El arrepentimiento de Carlos womntop@gmail.com http://womntop.blogspot.com Carlos hace realidad sus deseos, el arrepentimiento aparece al finalizar su experiencia con la musculada Amber. *********************************************************** PROHIBIDO PUBLICAR, EDITAR O MODIFICAR SIN EL PERMISO EXPRESO DEL AUTOR. ESTA HISTORIA RELATA DOMINACI�N FEMENINA Y PUEDE CONTENER VIOLENCIA (GORE) Y SEXO EXPL�CITO, SI NO ERES MAYOR DE EDAD O NO TE GUSTAN ESTE TIPO DE HISTORIAS, POR FAVOR, NO SIGAS LEYENDO. AGRADEZCO CR�TICAS TANTO A LA DIRECCI�N DE E-MAIL COMO AL BLOG *********************************************************** El arrepentimiento es un desagradable sentimiento, indica que: el coste para cumplir un deseo, es superior a la felicidad obtenida y, �ste es el sentimiento que tiene Carlos bajo su piel. Arrepentimiento y dolor, mucho dolor. Desde peque�o siempre ha sentido una atracci�n sexual por las mujeres altas y fuertes. Un deseo reprimido que, por su timidez nunca ha permitido explorar, quiz� es la atracci�n por el polo opuesto, lo que lo empuja a desear profundamente sentirse inferior e impotente bajo un poderoso cuerpo femenino. Carlos nunca ha resaltado por disponer de un f�sico espectacular (sino todo lo contrario), su estatura est� un poco por encima del 1.65 metros y pesa casi 60 kilos (es un hombre peque�o y delgado), tambi�n callado y reservado. Siendo soltero y sin compromiso, se pasa la mayor parte de su tiempo libre descargando v�deos, im�genes y textos sobre dominaci�n femenina (cualquier tipo de dominaci�n femenina) pero tiene claras sus preferencias. Su mayor deseo es ser sometido, golpeado, humillado, violado y destrozado por un cuerpo femenino y poderoso, sentirse inferior e impotente ante la fuerza de una mujer grande, dura y sensual, convertirse en su v�ctima, su esclavo, su posesi�n, su juguete. Con el paso del tiempo perdi� parte de su timidez y agreg� su nombre y direcci�n de correo electr�nico en una lista de ^�citas^� muy especial, una lista de un club de peleas entre hombres y mujeres. Su sentido com�n le gritaba que no lo hiciera, sus deseos le apremiaban por hacerlo y su ego masculino le hac�a sentirse capaz de someter a cualquier ser del sexo ^�inferior^� gracias a su fuerza y m�sculos masculinos. Carlos introdujo una fiel descripci�n de su f�sico y de sus deseos: ^�Luchar hasta someter al rival, el perdedor no podr� rendirse hasta que el ganador lo permita. El vencedor podr�, como recompensa, usar el cuerpo de su rival para sus propios deseos (laborales, sexuales, etc.).^� Carlos dudaba en finalizar las peticiones, faltaba definir el tipo de rival, su sentido com�n le indicaba empezar con algo ^�f�cil^�, una mujer no m�s alta y pesada que �l pero, su deseo, lo llev� a exigir aquello que m�s le excitaba (un f�sico superior): ^�Mujer de al menos 1.70m. y 70 Kilos de peso con experiencia en la lucha cuerpo a cuerpo^�. Las respuestas no tardaron en llegar y, sobre-excitado, Carlos ley� y reley� cada uno de los e-mails, algunos de ellos iban acompa�ados por sensuales fotos y descripciones. La excitaci�n era tal que no pudo evitar masturbarse mientras miraba aquellas fotos y se imaginaba indefenso y destrozado por alguna de aquellas mujeres. Una voz de alarma gritaba en su interior pero, Carlos la ignor� y escogi� a aquella mujer que m�s le excitaba: Amber, 38 a�os, 1.85 m. y 93 kgs. La imagin� frente a �l y su polla endureci� de nuevo. En la foto, Amber aparec�a a cuerpo entero y flexionaba sus brazos mostrando sus musculados b�ceps, a sus pies hab�a un hombre inconsciente, vencido y desnudo. Era una diosa y Carlos necesitaba someterse a aquel cuerpo, la sangre estaba entre sus piernas y su cerebro tambi�n. Se cruzaron varios mails hasta definir hora y lugar. Estaba contento ya que por fin iba a cumplir su deseo m�s secreto y excitante. Los d�as pasaron lentamente y Carlos s�lo pensaba en que llegara aquel d�a. D�a que finalmente lleg�. Prepar� su casa para ello, apartando el mobiliario y definiendo una zona de combate, aquel era el lugar seleccionado (su solitario sal�n), s�lo ten�a que esperar a la llegada de Amber. Las reglas que ambos hab�an definido prohib�an el p�blico y los sistemas de grabaci�n, pero no pudo evitar esconder una peque�a c�mara estrat�gicamente colocada para grabar aquel espect�culo un sentimiento de culpa lo inund� al esconder la c�mara pero, no pod�a evitar grabar aquello para la posteridad. El timbre son� y su coraz�n se aceler�, all� estaba su diosa y �l no la iba a hacer esperar, corri� y abri� la puerta de par en par. Frente a �l estaba la mujer m�s grande y fuerte que jam�s hab�a visto, tuvo que inclinar su cabeza para poder encontrarse con su mirada. La diferencia f�sica entre ambos cuerpos era tremenda. Amber dispone de casi el doble de masa (casi todo puro m�sculo) mientras que �l tiene un cuerpo blando y fr�gil. Su cuerpo reaccion� casi al instante y su polla creci� y se endureci� como nunca antes mientras su coraz�n se aceleraba peligrosamente. Ella clav� su fria y penetrante mirada en el hombrecito, peque�o y pat�tico, que ten�a delante. Calcul� r�pidamente su tama�o y fuerza; una perversa sonrisa se dibuj� en sus labios al comprender que aquel insignificante macho no ten�a nada que hacer frente a su tremenda superioridad f�sica. Not� un bulto crecer entre sus piernas mientras la miraba embelesado y su sonrisa creci� m�s. Amber respir� profundamente (haciendo que su torso se hinchara y sus pechos crecieran frente a la cara de Carlos) y flexion� sus brazos, mostrando unos b�ceps definidos y vasculares. La excitaci�n de Carlos era tal que no pudo evitar correrse all� mismo. Ella se excit� al percibir el orgasmo del hombre. Hacer eyacular a un hombre sin tocarlo en pocos segundos era algo: m�gico. Indicaba poder y dominio total, no hab�a empezado y ya lo ten�a sometido, le gustaban aquellos hombrecitos, pensaba usarlo para su propio placer. Carlos ya estaba vestido para el combate (camiseta negra sin mangas y calzoncillos de tipo boxer) ella, en cambio, ten�a que cambiar el atuendo de calle por algo m�s c�modo. �l le se�al� el WC pero ella prefiri� ^�cambiarse^� all� mismo. Poco a poco fue quit�ndose las prendas que cubr�an su cuerpo, mostrando su f�sico imponente ante un impresionado Carlos. Se quit� toda la ropa hasta quedarse con un peque�o tanga rojo como indumentaria, el resto de su cuerpo brillaba desnudo y los m�sculos eran claramente visibles. La polla de Carlos voli� a crecer sin control. Sus deseos iban, por fin, a cumplirse. Antes de nada comprobaron y confirmaron las reglas anteriormente definidas. Lucha cuerpo a cuerpo (sin prohibiciones) sin tiempo, rondas ni sumisi�n. El vencedor decidir�a cuando finalizaba el combate. Amber dej� claro que aquello no deb�a ser grabado y pregunt� si hab�a alg�n sistema de grabaci�n, Carlos minti� entre balbuceos. Alla dej� cvlaro que en caso de encontrar uno �l se arrepentir�a toda su vida. Antes de nada, la mujer pos� para el peque�o hombre, flexionaba sus m�sculos y mostaba con orgullo su cuerpo frente al ipnotizado hombre. Le indic� que tocara y comprobara el tacto de sus m�sculos y �l acat� sus �rdenes con alegr�a mientras su polla crec�a y se endurec�a. Acarici� su piel y frot� sus m�sculos, se impresion� con el tama�o y dureza de los mismos. Empez� por las piernas de Amber y subi� lentamente, acariciando cada cent�metro de su piel, toda ella era dura y los m�sculos se marcaban visibles bajo su tersa piel. La excitaci�n crec�a y not� como eyaculaba de nuevo mientras un escalofr�o recorr�a su cuerpo. Ella volvi� a flexionar sus brazos y a mostrar sus desenvolupados b�ceps ante Carlos, �l no pudo evitar tocarlos y besarlos, eran sensualmente grandes y duros, tanto que no pod�a cerrar su mano alrededor de los mismos. Amber finaliz� aquel espect�culo haciendo botar sus pechos al flexionar sus pectorales. El hombre se qued� con la boca abierta viendo como aquellos desafiantes pechos se mov�an de arriba a abajo. imagin� lo que ser�a tener su polla entre aquellos pechos perfectos mientras ella los mov�a con el poder de su musculatura y... volvi� a eyacular en sus pantalones. Carlos deseaba que aquello empezara, quer�a sentir aquel cuerpo, aquellos m�sculos, ser sometido por una mujer ^�superior^�. Quer�a dar rienda suelta a sus deseos y apretar su palpitante polla contra aquellos excitantes m�sculos. Ten�a los pantalones mojados y manchados as� que, decidi� cambiarse antes de empezar. Abandon� el sal�n y se cambi� en la intimidad de su habitaci�n. Cuando volvi� al sal�n, la encontr� lista, mostraba una expresi�n seria y agresiva, ^ӿEmpezamos?^�. La pelea empez� y, minutos m�s tarde, Carlos lloraba desconsolado, prisionero bajo uno de los pies de la amazona. Desnudo y vencido, incapaz de liberarse de aquella humillaci�n mientras la sangre brotaba de sus heridas. Amber sonre�a y disfrutaba de su sensaci�n de poder absoluto. Era tan f�cil, se sent�a tan superior. Todo hab�a sucedido r�pido, hab�a agarrado el cuerpecito del hombre entre sus brazos y lo hab�a aplastado contra su pecho, lo apret� fuerte entre sus brazos y sus costillas crujieron, �haciendo que algunas reventaran bajo la presi�n, luego, levant� el cuerpo del ^�hombre^� sobre su cabeza y lo lanz� con furia. Carlos choc� contra la pared antes de caer al suelo, all� lo pate� y aplast� como una cucaracha antes de arrancarle la ropa y castigar sus pelotas con tremendos rodillazos. Carlos sinti� aut�ntico terror ante su imposibilidad de detenerla y finalizar con tant�simo dolor. Se sent�a tan bien, tan excitada. Sus pezones crec�an y se endurec�an bajo su dominio, su tanga se humedec�a mientras hac�a crujir los huesos de Carlos con sus golpes. Aquel ^�hombre^� no ten�a ninguna opci�n bajo su poder, lo iba a destrozar. Lo agarr� del cuello con una de sus manos y cerr� los dedos con fuerza, levant� el cuerpo de Carlos y lo mantuvo en el aire mientras lo ahogaba entre sus dedos. Los pies del macho se balanceaban in�tiles a varios palmos del suelo mientras intentaba, sin �xito, abrir los dedos que le robaban el aire. El miedo lo inund� mientras Amber sonre�a cruel y zarandeaba el impotente cuerpo de su v�ctima como si de un mu�eco de trapo se tratara. Crey� que iba a morir ahogado a manos de la amazona pero, antes de perder el conocimiento, la mujer afloj� su presi�n. Carlos suplic� clemencia con la poca fuerza que le quedaba, llor� y patale� indefenso mientras ella disfrutaba y su excitaci�n crec�a. Golpe� con el pu�o libre la cara del hombre sin que �l pudiera evitarlo. Los golpes eran potentes y a cada pu�etazo se abr�a una herida. Lo manten�a suspendido con una de sus manos mientras, con la otra, lanzaba demoledores pu�etazos directos a su cara. No par� hasta que convirt�o su cara en un mont�n de bultos sangrantes, luego, sin dejar que el cuerpo del hombre tocara el suelo, lo coloc� sobre sus hombros y estiro con fuerza de la barbilla y la pelvis, el cuerpo del muchacho se dobl� bajo la fuerza de la musculosa mujer, su espalda cruji� dolorosamente y Carlos crey�, de nuevo, que su vida iba a apagarse en manos de aquella bestia. Tras retorcer su cuerpo varias veces sobre su espalda, Amber lo levant� de nuevo, usando sus poderosos brazos, sobre su cabeza y lo golpe� repetidas veces contra el techo del sal�n antes de lanzarlo con furia contra la otra punta de la sala. �l se rindi� a gritos y suplic� entre sollozos que hab�a perdido y que, por favor, se detuviera. Ella se ri� a carcajadas antes de responderle que ella era qui�n decid�a cuando y c�mo acabar�a su sufrimiento. La mujer disfrutaba torturando al ^�hombre^� y sus deseos segu�an encendidos. Carlos not� de nuevo como las garras de la mujer se cerraban sobre su piel y como su cuerpo era separado del suelo. La amazona lo levant� de nuevo sobre su cabeza y lo lanz� con furia contra la otra pared. Amber repiti� el movimento varias veces, levantaba el ligero cuerpecito de su v�ctima sobre su cabeza y lo lanzaba contra las paredes y el mobiliario. La sangre de Carlos brotaba de su cuerpo y manchaba las paredes y muebles de su sal�n. La mujer se detuvo y mir� al suelo, a su adversario. �l se retorc�a de dolor incapaz de protegerse de aquel tormento. La amazona lo oblig� a mirarla mientras ella flexionaba sus m�sculos y posaba sensual frente a sus ojos, mostrando su clara superioridad f�sica. Carlos, aterrorizado, mir� como los m�sculos de aquella diosa se hinchaban y endurec�an hasta l�mites que �l cre�a, no exist�an en un cuerpo femenino. Aquella demostraci�n de fuerza fruta y superioridad, excit� al castigado hombre y su polla creci� t�midamente ante aquel dominio. La mujer sonri� al ver aquella polla bajo su control y orden� a su peque�a v�ctima que se levantara. Lentamente, Carlos se puso de pi� y, horrorizado, mir� como la mujer se acercaba lentamente, �l intent� huir retrocediendo hasta que choc� contra la pared. Su cuerpo temblaba a causa del miedo que aquella mujer le generaba, esperaba ser vencido pero no de una forma tan brutal. Ella continuaba acerc�ndose lentamente mientras flexionaba sus m�sculos y mostraba su cuerpo al dolorido macho. Se detuvo a pocos cent�metros y lo mir� fijamente a los ojos, r�pidamente cerr� una de sus manos alrededor de sus huevos. Carlos chill� aterrado mientras los dedos de la mujer se cerraban irremediablemente alrededor de su escroto. Ella apret�, retorci� y clav� sus dedos mientras su v�ctima chillaba y lloraba sin control. Apret� con fuerza causando un gran da�o en el �rgano sexual del hombre. Insatisfecha, lo golpe� repetidamente con su rodilla, castigando todav�a m�s sus destrozados genitales y no se detuvo hasta que not� como la sangre resbalaba por su rodilla. Carlos lloraba y chillaba sin control mientras intentaba protegerse de aquellos golpes. Lo aplast� contra la pared y disfrut� unos momentos mientras los asustados ojos de Carlos la miraban entre sus pechos. Inmoviliz� sus brazos sobre su cabeza y apret� m�s su cuerpo contra el suyo. Carlos not� como su cara era aplastada contra el pecho de aquella mujer y, c�mo su cabeza, era enterrada entre los enormes pechos de la amazona. No pod�a respirar ni escapar, estaba entre la musculada amazona y la pared. Al rato Amber liber� su presi�n sobre la cabeza de su rival y Carlos pudo obtener una bocanada de aire. La mujer se ri� de �l y de su pat�tico estado f�sico mientras �l lloraba y suplicaba clemencia. Ella disfrut� viendo su cabeza enterrada entre sus pechos, luchando por respirar. Zarande� su torso, haciendo que sus pechos golpearan contra la cara del hombre que sosten�a indefenso entre sus tetas. Aquellos pechos eran grandes y pesados. Carlos descubri� con horror que aquellos ^�tetazos^� eran terriblermente efectivos. La sangre salpicaba mientras el sonido acaparaba cualquier sensaci�n ^�PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS...^�. Nunca antes de haberlo experimentado hubiera imaginado que ser golpeado por unas tetas de mujer pudiera ser tan doloroso. Amber se re�a a carcajadas mientras castigaba la cara de su rival a golpes de teta. Carlos perdi� algunos dientes y su mand�bula y nariz cedieron rompi�ndose bajo aquellos demoledores golpes de teta. Al rato, lo liber� y Carlos cay� al suelo encogido en posici�n fetal entre terribles temblores y dolores. Ella lo cogi� del pelo y lo arrastr� hacia el medio de la sala, luego se sent� sobre su pecho, aplast�ndolo bajo sus 93 kilos de peso mientras sus castigadas costillas (algunas rotas, otras fisuradas) cruj�an incapaces de sostener tanto peso. Amber mostr� de nuevo sus poderosos b�ceps mientras miraba satisfecha la cara de pez de Carlos, quien incapaz de respirar y aterrorizado, la miraba con los ojos como platos. Se estir� sobre su cuerpo, lo agarr� de las mu�ecas y retorci� sus brazos sobre su cabeza, luego entrelaz� sus musculadas y poderosas piernas con las esquel�ticas y raquiticas piernas de Carlos y tens� sus m�sculos. Carlos intent� gritar pero no pudo, sinti� como sus extremidades se retorc�an dolorosamente mientras los m�sculos de Amber se endurec�an. Sus piernas empezaron a retorcerse y doblarse bajo la presi�n de la amazona, not� como su cuerpo era engullido bajo la piel de la rubia. Primero cruji� �y cedi� su pierna izquierda, luego not� como explotaba su rodilla derecha incapaz de soportar tanta tensi�n. Sus brazos se dislocaron y sus m�sculos fueron retorcidos y aplastados bajo la potencia de Amber. Se sinti� triturar indefenso, sus huesos cruj�an y sus m�sculos y tendones se retorc�an bajo la presi�n, se abrieron heridas y se descolocaron huesos. Amber despleg� su t�cnica y aplic� distintas llaves sobre el peque�o e indefenso hombrecito. Retorci� y aplast� su cuerpecito entre sus poderosos m�sculos mientras �l chillaba y suplicaba entre l�grimas y dolor, mucho dolor. Amber sinti� gran placer al aplastarlo entre sus tit�nicas piernas, frot� agresiva su sexo contra el de su v�ctima hasta que un generoso orgasmo recorri� su cuerpo, atravesando su espina dorsal y generando explosiones de placer y de poder. Un terrible dolor lo invadi� cuando los huesos de su pelvis cedieron �al poder de la hembra, rompi�ndose aplastados entre los muslos de Amber. Lo liber� antes de que periera el conocimiento, se levant� y mir� su ^�obra^� mientras peque�os orgasmos continuaban recorriendo su cuerpo. Entre sus pies se encontraba lo que quedaba de Carlos. La sangre brotaba por m�ltiples heridas, su cara estaba reventada e inexpresiva, sus brazos retorcidos detr�s de su cabeza, el torso y la pelvis estaban hinchados y hundidos a la vez y las piernas retorcidas grotescamente y entre ellas colgaba un saco negro-azul-rojo hinchado (que una vez fueron sus pelotas). Algunos da�os eran irreparables, se lo merec�a. Ella era una diosa y �l un gusano, se merec�a aquello y m�s. Carlos mir� asustado a aquella mujer que lo miraba orgullosa. Amber pas� sus manos por su piel, limpi�ndose la sangre mientras se mov�a sensualmente. ^�Se acab� la pelea, te declaro vencido.^� indic� la mujer mientras se dirig�a al ba�o. Carlos la sigui� con la mirada mientras ella desaparec�a en el ba�o. Sinti� un gran alivio al escuchar que su tortura hab�a acabado. Intent� levantarse sin �xito, no pod�a moverse. Poco a poco se arrastr� hac�a uno de los extremos de la sala, entonces la vi� aparecer de nuevo. El coraz�n le di� un vuelco al verla aparecer con un enorme dildo colgando de entre sus piernas. Una enorme polla de goma negra de unos 2 palmos de longitud y con un di�metro parecido al de un pu�o que apuntaba directamente a su cuerpo. ^�Tal y como hemos establecido en las normas, ahora puedo hacer contigo lo que quiera^� agreg� feliz mientras se acercaba lentamente a Carlos. �l no pudo hacer nada para evitarlo, Amber lo levant� del suelo, lo aplast� contra una pared y lo perfor� durante horas con aquella polla, le revent� literalmente el culo y no par� hasta que Carlos cay� inconsciente a causa del dolor. Carlos despert� en un hospital, conectado a infinidad de tubos, rodeado de m�quinas y pitidos. Sus lesiones eran importantes y ten�a graves da�os internos, �traumatismos, contusiones y derrames por todo su cuerpo. Entre otras cosas hab�a perdido un test�culo y la posibilidad de volver a andar con normalidad. Pasaron meses antes de que podiera volver a su casa, tuvo problemas para moverse con su nueva silla de ruedas. Una vez all� recogi� su grabaci�n y la mir� con detenimiento. Tuvo que silenciar el sonido ya que sus chillidos al ser perforado por aquella mujer se asemejaban a los de un cerdo siendo sacrificado. Pudo observar que, tras perder el conocimiento, ella continu� abusando de su cuerpo, enterrando aquella gigantesca polla entre sus carnes y frotando sus genitales contra su cuerpo. Finalmente, ella se sent� sobre su pecho y se masturb�, corri�ndose sobre su castigada cara. Luego, para su sorpresa, pudo ver como la mujer se acercaba a la c�mara y la miraba f�jamente (sinti� como su coraz�n se deten�a y como el miedo lo inundaba), ella sab�a que hab�a una c�mara, se sinti� mal por enga�arla y peor al entender que, aquella paliza era consecuencia de aquel enga�o. Parec�a que lo mirara directamente a los ojos, Amber mostraba una expresi�n de enfado y asco. Luego di� media vuelta y desapareci�, no sin antes patear de nuevo su indefenso e inconsciente cuerpo, se sac� el dildo y lo introdujo profundamente en su boca, sac� unas cuantas fotos humillantes de aquel saco de huesos llamado Carlos antes de desaparecer para siempre. El arrepentimiento inund� su cuerpo. Aquella experiencia lo hab�a destrozado f�sicamente y ahora se arrepent�a, se arrepent�a profundamente por haber dejado aquella c�mara y haber echo enfadar a aquella diosa. FIN **************************************** * MORE ON HTTP://WOMNTOP.BLOGSPOT.COM * ****************************************