Dos contra una by womntop@gmail.com (http://womntop.blogspot.com) Dos engreidos culturistas reciben una lecci�n de respeto y humildad a trav�s de los pu�os de una luchadora profesional. *********************************************************** PROHIBIDO PUBLICAR, EDITAR O MODIFICAR SIN EL PERMISO EXPRESO DEL AUTOR. ESTA HISTORIA RELATA DOMINACI�N FEMENINA Y PUEDE CONTENER VIOLENCIA (GORE) Y SEXO EXPL�CITO, SI NO ERES MAYOR DE EDAD O NO TE GUSTAN ESTE TIPO DE HISTORIAS, POR FAVOR, NO SIGAS LEYENDO. AGRADEZCO CR�TICAS TANTO A LA DIRECCI�N DE E-MAIL COMO AL BLOG *********************************************************** El dolor recorr�a mi cuerpo y la sangre se deslizaba por mi cara. Mis ojos, incr�dulos, miraban como Daniel (gran amigo desde el colegio), recib�a tambi�n una buena paliza. Daniel intentaba, sin �xito, remontar aquel desastre, pero sus golpes no eran ni lo suficientemente precisos, ni lo suficientemente fuertes como para poder doblegar a su atacante. �C�mo pod�amos imaginar hace s�lo unos minutos que aquello pudiera ocurrirnos? Nos sent�amos orgullosos de nuestros cuerpos y trabaj�bamos duro en el gimnasio para disponer de un cuerpo musculado y potente. Nuestro ego nos gritaba que �ramos superiores a la media y que, con s�lo chasquear los dedos las mujeres caer�an rendidas a nuestros pies deseosas de poder tocar nuestros musculados cuerpos y cumplir nuestros deseos. Soberbios y d�spotas nunca habr�amos podido imaginar que, justamente, una mujer ser�a la encargada de darnos una lecci�n de humildad y respeto como aquella. Me levant�, ignorando el dolor, para acudir en ayuda de mi amigo. Ahora ella lo ten�a cogido del cuello contra la pared y, con la otra mano, lanzaba potentes pu�etazos que se estrellaban en la cara de Daniel, haciendo que la sangre saltara en cada impacto de sus nudillos. Salt� sobre su espalda y la rodee del cuello con mis brazos, ahog�ndola y deteniendo su ataque sobre mi amigo, quien cay� al suelo aturdido. Zarande� su cuerpo con rabia, y luch� para separar mis brazos, pero yo continu� apretando con todas mis fuerzas mientras le gritaba a Daniel que me ayudara a vencerla. Me impresion� notar su cuerpo, duro y musculado moverse con tanta energ�a mientras intentaba liberarse de mi presi�n. Aguant� sus embites el tiempo suficiente para que Daniel recuperara sus sentidos. Daniel se sum� a m� y empez� a lanzar pu�etazos contra el cuerpo de la mujer mientras yo, colgado de su espalda, apretaba con todas mis fuerzas. Durante un momento pens� que ya la ten�amos y que, no podr�a defenderse de nuestro ataque simultaneo. R�pidamente flexion� su pierna y su rodilla se clav� en la parte m�s blanda de Daniel, repiti� el movimiento, aplastando de nuevo los huevos de mi amigo con su rodillazo directo entre las piernas. Daniel se dobl� instintivamente pero, antes de caer al suelo. La amazona lanz� una poderosa patada directamente a la cara de Daniel, haciendo que saliera despedido hacia atr�s y aterrizara boca arriba, inconsciente en el suelo. Ahora estaba s�lo contra ella, aument� mi presi�n y apret� los dientes con la esperanza de cortar su suministro y hacerla caer inconsciente al suelo. Se removi� de nuevo entre mis brazos, zarande�ndose salvajemente y lanzando su cuerpo contra las paredes, aplast�ndome, cre�a que ya la ten�a cuando, de repente, se agach� y lanz� su cabeza para atr�s, golpe�ndome en la cara y haciendo que perdiera mi agarre. Sent� miedo cuando se dio la vuelta y pude ver la expresi�n de odio en su cara. Daniel segu�a en el suelo, mirando incr�dulo a aquella mujer contra la que no pod�amos luchar. Sus femeninas pero fuertes manos se cerraron alrededor de mi cuello y pude notar con asombro como mis pies se levantaban del suelo al ser elevado y estrangulado con furia por la agresiva mujer. Los m�sculos de sus brazos explotaron, marc�ndose con potencia al sostener mis 93 kilos de peso. Intent� pedir la ayuda de mi amigo, pero era imposible hacer pasar las palabras entre las garras que presionaban mi cuello y, a los pocos segundos, el mundo desapareci� de mi vista... Al recuperar la conciencia, nada hab�a cambiado. Al parecer, Daniel hab�a salido en mi defensa momentos despu�s de haber sido estrangulado por Esther. Pero no hab�a servido de nada. La luchadora estaba sentada sobre el pecho de Daniel y ten�a inmovilizados sus brazos bajo sus rodillas. �l era incapaz de defenderse de los pu�etazos que la mujer lanzaba contra su desprotegida cara. Me vi� antes de poder atacarla a traici�n y se dirigi� hacia mi. La sangre de Daniel goteaba de entre sus manos. Lanc� un pu�etazo pero su patada lleg� primero, prepar� otro pu�etazo pero, de nuevo, ella fue m�s r�pido. Deten�a mis golpes con facilidad. Yo era un libro abierto para una luchadora profesional. Recib� unos cuantos golpes antes de caer de nuevo a sus pies, coloc� mi cabeza entre sus rodillas y flexion� sus piernas. Sus m�sculos se hincharon y endurecieron aplastando mi cr�neo, el dolor era terrible y notaba el crujir de mis huesos debilit�ndose bajo la tremenda presi�n de sus tonificadas piernas, duras como piedras. Intent� separarlas con mis manos pero mis dedos no lograron encontrar el hueco suficiente entre sus m�sculos de acero. Me liber� de su presi�n y, agarr�ndome del pelo, me arrastro hasta d�nde se encontraba Daniel, all� pate� nuestros cuerpos y pisote� nuestras cabezas mientras nos gritaba rabiosa: -�AHORA TENDR�IS RESPETO HACIA LAS MUJERES EH?!-. Mi cuerpo temblaba de miedo mientras Esther continuaba golpe�ndonos con furia, not� como se part�a alguna de mis costillas y como la boca de Daniel ten�a cada vez menos dientes. Detuvo sus golpes y se qued� all� mir�ndonos mientras recuperaba el aliento, su cuerpo parec�a brillar y todos sus m�sculos estaban hinchados tras el esfuerzo. Tuve miedo al mirarla y notar aquellos m�sculos moverse bajo su piel manchada por nuestra sangre. -Demostradme ahora el respeto que me merezco- dijo mientras nos miraba desafiante. -Gatead hasta mi y besad mis pies- orden� de manera seca y autoritaria. Ten�a la intenci�n de acatar sus �rdenes pero el miedo me tenia paralizado y Daniel me sorprendi�. -�B�SAME T� LA POLLA ZORRA!- grit� Daniel con rabia. Esther lo agarr� del pelo y lo oblig� a levantarse, una vez de pi� lo moli� a golpes. Daniel no ten�a tiempo de caer al suelo. Las patadas y los pu�etazos lo zarandeaban de lado a lado. Lo castig� durante un buen rato y, finalmente Daniel cay� de bruces al suelo. -�Tienes suficiente o ya has aprendido la lecci�n?- pregunt� la mujer al cuerpo inm�vil de mi amigo. -Ahora b�same el pie- le orden� de nuevo. Daniel se movi� lentamente y se arrastr� hacia la potente mujer. Es lo mejor que pod�a hacer, tragarse su ego y acatar las �rdenes de aquella mujer. Yo iba a hacer lo mismo cuando Daniel, en vez de besar su pie, escupi� en �l. -�Vete a la mierda puta!- le dijo antes de repetir el escupitajo. Yo me qued� congelado, incapaz de creer lo que estaba ocurriendo. Ten�a miedo de aquella luchadora, de lo que hab�a hecho y de lo que pod�a hacer. Aquella mujer se qued� quieta, con los ojos abiertos como platos mirando fijamente al hombre que ten�a a sus pies, pude observar como poco a poco sus m�sculos se tensaban y la rabia inundaba su expresi�n. -Ahora vas a aprender a respetar a una mujer- dijo mientras ca�a sobre el cuerpo de Daniel. Esther lo agarr� del brazo y coloc� las piernas alrededor de su cuerpo, tens� sus m�sculos y le parti� el brazo a la altura del codo, ahora estaba doblado al rev�s. Sin soltar el brazo, se levant� y coloc� el cuerpo de Daniel boca abajo, apoy� el pi� tras la espalda y retorci� el brazo, haciendo que se le saliera el hombro. Le agarr� la otra mano y la retorci�, parti�ndole la mu�eca. As� continu� varios minutos, retorciendo miembros, estirando tendones y partiendo huesos. Los gritos de dolor se mezclaban con los crujidos de los huesos y los tejidos al ceder. Daniel gritaba como un cerdo y ped�a clemencia con todas sus fuerzas mientras la mujer disfrutaba destrozando aquel cuerpo moldeado tras horas de gimnasio. Lo rode� con sus piernas, cruz� sus tobillos y apret� con fuerza, pude ver como sus muslos se endurec�an y como el torso de mi amigo ced�a bajo la presi�n. Sus huesos crujieron y las costillas se partieron mientras la sangre abandonaba su cuerpo a borbotones. Se levant� y orgullosa mir� a aquel hombre que, destrozado agonizaba a sus pies. Daniel ya no se parec�a a Daniel, su cara estaba destrozada por los golpes recibidos, sus brazos y piernas estaban rotos, dislocados o ambas cosas a la vez, sus costillas rotas y su ego totalmente destruido. Nunca hab�a visto tal paliza en mi vida. -B�same el pie- le orden� de nuevo y, esta vez Daniel acat� r�pidamente sus �rdenes y beso su pie entre sollozos y muestras de tremendo dolor. -�Oh si nene! as� me gusta- dijo la amazona -no pares y sigue bes�ndolo- Me mir� fijamente y, gateando, me acerque y me sum�. Ahora los dos bes�bamos con ansia sus pies, sus dedos, sus gemelos y ella parec�a disfrutar. Nos orden� continuar bes�ndola mientras ella deslizaba su mano entre sus piernas. -Chupad mis dedos.. �oh si!- Sus dedos empezaron a moverse mientras jadeaba de placer, se estaba masturbando mientras nosotros bes�bamos y acarici�bamos su piel. Minutos despues Esther disfrut� de un generoso orgasmo. -Mmmh oh! siii!... oh! Retiro su mano h�meda y la present� frente a nuestros ojos. -Chupad y tragad mi jugos- nos orden� mientras introduc�a sus dedos en nuestras bocas. Pas� unos cuantos d�as en el hospital recuper�ndome de las heridas sufridas por la letal luchadora pero, nada que ver con el tiempo y operaciones que pas� Daniel. Nunca pudo volver a andar con normalidad y se car�cter hab�a cambiado. Ese fue el momento m�s humillante de mi vida. Nunca m�s volv� a ese gimnasio y poco a poco, la amistad con Daniel fue diluy�ndose hasta desaparecer. Ninguno de nosotros volvi� a ser el mismo hombre y nunca m�s nos volvimos a reir de una mujer en un gimnasio. FIN **************************************** * MORE ON HTTP://WOMNTOP.BLOGSPOT.COM * ****************************************