cuarto hay mas de esas cosas y se interesa por una barra que tiene unos discos mucho mas grandes que la que acaba de levantar, se acerca y ve que en los discos hay unas letras que indican "50K". Esta vez, se le dificulta levantar la barra, pero Elsa aplica mas fuerza y logra levantar completamente las pesas, por encima de su cabeza, manteniendolas asi por unos minutos, mientras Elsa piensa: -Estos fierros no pesan nada, los troncos de mi pueblo estaban mas pesados, pero aun asi "mi" los cargaba hasta mi casa... El esfuerzo que realiza ocasiona que el remendado uniforme se destroce de las mangas y del torso, dejando ver sus grandes senos. Elsa coloca la barra en el piso y se resigna a remendar por enesima ocasión el uniforme y mientras ordena el gimnasio, se da cuenta de algo: es muchisimo mas fuerte que su arrogante patrona. Al dia siguiente, Elsa se encuentra limpiando la alfombra de la sala principal, cuando Mildred le grita enfurecida: -¿Dónde dejaste mi jarron frances? ¡No lo veo por ningun lado! -¿Cuál jarron, patroncita?- Responde inocentemente Elsa. -¡No te hagas la idiota! ¡El que estaba sobre mi mesa de noche, en mi habitación! Grita Mildred. -Ya "mi" acorde, "uste" se lo llevo "pa" el baño de arriba... - Dice calmadamente Elsa, sin dejar de trabajar. -¿Crees que no me acuerdo de lo que hago? ¡Si eso fuera, no te hubiera preguntado! ¡De todas formas ire a ver y si no esta, te me largas, no me gusta que me hagan tonta! Mildred sube a buscar su "valioso" jarron, mientras Elsa continua trabajando calmadamente. Minutos despues, la patrona baja y dice a Elsa: -¡Por esta vez te salvaste, el jarron estaba en el baño! ¡Tengo tantas ocupaciones que no me acuerdo de lo que hago a veces! -Ya ve, patroncita, yo "crio" que la tonta es otra... No bien acababa de terminar la frase Elsa, cuando Mildred, con los ojos desorbitados, se acerco gritando: -¡¿Insinuas que soy una tonta?! ¡¡Estupida sirvienta!! ¡Te enseñare a respetarme de una vez por todas! Y Mildred levanto la mano derecha para abofetear a Elsa. En un movimiento rapido, Elsa detiene en el aire la mano de su patrona. -Eso si que no, patroncita, "mi" dejo que "mi" griten y que no "mi" paguen, pero no "mi" dejo que "mi" peguen. Dice tranquilamente Elsa, que comienza a apretar fuertemente la mano de Mildred. -¡Pero...¿Quién te has creido...?! ¡Sueltame, me estas lastimando!- Grita Mildred. Elsa aprieta cada vez mas, la mano de su patrona. Mildred no puede creer la fuerza de la empleada y continua gritando: -¡Sueltame o te ira peor...! Pero Elsa sigue aplicando mas y mas fuerza. Mientras lo hace comienza a sonreir por la facilidad con que esta dominando a su patrona. Mildred ya no soporta el dolor que le causa el apretón, y grita desesperadamente. Entonces, Elsa le dice: -La voy a soltar patroncita, solo si "mi" lo pide de "por favor". -Estas loca. No lo hare... Responde Mildred. Elsa aprieta mas y entonces Mildred suplica: -Ya no, ya no, por favor... -¿Ya no va a querer pegarme?- Pregunta Elsa. -No... ya no, pero sueltame por favor...- Responde Mildred. Elsa suelta a su patrona, que comienza a frotarse la mano adolorida. Por unos momentos, las dos mujeres se miran retadoramente. Despues de eso, Mildred dice a Elsa que vaya a su cuarto a descansar ya que por el momento era todo y que tuviera cuidado, porque ella siempre seria la patrona y si quisiera, podria echarla a la calle en cualquier momento. Esa noche, Mildred recibio a uno de sus clientes mas distinguidos: un alto funcionario del gobierno, un sujeto calvo, pequeño y obeso, que recurria a los servicios de la "dama" por diversión y para salir de la rutina, solo que no quedo satisfecho. Habia tenido muchas relaciones sexuales con ella y esa ocasión le resultaron sumamente aburridas. Mientras fumaba un cigarrillo, noto que Mildred estaba completamente dormida y decidio irse de ahí. Mientras recorria la sala de la casa, observo a alguien que estaba de pie enfrente de el. Conocia la casa y se acerco a encender la luz. Cuando la sala se ilumino, el hombrecito se sorprendio ante lo que vio: una hermosa mujer de piel morena, de senos enormes y firmes, con pezones rosas y erectos, abdomen plano, dos enormes trenzas hechas de cabello sedoso y negrisimo y dos fuertes y esculturales piernas, terminadas en unos pies perfectos. Se trataba de Elsa, que se encontraba completamente desnuda ante el funcionario, que pregunto: -¿Quién eres tu y que haces aquí? -"Mi" llamo Elsa y soy la empleada domestica.- Respondio. -¿Y porque estas desnuda?-Pregunto el funcionario. -Tengo mucho tiempo sin tener hombre y he visto que esto lo hace la patrona...- Dijo Elsa. El hombre estaba conmocionado ante la belleza de Elsa y cuando comprendio lo que dijo, comenzo a sentir una ereccion, mientras su pulso se aceleraba. -Entonces, ¿quieres que hagamos...? -Si, "uste" quiere.- dijo Elsa sin dejar que el funcionario terminara la pregunta. En instantes, Elsa se acerco al hombre y comenzo a desvestirlo. Cuando estuvo desnudo, se monto sobre el y comenzó a acariciar al hombrecito como nunca en su vida. Elsa se llevo sus brazos al cabello y comenzo deshacer sus trenzas. El funcionario noto que de los brazos de la mujer sobresalian unos bíceps gigantescos, excitandolo aun mas y comenzo a acariciar aquellas enormes masas de músculo. Las manos del hombrecito no eran suficientemente grandes para acariciar completamente las tetas de la hermosa morena, que disfrutaba del momento. El funcionario estaba completamente enloquecido por la humilde empleada y con su lengua recorrio centímetro a centímetro el impresionante cuerpo de Elsa. En el momento del climax, el hombre sintio que una descarga electrica recorria su cuerpo, observo luces y se sintio invadido por una sensación inmensa de placer. Despues de eso, un poco mas repuesto, el funcionario observo a Elsa. Con la cercania, la hembra se veia aun mas imponente y le pregunto si podia mostrarle sus brazos. Elsa sonrio y extendio sus brazos hacia el. El hombre recorrio los musculosos brazos de la empleada y le pidio que hiciera una flexion y una vez mas, volvio a admirar las montañas de músculo que Elsa tenia en los bíceps. Tambien las piernas de Elsa eran dinamita pura: sus muslos grandes y definidos, asi como unas pantorrillas enormes y marcadas. -Jamas habia conocido a una mujer como tu. Me enloqueces por completo y el olor de tu cabello me encanta... Decia el importante politico. Elsa estaba complacida, aunque no satisfecha, pues el hombrecito no era suficiente para satisfacerla, aun asi, se sentia bien, pues habia descubierto otra habilidad en la que superaba a su patrona. Al dia siguiente, Mildred explotaba de furia: -¡¿Me quieres explicar que demonios hiciste con la visita de anoche?! ¡¡Acaba de hablar por telefono preguntando por ti y queria saber si podia venir esta noche!! Gritaba la patrona. -Solo hice lo que "uste" siempre hace con sus visitas, patroncita.- Respondio Elsa, con la tranquilidad de siempre. Mildred no daba credito a lo que oia. No podia creer que una empleaducha como Elsa habia tenido algo que ver con tan alta personalidad y que el hubiera aceptado tener algo con ella. Rapidamente, la miro de pies a cabeza. Por el uniforme ajustado y remendado se adivinaba un curvilineo cuerpo, unos senos enormes y levantados, piernas firmes, un trasero grande y firme y un cabello largo y sedoso. Por primera vez veia a Elsa como mujer y no como su esclava y entendio que estaba ante una mujer mucho mas atractiva que ella. Esa conclusión termino por enloquecerla. No podia aceptar que una pobre empleada fuera mejor que ella. Deseaba matarla. Tomo a Elsa por sorpresa y alcanzo a darle una bofetada. La empleada esquivo el golpe, pero no pudo evitar que las uñas de Mildred rasguñaran su mejilla izquierda. Eso colmo la paciencia de Elsa, que respondio a la bofetada con un increíble derechazo, que fue a caer directo a la cara de Mildred, que solo sintio que su vista se nublo, aun tambaleandose, intento dañar a Elsa, pero solo rompio el maltratado uniforme de la empleada. Cuando Mildred se recupero un poco del fuerte golpe, vio a Elsa sin el uniforme, completamente desnuda y observo que su empleada, que creia debil y tonta, poseia una musculatura increíble en brazos, abdomen y piernas. Elsa la veia amenazadoramente. La antes arrogante y abusiva patrona ahora sentia un panico terrible de su empleada. -Oigame bien patrona, vamos a "peliarnos" y si yo gano, me vuelvo la patrona, si "uste" gana, yo sere su sirvienta y dejare que "mi" haga lo que "uste" quiera. Mildred no tenia opcion e intento golpear a Elsa con un jarron que estaba a su alcance, pero la empleada lo evito y tomo el brazo derecho de su patrona y comenzo torcerlo, con tal fuerza que Mildred cayo de espaldas en la alfombra de su casa. -¿Se rinde, patrona?- Pregunto Elsa. -N-n-no... no...- Respondio con esfuerzo Mildred. Elsa solto el brazo de Mildred, pero antes de que esta reaccionara, en un movimietno rapido Elsa puso boca arriba a su patrona y se monto sobre ella, colocando su curvilineo y gran trasero sobre la cara de Mildred. La arrogante señora, mas alta que Elsa, pero mas debil e inexperta, sentia que se ahogaba y no hacia mas que mover desesperadamente las piernas, ya que Elsa tenia sus brazos sujetados y no los podia mover en absoluto. En pocos instantes, Mildred fue agotandose por la falta de oxigeno. Elsa considero que ya era tiempo suficiente y se levanto, tomo a su debilitada patrona de los brazos y comenzo a levantarla del piso, para continuar la lucha, pero Mildred ya no podia mantenerse de pie. Elsa le grito: -¡Parese patroncita y "pelie" conmigo! ¿No que era tan valiente? Pero Mildred ya no pudo responder, tenia la cara amoratada y la mirada perdida. Entonces, Elsa lanzo un fuerte puñetazo al estomago de Mildred y cayo desmayada. Cuando Mildred desperto, tenia un fuerte dolor de cabeza y se sentia mareada. Intentaba recordar lo que habia pasado cuando observo que se encontraba en el cuarto de servicio de las empleadas y casi pierde el sentido cuando descubre que esta vestida con el viejo, sucio y remendado uniforme domestico. Como un relámpago, sale de ese cuartucho y en su desesperación, cree que todo eso es un sueño. Al llegar a la sala principal, su cabeza le da vueltas cuando ve a Elsa vestida con uno de sus mejores vestidos, sentada en el comedor junto con otras dos empleadas domesticas, comiendo tranquilamente. Al verla llegar, las tres mujeres se quedan calladas. -¿"Pa" que vienes si no "ti" llame? ¡Vete a tu cuarto que estoy ocupada! – Grita Elsa. -¡Pero si yo soy tu patrona!- Le dice Mildred. Elsa se levanta de la mesa, se acerca a Mildred y con una mano la toma del cabello, mientras que con la otra mano, le sujeta ambos brazos para inmovilizarla. -¿No "si" acuerda que si yo ganaba, me volvia la patrona? ¡"Uste" perdio y ahora es mi sirvienta! ¡Si no "mi" entendio, tendre que "pigarle" de nuevo! Dice Elsa, mientras sujeta a Mildred. Mildred comprende que no tiene ninguna oportunidad contra su fuerte y musculosa empleada que la domina con tanta facilidad y cae de rodillas en la alfombra. -Pero, ¿Qué van a decir mis amistades? ¡Se reiran de mi al verme como sirvienta y de ti como dueña de mi casa!- Pregunta Mildred. -Eso no "mi" importa. Ahora yo soy la dueña de todo y "uste" tendra que obedecerme. Responde Elsa en voz alta. Las otras empleadas domesticas rien a carcajadas, mientras comentan en voz alta que quiza ellas tambien hagan lo mismo con sus abusivas patronas. Elsa regresa al comedor y como si nada hubiera pasado, continuan comiendo. Mildred decide pedir ayuda a sus "influyentes" amistades, pero ninguno desea ayudarla, argumentando que no pueden intervenir en "pequeños" problemas de sirvientas. Ella ignora que el importante funcionario apoya completamente a Elsa, pues ella ha prometido estar con el a cambio de su ayuda y el hombrecito esta completamente enloquecido por la belleza exotica de la musculosa y poderosa empleada. Resignada, decide quitarse la vida, pero cuando quiere abrir la puerta de su recamara, se encuentra con Elsa, quien le dice que ahora es su recamara y si entra, la sacara a golpes. Completamente derrotada, Mildred comienza a hacer las labores domesticas, siempre supervisada por Elsa, quien es terrible como patrona, pues si ella no lo hace bien, recibe un regaño, acompañado de un fuerte golpe. Tambien Mildred atiende a las "distinguidas" amistades de Elsa: todas las empleadas domesticas de las casas vecinas, que visitan a la dueña todos los fines de semana. Las "amistades" de Mildred tambien le han dado la espalda y gozan con la situación. La mayoria de ellas han comenzado a tratar mejor a sus empleadas domesticas, por si acaso. -"Qui" bueno "qui" "mi" vine "pa" la "ciuda". "Hora" ya "tingo" casa, "hartos" vestidos bien bonitos y sirvienta. "Si" "mi" hace que le digo a todos " qui" se vengan "pa" aca... Piensa Elsa, mientras nada desnuda en la alberca de su "nueva" casa. En la noche recibira a varios importantes funcionarios del gobierno y empresarios que mueren por estar con ella. Mientras Mildred esta en la cocina, intentando lavar los trastos, quiza en unos meses lo haga bien. ¿FIN? Dedicado a todas las empleadas domesticas que soportan los malos tratos de sus patronas. Saludos a todos y gracias por leer este relato. Cualquier comentario bueno o malo se los agradecere. Escriban a: josema94@yahoo.com.mx Su amigo Jose Ma V