Emboscada de trasero. por Kandor. Sorprendido, no puedes ver más que mi trasero redondo y firme ni sentir más que la presión de mis múslos aplastando tus orejas. Estás acostado en el sofá, viendo la TV. Yo me acerco furtivamente por detrás vestida solamente con medias blancas y zapatos tennis, pues me acabo de quitar toda la ropa de la clase de aeróbicos en la que andaba. Estoy caliente, sudorosa, con un olor penetrante y maduro. Como tu cabeza está cerca del brazo del sillón, la arrastro hasta allí encima, al mismo tiempo que paso una pierna por encima y encierro con mis muslos tus oídos. Sorprendido, no puedes ver más que mi trasero redondo y firme ni sentir más que la presión de mis múslos aplastando tus orejas. De alguna manera puedo cruzar mis pies y pararme en unode ellos apretando con mi agarre de tijera, sintiendo un perverso placer de los gritos que comienzan en tu garganta y que vibran dentro de mi sexo. Sonrío y gimo tirando mi cabeza hacia atrás para aumentar la tremenda presión sobre tu cabeza. Alcanzando hacia atrás con las manos, despliego las nalgas, los pliegues sudorosos de mi ano guiñandole a tu atemorizada cara. Dejo ir un poquito la presión para arrastrar tu rostro más arriba hasta que tu boca roza los rizos de mi coño mientras tu nariz continúa empujando mi ano. Relajo los muslos y los vuelvo a tensar una y otra vez, lentamente arqueando mis anchas caderas hacia adelante en un vaivén que utiliza tu cara para acariciarme desde el clítoris hasta el ano. Tu nariz y luego la boca complaciéndome mientras continúo el movimiento sin dejar que mis piernas te estrujen, sin dejar que pierdas de vista este culo hambriento que frota todo tu rostro. Aumento la velocidad, mis caderas meciéndose hacia atrás y hacia adelante, la carne de mi lomo tronando y luego martillando para detenerse súbitamente y luego resumir su ritmo desbocado. Mis caderas y mi ano en este dulce y sofocante movimiento, consumiendo tu cabeza, devorando tu cara que no es ya sino un juguete para mí, mientras un quejido sordo y doloroso sale de tus labios aplastados. Entonces me quedo quieta, moliéndote brutalmente con las piernas y pulsando con mi coño en tu boca y te empapo con el fluído de un orgasmo que parece no terminar nunca. Me vengo una y otra vez y asoco cada vez más recio con las piernas y cuando termino tu también... desmayado, inconsciente, apagado como una bujía dentro de mi abrazo de tijeras. Cuando vuelves en tí, todo lo que vez es mi ano en tu cara. Estoy en cuclillas sobre tí que acostado ahora sobre el piso y tienes mi botón sobre la nariz. Aparto mis nalgas para que tu nariz me penetre. Tú te resistes, yo me río. "Huéleme el culo si quieres vivir," gruño sobre mi hombre, "Es muy simple, quiero oir una fuerte inhalación. Vengo de hacer ejercicios por dos horas en el gimnasio. Esta es tu recompensa. Obedece, o crees que la llave de tijeras estuvo divertida? La próxima vez voy a apretar hasta quebrarte la cabeza y después me voy a meter todo dentro del culo. Vamos, obedece y huéleme el culo." No tienes otra que olerme el trasero. La humillación pesa más que cualquier cosa; me río y me apoyo con más fuerza, metiéndome toda tu nariz dentro de mi ano precioso y rebotando de arriba a abajo, cayendo y levantándome, cogiéndome por el culo con tu nariz por diez minutos mientras me acaricio por delante hasta lograr otro orgasmo húmedo, el néctar de mis jugos resbalando dentro de mi vagina y cayendo dentro de tu boca. Lo bebes. "Y ahora chúpame el culo", gruño nuevamente. "Usa esa lengua y límpiame el culo" Nuevamente obedeces, metiéndome la lengua tan adentro como puedes. Con las manos me separo las nalgas cuanto puedo. Tu boca esta abierta, los labios aplastados contra mí, los dientes apretados contra la piel al tiempo que lames incesantemente mi agujero. Nuevamente me acaricio hasta tener otro orgasmo que me hace aplastar tu rostro con tanta fuerza que nuevamente te desmayas. Te despertas después de haber permanecido noqueado, inconsciente, casi borrado por el magnífico maltrato de mi trasero. De nuevo me planto en tu cara pero esta vez de una manera menos dolorosa, me inclino hacia adelante , quitando mi peso de tu boca, mi dulce coño y mi ano a centímetros de tu cara. Un calor de terciopelo envuelve tu pene y entonces te das cuenta de que te estoy chupando, volviéndote así en tí con esta original técnica de resucitación. "Bienvenido de vuelta, mi esclavito" te gruño nuevamente, sacando mi boca de tu pene con el sonido que hace un corcho al destapar una botella, y froto tus siete pulgadas con mi mano. "Ahora voy a necesitar esto". Al decir eso, muerdo ligeramente la cabeza de tu polla haciéndote gritar. Me río malvadamente y vuelvo a meterla dentro de mi boca, no puedes creer que haya nadie que mame tan rico, pero estoy más allá del bién, mucho más alla, y entonces deslizo mi mano alrededor de tus testículos y apreto todo el paquete dentro de mi boca-aspiradora, provocando la cantidad exacta de dolor y de placer para lograr la mezcla exacta. Justo cuando piensas que no puede haber nada más delicioso te sorprendo nuevamente. "Quiero que te riegues pero no de una sola vez" te digo, nuevamente sacando la boca de tu pene para continuar frotándola exquisitamente. "Quiero que te vengas y te detengas, en mi boca, y entonces te voy a besar, húmedo y hasta adentro. Comienzas a protestar pero mi mano con su suave pero firme movimiento es demasiado. No quieres sino obedecerme. "Luego me vas a coger y te vas a venir dentro de mi" prosigo "Y luego me vas a chupar te vas a tragar todo tu sémen y entonces, si tienes suerte me vas a coger por el culo. ¿Ves lo que está por pasar, esclavito? ¿Me vas a obedecer o acaso mis piernas van a tener que hacerte la tijera otra vez, o talvéz mi culo va a tener que noquearte otra vez? Murmuras "Está bién... te voy a... obedecer", delirante de mí y de lo que te estoy haciendo. Me quejo y pongo otra vez mi boca sobre tu pene que está por regarse y en un minuto sientes un orgasmo monumental hincharte las bolas. Yo lo siento, detengo el movimiento de mi mano y estrujo fuertemente tu órgano por la base. Una, dos y finalmente tres erupciones se disparan desde adentro y llenan mi boca con tu sémen- y luego se detiene. Tu polla, aún dura en mi mano permanece erecta en espera de venirse otra vez. Rápidamente doy un giro y hundo mi coño caliente en tu verga, clavándomela completamente, hasta los testículos. Me inclino sobre tí y sonrío con los labios apretados. Un rastro de esperma se sale por las comisuras de mis labios y desciende sobre tí y nuestros rostros se encuentran. Mi boca se abre y descargo en la tuya, abriendo tus dulces labios y empujo mi lengua empapada de esperma en tu boca, tu viscosidad salada regándose dentro de tí. El nivel de sensibilidad en tu verga pulsante se incrementa diez veces mientras te beso con mi lengua en un abandono salvaje, usando tu esperma como lubricante agitando la carga con mi lengua. Respondes a mis besos más excitado que antes apretando mi lengua con tus labios, chupándola como si fuera un pene pequeño y mojado, hambriento de la dulzura que lleva. Y tu verga aún más dura en los rincones apretados de mi coño increíble cuyos músculos lo ordeñan mientras yo tengo uno y otros orgasmos. "Ahora mi coño", susurro dentro de tu boca mientras nos frotamos las lenguas. "Lléname el coño contigo..." Segundos más tarde haces lo que te digo y siento otros tres borbotones de sémen salir de tí y entrarme. Estrujo fuerte con los músculos del coño y logro interrumpir el chorro. Sentándome te sonrío, pongo mis manos sobre tu pecho mientras me incorporo sobre tí. "Aquí vengo con lo que te viniste," digo "Abre!" Esperas ansiosamente mientras me salgo de tu verga y desplomo mi inquieta y húmeda vagina en tu boca, envolviéndola completamente con mis labios calientes. Mi coño de olor penetrante se inunda con tu sémen y llena tu boca cuando yo fuerzo la carga entera hacia afuera, dejándote la única opción de tragar o ahogarte. Escoges la primera, ansioso por saborearte recién salido de mi vagina. Tragas y comienza a lamer mi clítoris, mordiendo, picoteando hasta que me vengo dando un bofetón mis muslos sobre tu cara. Entonces busco y agarro tu verga, sorprendentemente dura todavía y la froto mientras te sonrío y me echo hacia atrás. "Quiero que me cojas por detrás," gruño, mientras giro para mostrarte mi trasero. "Quiero tu sémen en mi culo" Mi ano, húmedo de tu sémen y aún chorreando de la chupada que me diste, se talla firmemente alrededor de tu pene al sentármele encima, tragándomelo por completo. Tus ojos se dilatan contemplando la vista de mi delicioso trasero devoranto tu verga. Me levanto de cuclillas flexionando los músculos de mi fantástico lomo al cabalgar sobre tu verga impulsado por los mis poderosos muslos y mis musculosas pantorrilas. Recorres con tus manos cada músculo desde mis medias blancas hasta mi trasero mientras yo me cojo cogiéndote. "No vas a durar mucho," susurro sobre mi hombro mojado "Nunca duran..." Y tengo razón. Aunque te has regado dos veces, te vienes otra ves, por lo menos todo lo que yo lo permito. Un fuego dentro de mi culo, espesos ríos de la salsa de tus bolas hecha crema dentro de mi. Cuando me salgo de tí, se ve un aro de blanco en mi ano. Te chupas los labios y esperas. Segundos después tu cara está enmarcada en los límites de mi culo, con mis manos separando la carne lo más posible. Tu sémen está nuevamente en tu boca. "Chúpame el sémen del culo, esclavito," rujo. "Cómete lo que está saliendo" No tengo que repetirlo porque ya metes tu lengua dentro de mi culo viscoso hasta donde puedes, tragando cada gota de tus fluidos. Giro mis caderas sobre tu cara cogiendo tu boca con mi ano ansioso, asegurándome de que tragas cada gota. Con mi mano sacudo tu verga hasta que vuelve a la vida... como si pudiera dejar de estar dura conmigo cerca. "Mmmmm, quiero ver lo último de esto, quiero que te riegues para mi, esclavito, que te vengas en mi mano," murmuro, inclinándome a besar tu maltratado pene. "Ven, déjame darte algo en qué pensar mientras te lo hago, algo como... mis muslos sobre tu garganta!" Con ello caigo sobre un costado y te aprisiono en una llave de tijeras al cuello, el revés de mi rodilla duro sobre tu garganta. Doblo mis antepiernas y te sumerjoen una variación de la llave de tijera en figura de número cuatro, con mis pantorrillas triturando un lado de tu cara y el otro lado contra el grueso de los tendones de mis corvas. Toda tu cabeza tragada por mis poderosas piernas y yo asoco con la tijera mientras te sacudo la verga, las pantorrillas mis con medias blancas triturándote, los muslos gruesos y duros exprimiéndote y mis rodillas estrangulándote. Tu pene, empero está siempre duro en mi puño que lo frota mientras yo me apoyo sobre el otro brazo, esperando a que suceda. Y en un par de segundos sucede. Ya no me puedes dar una carga completa, no despues de tres venidas destripa-bolas en menos de media hora, pero todavía me das suficiente; un espeso río de sémen que se desborda de la cabeza hirviente sobre mi mano que continúa dando tirones a tu verga. Pero ya no puedes ver esto porque yo estrujo involuntariamente más fuerte con la tijera y justo al venirte te desmayas vencido por mis piernas otra vez. Sonrío maliciosamente una vez más, limpio mis manos en tu cara aún roja y prisionera de la prensa de mis piernas. "Descansa," digo, finalmente soltando las piernas. "Descansa y reponte, que aún no he acabado contigo..."