DOS AMIGOS CON MUJERES MADURAS Y FUERTES Por Esper, esper_cl@yahoo.es PARTE 1: Conociendo a Leticia LOS AMIGOS SE VUELVEN A VER Fabi�n y Genaro fueron amigos y compa�eros de colegio, desde que ten�an 13 a�os. Estuvieron juntos en muchas fiestas y reuniones sociales, as� como en encuentros deportivos y todas las actividades propias de aquella etapa de la vida. Compartieron sus experiencias conociendo chicas y comentaban sus conquistas, logros sexuales y tambi�n sus fracasos y penas de amor. Su colegio estaba ubicado en un sector socioecon�mico medio de Santiago de Chile Una vez terminado el colegio siguieron rumbos diferentes. Fabi�n entr� a la universidad a estudiar administraci�n, en tanto que Genaro se fue a recorrer Europa aprovechando que ten�a familiares que viv�an en Alemania y en B�lgica. En aquella �poca el Internet a�n no estaba desarrollado, por lo que se enviaban cartas ocasionales, usando el papel y el correo tradicional. Al comienzo se mandaban cartas al menos una vez al mes. Como suele suceder, el contacto se hizo cada vez menos frecuente, propio del hecho de que cada uno de los amigos ahora ten�a ambientes, actividades y amigos diferentes. Llegaron a pasar 2 a�os sin saber el uno del otro. Cuando ambos ten�an 35 a�os, Genaro regres� a Chile. Para entonces Fabi�n estaba casado y ten�a a su primer hijo. Genaro hab�a tenido una pareja con la que convivi� en Alemania, pero posteriormente se termin� la relaci�n. Si bien los amigos tomaron contacto, no se ve�an en forma continua dado la diferencia de vida de cada uno. Fabi�n ten�a una t�pica vida de casado y Genaro pasaba de una pareja a otra sin lograr estabilidad. Reci�n ten�an 42 a�os cuando Fabi�n se divorci�, Genaro para entonces estaba en Brasil, por 6 meses. A los 43 a�os ambos amigos se reencontraron y empezaron a verse en forma frecuente. Fabi�n le cont� a Genaro los pormenores de su divorcio. Genaro por su parte, que estaba sin pareja, le dio a conocer a Fabi�n diversos sitios de vida nocturna, donde se conoc�a personas, y en particular mujeres para distintas relaciones, desde un encuentro casual hasta una futura esposa. CONOCIENDO BARES Y A LETICIA Uno de los lugares, llamado �Las botellas misteriosas�, ubicado en un sector de Providencia en Santiago, pas� a ser uno de los preferidos de ambos. Lo frecuentaban personas de entre 30 y 50 a�os, de las cuales muchos pasaron ser conocidos. Era del tipo �pub� en el cual se serv�a preferentemente cocteles y tambi�n cosas para picar y comer. Como era propio de los pub, la luz era tenue, aunque permit�a distinguir a las personas que entraban. Los dos amigos tomaron la costumbre de ir muchos viernes a ese lugar, h�bito que parec�a ser compartido por otras personas. A veces acud�an d�as de semana, al t�pico happy hours. Una chica que les llam� la atenci�n a ambos fue Leticia, quien tambi�n frecuentaba Las botellas misteriosas. Lo que les produjo impacto fue su elevada estatura y el hecho que fuera muy corpulenta. Calculaban que su estatura estaba en torno a 1,80. Su pelo era pelirrojo oscuro, liso, y lo usaba largo y al pasar por detr�s de donde ella estaba sentada, ve�an sus muy anchas espaldas. Normalmente usaba su�ter y prendas superiores de un solo color, de preferencia claro, lo que hac�a que destacaran sus espaldas y tambi�n su pelo. Probablemente esa vestimenta era estudiada. La fortuna quiso que un d�a a Leticia se le quedaran las llaves dentro de su auto. Fue un d�a viernes despu�s de la media noche cuando ella regresaba a su casa. A esa hora tambi�n regresaban Fabi�n y Genaro y vieron a Leticia en problemas. Result� que Fabi�n ten�a un auto id�ntico al de ella, por lo que probaron abrir el auto con las llaves de �l. Para alegr�a de todos, la puerta cedi� y Leticia logr� retornar a su casa a la hora prevista. Ella, muy agradecida les dijo que la pr�xima vez los iba a invitar a los dos a un trago. En ese momento intercambiaron Messenger y tel�fonos. La familia de Genaro era socia de un club de campo deportivo llamado �Los queltehues� el que contaba con un buen bar restaurante, por lo que les propuso a Leticia y a Fabi�n que se reunieran los tres el viernes siguiente. La idea fue aceptada por los otros dos. LOS AMIGOS SE JUNTAN CON LETICIA Al d�a viernes siguiente, tal cual lo acordaron Leticia invit� a los dos amigos a un trago en el club Los queltehues. Se juntaron los tres en el estacionamiento puesto que Genaro en su condici�n de socio deb�a entrar con Leticia y Fabi�n. Primero llegaron los dos amigos y luego Leticia. La saludarse debieron erguirse dada la mayor estatura de su nueva amiga, la que adem�s andaba con algo de tacones. Se sentaron los tres alrededor de una mesa e hicieron el pedido. Los tres se inclinaron por pedir un �mojito�, trago de origen cubano que se estaba poniendo de moda por esos d�as. Pidieron adem�s una tabla con quesos y con cecinas. La conversaci�n se desarroll� fluidamente, ya que para complacencia de los dos amigos Leticia result� ser muy agradable y tener afinidad con ellos. Ella se hab�a separado hac�a poco y estaba moment�neamente viviendo donde sus padres. Su �nico hijo ten�a 25 a�os y ya se hab�a independizado. Les cont� que ten�a con dos socias una agencia de viaje, y que pese a que no era muy grande ten�a una buena clientela y les iba aceptablemente bien. Hab�a estudiado periodismo, pero con el tiempo deriv� a los negocios. Mostr� su admiraci�n por el club, el que no conoc�a y les cont� que ella iba al gimnasio con frecuencia. Les dijo tambi�n la edad que ten�a, la que result� ser de 45 a�os, o sea un poco m�s que la de ellos. Por su parte ellos le contaron que se hab�an conocido en el colegio y que su amistad databa de los 13 a�os y que hab�an estado en un club literario en el mismo colegio. Incluso en distintos a�os, tanto Fabi�n como Genaro hab�an obtenido premios en un concurso de cuentos de su mismo colegio. Eso les dio tema de conversaci�n, ya que Leticia compart�a la pasi�n de leer y escribir, y fue por eso que escogi� estudiar periodismo. En un momento en que los tres hab�an consumido sus tragos, Fabi�n sugiri� que tomaran otra ronda, que esta vez �l invitaba. Leticia: No, por ning�n motivo, la que invita soy yo. Fabi�n: �Qu� tajante! Si quiero invitar yo, �por qu� tan firme? Leticia: Una, dije que yo invitaba�. Genaro: �Hay m�s de una raz�n? Leticia: Si, la segunda raz�n es que acabamos de terminar un buen mes en la agencia. Genaro: Entiendo� Leticia: Y hay una tercera raz�n Genaro (mirando a Leticia al igual que Fabi�n): �Cu�l? Leticia: Es que estoy pasando un rato muy agradable con los dos. Me han hecho sentirme mejor despu�s de estar viviendo los momentos de una dif�cil separaci�n matrimonial. De verdad les estoy agradecida y espero que esto sea el inicio de una amistad con los dos. Fabi�n: Pues nada tienes que agradecer. Es un placer para nosotros. Creo que interpreto a mi amigo Genaro al decir que tambi�n estamos pasando un gran momento contigo. Genaro: As� es. Leticia: Bueno, excelente, haremos un salud por eso cuando llegue la ronda de mojitos. En ese momento Leticia extendi� sus largos y fuertes brazos, le puso una mano en el hombro a cada amigo y les dio dos besos seguidos a cada uno en la mejilla. Ambos expresaron su deleite. Lleg� la segunda ronda de mojitos. Los tres acordaron que ser�a la �ltima, puesto que deb�an manejar de noche de regreso a sus casas. Fabi�n: �Y es irreversible tu separaci�n? Leticia: Francamente no s�. Lo m�s probable es que si. Fabi�n: Disculpa, quiz�s no quieres hablar mucho de ese tema, Leticia: No hay problema, no hay temas tab�. Si quieren les cuento algo. Genaro: Hazlo si te sientes c�moda hablando de ello. No corresponde que te interroguemos. Leticia: Muy bien, les voy a contar algo de eso. Est�bamos muy mal desde hace un tiempo y los problemas derivaron en violencia intrafamiliar. Fue ah� cuando empezamos a vivir separados. Eso ocurri� hace un mes. Fue una gran paliza. Fabi�n: Menos mal que no quedaste muy magullada con la paliza que te dio tu ex. Leticia: No, no, no. �No fue as�! Fui yo quien le dio la paliza a �l. Fabi�n y Genaro se miraron asombrados, quedando mudos por unos segundos. Luego miraron a Leticia. Ella no pudo disimular una sonrisa cuando vio el impacto de lo que les hab�an contado. Los dos amigos no sab�an que decir o que preguntar. Leticia: Veo que lo que les cont� les llam� la atenci�n. Estamos acostumbrados a que la violencia intrafamiliar sea del hombre hacia la mujer. Y en mi caso as� empez� pero termin� al rev�s. Bueno, �les sigo contando? Genaro: Claro que si. Fabi�n: �Por supuesto! Leticia: Lo que pasa es que mi ex, que se llama Romilio, ten�a una amante o novia, no se como llamarle. Es lo supe una semana a antes de que todo reventara. Despu�s me enter� que llevaba como un a�o con ella. La tipa era casada tambi�n. Leticia hizo una pausa. Fabi�n y Genaro la miraban atentos, esperando lo que ven�a en su relato. Leticia: Tuvimos una conversaci�n sobre el tema. Genaro: Si permites la pregunta �t� tuviste a alguien m�s? Leticia: No, a nadie. Solo despu�s de la separaci�n me he visto con un antiguo novio. Pero solo hemos salido como amigos. No he querido iniciar relaciones de pareja mientras las aguas no se aquieten algo. Genaro: Seguramente tu antiguo novio si lo ha querido. Leticia: Creo que es as�. Fabi�n. Los hombres tendemos a comportarnos de una manera y las mujeres de otra. Claro que hay excepciones. Leticia: De acuerdo. Les sigo contando de la pelea. Fabi�n: Por favor, sigue. Leticia: Como les dec�a empezamos a hablar de la relaci�n de �l. Los dos est�bamos molestos. En un momento empec� a llamar �puta� a la tipa cuando hablaba de ella. Romilio me dijo que ella ten�a nombre. Yo le dije que no me interesaba, ya que para mi era simplemente una puta. Los amigos se r�en al escuchar eso, contagiando a Leticia, quien esboza una sonrisa. Leticia: En eso Romilio un poco fuera de si, me dio una cachetada. Como no la esperaba me lleg� en plena cara. Fue bastante fuerte. Realmente me doli�. Le dije que se hab�a convertido en un bruto y eso era por meterse con la puta y que despu�s de esto me iba. Entonces agarr� un vaso de agua que estaba servido y me lanz� el contenido dici�ndome �huevona de mierda�. Menos mal que me tir� solo el l�quido y no el vaso. Cuando me dio la cachetada pens� que hab�a sido un arrebato y que se iba a arrepentir y disculparse. Pero eso no sucedi�, y ah� se me dieron ganas a m� de pegarle, cosa que hice. Fabi�n: �Pensaste que podr�as con �l? �Sabes artes marciales? Leticia: No me preocup� realmente si iba a poder con �l. Estaba segura de eso. Lo que pens� es que ten�a que controlar mi fuerza, porque si no lo hac�a le podr�a hacer demasiado da�o. Genaro: �O sea te consideras m�s fuerte que �l? �De que estatura es? �M�s alto que t�? Leticia: Yo mido 1,79 y peso como 82 kilos. El mide como 1,82 y nunca pas� los 75 kilos. Tengo las manos m�s grandes que las de �l y la mu�eca m�s gruesa. Siempre fue delgado. Adem�s nunca fue particularmente deportista ni adicto al gimnasio. A veces se juntaba a jugar babyf�tbol con los amigos los fines de semana. Yo en cambio si he sido deportista. Hice mucha nataci�n y voy al gimnasio al menos 3 veces por semanas, donde hago pesas para relajarme y mantenerme en forma. Y adem�s he aprendido artes marciales. Fabi�n: Realmente eres una mujer impresionante. Leticia (sonriendo): Y eso, �es un piropo o qu�? Fabi�n: Es una expresi�n de admiraci�n. Si, en realidad puede tomarse como un piropo. Leticia: Gracias. Genaro: Bueno, s�guenos contando� Leticia: Ok. Despu�s de que me tir� el vaso de agua, sent�a a�n el efecto de la cachetada. Me di vuelta lo mir� y le dije �vas a tener que aprender a nunca levantarle la mano a una mujer�. El socarronamente me dijo ��y quien me lo va a ense�ar? �T�?�. Me acuerdo que en ese momento me tom� el pelo como lo hago cada vez que voy al gimnasio. Me acerqu� a �l y r�pidamente le di un golpe de pu�o en plena boca. De inmediato comenz� a sangrar. Entonces �l trat� de mandarme un golpe el que se lo ataj�. Luego me mand� una sucesi�n de golpes seguidos muy r�pido. Genaro: �Y te dio alguno fuerte? Leticia: La verdad es que no. No estoy segura si me dieron, pero no recuerdo haber sentido dolor. Muchos se los ataj�, de eso si me acuerdo. A continuaci�n mand� yo la sucesi�n de golpes. No me pudo detener y muchos le dieron y termin� en el suelo. Luego se par� me mand� hartos golpes, pero yo hice lo mismo y volvi� a terminar en el suelo todo magullado. Fabi�n: �y ah� pararon? Leticia: Ah� le dije �es mejor que lo dejemos hasta ac�, ��no crees?�. El solamente asinti� con la cabeza. Vi que ten�a algunas heridas y le ofrec� cur�rselas. El me dijo que no, que lo mejor es que me fuera luego si es que pensaba hacerlo. Asent�. Pens� en ese momento que algo iba a tener que decirle a la puta cuando lo viera en ese estado. Fabi�n y Genaro largaron una carcajada. Entonces. Leticia rio tambi�n. Fabi�n: Creo que tu ex realmente se busc� la paliza. Le diste su merecido. Leticia: Claro que si. Pero francamente hubiera preferido evitarlo. En fin, ya est� hecho. De todas maneras nos sirvi� a los dos para descargar tensiones, pero no creo que sea un ejemplo de c�mo relajarse. Genaro: �Has vuelto a verlo o a hablar con �l? Leticia: Cosas muy someras. Detalles dom�sticos. No hemos llegado a hablar del divorcio. Fabi�n: No deja de ser entretenido como lo contaste, aunque haya sido algo duro. LOS TRES ACUERDAN UNA PR�XIMA REUNI�N Eran como las 12 de la noche. El bar se cerraba a las 1: AM. Los tres amigos segu�an conversando y ya con bastante confianza. Se notaba que la comunicaci�n daba para mucho m�s, y que si el bar no cerraba podr�an amanecerse conversando Fabi�n: Leticia, te voy a hacer una pregunta muy especial. Solo si quieres la contestas, claro. Con esa forma de plantearlo capt� la atenci�n inmediata no solo de ella sino que de su amigo Genaro. Leticia: A ver, �cu�l es tu pregunta? Fabi�n: La pelea que tuviste con tu ex, o m�s bien la paliza que le diste, y tu demostraci�n de mayor fuerza, �los excit� en alguna medida? Leticia: A mi no al menos, no se si a �l. �Me hablas de sadomasoquismo por casualidad? Fabi�n: No se que nombre ponerle, quiz�s es sadomasoquismo lo que te voy a comentar. Lo que pasa es que yo tuve un encuentro con una mujer, lo que me hiciste recodar con la historia que me contaste. Leticia (con una expresi�n seria en su rostro): �C�mo as�? �Te dio una paliza? Fabi�n: No, fue un encuentro amistoso, pero en el cual ella demostr� tener m�s fuerza y eso nos excit� a los dos. Fue una gran experiencia para m�. Genaro: �No digas! Eso no me lo hab�as contado. Fabi�n: No, en realidad a nadie se lo he contado. Es tan especial, que no se como contarlo En ese momento Genaro larga una gran carcajada prolongada. Fabi�n y Leticia lo miran serios e intrigados. Fabi�n: �qu� es lo que te causa tanta risa? Genaro: Disculpa, es que yo tambi�n viv� una experiencia con una mujer fuerte y tampoco lo he contado. Y mira la coincidencia, a ella y a mi tambi�n nos excit� su mayor fuerza. Leticia: �Lo encuentro genial! Creo que cada uno nos va a contar su historia a los otros dos. Genaro (mirando a Leticia): �Nunca pensaste o experimentaste que a los hombres les podr�a atraer una mujer fuerte? Leticia: Realmente no. Se que les atrae la estatura y el que sea corpulenta, pero nunca me he detenido a pensar si les atrae la fuerza. En la calle me miran bastante y con la confianza que les voy teniendo les cuento que es algo que he aprovechado en mi vida. Genaro: �C�mo has aprovechado tu estatura? Leticia: Cuando he querido hacer un negocio o una simple venta, me he dado cuenta que a los hombres les gusta ser atendido por una mujer que les atrae. Y si lo que les atrae es la estatura femenina, eso me favorece. Ya se acercaba la hora en la que iba a cerrar el bar. Estaba claro que ni Fabi�n ni Genaro iban a tener tiempo para contar su historia. Fabi�n: espero que no sea la misma mujer que cada uno conoci�. Ser�a demasiada la coincidencia. Genaro: La que yo conoc� se llama Betty y es de Santiago. Fabi�n: Ah, no es la misma. La �m�a� se llama Jacqueline y es de Vi�a del Mar. Leticia: �Saben? se me acaba de ocurrir una idea. Pienso que podr�an escribirla, ya que a todos nos gusta escribir cuentos. Ser�a entretenido. Yo mi historia no la voy a escribir obviamente, porque a�n es un problema actual y hay violencia. Los amigos se miraron y pusieron un gesto de gustarles la idea. Fabi�n: Es buena tu idea, Leticia. Yo estoy de acuerdo. Genaro: Yo tambi�n estoy de acuerdo. Leticia: �Nos juntamos el pr�ximo viernes y cada uno llega con su historia impresa y nos la lee? �Les parece bien? Genaro: Me parece perfecto. Fabi�n: Una cosa� Leticia: �Si? Fabi�n: Mi vivencia tiene contenido sexual. Me imagino que la de Genaro tambi�n. �Te incomodar� leerla en la historia? Genaro: Bueno, lo m�o efectivamente tambi�n tiene contenido sexual, por lo que la pregunta de Fabi�n es muy v�lida. Leticia: Escriban lo que deseen escribir. Ojal� que salga lo m�s espont�neo y real: no se preocupen por m� en lo del contenido sexual. Adem�s esto va a quedar entre los tres. Ser� nuestro secreto. Fabi�n: �Excelente! Leticia: Lo que si le recomiendo, es que eviten el lenguaje obsceno. Una cosa es lo sexual o er�tico y otra cosa es la obscenidad. Una que otra palabra en ese tono, es aceptable, pero no la generalidad. Los amigos asintieron con la cabeza ante el �ltimo comentario de Leticia. Fabi�n: Muy bien, y propongo que nos juntemos ac� mismo y las leemos tomando unos mojitos. Leticia: Trato hecho. Genaro: Trato hecho. En la parte 2 de esta historia Fabi�n cuenta su experiencia con la mujer fuerte. En una parte 3 Genaro nos contar� su vivencia.