La historia de Daniel. Conozco a Blanca By Dan the diverman dmmbsr@gmail.com Verónica juega conmigo. Me presenta a su espectacular hija: Blanca Va pasando el verano, ya me he acostumbrado a ver a Verónica por casa, como hace bastante calor, suele ir ligera de ropa, por lo que va mostrando su musculatura constantemente, ahora es la más fuerte en casa, mucho más que mi padre, así que cualquier tarea que requiera fuerza, se encarga ella, no es raro verla cargar cosas de un lado a otro, me da la sensación de que a mi padre le ponen esas demostraciones de fuerza, y ella lo sabe, por lo que cuando él esta delante flexiona los brazos para que parezca más pesado lo que carga. Ayer mi padre decidió empezar a montar un gimnasio en uno de los dormitorios que tenemos en casa, así que hubo que bajar al sótano todos los muebles, se encargó ella, cuando le ofrecías ayuda te miraba con una sonrisa maquiavélica a la par que ponía una pose de concurso, una diferente cada vez, haciendo ver que ella tiene la fuerza suficiente para esas tareas, como era divertido, cada vez que pasaba descargada le ofrecía mi ayuda, y poco a poco fue haciendo todas las poses imaginables, pude ver los bíceps, tríceps, los abdominales, los dorsales, la parte posterior de la pierna con una flexión de los femorales, y gemelos que ensalzaban los glúteos, en fin, un espectáculo. Supongo que se dará cuenta que a mi también me ponen sus músculos, y juega conmigo como lo hace con mi padre; espero que Blanca haya seguido sus pasos, me encantaría tener una pequeña culturista en casa para poder jugar con ella, poder sentirla más cerca. Tras vaciar el cuarto colocamos el equipamiento que teníamos, mi padre y yo aportamos unos elásticos, una bicicleta estática y unas mancuernas de cinco kilos cada una, ella aporto sus mancuernas, su tamaño me pareció descomunal, cuando me quede sólo intente moverlas con una mano y no pude, tuve que usar ambos brazos para levantarla un par de veces, me fije en su peso: 30 kilos, con razón no pude con las bolsas cuando intenté ayudarla. Para el nuevo gimnasio, mi padre había comprado por internet una máquina multifunción con más de 150 kg de peso para poder ejercitar en casa, esta máquina la mandaron por mensajería, el día que llegó dos hombres la descargaron, con muy mala cara, tardaron no menos de 10 minutos en traer los paquetes, de uno en uno, aquello tenía que pesar una barbaridad, cuando terminaron el porte, estaba todo el recibidor de la casa lleno de cajas que parecían muy pesadas, aunque era divertido ver trabajar a Verónica levantando esos pesos, tampoco se trataba de esclavizarla, le dije que me iba a cambiar para ayudarla a subir todo al gimnasio, pero cuando regresé solo quedaban dos cajas, lo había subido todo, corrí a cogerlas antes de que bajase de nuevo, no quería quedar como un vago, me agache, cogí una de ellas y apenas la logré levantar unos centímetros del suelo, escuché a Verónica decirme que tuviese cuidado, que era mucho peso y me podía lesionar, le dije que la podíamos subir entre los dos, me miró atónita, apilo las dos cajas y las agarró por debajo como si no pesasen nada, mientras hacía esto se reía, los movimientos los hizo intencionadamente lentos, le gustaba dejar constancia de su superioridad física. Lentamente subió los peldaños estirando mucho los pasos para que los gemelos se ejercitaran, estos respondían explotando en una masa gigantesca, mi miembro estaba totalmente erecto, no podía aguantar un minuto más sin correrme, miré para otro lado y me relajé. Verónica empezó a montar la nueva máquina, era enorme, estaba el suelo lleno de piezas, pesas, cables, etc, cuando ofrecí mi ayuda me lo agradeció, pero me dijo que las piezas eran de alta resistencia y pesaban mucho para mi, aún así me pidió que le llevase algo fresco para beber, le acerque una botella de agua fría, puse algo de música y me senté a ver como trabajaba, ella me miró, y me dijo ?Eres como tu padre, a el también le gusta ver como trabajo con mis músculos, estoy segura que disfrutarás verme entrenar, en mi gimnasio desde que empecé a desarrollarme han ido aumentando las inscripciones, hasta el punto que no podemos aceptar más gente por seguridad. Cuando hago determinados ejercicios, muchos hombres, los menos tímidos, se aproximan a ver como levanto todo el peso que soy capaz, han llegado a aplaudirme. Algunas mujeres también lo intentan, pero es complejo y trabajoso llegar a tener mis músculos". Me asalta la curiosidad ?Lo que llamas equipo de entrenamiento básico, esas pesas de 30 kg, ¿para que son??, me contesta ?como ya te dije, cinco veces al día debo estirar y calentar los brazos y hombros, hago Curls alternos con cada brazo, curl de bíceps, elevaciones frontales alternas, press frontal con rotación, elevaciones frontales, encogimientos de hombros, remo horizontal y alguna cosa más, cuando quieras puedes usarlas, no son demasiado pesadas? entiendo que bromea, por si las moscas, cambio de tema ?Y tu hija cuando vas a animarte a traerla, tengo muchas ganas de conocerla, además, el verano aquí, cerca de la playa es mejor que en el pueblo, podría pasar con nosotros lo que queda hasta que empiece el instituto? Aunque ya me he acostumbrado a ver a Verónica por aquí, me sigue excitando cada vez que la veo lucir músculos o demostrar su fuerza, que es casi todo el día. Al día siguiente escucho ruidos en el gimnasio, creo que podré verla entrenando, me pongo un pantalón que disimule mi más que posible erección, subo a ver que son esos ruidos y la veo con ropa de gimnasio, ceñida a cada curva de su cuerpo empapada en sudor, con los músculos más hinchados de lo normal, pero con una sonrisa que cautiva, me saluda, me dice que está un poco sudada, que mejor no me abraza, le pregunto si necesita algo y me pide algo de agua; bajo a la cocina cojo una botella y se la subo, cuando regreso está ejercitando los bíceps, veo las venas saltar sobre esa montaña de músculo, ella me ve, y viendo que no me acerco, me invita a arrimarme ?Hazme un favor, no quiero parar la serie, coge la toalla que hay en la esquina, y sécame el sudor de los brazos, estoy empapada?, me acerco con la toalla, y con mucho cuidado la arropo y froto para quitarle el sudor. ?¿Te gusta lo que ves?? me fijo en mis pantalones y ya es vivible mi erección, me avergüenzo, me sonrojo, ella sonríe, y me dice que no me preocupe, que es normal, termina la serie y mientras estira y se seca con la toalla me explica: ?Hace tiempo que noté, que aunque la mayoría de los hombres sienten repulsa por un cuerpo como este? dice realizando una pose de doble bíceps frontal ?hay algunos hombres que sienten adoración por los músculos femeninos, incluso tiene un nombre, una especie de fetichismo, se llama estenolagnia, no es malo, al contrario, para las mujeres como yo es muy placentero sentirse adorada. Muchas veces esta adoración por los músculos va acompañada por la fascinación de demostración de fuerza, eso se llama cratolagnia, a estas alturas se que tu padre tiene estenolagnia y cratolagnia, y tenía dudas respecto a ti, pero evidentemente, viendo la mancha que se te ha formado en el pantalón solo con rozarme el bíceps mientras lo entrenaba, tengo claro que tu eres como el. No te imaginas lo feliz que me hacéis los dos. Para premiarte y como primer contacto con un cuerpo femenino como el mío, voy a dejar que me toques un músculo, pero solo uno; en caso de que me toques más, te castigaré, no te dejaré tocarme en mucho tiempo. Elige el músculo y lo flexionaré para que te guste más.? Me quedo atónito, intento memorizar las palabras, tengo que buscar en google sobre estas tendencias sexuales, quizás todo esto explique mi comportamiento, pero me dejo de tonterías y le digo que lo que quiero tocar son sus bíceps. ?Sabía que elegirías los bíceps, siempre lo hacéis, con el tiempo aprenderás que hay muchos más músculos, pero como te prometí los voy a flexionar, cuando estén a tono me podrás tocar, antes no.? Veo que se aproxima, me pide que me levante y empieza a flexionar y relajar su brazo derecho, cada vez que lo hace el músculo se infla más y más, el tamaño es descomunal, las venas riegan de sangre todo su volumen, me estoy mareando del éxtasis. Por fin me dice que llegó la hora, mantiene su brazo flexionado, con algo de tensión, pero sin llegar a temblar del esfuerzo. Nunca olvidaré este momento, la primera vez que disfruto de una demostración de este tipo, poso mi mano sobre su montaña de músculos suavemente, me llama la atención su temperatura, está caliente, casi febril, lo acaricio, lo palpo buscando su forma, lo agarro con toda la palma, no tengo mano suficiente para cubrirlo, me espeta ?pero no lo va a apretar, eso os encanta, debes intentar deformarlo? le hago caso, aprieto mi mano, es como intentar deformar una piedra, empujo el brazo hacia atrás, tampoco se mueve, no soy capaz de deformarlo nada, suelto mi mano y con un dedo intento clavárselo, pero lo mismo de antes, no logro deformar su maravillosa forma. Vuelvo a la caricia, ella, viendo la situación relaja el brazo, en ese momento ya puedo deformar la carne, el músculo flácido es más maleable, le hago un pequeño masaje, y en ese momento cuando tengo el músculo flácido en mi mano, vuelve a tensar el brazo, esta vez con más energía, mi mano no tiene otra opción que volver a la posición inicial, pero esta vez ha subido el bíceps hasta dejar mi mano atrapada contra su antebrazo, miro a su cara y está esgrimiendo esa sonrisa de niña traviesa que tanto le gusta ?Eres mío, ya no te puedes soltar, estoy impresionada con tu sexualidad, no puedo creer que te hayas vuelto a correr, tan solo tocándome el bíceps, y más cuando no han pasado diez minutos de la última vez? miro a mi entrepierna y efectivamente vuelve a haber otra mancha más, esta vez no me sonrojo, me libera y nos reímos un rato juntos. Me dice ?Sabía que te gustaría verme entrenar, no falla, quizás deberíamos montar unas sillas para que tanto tu como tu padre pudieseis disfrutar de este espectáculo, ten en cuenta que entreno tres veces al día, durante dos horas, y por lo menos dos de ellas las quiero hacer aquí para mis nuevos hombres?. Le tomo la palabra me busco una silla y me siento hasta que termina el entrenamiento. Hoy por fin es el día que conoceré a Blanca, estoy muy ilusionado, Verónica ha salido con mi padre a recogerla, va a traer equipaje para un par de días, más que nada para no meternos presión ni a mi, ni a ella. Escucho el coche aparcando fuera, estoy nervioso, me acerco a la puerta, y cuando van a abrir, tiro de la manilla, veo a mi padre con Verónica que me tapan la vista, al ver mi expresión se ríen y retiran para que vea a Blanca, como describirla, es una chica de 17 años, guapísima, pelo moreno ondulado, como su madre, le cae parte por delante, hasta sus abundantes y turgentes pechos, la cara es la de una modelo, con ojos azules, una tez oscura del bronceado veraniego, una sonrisa como la de la madre, que deja ver sus dientes blancos, un cuello fino, espalda ancha y curvas para perderse; va vestida con el estilo de la madre, con un traje ajustado, que marca muy bien su cintura, ensalza sus pechos, deja un hueco para ver su barriga, plana, sin duda, pero poco entrenada, las piernas, al igual que todo su cuerpo son para dedicarles poesias, pero sin rastro de músculo. Aún así, es imposible no enamorarse de una chica así, tiene que tener cientos de novios y pretendientes. Me presento, le digo ?No me puedo creer cuanta belleza, no se puede negar que eres hija de tu madre, como me alegro que hayas heredado su genética?, ella me mira sonriente, me agradece el piropo y me acompaña al porche trasero, le ofrezco una bebida, me pide una cerveza, busco la aprobación de su madre, y tras esta se la sirvo, nos sentamos los dos, mientras mi padre y Verónica se pierden en la casa. Le digo ?Llevaba mucho tiempo oyendo de ti, y tenía muchas ganas de conocerte, pero en todo lo que tu madre nos ha contado, nunca nos dijo que fueras tan guapa?, vuelve a sonreír ?Muchas gracias de nuevo, vas a conseguir que me sonroje, efectivamente me parezco a mi madre antes de que se pusiese como un hombre, no me gustan nada sus músculos?, me ve como cambia mi expresión, me entristece tanto que no apruebe la imagen de su madre, me dice con incredulidad ?pero, ¿A ti te gusta una mujer con tanto músculo que parece un hombre?? Le contesto, ?No creo que parezca un hombre, los músculos de tu madre son muy femeninos, y su carácter es muy afable, nada violento; no es que me gusten o me dejen de gustar, lo que me gusta de tu madre es que no le avergüence ser diferente, luchar contra su entorno, además, la razón por la que se ejercitó la veo muy noble?, ella me mira con desconfianza ?¿te ha contado nuestra historia?? le contesto ?bueno, no se si con todo el detalle, pero lo más básico si, se que hubo un hombre que os maltrató, y ella se defendió. Por lo que sé, ahora ya no tenéis problemas?, me mira aliviada, ?es muy difícil para mi explicar mi pasado, o justificar el aspecto de mi madre, me alivia saber que conoces nuestro pasado, y aun así nos respetas.? le contesto ?Pero como que os respeto, ¿Como no os voy a respetar? lo habéis pasado muy mal, y me alegro que el culpable de vuestras desdichas haya salido perdiendo, además, el cúmulo de circunstancias nos ha llevado a esta situación, en la que me puedo tomar una cerveza contigo tranquilamente tomando el sol?, me sonríe y se empieza a relajar ?Sabes, desde que mi madre entrena y tiene esos músculos, me cuesta mucho tener amigos, antes tenía un novio, pero me cogió miedo, me dijo que era como mi madre, yo intenté decirle que no, que yo no entrenaba, pero aun así se corrió la voz en mi instituto de que tenía mucha fuerza, y todos los chicos me dieron la espalda?, no daba crédito ?pero Blanca, es evidente que tu no tienes la fuerza de tu madre, y aunque la tuvieses eso no creo que sea negativo, al contrario, a nosotros nos ha venido muy bien estos días la fuerza de tu madre para mover alguna cosa por aquí?, me contesta ?Bueno, no tengo la musculatura de mi madre, pero yo he heredado también la fuerza de las mujeres de mi familia, si quieres te lo demuestro, pero se que saldrás corriendo cuando lo veas.? Me río con fuerza, y acepto el reto, nos vamos al interior de la casa, la sigo ansioso con lo que está por venir, me pide que tome asiento en la mesa de la cocina, ella se pone enfrente, se sienta y pone el brazo para hacer un pulso, la miro con incredulidad, dice ?venga, echemos un pulso, es la forma más efectiva de demostrarte mi fuerza, no creo que te gane, tu eres un chico muy fuerte, se ve que entrenas, pero no tienes nada que perder? pongo el brazo en posición y cuento hasta tres para empezar, dice ?bueno, si no das todo lo que tienes no voy a poder demostrarte nada, aprieta con todas tus fuerzas? conforme aumento la presión es como si estuviese luchando contra una pared, nada, no se movía ni un milímetro, cuando llevaba así unos minutos me empezaron a flaquear las fuerzas y me fui rindiendo poco a poco, ella en ese momento cedió, y logré ganarla, pero no me quedaban fuerzas. ?Ves como soy fuerte, sabía que me ganarías, pero desde luego te he presentado batalla; y ahora que, ¿saldrás corriendo?, no te preocupes por mostrar tu desengaño, no serás el primer chico que se aleje de mi tras esta demostración? aún me duele el brazo, y estoy seguro que me ha dejado ganar, le digo ?Pero que dices, porqué me iba a alejar de ti un solo metro, el que seas más fuerte que yo no es un problema, al contrario, creo que es sexy? veo como le brillan los ojos, que he hecho, está apunto de llorar, veo que me abraza con demasiada fuerza ?Mi madre tenía razón, sois muy especiales, tu padre y tu; vamos a pasar un verano estupendo, tengo ganas de conocerte.? Regresamos a las hamacas con otra cerveza, le pregunto por eso que decía de la genética, y me responde ?En mi familia cada dos generaciones la primogénita desarrolla una fuerza descomunal, parece que ha habido una excepción con mi madre, porque mi abuela tenía esa fuerza, y me tocaba a mí poseerla, sin embargo creo que es mi madre la agraciada, por lo que será mi primera hija la que tendrá esa fuerza?, la interrumpo y le digo ?Pero tu tienes mucha fuerza, sin apenas músculo eres capaz de vencerme en un pulso? se sonroja, y me dice ?pero no te vencí, ganaste tu limpiamente?, me río, ?venga ya, te dejaste ganar, era imposible mover tu brazo ni un milímetro, me podías haber machacado en el primer instante, pero tenías miedo?, se sonroja de nuevo ?¿de verdad piensas eso?, ¿y no te importa que sea tan fuerte de verdad?? le contesto ?ya te lo he dicho, me parece sexy, confiésalo, te has dejado ganar.? Me mira sonriendo y dice ?Pues si, efectivamente, apenas sentía que apretabas, pero no quiero tener problemas, no quiero herir tu ego, cuando he machacado a un chico en un pulso me ha dejado, y no llevo bien el rechazo? La miro con lástima, ?aquí eso no va a pasar nunca, no te preocupes, por cierto, has intentado ver cual es el límite de tu fuerza, cuanto puedes levantar, porque creo que es muy sexy, y arriba tenemos equipamiento para hacer las pruebas que queramos.? Me analiza para ver si estoy de broma, ?no se si estás hablando en serio, pero no, nunca he hecho el experimento, si quieres lo miramos, pero de verdad, no quiero que me hagas daño, podríamos llevarnos muy bien así, y si te ríes de mi o sales corriendo me dejarás hecha polvo.? La agarro de la mano y voy arrastrándola escaleras arriba, hasta el gimnasio, la invito a coger una de las pesas de la madre, la coge con una mano, con mucha dificultad y la levanta, ahora empieza a realizar un curl de bíceps, veo que tiembla un poco y cuando completa una repetición dice, ?Uff es duro, parece mentira la fuerza de mi madre, como digo, ella ha heredado el gen de mi familia. ¿Qué? ¿Satisfecho?? la miro con emoción, y le aseguro que a mi me cuesta despegar del suelo la pesa, nos vamos al porche a seguir conociéndonos. Continuará?