ELOÍSA, PROFESORA DE ESTADISTICAS Por Esper, esper_cl@yahoo.es Una profesora de estad�sticas de una universidad es atractiva para sus alumnos, y con m�s de uno se conoce m�s. En esta historia conoce m�s a Enrique quien siempre la admir�. QUIEN ES ELO�SA O ELO Elo�sa, a veces conocida como "Elo", trabaja como profesora de estad�stica en una facultad de econom�a de la ciudad de Santiago. Se caracteriza por mostrarse seria y estricta. Sus clases en general son quietas, interrumpidas principalmente por las consultas de alumnos. Ellos saben que deben evitar las conversaciones entre ellos. Es poco lo que sonr�e en clases, y fuera de ellas se ve m�s relajada. Con todo, es catalogada como buena profesora. Cumple con su programa en forma rigurosa y con la debida profundidad. Expone sus materias en forma ordenada y clara, a buen ritmo. Sus pruebas son dif�ciles, pero factibles de resolver para quienes han estudiado con dedicaci�n. Normalmente llega a conocer a la mayor�a de los alumnos de su curso y los llama por su nombre. Esto da una sensaci�n de calidez dentro de su actitud que parece estricta. La carrera escogida por ella fue ingenier�a industrial. Sus ramos preferidos fueron aquellos relacionados con optimizaci�n, como investigaci�n operativa. Los electivos los tom� en matem�ticas. Una vez terminada su carrera hizo un postgrado en estad�stica, lo que le permiti� ser contratada en una universidad, en la facultad de econom�a. En su oficina en la facultad atiende alumnos en un horario establecido. Muy rara vez, permite que la consulten fuera de ese horario. Las consultas m�s frecuentes son dudas sobre trabajos, reclamos sobre las pruebas, y dudas de materia en general. Est� en sus gloriosos cuarenta a�os, es separada y tiene un hijo que tuvo a los 22 a�os que estudia fuera del pa�s. Vive en una casa grande, en compa��a de Pilar, su sobrina, hija de su hermana mayor. Los padres de Pilar viven en Brasil y mantienen la casa en Santiago para cuando vienen, y para que vivan las dos, t�a y sobrina. Elo�sa es morena, de contextura media. Es muy fuerte, lo que se ve en sus brazos y manos. El pelo lo lleva lacio tipo melena, y le llega un poco m�s debajo del cuello. En verano cuando se da vuelta se puede percibir sus anchas espaldas, siempre cubiertas. En la universidad nunca usa ropa sin espalda. Si lo hiciera, se podr�a ver su musculatura en esa parte del cuerpo. Cuando el tiempo est� bueno va a clases con pantalones formales, y una blusa a media manga, con poco escote. En general prefiere los colores oscuros, para cualquier �poca del a�o. Mide 1,81, lo mismo que Pilar, la sobrina con la que vive. En la casa tienen una sala con m�quinas con pesas, y una trotadora que las dos usan regularmente. Adem�s de los ejercicios en la casa, salen a trotar a menudo, a veces juntas y a veces cada una sola. La vida sentimental de Elo�sa ha sido bastante tormentosa. Vio como su padre le fue infiel a su mam�, hasta que se separaron, cuando ten�a 18 a�os. Ello le signific� bastantes problemas econ�micos a su familia, compuesta de su madre, hermana mayor y ella, pues su padre se fue con otra mujer, y no quiso apoyar a su familia original. Gracias a que era buena alumna pudo estudiar con becas en la universidad. Se apoyaba con trabajos espor�dicos y haciendo clases particulares de matem�ticas. El hijo de ella provino de un embarazo que tuvo con un novio cuando estaba en el �ltimo a�o de universidad. �l no quiso responder ni casarse con ella. Por fortuna, los padres de �l apoyaron econ�micamente a Elo�sa, con la idea de poder disfrutar a su nieto. Ello permiti� que Elo�sa trabajara en la universidad, y pudiera hacer su postgrado de magister en estad�stica. LAS RELACIONES DE ELO�SA. Por toda su experiencia personal sus relaciones con varones son igualmente tormentosas, ya sea que se trate de noviazgos o de relaciones casuales, las que tiene con alguna frecuencia. A veces esas relaciones son algo sadomasoquistas, en las cuales ella sume el rol de s�dica, siendo dictatorial y maltratadora con los hombres. Esos maltratos son m�s bien sicol�gicos. Le gusta mostrar su mayor fuerza, y en ocasiones causa dolor. A los que han sido su pareja los levanta de distintas maneras, sin dificultad. Se ha dado cuenta que eso les excita, y a ella le excita excitarlos. Tambi�n hacen vencidas, en las cuales la mayor parte de las veces es la ganadora, especialmente por cuanto escoge hombres que no son especialmente fuertes, ni tampoco d�biles. Asimismo, lucha con ellos, y logra someterlos. A veces les causa alg�n dolor en un encuentro que ya tiene algo sadismo. A todo eso ayuda que ha estudiado por a�os artes marciales y defensa personal. En cierta oportunidad tuvo relaciones con un alumno de ella. Un d�a el chico quer�a volver a tenerlas y fue a visitar a Elo�sa a su casa. Ella lo hizo pasar. El chico se abalanz� a besarla en los labios, cosa que ella acept�. Cuando trat� de manosearle los senos, ella le tom� la mano y el brazo lo dobl�, lo tir� al suelo sin soltarlo, y lo inmoviliz�. Despu�s de eso literalmente lo convirti� en su esclavo. Por semanas el chico estuvo yendo a su casa a hacerle labores dom�sticas. Elo�sa en forma dosificada le permit�a que la manoseara y le hiciera el amor. El chico quedo loco por ella y totalmente enamorado. Ella se dio cuenta que se hab�a excedido y que �l estaba en un muy mal pie. Dej� de tratarlo mal. Poco a poco termin� la relaci�n tratando de que el no sufriera. Ella misma le dijo que se buscara una chica, y mientras lo hac�a segu�an teniendo sexo. Finalmente, la relaci�n se termin�. El chico lo super�, pero no sin la ayuda de consejos de Elo�sa. UN PRIMER CONTACTO CON ENRIQUE Enrique fue alumno en tercer a�o en la catedra econometr�a, la que impart�a Elo�sa como profesora. Siendo bueno para las matem�ticas obtuvo buenas notas en el ramo, y lo aprob� holgadamente. �l se sent�a atra�do por Elo�sa, cosa de lo que ella se daba cuenta, por la forma en que la miraba y le hablaba. Pese a que superaba en edad a los alumnos por m�s de quince a�os, era com�n que los atrajera. A ella tambi�n le atrajo Enrique, por su humor chispeante y por las bromas que se hac�a con sus amigos. Esas bromas las escuchaba n�tidamente, pero se hac�a la desentendida. Reconoc�a que algunos de los comentarios de Enrique, muy varoniles, le activaban su erotismo. La c�tedra econometr�a II fue impartida por un profesor al que le toc� ausentarse del pa�s por dos semanas. El curso qued� a cargo de los ayudantes del profesor. Hab�a que hacer un trabajo para el cual se usar�an t�cnicas y programas computacionales nuevos para la universidad. Enrique necesitaba hacer consultas, las que los ayudantes no supieron responder. Se tom� entonces la libertad de solicitarle a Elo�sa que lo atendiera para las consultas. Se acerc� a la clase que ella estaba haciendo, y cuando ella finaliz� la interpel�. ENRIQUE: Hola Elo�sa, �te puedo molestar un segundo? ELO�SA (manteniendo la expresi�n seria que la caracterizaba): Claro, dime. ENRIQUE: Es que hay un m�todo que no puedo entender, y al parecer me falta informaci�n. Como sabes, el profesor de Econometr�a II est� fuera de Chile. El programa es complicado, y no hemos podido hacer el trabajo. ELO�SA: �Qu� m�todo es? ENRIQUE: Tiene varios nombres. Es de series de tiempo. Lo estamos viendo con el programa Stats. ELO�SA (piensa unos instantes): �El profesor les dijo que ten�an que hacerlo con el Stats? ENRIQUE: No. Eso se nos ocurri� a los del grupo. ELO�SA (vuelve a pensar unos instantes): Dame un par de d�as para revisar. Ve a verme el jueves a la oficina, dentro del horario de atenci�n. M�ndame por correo electr�nico el enunciado de la tarea. Enrique acudi� a la oficina de Elo�sa el jueves por la tarde. Fue solo, sin la compa��a de los integrantes del grupo. Ella hab�a estado revisando la consulta de �l. Le explic� el m�todo, el que conoc�a con otro nombre y le dio indicaciones de como bajar un programa computacional. En total estuvieron como veinte minutos viendo el tema. �l se sinti� muy agradecido. Adem�s, como si el apoyo en econometr�a hubiera sido poco, �l haber estado con ella un rato en su oficina fue muy grato, considerando lo atractiva que siempre la encontraba. Antes de despedirse �l le dijo algunas insinuaciones como para que fueran a servirse algo a alg�n lugar. Ella capt� el mensaje por opt� por rechazar la invitaci�n, tambi�n con una indirecta. En ese momento ten�a pareja, y meterse con un alumno era una complicaci�n totalmente innecesaria. En el pasado lo hab�a hecho, lo de involucrase con alumnos, y no descartaba hacerlo en el futuro. Enrique le resultaba atractivo, pero no era el momento apropiado para tener una aventura con �l. DOS A�OS DESPUES, ELO�SA SE ENCUENTRA CON SU AHORA EXALUMNO ENRIQUE Fue un viernes de enero en Santiago, cuando era verano y hac�a mucho calor. Quedaba una semana para que la universidad cerrara por vacaciones. Ella ten�a ya contratado un viaje a EE. UU. de tres semanas, para febrero. En ese viaje recorrer�a algunos lugares, y sobre todo aprovechar�a de estar con su hijo Crist�bal, quien estudiaba ganader�a en un lugar con esa actividad. Ese mismo viernes en la noche asisti� a un concierto de jazz que ofrec�a una municipalidad en forma gratuita, de ocho a diez de la noche. Asisti� en compa��a de una amiga llamada Silvia. Se reunieron en la misma sala del concierto, puesto que la amiga viv�a lejos, mientras que Elo�sa viv�a a dos cuadras y se pod�a ir caminando. Elo�sa hab�a asistido m�s ligera de ropas de lo que iba a la universidad para trabajar. Esta vez estaba con un vestido corto de verano, de color un rojo oscuro, sin mangas, aunque no mostraba las espaldas. Se pod�a apreciar que sus brazos eran gruesos y s�lidos, aunque evitaba flectarlos porque no deseaba mostrar sus b�ceps y tr�ceps. Las dos amigas tomaron ubicaci�n en el anfiteatro. Faltaba media hora para que empezara el concierto, pero optaron por mantenerse en los asientos para no perderlos. A los diez minutos, Elo�sa decide ir al ba�o. Su amiga queda cuidando los asientos. Al salir del ba�o encuentra a Enrique su exalumno, quien a la fecha estaba egresado y estaba desarrollando su tesis. Se saludan con abrazo y beso. ELO�SA: �qu� coincidencia es encontrarte ac�! ENRIQUE: As� es, para m� es un gusto. ELO�SA: Vine con una amiga, me encanta el jazz. ENRIQUE: A m� tambi�n. ELO�SA: �Viniste solo? ENRIQUE: Me iba a juntar con dos compa�eros. Ver�nica y Jes�s. �Te acuerdas de ellos? ELO�SA: Claro que me acuerdo de ellos. ENRIQUE: Me acaban de avisar que no van a poder venir, as� que me qued� solo en el recital. ELO�SA: Si quieres, ven y te sientas con nosotras. ENRIQUE: Pues con gusto. Fueron caminando al lugar en el que ellas estaban sentadas, y a su costado quedaban disponibles tres asientos. Elo�sa present� a Enrique con su amiga Silvia, y quedaron los tres listos para ver el recital, con Elo�sa sentada al medio. El concierto estuvo bastante bueno. Los que actuaban eran grupos de estudiantes de m�sica quienes se estaban especializando en jazz. Elo�sa pensaba en que podr�a significar el haberse encontrado con Enrique. Estaba sin pareja, y Enrique le atra�a lo suficiente como para tener algo con �l. Sab�a que era un tanto "desordenado" e inestable en sus relaciones con las mujeres, y eso hac�a a�n m�s f�cil e interesante un affaire con �l. Supo de la relaci�n con Adela, una compa�era de �l artista marcial, en la cual la chica le dio una paliza por manosearla en un parque despu�s que hab�an terminado. Adem�s, Enrique era de un humor chispeante, con el chiste a flor de labios. Recordaba que hac�a reir a todos en clase, incluy�ndola a ella, con sus comentarios improvisados y graciosos. Durante el recital Elo�sa conversaba a ratos con Enrique. ELO�SA: Y t�, �est�s con novia? ENRIQUE: Estaba, pero hace poco que terminamos. Fue alumna tuya, despu�s de que lo fui yo. Su nombre es Yasna. ELO�SA: S�, la ubico perfectamente. Si mal no recuerdo es de Vi�a del Mar. ENRIQUE: S�, es ella. Veo que conoces bien a tus alumnos y exalumnos. ELO�SA: Por supuesto. Les aprendo el nombre a todos, y llego a conocer algo de su vida personal. Y a veces me llegan chismes. Y para nada me dedico a incentivar que me los cuenten. ENRIQUE: Es curioso lo que me cuentas, porque en clases te ves m�s bien seria y estricta. Aunque de alguna manera transmites calidez y preocupaci�n por las personas. ELO�SA: As� es. En mi oficina cuando me hacen consultas, a veces me cuentan cosas personales, e incluso sus problemas. ENRIQUE: �Tanto hombres como mujeres lo hacen? ELO�SA: M�s bien las mujeres. Y lo que me cuentan lo guardo como un celoso secreto. Con los hombres es m�s complicado porque a veces buscan otras cosas. ENRIQUE: Entiendo ... La respuesta de ella fue solo una sonrisa, pues Enrique era uno de los que hab�a tratado de seducirla. No pensaba contarle que supo del problema que tuvo con Adela, tres a�os antes. Tampoco quiso contarle que hab�a alumnas que llegaban donde ella en busca de consejo, porque hab�a quedado embarazadas. A ratos Elo�sa conversaba con su amiga Silvia, y a ratos lo hac�a con Enrique. �l se dijo a s� mismo mentalmente que estaba m�s atento a Elo�sa que al recital. Escuch� parte de la conversaci�n entre las dos amigas, en la cual Elo�sa le suger�a a Silvia que fueran a servirse algo despu�s del recital. Cuando faltaba unos quince minutos para que terminara el recital, Elo�sa se dirigi� a Enrique. ELO�SA: Enrique. �Tienes algo que hacer despu�s? Tengo deseos de ir a tomar una cerveza. Vamos a ir con Silvia. Si quieres nos acompa�as. ENRIQUE: Claro, con gusto. Vamos. A pesar de que la propuesta de ella lo tom� por sorpresa, no pudo menos que aceptarla instant�neamente. Sinti� que ten�a mucha suerte. Terminaron el recital y se fueron a un pub que quedaba a unos diez minutos del lugar del recital. Elo�sa y Silvia se fueron en el auto de esta �ltima, y Enrique en su auto. Llegaron y pidieron tres cervezas y una tabla para picar. Silvia era un poco mayor que Elo�sa, y era unos diez cent�metros m�s baja. De profesi�n era profesora de matem�ticas y se conocieron con Elo�sa en el magister en estad�sticas. Era profesora de estad�sticas en otra universidad. Durante la primera media hora la conversaci�n estuvo animada, con risas de parte de los tres. Enrique las hizo re�r bastante con chascarros y chistes que hac�an los alumnos en la clase de estad�sticas y econometr�a. Por ejemplo, a una compa�era que ten�a el trasero hermoso, la hab�an apodado con el mote "hermosacolinealidad". Eso hac�a menci�n a un concepto de econometr�a denominado "multicolinealidad". SILVIA: jjjajajaja est� bueno el apodo. Cu�ntanos alg�n otro chascarro. ENRIQUE: Un par de compa�eras que me encontraban alocado me dec�an que conmigo resultar�a rechazada la hip�tesis de normalidad. Las dos amigas volvieron a re�r. ELO�SA: Est�n buenos, los chistes, Enrique. Seguramente tienes m�s. ENRIQUE: A otra compa�era cuyo �nimo es muy fluctuante le pusieron la serie de tiempo. Un compa�ero le pusieron Durbin Watson, porque hablaba mucho de ese concepto. Los dos �ltimos comentarios desataron carcajadas en las dos amigas. Esos chistes los entend�an solamente quienes tuviera conocimientos de estad�sticas, como era el caso de los tres que estaban en el pub. ELO�SA: te voy a pedir que escribas esos chistes y nos los mandes por email. ENRIQUE: Con gusto. SILVIA (mirando a Enrique): Y a Elo�sa �le tienen apodos? Elo�sa tambi�n lo mir�, expectante por la respuesta. �l medit� durante unos segundos. ENRIQUE: Apodos que todos ocuparan, no. Hab�a un grupo de estudio de cuatro personas, que se refer�an a ella como "la bruja", por lo exigente. ELO�SA: jajajaja, Eso s� lo creo, y no me extra�a. ENRIQUE: Una vez que est�bamos estudiando, alguien habl� de la "elocedasticidad". Vinieron m�s risas de las dos amigas. Esa expresi�n combinaba el nombre de Elo�sa con el t�rmino estad�stico conocido como "heterocesaticidad". ENRIQUE (dirigi�ndose a Silvia y poni�ndose serio moment�neamente): La verdad es que Elo�sa es muy buena profesora. A veces es muy seria, pero se ve que sabe mucho, ama hacer clases y que aprendamos. Elo�sa sonr�e y le da las gracias. SILVIA: Eso se transmite, de una manera u otra. Cuando un profesor est� desganado o no le gusta hacer clases, los alumnos tambi�n lo captan. Elo�sa y Enrique asintieron. Concordaron que tambi�n se daban cuenta cuando un profesor o ayudante no dominaba una materia. Estaban en medio de la conversaci�n cuando Silvia emite un largo bostezo. ELO�SA: �Tienes sue�o? SILVIA: S�. Me levant� temprano e hice muchas cosas hoy. ELO�SA: Bueno, nos vamos entonces, para que duermas. SILVIA: Ustedes qu�dense. Los veo muy despiertos y est� animada la conversaci�n. Yo tambi�n estoy muy entretenida, pero me est� ganando el sue�o. Despu�s de lo dicho por Silvia, Enrique mira a Elo�sa y le sugiere que se queden y que �l la puede ir a dejar a su casa. Ella medita unos instantes, y le dice que prefiere que se vayan. Piden la cuenta y pagan. Acuerdan acompa�ar a Silvia a su auto, para que luego Enrique vaya a dejar a Elo�sa a su casa. As� lo hacen. Se suben al auto de Enrique para que �l vaya a dejar a Elo�sa a su casa. Ella le da una grata sorpresa �l cuando le propone algo. ELO�SA: Si quieres vamos a mi casa y all� nos tomamos una cerveza. ENRIQUE (reaccionando de inmediato): Claro, excelente idea ... . Gracias. ELO�SA: Realmente la noche ha estado entretenida, y no tengo ganas de dormirme a�n. Como los viernes de verano trabajamos hasta el mediod�a dorm� una buena siesta, y no tengo sue�o, ni en lo m�s m�nimo. ENRIQUE: Ya te entiendo. ELO�SA: Como comprender�s, no quiero que alg�n conocido me vea en un pub contigo, aunque nada malo tenga. ENRIQUE: Claro que lo comprendo. Mientras menos chismes sobre ti corran en la universidad, mejor. ELO�SA: Exactamente, y mientras menos preguntas me hagan, mejor, por mucho que esas preguntas sean desatinadas. EN LA CASA DE ELO�SA Llegaron a la casa de Elo�sa pasadas las doce de la noche. Se sentaron en la mesa del comedor, luego de que ella trajo cervezas y algo para picar. Iniciaron la conversaci�n. Al minuto se sinti� quien alguien estaba abriendo la puerta con la llave. ELO�SA: Ella es mi sobrina Pilar. Vivimos juntas en esta casa. Pilar escucha las voces de los dos, entra a la sala y se acerca a saludar. Elo�sa los presenta. Enrique comprob� que Pilar tambi�n era muy alta, como Elo�sa. Calcul� que tendr�a un poco menos de treinta a�os. Ten�a el pelo ondulado casta�o, tez clara y cara alargada. Su cuerpo se ve�a m�s bien atl�tico. PILAR: Hola Enrique mucho gusto. ENRIQUE: Hola, �c�mo est�s? ELO�SA (dirigi�ndose a Pilar): Enrique es un egresado de la facultad. Nos encontramos en el concierto con Silvia. Como no ten�amos sue�o, lo invit� a una cerveza. PILAR: Mira, que bien. ELO�SA: �y t�? PILAR: Fuimos a comer con Oscar. Ma�ana en la ma�ana nos vamos a la playa por una semana, as� que me voy a dormir luego. ELO�SA: Como puedes ver, Enrique, somos altas en nuestra familia. Pilar y yo medimos un metro ochenta y uno. ENRIQUE: As� veo. Se ven bien altas las dos. ELO�SA: �T� cuanto mides? ENRIQUE: Mido uno setenta y siete. Se tomaron una foto los tres, con Enrique al medio. La que se ve�a m�s alta era Pilar, pues estaba con algo de tacones. Luego Pilar se retir�, pues ten�a sue�o. Se despidi� de Enrique con un beso en la mejilla, inclin�ndose. ELO�SA: El novio de Pilar es m�s bajo que ella. Debe ser un poco m�s bajo que t�. Desde luego que lo alta es de familia. ENRIQUE: �O sea que hay m�s mujeres altas en la familia? ELO�SA: Claro que s�. Tengo una prima, que mide casi uno noventa. Se llama Estela. Es profesora y fue basquetbolista Ella es la m�s alta. La mam� de Pilar, o sea mi hermana mayor, mide un poco menos de uno ochenta. Otra prima, Roxana, mide uno ochenta y dos, y fue seleccionada nacional de voleibol. ENRIQUE: �y de d�nde salieron tan altas? ELO�SA: Es por la familia de mi pap�. Son cuatro hombres, todos sobre el metro noventa. ENRIQUE: �Ves seguido a tus padres? ELO�SA: Mi pap� falleci� en un accidente de auto hace cinco a�os. Estaba separado de mi mam� hac�a mucho. Mi mam� vive en Concepci�n y est� vuelta a casar. A veces viajo a verla. Con mi hermana no nos vemos mucho porque vive en Brasil, pero hablamos seguido. Siempre sabemos la una de la otra. ENRIQUE: Ya veo. Siguieron conversando varios temas. Pas� un par de horas y Elo�sa comenz� a bostezar. ENRIQUE: Bueno, creo que es hora de irme. ELO�SA: Tomemos un caf� primero. Es de grano. As� no te da sue�o cuando manejes. ENRIQUE: Con gusto. Lo he pasado muy bien estando contigo. ELO�SA: Yo tambi�n, ha sido agradable. Despu�s del caf�, Enrique se pone de pie para irse. Elo�sa lo acompa�a a la salida de la casa. Se queda en la entrada. Abre la puerta de la reja con el portero el�ctrico. Se abrazan y se dan un beso para despedirse. Se mantienen un rato as�. Luego ella le da un beso en la mejilla tom�ndole la cabeza. ELO�SA: Finalmente de diste el gusto saliendo conmigo. No se me olvida que una vez quer�as hacerlo siendo alumno. ENRIQUE: No me voy a hacer el tonto neg�ndolo. ELO�SA: Me parece bien. �Y para qu� quer�as salir conmigo? ENRIQUE: Principalmente para conversar, lo cual no quita que pudiera haber algo m�s, ya que me le preguntas directamente. Siempre te he encontrado interesante y atractiva. Tampoco te lo voy a negar. ELO�SA: Me gustan las respuestas directas. Habla bien de ti que no evadas las preguntas. Dicho eso ella lo volvi� a abrazar y dar otro beso. "Vamos, te acompa�o a tu auto", le dijo. Al salir, ella lo mantuvo por el hombro abrazado, y �l la tom� por la cintura. Caminando de esa forma, se notaba m�s la mayor estatura de ella. Llegaron a la puerta de la reja, la que estaba a unos cinco metros de la puerta de la casa. Se soltaron y ella lo tom� de las manos mir�ndolo de frente. Le puso la boca con los labios como para dar un beso, y �l la bes� ah� mismo, en los labios, tres veces seguidas. Esos besos y caricias ya no parec�an ser de despedida. Acto seguido se abrazaron con fuerza y se besaron en la boca intensamente con lenguas. Ambos jadearon. ELO�SA: Ahora vete porque tengo sue�o. Si quieres nos vemos luego. ENRIQUE: Por m� nos vemos ma�ana mismo. �Puedes? ELO�SA: �Puedes ma�ana venir a almorzar? Voy a estar sola el fin de semana. ENRIQUE: Claro. Si quieres almorzamos juntos ma�ana. �l estaba invitado a un asado a la hora de almuerzo el d�a s�bado. Sab�a que se pod�a excusar de ir, y lo iba a hacer. La oportunidad de estar a solas con Elo�sa era un panorama muy superior al del asado. ELO�SA: �Puedes llegar como a las doce? Quiero que me ayudes a correr unos muebles y me instales un televisor. ENRIQUE: Bien. DIA S��BADO Enrique lleg� a la hora convenida. Elo�sa estaba con un short deportivo, zapatillas y un polo de media manga. Se besaron en la boca, tom�ndose de las manos. ELO�SA: Ve a mi dormitorio e inst�lame el televisor. Est� en el segundo piso, y es la primera pieza la derecha del pasillo. Mientras tanto yo preparo el almuerzo. Enrique subi� y encontr� el televisor en su caja de cart�n caf�. El dormitorio era grande, y ten�a ba�o propio. La cama de Elo�sa era de dos plazas, y estaba tendida, en orden. Demor� unos quince minutos en instalar el televisor. Sac� el televisor antiguo, lo puso en la caja del nuevo, y lo dej� en el pasillo. Lo encendi� y prob� los canales. Escuch� que Elo�sa lo llamaba y le preguntaba c�mo iba con la instalaci�n. "Ya est� listo", le respondi�. Sinti� los pasos de ella que sub�a. Mir� el televisor, y vio como se ve�a muy n�tido. Enrique le pas� el control remoto para probarlo. ELO�SA: Se ve s�per bien. Gracias. Mientras ella manipulaba el control, �l la sosten�a por la cintura. Elo�sa se dio vuelta y se besaron intensamente en los labios. Comenzaron a jadear. Ella se sac� el polo y qued� en sost�n. Mientras se besaban �l le agarraba el trasero con fuerza. Luego le desabroch� el sost�n. Elo�sa mir� hacia abajo y vio la erecci�n debajo del short de verano de �l. Le agarr� el pene por fuera de la ropa, y luego le meti� la mano debajo del calzoncillo y lo tom� en directo. Ambos estaban muy calientes. Se desnudaron, ella lo empuj� sobre la cama. Se subi� arriba de �l introduciendo el pene en su vagina, y se movieron intensamente. Jadeaban y se dec�an cosas er�ticas mientras lo hac�an. Cada uno tuvo su orgasmo. Descansaron un rato y repitieron la experiencia. ELO�SA: Estuvo muy rico, �no crees? ENRIQUE: Mucho. Te mentir�a si te dijera que siendo alumno nunca so�� con esto. ELO�SA: jajajaja. Modestia aparte, creo que no fuiste el �nico en so�ar eso. ENRIQUE: Me consta que es como dices. ELO�SA: En todo caso te pido la m�xima discreci�n. Como te dije ayer, nada malo tiene que yo tenga algo con un alumno, pero es preferible mantenerlo en silencio. ENRIQUE: Tienes mi palabra de que no lo contar�. Permanecieron un rato m�s conversando y acarici�ndose. A la media hora les dio hambre. Bajaron a almorzar. Ella le pidi� si pod�a ir a comprar una botella de vino. �l acept�. Se iba yendo cuando ella le dice que le diera un beso antes. Se lo dan, y ella le da un par de palmadas en el trasero. Almuerzan, conversando de diversos temas. Despu�s de eso suben al cuarto de ella, se tienden en la cama y dormitan un poco. A la hora se levantan y bajan a la sala. ENRIQUE: Siempre te not� esbelta y en buen estado f�sico, pero noto que eres bastante musculosa. ELO�SA: As� es. Soy musculosa y fuerte. �Te gusta o hay un problema con eso? ENRIQUE: Por supuesto que me gusta. ELO�SA: Vamos al jard�n para que conozcas mi fuerza. ENRIQUE (un tanto sorprendido): Bien. Salen al pasto del jard�n trasero. Lo primero que hace ella es agacharse, toma a Enrique por la pierna y el brazo, y lo carga en su hombro. Camina con �l un buen rato sin cansarse. Despu�s lo baja y lo carga en brazos. ENRIQUE: �Impresionante! ELO�SA: �Cu�nto pesas? ENRIQUE: 73 kilos. ELO�SA: Yo peso un poco m�s. Entre 78 y 80 fluct�o. DIAS SIGUIENTES Enrique y Elo�sa se siguieron viendo, divirti�ndose y teniendo sexo. Antes de que se fuera a los Estados Unidos pasaron juntos unos d�as en una parcela que tiene la familia de Enrique, la que se ocupaba m�s en el invierno. Hicieron pruebas de fuerza y lucha en las que ella era la ganadora. Eso a �l le excitaba de sobre manera. Tambi�n lo excitaba el mirarla hacia arriba, especialmente cuando se saludaban de beso en la boca. Estuvieron de acuerdo en que la relaci�n que hab�an iniciado era una locura, por la diferencia de edad de casi veinte a�os que ten�an. Sab�an que en alg�n momento ten�a que terminarse, pero reconoc�an que los sentimientos mutuos hab�an aflorado. Pasaron unos diez d�as, y lleg� el momento de que Elo�sa iniciara su viaje a los EE. UU. Su vuelo era para un jueves. El d�a anterior se junt� con Enrique. Tuvieron sexo una vez m�s, y una vez m�s estuvo delicioso para los dos. Elo�sa consider� que era el momento para terminar la relaci�n, ya que no se iban a ver en m�s de veinte d�as. Se lo dijo a Enrique. �l lo entendi� y sab�a que ese momento iba a llegar, pero el sentimiento por ella hizo que la decisi�n no le gustara del todo. Le dijo que quer�a irla a dejar al aeropuerto, cosa que ella acept�. Lleg� el jueves y Elo�sa se fue de viaje a EE. UU., tal cual lo hab�a planeado. Enrique la fue a dejar al aeropuerto. La acompa�� en su chequeo. Se mantuvo algo a la distancia, por si se encontraban con alguien conocido. �l la fue a dejar a la entrada de la sala de embarque. Antes de entrar, se despidieron con un fuerte abrazo, y se dieron tres besos en la boca. Las vio un profesor de la universidad, y ellos se dieron cuenta que hab�a sido vistos. Acordaron no decir cosa alguna. Si alguien dec�a algo, habr�a que estar preparado para reaccionar. DE VUELTA A CHILE A fines de febrero Elo�sa regres� a Chile. Estuvo dudando si llamar o no a Enrique. Ten�a la mentalidad de que si dudaba hacer algo o no, hab�a que hacerlo, ya que para ella parte de la vida era tomar riesgos. Por ello, finalmente opt� por llamarlo. Un d�a mi�rcoles como a las 6 de la tarde. son� el celular de Enrique. �l mir� el visor y vio que era Elo�sa. ENRIQUE: �Elo�sa! �qu� sorpresa me has dado al llamarme! ELO�SA: �Sorpresa agradable o ingrata? ENRIQUE: Muy agradable. Y lo sabes ... �Cu�ndo llegaste de vuelta de tu viaje? ELO�SA: Hace un par de d�as. �Y qu� es de tu vida? �Est�s con alguna chica? ENRIQUE: No. No estoy en pareja. �Y t�? ELO�SA: Tampoco. ENRIQUE (reaccionando r�pido): �Quieres que nos veamos? ELO�SA: S�, realmente tengo deseos de verte. Aunque s� que es una locura. ENRIQUE: Yo tambi�n tengo muchas ganas de verte ... ELO�SA: �Puedes venir a mi casa hoy en la noche? Voy a estar sola. ENRIQUE: �te parece como a las 9? ELO�SA: Bien me parece. Te espero. La llamada puso muy contento a Enrique. Hab�a echado de menos a Elo�sa. Le gust� tanto el hecho que lo llamara, como lo que le dijo. Antes de irse a la casa de ella, puso en la maleta del auto, un bolso con art�culos de higiene y ropa de recambio. Obviamente no iba a entrar directamente con el bolso como dici�ndole "vengo a dormir contigo". La vida le hab�a ense�ado a ser prudente. Al llegar, Elo�sa le abri� y lo hizo pasar. Cerr� la puerta y se besaron con pasi�n. Una vez m�s Enrique disfrutaba mirar hacia arriba mientras se besaban. Elo�sa es cuatro cent�metros m�s alta, y estaba con algo de tacones. La calentura lleg� muy r�pido. Subieron al cuarto de ella, e hicieron el amor intensamente. Dado que estaba sola, pudieron jadear, hablar y gritar en los distintos momentos. Despu�s de hacer el amor, ella le dijo que se quedara a dormir. Enrique le dijo "ya vengo". Fue a su auto y volvi� con el bolso en el cual tra�a ropa de recambio. ELO�SA (riendo): jajjaja veo que ven�as preparado para quedarte. �Pensabas que te iba a invitar a dormir conmigo? ENRIQUE: Bueno, era una posibilidad. Y se concret�. ELO�SA: Est� bien, no hay problema. Se besaron una vez m�s y se dispusieron a dormir. HECHOS POSTERIORES Las reuniones entre Enrique y Elo�sa siempre ten�an un componente de pruebas de fuerza f�sica. �l nunca le gan� en vencidas. En m�ltiples ocasiones ella hizo ejercicios de fuerza teni�ndolo a �l como pesa. En particular lo cargaba en sus hombros, y hac�a flexiones de piernas. Luchaban a veces, y era ella quien lograba inmovilizar a Enrique. A algunos profesores les lleg� el rumor de que Elo�sa ten�a o hab�a tenido algo con un alumno. Uno de ellos se atrevi� a encararla, y le dijo que hab�a cosas que eran peligrosas de hacer. Ella le mand� una parada dici�ndole "lo que yo haga con mi vida es asunto m�o. Y yo misma ver� lo que es peligroso o no de hacer. No te metas en mis asuntos". Ese fue el fin de la conversaci�n. Con Enrique se sigui� viendo unos meses m�s, hasta que �l se fue a Inglaterra a extranjero a hacer un postgrado por dos a�os. Fue el momento para que terminaran con Elo�sa en forma definitiva. Cuando llevaba seis meses en el postgrado en Inglaterra, Enrique inici� una relaci�n con una compa�era llamada Ana Mar�a, de nacionalidad peruana, con la que se casar�a. Elo�sa fue una persona que fue muy importante en su vida. Sigui� teni�ndole mucho cari�o, y de vez en cuando la pasaba a visitar a su oficina en la universidad. Incluso, en una reuni�n de egresados, Enrique le present� a Elo�sa su novia Ana Mar�a. RELACI�"N DE PERSONAJES CON OTRAS HISTORIAS DEL MISMO AUTOR Pilar, la sobrina de Elo�sa, y su novio Oscar, son los protagonistas de "Pilar, una traductora muy especial". Adem�s, Pilar y Oscar aparecen en "Max y Lorena, la bibliotecaria". Enrique es personaje secundario en "Adela y Benjam�n, compa�eros de universidad". Se menciona dos primas de Elo�sa. Una es Roxana, quien mide 1,82 y es personaje secundario en "Nancy, coordinadora de capacitaci�n", La otra es Estela, mide 1,88 y es mencionada tambi�n en "Mujer alta en la calle, vista en compa��a de cuatro hombres m�s bajo parte 2".