Caramel 2 Tras una hora de viaje Caramel estaba fatigada y asqueada. No podía ver nada a través de los negros vidrios blindados de las ventanillas. Para peor, la limusina estaba llena del hedor de la sangre y el cadáver de la primera chica muerta por sus golpes comenzó a expulsar una maloliente espuma por la boca. En un intento por evitarlo, Caramel colocó su desnudo pie derecho sobre la garganta del cadáver y utilizando hábilmente el arco del pie y el talón la aplastó violentamente. El colapso de la faringe de la chica pisoteada por el pie descalzo de la morena detuvo bruscamente el macabro vómito. Caramel sonrió satisfecha. Sintió, como en otras ocasiones, que estaba en deuda con su instructora Kelly y muy expecialmente con la Dra. Daisey por haberle enseñado la anatomía humana y el arte de destruirla. Cuando ingresó en el equipo, Caramel era ya una consumada peleadora callejera con conocimientos de karate y kickboxing. Fue la primera chica graduada de su generación y la primera en ejecutar a un condenado con golpes de sus pies desnudos. Sin embargo, fue precisamente su primera ejecución la que le mostró cuanto más debía aprender sobre la resistencia del cuerpo humano al castigo extremo antes de transformarse en una matadora profesional. Era tan solo una principiante de diecisiete años pero, con la arrogancia típica de su edad, pensaba que no tenía ya nada que aprender. Poseía un cuerpo delgado y musculoso, dos largas y poderosas piernas que culminaban en unos pies fortalecidos por el durísimo entrenamiento, capaces de producir daños terribles en los cuerpos de las víctimas de sus patadas. Era además fría y despiadada, disfrutaba tanto venciendo a un rival en un combate como torturándolo y humillándolo luego. Cuando le pidió a Kelly que le permitiera ejecutar a un reo, ésta aceptó. Sin embargo le puso como condición que lo hiciera con el menor número de golpes posible. Era su primera vez y Kelly, de acuerdo con Daisey deseaban darle una lección de humildad a la altanera morena. El elegido para morir fue un hombre grueso y fuerte de poco más de cuarenta años, un peligroso pistolero miembro de la mafia rusa que en su juventud se destacara en lucha libre. Kelly le ordenó a Caramel que lo derrotara en una corta pelea y que luego lo matara rápidamente. "-Será fácil" pensó la joven negra, no sería la primera vez que demolía a patada limpia a un hombre mas grande que ella y en cuanto a matarlo ¿Por qué habria de encontrar dificultades si era capaz de partir tablas de roble y triturar botellas de vidrio con sus pies? Si! penso Caramel confiada, una docena de patadas y el infeliz estaría muerto. Temprano en la mañana comenzó el examen. Todas las chicas de su generación estaban sentadas en torno al sector del gimnasio, listas para presenciar la graduación de su compañera. Kelly, como líder del grupo y Daisey, como doctora estaban tambien allí para observar y evaluar el desempeño de la chica. El condenado estaba de pie en el centro del gimnasio, completamente desnudo, esposado y con los ojos vendados. Caramel llegó en ese instante. Volvía de su carrera matinal de diez quilómetros. Se descalzó y se quitó el top de su equipo deportivo exhibiendo así su brillante y sudoroso cuerpo moreno, sus senos firmes y sus pezones erectos y desafiantes. Patéó hacia un lado sus zapatillas mientras bromeaba con el gesto de taparse la nariz ante el fuerte olor a transpiración proveniente de sus pies desnudos. Rápidamente Kelly desató la banda que cubría los ojos del reo y le quitó las esposas. Lo primero que vio el condenado fue el rostro de Caramel. El hombre era un asesino despiadado pero la rabia y determinación que los ojos de la negra mostraban lo hicieron estremecer. Kelly advirtió el miedo del asesino y le dijo: "- Estás aquí para morir maldito y esta joven negra está deseando matarte usando unicamente esas lindas armas." El hombre bajo la mirada para ver los pies desnudos de Caramel. La morena, desafiante, con sus manos sobre las caderas, levantó con arrogancia su pierna derecha para mostrarle al reo la planta de su pie. El hombre miro fijamente la callosa superficie del poderoso metatarso, el talón sólido y redondeado, los fuertes dedos, el contraste entre la relativamente clara planta y el empeine moreno del pie de Caramel. La negra mantuvo su pie frente a sus ojos. La vista era atemorizante. Muy pronto conocería en carne propia cuán poderosas y dolorosas podían ser las patadas propinadas por ese pie. ¿Cuántas veces golpeará contra su cuerpo esa ruda planta desnuda antes de matarlo? Las chicas sentadas alrededor comenzaron a alentar a su amiga. " -¡Hey linda, lo tienes hipnotizado! ¡Creo que se enamoró de tu pie!" gritó Kendra, compañera de habitación de Caramel. Caramel sonrió y llevó el pie hacia adelante, hacia la boca del reo. Los sólidos dedos del pie de la negra tocaron levemente los temblorosos labios del hombre. Entonces llevó sus dedos hacia atrás y deslizó la bola de su pie hacia arriba frotando con ella el labio superior primero para detenerse apretando la base de la nariz del ruso, tapando casi sus fosas nasales. El hombre permaneció quieto inhalando el aroma del pie transpirado. Caramel disfrutaba todos los aspectos la situción de sometimiento de su víctima: su miedo, su humillación el suave toque de sus labios besando la planta de su pie, el aire caliente de su respiración corriendo entre sus dedos. "-¡Suficiente! ¡Peleen!" ordenó súbitamente Kelly. Como una disciplinada soldado la morena retiró inmediatamente su pie derecho de encima de la cara del pistolero y se paró en actitud de lucha. Era el momento de demostrar cuán efectiva podía ser asesinando a un enemigo en una pelea inesperada que se diera durante una misión. Pero él estaba amedrentado, había visto en su celda varios videos de ejecuciones llevadas a cabo por otras chicas que Kelly, cruelmente, le habia proporcionado y su corage había cambiado a miedo. Había visto cómo esas endemoniadas jovencitas pateaban y pisaban hasta la muerte a hombres rudos que morían llorando, suplicando clemencia, aullando de dolor. Nada que él hiciera lo salvaría de una muerte violenta y dolorosa bajo una lluvia de patadas y pisadas de pies descalzos. No solo Caramel, todo el equipo de chicas estaba listo para reventarlo sin compasión. Solo deseaba morir rápidamente. Tras pensarlo en su celda durante los días previos se había decidido: No iba a pelear. Caramel estaba impaciente, ella esperaba el ataque del pistolero pero este permanecía de pie e inmóvil, con sus brazos colgando a los lados de su cuerpo. "-Vamos cobarde! Atácame! Muéstrame lo que sabes!" gritó la morena con enojo mientras lo abofeteaba violentamente en plena mejilla con el dorso de su mano primero y con la palma después lanzándo su cabeza de izquierda a derecha y de derecha a izquierda. Caramel pensó que este blanco machista, asesino y violador, no toleraría esa humillación de parte de una chica negra. Pero el hombre permaneció quieto. "-Okay cerdo, bésame el pie..." gritó Caramel y ... PAFF!! su desnuda planta derecha reventó los labios del prisionero con una patada repentina a la boca. Evidentemente la patada le dolió. Pese a que Caramel no usó toda la potencia de que era capaz, el labio superior del hombre fue seriamente magullado por el calloso borde exterior del mortífero pie de la negra. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Cuando la planta del pie derecho de la joven se separó de la boca del reo el labio superior mostraba un corte enorme que ascendía hacia la fosa nasal izquierda y sangraba profusamente. "-Huélelo...KIIIAAA!!!" gritó la chica lanzando con el mismo pie una cruel patada a la base de su nariz. Ésta vez el daño lo produjo el rudo impacto de su metatarso. Era una patada asesina pero Caramel controló la fuerza del golpe para no herirlo de muerte. No obstante, la violencia del puntapié fue suficiente para que la chica le destrozara el cartílago nasal y le deformara horriblemente la nariz. Ahora el reo sangraba profusamente por sus fosas nasales y tenía serios problemas para respirar a través de su nariz. Instintivamente levantó su barbilla y abrió la boca intentando respirar. Cuando Caramel vio su boca desmesuradamente abierta decidió aprovechar la situación de vulnerabilidad de su víctima. "-¡Chúpalo!" gritó la chica levantando su pierna izquierda recta hacia el techo, rotando sobre su pie derecho y descargando su pie izquierdo en una brutal patada de hacha contra los blandos tejidos internos de la boca del criminal. Le pateó el interior de la boca con asombrosa precisión. Cinco poderosos dedos desnudos apuntando hacia abajo, como si se tratara del pie de una bailarina clásica, pasaron a través de sus labios abiertos y se clavaron profundamente en su carne, justo entre la base de su lengua y los dientes de su maxilar inferior. Primero las uñas del pie de la morena cortaron las primeras capas de tejidos blandos, luego, sus dedos se enterraron bajo la lengua. Mientras el impulso de la patada hacía que su pie se clavara más y más en la boca del infeliz, Caramel movió el dedo grande de su pie hacia atrás hasta hacerlo chocar con la cara interna del maxilar inferior de su víctima. Al mismo tiempo, los otros dedos se doblaron hacia la planta desgarrando sin misericordia los tejidos de la base de la lengua. Una gran masa de carne hecha jirones mezclada con sangre y saliva corrió garganta abajo ahogando casi al reo. El dolor era insoportable pero el grito de angustia del hombre fue ahogado por éstos tejidos empujados hacia atrás por el pie de Caramel. Por primera vez intentó defenderse, el dolor era demasiado para tolerarlo sin hacer algo para evitarlo. Desesperado se aferró al tobillo izquierdo de la chica con ambas manos y de un tirón logró sacar el pie ensangrentado de Caramel fuera de su boca. La súbita reacción del reo hizo que Caramel perdiera el equilibrio y cayera al piso. El hombre mantuvo asido el tobillo de la morena y avanzó dos pasos hacia la karateka caída. Las otras chicas comenzáron a abuchearlo; finalmente tenían una pelea. Ahora Caramel parecía estar en problemas. Pese al dolorosísimo destrozo que el pie de la negra había hecho en su boca y a la ruptura de su nariz por la patada frontal de la joven, el ruso era aún un poderoso oponente. Kelly y Daisey estaban listas para intervenir en auxilio de su alumna en caso de que ésta no pudiera vencerlo sola. Pero Caramel era una fiera. Apoyándose en el piso con ambas manos levantó su cuerpo a fuerza de brazos, llevó hacia el pecho su rodilla derecha y apuntó la planta de su pie hacia la cabeza de su enemigo. KIIIAAA!!... La patada fue devastadora. El infeliz no fue capaz de hacer nada para defenderse; el rudo talón del hermoso pie desnudo se hundió en su papada y castigó de lleno el mentón y la base de su maxilar inferior. Esta vez la negra pateó para matar. La cabeza del hombre fue lanzada grotescamente hacia atrás por el impacto, una lluvia de sangre salió por su boca en dirección al techo del gimnasio mientras su maxilar emitió el sonido familiar de un hueso cuando se fractura. Las chicas del público quedaron boquiabiertas. Nunca antes habían presenciado a otra mujer, salvo a Kelly en sus asombrosas demostraciones, pegar una patada tan mortífera golpeando con tanta perfección un punto vital de la anatomía humana. Kelly y Daisey se miraron satisfechas. Todas esperaron en vano que el hombre se desmoronara muerto o moribundo pero increiblemente permaneció en pie sosteniendo aún entre sus manos el tobillo izquierdo de Caramel. El pistolero estaba muy mal herido, extremadamente confundido, pero la pelea aún no terminaba. Sacudió su cabeza intentando recobrar sus sentidos, tratando de enfocar sus ojos sobre su joven rival. Entonces Caramel pateó de nuevo. KIIIAAA!!... El mismo talón desnudo, el mismo blanco, la misma brutalidad. El segundo talonazo demoledor lo hizo soltar el tobillo de la morena y caer, primero de rodillas y luego hacia adelante, sobre las piernas desnudas de Caramel. Ahora el pesado cuerpo del casi inconsciente pistolero descansaba sobre sus temibles piernas, su cara, apoyada sobre los muslos de la morena, cerca de su vulva. Un río contínuo de sangre proveniente de la boca y la nariz destrozadas se deslizó sobre esos musculosos muslos. La furiosa chica luchaba para liberar sus piernas atrapadas bajo el pesado cuerpo. Sabía que el hombre estaba vencido y solo esperaba tener sus pies libres para acabarlo con unas pocas patadas más. Pero súbitamente el pistolero despertó; levantó la cabeza y al mismo tiempo apretó fuertemente los muslos desnudos de Caramel con sus fornidos antebrazos. Mirándola fijamente balbuceó entre sangre y saliva a través de sus labios horriblemente hinchados y amoratados una afirmación inesperada: "-Te voy a violar, puta!" Caramel quedó atónita al sentir crecer el pene del reo apoyado contra su pierna derecha. ¿Qué clase de masoquista era este hombre? Una mujer lo golpea sin misericordia con sus pies desnudos...¡y ésto lo excita sexualmente! Cuando el ruso, con un violento tirón, arrancó la parte baja de su bikini, Caramel comprendió que no podía perder tiempo en análisis sicológicos; ahora estaba completamente desnuda y el delincuente, mirando fijamente a su húmeda vulva morena avanzó arrastrándose hacia ella. La lengua ensangrentada del ruso lamió apenas los labios del sexo de la morena. Entonces, Caramel explotó en furia. Mientras sus pies desnudos se deslizaron bajo el cuerpo del hombre buscando sus testículos, sus puños golpearon dos veces el rostro del condenado. Los nudillos de Caramel magullaron y cortaron la piel sobre los pómulos del hombre y la sangre comenzó a correr sobre sus mejillas. Al mismo tiempo, la morena atrapó los genitales del reo entre sus plantas desnudas y aplastó sus gónadas entre los arcos de ambos pies. Cuando el hombre sintió el insoportable dolor proveniente de sus testículos, hechos papilla por los pies de la negra, intentó desesperadamente escapar de la terrible tortura. Apoyándose en sus manos y rodillas levantó su cuerpo de encima del de la morena. Ahora las piernas de Caramel estaban libres. CRAAK!! La joven llevó su flexionada pierna izquierda violentamente hacia arriba y su rodilla castigó la ya fracturada mandíbula del hombre. Una fina lluvia de sangre salió de la boca del ruso salpicando el vientre y los pechos desnudos de Caramel. Tras el terrible golpe el desgraciado quedó de rodillas, totalmente fuera de combate, apenas consciente. Con un ágil salto Caramel se incorporó. Otra vez en pie frente a su vulnerable víctima la bella morena giró sobre su pie izquierdo descargando toda su rabia en una demoledora patada de mula con la panta de su pie derecho contra la cara del pistolero. Se escuchó otro crujido atroz y una nueva lluvia de sangre brotó de la cara destruída brutalmente por la patada de Caramel. El golpe debió matarlo; la parte media de su rostro fue groseramente hundido por la patada. Su nariz desapareció empujada por la planta del pie descalzo y sus restos triturados se clavaron en cerebro del desgraciado. Otra horrorosa consecuencia del golpe fue que el talón desnudo del pie derecho de Caramel hizo papilla el pómulo izquierdo del ruso, haciendo saltar su ojo de la órbita a causa de la presión aplicada. El hombre, moribundo, quedó tendido de espaldas. Caramel se paró junto a su cuerpo, pensando en la mejor forma de acabar de una vez con su vida. Con aire despreocupado levantó su pie derecho para pisar el globo ocular que, sostenido apenas por el nervio óptico y algunos ligamentos, descansaba sobre la mejilla izquierda del desdichado. Con la bola de su pie, lentamente, como si se tratara de un cigarrillo, la negra pisó el ojo arrancado por su patada. Por un instante, entre los lastimosos quejidos del hombre, el globo ocular resistió el pisoteo. Contrariada, Caramel levantó su pie unos centímetros sobre el órgano rebelde y súbitamente lo volvió a pisar con todas sus fuerzas. El torturado ojo no resistió más; con un desagradable sonido reventó bajo el metatarso de la morena. La punta del pie desnudo hundió aún más el pómulo deshecho. Durante unos segundos, que al ruso debieron resultarle eternos, Caramel se deleitó desmenuzando sádicamente el lado izquierdo de su rostro bajo la bola y los dedos del su pie desnudo. El hombre comenzó a llorar desconsoladamente de dolor. Las chicas del improvisado auditorio ovacionaron a su compañera. Caramel les sonrió y levantando sus brazos victoriosamente se paró entre las piernas abiertas del ruso de cara a su público. Sin molestarse en mirar hacia su objetivo, la negra levantó levemente su pie izquierdo y lo descargó hacia atrás sobre los genitales desnudos del pistolero. Toda la planta de su pie participó en la castración: el metatarso y los dedos acabaron con lo que quedaba de sus testículos desgarrando además la piel de su escroto, el arco y el talón dieron cuenta del pene apoyado sobre el pubis del ruso. Cinco furiosas patadas y la zona genital del reo quedó convertida en una masa de pulpa desollada y sangrante. Las chicas se pusieron de pie para aplaudir a su amiga peró Kelly interrumpió la fiesta: "-El aún vive, ¡mátalo de una vez!" dijo lacónicamente. La chica negra, algo avergonzada obedeció al instante. Por orden de Kelly, la pelea y la tortura habían terminado; comenzaba la ejecución. Caramel no lo sabía aún, pero acabar con la vida del ruso iba a resultar más difícil que derrotarlo y atormentarlo. "-Ya deja de llorar cretino!." dijo con crueldad Caramel mientras levantava su mortífero pie derecho para pisar otra vez la cara destrozada del patético individuo que sollozaba indefenso a sus pies. Cuando vió frente a su rostro la planta del pie desnudo de la morena lista para aplastarlo el infeliz intentó, entre sollozos, comenzar una súplica. No pudo; su boca fue violentamente cerrada cuando la ruda y sudorosa planta desnuda de la negra la molió con un devastador pisotón. Con el pie de Caramel pisando aún su boca, llorigueando como un niño, el hombre levantó sus manos temblorosas hacia su cruel torturadora. El sentido del gesto era claro: "-Por favor no, me lastimes más!" Caramel respondió a sus súplicas apoyando todo su peso en el pie que aplastaba su boca y hundiéndole el pecho con una violenta patada de su pie izquierdo. Con la boca sellada por el pie de la negra, el reo exhaló todo el aire de sus pulmones acompañado de sangre a borbotones por su nariz destrozada. Entonces comenzaron los estertores previos a la muerte. Caramel se sentó sobre el bajo vientre del cuerpo del ruso que se agitaba con espasmódicas convulsiones y apoyó las plantas de sus pies desnudos firmemente sobre las axilas y hombros de su víctima con el fin de inmovilizarlo. Con brusquedad lo tomó por las muñecas interrumpiendo el movimiento incoordinado de sus brazos. Jalando de los brazos del reo y flexionando sus hermosas piernas obligó al infeliz a enderezar su tronco y llevar su cabeza hacia adelante. Toda la agonía del pistolero se manifestaba ahora en un febril movimiento de su cabeza, salpicando sangre y saliva en todas las direcciones y emitiendo un ronquido gutural mezclado con gemidos de dolor. Caramel retiró su pie derecho de la axila del desgraciado y le cruzó la cara con una brutal patada lateral. El movimiento de la cabeza del moribundo se detuvo lo suficiente como para que la negra iniciara con ambos pies una furiosa serie de patadas frontales a la base de su destrozada mandíbula. Caramel intentaba fracturarle el cuello con éstas patadas de karate. Los callosos metatarsos de la negra impactaron cinco veces en la base de la quijada del condenado con toda la potencia de sus entrenadas piernas. Con la última patada Caramel lanzó un furioso "KIIIAAA!!!", segura de que el ruso no podía sobrevivir a tan tremendo castigo. La cabeza del desdichado colgaba hacia atrás, los músculos y tendones de su cuello eran ahora jirones de carne inservible; habían sido desgarrados por las terribles patadas de la morena...Pero...¡Aún estaba con vida! En medio del tenso silencio del gimnasio podían oirse los débiles y patéticos gemidos del ruso. Caramel intentó entonces acabar de desnucarlo con seis salvajes talonazos contra el mismo blanco, su mentón. CRACK!, CRACK!,CRACK!, CRACK!,... El talón desnudo de Caramel pulverizó la ya deshecha mandíbula haciendo volar trozos sanguinolentos de hueso maxilar, dientes y carne con cada patada. Pero el ruso no moría y comenzaba a emitir unos horrorosos alaridos que pusieron de manifiesto lo mucho que estaba sufriendo. La morena estaba realmente furiosa. La limpia y rápida ejecución del ruso se había convertido en una sangrienta y lenta tortura. Era obvio que el infeliz estaba herido de muerte y sufriendo dolores infernales, seguramente deseaba morir, pero su organismo seguía resistiendo el castigo despiadado que los pies de Caramel le propinaban. Hecha una fiera, la negra se incorporó. Un grito salvaje acompañó una brutal patada contra la garganta del moribundo. Este, tendido de espaldas solo gemía, su cuerpo se contrajo en un espasmo cuando la planta del pie derecho de Caramel aplastó su cuello. En los intantes siguientes Caramel molió metódicamente la papada del obeso pistolero bajo la planta de su pie con una serie de patadas laterales y pisotones. La morena buscaba aplastarle la laringe con sus pies desnudos, tal como había aprendido en sus clases de karate. Pero la grasa acumulada en la enorme papada y la inflamación de los tejidos blandos de su cuello debida a todas las patadas recibidas protegían su manzana de Adán aún contra los expertos pies de la despiadada karateca. A la quinta patada, la planta del pie desnudo de Caramel reventó literalmente su papada y grasa molida mezclada con sangre comenzó a chorrear por las llagas abiertas por los sucesivos golpes. Entonces, con una mirada, Kelly le pidió a Daisey que interviniera. La bella rubia había ingresado al grupo como médico. Su función en el equipo era el de certificar la muerte de los condenados ejecutados por Kelly y sus chicas. Se ganó desde el principio el respeto de todas tanto por sus conocimientos académicos como por sus habilidades en las artes marciales. Desde niña había sido entrenada en karate y Tae Kwon Do; sus conocimientos de anatomía y la fisiología humanas le permitían matar limpiamente con sus golpes a un ser humano o torturarlo durante horas antes de acabarlo. Pese a no ser su función específica, Daisey solía dejar de lado su juramento hipocrático usando sus pies y manos desnudas para matar personalmente a un criminal. Mas a menudo debía acabar con los moribundos que las inexpertas principiantes no conseguían matar, o daban equivocadamente por muertos, y enseñarles a estas jóvenes la forma de obtener el fallecimiento de un condenado mediante unas pocas y precisas patadas. Éste parecía ser uno de esos casos. Daisey avanzó hacia el centro del gimnasio. Cuando llegó a Caramel, la morena estaba clavando por enésima vez su talón desnudo en la papada ensangrentada. La doctora apoyó su mano en el hombro derecho de la joven negra "-Deja de patearlo, sólo por un momento, y pon atención." le dijo a Caramel quien avergonzada obedeció al instante. El ruso moribundo miró con su ojo remanente hacia ambas mujeres paradas a su lado. Daisey se descalzó. Sus sandalias blancas y las uñas, perfectamente pintadas, indicaban que no habia previsto manchar sus pies con sangre esa mañana. En su estado de confusión mental casi de delirio, el infeliz pareció reconocer en el rostro de Daisey a alguien que venía en su auxilio e intentó hablarle. Sus ilusiones duraron muy poco. La rubia le pateó la cara con tal furia que su cabeza fue lanzada violentamente hacia la derecha. Fue un terrible puntapié que impactó de lleno en la mejilla izquierda del reo arrancando carne y piezas dentales y lanzándolas a varios metros de distancia. Un lastimero gemido salió de la garganta del desdichado cuando el pie desnudo de Daisey, luego de patearlo, le pisó con fuerza el lado izquierdo del rostro. Sintiendo bajo la planta de su pie derecho los huesos triturados por los pies de Caramel, la doctora comentó. "-Wow nena! hiciste un buen trabajo, una verdadera carnicería. Sin embargo, te habíamos pedido una muerte rápida y limpia...Pero no te sientas avergonzada, estos tipos grasientos suelen ser duros de matar, simplemente haz o que te voy a decir." Sin dejar de pisarle la cara al reo Daisey le guiñó amigablemente un ojo a Caramel y señaló hacia el hombre agonizante. "-Con los dedos del pie busca en su cuello una depresión blanda entre su papada y los músculos de su cuello." ordenó. La joven negra obedeció; apoyando la punta de su pie derecho en el maltratado cuello comenzó a tantearlo con los poderosos dedos. "-¿Es aquí?" preguntó tímidamente a Daisey mientras pisaba con el metatarso una pequeña región del cuello del ruso cercana a lo que quedaba de su articulación maxilar. Daisey sonrió "-Si, cariño; ahora levanta tu pie, endereza los dedos y apunta... Caramel lo hizo y esperó órdenes. "-Supongo que ya sabes que hacer con ese pie." dijo la rubia con una sonrisa de malvada complicidad. Caramel le devolvió la sonrisa y se concentró en su objetivo...KIIIAAA!!!...SPLOSH!!!... AGGGHHHH!!! El grito salvage de la negra al patear, el sonido de la carne penetrada por su pie desnudo y el alarido de dolor del reo se superpusieron cuando dos terceras partes del pie de Caramel se clavaron como una daga en los blandos tejidos de su cuello. Al principio la morena no podía creer el efecto devastador de su patada. Los labios de la herida rodeaban su pie desnudo a la altura del tobillo, por la zona del empeine y hasta el límite entre su talón y el arco del pie por el lado de la planta. De hecho la chica sentía la tráquea y la manzana de Adán del desgraciado haciéndole cosquillas en la planta del pie mientras los tejidos reventados y grasientos de la papada se apoyaban sobre su empeine y dedos desnudos. La negra pisoteó con deleite la carne sanguinolenta mientras un río de sangre manaba del horrible tajo. Con un violento empujón de su pie, atravesó el cuello de lado a lado. Sus dedos ensangrentados emergieron por debajo del lado derecho de la papada del ruso. Entonces, inclinó esos dedos hacia el empeine y, usando su pie como un gancho dió un violento tirón. Así le arrancó literalmente la papada exponiendo los sanguinolentos tejidos vitales que finalmente podría moler con sus pies. Antes de que la intensa hemorragia lo matara, antes de que su víctima perdiera totalmente la conciencia, Caramel saltó en el aire y aterrizó con ambos pies desnudos sobre el pecho del ruso. Sintió como varias costillas se quebraban bajo sus poderosos talones. Parada sobre su pecho, la morena lo pateó una vez más en la deshecha quijada con una furiosa patada frontal de karate. La parte inferior del rostro del condenado desapareció a causa del puntapié. El calloso metatarso derecho de Caramel separó su maxilar inferior en dos partes aplastando los tiernos tejidos de la base de la lengua contra el paladar. El pie de la negra se levantó cruelmente por última vez y cayó sin misericordia sobre el tubo traqueal del ruso. Caramel se lo pisoteó triunfalmente y, como si se tratase de un gusano despreciable, lo redujo a papilla. Tras un horrible martirio el ruso murió. Pese a sus temores Caramel aprobó su examen. Pero ahora sabía que algunos tipos se resisten a morir más de lo esperado. Luego de su graduación, Caramel se convirtió en una experta matadora y en la mejor del equipo en la lucha cuerpo a cuerpo. Todas las habilidades adquiridas se pondrían a prueba cuando enfrentara a Kim en una pelea a muerte. Esto pensaba la morena cuando la limusina, finalmente se detuvo.