La historia de Daniel. El descubrimiento. By Dan the diverman dmmbsr@gmail.com Mi primer encuentro con una culturista. Mi padre me pone los dientes largos Antes de nada, me presento, me llamo Daniel, tengo 18 años, estoy en mi último verano antes de empezar la universidad, quiero estudiar arquitectura, porque tiene el equilibrio adecuado entre arte y técnica, aunque la crisis actual no deja mucho lugar a futuros trabajos, pero es un poco pronto para preocuparme por eso. Vivo con mi padre desde que mi madre falleció de cáncer hace ya ocho años. La relación con mi padre no es muy buena, creo que me exige demasiado y el se toma su vida muy a la ligera. Vivimos en un chalet en Tarifa. Narro la historia en tiempo real, conforme fueron pasando los hechos, de manera que no adelanto nada de lo que está por venir. Anoche mi padre vino a casa con una nueva “amiguita”, esta vez una chica atlética, joven, quizás 30 años, no entiendo porqué no busca ligues de su edad; como siempre, me tengo que ir a mi cuarto a escuchar los cuchicheos, las risas, y en el silencio de la noche, los golpes de la cama, los gemidos, … Mañana cuando me levante, volveremos a estar los dos solos; no comprendo el doble discurso que mantiene, sobre la ética, el respeto a las mujeres, cuando el cambia cada día; desde que murió mi madre y pasó el luto, ha ido cambiando, probando con todo tipo de chicas, algunas mayores otras más jóvenes, algunas parecían modelos, otras se habían descuidado; desde luego, hace tiempo que dejé de recordar sus nombres o de hacer amistad con ellas. Después de jugar a la consola unas pocas horas y navegar por internet un buen rato, me acosté, ya no se oían ruidos, ya se había marchado, ahora a esperar a la siguiente. Esa noche fue “rara” recuerdo vagamente el que fue mi primer sueño erótico, iba en el asiento trasero del coche de mi padre por las carreteras del sur de Andalucía, como otras muchas veces; cuando nos adelantó una moto negra muy potente, la piloto era una chica que vestía un bikini negro, unas botas negras y un casco negro mate que dejaba salir su larga melena rubia. Pero lo que más me llamó la atención fue su musculatura, tenía unas piernas fuertes, unos gemelos exagerados, los cuadriceps se mantenían firmes pese a la velocidad; los tríceps se mantenían tensos debidos a las vibraciones que le transmitía la moto, en ese momento me desperté con una erección y una cantidad se semen increíble. No comprendía nada, ¡como me podía haber excitado una culturista!, ¡una chica con más músculos que yo!. Quizás el ligue pasajero de mi padre me había trastornado, intenté recordar el aspecto que tenía aquella dama, lo cierto es que apenas la vi con claridad, pero si que recuerdo unas botas altas que se deformaban tremendamente a la altura de los gemelos, desde atrás, ¡la minifalda permitía ver los cuadriceps enmarcando los biceps femorales! aquellas piernas no eran de una corredora o de una ciclista, esa chica debía entrenar muy duro para competir en algún campeonato de culturismo de alto nivel; no recuerdo nada más, supongo que iría con una chaqueta, tampoco recuerdo su cara o su pelo. Su voz era dulce, y aunque me saludó mi timidez no me permitió ver su rostro. Como me arrepiento ahora de no poder ponerle cara. Al recordar estas imágenes noto como la erección que ya se había ido, regresa, con la misma fuerza de antes, no puedo más que masturbarme pensando en esas piernas. Ojalá las vuelva a ver algún día. Me cuesta un buen rato dormirme, estoy desconcertado, siempre hemos tratado a las mujeres culturistas con desprecio, deberé mantener el secreto sobre mis gustos con mis amigos. Me levanto, me acerco a la cocina con la cara llena de legañas, con el pijama aún sucio del espectáculo de ayer, y me empiezo a preparar el desayuno; escucho la puerta del dormitorio de mi padre abrirse, se acabó la paz, ahora vendrá la reprimenda, la presión para que trabaje, la bronca diaria sobre el futuro, no entiendo esa falsa moral, no se como tiene el valor de exigirme nada, cuando el no es capaz de mantener una relación estable, de respetar a una mujer, y no a una mujer cualquiera, a la que ayer despachó tras beneficiársela. Cuando le veo le doy los buenos días con desprecio, pero su respuesta es alegre, esto es nuevo, parece contento. Bueno, entiendo que ayer se lo pasó bien, como me hubiese gustado ver el cuerpo de aquella chica, ver sus músculos, tocar su piel y sentir la rigidez de aquellas piernas. Cielos, me estoy excitando delante de mi padre, como se de cuenta no voy a saber donde meterme. Me voy al sofá, sabiendo que mi padre me gritará por comer en el salón, pero me da igual, quiero irritarlo. Sin embargo no me dice nada, no lo comprendo; por muy bien que fuese anoche, ¡nunca me ha permitido sentarme con la tostada y el cacao en el sofá!, enciendo la televisión y me pongo a ver unos videos musicales, ya no veo a esas artistas de la misma forma, busco un video de Madonna y lo que me llama la atención son esos brazos, cuando sale Shakira me obsesionan sus abdominales, me empiezo a preocupar. De repente escucho otra vez la puerta del cuarto de mi padre. ¿Será posible que el ligue de ayer haya pasado la noche aquí?, ¿que no la haya despachado después de la orgía de anoche?¿Tendré la oportunidad de ver otra vez sus piernas, o ver el resto de sus músculos?, efectivamente mis pensamientos obtienen una respuesta, y veo como aparece tras la esquina, tapada con el albornoz de mi padre, demasiado grande para poder ver nada, tan solo se ven los tobillos, ahora puedo ver que la espalda es anchísima, es morena, con el pelo ligeramente ondulado, aún lo lleva húmedo de la ducha que se ha dado, su cara es la de un angel, brilla, de repente la habitación la veo con más luz, su sonrisa enamora, veo como se acerca a mi padre y le da un pico; mi padre le agarra el brazo, veo como la acaricia y ella, con una mirada de complicidad flexiona los triceps quedando marcados en el albornoz se distingue la forma de sus músculos perfectamente. Mi padre se sonroja, se ríen como dos chiquillos y se van rápidamente al cuarto. No me lo puedo creer, la erección a vuelto, como me pone esta chica. Me acerco sigilosamente a la puerta de la habitación de mi padre para ver si puedo asomarme, ver con mas detalle a esa diosa. La puerta está cerrada, pego la oreja y escucho lo de siempre, golpes y gemidos. Busco una ranura, pero no hay nada, me voy a mi cuarto, me consolare con internet. Lanzo Google, y busco chicas con músculos, dos millones de resultados, lo traduzco a ingles, treinta y cuatro millones de resultados, bueno, tampoco soy tan raro, la primera página que aparece en ingles: www.girlswithmuscle.com, empiezo a navegar, no puedo parar de masturbarme, se me ha abierto un mundo nuevo, se me ha pasado la mañana entera, es la hora de comer. Me doy una ducha y bajo, esperando encontrarme otra vez con el ligue de mi padre, aunque lo cierto es que no tengo demasiadas expectativas. Bajo la escalera, y está ella sentada en el sofá, por fin puedo ver mejor su cuerpo, lleva la minifalda que llevaba puesta anoche, y un top que hace muy poco por tapar sus abundantes tetas. Pero no es esto lo que me llama la atención. Está relajada, viendo la televisión, veo que es grande, pero no distingo ningún músculo, quizás todo esto haya sido mi imaginación, quizás se trate tan sólo de una chica con algo de sobrepeso y una cara y pechos increíbles. Me siento en el sofá del lado, la saludo y me presento, ahora que la veo con algo de sobrepeso, me cuesta menos dirigirme a ella. Me dice que se llama Verónica, y me habla de cosas intrascendentes, parece simpática. Viene mi padre de la cocina, trae una cara de felicidad como la que tenía esta mañana, se agacha sobre Verónica y la besa, ella le responde, levanta sus brazos y veo que el sobrepeso que había supuesto eran los músculos que había adivinado a través del albornoz esta mañana; me quedo mirando mientras se marca en mi pantalón la enésima erección, debo quedarme mucho rato mirando porque escucho a mi padre preguntarme si estoy bien, desvío la mirada de sus brazos a sus caras y me doy cuenta que me están mirando atónitos; cruzo las piernas para disimular un poco, les explico que estaba pensando en algo, y me pongo a ver la televisión, mientras ellos se enrollan delante mía, de vez en cuando miro de reojo, y como estaba suponiendo, las piernas que ahora pensaba que tenían sobrepeso, no era más que músculos gigantescos relajados, veo como cuando mi padre acaricia su piel, ella responde flexionando cada grupo muscular, la erección es dolorosa, pero ahora no me podría levantar sin que se me notase mi estado. Afortunadamente no están mas que acariciándose, pero ese juego de flexionar y relajar los músculos me está volviendo loco. Mi padre le pide con un susurro que le muestre sus abdominales, se levanta el top hasta ver la parte inferior de sus enormes tetas, tiene unos abdominales marcados, pero me sorprende la falta de profundidad, hasta que los flexiona y aparecen las pastillas de chocolate, con unos canales profundísimos, me corro, esta imagen es demasiado para mi, cojo una revista y me levanto disimuladamente tapando mi húmeda entrepierna, cuando salgo mi padre me recuerda que vamos a comer ahora, que no me vaya muy lejos. Me cambio otra vez de ropa, me aseo y bajo a almorzar. Cuando llego, están ya sentados en la mesa, comemos pasta y cuando ya no puedo más, mi padre saca un filete que ocupa el plato, le digo que no podré comer más, y me dice que no me preocupe, que eso es para Verónica; a estas alturas no puedo mantener la mirada, por lo que le pregunto que como se puede comer ese filete tan grande, con lo en forma que está. Me contesta con esa voz que embelesa, “Ahora estoy entrenando para ganar masa muscular, y cuando estoy en esa fase, necesito ingerir mucha proteína” para demostrarlo (como si hiciese falta) levanta un brazo y lo flexiona, mostrándome el mayor músculo que he visto en mi vida. Me vuelvo a excitar, afortunadamente la mesa me protege. Le digo, todavía con mucha timidez, “Es impresionante, nunca había visto un bíceps tan desarrollado”, ella sonríe y me lo agradece, relaja la pose y se pone a comer la carne, no me lo puedo creer, he vuelto a manchar el pantalón; veo que mi padre me mira, intentando adivinar lo que pienso, no le hago caso, de todas formas no logro concentrarme en nada al ver como los músculos, ya evidentes, no dejan de saltar cuando manipula los cubiertos o cuando coge el vaso de agua. Terminamos de comer y mi padre me invita a salir de casa, me dice que me vaya con algún amigo, o al cine o donde quiera, ¡me ofrece el coche! no salgo de mi asombro, nunca había pasado esto. Cojo las llaves del coche y me voy a buscar a mis amigos, necesito un poco de descanso. Cuando llego a casa de Guillermo, no me animo a decirle nada de lo que he sentido, de lo que he visto, tan solo le digo que mi padre está con otro ligue y me quería fuera de casa, así que me ha dejado el coche. Nos vamos a cenar, al cine y regreso a casa tarde. Subo a mi cuarto, y no escucho nada, espero que mi padre mantenga a este nuevo ligue más tiempo. Después del día tan duro, me acuesto. Continuará...