Donna Por Rambler y traducido por Jaimito La hermosa fisicoconstructivista flexiona y juega fuerzas (vencidas) con Larry Mi pasatiempo son los carros antiguos. Tengo un carro antiguo que llevo a las exhibiciones y soy miembro de varias organizaciones de carros antiguos. En ocasiones, he comprado carros antiguos con el proposito de arreglarlos y despues venderlos, esperando alguna ganancia de dinero. Recientemente habia comprado un antiguo Rambler. Necesitaba mucho trabajo de mecanica. Arregle para que lo remolcaran a mi casa, le hice todos los arreglos necesarios y lo puse a la venta. Muchas personas estaban interesadas, pero nadie tenia el dinero suficiente para comprarlo. Creo que la principal razon por la que no se habia vendido es que casi todos los que lo vieron buscaban un carro del diario. El carro era demasiado bonito para ser del diario. Era un “Avion”, sedan cuatro puertas, pero solido como una piedra y casi ni se veia oxidado. Lo unico que faltaba por hacer era hacerle una verificacion. Habia sido mecanico automotriz por muchos anios, habia cambiado de giros, pero todavia tenia conexiones en el negocio de reparaciones de carros. Un viernes en la tarde, lleve mi Rambler con mi amigo Bob quien tenia su propio taller automotriz. Habia entrenado a Bob hace varios anios y, por esta razon, el sabia que cuando traia un carro para verificacion, era cuestion de llenar la papeleria y ponerle la calcomania. Era mayor que Bob por diez anios, pero hasta hace algunos anios, cuando mi cabello empezo a encanecer y la papada empezo a colgar un poco, nos veiamos de la misma edad. Era una pequenia broma que hacia con todos sus clientes y amigos cuando lo iba a visitar a su taller. El empezaba diciendo, “Este es mi amigo Larry. ¿Adivina que edad tiene?”. Cuando llegue al taller de Bob, estacione mi carro y pase al taller. Salude a John y Lou, dos mecanicos que tenia trabajando para el, y pregunte, “¿Donde esta Bob?” “Esta en su oficina”. Contesto John. Camine hacia la pequenia sala de espera y voltee a la derecha hacia la oficina de Bob. Su oficina estaba en forma de triangulo. En la pared trasera estaba un sillon. En la pared de a lado estaba otro sillon, el escritorio de Bob y un librero con toda su literatura automotriz actualizada. La tercera pared tenia algunos archiveros, una caja de seguridad y un pequenio escritorio para llenar calcomanias de verificacion. ”¡Muchacho!”, me saludo. “¿Como estas?”. “Bien”, le conteste. “¿Como has estado?”, pregunte. “Bien, bien. No me puedo quejar. El negocio ha estado aceptable. ¿Como esta la esposa y la ninia?”, pregunto. “¡Estan muy bien! Jenny obtiene puros 10’s en la escuela y va bien con su gimnasia.”, conteste. “¿Que edad tiene Jenny ahora?”, pregunto Bob. “¡Va a tener trece en Agosto y preparandose para ser toda una adolescente!”, exclame. “No lo puedo creer,” dijo Bob. “¿Esta pequenia todavia?”, pregunto. “¡Si, 65 libras (30 kilos) apenas! Pero es una ninia preciosa. ¡Lo mejor que nos ha pasado!”, dije efusivamente. Fue entonces que me di cuenta que habia una mujer sentada en el sillon, con poca luz en la esquina de la oficina. Aparentaba tener de 24 a 26 anios de edad, y tenia cabello negro que llegaba hasta los hombros. Estaba hojeando una revista mientras Bob y yo hablabamos. “Perdon Larry”, continuo Bob, “esta es mi amiga Donna. Donna este es mi amigo Larry.” “Hola”, dijo. “Hola,” conteste calladamente. La mire a los ojos. Mientras me miraba, sus ojos negros penetraron a traves de mi. Se sentia bien. Me gustan la chicas con ojos obscuros. “Donna”, Bob continuo, “¿adivina que edad tiene Larry?” ¡Oh no. aqui vamos otra vez!, pense. “¡Bob, esa ya no sirve!”, dije ironicamente. “Funcionaba hace diez anios, pero cuando cumpli cincuenta, mi cabello encanecio y la papada esta algo floja.” Explique. “Pero gracias de todos modos, Bob”, dije. “Pero puedo decirte que no me siento de mi edad” dije. ¡“Vamos Larry, echaste a perder todo!”, dijo Bob. “Me gusta ver como reaccionan las personas cuando les digo que me llevas diez anios. Haciamos esto todo el tiempo Donna.”, continuo. “No te puedes imaginar ha cuanta gente enganiamos. Larry me adiestro cuando empece en el negocio.” “Si,” dije. “¡Asi es que si hecha a perder tu carro, me puedes culpar!”, dije con algo de sarcasmo. “Oh, no lo haria” dijo apenada. Sus ojos negros estaban enfocados en los mios, y senti una sensacion calida. “Hey, muchacho,” Bob me dijo, “Empece a levantar pesas en el gimnasio otra vez. Ahi fue donde conoci a Donna. ¿Creerias que es una fisicoconstructivista?”, pregunto. “¡Enseniale Donna!” De pronto se paro , levanto su brazo izquierdo en una posicion de bicep, con su brazo derecho se arremango la manga de su camiseta hasta el hombro y flexiono su bicep izquierdo. ¡Era enorme! “¡Dios mio!”, murmure. Senti como una sacudida a traves de todo mi cuerpo. Mi cara estaba sonrojada y podia sentir mis orejas poniendose un poco rojas. ¡Mi corazon latia como loco! “Oh-oh...”, dije tartamudeando. Mi voz se quebraba mientras hablaba. Obviamente estaba apenado. “M-muy bien”, fue lo unico que pudo salir de mi boca. Estaba totalmente sin palabras. Estaba seguro que mi boca estaba abierta hasta el suelo. Me quede mirando lo que parecia una eternidad. “¡Larry, trae ese viejo Rambler a la segunda nave!” Era John asomandose por la puerta de la oficina. Estaba listo para ponerle la calcomania al carro. “Ahi voy”, respondi tartamudeando. Me di la vuelta rapidamente y sali de la oficina hacia mi carro. Mi cerebro estaba retumbando. Nunca habia visto alguien como ella. Mientras movia mi carro a la nave podia sentir mi cuerpo como temblaba. Respire profundamente. Por fin me pude contener de manera que pudiera pensar bien. “¡Wow!”, pense. “¿Que me paso? ¡Dios mio, no puedo creer lo que acabo de ver!” ¡Todo lo que podia pensar es que era increible! Entonces Bob entro al taller. Tenia esa mirada maliciosa en su cara. “¿Que te parecio?”, pregunto. “¿Has visto alguna vez alguien como ella?” “¡N-no, la verdad no!”, dije tartamudeando, “No puedo creer lo que acabo de ver. ¡Ella es increible! ¡Nada como ser apenado enfrente de tus amigos!”, respondi. “Vamos Larry”, dijo Bob, “¡Te conozco desde hace mucho tiempo, pero nunca te habia visto reaccionar asi antes!” El tenia razon, por supuesto. Y algo sorprendido. “¿Estas bien?”, pregunto. “¡Si, pero me sorprendio mucho!”, dije. Estaba empezando a sentirme un poco mejor. Pero todavia podia sentir mis orejas calientes y mi corazon latiendo fuertemente, aunque no como hacia unos momentos. Volteo a ver un carro junto al mio, un Cadillac blanco El Dorado. “Es de Donna”, dijo. “Necesita rotores frontales y cojinetes para la verificacion. Dejo los cojinetes cortarse en los rotores y los echo a perder”, dijo. “Tengo que darle un precio en el trabajo”. Donna estaba parada en la puerta que da a la sala de espera. Pude entonces verla mejor. Mientras mi corazon empezaba a martillar, observe que llevaba un camiseta con mangas hasta los codos, escondiendo sus enormes biceps. Pero sus antebrazos se veian gruesos. Tenia puestos uno pantalones de mezclilla sueltos de color negro y tenis blancos. Se veia como los pantalones de mezclilla apretaban contra sus muslos y pantorrillas. Pero definitivamente era femenina, con una bonita sonrisa. cabello obscuro brillante y esos hermosos ojos. Cuando sus ojos cruzaron con los mios, senti una sacudida a lo largo de todo mi cuerpo. Bob estaba parado al frente del volante de su carro y la llamo para que le diera un vistazo a los danios. Al ir pasando me sonrio, como si supiera lo me estaba pasando. ¡Estaba totalmente hipnotizado por esta criatura! “Vas a necesitar nuevos rotores frontales y cojinetes”, explico. “Cuando empezaron a hacer ruido debiste habermelo traido. Probablemente hubiera salvado los rotores. Regresemos a mi oficina y calculare el costo”. Mientras regresaban adentro Bob me hizo una senia para que lo siguiera. No estaba seguro si deberia, pero decidi que en realidad si queria, sin importar nada. Una vez adentro, Bob le explico cuanto costaria arreglar su carro. “Pero”, agrego, “si me pagas en efectivo te descuento un 15%.” “¡Magnifico!”, ella dijo. “¿Puedes terminar hoy?”. “Oh, creo que te podemos poner en marcha hoy en la tarde”, dijo meditando. “¡Claro, por ti, lo que sea Donna! ¿Verdad muchacho?”, volteo a verme. Estaba un poco sonrojado otra vez. “Lo que tu digas Bob”, conteste con mi voz quebrada otra vez. Bob y Donna se voltearon a ver. Se estaban divirtiendo con mi momento embarazoso y no habia nada que yo pudiera hacer, excepto seguirles la corriente. Respire profundamente y les sonrei forzadamente. Y creo que todos sabiamos lo que estaba pasando. “Tengo que ir a la tienda de autopartes para comprar las refacciones. ¿Quieren venir conmigo?”, pregunto. “Me parece bien”, contesto Donna. “Vamos muchacho, acompanianos”, dijo Bob, dirigiendose a mi. “¡Te hara bien!.” Nos subimos a la camioneta de Bob. Donna estaba en medio, con Bob y yo a sus lados. Mientras ibamos Bob nos platico un poco. Le dijo que habiamos trabajado hace varios anios, y que Yo siempre le ayudaba cuando algo se le atoraba. Respondi callada y timidamente. Durante el camino baje la mirada para ver el antebrazo de Donna, el cual ahora estaba enseguida del mio. Era al menos la mitad mas grande que el mio, y podia sentir su calidez al casi tocar el mio. Me sonrio. Tenia una mirada en sus ojos como si supiera el tipo de efecto que estaba teniendo sobre mi. Cuando llegamos a la tienda de autopartes, Bob entro a comprarlas. Y ahi estaba Yo, solo con ella. Trate de pensar algo inteligente para platicar, pero no podia. Volteo a verme y dijo, “Larry, lo siento mucho si te apene alla en el taller. No fue mi intencion lastimarte. Fue idea de Bob. Hicimos esto con algunos de sus amigos y se rieron. Pensamos que harias lo mismo. ¿Estas bien?”, pregunto. Su brazo delicadamente toco el mio. Me estaba quemando ahora, pero decidi que tenia que empezar a comportarme como hombre. “¡Claro!”, dije nerviosamente. “Nunca antes habia conocido una mujer fisicoconstructivista. Las he visto en T.V., pero nunca en persona, como seguro lo habras observado. Creo que eres increible. Estoy seguro que has trabajado muy duro para verte asi, seguro que estas muy orgullosa de ti.” “Es mucho trabajo.” Contesto. “¡La dieta es la peor parte, ver a todos los demas comer lo que quieran mientras que una nada mas puede comer algunas cosas, la mayoria de ellas sin sabor!” Me estaba empezando a sentir un poco mas relajado con esta dama. La conversacion fluyo ahora mas facil entre nosotros. Bob regreso con las refacciones e ibamos de regreso al taller. De regreso en el taller, me di cuenta que Bob necesitaria ayuda con el carro de Donna si queria terminar a una hora razonable. Con sus instrucciones y herramientas, hice la parte izquierda de los frenos y el la derecha. Terminamos en menos de una hora. “Acuerdate Donna”, dijo Bob sarcasticamente, “¡Larry hizo la parte izquierda y yo la derecha. Si algo sale mal en la izquierda, llamalo a EL y no a mi!”. “¡Acuerdate Bob, Yo use tus herramientas!”, bromee. Cuando bajamos el carro en el piso, Bob dijo, ”Llevatelo para probarlo en carretera, muchacho. Asegurate que frene bien. Donna, ve con el. Casi nunca tiene la oportunidad de manejar un buen carro como el tuyo, nada mas esas chatarras viejas de Rambler. Asegurate que no se vaya a alocar”. Donna se sento en el asiento de pasajero y di de reversa para llevarlo a probar. Se deslizo y se sento como a un pie (30 cms) de mi. La mire y me sonrio. Ella sabia lo que me estaba haciendo al cerebro. Baje la velocidad del carro y despacio aplique los frenos. Fue disminuyendo la velocidad hasta pararse por completo. Freno derecho como una flecha. “Me parece bien a mi.”, dije. “Trata de no frenar bruscamente por las proximas 200 millas (320 kilometros).”, le dije. “los nuevos cojinetes y rotores de los frenos tienen tiene que asentarse el uno al otro. Se que es dificil, pero haz lo mejor que puedas.” le dije, tratando de sonar como un experto. “Hare lo mejor que pueda.”, contesto. Tuve que llevarla al banco para que retirara dinero y pagar el trabajo. En el camino, le pregunte como fue que se envolvio en el fisicoconstructivismo. Ella explico que empezo como gimnasta, pero cuando tuvieron que hacer acondicionamiento y levantar pesas, le gusto mas que la gimnasia. “Vi los resultados inmediatamente.”, ella dijo. “Mis musculos empezaron a crecer. Me senti mas fuerte. Eso es lo que realmente me gusta.”, dijo. “Ser fuerte. Es grandioso cuando sabes que uno tiene todo este poder en tu cuerpo. Te da un sentimiento de confianza. Si mas gente lo hiciera, se sentirian mejor consigo mismas.” ¡Tambien era filosofica! Hizo una pausa. “¿Te gustaria que posara para ti alguna vez?”, pregunto. Mi corazon empezo a latir otra vez. “¿Q-que quieres decir?”, le pregunte nerviosamente... “Bueno,” continuo, “seria mas o menos como lo que me dijiste que viste en la T.V. Posare y flexionare cada musculo y te dire cual es cual. ¿Crees que te gustaria?”, pregunto. ¡¿Me gustaria?! No tenia que preguntar dos veces. “¡Claro!” Estaba tartamudeando otra vez. “¡M-me encantaria!”, confese. Estaba como masilla en sus manos y ella lo sabia. “¡Magnifico!”, dijo. “¿Que tal maniana en la noche?” pregunto. ¡Estaba mudo! “B-b-bueno, dejame ver como le hago”. dije tartamudeando. Me dio su tarjeta de presentacion. “Llamame a cualquier hora maniana. Si no estoy, dejame un recado en mi maquina contestadora y te llamare enseguida.” dijo. No podia creer lo que habia hecho. ¡Esto pudiera ser interesante! ¡Si que era una mujer espectacular! Cuando regresamos al taller, Bob no queria aceptar nada de dinero por la verificacion. “Me hiciste un gran favor”, dijo el. “Estamos a mano. ¡Gracias Larry!” Poco sabiamos del gran favor que me habia hecho. Mientras Donna se marchaba, me dijo adios con la mano y me cerro el ojo. ¡Me estaba derritiendo! En el camino a casa me tranquilice. ¡Pero por supuesto que iba a llamar a Donna maniana! Llame a Donna el siguiente dia. Su maquina contestadora tomo la llamada y escuche su mensaje. “¡Hola! Soy Donna. En este momento no estoy, pero si dejas tu mensaje y tu numero telefonico, llamare tan pronto pueda”. Al sonido dije, “Hola Donna. Soy Larry, la persona que ayudo a arreglar tus frenos ayer. Estoy llamando por lo de esta noche. Por favor llamame al 343-1482. Gracias”. Diez minutos despues el telefono sono. Era Donna. “¿Quieres verme esta noche todavia?”, pregunte en mi mejor tono educado. “¡Claro!” dijo efusivamente. “¿A que hora puedes llegar?”, pregunto. “A cualquier hora.” replique. “Lo que sea mas conveniente para ti.”, termine. “Podrias venir a cenar si quieres.”, respondio. Estaba sorprendido. Me estaba invitando a cenar. Apenas nos conociamos. “Esta bien, pero soy muy melindroso para comer.”, dije. “Estoy en una dieta de baja grasa y bajo colesterol.” “¡Y en que crees que estoy Yo, tonto!”, contesto. “¡Si comiera lo que realmente quisiera nunca verias uno de estos musculos! Estoy horneando un flounder (pescado) con una papa asada simple. ¿Que te parece?” “¡Magnifico!”, conteste. “Flounder (pescado) es uno de mis platillos favoritos, aunque no lo creas.” “Hare verduras tambien.”, dijo. “¿Que te gustaria?” “¿Que tienes?”, pregunte. “Dejame ver que hay en el congelador. Tengo coliflor, broculi y coles.”, continuo. “¿Cual es tu favorita?”, pregunte. “¡Las coles!” contesto. “¡Me parece bien!” conteste. ¡No podia creer que a esta mujer de verdad le gustaran las coles! “¿Quieres que te lleve algo?”, pregunte. “Dejame pensar”, dijo. “¿Que tal una botella de vino?” “Bien, pero no soy un experto.”, dije. “Si me dices cual escoger yo te la llevo.” “Trae un vino blanco Zifandel.” contesto. “Va bien con el pescado.” “Me parece bien.” dije. “¿Te parece bien al 5:30?” “¡Perfecto!”, contesto. “¡Te veo entonces!”, replique. Despues que colgue fui a la licorera mas cercana, compre una botella de vino y la puse en la parte de atras de mi refrigerador cuando llegue a casa. Afortunadamente nadie la veria ahi atras. Mi familia regreso a casa y me dijeron que irian de compras al centro comercial esa noche. Saldrian a las 4:30. Me daria tiempo suficiente para arreglarme para mi “cita”. Donna, previamente me habia dado direcciones para llegar a su casa. No estaba lejos del taller de Bob. En el camino vi a un vendedor de flores en una esquina. Unas rosas rojas podrian dar una buena primera impresion. Encontre el complejo de apartamentos y su edificio, estacione el carro y camine hacia la entrada, con vino y flores en la mano. Encontre el boton escrito “D. Roberts” y timbre. Casi al instante el altavoz sono y una voz dijo, “¿Eres tu Larry?” “¡Si seniorita!”, dije educadamente. “Bajo enseguida.” contesto. Escuche sus pasos en los escalones y segundos despues abrio la puerta. Estaba vistiendo una camiseta y pantalones de mezclilla. Las mangas de su camiseta estaban arremangadas hasta arriba, apenas cubriendo sus inmensos hombros y apenas enseniando sus grandes biceps. La camiseta estaba atada a la cintura, y podia ver parte de su plano y musculoso estomago. Al sostenerme la puerta abierta con su brazo derecho, su bicep flexiono y la vena de arriba se sostuvo fuertemente. Mi masculinidad se puso rigida al verla y una corriente caliente recorrio todo mi cuerpo. “¡Hola!”, me dijo entusiasmada. “Esto es para ti.” le dije, dandole la botella de vino. “Y estas tambien.” al darle las rosas. “¡Ahh, muchas gracias!”, dijo. Olio las flores y me dio una gran sonrisa. “¡Sube!”, dijo ella. Volteo y empezo a subir los escalones. Al ir subiendo, sus bien formados gluteos se movian delicadamente. Con cada paso podia ver sus grandes y musculosas pantorrillas apretar contra sus pantalones de mezclilla. Estaba totalmente asombrado ante su presencia. Al entrar a su apartamento, se detuvo dandome la espalda. La vi de arriba para abajo, notando que su cintura no era tan pequenia como aparentaba. Pero se veia pequenia por lo ancho de sus enormes hombros. Su espalda formaba una “V” ancha de los hombros a la cintura. Observe alrededor del apartamento rapidamente. Estaba bonito y bien amueblado. La cocina y el comedor estaban juntos, a un lado de la sala. Pude observar dos recamaras en un lado. Tambien pude oler el aroma de la comida cocinandose. Se me hacia agua la boca. “¡Mmmm! ¡Algo huele muy bien!” dije, lamiendome los labios. Se volteo y me miro con esos grandes y obscuros ojos. Podia ver que era tan alta como Yo, 5’5” (1.65 m) de estatura. Pero podia ver que era mas ancha que yo, especialmente de los hombros. Calcule que sobrepasaba mis 145 libras (63 kilos) de peso. Por unas 20 libras (9 kilos). Y aparentaba estar musculosamente solida. Mi corazon estaba martillando. “Casi todo esta listo.” me comento. Cogio dos copas. “¿Porque no nos sirves algo de vino mientras esperamos?”, sugirio. Me dio un sacacorchos, y destape la botella de vino. Llene cada copa como a la mitad. “¡Un brindis por una deliciosa cena!”, proclame. Golpeamos las copas y dimos un trago. “¡Muy bien!”, dijo ella. “Tu si sabes escoger un buen vino Larry.”, bromeo. “Uh, debo admitir que tuve un poco de ayuda.” confese. “¡Solo un poco!”. Los dos nos reimos y guiniamos el ojo. Creo que sabia que yo estaba un poco nervioso, aunque no podia imaginar que tan nervioso estaba. Le ayude a poner la mesa y la cena que estaba lista para comer. Parecia estar sorprendida al Yo saber acomodar apropiadamente la mesa, colocando cada utensilio en su lugar. “¡Estas muy domesticado!” exclamo. “He tenido mucha experiencia.” dije, senialando mi cabello canoso. “¡Me dicen que alguna vez hare de una chica una gran esposa!”, dije bromeando. “¡No lo quise decir de esa manera!”, me dijo apenada. “¡Oh no. No te preocupes, era una broma!” le dije. “Casi nada me disturba. Bueno”, le confese, mirandola de arriba hacia abajo. “Casi nada” Me sonrio y me guinio con esos hermosos ojos, y yo le guinie tambien. Todo el tiempo, mientras conversabamos, miraba de repente su hermoso cuerpo, mientras se movia de una tarea a otra. Estaba asombrado de sus grandes biceps al flexionarse y contraerse cada vez que levantaba algo. Cuando levantaba un objeto pesado se flexionaban casi completamente, y la vena de arriba crecia del tamanio de una lombriz grande. Podia ver tambien los musculos superiores de su pecho apretando contra su camiseta cada vez que levantaba algo, y los musculos que corrian a traves de su cuello y hombros macizos tambien apretaban contra su camiseta. Estaba completamente fascinado por ella. Cada movimiento que hacia me estremecia, al ver sus musculos flexionar y contraerse. Despues de la cena, la cual debo admitir estaba deliciosa, la ayude a limpiar, viendo su cuerpo moverse elocuentemente. Era absolutamente encantadora. Entonces nos sentamos en el sillon para tomar algo de vino. “¿Estas listo”?, pregunto timidamente. “¿Para que?”, exclame tartamudeando. “Para que pose para ti. ¿Se te olvido o que?”, pregunto. “Bueno, no,” respondi, “¡pero podrias decir que tuve algunas distracciones! Lo siento. ¡Eso es lo que pasa cuando te vuelves viejo!” dije bromeando. “Oh, vamos Larry,” dijo. “Yo se que eres mayor que Bob por diez anios. Asi que debes tener 38, ¿verdad?” bromeo de nuevo. “¡Si tu lo dices!” Exclame. Se levanto y se metio en una de las recamaras. Despues de unos minutos escuche fuertes ruidos metalicos que venian de la recamara. “¿Esta todo bien ahi adentro?” Pregunte. “Si” ella respondio. “Me estoy calentando nada mas.” “¿Para que?”, pregunte. “¡Ya veras!” dijo timidamente. El ruido continuo por otros minutos. “¡Estoy lista!”, me dijo “¿Estas tu listo?” “¡Listo como nunca, espero!” respondi. Abrio la puerta de un golpe y se deslizo hacia mi. Se detuvo justo enfrente de mi en una bata blanca y un par de zapatos negros de tacon alto. Mi corazon empezo a latir como loco y estaba temblando por todos lados. “Lo que voy a hacer es lo siguiente,“ empezo. “cuando te ensenie un musculo o un grupo de musculos, te dire como se llaman y tal vez que ejercicios realizo para fortalecerlos y hacerlos mas grandes”. Se volteo dandome la espalda y, lenta y deliberadamente, bajo la bata a su cintura. Estaba vistiendo un corpinio (top) blanco atado a su cuello y a la mitad de su espalda, el cual revelaba unos hombros musculosos y macizos. Tome aire. “¡Dios mio!”, dije murmurando. Su espalda estaba muy ancha en la parte superior, con musculos sobresaltando por todos lados, y se estrechaba hacia abajo formando una muy amplia “V” a la cintura. Entonces dejo caer la bata al piso. Tenia puestos unos shorts, con aberturas en ambos lados. Sus hermosos y bien formados gluteos sobresalian por debajo de sus shorts como por tres pulgadas (7.5 cms). De ahi, muslos macizos bajaban hasta sus rodillas, sus musculos sobresaltaban por los lados de sus muslos. Debajo de sus rodillas, sus pantorrillas sobresalian como dos grandes y duras piedras. Se quedo ahi parada con sus pantorrillas apenas tocandose. Eran tan grandes que debe haber habido un espacio de seis pulgadas (15 cms) entre sus rodillas. Tome aire otra vez. “¡Dios mio!” murmure de nuevo. Puso sus manos en sus caderas y flexiono su espalda. Dos inmensos musculos sobresalieron por debajo de cada uno de sus macizos hombros. “Esto”, empezo, “es una expansion de costados.” Cada uno sobresalio como tres pulgadas (7.5 cms). Pero no estaba escuchando. Su espalda flexionada y abultada con musculo solido y macizo, de arriba abajo, de lado a lado. Continuo explicando acerca de cada musculo, pero no podia escuchar. Estaba demasiado arrebatado por lo que estaba viendo. Levanto sus brazos y flexiono sus biceps. Sobresalieron como dos toronjas. Musculos todos abultados, flexionados y estriados de arriba a abajo de su espalda superior, hombros y brazos mientras explicaba que musculo era cada uno. Mi masculinidad estaba totalmente erguida, apretando contra mis shorts. ¡Asombroso! ¡Precioso! Era lo unico que podia pensar mientras seguia a lo largo de su exhibicion de musculatura maciza y femenina. Se volteo de lado, bajo su brazo derecho a la altura de la cintura y flexiono su bicep y pectoral. “Pectoral lateral,” continuo. Mi mente estaba borrosa. Su bicep sobresalto otra vez, y los musculos superiores de su pectoral sobresaltaron. Eran grandes ondulaciones que corrian a lo largo de su pectoral y una cavidad muy profunda exactamente en medio. Sus musculos pectorales empequeniecian sus chicos pero bien formados pechos. Enderezo ambos brazos enfrente de ella. “Estos son mis triceps,” continuo. Grandes y estriados musculos sobresaltaron de la parte inferior de sus brazos. ¡Asombroso! ¡Precioso! Continuaba exclamando en mi mente. Flexiono sus pectorales aun mas. ¡No lo creia posible, pero parecia como si fueran a salirse de su piel! Volteo directamente enfrente de mi. Me vio fijamente a los ojos y podia notar que ella sabia lo que estaba pasando por mi mente. Estoy seguro que habia visto la misma reaccion muchas veces. Levanto ambos brazos y flexiono sus biceps otra vez. “¡Dios mio!” dije tartamudeando y mi voz quebrada. Sus biceps bailaban silenciosamente tocando la melodia mas hermosa que jamas haya escuchado. Puso sus manos detras de su cuello, sus biceps continuaban flexionando poderosamente. Flexiono sus musculos del estomago. “Estos se llaman abdominales,” continuo. “¡Dios mio!” murmure. No me di cuenta, pero debia haber parecido como disco rayado. Sus musculos del estomago flexionaron. Estaban estriados y se veian tan duros como diamantes. Probablemente lo estaban. Parada enfrente de mi. con sus zapatos de tacon alto, sus muslos sobresaltaron como dos troncos de arbol. Cuando se paro por completo en sus dedos, sobresaltaron aun mas. El musculo inferior de cada muslo era tan grande que casi cubria su rodilla. “¡Dios mio!” dije de nuevo. ¡Que poder! pense. Mientras se paraba sobre sus dedos, sus pantorrillas se flexionaron poderosamente. Se volteo. Habia un pequenia linea separando cada lado de sus pantorrillas. Era muy profunda y casi se veia como una hendidura. Eran duras como piedras. Volteo y se puso frente a mi. Junto sus manos enfrente de su musculoso estomago y las apreto, una contra la otra. Todo su cuerpo superior se flexiono magnificamente, revelando lo macizo de la parte superior de sus brazos, antebrazos, pectoral y especialmente sus hombros. ¡Parecian tan grandes como su cabeza! Salpico de sudor mi frente. La mire a su cara y me estaba sonriendo dulcemente y sus ojos penetraron los mios. Era como un relampago. Se volteo de lado y levanto una pierna hacia atras. Empezo a flexionar la parte dorsal se su muslo, apenas la escuche llamarla tendon. Crecia casi tres pulgadas (7.5 cms) cada vez que la flexionaba. Volteo a verme de frente de nuevo. Cogio sus brazos de los codos, se doblo un poco, y de nuevo flexiono todo su cuerpo superior. Tuvo el mismo efecto que antes, musculos flexionando por todas partes, excepto que esta vez la gran masa de musculo entre su cuello y hombros se pararon de manera extravagante. “¡Dios mio!” continuaba murmurando. Era una sinfonia de hermoso y poderoso musculo. Eran inmensos, macizos, gigantescos. No habia palabras para describirlo. Pense un instante que habia muerto e ido al cielo, y que ella era el primer angel que conocia. Y entonces termino. Se relajo. Yo estaba sudando y temblando. Levanto su bata y me la dio, me indico que se la pusiera mientras se volteaba de espaldas. Me pare nerviosamente y la colgue sobre sus inmensos hombros. Con sus tacones era como tres pulgadas (7.5 cms) mas alta que yo, y me sentia completamente hundido ante su presencia. Para mi era un Diosa. Se volteo, se sento y me indico para que hiciera lo mismo. “Bueno,” pregunto “¿lo disfrutaste?” Tratando todavia de calmarme, pude contestar, “¡Fue fantastico!” “¿Cuantas veces crees que hayas dicho ‘¡Dios mio!’?” pregunto. Estaba totalmente apenado y furiosamente sonrojado. “No te preocupes Larry. No estaba contando.” dijo contestando su propia pregunta. “Ahora relajate nada mas. Todavia tengo algunas cosas que te quiero mostrar.” Se levanto, fue a la cocina y me sirvio una copa de vino. “Toma,” dijo dandome la copa, “esto debe calmarte un poco.” Se sento y cruzo las piernas. Sus muslos eran tan grandes que sus rodillas no se podian tocar. Y, todavia con sus tacones, los musculos de su pantorrilla sobresalian hermosamente. “¿Q-que mas vas a hacer?” dije. Estaba todavia temblando, pero el vino empezaba a dar efecto. “¿Como te gustaria medirme?” pregunto, con altivez en su voz. “¿Medirte? ¿Que quieres decir?” pregunte. “Tu sabes, medirme.” continuo. “Como las medidas de 36-24-36 (90-60-90). ¿Sabes lo que quiero decir?” “¡Ah, esas medidas!” replique. “¡Donna Yo se que tu no eres 36-24-36 (90-60-90)! ¡Ni cerca!” “Bueno, pero ¿no te gustaria saber?” dijo ella casi susurrando. “Esta bien. ¿Pero como le hacemos?” pregunte. “Ya veras.” replico. Entonces se paro y fue a la cocina. Escuche un cajon abrir y cerrar, y regreso sosteniendo una cinta de medir en su mano. Al venir aproximandose se removio la bata y la tiro a un lado. Se paro enfrente de mi de nuevo con toda su musculatura. Podia sentir las mismas sensaciones correr por todo mi cuerpo. “Primero,” empezo, “empezaremos con el pecho. ¡Levantate Larry!” Era como una orden y obedeci inmediatamente. “¡Primero tu!” dijo. “¡Levanta tus brazos!” ordeno. Levante mis brazos y coloco la cinta alrededor de mi pecho. “Yo pense que te ibamos a medir a ti.” proteste. “Lo haremos” dijo, “pero vamos a hacer una pequenia comparacion. Vamos a ver como nos comparamos.” “¡Esto esta de locos!” dije bromeando. “¡Tu sabes que no me puedo comparar a ti Donna!” “Treinta y nueve pulgadas (99 cms). No esta mal.” Su mano estaba tocando mi pecho y podia sentir como un relampago caliente correr por todo mi cuerpo. “¡Ahora flexiona tu pecho!” ordeno. “No se como.”, conteste. “Nada mas respira y flexionalo.” dijo, “¡asi!”, y flexiono su pecho. Se expandio tremendamente, las estrias corrian a lo largo de el y habia una linea profunda exactamente a la mitad. “¡Dios mio!”, dije. “¡No otra vez lo mismo, Larry! ¡Vamos flexiona!”, ordeno de nuevo. Tome aire e hice lo que pense que seria flexionar. “Cuarenta y una pulgadas (104 cms). ¡Muy bien Larry!” dijo dandome un cumplido. Me senti un poco mas relajado. “Ahora es el turno de Donna.”, dijo. “¡No necesitamos estos!” Y se quito los zapatos de tacon alto. Estabamos parados ojo con ojo y me senti un poco menos intimidado. Levanto sus enormes brazos por arriba de su casa y me indico para que le colocara la cinta alrededor de ella. Empece a temblar un poco. Cuando puse la cinta alrededor hacia el frente, cogio mis manos y las puso entre sus pechos. Podia sentir el calor saliendo de su cuerpo. Trate nerviosamente de leer la cinta. Me contuvo las manos con las suyas. Su agarre era muy firme. “¡C-cuarenta y tres pulgadas (109 cms)!”, exclame fuertemente. “¡Wow!”. “Bien, ahora voy a flexionar.” dijo, y aflojo su agarre. Flexiono poderosamente, y observe como la cinta se movia lentamente pasando las cuarenta y ocho pulgadas (122 cms) y pararse en las cuarenta y nueve pulgadas (124.5 cms). “¡No lo puedo creer!”, exclame. “¡Eres – quiero decir, es increible, Donna!” Inclino su cabeza y sonrio, ella sabia como me sentia exactamente. Empece a temblar un poco y contuvo mis manos de nuevo con su agarre firme. “Vamos a revisar tu cintura.” continuo. Coloco la cinta alrededor de mi cintura y la apreto enfrente de mi. “Treinta y siete pulgadas (94 cms). ¡Hey, tienes un poco de panza ahi, Larry!” dijo bromeando al darme una palmada con el dorso de su mano en ella. “Pero, no estas tan mal. ¡He visto peores, puedes creerme!” ¡Estoy seguro que si! Me indico para que le pusiera la cinta a su alrededor. Nuestras caras casi se tocaron y podia oler la esencia que mareaba de su perfume. ¡Era intoxicante! Mi masculinidad estaba dura todavia, apretando contra mis shorts. Cogio mi mano apretada contra su cintura. ¡Los musculos de su estomago estaban duros como piedras! Tal y como me lo habia imaginado. “¿Cual es la medida, Larry?”, pregunto. Mire hacia abajo mientras ella sostenia mis manos. “¡Veinte y siete pulgadas (68.5 cms)!” respondi. “¿Te gusto?”, me susurro en la cara. ¡Mi masculinidad se paro por completo! “¡Precioso!” susurre nerviosamente. “Fue lo que pense.” susurro de nuevo. “¡Ahora, que tal esas caderas!” dijo. Cogio la cinta y se hinco con una rodilla. Estaba mirando directamente a mi entrepierna. Podia ver lo sobresalido, me miro hacia arriba y sonrio. Coloco la cinta alrededor y sus manos se pusieron al frente, acomodandolas directamente sobre mi entrepierna! Di un brinco. Me miro a los ojos de nuevo y levanto las cejas. Sabia que podia sentir mi miembro. “¡Mmmm! Treinta y nueve pulgadas (99 cms).” dijo. “Hey. Tus medidas son 39-37-39 (99-94-99). ¡Larry, no tienes muy buena forma!”, dijo bromeando. “Pero al menos tu numero de en medio es menor que los otros dos. Nada mal, Larry. Nada mal.” Deberia de haber estado muy apenado, pero por alguna razon no lo estaba. Aunque estaba totalmente asombrado por esta dama, me estaba haciendo sentir muy relajado. ¡Pero mi corazon todavia estaba latiendo fuertemente! Se levanto. Estabamos de nuevo cara a cara. “Toma, Larry”, dijo. “Ponla a mi alrededor.” Me hinque y la puse alrededor de sus caderas. Mi manos se detuvieron enfrente de ella, apenas tocando su entrepierna. La mire hacia arriba y me estaba sonriendo timidamente. “¿Bueno?”, pregunto. “¡Oh! Uh – treinta y nueve pulgadas (99 cms).” replico. “¡Igual que tu Larry!”, dijo. Me Pare. “Bien, Larry,” empezo. “¿Cuales son mis medidas?” Estaba totalmente perdido. No recordaba nada. “¿No te acuerdas, verdad?”, pregunto. “¿Bueno como te suena un 43-27-39 (109-68.5-99)?” “¿43-27-39 (109-68.5-99)?. ¡Wow!” exclame. “Ciertamente no eres 36-24-36 (90-60-90), ¿verdad? ¡Dios mio!” “Otro dios mio. ¿Esta en el guion?” se rio. Me tomo ambos manos y las contuvo firmemente. Estaban bien y tibias. “Bueno”, dijo. “¡Continuemos!” sonaba como maestra de escuela. “¿Continuar?”, pregunte. “¿Que mas hay que medir?” “¡Oh! Hay algunas otras cosas. Eso es, si tu quieres.” dijo. “¡Claro!”, dije. “¿Que sigue?” “Muslos.”, contesto. “Vamos a ver tus muslos.” Se hinco y midio mi muslo derecho. “Veinte pulgadas (51 cms). Estas un poco delgado de ahi.”, dijo. “Ahora mide a Donna.” Medi su muslo derecho. “¡¿Veinte y ocho pulgadas?!” Exclame. “¡Dios mio! ¡Tus muslos son mas grandes que tu cintura!” Me podia imaginar mi cabeza ser apretada entre ellos. ¡En cinco segundos estaria muerto! “¡Muy hermoso!” exclame de nuevo. Ella nada mas se rio. “Pantorrillas. Dejame medir tus pantorrillas.” dijo. Recordando el tamanio macizo y hermosa forma de sus pantorrillas, le dije, “Donna, ¿no estas esperando que me pueda medir contra tus inmensas pantorrillas, verdad?” “¡Vamos Larry, nada mas mide!” dijo, dandome una sonrisa de oreja a oreja. Cogio la cinta, se hinco y midio mi pantorrilla derecha. “¡Mmmm! ¡Quince pulgadas (38 cms)! ¡Hey! ¡Muy bien Larry! ¿Has estado levantando pesas?” pregunto. “Estas bromeando, por supuesto ¿verdad?” dije. “No.” dijo. “¡Estan muy grandes!”. “¡Pero no tan grandes como las tuyas!”, dije. “Vamos a ver.” dijo. Puse la cinta alrededor de pantorrilla derecha. ¡La flexiono y cuando la toque, se sintio tan dura como una piedra! “¡¡Diecinueve pulgadas!!” exclame. “¡Dios mio, Donna!” dije fuertemente de nuevo. “¡Pense que habiamos terminado con los ‘Dios mio’, Larry!” dijo. Sonrio de nuevo y me dio una palmada en la cabeza. “Eres muy lindo, ¿sabias verdad?” dijo. “!No lo puedo controlar Donna¡” dije. “¡Se me sale de la boca! Pero trata de ver mi situacion. Creo que eres realmente fantastica. ¡Nunca habia visto a alguien como tu! Trata de entender por lo que estoy pasando. ¿Si? ¿Por favor?” Sonaba como si le estuviera suplicando. “Una medida mas, Larry,” continuo con voz normal. “¡Y esa es el bicep!” “¡¡Oohh!!” dije gimiendo. “¡Aqui vamos otra vez!” Puso la cinta alrededor de mi brazo derecho. “¡Flexionalo!” ordeno. Flexione tan fuerte como pude, sabiendo todo el tiempo que sus enormes brazos empequeniecian los mios. “Trece pulgadas (33 cms).” dijo, como un hecho. “Toma.” dijo, al darme la cinta. “Mide esto.” Flexiono poderosamente su brazo derecho y su bicep sobresalto como una flecha. Puse la cinta a su alrededor. ¡Era como de acero! ¡Y era inmenso! Tome aire cuando lei la cinta. “¡Diecinueve pulgadas y un cuarto (49 cms)!” Estaba sudando otra vez. “¡Sientelo!” dijo silenciosamente. “¡Tocalo!” Puse mi mano arriba de el, lo senti macizo y redondo. ¡Era ardiente tocarlo! ¡Era una sensacion fantastica! Una mujer encantadora con estos enormes biceps. ¡Estaba completamente prendido, caliente! Flexiono el izquierdo. “¡Este tambien!” dijo susurrando. Ahora estaba tocando los dos. Eran increibles. “¡Dios mio!” dije tomando aire. Se rio. Y yo me rei. Lo habia dicho de nuevo. Nos miramos el uno al otro y nos reimos de otra vez. “¡Es gracioso!” le dije. “¡Verdad!” “¡Si lo es!” contesto. “¡Si que lo es! ¡Y tu tambien!” Nos sentamos en el sillon y nos miramos el uno al otro, nada mas fijandonos. “¿Bueno?” dijo despues de un rato. “¿Bueno que?” pregunte. “Ahora que has visto mis musculos, ¿no te gustaria saber cuanto puedo levantar?” pregunto. “Probablemente puedes levantar lo que tu quieras.” dije. “Pero, si, me gustaria saber cuanto puedes levantar.” “¡Sigueme!” dijo. Y se paro, me cogio de la mano y me guio a una de las recamaras. Era un cuarto con equipo completo para levantar pesas. Habia un banco para pesas, una caminadora y una clase de maquina para levantar pesas, del tipo que uno cambia el peso al mover una clavija. Se sento en el banco de pesas. “Basicamente” empezo, “ las personas quieren saber cuanto peso puedes levantar con tu bicep, cuanto puedes levantar con tus piernas y cuanto puedes con tu cuerpo superior. Con tu ayuda, te demostrare cada una.” “¿Mi ayuda?” pregunte. “¿No esperas que yo tambien levante las pesas, verdad?” “Ya veras.” dijo. “Creo que lo disfrutaras.” “Primero es el levantamiento con bicep.” dijo. Tomo una pequenia pesa, la cogio con su mano derecha y empezo a levantarla, arriba y abajo. “Ahora tu tratalo.” dijo. Nada mas me le quede mirando. “Tu puedes hacerlo. Nada mas trata” Tome la pesa y la levante tal y como me lo habia demostrado. Pude hacerlo, milagrosamente. “Diez libras (4.5 kilos), no estuvo mal.” dijo. “Vamos a agregarle un poco mas.” “No,” proteste. “No creo que pueda levantar mas que eso” “Seguro que puedes” dijo. Y le agrego otras diez libras (4.5 kilos). “Levantala.” ordeno. La levante como cuatro veces, pero eso fue todo. “Veinte libras (9 kilos).” dijo. “Nada mal. Ahora vamos a ver lo que Donna puede hacer.” Cogio la pesa y facilmente la levanto diez veces. Mientras la veia asombrado, le agrego otras veinte libras (9 kilos) y, de nuevo, facilmente la levanto. Entonces cogio una pesa mas grande. “Estas son ochenta libras (36 kilos).” dijo. Y facilmente la levanto diez veces. ¡Dios mio, si que era fuerte! “Dejame tratar con algo mas de peso,” dijo. Le agrego otras veinte libras (9 kilos). Estaba sorprendido al verla levantarla despacio ocho veces. “Bueno,” dijo. “Veinte libras (9 kilos) mas deberan hacerlo.” Le agrego otras veinte libras (9 kilos) y la observe boquiabierto, al levantar despacio ciento veinte libras (54 kilos) cinco veces. Su bicep estaba sobresaliendo y le vena de arriba sobresalto. “Dios ----“ y me calle de repente. “¿Mio?” termino. “¡Gracias!” dije. De nuevo, ambos nos reimos. Se levanto y fue a la maquina de pesas. “Ahora demostraremos el levantamiento con piernas.” dijo. Mi hizo levantarme del banco, mover algunas clavijas y coloco la barra en mis hombros. “Esto debe ser facil para ti.” dijo. “Son solo cien libras (45 kilos).” “¡No puedo levantar eso!” dije. “¿Estas tratando de matarme, mujer?”, dije bromeando. “¡Esta bien! ¡Esta bien! ¡Lo bajare a setenta y cinco libras (34 kilos)!” dijo al mover las clavijas. “Ahora dobla las rodillas tranquilamente.” dijo. Doble las rodillas despacio y levante el peso. Lo hice tres veces y luego empece a temblar un poco. “Setenta y cinco (34 ).” dijo como un hecho. “Pero estabas temblando al final. Mejor paramos aqui. Mi turno.” dijo. Movio las clavijas. “Observa.” dijo. “Le acabo de agregar cien libras (45 kilos). En realidad no puedo hacer esto tal y como lo hago en el gimnasio. No hay suficiente peso. Esta nada mas llega hasta quinientas (227 kilos). Puedo levantar mil cuatrocientas (635 kilos) en el gimnasio. “¡¡¿QUE??!!”, exclame. “¿Mil cuatrocientas (635 kilos)?” ¡Donna, eso es la mitad de un carro! ¿Si te das cuenta de eso? ¿Quieres decir que puedes levantar la mitad de un carro?” estaba sorprendido. “Bueno, no puedo levantar el carro,” dijo, “pero puedo levantar tanto como pesa. Algun dia, si puedo descifrar como sujetarlo, tal vez lo intentare. Pero dejame demostrarte con quinientas libras (227 kilos).” ¡Empezo entonces a levantar arriba y abajo diez veces sin sudar una gota! ¡No lo hubiera creido si no lo hubiera visto! Despues fue al banco de pesas. “Ahora demostraremos el levantamiento con pecho. Este es donde uno levanta el peso con tu cuerpo superior. Algunas personas piensan que esta es la verdadera prueba de poder. Siempre escuchas acerca de cuanto pueden levantar los jugadores de futbol americano con su cuerpo superior. Vamos a ver de que se trata.” ¡Ciertamente se oia con el suficiente conocimiento! Mi hizo acostarme en el banco y empezo a poner setenta y cinco libras (34 kilos) en la barra, aun contra mis protestas. Pude levantarla seis veces antes de que empezara a tambalearse. Pero me hizo tratar con cien libras (45 kilos). Lo pude hacer, pero solo una vez. “¡Eso estuvo muy bien, Larry!”, dijo “¡Buen trabajo!” Me levante del banco y ella tomo mi lugar. Entonces levanto mis cien libras (45 kilos) diez veces, de nuevo sin sudar una gota. Agrego otras cien libras (45 kilos) y pudo hacerlo facilmente diez veces. Agrego otras ochenta libras (36 kilos), lo hizo ocho veces y tomo un pequenio descanso. Agito sus brazos fuertemente para relajar sus musculos. Entonces agrego otras cuarenta libras (18 kilos) a la barra. ¡Ella iba a intentar trescientas veinte libras (145 kilos)! ¡No lo podia creer! Despacio removio la barra de su soporte y empezo a tomar aire fuertemente, adentro y fuera de sus pulmones. Bajo la barra a su pecho y empezo a empujarla. Sus musculos se flexionaron ampliamente, creciendo en proporciones mas alla de lo que jamas hubiera soniado. La enderezo y otra vez la bajo a su pecho, respirando aire profundamente adentro y fuera de sus pulmones. ¡Lo iba a hacer otra vez! ¡Se esforzo y levanto la barra por arriba de su cabeza! ¡La bajo otra vez, tomo mas aire y la levanto directo hacia arriba de nuevo! Entonces la deslizo hacia atras y la coloco en el soporte. Se volteo y me miro. Estaba congelado. Tenia gotas de sudor apenas cubriendo su cuerpo. Cogio una toalla y me la avento. Sentada en el banco, me indico que me acercara. “Secame un poco, ¿podrias Larry?” dijo. Temblando, tome la toalla y suavemente seque su frente, pecho y brazos. Se paro. Su cuerpo completo estaba todavia flexionado, con sus venas sobresaltando prominentemente. ¡Se veia fantastica! Me tomo de la mano y despacio caminamos a la sala. Al sentarnos, me le quede viendo incredulo. No podia creer que alguien fuera tan fuerte, sin mencionar una mujer. Pero la habia visto hacerlo. ¡Y fue hermoso! Todo el tiempo me estuvo sonriendo y derritiendome con sus ojos. “Vamos a divertirnos un poco.” dijo. “Juguemos unas fuerzas (vencidas).” “¡Ni que estuviera loco!” exclame. “¡No necesito huesos rotos!” “Vamos Larry. Tu sabes que no te voy a lastimar. Ademas” se acerco y me susurro, “¡tal vez te prenda (caliente)!” “Bueno, si prometes no lastimarme, esta bien.”, acorde. Me sonrio y me guio a la mesa de la cocina. Nos sentamos viendonos el uno al otro. Tomo mi mano derecha con la suya y me ensenio como cogernos de la mano izquierda al entrelazar nuestros dedos juntos. Pusimos nuestras manos derechas sobre la mesa y las apretamos juntas fuertemente. Apreto su mano con la mia, he hice una mueca dolor. “Empezamos a la cuenta de tres.” dijo. “¡Listo! ¡Uno, dos, TRES!” Empuje con todo mi poder. No se estaba moviendo. Sabia que iba a perder. Era solo cuestion de tiempo. Empuje y empuje y empuje, pero no podia hacer ceder su brazo. Esto siguio asi por casi un minuto y estaba empezando a dolerme. Observe su bicep y apenas estaba flexionado. Entonces se flexiono poderosamente a su maxima extension y, despacio y suavemente bajo mi brazo a la mesa. La mire y dije en un tono sarcastico, “¿Lo disfrutaste?”. “¡Si, y tu tambien!” contesto. “Vamos a hacerlo otra vez en el suelo.” “¿En el suelo?” pregunte. “¿Como hacemos eso?” “Te voy a enseniar.” dijo. Me guio a la mitad de la sala. Nos acostamos, viendonos de frente. De nuevo, apretamos fuertemente nuestra manos como antes. “¿Listo?”, dijo. “¡Uno, dos, TRES!” De nuevo. Empuje con todo lo que tenia. Empezo a doblarse un poco y empuje aun mas fuerte. Pero varios segundos despues, vi su enorme bicep empezar a flexionarse y enderezo mi brazo y lo bajo facilmente otra vez al piso. Cumplio su palabra al no lastimarme. Se sintio maravilloso observar su bicep crecer y sentir su poder al suavemente mover mi brazo para abajo en senial de derrota. Ella tenia razon. Eso me prendia (calentaba). Se paro y camino hacia el sillon. La segui y me sente junto a ella. Bostezo y se estiro, su cuerpo flexionando masivamente hermoso. Sostuvo mis manos. “Larry, estoy muy cansada y me tengo que levantar temprano maniana.” me dijo. “¿Te importaria si te vas ahorita?”, pregunto. “Si estas cansada,” dije, “creo que es mejor que me vaya.” Nos paramos y me guio a la puerta. Todo el momento observe su magnifico cuerpo moverse. Nos miramos a los ojos. “Me gustaria verte otra vez.” dije. “¿Crees que sea posible?”, pregunte, sabiendo que ella sabia sobre mi estado civil. “Me gustaria mucho.” contesto. “Pero tienes que tener mucho cuidado. ¿Porque no me hablas cuando tu puedas?” Sus ojos estaban brillando. Tenia el presentimiento que realmente queria verme otra vez. ¡Estaba emocionado! “¡Lo hare!” susurre. “¡Buenas noches!”, susurro y se inclino y me dio un beso rapido en los labios. ¡Mi corazon empezo a correr! Al cerrar la puerta, me susurro, “¡Llamame!” “¡Lo hare!” conteste. Y la preciosa noche habia llegado a un hermoso final. Al conducir a casa, pense todos las maravillosas cosas que habiamos hecho esa noche. ¡Yo SABIA que tenia que verla otra vez!